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Durante su breve período como líder y gobernante de la Banda Oriental, Artigas promovió

la implementación de un avanzado programa de desarrollo social que incluía una reforma


de las estructuras agrarias, a través del Reglamento Provisorio de 1815, en el que se
establecía un reparto de tierras con sentido social bajo la consigna de que «los más
infelices sean los más privilegiados». Dentro de esta categoría, dicho reglamento
menciona a los negros, los zambos y las viudas pobres con hijos, entre otros. Como otros
proyectos de desarrollo cabe mencionar la fundación de la primera biblioteca pública, el
reglamento aduanero para el fomento de la producción nacional, y el primer intento de
establecer una escuela pública. Este proceso llega a su fin con la invasión de los
portugueses a través del Brasil. En 1816 la Banda Oriental cayó bajo el poder del Reino
Unido de Portugal, Brasil y Algarve. En 1821 el Congreso Cisplatino decidió la
incorporación del territorio a Portugal con el nombre de Provincia Cisplatina. En 1825 se
produjo una revolución conocida como la gesta emancipadora de los Treinta y Tres
Orientales, inmediatamente continuada con la Guerra del Brasil, entre el Imperio y las
Provincias Unidas del Río de la Plata. Esta concluyó con la constitución del Estado
Oriental del Uruguay en 1828 luego de firmada la Convención Preliminar de Paz.

Las guerras civiles y el exterminio de los indígenas


Desde la Independencia, Uruguay intentó incorporarse al mundo occidental por medio de
la expulsión de uno de los pueblos indígenas supervivientes, conocidos como los charrúas,
para quedarse con sus tierras.69 El 18 de abril de 1831, siendo presidente el
General Fructuoso Rivera y ministro de guerra el General Manuel Oribe, se llevó a cabo
la Matanza del Salsipuedes en la que murieron cerca de treinta charrúas, la más
importante de una serie de batallas con los pueblos originarios, que tuvo como resultado la
emigración de muchos charrúas hacia Brasil y Argentina. Esta batalla fue el corolario de
una guerra que antecedió a la llegada de los españoles al Río de la Plata, entre la nación
charrúa y la guaranítica, esta última protegida por el general Rivera.
Los primeros cuarenta años del nuevo país fueron testigos de una gran inestabilidad
política. Los continuos enfrentamientos entre blancos y colorados dieron lugar a la
llamada Guerra Grande y al largo sitio de Montevideo, con el país dividido entre dos
gobiernos rivales, y que presenciaron graves intromisiones en sus asuntos internos por
parte de la Argentina y el Brasil. A esa guerra siguieron una serie de golpes de estado y
revoluciones, que llevaron a Uruguay a participar en la larga y costosa Guerra de la Triple
Alianza contra Paraguay. Solo después de la Revolución de las Lanzas, en 1872, comenzó
una etapa de resolución más pacífica de las situaciones políticas, aunque siguieron
ocurriendo pequeñas guerras civiles hasta 1904. En 1870 España reconoció la
independencia de Uruguay al firmarse el Tratado de Reconocimiento, Paz y Amistad entre
la República Oriental del Uruguay y el Reino de España.

La Suiza de América
Artículo principal: Batllismo

A finales del siglo XIX el país había completado su organización y durante la era Batllista
—liderada por el presidente en ese momento, José Batlle y Ordóñez— consolidó su
democracia y alcanzó altos niveles de bienestar, equiparables a los europeos. Debido a
esto, Uruguay comenzó a ser conocido internacionalmente como «la Suiza de América».70
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Uruguay fue uno de los primeros países en establecer por ley el derecho al divorcio —
1907— y uno de los primeros países en el mundo en establecer el derecho del sufragio
femenino. Además, fue la segunda nación del mundo que, siguiendo los postulados
de José Pedro Varela, estableció por ley un sistema educativo gratuito, obligatorio y laico
—1877—.
El edificio más alto de América Latina entre 1928 y 1935, el Palacio Salvo.

Hubo una bonanza económica dada por las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial,
cuando se empezó la industrialización del país, donde por años se dejó de importar
productos manufacturados europeos y a fabricarse en el territorio nacional. Así se tuvo una
de las más bajas tasas de desocupación. A todo esto se sumaron otros logros; el edificio
más alto de América Latina en 1928 —Palacio Salvo—, la excelente infraestructura,
sanidad y educación con niveles superiores a los países europeos y a muchos países de la
América Latina en desarrollo, su universidad pública, el estadio más grande del mundo —
Estadio Centenario—, los servicios públicos estatales —electricidad, teléfonos, gas,
tranvías, ferrocarriles, agua corriente, entre otros—, un Peso uruguayo que tendía a
apreciarse frente al dólar, nuevas instituciones públicas, el triunfo en los campeonatos
de fútbol en los Juegos Olímpicos —París 1924 y Ámsterdam 1928— y los mundiales
de 1930 —cuya sede fue la ciudad de Montevideo— y 1950, en Brasil —
llamado Maracanazo—, hazañas que contribuyeron a perpetuar el mito de la «edad de
oro» de Uruguay.
Durante el período entre 1940-1944 que fue el año en que Uruguay entró en la Segunda
Guerra Mundial, la economía dependía excesivamente del capital extranjero. Uno de los
problemas de Uruguay fue que dependía en un 100 % de la energía que provenía del
exterior y por ello la mayor parte de los beneficios que se obtenían volvían a salir sin dar
beneficio alguno al país. Por ello, el crecimiento y la evolución de Uruguay se vieron muy
mermados, ya que la salida del capital no ayudaba a la inversión nacional.
La era de la exportación
A finales del siglo XIX, el motor del crecimiento de Uruguay, como el de muchos otros
países de América Latina, fueron las exportaciones. La diferencia fundamental de Uruguay
con los demás, es que no dependía excesivamente de un único país de destino.
Entorno al cambio de siglo —1900— los principales bienes que exportaba Uruguay fueron
la lana con un 42 % del porcentaje total y en segundo lugar la carne congelada con un
24 %. Solo con estos dos bienes Uruguay alcanzaba el 66 % de las exportaciones,
dándole especial importancia al sector agrícola. Estos productos se dirigieron
especialmente a tres mercados que fueron Bélgica, Francia y Argentina, aunque sin
representar el 70 % de la exportación total. Con la Primera Guerra Mundial las
exportaciones a estos tres países bajaron y ganaron más peso los denominados otros
países. En el año 1912 las exportaciones respecto a otros países era de 30 % y al cabo de
5 años pasaron a ser de 70 %.72
El hecho que su mercado de exportaciones fuese más amplio, fue una ventaja para la
economía uruguaya ya que no dependía estrictamente de pocos países, que importaban
sus productos, y no era vulnerable a los cambios de demanda de estos mercados. La
economía uruguaya concentraba todos sus esfuerzos e inversiones en la producción de
estos dos productos primarios, que se exportaban con cierto éxito ya que escaseaban en
países, sobre todo europeos, que se dedicaban a la producción de productos
manufacturados. La ganadería uruguaya adquirió un mayor peso en la economía del país,
debido a los adelantos tecnológicos de la época. Se introdujeron nuevos métodos que
aumentaron la productividad de los ganados, como el método de la cría, ya que en
términos de extensión de tierra, esta era menor respecto a la vecina Argentina, que era
uno de los mayores países exportadores de carne también. Aunque el producto estrella de
la economía uruguaya fuera la lana —46 %—, la exportación de carne aumentó gracias a
la utilización de frigoríficos, que permitían conservar mejor la carne, y a las mejoras en las
técnicas de navegación y transporte que ayudaron los desplazamientos a larga distancia.
Las nuevas características de producción conllevaron un cambio radical en las estructuras
agrícolas, dejando paso a explotaciones capitalistas orientadas al mercado, y no al simple
consumo interno, pero la organización de la tierra no produjo un desarrollo económico
duradero en el país. Los grandes ganaderos estaban sometidos a los intereses
de capitalistas extranjeros, ingleses entre muchos, que tuvieron un fuerte control sobre la
producción. En el caso particular de Uruguay se habla de un crecimiento extensivo, en el
que se aumentó la utilización de tierra y se incorporó más mano de obra sin ocuparse de
buscar alternativas a la falta de recursos naturales, como consecuencia de la explotación
de la tierra.
Shocks externos y la ISI
Tras la era de las exportaciones, donde Uruguay vivió un período de bonanza económica,
llegaron acontecimientos internacionales que hicieron tambalear no solo la economía de
Uruguay, sino también la economía a nivel mundial. Estos impactos externos son: la I y II
Guerra Mundial y la Gran Depresión de 1929 de EE. UU.; todos ellos son acontecimientos
externos a Uruguay pero que le impactaron en su economía.
Como ya se ha comentado, el motor de la economía de Uruguay era el sector exportador.
Con los acontecimientos bélicos de sus socios comerciales, Uruguay perdía parte de su
demanda de productos del exterior y ello se reflejaba en un retroceso de su crecimiento.
Durante este periodo que llegaría hasta principios de la década de los 50, Uruguay estaba
a expensas de lo que sucedía en el resto del mundo y ello se observa con las
fluctuaciones de su PIB pc —al alza si no hay importantes acontecimientos, y a la baja si
se producen hechos de relevancia—. Por ello, hasta la implantación de las medidas de la
ISI — Industrialización por sustitución de importaciones— hacia principios de la década de
1950, Uruguay estaba a expensas de la situación internacional.
En 1950 llegan las ideas en Latinoamérica de dejar de ser economías basadas en el sector
primario para pasar a producir ellos mismos las manufacturas que hasta el momento
habían importado o ISI. En Uruguay, por su limitada expansión geográfica y la restricción
que esto suponía para desarrollar un mercado interno potente, las medidas de
industrialización tuvieron menor repercusión que en los países vecinos.
Algunas medidas ISI si que llegaron a ser reales: el Gobierno Central tomó partido e
impulsó numerosas empresas y se intentó importar más bienes de capital que de otro tipo
para el cambio de sistema económico. Pero, como se ha comentado, para Uruguay no
está nada claro que las medidas ISI tuvieran la suficiente importancia como para que se
diese un cambio de modelo productivo. En cambio, el déficit público que se iniciaría aquí
tendría consecuencias más adelante.
La agitación política y social en Uruguay en esta época tampoco ayudó para el despegue
de su economía.

Deterioro económico
Hacia 1955 se inició una crisis económica que afectó también a las instituciones políticas.
Durante la década de 1960 hubo un continuo proceso de deterioro social y económico con
un notable aumento de la agitación de sectores gremiales de izquierda. Simultáneamente,
se registraba la actividad de unos diez grupos revolucionarios, entre los que destacan los
«Tupamaros» que se inclinaron por la guerrilla urbana. Al mismo tiempo, durante la
década del 60 y 70 actuaron organizaciones de ultraderecha, como la Juventud Uruguaya
de Pie —JUP— y el Comando Caza Tupamaros (CCT), conocido como Escuadrón de la
Muerte. Las Fuerzas Armadas utilizaron a su favor el deterioro que asolaba al país,
asumiendo protagonismo paulatinamente. Estos hechos condujeron, diez años después, a
un golpe de estado que instauró una dictadura cívico-militar.

Dictadura
Artículo principal: Dictadura cívico-militar en Uruguay (1973 - 1985)

Elegido democráticamente en 1971, Bordaberry disolvió las cámaras en 1973 instaurando la


dictadura cívico-militar que se extendería hasta 1985.

Memorial de los Detenidos Desaparecidos.

El 27 de junio de 1973 el entonces presidente, Juan María Bordaberry, disuelve el


parlamento con el apoyo de las Fuerzas Armadas y meses más tarde crea un Consejo de
Estado con funciones legislativas, de contralor administrativo y con encargo de proyectar
una reforma constitucional «que reafirme los principios republicanos-democráticos»,
restringe la libertad de expresión de pensamiento y faculta a las FF.AA. y policiales para
asegurar la prestación ininterrumpida de los servicios públicos.
El golpe de estado de junio de 1973 y su Consejo de Estado resultante se vio
inmediatamente resistido por gran parte de la ciudadanía y por los trabajadores agrupados
en la Convención Nacional de Trabajadores (CNT), así como también por el Movimiento
Estudiantil, principalmente representado por la Federación de Estudiantes Universitarios
(FEUU) de la Universidad de la República, quienes realizaron una huelga general de 15
días de duración, la más larga de la historia hasta el momento. 73
Las Fuerzas Armadas detuvieron a dirigentes de izquierda y a otros ciudadanos sin
posición política acusándolos de sedición durante todo el tiempo que duró la dictadura
militar, es decir, hasta 1985, así como también (durante breves lapsos) a connotados
dirigentes de los partidos políticos tradicionales como Jorge Batlle Ibáñez y Luis Alberto
Lacalle de Herrera, quienes posteriormente serían Presidentes de la República con la
vuelta a la democracia, entre otros.
Los integrantes de partidos «de izquierda» fueron recluidos en casi total incomunicación y
sufrieron torturas físicas y psicológicas (comprobadas posteriormente por organismos
como la Cruz Roja Internacional), mientras que los de los partidos tradicionales fueron
liberados, sin dejar por ello de ser sospechosos en todo momento y sometidos a vigilancia
permanente. En las cárceles uruguayas murieron cerca de un centenar de prisioneros
políticos y continúan desaparecidas otras 140 personas. 74
En 1976, al terminar Bordaberry su mandato constitucional, ante la convicción de que el
caos político que había vivido el país era responsabilidad de su sistema político, propone a
la Junta de Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas una reforma del sistema
institucional del país, eliminando los partidos políticos y sustituyéndolos por "corrientes de
opinión" en un sistema de corte corporativista, idea que no es compartida por los militares.
Las desavenencias entre Bordaberry y los militares generaron la crisis política de junio de
1976, que culminó con el cese del presidente y la designación interina de Alberto
Demicheli para ocupar la primera magistratura.
Demicheli, quien hasta entonces había ejercido la presidencia del Consejo de Estado,
asume la presidencia de la República el 12 de julio. Como primeras medidas de su
gobierno, procedió a firmar las Actas Institucionales 1 y 2, por las que suspendía "hasta
nuevo pronunciamiento" la convocatoria a elecciones generales (previstas para noviembre
de ese mismo año) y se creaba el "Consejo de la Nación". En cuanto a lo que se refiere a
la política económica, Demicheli ratificó el Plan Nacional de Desarrollo creado
en 1972 durante el gobierno de Bordaberry. La política económica aplicada procuraba una
reformulación radical de las bases del funcionamiento económico del país, una nueva
alianza entre los militares y la tecnoburocracia, encaminada a la transformación de las
estructuras productivas del comercio exterior, de la distribución del ingreso, de la demanda
y de los precios relativos, en un marco de amplia liberalización y apertura de la economía.
Finalmente, el 1 de septiembre del mismo año, Demichelli delega la presidencia a Aparicio
Méndez (exministro de Salud Pública), quien asume por un período de cinco años.

Retorno a la democracia
Julio María Sanguinetti, primer presidente constitucional de Uruguay luego de la dictadura de dicho
país, ocupó su cargo en el período 1985-1990 y, tras su reelección en 1994, también en el
período 1995-2000.

El 30 de noviembre de 1980 la ciudadanía rechaza el proyecto de reforma


constitucional propuesto por el régimen dictatorial, dando comienzo a un lento proceso de
apertura política. El 1 de septiembre de 1981 asume la presidencia el general Gregorio
Álvarez, quien en 1984 llama a elecciones, si bien con ciudadanos y partidos políticos
proscritos. Tras realizarse ese mismo año, sale triunfante el Partido Colorado. Durante los
primeros días de 1985 Álvarez deja el mando en manos del Presidente de la Suprema
Corte de Justicia en ejercicio, Rafael Addiego Bruno y, finalmente, el 1 de
marzo de 1985 el gobierno retornó a los civiles con la asunción de Julio María
Sanguinetti como Presidente.

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