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VISTOS:
En estos autos Rol Nº 2.476–2003.– seguidos ante el Cuarto Juzgado Civil de Talca sobre
juicio ejecutivo de cobro de obligación de dar, caratulado "Agromas S.A. con Urzúa Iturra,
José Eleodoro", la actora sostiene en la demanda que es dueña del pagaré Nº 14.506
suscrito con fecha 28 octubre 2002 por la suma de 141, 862 UF, en capital, devengando un
interés de 7,89% anual; la firma del suscriptor fue autorizada con esa misma fecha por el
notario público don Juan Bianchi. Agrega que conforme a los términos del pagaré el deudor
se comprometió a pagar la cantidad antes referida en cuatro cuotas iguales y sucesivas de
41, 439 UF cada una, más intereses, venciendo la primera el día 31 mayo 2003, sin
embargo, el ejecutado no dio cumplimiento al pago del crédito a la fecha de su vencimiento
por lo que adeuda la suma de 165,756 UF que incluye intereses y cuotas restantes.
Concluye que por haber sido el documento firmado ante notario tiene mérito ejecutivo, la
obligación es líquida, actualmente exigible y su acción no está prescrita, razón por la cual
solicita despachar mandamiento de ejecución y embargo en contra del demandado hasta por
la suma de $2.808.906, más intereses, reajustes y costas, ordenando seguir adelante la
ejecución hasta que haga entero cumplido pago de las sumas adeudadas.
Contestando la defensa aludida, la ejecutante se limita a señalar que el deudor ocupa los
mismos argumentos para apoyar todas las excepciones opuestas y, en cuanto a la actuación
del Notario agrega que entre las funciones de aquél, al tenor de lo que estatuye el artículo
401 Nº 1 del Código Orgánico de Tribunales, está la de autorizar las firmas que se
estampen en documentos privados en su presencia o cuya autenticidad les conste, motivo
por el cual las alegaciones del demandado carecen de asidero y las excepciones deben ser
rechazadas.
corriente a fs. 76, desestimó las excepciones formuladas y ordenó seguir adelante la
ejecución hasta hacer al actor o a quien sus derechos represente, íntegro pago de todo lo
adeudado en capital, intereses pactados y costas de la ejecución.
Apelado dicho fallo por la parte perdidosa, una de las Salas de la Corte de Apelaciones de
Talca, por sentencia de seis de agosto de dos mil ocho, que se lee a fojas 96, lo confirmó.
CONSIDERANDO:
Sostiene que el juez faltó a su deber legal de examinar el título y dar lugar a la ejecución,
por cuanto en el documento no hay ninguna firma autorizada. Agrega que en el pagaré
solamente hay tres timbres que corresponderían a la Notaría Pública de don Juan Bianchi
Astaburuaga, notario de Talca, empero, no consta en el documento la firma de dicho
ministro de fe junto a sus timbres (ni en ninguna otra parte), ni alguna expresión que
indique que se autoriza alguna firma.
Luego de reproducir el artículo 425 del Código Orgánico de Tribunales el recurrente dice
que esta norma regula la forma en que los notarios pueden autorizar las firmas que se
estampan en documentos privados, esto es, dando fe del conocimiento o identidad del
firmante y dejando constancia de la fecha en que se firma y, si el instrumento no contiene
tales enunciados no se puede considerar autorizada la firma en el estampado.
Transcribe el recurrente el artículo 434 numeral cuarto del Código de Procedimiento Civil
y adiciona que la regla general en materia de títulos ejecutivos es que los documentos
privados sean reconocidos o mandados tener por reconocidos para que tengan fuerza
ejecutiva, excepcionalmente no es necesario el reconocimiento en el caso del protesto
personal por falta de pago la letra de cambio y el pagaré, en lo tocante al aceptante y el
suscriptor respectivamente. Añade que el carácter excepcional de la norma en comento
obliga a interpretarla de manera restrictiva, únicamente para el caso que contempla, no
pudiendo el intérprete extenderla a otros. Así, si uno de los documentos señalados en el
inciso segundo del numeral cuarto del artículo 434 aludido no contiene la firma del
obligado autorizada por un notario u oficial del registro civil, el documento no es de
aquéllos que tienen fuerza ejecutiva.
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Concluye que el documento de autos no contiene las exigencias del precepto indicado pues
no se dio cumplimiento a las que impone el artículo 425 del Código Orgánico de
Tribunales, no siendo suficiente estampar múltiples veces el timbre del notario para
satisfacer el requisito de dar fe sobre el conocimiento del ministro de fe de la persona o
identidad del firmante ni la fecha de la firma.
desempeña sus funciones con toda la jerarquía de un servidor público, cuyo ministerio es el
más alto concepto de la responsabilidad profesional. En sus manos se encomienda la tuición
de intereses cuantiosos, como también delicadas cuestiones patrimoniales y de familia. Por
todo lo expuesto, el notario debe tener, como pocos, un sentido permanente de rectitud y
escrupulosidad personal, para que el público respete su investidura y sea absoluto
merecedor de su confianza". (Ética. Moral Profesional. Deberes Notariales. Roque V.
Pondal. Primer Congreso Internacional del Notariado Latino. 1988).
Respecto a la función a que hace referencia el numeral 10 del artículo 401 del Código
Orgánico de Tribunales, esto es, "autorizar las firmas que se estampen en documentos
privados, sea en su presencia o cuya autenticidad les conste", es menester reflexionar que lo
pretendido por el legislador al efecto, al otorgar dicha facultad a estos auxiliares de la
administración de justicia, ha sido sin lugar a dudas el procurar otorgar a este tipo de
instrumentos la "Fe del Conocimiento", esto es, la verdad que ofrece el notario, o en otras
palabras, "certeza", manifestada mediante su certificación de que el compareciente o
comparecientes suscribieron el documento en su presencia o teniendo la completa
convicción de que el suscriptor es él, porque fue identificado sin lugar a dudas al exigir que
autoricen la firma estampada en presencia o cuya autenticidad les consta. En relación con
ello, si bien el artículo 425 del Código Orgánico de Tribunales dispone: "Los notarios
podrán autorizar las firmas que se estampen en documentos privados, siempre que den fe
del conocimiento o de la identidad de los firmantes y dejen constancia de la fecha en que se
firman", no es menos cierto que dicho precepto legal aparece claramente suficiente a la luz
de la importante misión de servicio público que se ha pretendido llevar a cabo a través de
esa actuación, en el recto sentido y alcance que debe dársele conforme a sus claros
conceptos, toda vez que las exigencias impuestas al efecto a estos funcionarios están dotas
de certidumbre y precisión, resultando a juicio de estos sentenciadores razonable que en la
ejecución de tal gestión los notarios expresaren, a lo menos, según se ha dicho, sí la
actuación consistente en la suscripción del instrumento tuvo lugar en su presencia y la
manera en que la identidad del suscriptor constó a dicho funcionario. Lo anterior se
desprende de los precisos términos de la disposición, la cual prescribe la habilitación legal
o determinación de la función de los notarios al "autorizar las firmas" que se estampen en
los documentos privados, que les exige dar fe, que en la acepción correspondiente del
diccionario de la Lengua Española importa "seguridad, aseveración de que una cosa es
cierta", "documento que certifica la verdad de una cosa", "diligencia o testimonio que
extiende el escribano..."; "Autoridad legítima atribuida a notarios, escribanos, agentes de
cambio y bolsa, cónsules y secretarios de juzgado, tribunales y otros institutos oficiales,
para que los documentos que autorizan en debida forma sean considerados como auténticos
y lo contenido en ellos se ha tenido por verdadero mientras no se haga prueba en contrario".
"Dar fe. Ejercitar la fe pública: extrajudicial los notarios; judicial, y los escribanos.
Asegurar una cosa que se ha visto" en que los demás deben hacerse sea suficiente un dicho
o escrito, o tener los requisitos necesarios para que en virtud de que crea lo que se dice o
ejecuta.
Resulta pertinente destacar que el título ejecutivo ha sido reconocido por el legislador por
su carácter indubitado, dotándolo de presunción de veracidad, tanto de la concurrencia de
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las personas como respecto de los derechos y obligaciones, de lo cual son demostración
auténtica. "Para comprender la regulación legal del título ejecutivo, tenemos que partir de la
base que el juicio ejecutivo fue establecido como un procedimiento de cumplimiento de
sentencias y que fue el legislador quien autorizó el uso de otros títulos para provocar el
empleo del procedimiento ejecutivo. Cuando se invocan estos últimos, cobra importancia la
distinción entre materialidad del título y el acto que contiene..." (Juan Colombo Campbell y
otros, Juicio Ejecutivo, Editorial Jurídica, Conosur Ltda., pág. 5). En efecto, el pagaré en
que se sustenta la ejecución da cuenta de una obligación, aspecto relacionado con su
contenido que no se discute, sino el mérito ejecutivo del título, la materialidad que permite
fundar una pretensión compulsiva.
Dada la anterior explicación resulta justificado que se rodeen de las mayores garantías al
hecho de otorgar mérito ejecutivo a un instrumento privado, sin que llegue a exigirse
siempre la presencia de la persona obligada a la suscripción o firma del documento pero en
el evento que ello no se efectúe resulta absolutamente necesario que el ministro de fe
exprese lo requerido por el legislador, esto es, los fundamentos por los cuales le consta la
autenticidad de la firma de la persona a quien corresponde esa rúbrica, aspecto que en
definitiva constituye el motivo en virtud del cual la ley le concede la fuerza para iniciar un
procedimiento ejecutivo.
QUINTO: Que conforme a las reflexiones que anteceden, estos sentenciadores estiman que
una mayor precisión y detalle de ciertas particularidades, en la práctica, de las
autorizaciones notariales de documentos privados, especialmente en relación con la
constancia exigible al ministro de fe de la manera cómo a éste le consta la autenticad de la
firma de quien aparece suscribiendo un instrumento privado, conllevaría de suyo el éxito de
una de las finalidades fundamentales tenidas en cuenta al momento de asignar dicha
función a los notarios públicos, cual es, la de otorgar certeza y evitar controversias
innecesarias, circunstancia que obedece a la mayor responsabilidad con que algunos
ministros de fe ejercen sus funciones, pero que no dejan desprovistos a los actos de las
exigencias legales mínimas para su validez.
SEXTO: Que de lo anterior resulta que, al omitir consignar en el caso de marras, la forma
como le consta al Sr. Notario la autenticidad de la firma estampada en el instrumento cuyo
cumplimiento se persigue en estos autos, procede aceptar el fundamento de la nulidad en
examen, que precisamente se refiere a la transgresión de las normas impositivas –que
generaría la falta de fuerza ejecutiva del pagaré que ha servido de título a esta ejecución–
toda vez que se ha verificado la inobservancia de un requisito exigible a la autorización
notarial de la firma estampada en el instrumento privado, en particular aquél consistente en
la forma como debe visarse una firma y que tiene por objeto dejar debida constancia y
hacer fe que la rúbrica puesta en un documento privado por una persona pertenece,
precisamente, a la persona que la estampó, razón por la cual, consecuencialmente, se
configura la excepción prevista en el Nº 7 del artículo 464 del Código de Enjuiciamiento
Civil. En efecto por no reunir el título invocado alguno de los presupuestos establecidos por
las leyes para que tenga fuerza ejecutiva, con relación al demandado, no es posible
asignarle el mérito de título ejecutivos en la forma que ha ordenado la norma del artículo
434 del Código aludido.
OCTAVO: Que del modo indicado, el fallo recurrido ha vulnerado los artículos 401 Nº 10
y 425 del Código Orgánico de Tribunales y 434 Nº 4 del Código de Procedimiento Civil, al
estimar que se reúnen las exigencias previstas en esta última norma que permiten atribuirle
la naturaleza de título ejecutivo al instrumento fundante de la demanda de autos. De este
modo los sentenciadores al rechazar la excepción prevista en el numeral séptimo del
artículo 464 del citado conjunto normativo, la que resultaba procedente acoger, han
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NOVENO: Que de acuerdo con lo expuesto procede que se acoja el recurso de casación en
el fondo deducido por el ejecutado José Eleodoro Urzúa Iturra, por haberse configurado los
presupuestos que justifican anular el fallo impugnado.
Por estas consideraciones y de conformidad, además, con lo dispuesto en los artículos 764,
765, 767 y 785 del Código de Procedimiento Civil, se acoge el recurso de casación en el
fondo deducido en lo principal de fs. 97 por el abogado Roberto Celedón Fernández en
representación del demandado y, en consecuencia, se invalida la sentencia de seis de agosto
de dos mil ocho, escrita a fojas 96, y acto continuo y sin nueva vista, pero separadamente,
se dicta la sentencia que corresponde conforme a la ley.
Acordada con los votos en contra del Ministro Sr. Silva y del Abogado Integrante Sr.
Medina, quienes estuvieron por rechazar el recurso de casación en el fondo interpuesto,
teniendo para ello en consideración:
1º Que la única exigencia del artículo 434 del Código de Procedimiento Civil en su Nº 4,
para otorgarle mérito ejecutivo, es que el pagaré esté autorizado ante notario, presupuesto
éste que se ha cumplido en la especie, según aparece del estampado, firma y timbre ubicado
al dorso del documento fundamente de la demanda de autos. En efecto, la actuación de un
notario público consistente en autorizar una firma sólo tiene por objeto dejar debida
constancia y hacer fe que la rúbrica puesta en un documento privado por una persona
pertenece, precisamente, a la persona que la estampó.
En consecuencia, no forma parte de esa diligencia ni es exigencia legal para que ella sea
válida, la comparecencia o presencia del suscriptor ante el ministro de fe, ni que éste deje
establecido cómo le consta la identidad de quien firma ante él. Lo que es facultad del
notario, según el Nº 10 del artículo 401 del Código Orgánico de Tribunales, es autorizar las
firmas que se estampen en documentos privados, sea en su presencia o cuya autenticidad
les conste, y por su parte, el artículo 425 del mismo Código previene que: "Los notarios
podrán autorizar las firmas que se estampen en documentos privados, siempre que den fe
del conocimiento o de la identidad de los firmantes y dejen constancia de la fecha en que se
firman. Se aplicará también en este caso la regla del artículo 409. Los testimonios
autorizados por el notario, como copias, fotocopias o reproducciones fieles de documentos
públicos o privados, tendrán valor en conformidad a las reglas generales".
4º Que, asimismo, debe además tenerse en consideración que no ha sido motivo de debate
la deuda cuyo cumplimiento se persigue; la falta de pago de la misma, ni que la firma del
ejecutado en el documento fundante de la acción sea auténtica, de lo cual se desprende,
entonces, no sólo que se han cumplido los requerimiento de la ley en el sentido que se viene
analizando sino que además, del obrar del Ministro de fe no ha podido surgir ninguna
consecuencia adversa para el demandado.
Regístrese.
Redacción a cargo del Ministro Sr. Sergio Muñoz G. y del voto en contra el Sr. Silva.
Pronunciado por la Primera Sala de esta Excma. Corte Suprema integrada por los
Ministros Sr. Sergio Muñoz Gajardo, Sr. Juan Araya Elizalde, Sr. Guillermo Silva
Gundelach y los Abogados Integrantes Sr. Jorge Medina Cuevas y Sr. Domingo Hernández
Emparanza. No firma el Abogado Integrante Sr. Hernández, no obstante haber estado en la
vista y acuerdo de la causa, por estar ausente. Santiago, 19 de enero de 2010.
VISTOS:
Se reproduce la sentencia de primera instancia, con excepción del fundamento séptimo que
se elimina.
Que con el mérito de lo expresado en los motivos cuarto, quinto, sexto y séptimo del fallo
de casación y especialmente teniendo en consideración que el título que sirvió de
fundamento a la acción ejecutiva impetrada en estos autos carece, absolutamente, de los
requisitos establecidos en la ley para que tenga fuerza ejecutiva en relación con el
demandado –lo anterior en razón de no haberse cumplido con la exigencia consistente en
que en la autorización notarial de la firma se indique la forma como le consta al ministro de
fe la autenticidad de la misma– procede acoger la excepción prevista en el Nº 7 del artículo
464 del Código de Procedimiento Civil y, en consecuencia, se rechazará la demanda
intentada.
Acordada la revocatoria con los votos en contra del Ministro Sr. Silva y del Abogado
Integrante Sr. Medina, quienes estuvieron por confirmar la sentencia apelada teniendo para
ello en consideración los argumentos vertidos en la disidencia del fallo de casación.
Pronunciado por la Primera Sala de esta Excma. Corte Suprema integrada por los
Ministros Sr. Sergio Muñoz Gajardo, Sr. Juan Araya Elizalde, Sr. Guillermo Silva
Gundelach y los Abogados Integrantes Sr. Jorge Medina Cuevas y Sr. Domingo Hernández
Emparanza. No firma el Abogado Integrante Sr. Hernández, no obstante haber estado en la
vista y acuerdo de la causa, por estar ausente. Santiago, 19 de enero de 2010.
Rol Nº 5.548–2008.