Está en la página 1de 9

¿Por qué debería prescindirse de la prescripción de los psicofármacos?

En primer lugar me gustaría comenzar por definir que es un fármaco, el cual


señala Elliot (1965) como:

Cualquier sustancia o mezcla de sustancias usada o que


pretende ser apropiada para el uso, fabricación o venta
para su empleo en: a) diagnóstico, tratamiento, mitigación,
modificación o prevención de una enfermedad, de un
estado físico o mental anormal o los síntomas de la misma
en los seres humanos; o b) restaurar, corregir o modificar
algún estado somático, psíquico o función orgánica en los
seres humanos. (p.938)

Entonces, el fármaco seria alguna sustancia que se puede emplear cuando se


tenga una condición médica que lo amerite con el fin de provocar un efecto de
curación a la persona que la utilice. Ahora bien, ¿que vendría siendo entonces un
psicofármaco con exactitud? Los psicofármacos, también llamados sustancias
psicotrópicas o psicoactivas, vendrían siendo aquellos medicamentos que actúan
específicamente sobre las personas que los consumen a nivel del sistema nervioso
central produciendo cambios o alteraciones en los procesos mentales como lo son:
el pensamiento, la percepción, atención, las emociones, toma de decisiones, entre
otros, también puede actuar en los estados de conciencia y comportamiento que
pueden considerarse patológicos o no.

El avance que se dio para que surgiera la psicofarmacología moderna fue a


partir de mediados del siglo XX, pasando a ser una innovación dentro del campo
de trabajo la salud mental, particularmente en el ámbito de la psiquiatría. Del cual
señala el psiquiatra Hosbon (1999) que:

No hay duda de que el desarrollo de drogas que


interactúan con el sistema químico del cerebro-mente es el
avance más importante en la historia de la psiquiatría
moderna. Las drogas son fundamentales para los intentos
del hombre de corregir trastornos debilitantes como la
esquizofrenia, la manía y la depresión. (p.262).

Esto vino a comenzar entre la década de los años 50-60 con la administración
de sales de litio para tratar y prevenir trastornos de humor y a aparición de los
primeros antipsicóticos como tratamiento base de la esquizofrenia (Uruchurtu,
2010). Esta disciplina ha dado grandes avances, por ello actualmente los
psiquiatras cuentan con una amplia variedad de psicofármacos clasificados dentro
de las siguientes categorías: antidepresivos como los tricíclicos o inhibidores de la
recaptación de serotonina; estabilizadores del ánimo o eutimizantes como las sales
de litio o anticonvulsivos; ansiolíticos o sedentes como la benzodiacepina o los
barbitúricos; y por último neurolépticos como antipsicóticos típicos o atípicos.
Estas categorías se dieron para buscar de emplear el que mejor le convenga al
caso que estarían tratando.

Es por ello que la prescripción de los mismos se ha vuelto esencial de cierto


modo dentro de del tratamiento psiquiátrico, pues si se usa correctamente puede
llegar a disminuir o eliminar numerosas formas de malestar que presente el
paciente a nivel psicológico, el cual ha sido situaciones que lo alteraran de tal
manera que este presentando algún trastorno mental como lo puede ser el
trastorno obsesivo-compulsivo, la ansiedad, la depresión, la esquizofrenia, entre
otros.

Asimismo, se presenta un incrementando cada año más el uso de


psicofármacos o sustancias psicotrópicas en varias partes del mundo, como es el
caso de España el cual según los datos de la Agencia Española de Medicamentos
y Productos Sanitarios publicados en el año 2013 se dio un incremento del 200%
en el consumo de antidepresivos entre los años 2000-2013; o como sería el caso
de argentina el que Según el Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos
(Safyb), entre 2007 y 2016 la venta de ansiolíticos o sedentes, principalmente de
la  benzodiacepinas e hipnóticos aumentó un 53%. Resultando algo preocupante
para muchos profesionales, pues cuando se utilizan estos como parte del
tratamiento es común que se administren durante varios meses, pero se tiene que
tomar en cuenta la dependencia que se puede generar con el uso prolongado.

Pero está claro que esto no significaría que todos los profesionales de la salud
mental estén de acuerdo con prescribir el uso de dicho fármacos, pues desde su
desarrollo ha habido fuertes resistencias sobre el empleo de los mismos, los cuales
se pueden ver presentes incluso en la actualidad. Esto se debería al uso sin
prescripción médica, abuso de la sustancia pero principalmente a los efectos
colaterales que estos pueden acarrear, los cuales se describirán a continuación
junto con una explicación de cada uno de los mismos:

En primer lugar encontramos los antidepresivos, lo que comenzaron a


utilizarse en  la década de los años 50 cuando se desarrollaron los antidepresivos
tricíclicos (ADT), que tienen como mecanismo de acción la alteración de los
niveles de monoaminas en la hendidura sináptica, así como también, los
inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO). Seguidos de otra generación de
antidepresivos que como señala Uruchurtu (2010) fueron denominados como los
“inhibidores de la recaptación de serotonina (ISRS), inhibidores reversibles de la
monoaminooxidasa (RIMA) antidepresivos noradrenergicos y serotoninergicos
específicos (NaSSA) inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina
(IRNS)”. (p.11)

Estos medicamentos son utilizados en casos de pacientes con depresión,


trastorno de ansiedad, trastorno de estrés postraumático, trastornos alimenticios,
trastornos de personalidad, entre otros. Según Heerlein (2002) estos fármacos
actualmente: “Tienen un efecto serotoninérgico o catecolaminérgico, ya sea
actuando a nivel presináptico o bien actuando como agonistas o antagonistas de
los receptores postsinápticos. Estos mecanismos finalmente concluyen en la
misma vía común, cual es, favorecer la transmisión monoaminérgica” (s/p). De
modo que, al aumentar o imposibilitar la actividad de neurotransmisores como la
serotonina y noradrenalina se estaría dando paso a que disminuyan la cantidad de
los síntomas que presentan los trastornos mencionados anteriormente.

Ahora bien, entre sus reacciones adversas más comunes encontramos la


arritmia (ritmos cardíacos irregulares graves), ansiedad, irritabilidad, disminución
del deseo sexual, dificultad para llegar al orgasmo, mareo, estreñimiento,
resequedad en la boca, insomnio, fatiga, aumento de peso, náuseas y temblor. Se
tiene que tomar en cuenta que estos pueden presentarse las primeras semanas del
tratamiento y después disminuir o eliminarse, y/o variar dependiendo de tipo de
antidepresivo que se este tomando. Otro punto importante es que tal cual como
expone la Royal College of Psychiatrists (2009):

Los fármacos antidepresivos no causan la misma adicción


que los tranquilizantes, el alcohol o la nicotina. No actúan
rápido, no hay que ir aumentando la dosis para obtener el
mismo efecto y no causan síndrome de abstinencia. Sin
embargo, algunas personas cuando dejan de toman los
ISRS y IRSNs sufren síntomas de abstinencia. Estos
incluyen molestias estomacales, síntomas parecidos a los
de la gripe, ansiedad, mareos, sueños vívidos de noche o
sensaciones como descargas eléctricas. En la mayoría,
estos síntomas son leves, pero en un pequeño número de
personas pueden ser muy graves. En general, es mejor
disminuir la dosis de un antidepresivo poco a poco en
lugar de parar de repente. (p.2)

El segundo psicofármaco seria los estabilizadores de ánimo o eutimizantes se


utilizan para el tratamiento del trastorno bipolar, trastorno depresivo mayor,
trastorno límite de personalidad, trastorno histriónico y prevención de ciclotimia
con la finalidad de que estos ayuden a mantener al paciente en un estado de ánimo
constante y balanceado (Álamo y et al. 2011, citando a Pérez y et al. 2003). Este
grupo está conformado por las sales de litio, la cuales se utilizaron por primera
vez para tratar trastornos afectivos a finales de los 1940, teniendo su auge en
1960, y los anticonvulsivos como  ácido valproico o la carbamazepina,
comenzando a utilizarse en los años 70 como otra opción a parte de las sales de
litio (Uruchurtu, 2010).

Entre las consideraciones que hay que tomar en cuanto a ello se encuentra que
la cantidad para que se produzca el efecto estabilizador que estos pueden brindar y
la necesaria para la intoxicación es angosta, haciendo que sea necesario que se
lleve un control de los mismos a través de análisis de sangre en el que se verifique
su nivel. Igualmente puede originar cualquiera de los siguientes efectos
secundarios: diarreas, acné, temblores, pérdida de cabello, doble visión, aumento
de peso, sed, retención de líquidos, fatiga entre otros.
El tercer tipo de medicamento a exponer son los ansiolíticos o sedantes, estos
fármacos pueden ser las benzodiacepinas (como diazepam y lorazepam),
barbitúricos, sedantes de corta acción (como zolpidem y eszopiclone),  y
buspirona. Estos han sido uno de los grupos de fármacos más recetados en gran
parte de países desarrollados, siendo su uso principal es el tratamiento a corto
plazo del insomnio y de los trastornos de ansiedad.

Este tipo de psicofármaco son agentes depresores por lo que ejercen su efecto
sobre el sistema nervioso, induciendo una decadencia en el nivel de actividad del
individuo. Generalmente actúan sobre la hormona GABA, potenciando su acción
inhibitoria. López et al. (2010) explica que:

Las benzodiacepinas actúan específicamente dentro del


sistema nervioso central, más selectivos que otras drogas
como los barbitúricos, que actúan particularmente sobre el
sistema límbico, comparten estructura química similar y
tienen gran afinidad con el complejo de receptores
benzodiazepínicos. Son agonistas completos a nivel de su
receptor celular en la producción de propiedades sedantes
y ansiolíticas. (p.557)

Estos pueden producir las siguientes reacciones adversas según las


investigaciones de López et al. (2010):

somnolencia, sedación, ataxia, disartria, disminución de


las habilidades psicomotoras, confusión, astenia muscular,
amnesia anterógrada, vértigo, malestar estomacal, visión
borrosa y otros cambios en esta, dolor de cabeza,
confusión, depresión, trastornos de la coordinación y del
ritmo cardíaco, temblor, debilidad, efecto resaca
(tambaleos) sueños inusuales o pesadillas, dolor de pecho,
ictericia, reacciones paradójicas, tolerancia cruzada
(alcohol). En ocasiones pueden producir conducta agresiva
y hostil, o un estado inicial de nerviosismo antes de que se
establezca el efecto ansiolítico o sedante. Pueden
producirse reacciones de hipersensibilidad, y por vía
endovenosa rápida, hipotensión y depresión respiratoria.
(p.562)

También, es de suma importancia tener presente que la interrupción de la


administración de los ansiolíticos después de haberlo usado durante un tiempo
prolongado causa ansiedad, irritabilidad y problemas de insomnio. Pues se han
presentado caso de síndrome de dependencia así estos, pero como he expuesto
antes todo dependerá del paciente y el uso que este le dé.

Por último, se encuentran los antipsicóticos o neurolépticos, utilizados para


tratar fundamentalmente casos de esquizofrenia aunque se puede emplear en
ciertos otros trastornos psicóticos, bipolar, obsesivo-compulsivo, entre otros.
Estos se dividen en 2 tipos, los de primera generación y los de segunda
generación, los primeros se caracterizan por tener “la propiedad común de
bloquear los receptores dopaminérgicos, difiriendo entre sí por su capacidad para
bloquear los receptores de histamina, los alfa 1 adrenérgicos y los
muscarínicos/colinérgicos. Sin embargo, están desprovistos de la capacidad para
bloquear los receptores serotoninergicos” (Bojórquez, Arévalo, Castro, Ludowieg
& Orihuela, 2017, p.387).

Gracias a esto se permite que se disminuyan los síntomas positivos de la


esquizofrenia y otros trastornos psicóticos, pero no tienen tanto efecto cuando se
trata de disminuir los síntomas negativos de dichos trastornos. Entre sus efectos
adversos se encuentran como sedación, embotamiento cognitivo, mareo, rigidez
muscular, temblores, aumento de peso, somnolencia y contracciones
involuntarias.

Mientras, que los antipsicóticos de segunda generación como postulan García,


Apiquian y Fresán (2001) son “fármacos capaces de bloquear receptores D2 de
dopamina y receptores 5HT2 de serotonina, sin embargo, algunos de estos
antipsicóticos atípicos tienen efecto en otros receptores, los cuales han sido poco
explorados hasta el momento”. Entre sus efectos colaterales están principalmente
el síndrome metabólico (exceso de grasa en el área del abdomen, resistencia a la
insulina e hipertensión) y discinesia tardía (trasotorno caracterizado por
movimientos involuntarios).

Asimismo, a pesar de las reaccione adversas que se explicaron anteriormente


considero que el uso de psicofármacos puede llegar a ser necesario en ciertos
casos, con los que se debe contar con un diagnostico establecido después de pasar
por una evaluación exhaustiva para que de esta forma el psiquiatra seleccione el
medicamento más adecuado al caso. De modo que, si el paciente presenta un
cuadro caracterizado por la presencia de ansiedad pues lo más favorable seria
recetar algún fármaco ansiolítico, o si por el contrario lo que presenta es una
depresión mayor se le recetarían antidepresivos.
A su vez, el especialista debe estar al tanto de todos los efectos
contraproducentes que puede ocasionar el psicofármaco que desee aplicar en cada
caso. Así como también, este debe informar de estos efectos al paciente y a los
familiares de este, en caso de que lo amerite y dejar en claro que estos efectos
pueden presentarse, como puede que no. Igualmente, hablarle de manera sencilla
en términos que ellos puedan comprender sobre todo aquello que implica
comenzar un tratamiento con fármacos, así como lo son los periodos en los que se
va a ir probando el medicamento, la cantidad del mismo, cuanto tiempo durara
con tomándolo, entre otras especificaciones, para que así ellos se encuentren al
tanto de todo lo que implica el tratamiento.

Debido a que, muchas personas pueden venir a la consulta con una concepción
errónea sobre lo que es una enfermedad mental, al punto que llegan a
estigmatizarla, seria deber del especialista explicarle tanto al propio individuo,
como de los familiares sobre la enfermedad en general y sobre el cuido que se
debe tener. Y aunque ciertamente, la medicación de un paciente es función del
psiquiatra sería de gran ayuda que se trabajara con un equipo multidisciplinario,
siendo relevante que el paciente asita a psicoterapia, puesto a que el medicamento
por sí solo no va a producir resultados realmente significativos. Ya que, puede ser
necesario que este pueda desarrollar recursos como las estrategias de
afrontamiento de estrés o resolución de problemas y mejorar las habilidades para
la vida.

De esta forma, se posibilita la reincorporación de esos individuos tanto dentro


del entorno social como el familiar e incluso laboral, pues más allá del tratamiento
médico, se debe comprender que la asistencia que se dé requiere que sea impartida
a partir del entendimiento de la atención psicosocial, la que ayudaría a encaminar
sus acciones a la construcción de la aceptación y de mejorar su relación con su
con sus pares.
Ahora bien, considero que también sería importante que como señala Pacheco,
et al. (2010) que: “Lo que habría que valorar también es el riesgo de no tratar la
enfermedad mental, frente al riesgo de tratarla con determinados psicofármacos.
Es decir, qué puede pasar si se deja una enfermedad mental grave a su libre
evolución” (p.33). Pues esto le daría una visión más amplia sobre si en ese caso
específico es realmente necesario o no el uso de fármacos.
Es por ello que me gustaría concluir dando ejemplo de las consecuencias que
pueden llegar a ocurrir si no se utiliza sustancias psicotrópicas en ciertos
diagnósticos, los cuales fueron descritos de la siguiente forma por Pacheco, et al.
(2010):

De las Psicosis en general: Deterioro progresivo del


paciente, severa distorsión familiar, divorcio,
repercusiones negativas en la educación de los hijos,
consumo de sustancias tóxicas, problemas legales,
problemas económicos, suicidio y homicidio. De la
Depresión Mayor: Empeoramiento del paciente, severa
distorsión familiar, divorcio, repercusiones negativas en la
educación de los hijos, consumo de sustancias tóxicas,
problemas laborales, problemas económicos y suicidio.
Del Síndrome Maniforme: Empeoramiento del paciente,
severa distorsión familiar, divorcio, repercusiones
negativas en la educación de los hijos, consumo de
sustancias tóxicas, problemas laborales, problemas legales,
problemas económicos y conductas impulsivas de gran
riesgo vital. (p.33)

Por ende, siempre se va a tener que tomar en consideración múltiples factores


que podrían afectar al paciente directamente o indirectamente, y no solo dejarse
llevar por los efectos contraproducentes que le pueden ocurrir o no. Es decir, que
se tiene que prestar atención a la relación “riesgo/beneficio”, de igual manera
como si se trata cualquier otra enfermedad no relacionada al ámbito psiquiátrico,
(Pacheco, et al. 2010).
Referencias

Salazar, M. Peratal, C. y Pastor, F. (2009). Tratado de psicofarmacología: bases y


aplicación clínica. España: medica paramericana. Recuperado de:
https://books.google.co.ve/books?
id=ugBvQChj4JAC&printsec=frontcover&hl=es#v=onepage&q&f=false

Elliott, G. (1965). Clinical pharmacology. S.A. Medical journal, Vol.3(2), 938-


941. Recuperado de: https://www.ajol.info/index.php/sajr/article/view/183136

Hobson, A. (1999). Dreaming as Delirium: How the Brain Goes Out of Its Mind.
Recuperado de: https://books.google.co.ve/books?
id=HwlzA3KVBv4C&printsec=frontcover&hl=es&source=gbs_ge_summary_r&
redir_esc=y#v=onepage&q&f=false

Castillero, O. (s/f). Tipos de antipsicóticos (o neurolépticos). Recuperado de:


https://psicologiaymente.com/psicofarmacologia/tipos-antipsicoticos

Ministerio de sanidad, servicios sociales e igualdad. (2015). Utilización de


medicamentos antidepresivos en España durante el periodo 2000-2013.
Recuperado de:
https://www.aemps.gob.es/medicamentosUsoHumano/observatorio/docs/antidepr
esivos-2000-2013.pdf

Pacheco, L., et. Al.¿Son tan malos los psicofármacos? Reflexiones desde la
práctica psiquiátrica Norte de Salud Mental,  Vol. 8, (37), págs. 31-46.
Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4830367

Xavier, M., Terra, M., da Silva, C., Souto, Valquiria, M., Sadja C., &
Vasconcelos, R. (2014). El uso de psicofármacos en individuos con trastorno
mental en seguimiento ambulatorio. Enfermería Global, 13(36), 114-125.
Recuperado de: http://scielo.isciii.es/scielo.php?
script=sci_arttext&pid=S169561412014000400007&lng=es&tlng=es.

Royal College of Psychiatrists. (2009). Antidepresivos. Recuperado de:


http://www.sepsiq.org/file/Royal/1-Antidepresivos.pdf

Quintana, I. y Velazco, Y. (2018). Reacciones adversas de los antidepresivos:


consideraciones actuales. Revista Médica Electrónica, 40(2), 420-432.
Recuperado de http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1684-
18242018000200017&lng=es&tlng=es.

López, A., Aroche, A., Bestard, J., & Ocaña, N. (2010). Uso y abuso de las
benzodiazepinas. MEDISAN, 14(4), 555-566 Recuperado de
http://scielo.sld.cu/pdf/san/v14n4/san17410.pdf.

Bojórquez, E., Arévalo, A., Castro, K., Ludowieg, L., & Orihuela, S. (2017).
Patrones de prescripción de psicofármacos en pacientes con esquizofrenia y
trastornos relacionados internados en el Hospital Víctor Larco Herrera,
2015. Anales de la Facultad de Medicina, 78(4), 386-
392. https://dx.doi.org/10.15381/anales.v78i4.14258

https://www.redalyc.org/pdf/582/58252407.pdf este si

García, M, Apiquian, R. y Fresán, A. (2001). Los antipsicóticos atípicos: Una


revisión Salud Mental. Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente
Muñiz vol. 24 (5), pp. 37-43. Recuperado de:
https://www.redalyc.org/pdf/582/58252407.pdf

Pastor, J. (2005). Tratado de Psicofarmacología: Bases y aplicación clínica.


Recuperado de: https://books.google.co.ve/books?
id=ugBvQChj4JAC&pg=PA3&lpg=PA3&dq=Historia+de+la+psicofarmacolog
%C3%ADa+I.+Egu%C3%ADluz+Uruchurtu&source=bl&ots=r6my_-
v3ua&sig=ACfU3U3EdptYeduHcT80bsG1S5j_TPDfrQ&hl=es&sa=X&ved=2ah
UKEwiOpufNgL_qAhWxl-
AKHWDqCxcQ6AEwAXoECAoQAQ#v=onepage&q=Historia%20de%20la
%20psicofarmacolog%C3%ADa%20I.%20Egu%C3%ADluz
%20Uruchurtu&f=false

También podría gustarte