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EDUCAR CON DISCIPLINA Y AMOR

La educación de los niños es el proceso que favorece e impulsa el desarrollo, crecimiento


y maduración. Dicha educación ha de incluir disciplina, límites y normas, pero también y
sobre todo amor.
Hablar a los niños de forma que estos entiendan el mensaje correctamente, no es fácil,
pero sin embrago hay muchas maneras de cómo comunicarse, lo ideal es buscar la mejor
forma para hacerles saber lo mucho que sus padres los aman.
Cuando los niños se sienten amados van conformando un molde de amor que siempre
van a tener presente ante cualquier situación, un niño lleno de amor va a ser una persona
completamente feliz y segura, porque tuvo buenos cimientos para conformar su vida. Los
padres que trabajan día a día con disciplina es mucho más fácil enfrentar las diferentes
situaciones por las que pasen sus hijos en adelante.

El educar con disciplina y amor, es una forma de vivir y de criar a los niños que se basa
en el respeto mutuo entre padres e hijos. Cuando un adulto se ocupa de la educación de
un niño pone en marcha una serie de prácticas que engloban actitudes, conductas y
creencias, que tienen como finalidad enseñarle y encaminar su desarrollo; esto es lo que
se conoce como estilo educativo, y la disciplina positiva es la tendencia que se basa en el
respeto y se apoya en la afectividad.

La ausencia de disciplina tratando de evitar el estilo anterior y el autoritarismo se puede


caer en el error de seguir otra tendencia que se caracteriza por una excesiva
permisividad, o ausencia de disciplina. En este caso el niño hace lo que quiere y los
mayores se lo permiten; no respeta a los adultos que le tienen a su cargo, y tampoco
aprende a respetar a otras personas. Las consecuencias negativas de la ausencia de
disciplina también son muchas y muy peligrosas: baja autoestima, poca tolerancia a la
frustración, dependencia emocional, falta de motivación y escasa capacidad de esfuerzo,
ausencia de empatía, etcétera.

Muchos padres dan por sentado que sus hijos saben que los aman, otros piensan que con
solo decirles una frase de “te quiero”, ya ellos tienen que saberlo, pero no es así, los
padres deben tanto demostrarlo como decírselo diariamente, es de suma importancia que
los hijos lo sientan de corazón.
Desde los primeros años de vida, el niño necesita amor, primero con su madre como
reflejo de la alimentación que le proporciona y al darle esta, va creando un vínculo entre
ambos. Luego cuando el niño va creando su independencia ya no solo recibe amor, ahora
es capaz de darlo no solo a sus padres, sino también a las personas con las que convive
diariamente, y conforme vaya creciendo si el niño recibe amor, sigue expresándolo a los
demás.
Aunque con el pasar del tiempo no siempre el niño va actuar respondiendo al amor que
sus padres le mostraron, como por ejemplo en la adolescencia, que es una etapa
sumamente difícil, donde los sentimientos van a estar en conflicto; como padres los más
importante es seguir demostrándoles amor.
El amor y la disciplina debe ser uno de los componentes más importantes a tener en
cuenta cuando hablamos de educación. Cuando se disciplina con amor a un hijo se le
están brindando las herramientas para la vida; a través de la misma se enseñan la
perseverancia, la constancia, la voluntad y el respeto. Un pequeño que es criado con
amor y disciplina, aprende a alcanzar sus metas, es luchador, con una autoestima
saludable y seguro de sí mismo.

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