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Durante Su Breve Período Como Líder y Gobernante de La Banda Oriental
Durante Su Breve Período Como Líder y Gobernante de La Banda Oriental
La Suiza de América
Artículo principal: Batllismo
A finales del siglo XIX el país había completado su organización y durante la era Batllista
—liderada por el presidente en ese momento, José Batlle y Ordóñez— consolidó su
democracia y alcanzó altos niveles de bienestar, equiparables a los europeos. Debido a
esto, Uruguay comenzó a ser conocido internacionalmente como «la Suiza de América».70
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Uruguay fue uno de los primeros países en establecer por ley el derecho al divorcio —
1907— y uno de los primeros países en el mundo en establecer el derecho del sufragio
femenino. Además, fue la segunda nación del mundo que, siguiendo los postulados
de José Pedro Varela, estableció por ley un sistema educativo gratuito, obligatorio y laico
—1877—.
El edificio más alto de América Latina entre 1928 y 1935, el Palacio Salvo.
Hubo una bonanza económica dada por las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial,
cuando se empezó la industrialización del país, donde por años se dejó de importar
productos manufacturados europeos y a fabricarse en el territorio nacional. Así se tuvo una
de las más bajas tasas de desocupación. A todo esto se sumaron otros logros; el edificio
más alto de América Latina en 1928 —Palacio Salvo—, la excelente infraestructura,
sanidad y educación con niveles superiores a los países europeos y a muchos países de la
América Latina en desarrollo, su universidad pública, el estadio más grande del mundo —
Estadio Centenario—, los servicios públicos estatales —electricidad, teléfonos, gas,
tranvías, ferrocarriles, agua corriente, entre otros—, un Peso uruguayo que tendía a
apreciarse frente al dólar, nuevas instituciones públicas, el triunfo en los campeonatos
de fútbol en los Juegos Olímpicos —París 1924 y Ámsterdam 1928— y los mundiales
de 1930 —cuya sede fue la ciudad de Montevideo— y 1950, en Brasil —
llamado Maracanazo—, hazañas que contribuyeron a perpetuar el mito de la «edad de
oro» de Uruguay.
Durante el período entre 1940-1944 que fue el año en que Uruguay entró en la Segunda
Guerra Mundial, la economía dependía excesivamente del capital extranjero. Uno de los
problemas de Uruguay fue que dependía en un 100 % de la energía que provenía del
exterior y por ello la mayor parte de los beneficios que se obtenían volvían a salir sin dar
beneficio alguno al país. Por ello, el crecimiento y la evolución de Uruguay se vieron muy
mermados, ya que la salida del capital no ayudaba a la inversión nacional.
La era de la exportación
A finales del siglo XIX, el motor del crecimiento de Uruguay, como el de muchos otros
países de América Latina, fueron las exportaciones. La diferencia fundamental de Uruguay
con los demás, es que no dependía excesivamente de un único país de destino.
Entorno al cambio de siglo —1900— los principales bienes que exportaba Uruguay fueron
la lana con un 42 % del porcentaje total y en segundo lugar la carne congelada con un
24 %. Solo con estos dos bienes Uruguay alcanzaba el 66 % de las exportaciones,
dándole especial importancia al sector agrícola. Estos productos se dirigieron
especialmente a tres mercados que fueron Bélgica, Francia y Argentina, aunque sin
representar el 70 % de la exportación total. Con la Primera Guerra Mundial las
exportaciones a estos tres países bajaron y ganaron más peso los denominados otros
países. En el año 1912 las exportaciones respecto a otros países era de 30 % y al cabo de
5 años pasaron a ser de 70 %.72
El hecho que su mercado de exportaciones fuese más amplio, fue una ventaja para la
economía uruguaya ya que no dependía estrictamente de pocos países, que importaban
sus productos, y no era vulnerable a los cambios de demanda de estos mercados. La
economía uruguaya concentraba todos sus esfuerzos e inversiones en la producción de
estos dos productos primarios, que se exportaban con cierto éxito ya que escaseaban en
países, sobre todo europeos, que se dedicaban a la producción de productos
manufacturados. La ganadería uruguaya adquirió un mayor peso en la economía del país,
debido a los adelantos tecnológicos de la época. Se introdujeron nuevos métodos que
aumentaron la productividad de los ganados, como el método de la cría, ya que en
términos de extensión de tierra, esta era menor respecto a la vecina Argentina, que era
uno de los mayores países exportadores de carne también. Aunque el producto estrella de
la economía uruguaya fuera la lana —46 %—, la exportación de carne aumentó gracias a
la utilización de frigoríficos, que permitían conservar mejor la carne, y a las mejoras en las
técnicas de navegación y transporte que ayudaron los desplazamientos a larga distancia.
Las nuevas características de producción conllevaron un cambio radical en las estructuras
agrícolas, dejando paso a explotaciones capitalistas orientadas al mercado, y no al simple
consumo interno, pero la organización de la tierra no produjo un desarrollo económico
duradero en el país. Los grandes ganaderos estaban sometidos a los intereses
de capitalistas extranjeros, ingleses entre muchos, que tuvieron un fuerte control sobre la
producción. En el caso particular de Uruguay se habla de un crecimiento extensivo, en el
que se aumentó la utilización de tierra y se incorporó más mano de obra sin ocuparse de
buscar alternativas a la falta de recursos naturales, como consecuencia de la explotación
de la tierra.
Shocks externos y la ISI
Tras la era de las exportaciones, donde Uruguay vivió un período de bonanza económica,
llegaron acontecimientos internacionales que hicieron tambalear no solo la economía de
Uruguay, sino también la economía a nivel mundial. Estos impactos externos son: la I y II
Guerra Mundial y la Gran Depresión de 1929 de EE. UU.; todos ellos son acontecimientos
externos a Uruguay pero que le impactaron en su economía.
Como ya se ha comentado, el motor de la economía de Uruguay era el sector exportador.
Con los acontecimientos bélicos de sus socios comerciales, Uruguay perdía parte de su
demanda de productos del exterior y ello se reflejaba en un retroceso de su crecimiento.
Durante este periodo que llegaría hasta principios de la década de los 50, Uruguay estaba
a expensas de lo que sucedía en el resto del mundo y ello se observa con las
fluctuaciones de su PIB pc —al alza si no hay importantes acontecimientos, y a la baja si
se producen hechos de relevancia—. Por ello, hasta la implantación de las medidas de la
ISI — Industrialización por sustitución de importaciones— hacia principios de la década de
1950, Uruguay estaba a expensas de la situación internacional.
En 1950 llegan las ideas en Latinoamérica de dejar de ser economías basadas en el sector
primario para pasar a producir ellos mismos las manufacturas que hasta el momento
habían importado o ISI. En Uruguay, por su limitada expansión geográfica y la restricción
que esto suponía para desarrollar un mercado interno potente, las medidas de
industrialización tuvieron menor repercusión que en los países vecinos.
Algunas medidas ISI si que llegaron a ser reales: el Gobierno Central tomó partido e
impulsó numerosas empresas y se intentó importar más bienes de capital que de otro tipo
para el cambio de sistema económico. Pero, como se ha comentado, para Uruguay no
está nada claro que las medidas ISI tuvieran la suficiente importancia como para que se
diese un cambio de modelo productivo. En cambio, el déficit público que se iniciaría aquí
tendría consecuencias más adelante.
La agitación política y social en Uruguay en esta época tampoco ayudó para el despegue
de su economía.
Deterioro económico
Hacia 1955 se inició una crisis económica que afectó también a las instituciones políticas.
Durante la década de 1960 hubo un continuo proceso de deterioro social y económico con
un notable aumento de la agitación de sectores gremiales de izquierda. Simultáneamente,
se registraba la actividad de unos diez grupos revolucionarios, entre los que destacan los
«Tupamaros» que se inclinaron por la guerrilla urbana. Al mismo tiempo, durante la
década del 60 y 70 actuaron organizaciones de ultraderecha, como la Juventud Uruguaya
de Pie —JUP— y el Comando Caza Tupamaros (CCT), conocido como Escuadrón de la
Muerte. Las Fuerzas Armadas utilizaron a su favor el deterioro que asolaba al país,
asumiendo protagonismo paulatinamente. Estos hechos condujeron, diez años después, a
un golpe de estado que instauró una dictadura cívico-militar.
Dictadura
Artículo principal: Dictadura cívico-militar en Uruguay (1973 - 1985)
Retorno a la democracia
Julio María Sanguinetti, primer presidente constitucional de Uruguay luego de la dictadura de dicho
país, ocupó su cargo en el período 1985-1990 y, tras su reelección en 1994, también en el
período 1995-2000.