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CHARLA DE AMBIENTE SEMANAL.

(#26)
EL CAMBIO CLIMÁTICO Y LOS PERDEDORES DEL MAÑANA

El mundo enfrenta una crisis económica de envergadura que tiene relación con prácticas financieras
incorrectas que han canalizado enormes recursos hacia la especulación. Esto acarreará, entre otras
cosas, una disminución de las medidas para reducir los nocivos impactos sobre el calentamiento
global. No obstante, bien vale hacer presente los efectos económicos que este fenómeno global
tendrá en la sociedad humana, con el fin de evitar decisiones que puedan agravar la situación de
penuria económica que siempre está presente en la conciencia universal.

Una cantidad creciente de evidencia práctica y teórica indica que el estado climático global ha sido
perturbado por la expansión económica, porque desde el comienzo del siglo XVIII, la sociedad
moderna inició el uso masivo de combustibles fósiles como carbón, petróleo y gas, que poseen
grandes cantidades de carbono liberado a la atmósfera en el proceso de combustión. La evidencia
científica indica que la temperatura aumenta y muestra una tendencia al calentamiento de 0,6
grados. Hoy sabemos que el nivel actual de gases de efecto invernadero en la atmósfera equivale a
unos 430 ppm de CO2, en comparación con los 280 ppm estimados para el período anterior a la
Revolución Industrial.

La Unión Europea (UE) calcula que los rendimientos agrícolas podrían caer entre 1,9% y 22,4% en
el horizonte del año 2080 en los países del sur de Europa, y pronostica para entonces unas 86.000
muertes anuales adicionales, a causa del calor. En Wall Street se cree que un huracán tan
destructivo como el Andrew (1992) que golpeara a Miami, representaría daños equivalentes a un
tercio del capital del sector de los seguros contra accidentes. La Organización de las Naciones
Unidas prevé que las sequías afectarán mayormente a la población desnutrida del mundo, calculada
en unos 830 millones de personas, que se compone de pequeños agricultores, ganaderos y
trabajadores de granjas. 200 millones de personas se verán desplazadas por el aumento del nivel
del mar y se estima la desaparición de un sexto de la población mundial, (1.000 millones de
habitantes). Así también podría desaparecer entre 15% y 40% de las especies, y las poblaciones de
peces se verían severamente amenazadas.

Los pobres del mundo serán los más afectados, y el cambio climático constituye una seria amenaza
a la posibilidad de reducir la pobreza.

Según el Instituto Alemán de Investigación Económica, las catástrofes naturales de los últimos 10
años han causado daños equivalentes a más de 330.000 millones de dólares. Esta cifra es seis
veces superior a los daños registrados hace 50 años, y los costos para las aseguradoras se han
multiplicado 10 veces en ese lapso.

El Informe sobre la Economía del Cambio Climático, realizado por Nicholas Stern, ex economista
jefe del Banco Mundial, sostiene que el costo de la inacción sería de entre 5 y 20 % del producto
interno bruto (PIB) mundial. El calentamiento climático sería más dañino que la Primera o la
Segunda Guerra Mundial, y podría despertar una crisis equivalente a la gran depresión de 1930.
Según Stern, cuatro son las formas de bajar las emisiones de gases invernaderos: reducción de la
demanda de bienes y servicios intensivos en emisiones, aumentar la eficiencia energética, evitar la
despoblación forestal y usar tecnologías más bajas en emisiones de carbono. Esto podría crear
nuevas oportunidades en una amplia gama de industrias y servicios ya que, para 2050, es probable
que los mercados de productos energéticos bajos en carbono tengan un valor mínimo de 500.000
millones de dólares anuales y más.

El calentamiento global es un problema grave, pero también nos abre oportunidades para inducir los
cambios necesarios en post de un orden mejor y más seguro, no sólo para el 10% más rico de la
humanidad, sino también para los pobres, que en las actuales circunstancias, con o sin cambio
climático, son los perdedores del mañana.

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