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A n t o n i o L ó pez C o beñ a

M :.R :.G:.M :.  G:.L :.R :.E :.A:.A:.E


1 :.
3
NOTA PRELIMINAR

Las líneas generales esbozadas en el presente trazado


constituyen el cúmulo de experiencias, observaciones
y enseñanzas de QQ:. y RR:. HH:. con quienes hemos
transitado por tres décadas en este maravilloso mundo
masónico y que son la fuente inagotable de permanente
reflexión y constante búsqueda de la fortaleza institucional
en nuestra región.

En Julio del 2016 compartí con los QQ:.HH:. de América


Latina pertenecientes a la Confederación Internacional de
Grandes Logias Unidas CIGLU reunidos en Santa Martha
gran parte de esta sentida contribución del libre pensamiento
masónico para su presencia en el presente siglo.

En marzo del 2018 en nuestra tenida de Conjunto


Trimestral animé mi ejercicio de responsabilidad como
Gran Maestro en participar con nuestro pueblo masónico
estas consideraciones analíticas por las que deberíamos
plantear un serio, tolerante y efectivo debate respecto del
devenir colectivo en América Latina y especialmente en
Ecuador.

La reproducción material de la presente plancha trazada es


la respuesta a la inmensa bondad de los Grandes Maestros
de la CIGLU de América Latina y Estados Unidos de
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América, así como de los miembros de nuestra Gran Logia
del Rito Escocés Antiguo y Aceptado del Ecuador quienes
han requerido un ejemplar de la misma para socializarla en
las Logias de su obediencia y sus talleres respectivamente.

Aspiro haber honrado mi compromiso y ponerme a plomo


con esta involuntaria mora que hoy se traduce en una
reafirmación en mi convicción masónica.

Fraternalmente,

Scanned by CamScanner

Antonio López Cobeña


M:. R:. GRAN MAESTRO
GRAN LOGIA DEL RITO ESCOCES ANTIGUO Y
ACEPTADO DEL ECUADOR

Ort: Quito, 11 de mayo 2018 E:.V:.

5
Al Q .·. H .·.

6
Ort∴ de San Francisco de Quito, a los 19 días del mes de
marzo del 2018 e∴ v∴.

LOS DESAFIOS DE LA NUEVA MASONERIA EN EL


SIGLO XXI EN AMERICA LATINA

QUERIDOS Y RESPETADOS HERMANOS:

Hace 20 meses, junto a tres QyRHH: Hugo del Pozo


Barrezueta, Carlos Nájera , Miguel Argudo, y un luvetón hoy
Aprendiz Masón Johan López Cabrera, habíamos trazado
la ruta de los Andes hacia el Mar Caribe Colombiano,
asistíamos al PRIMER COLOQUIO LATINOAMERICANO
DE LA CONFEDERACION INTERNACIONAL DE
GRANDES LOGIAS UNIDAS CIGLU, desarrollado en
Santa Martha, Colombia, Perla de América.

A esa época, la mayoría de los aquí presentes, nos habíamos


empoderado de los nuevos retos que debía atravesar la
Masonería en Ecuador, esa significación comportaba una
reafirmación a los principios del Convento de Lausana y
las estrategias de una adecuada y respetuosa democracia
practicada desde el elemento vivo de la Orden, llamado
PUEBLO MASONICO.

Con la América Masónica del Rito Escocés Antiguo y


Aceptado, me permití compartir una gran parte de estas
líneas, al haber tenido el honroso encargo de preparar
un TRAZADO en representación de nuestra Gran Logia
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del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, institución nobel de
escasos días de vida jurídica a esa fecha.

En el camino de la confianza brindada por la CIGLU a nuestra


Gran Logia, estimé prudente poner en consideración del
Venerable Maestro de mi respetable Logia Ley Natural No
1 QYRH Patricio Echeverria la posibilidad de compartir con
Uds. QHH, en esta Tenida de Conjunto el presente Trazado,
cuya aceptación y apertura agradezco fraternalmente.

Las apreciaciones y análisis que serán esgrimidos esta


noche son el resultado de la reflexión masónica producto
de la simbiosis que el GADU me permite asistir en mi paso
terrenal como Gran Maestro de nuestra Gran Logia, y de un
eterno aprendiz de tres décadas.

Siempre intentamos recrear una posición individual


alrededor de una entidad que tiene una respetable identidad
social. Todas las organizaciones sociales de bien pregonan
un CREDO; certera o excelsamente estructurado, o fundado
en principios debatibles.
La Masonería tiene la dirección ineludible de formar los
hombres del presente y del futuro, reconociendo que la FE
en el GADU inspira su propia existencia y la construcción
de una sociedad solidaria, libre y democrática.

Nosotros los masones somos los vértices, los ángulos de


todas las figuras geométricas que los poseen, igual nos

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convertimos en el punto central del círculo donde navegan
y convergen las fórmulas del desarrollo humano en lo
espiritual y material.

MASONERIA JOVEN LIBRE Y MODERNA PARA


ESTE SIGLO

La masonería como ente seguirá fiel a sus principios


fundacionales de tres Siglos, por ello somos guardianes
celosos de nuestro Ritual Escocés Antiguo y Aceptado . La
juventud es inmanente a la actitud refrescante y tolerante de
sus miembros. La lozanía no está en lo biológico, reside en
el alma que permanentemente se alimenta de los cambios
ineludibles de la sociedad.

La internacionalización de las economías, la globalización


de los modelos y sistemas de gobierno, la universalidad de
la pobreza y el descarado abismo existente entre pocos
ricos y abundantes pobres, nos han conducido a unas
desorbitantes y discriminados ejercicios de los derechos
fundamentales inmanentes al ser humano; bochornos
sociales que evidencian la injusticia y la instauración de
nuevas formas de esclavitud que unidas a las bondades
tecnológicas, conspiran contra el pleno ejercicio de libertad
en todas sus formas.

La factura social del progreso palpable en el Siglo


XXI convoca a la humanidad a ejercer el derecho a la
indignación y movilización de las conciencias y de los
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elevados pensamientos frente a la escalada peligrosidad
y desvergüenza de una imperante realidad llena de
desigualdades. Los contrastes de las luchas del Siglo XVIII a
las que hoy debe levantar la sociedad en su conjunto obligan
a la Masonería Universal a diseñar una estrategia acorde
a los tiempos y herramientas a efectos de reconquistar el
goce y disfrute de la Libertad, Igualdad y Fraternidad.

No encuentro diferencias sustanciales en el lapso que


corre del modernismo al mundo contemporáneo, y de
este, al cibernético. No he podido aún constatar que
la antítesis del acervo virtuoso que debe acompañar
al hombre se haya anulado con el paso del tiempo; al
contrario, sus manifestaciones encarnadas en la violencia,
odio, intolerancia, fanatismo, envidia y el terrorismo han
tomado ventaja respecto del patrimonio labrado en la piedra
piramidal, cuyo objetivo radica en la formación masónica,
cuando a base de mazo y cincel trabaja en el pulimento
de los defectos del Ser. Las buenas costumbres, sinónimo
de la ética son las que pueden construir una sociedad que
inspire, proclame y edifique una infinita moral que supere
cualquier forma de administración estatal, basada en leyes
justas y conducidas por hombres rectos y de reconocidos
valores.

Muchas veces he detenido la marcha de mi agenda cotidiana,


más aun cuando el desaliento, la fatiga, la decepción por el
horror y el error humano me debilitan, pero recuerdo mis
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lecturas de adolescente y regreso al Querido Hermano
en Oriente Eterno Antoine de Saint- Exupéry, cuando en
su inigualable aporte literario filosófico a la humanidad EL
PRINCIPITO escribía:

“Conozco un planeta donde vive un señor muy colorado,


que nunca ha olido una flor, ni ha mirado una estrella y que
jamás ha querido a nadie. En toda su vida no ha hecho más
que sumas. Y todo el día se lo pasa repitiendo como tú: “¡Yo
soy un hombre serio, yo soy un hombre serio!”… Al parecer
esto le llena de orgullo. Pero eso no es un hombre, ¡es un
hongo! ”

Metafóricamente y en la certeza de que no somos hongos,


los masones del Siglo 21 seguimos siendo el caudal humano
de virtudes y desaciertos, de emociones y raciocinios, de
templanza y debilitamientos, pero con el mazo y cincel que
impregnan la decisión y la fuerza, así como la voluntad y la
acción para ser mejores al servicio de la humanidad.

Esta Nueva Generación Masónica responde a los desafíos


del momento, nuestra militancia está en la sala mayor
del espectáculo cibernético, de la conquista espacial,
de la robótica inteligente, pero también asiste al penoso
espectáculo de la degradación de su propia esencia. Frente
a esta dualidad inocultable, ¿Qué hacemos los masones
del Siglo XXI?

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La segunda década de este Siglo XXI, nos permite e invita a
los masones a establecer una mirada y un accionar respecto
de nuestra Institución, su Visión y Misión estratégicas.

La Masonería Latinoamericana está obligada histórica y


moralmente a desarrollar una conciencia cívica que englobe
y desarrolle un compromiso por el bienestar social en un
escenario democrático y de férrea lucha contra cualquier
forma de tiranía y autoritarismo; por la protección del
medio ambiente; por el aseguramiento de las garantías
consagradas en la Declaración de los Derechos del
Hombre y por la permanencia de las estructuras estatales
que garanticen las libertades ciudadanas bajo un espacio
de paz y seguridad.

UN MASON DEL SIGLO XXI DEBE SER POLITICO

Bajo el principio y lema de la Fraternidad, nosotros jamás


pudiésemos asimilar a las doctrinas e ideologías políticas
como la cuna de la división y desunión. La llana es la
herramienta de la tolerancia y conduce con su movimiento
a apaciguar y acariciar las asperezas propias de las
diferencias intelectuales de los masones así como entender
las naturales imperfecciones y debilidades humanas.

Nuestros templos están destinados a converger en unidad


de propósitos en favor de la humanidad. Nuestra afirmación
de libertad total es universal, no se desvía a lo partidista
o ideológico. La propaganda, los colores, los discursos
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y distracciones propias de la política electoral no tienen
cabida en nuestros templos.

Ser político es importante, pero es necesario jerarquizar los


niveles de compromiso social bajo la vanguardia de una
convicción que supere lo antropocéntrico y que dirija su
mirada a la Gloria del GADU. Ser político y masón a la vez
es un gran desafío, pues en ese hombre debe habitar la
convicción, la coherencia, el compromiso social. El político
masón debe estar despojado de intereses personales y
vanidades que hagan sinfonía de culto a la personalidad,
so pena de ser condenados al averno y a la mofa de los
propios enemigos del civismo al igual que ser lanzado al
olvido y anonimato eterno en nuestras filas.

Los talleres masónicos son receptores de hombres que


profesan y practican ideologías políticas, pero ello no es
condicionante para su integración a la Orden. Nosotros no
somos contrapeso de ninguna tienda política, esa es parte
de la práctica tolerante y libertaria con la que permanece
incólume la Masonería.

El Masón que milita políticamente debe enaltecer su


práctica ideológica; debe demostrar coherencia con sus
principios y su identidad; debe ser un referente de solidez
de su credo y talante que no deje huela dubitativa en
desmedro de su pertenencia a la Masonería. La política es
un camino de servicio, pero jamás la masonería puede ser
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usada como atajo y medio para obtener un favor político.
Nuestra juventud debe animarse a participar en política que
reivindique un desastroso pasado, un repugnante presente
y un incierto futuro ideológico.

Aquí en nuestros trabajos diseñamos las grandes estructuras


humanas para entregar sus líneas pulidas a cada una
de las organizaciones a las que se pertenezcan nuestros
Hermanos, aquí yace una de las grandes misiones de esta
Augusta Orden que son la fuente mitigante a la permanente
amenaza y peligro de la humanidad.

Los verdaderos políticos son bienvenidos a nuestro seno,


nuestros hermanos que hacen política en mención silenciosa
a la escuadra y al compás tendrán franqueadas las puertas
del templo y de nuestros corazones.

EL DERECHO A RECONOCER NUESTRA IDENTIDAD


MASONICA (DE DONDE VENIMOS)

Resulta motivador y grato recordar la historia de nuestra


Orden, pero no es lo suficiente para proyectarla en momentos
de grandes desafíos. Vivir de glorias pasadas no es una
actitud que garantice un real y efectivo posicionamiento en
la era actual para enfrentar las exigencias de la complicada
contemporaneidad.

Hoy la Masonería Latinoamericana se sumerge entre las


indecisiones de convivir con los resultados delas luchas
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liberales e independentistas de profundas reivindicaciones
socio políticas que propinaron prestigio a nuestra Orden
a lo largo y ancho de todo el continente americano; y,
la posibilidad de reinventarse en una nueva estructura
ideológica y funcional a tono del Siglo XXI sin afectar sus
antiguos linderos, usos y costumbres.

La calma y confianza a enfrentar el debate histórico,


sociológico y filosófico respecto de las diferencias abismales
que existen entre el desarrollo de la Masonería del Siglo
XVIII, y XIX frente al Siglo XXI, en los que las acciones
y desarrollos societales, graban una inconmensurable
diferencia, marcada por la era postindustrial y cibernética,
en los que los principios y concepciones de la moral y la
ética han sufrido profundas variaciones; ellos son los
hitos que deben ser traspasados ineludiblemente en el
presente. Lo abismal se traduce entre lo excluyente, lo
singular, elitista, clasista que sellaban el pasado, frente, lo
incluyente; plural; democrático; multiétnico y pluricultural
que se hoy se vive y se defiende.

Nosotros somos los continuadores de una herencia


filosófica y estilo de vida que por siglos se ha mantenido
intacta y erguida, sorteando los obstáculos puestos por
las conspiraciones de las ideas libertarias que defiende
la Masonería. Nuestra institución ha evolucionado en
sus orientaciones, procesos y métodos de educación y
transmisión del conocimiento masónico, evidencia histórica
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de cuya testimonio vivo es precisamente esta reunión
Latinoamericana.

Debemos regresar al acervo patrimonial Institucional,


hoy es más dúctil recoger los principios fundamentales
en que se sustenta nuestra Orden, de manera especial
su trípode reivindicatoria que es la Libertad Igualdad y
Fraternidad, en cuya cúspide se proclama la imprescriptible
necesidad de converger en la unidad. Esta riqueza cobija
permanentemente a sus fieles miembros, y que hasta
hoy mantienen viva la llama de la Orden garantizando su
continuidad en el tiempo y el espacio.

En estos tiempos proclamamos la necesidad de formar los


nuevos hombres del milenio, con aptitudes, fortalezas y
capacidades suficientes para triunfar y conquistar otros
puntos insospechados del cosmos y de la vida interior del
ser humano. Hoy los tiempos juegan y apuestan por un
mundo sensato, tolerante que brinde reales posibilidades
de bienestar colectivo.

NUESTRO PRESENTE

El Siglo XXI y el mundo entero gime por una paz duradera


y que ella exista bajo una verificada fraternidad entre los
pueblos y sus hombres. Hoy nuestros colectivos protestan
a diario en cada punto de la geografía planetaria por la
igualdad y la libertad, recursos necesarios para consolidar
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un progreso con bienestar. En cada suspiro, la Masonería
está viva, sus miembros aportan en esa incansable
conquista, nosotros somos los heraldos y portavoces de un
patrimonio filosófico en los que se han asentado las gestas
más heroicas de la historia, y nuestro deber sigue siendo
los actores de su continuidad.

Todas las instituciones atraviesan momentos que al pasar


el tiempo dejan huellas de crecimiento o de disminución en
la participación de la sociedad. Su solidez es la que marca
su vigencia, sus principios son las que la inmortalizan, y
el compromiso de sus miembros es que las mantienen en
vigor. La Masonería jamás ha desesperado su accionar por
un espacio multitudinario de adhesión, su rol de guardiana y
activista pro libre pensamiento genera su propia estrategia
de intervención social a través de sus íconos y referentes
humanos que se convierten cada día en precursores de la
defensa de la Libertad Igual y Fraternidad.

Asumimos los retos organizacionales, no para


apresurarnos al incremento cuantitativo en la Orden, sino
a un desarrollo integral que permita casa adentro mirar
de forma estratégica los cambios de expectativas que ha
generado la sociedad en el presente siglo.

Hoy no renegamos de la presencia de nuestros hermanos,


sabios y comprometidos con la Orden, que al pasar de
las décadas de militancia siguen aportando al torrente
17
masónico. Desde luego que no hemos perdido la visión
renovada de sus miembros jóvenes a los cuales deberemos
dar atención prioritaria en razón de los desafíos que deben
enfrentar en este milenio.

Debo reconocer que el nacimiento de nuevos espacios


renovadores del quehacer masónico es una señal fructífera
por el compromiso doctrinal de esta Augusta Orden. Lo que
se debe aniquilar es el envejecimiento del pensamiento
ausente de añeja sabiduría. Lo sectario, fanático e
intolerante es lo que conlleva a una permanente izada de
gestas que defienden que verdadero rol de la masonería.
La intolerancia no tienen hoy cabida en la institución, ello
es la consecuencia del conocimiento de nuestros derechos
y libertades que siendo inmanentes al hombre merecen a
toda costa su defensa.

La masonería en el presente Siglo viene jugando un rol


trascendental en todas las actividades de los Estados,
más aún cuando las aristas del desarrollo van desde lo
socialmente humano a lo ecológicamente sustentable y
económicamente rentable. Ello comporta una evidente
proclama por la vigencia de un moral única y universal
irradiada desde diferentes eslabones sociales, cuyos
espacios paramasónicos son reconocidos por nosotros sus
integrantes.

Hoy los Masones, en cada parcela societal aportamos bajo


diferentes modalidades por la permanencia y ejercicio de
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los Derechos Fundamentales del Hombre, dejando la huella
indeleble en la ratificación del compromiso con los grandes
e inconmensurables desafíos de la humanidad.

Las herramientas del desarrollo contemporáneo, están


presentes en el accionar masónico. La planeación
estratégica es amiga de su accionar, y los masones
trabajan metodológicamente bajo un plan que permita
medir, monitorear y evaluar los impactos de sus tareas
institucionales.

Hoy, más que nunca la solidaridad masónica está presente


en una silenciosa actividad benéfica, la misma que es
componente importante de su responsabilidad social.

La vinculación con el resto de la sociedad civil para fomentar


la necesaria y justa beneficencia, obedece a una sesuda
estrategia de que la unidad hace la fuerza.

La masonería de hoy continua vigorosa en su fundamental


tarea de formar hombres al servicio de la humanidad. Sus
templos son las aulas permanentes de enseñanza de los
postulados en los que se asienta su doctrina y filosofía
convertida en la brújula que guía el sendero de la luz, de
la independencia interior, y de la irrenunciable hermandad
de los hombres cobijadas en su eterna trilogía de Libertad,
Igualdad y Fraternidad.

19
Nuestra Orden permanece activa y comprometida en la
defensa del laicismo, doctrina libertaria que impulsa y
defiende la total autonomía del Estado frente a cualquier
intento de imposición de credo o creencia religiosa en el
conglomerado social. La permanencia de un Estado Laico
es una conquista ideada y obtenida por las gestas heroicas
de nuestros antepasados masónicos, y en las cuales
se alimenta diariamente las convicciones de nuestros
hermanos masones.

NUESTRO FUTURO

Tenemos la seguridad de que la conformación de la nueva


sociedad está amalgamada por raras estructuras que
tornan heterogéneos los comportamientos del ser humano,
ello deriva en una necesaria conceptualización de la
globalización afinada a las demandas organizacionales de
la Masonería. Esta afirmación, no deja de convertirse en
una seria amenaza en la medida de que no nos percatemos
y preparemos una verdadera estrategia que impida la
creación de eslabones de disfuncionalidad que rompan la
cadena institucional fundada en armonía y fraternidad.

En líneas anteriores afirmaba la necesidad de despojarnos


de la vivencia de glorias pasadas activadas por nuestro
héroes masones que han dado lustre a la institución por
sus incuantificables servicios a la humanidad, pero ello
está dado como sustento para reaccionar ; reflexionar y
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cuestionarnos al interior de nuestros templos si merece o
si somos capaces de impulsar unas tesis programática de
transformación del pensamiento en razón de las condiciones
que hoy vive la sociedad.

Las herramientas filosóficas con que trabaja la masonería,


fuente del antiguo conocimiento, tienen el carácter de
permanentes con la característica única de adecuarse a las
exigencias de cada etapa del desarrollo de la humanidad.
Esta ventaja de la masonería le ha permitido transitar en
cada estadio de nuestra sociedad y con ello propender a la
creación o modificación de las condiciones socioeconómicas,
políticas y culturales de cada pueblo, nación y Estado. La
masonería mantiene en permanente actividad los conceptos
de la rectitud, justicia, trabajo, fraternidad, verdad, libertad
decente y regulada, amor a la ciencia y las artes, en cuyo
seno el masón trabaja incansablemente pensando en las
futuras generaciones.

Hay tareas que debemos mirarlas en el corto y mediano


plazo, la de mayor trascendencia es la de construir en cada
masón un edificio antisísmico de robusta conciencia por la
libertad en todo su esplendor, y que ello le permita adornarse
de los atributos de la humildad, del compromiso de luchar
contra los poderes fácticos, la tiranía y el autoritarismo, que
asegure en el masón de este siglo acorde a su vocación, la
entrega por el estudio e investigación de todas las ciencias
y artes , y desde luego por la preservación de las virtudes
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inculcadas en los rituales y en los manuales doctrinales de
nuestra Augusta Orden.

El futuro resulta muy impredecible por su enmarañada


estructura donde conviven posiciones puritanas y
extremadamente libertinas, entre el dogma y el libre
pensamiento, entre la tolerancia escasa y la rebelión
infundada asistida de precarias justificaciones. Todo esto
conlleva a que nuestra orden encienda un semáforo en su
tercera luz, es decir color verde al proceso educacional
teniendo en cuenta que la pedagogía y sus métodos han
sido transformadas en el tránsito de la información y fijación
del conocimiento que debe partir en todos los métodos
de instrucción masónica. Profundizar la educación de los
principios y valores doctrinales de nuestra Orden asistidas
de la ayuda importante de la informática y sus diversas
formas tecnológicas.

Este Siglo nos obliga a generar proactividad en defensa de la


institucionalidad. Nos impulsa a develar sin revelar secreto
alguno la verdadera dimensión filosófica de la Masonería,
que en ocasiones ha sufrido el escarnio de ignorantes y
deliberados intereses en desprestigiar y atacar su imagen.

Sin necesidad de tener que reinventarse, a efectos de


mirar el futuro con certeza, es sustancial que la Orden esté
conformada heterogéneamente por hombres poseedores
del variado conocimiento y sabiduría´, amalgamado por
22
una combinación permanente entre la experiencia de vida
y juventud deseosa de encontrar la verdadera luz.

Los masones latinoamericanos de este siglo XXI debemos


inspirar e idealizar una consigna con un resultado claro: el
de construir al interior de nuestra Orden, (hoy dispersa por
rituales y Grandes Logias Hermanas con o sin obediencias,
pero enmarcadas en la observancia fiel de los Principio
de Lausana) la Gran Confederación Internacional de la
Hermandad Masónica, destinada a generar rectoría de
principios y practicas virtuosas basadas en la Libertad,
Igualdad, Fraternidad, Justicia, Verdad, Democracia,
Ciencia, Fuerza y Belleza.

ESCOLLOS DEL PASADO DEL PRESENTE Y FUTURO

Las circunstancias que ha vivido la masonería a través de los


siglos han sido diversas en razón de su naturaleza política,
social, económica y religiosa. En ella se han marcado
fuertemente décadas de incomprensiones, persecuciones
y distorsiones a su real y verdadera dimensión filosófica
como escuela de grandes valores doctrinales forjados en
pro de la humanidad.

Los libres pensadores en América Latina, hijos de la luz, no


solo que han sido incomprendidos, también fueron víctimas
de la represión ideológica, religiosa y económica de grupos
detentadores del poder político contrarios a la libertad
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del pensamiento, a la igualdad en todas las condiciones
humanas y reaccionarias al amor fraternal a la humanidad.

Pero todo ello, es solo una parcela de los innumerables


obstáculos que ha tenido que derrumbar la masonería
en todos los tiempos. El oscurantismo, la intolerancia, el
fanatismo y la adhesión irracional a los dogmas han sido
funestos conspiradores de la vigencia institucional de
la Orden. Desde luego que esta sumatoria de escollos,
obligaron a nuestros Hermanos hoy en Oriente Eterno,
aferrarse a las convicciones y principios que proclama la
Masonería, a efectos de dejarnos una herencia sólida de
moral y adhesión incondicional con la Orden.

La Masonería no es una orden perfecta, pero tiene perfectas


órdenes para sus miembros, y una de ella es mantener viva
la llama de la solidaridad y de la libertad. Muchos pueden
argumentar una línea de base con la que se evidenciaría una
disminución de sus afiliados activos, otros podrían señalarla
como una institución de membresía envejecida y dividida,
pero sobre todo ese peso de elucubraciones, lo cierto es
que nuestra institución sigue aportando fuertemente al
bienestar de la humanidad.

Es penoso tener que reconocer que en el árbol de la


vida también los frutos son diferentes. Hay muchos
representantes de Salomón y en sus variados niveles
organizacionales que no han estado a la altura de las
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circunstancias, delegación y funciones encomendadas. A
veces por una ausente o escasa elemental formación que
les permitiera o permita entender la nueva dinámica societal
y los permanentes retos que impone la contemporaneidad.
De aquí la necesidad de reforzar y modernizar a todo nivel
los procesos de instrucción masónica, proceso riguroso al
que todas las jerarquías de la Orden deben someterse.

También es cierto, que determinados segmentos que por


décadas permanece en actividad institucional proclaman
en sendos debates el mantenimiento del status quo
organizacional, posiciones que derivan en una férrea
adhesión a los cambios de paradigmas.

Podría resultar estéril, pero no podría dejar de mencionar


un debate interminable que hasta hoy siguen manteniendo
posiciones claras y tensionadas entorno a la Regularidad
e Irregularidad Masónica. Las recriminaciones desde
diferentes orillas y dentro del escenario histórico se
convierten en un vector que incide en la permanente
ausencia de reconciliación. Lo verdadero es que sola
la masonería autentica, aquella que defiende y trabaja
cobijada en los principios de Lausana, y que destierra la
participación elitista, sectaria, autoritaria y gerontocrática
dentro de la logia es la que garantiza el orden en el caos.

La Tolerancia y apego al respeto a la normativa masónica


son los pilares fundamentales en los que la Orden debe
asentar su desarrollo en el siglo XXI
25
LA MASONERIA ENFRENTANDO LOS DESAFIOS DEL
SIGLO XXI

Puedo haber pecado en la realización de un ejercicio


semiológico que nos trasborde a un diagnóstico que no
siempre conlleva una receta perfecta para convalecer en
este tortuoso y difícil tránsito en el que camina la humanidad.
Pero debo reconocer que la Masonería tiene un torrente
sanguíneo y una estructura de acero que le generan estar
siempre apalancada y asentada en sendas plataformas
humanas y principios que dan cohesión y continuidad
institucional.

Producto de las gestas independentistas auspiciadas por


la Masonería hoy la sociedad conoce y disfruta del modelo
político conocido como Democracia, la misma que nos
convoca a ejercitar una reingeniería social para asegurar el
desarrollo en este Siglo.

El entorno democrático con el que vive América Latina,


aún con sus restricciones en varios Estados, determina la
exigencia social de que la Institución evidencia su formalidad
ante la Ley Estatal, ello asegura también el ejercicio de los
derechos constitucionales que están franqueados en favor
de las personas naturales y jurídicas.

Esa formalidad deviene en un crecimiento y sostenida


capacidad de autonomía, soberanía, independencia y
respeto organizacional. Hoy debemos vivir a la luz de la
26
sociedad como una demostración de coherencia entre lo
que proclamamos y practicamos.

Todas las Grandes Logias Latinoamericanas debemos


desarrollar un gran Plan Estratégico nacido desde las
estructuras del pueblo masónico, plan que debe involucrar
desde lo institucional, administrativo, financiero, educacional
y ejercicio de la democracia en todos los niveles respetando
la Orden sus antiguos usos y costumbres. Nuestra Gran
Logia en sus pininos pasos, así lo ha trazado.

Es menester mostrar nuestro rostro social y compromiso con


los valores y virtudes que deben acompañar a la sociedad.
Los paradigmas y celos casi medioevales tienen que
modificarse bajo una sensata restructuración del secreto
organizacional en la contemporaneidad.

La planificación estratégica con efectivos y coordinados


ejes transversales debe mantener las reglas y la orientación
clara de los principios y valores filosóficos de la Orden.
Parte de las acciones deben concentrarse en políticas de
entender, conocer y apreciar el medio donde se desenvuelve
sus actividades, ello asegurar mantener un proceso de
evaluación y monitoreo de su plan.

Nuestros planes deben tener claros objetivos que


orienten las acciones en el corto, mediano y largo plazo,
fundamentalmente determinar el posicionamiento de
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nuestra institución en el territorio asignado a las acciones.
Debemos estar claros y reafirmar que nuestras estrategias
deben producir mayor participación y adhesión a la institución
masónica. Fortalecer sus estructuras sin provocar sismas
en los liderazgos y estructuras universalmente conocidas
por nuestra antigua usanza.

Es vital que en eta línea, todos los estamentos que componen


los grados simbólicos puedan adentrarse y conocer
perfectamente el engranaje organizacional, mecanismo
vivencial que asegura la continuidad y efectividad de los
nuevos liderazgos que deben comprometer la continuidad
de la Orden.

La tradición masónica, su acervo doctrinal, la rigurosidad


de andamiaje debe ser respetado en todo este proceso de
innovación, pero debe tener una deliberada acción para
generar impactos en la sociedad, es decir mostrar el rostro
nuevo de la eterna masonería.
Cuando hablo de la generación de impactos, significa usar
y conectarse con la sociedad a través de las herramientas
cibernéticas, hoy las redes sociales son valioso instrumentos
tecnológicos para difundir nuestros principios y actividades
en favor de la humanidad.

Desde este punto de desarrollo, las Grandes Logias


pueden aprovechar las virtudes y velocidad de integración
de grandes tejidos sociales que en ejercicio del derecho a
28
opinar puedan participar desde lo profano hacia su inclusión
en la Orden. Los mecanismos de articulación siempre
bordean la temática social, en la cual nuestra masones
siempre están ligadas en el mundo profano

Pueden resultar una práctica revisionista, pero desvincularse


de las bondades tecnológicas del siglo XXI, es quedarse
del tren de la historia y empezar a redactar el acta de
defunción institucional. Cuando ejecutemos estas acciones
estratégicas, podremos en el corto plazo evaluar y medir
el nivel de impacto. No tengamos miedo a modificar los
paradigmas.

Aquellas organizaciones que sepan generar e implicar a


redes de miles de personas serán las que tendrán impacto
en el futuro más inmediato.

Nuestros desafíos deben comprender también el arquetipo


de masón que debe convivir en este Siglo XXI, por ello el
escogimiento de los profanos deben revestirse de mayor
rigurosidad amplificando la búsqueda de estos con fuerza,
constancia y democracia. Las logias deben nutrirse de
savia nueva, el perfil de ese nuevo masón debe definirse,
pero también invertirse la tradicional forma de recepción del
profano. Es decir, hoy, debemos de ir en búsqueda de ellos
con sabios criterios de selección sin que prime la necesidad
de afianzar los presupuestos anuales.

29
Es misión masónica urgente el rejuvenecimiento de las
columnas. La Universidad es un gran espacio en el que
debemos ingresar a modo de difusión, socialización,
sensibilización y concientización de que nuestra orden
es la opción para el crecimiento individual y colectivo.
Allá debemos dirigir nuestras miradas y estrategias de
crecimiento. La academia es una fuente inmanente de
liderazgo, entusiasmo, vitalidad y visión que hoy las necesita
la Masonería.

Los gremios profesionales y empresariales son grandes


receptores y practicantes del laicismo, en su interior es
importante y necesario crear una línea de comunicación e
información de nuestra trayectoria, propósitos y principios.
En este espacio cívico podemos no sólo alimentar la
membresía, sino también ganar defensores bien informados
de nuestra Institución.

La estrategia es invertir la modalidad de la adhesión, no


esperar lo que tradicionalmente se ha practicado; el profano
golpeando puertas. Ahora debe ser, los masones tocando
la razón y el corazón del profano.

Debemos en esa línea reforzar la metodología, pedagogía


y pensum de estudio en todo el proceso de Docencia
Masónica. La formación de nuestros miembros es el
pilar fundamental de la continuidad de la Orden y de la
permanencia dentro de ella de sus miembros. La academia
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del Siglo XXI habla de la excelencia, la Masonería de estos
tiempos deben enamorarse de lo excelso en el proceso
enseñanza- aprendizaje de nuestros principios.

La Instrucción Masónica no solo debe ser ritualística, tiene


que ir más allá de lo esencialmente iniciático, es decir, tiene
que construir los nuevos líderes para cada espacio de la
sociedad, de tal modo que la misión institucional, esto es,
afianzar un modelo de bienestar colectivo, sea viable y
apreciable en el mediano plazo.

En esa línea, debemos afianzar el concepto y la práctica


constitucional del laicismo, imanada desde la doctrina
constitucional que recorre América Latina y que permite
garantizar la democracia y el respeto a los derechos del
hombre.
No quiero entender algunas debilidades institucionales en
calidad de amenazas, al contrario las tomo como reales
oportunidades que comportan un nuevo estilo de vida y
exigencia del cambio de actitud con el que los masones
deben actuar a diario.

Las transformaciones sociales, económicas, políticas,


culturales, ambientales exigen una evidente modificación
de hábitos y concepciones que determinen un cambio en
la mentalidad de todos los hermanos masones y profanos.
No podemos continuar con una misión envejecida y una
visión diminuta frente a la sociedad de la información y de la
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tecnología. Hoy asistimos no solo la crisis de los gobiernos
y sus planes económicos, sino una crisis de valores y
principios, por ello es emergente y urgente rediseñar el
arquetipo del hombre para servir en el siglo XXI.

Desde luego que debemos fortalecernos, pero las


instituciones para el desempeño de sus actividades necesitan
del talento humano, y de recursos económicos, los mismos
que siempre serán insuficientes para su inmensa labor. El
sostenimiento de la parte administrativa, y eminentemente
logial, obliga que en este Siglo, los masones desarrollemos
una capacidad gerencial que incluya definiciones de
finanzas y apalancamientos financieros que aseguren los
planes anuales, quinquenales y que den continuidad en el
tiempo.

Estas realidades económicas, determinan otorgar un


enfoque coherente, fundamentado en estudiados procesos
con nuevas formas de recaudar fondos institucionales que
se destinen a su propio rol y a la beneficencia. Nuestras
Grandes logias en determinados momentos han detenido
las capacidades e innovaciones financieras que impulsen
metodologías propias de una reingeniería que certifique en
ingreso de valores con los que atendamos con soltura las
exigencias de la Orden.

No es dable que nuestras Grandes Logias tengan que


luchar por la subsistencia, ocasionada por la falta de
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compromiso, amor y solidaridad para con la Orden de
parte de sus miembros. La conciencia social del masón se
evidencia también en su apoyo a la gestión económica, lo
demás pasa por la cursilería y lírica fantasiosa de ponencias
rimbombantes propia de profanos charlatanes.

El recurso económico es el pilar fundamental de la gestión


masónica. No podemos convertirnos en dependientes
exclusivos de la filantropía profana. Debemos ser creativos,
buscar nuevas y dignas formas de obtener ingresos, para
ello la presencia y colaboración de nuestras esposas,
hijos, y amigos es fundamental, pues su involucramiento
en la diversidad de acciones deben ser parte del entorno
estratégico. Para ello es menester contar con instancias
paramasónicas.

Carecer de una línea de acción de largo aliento, es tener


asegurado el fracaso. Nuestros desafíos en el presente Siglo
se centran en ordenar y matizar una efectiva planificación
con la participación de la membresía para que sus
ejecuciones resulten halagadoras. Debemos convertirnos
en empresarios de finanzas, debemos ser multiplicadores
de recursos, aceleradores de oportunidades financieras.
Hoy, los desafíos son grandes, pero los recursos son
insuficientes.

Todos los elementos estratégicos descritos, demandan a


la Masonería una modificación de las percepciones en el
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interior de sus templos y de lo extramural, precisamente
en los cambios de paradigmas organizacionales. Estas
transformaciones exigen la adopción de un realismo efectivo
y la abolición de la retórica. Debemos empoderarnos de
las nuevas formas funcionales de organicidad, debemos
empoderarnos de amor, hidalguía, y honra en la convivencia
institucional. Debemos ser los permanentes innovadores de
estrategias que den vitalidad e imagen a nuestra Augusta
Orden. Este siglo nos pertenece, la República nos reclama,
la Democracia nos convoca, frente a ello los masones
tenemos grandes retos.

Es mi palabra.
Antonio López Cobeña
M:.R:.GM:.DE LA GRAN LOGIA REAA DEL ECUADOR

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