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CAMINANDO CON…
Viernes, 10 Julio, 2020
XIV Semana del Tiempo ordinario
El hacer el ejercicio físico de caminar cansa cuando la jornada es larga y no se está acostumbrado. Al tener una
meta clara a alcanzar con ese ejercicio, como único medio para hacerlo, se esfuerza y busca momentos de descanso
y vuelve a retomar el camino.
El caminar cristiano, como discípulo y misionero, no solo puede darse el cansancio como obstáculo, sino otras
realidades que se pueden presentar.
La propuesta de Dios es Ven y sígueme, pues Él, Señor y Dios, también sufrió el cansancio y la cruz en el camino de
la salvación de la humanidad, haciendo la voluntad del Padre, que era su delirio, su meta.
Animador o coordinador de la celebración: En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.
Todos se santiguan y responden: Amén.
Bendigamos al Señor, que ha querido reunir en su Hijo a todos los hijos dispersos, que se ha dignado habitar en toda
casa consagrada a la oración, hacer de nosotros, con la ayuda constante de su gracia, templo suyo y morada del
Espíritu Santo, y con su acción constante santificar a la Iglesia, esposa de Cristo, representada en edificios visibles,
y, en estos tiempos de dificultades sanitarias, quiere que nuestras casas, nuestras residencias, sean templos, donde
nos invita bondadosamente a la oración y a la mesa de la Palabra, como Cuerpo de Cristo, como Iglesia, que somos y
también como familia, Iglesia doméstica, y ser resplandecientes por la santidad de vida.
TODOS: Bendito sea Dios por siempre.
ACTO PENITENCIAL
Animador o coordinador de la celebración: invita a los participantes al arrepentimiento:
Hermanos: El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra, nos llama ahora a la conversión. Reconozcamos,
pues, que somos pecadores e invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
Después de unos momentos de silencio, prosigue:
Tú que has venido a buscar al que estaba perdido: Señor, ten piedad.
Tú que has querido dar la vida en rescate por todos: Cristo, ten piedad.
Tú que reúnes a tus hijos dispersos: Señor, ten piedad.
Animador o coordinador de la celebración dice la siguiente plegaria Dios es un Padre misericordioso que, a pesar
de que nosotros nos alejamos de Él, siempre nos espera para darnos el abrazo del perdón, perdone nuestros pecados
y nos lleva a la vida eterna.
TODOS: Amén
ORACIÓN COLECTA
¡Oh Dios!, que por medio de la humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída; concede a tus fieles la
verdadera alegría. Dios nuestro, el ser cristiano no es fácil, conlleva dificultades, persecuciones y, en algún caso, la
misma muerte. Nada, por otra parte, que no haya sucedido a tu Hijo Jesucristo. Y el discípulo no puede ser de mejor
condición que el maestro. Pero la causa de Jesús nunca fracasa porque la muerte siempre termina en vida. Señor,
que aún en medio de nuestras dificultades, jamás perdamos la esperanza, haz que nos revistamos con las virtudes
del corazón de tu Hijo, y nos encendamos con el amor que lo inflama, para que, configurados a imagen suya, librados
de la esclavitud del pecado, merezcamos ser partícipes de la redención eterna, y llevemos a nuestros hermanos en
mensaje de tu Evangelio. Por Jesucristo el Señor que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo por los siglos de los
siglos.
EVANGELIO
Escuchemos la lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 16-23
Jesús dijo a sus apóstoles:
“Yo los envío como a ovejas en medio de lobos: sean entonces astutos como serpientes y sencillos como palomas.
Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas. A causa de mí, serán
llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos. Cuando los entreguen, no
se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento,
porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes.
El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán
contra sus padres y los harán morir. Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que
persevere hasta el fin se salvará.
Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra, y si los persiguen en esta, huyan a una tercera. Les aseguro que no
acabarán de recorrer las ciudades de Israel, antes de que llegue el Hijo del hombre”. Palabra del Señor. Gloria a
ti, Señor Jesús.
REFLEXIÓN
Terminadas las lecturas el Animador o coordinador de la celebración entabla un diálogo con reflexión y respuesta a
esa Palabra proclamada y meditada para provecho de todos. Para ello, leamos personalmente los textos que se nos
proclamado. Y preguntarnos ¿Qué dice el texto? ¿Qué nos motiva hacer?
Preguntémonos:
- ¿Cuáles son las dificultades, que nos vienen de esta sociedad, para vivir la fe? ¿Cuáles son las ayudas?
- ¿Somos perseverantes para lograr nuestros objetivos?
- Estas disposiciones de Jesús ¿qué nos enseñan hoy para que comprendamos la misión del cristiano?
¿Sabes confiar en la ayuda de Dios cuando sufres conflictos, persecuciones y pruebas?
- ¿Renuncias a la fe por miedo al cuestionamiento?
- ¿Te animas a enfrentarte al “poder de este mundo” aunque tengas que sufrir?
- ¿Dudas de la asistencia permanente de Jesús?
Que las respuestas a esta pregunta nos ayuden a renovarnos en plenitud, para comenzar todo con la novedad de
Cristo.
- Por todas nuestras iglesias jóvenes, todavía en formación, para que estén profundamente encarnadas y
arraigadas en su propio pueblo como comunidades de fe y de amor, que enriquezcan a la Iglesia Universal.
Roguemos al Señor.
Animador o coordinador de la celebración: Elevando nuestros corazones al cielo y guiados por el Espíritu Santo,
digamos: Padre nuestro…
COMUNIÓN ESPIRITUAL
Hagamos nuestra oración de comunión:
Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el santísimo sacramento de altar. Te amo sobre todas las
cosas y deseo recibirte en mi alma. Pero como no puedo recibirte sacramentalmente, te pido vengas a mí
espiritualmente a mi corazón. Y, como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a vos. No
permitas, Señor, que jamás me separe e ti. Amén
Luego de un momento de silencio, durante los cuales vamos a comprometernos al que te ponga mala cara o esté
enfadado, le devolverás una sonrisa.
Y ahora, como hijos confiados dirijámonos a María santísima, Madre de Dios, diciendo:
Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios;
no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos de todo peligro,
¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita.
Después de un momento conveniente de oración en silencio, concluye diciendo, con las manos juntas:
OREMOS
Señor, a los profetas lo llenaste de los dones que los hizo: audaces, creadores, alegres, personas llenas de ilusión y
de esperanza. Hoy más que nunca necesitamos profetas que anuncien con sus palabras y, sobre todo, con el
testimonio de su vida, que un mundo nuevo es posible; que vale la pena luchar por un mundo más humano, más unido.
Que todavía caben las utopías y aún nos es lícito soñar.
Imploramos, Señor, tu clemencia, para que, configurados con Cristo en la tierra, merezcamos compartir su gloria en
el cielo y seguir con valentía el ejemplo de los apóstoles y profetas, para cumplir nuestra misión en la Iglesia en
favor de la humanidad, aunque las dificultades se presenten.
Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo, concédenos el don especial de la perseverancia final para que nos
acompañe hasta el momento extremo de nuestras vidas y no nos debilitemos ante las asechanzas del enemigo.
Amado Jesús, que la perseverancia que nos concede tu Santo Espíritu nos permita seguirte aun en medio del
rechazo y la incomprensión de muchos hermanos.
Amado Jesús, envía hermanos y hermanas dispuestos a aceptar el envío a la misión con todas las implicancias que ella
tiene.
Santísima Trinidad: bendice, protege y guía a los sacerdotes y consagrados, para que sigan anunciando tu reino con
alegría y con el amor que tú nos transmites.
Madre Santísima, Madre de la Iglesia, protege a todos los que, dejando su vida personal, abandonan todo por seguir
a tu amado Hijo Jesús en consagración total y absoluta.
Madre Santísima, Madre de la Iglesia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.
CONCLUSIÓN
Finalmente, signándose de la frente al pecho y del hombro izquierdo al derecho, dice:
El Señor nos bendiga para la misión, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
TODOS: Amén.
CANTAR Ave María o canto a la virgen.
VEN Y SIGUEME