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ORACION EN FAMILIA

CAMINANDO CON…
Viernes, 10 Julio, 2020
XIV Semana del Tiempo ordinario

El hacer el ejercicio físico de caminar cansa cuando la jornada es larga y no se está acostumbrado. Al tener una
meta clara a alcanzar con ese ejercicio, como único medio para hacerlo, se esfuerza y busca momentos de descanso
y vuelve a retomar el camino.
El caminar cristiano, como discípulo y misionero, no solo puede darse el cansancio como obstáculo, sino otras
realidades que se pueden presentar.
La propuesta de Dios es Ven y sígueme, pues Él, Señor y Dios, también sufrió el cansancio y la cruz en el camino de
la salvación de la humanidad, haciendo la voluntad del Padre, que era su delirio, su meta.

Tú, Señor, me llamas,


Tú, Señor, me dices:
“Ven y sígueme” (2).
Señor, contigo iré. (2)

Dejaré en la orilla mis redes,


cogeré el arado contigo, Señor:
guardaré mi puesto en tu senda,
sembraré tu palabra en mi pueblo,
y brotará y crecerá

Dejaré mi hacienda y mis bienes


donaré a mis hermanos
mi tiempo y mi afán;
por mis obras sabrán que tú vives,
con mi esfuerzo abriré nuevas sendas
de unidad y fraternidad.

Animador o coordinador de la celebración: En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.
Todos se santiguan y responden: Amén.

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 32, 11. 19


Los proyectos de su corazón subsisten de generación en generación, para librar de la muerte la vida de sus fieles, y
reanimados en tiempo de hambre.

Bendigamos al Señor, que ha querido reunir en su Hijo a todos los hijos dispersos, que se ha dignado habitar en toda
casa consagrada a la oración, hacer de nosotros, con la ayuda constante de su gracia, templo suyo y morada del
Espíritu Santo, y con su acción constante santificar a la Iglesia, esposa de Cristo, representada en edificios visibles,
y, en estos tiempos de dificultades sanitarias, quiere que nuestras casas, nuestras residencias, sean templos, donde
nos invita bondadosamente a la oración y a la mesa de la Palabra, como Cuerpo de Cristo, como Iglesia, que somos y
también como familia, Iglesia doméstica, y ser resplandecientes por la santidad de vida.
TODOS: Bendito sea Dios por siempre.

INVOCACION AL ESPÍRITU SANTO


Oh Dios, que has instruido a tus fieles, iluminando sus corazones con la luz del Espíritu Santo, Amor del Padre y del
Hijo, concédenos obtener por el mismo Espíritu el gustar del bien y gozar siempre de sus consuelos.
Gloria, adoración, amor, bendición a Ti eterno divino Espíritu, que nos ha traído a la tierra al Salvador de nuestras
almas. Y gloria y honor a su adorabilísimo Corazón que nos ama con infinito amor.
Señor Jesús, envía tú Espíritu, para que con su asistencia y su luz, además, la Palabra, escrita en la Biblia,
descubramos la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de la vida y bebamos esperanza en la fuente de
vida y resurrección. Y podamos caminar contigo en medio de la realidad histórica que nos ha correspondido vivir.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las
personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros,
podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de
nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz.
Oh Espíritu Santo, alma del alma nuestra, te adoramos: ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los
tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de
la Palabra y revelarnos sus más íntimos secretos, guíanos, fortifícanos, consuélanos, enséñanos lo que debemos
hacer, danos tus órdenes.
Te prometemos someternos a lo que permitas que nos suceda: haznos sólo conocer tu voluntad.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado
concebida.

ACTO PENITENCIAL
Animador o coordinador de la celebración: invita a los participantes al arrepentimiento:
Hermanos: El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra, nos llama ahora a la conversión. Reconozcamos,
pues, que somos pecadores e invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
Después de unos momentos de silencio, prosigue:
 Tú que has venido a buscar al que estaba perdido: Señor, ten piedad.
 Tú que has querido dar la vida en rescate por todos: Cristo, ten piedad.
 Tú que reúnes a tus hijos dispersos: Señor, ten piedad.
Animador o coordinador de la celebración dice la siguiente plegaria Dios es un Padre misericordioso que, a pesar
de que nosotros nos alejamos de Él, siempre nos espera para darnos el abrazo del perdón, perdone nuestros pecados
y nos lleva a la vida eterna.
TODOS: Amén
ORACIÓN COLECTA
¡Oh Dios!, que por medio de la humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída; concede a tus fieles la
verdadera alegría. Dios nuestro, el ser cristiano no es fácil, conlleva dificultades, persecuciones y, en algún caso, la
misma muerte. Nada, por otra parte, que no haya sucedido a tu Hijo Jesucristo. Y el discípulo no puede ser de mejor
condición que el maestro. Pero la causa de Jesús nunca fracasa porque la muerte siempre termina en vida. Señor,
que aún en medio de nuestras dificultades, jamás perdamos la esperanza, haz que nos revistamos con las virtudes
del corazón de tu Hijo, y nos encendamos con el amor que lo inflama, para que, configurados a imagen suya, librados
de la esclavitud del pecado, merezcamos ser partícipes de la redención eterna, y llevemos a nuestros hermanos en
mensaje de tu Evangelio. Por Jesucristo el Señor que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo por los siglos de los
siglos.

DIOS NOS HABLA


PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía de Oseas 14, 2-10
Así habla el Señor:
Vuelve, Israel, al Señor de tu Dios, porque tu falta te ha hecho caer. Preparen lo que van decir y vuelvan al Señor.
Díganle: “Borra todas las faltas, acepta lo que hay de bueno, y te ofreceremos el fruto de nuestros labios. Asiria no
nos salvará, ya no montaremos a caballo, ni diremos más “¡Dios nuestro!” a la obra de nuestras manos, porque sólo en
ti el huérfano encuentra compasión”.
Yo los curaré de su apostasía, los amaré generosamente, porque mi ira se ha apartado de ellos. Seré como rocío para
Israel: él florecerá como el lirio, hundirá sus raíces como el bosque del Líbano; sus retoños se extenderán, su
esplendor será como el del olivo y su fragancia como la del Líbano.
Volverán a sentarse a mi sombra, harán revivir el trigo, florecerán como la viña, y su renombre será como el del vino
del Líbano. Efraím, ¿qué tengo aún que ver con los ídolos? Yo le respondo y velo por él. Soy como un ciprés siempre
verde, y de mí procede tu fruto.
¡Que el sabio comprenda estas cosas! ¡Que el hombre inteligente las entienda! Los caminos del Señor son rectos: por
ellos caminarán los justos, pero los rebeldes tropezarán en ellos. Palabra de Dios.

SALMO 50, 3-4. 8-9. 12-13. 14 y 17 (R.: 17b)

R. Señor, mi boca proclamará tu alabanza.

¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad,


por tu gran compasión, borra mis faltas!
¡Lávame totalmente de mi culpa
y purifícame de mi pecado! R.

Tú amas la sinceridad del corazón


y me enseñas la sabiduría en mi interior.
Purifícame con el hisopo y quedaré limpio;
lávame, y quedaré más blanco que la nieve. R.

Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,


y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia
ni retires de mí tu santo espíritu. R.

Devuélveme la alegría de tu salvación,


que tu espíritu generoso me sostenga.
Abre mis labios, Señor,
y mi boca proclamará tu alabanza. R.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 16, 13; 14,26


Aleluya, aleluya. Cuando venga el Espíritu de verdad, él les enseñará toda la verdad y les recordará todo cuanto yo
les he dicho, dice el Señor. Aleluya, aleluya.

EVANGELIO
Escuchemos la lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 16-23
Jesús dijo a sus apóstoles:
“Yo los envío como a ovejas en medio de lobos: sean entonces astutos como serpientes y sencillos como palomas.
Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas. A causa de mí, serán
llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos. Cuando los entreguen, no
se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento,
porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes.
El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán
contra sus padres y los harán morir. Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que
persevere hasta el fin se salvará.
Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra, y si los persiguen en esta, huyan a una tercera. Les aseguro que no
acabarán de recorrer las ciudades de Israel, antes de que llegue el Hijo del hombre”. Palabra del Señor. Gloria a
ti, Señor Jesús.

REFLEXIÓN
Terminadas las lecturas el Animador o coordinador de la celebración entabla un diálogo con reflexión y respuesta a
esa Palabra proclamada y meditada para provecho de todos. Para ello, leamos personalmente los textos que se nos
proclamado. Y preguntarnos ¿Qué dice el texto? ¿Qué nos motiva hacer?

Después de compartir, leer la siguiente reflexión:


Les propongo unas pautas para interiorizar la Palabra de Dios, y como María, meditarla en nuestro corazón, bajarla
de nuestra mente al centro de nuestra existencia, a nuestra intimidad, y entrando en nuestra existencia, caminar
con Cristo, la Iglesia, la familia, en la situación histórica.
En las pautas de ayer formulábamos que en el mundo actual, se siente el peso del ambiente secularizado y a menudo
hostil a la fe cristiana. Hay un creciente hedonismo, que ha ayudado a penetrar la crisis de valores en la vida
cotidiana, en la estructura familiar, de la misma manera que interpreta el significado de la existencia.
Síntoma de un grave malestar social es también la propagación de cosas tales como la pornografía y la prostitución.
La sociedad en que vivimos está fuertemente marcada por el sistema económico capitalista, por la influencia de la
ciencia y de la técnica y por la enorme relevancia de los medios de comunicación.
El sistema político democrático ha proporcionado más libertad que en épocas anteriores, más participación, más
iniciativas; sin embargo, en este contexto, han aparecido en nuestra sociedad formas de vida y pensamiento que bien
merecen una reflexión por sus implicaciones en el hecho religioso. Algunas de ellas son:
· Mentalidad materialista y competitiva que valora más el tener que el ser.
· Dominio de lo fáctico y productivo: se valoran los hechos más que las ideas; estamos ante un tipo de hombre
eminentemente práctico.
· Valoración de lo inmediato: sólo vale el presente, el disfrute de las cosas en el momento y esto nos lleva al
consumismo, hedonismo...
· Aflora también un relativismo moral y gran permisividad.
· Se vive una libertad muy dirigida por los medios de comunicación, alejada de los análisis críticos y sopesados
acerca de los problemas reales de la sociedad.
· Se percibe un cierto conformismo e insensibilidad. La abundancia de tragedias y de miserias del mundo,
presentadas visualmente por las televisiones sin análisis correctos, nos ha llevado a ver la pobreza y el drama de
media humanidad como factores ajenos a nosotros o problemas que no nos afectan.
· La familia, a pesar de los divorcios y de las uniones fuera del matrimonio, sigue siendo una unidad básica de nuestra
sociedad. Pero se ha relajado, en exceso, a la familia. Ella, que es cauce natural y obvio para la transmisión de la fe
de padres a hijos; en su seno se vive en primer lugar la ruptura de generaciones y la dificultad de comunicar valores,
de modo especial los valores religiosos, morales y espirituales.
· Esta nueva mentalidad repercute directamente en la religiosidad. El hombre actual practica menos la religión, se
cree capaz de dominar el mundo y se aleja de Dios.
· Hay también muchos aspectos positivos; valores reconocidos en nuestra cultura: la dignidad de cada persona; la
defensa de los derechos de las minorías étnicas, sociales y culturales; la condena de la guerra y de otras formas de
violencia; el respeto creciente a la naturaleza; el interés de alcanzar un consenso universal en torno a los valores
éticos y morales mínimos; la promoción de la mujer.
En este contexto debe realizarse la evangelización. Es un mundo de lobos. Y en este ambiente debe e lcristiano,
discípulo y misionero realizar la tarea evangelizadora.
Cristo les advirtió a los discípulos que los enviaba como ovejas en medio de lobos. Y me surge una pregunta: ¿Eres
oveja o eres lobo?
Jesús recuerda que la lucha del discípulo contra el mal está en desventaja: "Os envío como ovejas en medio de
lobos".
Estas palabras de Jesús sólo pueden entenderse a la luz de los profetas. Isaías había anunciado para los tiempos
mesiánicos cosas admirables, lo nunca visto: “Entonces, el lobo y el cordero irán juntos; y la pantera se tumbará con
el cabrito, el novillo y el león engordarán juntos… un niño jugará en la hura del áspid” (Is. 11,6-8).
Ahí vemos, con toda naturalidad, habitar juntos un animal doméstico con un animal salvaje. El animal pacífico
domesticará al salvaje. Todo lo salvaje y bestial del hombre será domesticado por la fuerza del amor. El bien se
apoderará del mal. La vida será un juego, un bonito juego donde nadie sospechará de nadie; nadie se sentirá extraño
ni peregrino; todos se sentirán amigos y hermanos; todos se darán las manos en una maravillosa danza de amor y así
con las manos enlazadas, nadie tendrá ya las manos libres para hacer el mal y estando las manos enlazadas, ya no
quedarán manos pidiendo una limosna. Los primeros cristianos lo tenían todo en común y no había necesidades entre
ellos. Cuando se comparte, aunque sea poco, llega a todos.
El discípulo es pobre y está inerme; sólo es rico en fe en la validez de su anuncio. La misión exige un ambiente de
debilidad; pero la debilidad la colma la presencia del Señor (28,20). Parece que Dios exige un ambiente de debilidad
para forzar al discípulo a la fe y para quitarle, a él y a los demás, cualquier ilusión: es Dios el que obra; no los
hombres.
Pero la debilidad no es presunción, ligereza, superficialidad e ingenuidad. Simples y prudentes, son las palabras de
Cristo.
Él anuncia la persecución a sus apóstoles, pero les pide que no se expongan inoportunamente. También, remarca que
los enviados serán perseguidos, aconsejándoles que deben huir en una situación de este tipo.
Los apóstoles están bien advertidos: parecen entregados, mansos y sin defensa, son ovejas, a la brutalidad y a la
fuerza de sus adversarios, los lobos, que es la realidad que rodea y que la evangelización con los evangelizadores
pueden ser tentados a seguirlos, como criterio de vida.
El Reino de Dios se revela en la debilidad de Jesús y de sus mensajeros. San Pablo dirá también que "la fortaleza de
Dios encuentra su cumplimiento en la debilidad" (2 Cor 12, 9). Toda la historia de la Iglesia confirma esta verdad.
Son los pequeños y los humildes los que han hecho las mayores obras.
Los apóstoles no han de inquietarse. No han de contar sólo con su propia inteligencia. Para encontrar las palabras
oportunas: hay "en ellos" el espíritu de Dios, que "habita en nuestros corazones”
Las primeras comunidades cristianas fueron perseguidas tanto por los judíos como por los romanos. Mucha sangre
se derramó que fue “semilla de cristianos”. Pero también muchos creyentes apostataron de su fe y renegaron de
Jesús ante la inminencia de la persecución, la tortura y el martirio. Por eso Mateo quiere animar a la perseverancia
y la fidelidad. Jesús garantiza su presencia permanente y asegura que no abandona a sus seguidores en los
momentos más duros y conflictivos.
Las palabras del profeta Oseas también deben resonar en nuestra vida y en la sociedad: “Vuelve, Israel, al Señor de
tu Dios, porque tu falta te ha hecho caer. Preparen lo que van decir y vuelvan al Señor”. Palabras que deben estar
presente en la tarea. Una llamada a la conversión. Pues los elementos que tiene la sociedad nos pueden servir para la
vida terrenal y la conversión al Señor, a hacer de ello, con un sentido cristiano base para el progreso del hombre,
pero no para salvarlo.
El hombre ha puesto su confianza en los sistemas sociales y ello lo ha llevado a un ambiente no favorable para el
hombre. Como lo fue Asiria para Israel.
Es en Dios que el hombre encuentra su salvación, pues Él ha prometido: “curaré de su apostasía, los amaré
generosamente”.
Si eres lobo, el llamado es para ti, iniciando en el cambio por el quien o que has puesto la confianza. Si eres oveja,
debes vivir en intensidad la confianza en el Señor para no caer en los colmillos del lobo, en las redes de una sociedad
materialista, egoísta, soberbia, conformista e insensible.
El cristiano, como discípulo y misionero, en su ambiente: familia, trabajo, vecindad, debe sentirse implicado en la
evangelización y afectar, llevar a otros a realizarla, como agentes, como protagonistas. Todos los cristianos
debemos participar, ser parte, de la tarea evangelizadora del mundo, del ambiente que vivimos.
Un ambiente que no debe desalentarnos, sino más bien que sea una ocasión para renovar el compromiso y la
esperanza, la esperanza que proviene de saber que la noche está avanzada, el día está cerca, porque Cristo
resucitado está siempre con nosotros. Es un camino con dificultades que se debe recorrer, con la confianza puesta
en Dios.
Con esta confianza se debe:
- Testimoniar que Dios, que es nuestro Padre, ha amado al mundo en su Hijo, y nos ha ofrecido una vida plena
(salvación); que comienza aquí y ahora, y que será plenificada en la eternidad.
- Predicar la realización de las promesas de Dios en su Hijo; el amor recíproco entre Dios y nosotros; el amor
fraterno; el misterio del mal y de la búsqueda del bien; el encuentro con Dios a través de la oración y de la
Iglesia, especialmente en los sacramentos.
- Vivir la relación estrecha entre el Evangelio y la vida concreta, personal y social del hombre. Esto exige, por
parte de la Iglesia, un mensaje explícito sobre: derechos y deberes de toda persona, vida familiar, vida
social; y en el plano internacional, paz, justicia, desarrollo, liberación.
- Anunciar la liberación y ayudar a que nazca, dar testimonio de la misma; hacer que sea integral.
- Realizar la relación evangelización y promoción humana (desarrollo, liberación) y tratar las cuestiones que
atañen a la justicia, a la liberación, al desarrollo y a la paz en el mundo.
- Tener presente las dimensiones de la liberación evangélica: económica, política, social, cultural, la personal
(incluida la apertura a Dios), el anuncio de la salvación en Jesucristo. Esta liberación exige: estar centrada
en el reino de Dios, una visión evangélica del hombre, la conversión y la exclusión de la violencia y suscitar
cristianos que se dediquen a la liberación de los demás con: una inspiración de fe, amor fraterno, doctrina
social, el esfuerzo de inserir la lucha cristiana de la liberación en el designio de salvación. La liberación,
vinculada a la evangelización, debe asegurar todos los derechos fundamentales del hombre, entre los cuales
la libertad religiosa ocupa el primer lugar.
Esta acción lleva a pedir constantemente a Dios que sea Él quien la lleve a término, y así nunca lo contristaremos con
nuestras malas acciones, a él, que se ha dignado contarnos en el número de sus hijos, ya que en todo tiempo debemos
someternos a él en el uso de los bienes que pone a nuestra disposición, no sea que algún día, como un padre que se
enfada con sus hijos, nos desherede, o, como un amo temible, irritado por nuestra maldad, nos entregue al castigo
eterno, como a servidores perversos que han rehusado seguirlo a la gloria.
Jesús preanuncia a sus discípulos las dificultades que encontrarán en la misión de evangelización que les encomienda.
Que en su época eran de un sentido, hoy las tenemos en otro contexto.
Y las recomendaciones de entonces, también son las que debemos tener presente: actuar con prudencia, pero les
promete la asistencia del Espíritu Santo, que será enviado por el Padre y que hablará a través de ellos y los
fortalecerá. No exponerse inoportunamente a las amenazas, es decir, no creernos tan fuertes que no vamos a caer
en las redes de la sociedad y su ambiente. Jesús nos pide que seamos "cautos", es decir inteligentes, hábiles, finos,
como serpientes... y Sin embargo hemos de conservar la "ingenuidad" es decir la "candidez", la simplicidad, sin
disimulo, sin segunda intención, como palomas...
También hace saber que su Nombre será signo de contradicción en las familias y en la sociedad, pero que la
perseverancia debe ser la característica esencial de la persona que logre la salvación.
Es preciso que se perciba que los mensajeros del evangelio sólo se ocupan de Dios y no buscan su propio provecho.
La simplicidad es lealtad, transparencia, confianza en la verdad y, por tanto, rechazo de cualquier subterfugio y de
todo medio de violencia, la prudencia es la capacidad (y la humildad) de valorar las situaciones concretas. Pero se
trata siempre, por supuesto, de la prudencia de Cristo, no de la prudencia del mundo, basada en cálculos cínicos,
diplomacia y compromisos, siempre en busca de una salvación propia.
El mal está presente en el mundo y es engendrador de mal, filtrándose en el interior de todas las relaciones, hasta
llegar muchas veces a las raíces de la misma vida. En el esfuerzo por vivir y anunciar el Evangelio, el cristiano habrá
de sufrir dificultades y contradicciones, porque continúa viviendo en este mundo que se resiste a ser cuestionado, y
no sería fiel a su misión si se evadiera por miedo al enfrentamiento.
Quien soporte ser rechazado u odiado no a causa de sus malas obras, sino a causa del evangelio de la vida, se
salvará. En la constancia y fidelidad, se probará la verdad de la fe, y por la fuerza de la gracia se podrá resistir y
perseverar hasta el final.
La Iglesia y el mundo son dos realidades de “difícil” convivencia. El mundo al que la Iglesia ha de llevar el mensaje de
Jesucristo, no es una realidad neutra, obedece a otro señor, “el señor de este mundo”, el enemigo del alma, al cual el
cristiano ha renunciado para pertenecer del todo a Jesucristo y al reino por Él inaugurado.
En la Iglesia muchos dan testimonio del Reino aún a costa de su propia vida. Es el Espíritu del Señor quien acompaña
a estas personas para que permanezcan fieles hasta el final.
Tengamos presente en la evangelización el mensaje esperanzador del libro de Oseas. Estamos ante un dialogo entre
Dios y el pueblo. Dios toma la palabra e invita a los israelitas a convertirse. La invitación incluye un propósito y una
confesión de culpa. Será necesario reconocerse responsables de haber puesto sus esperanzas en alianzas políticas
con naciones extranjeras, que terminarían en un rotundo fracaso: pérdida del territorio, deportaciones, destrucción
de ciudades y saqueo de poblaciones. Los hijos de Israel tendrán que entender que Dios no cobra cuotas, ni impone
tributos porque quiere a su pueblo sin condiciones: "los querré sin que lo merezcan". De esa gratuidad y amorosa
bondad son portavoces los discípulos de Jesús que salen a misionar por las aldeas de Galilea.
Las pruebas aceptadas a causa de la fe, la violencia es derrotada por el amor, la muerte por la vida. Para acoger
verdaderamente a Jesús en nuestra existencia y prolongar la alegría de la Noche Santa, el camino es precisamente
el que indica este Evangelio. Es decir, testimoniar a Jesús en la humildad, en el servicio silencioso, sin miedo a ir
contracorriente y pagar en persona. Y, si no todos están llamados a derramar su propia sangre, a todo cristiano se le
pide, sin embargo, que sea coherente en cada circunstancia con la fe que profesa. Es la coherencia cristiana. Es una
gracia que debemos pedir al Señor. Ser coherentes, vivir como cristianos. Y no decir ‘soy cristiano’ y vivir como
pagano. La coherencia es una gracia que hay que pedir hoy
El testimonio de vida cristiana que debe transmitir todo creyente. La Iglesia evangeliza con su testimonio de
fidelidad a Jesús, de pobreza y despego de bienes materiales, de libertad frente a los poderes del mundo, en una
palabra, de santidad.

Preguntémonos:
- ¿Cuáles son las dificultades, que nos vienen de esta sociedad, para vivir la fe? ¿Cuáles son las ayudas?
- ¿Somos perseverantes para lograr nuestros objetivos?
- Estas disposiciones de Jesús ¿qué nos enseñan hoy para que comprendamos la misión del cristiano?
¿Sabes confiar en la ayuda de Dios cuando sufres conflictos, persecuciones y pruebas?
- ¿Renuncias a la fe por miedo al cuestionamiento?
- ¿Te animas a enfrentarte al “poder de este mundo” aunque tengas que sufrir?
- ¿Dudas de la asistencia permanente de Jesús?

Que las respuestas a esta pregunta nos ayuden a renovarnos en plenitud, para comenzar todo con la novedad de
Cristo.

LA PALABRA SE HACE ORACIÓN


Animador o coordinador de la celebración: Después de escuchar la Palabra de Dios oremos al Señor nuestro Dios:
- Por todas las Iglesias e instituciones misioneras, para que sepan proclamar a Cristo no por medio de poder y
prestigio, sino con humilde servicio. Roguemos al Señor.
- Por los misioneros, para que descubran lo bueno que hay en las mentes y corazones de los misionados y en su
cultura, para curarlo, ennoblecerlo y perfeccionarlo todo en Cristo Jesús. Roguemos al Señor.

- Por todas nuestras iglesias jóvenes, todavía en formación, para que estén profundamente encarnadas y
arraigadas en su propio pueblo como comunidades de fe y de amor, que enriquezcan a la Iglesia Universal.
Roguemos al Señor.

Animador o coordinador de la celebración: Elevando nuestros corazones al cielo y guiados por el Espíritu Santo,
digamos: Padre nuestro…

COMUNIÓN ESPIRITUAL
Hagamos nuestra oración de comunión:
Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el santísimo sacramento de altar. Te amo sobre todas las
cosas y deseo recibirte en mi alma. Pero como no puedo recibirte sacramentalmente, te pido vengas a mí
espiritualmente a mi corazón. Y, como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a vos. No
permitas, Señor, que jamás me separe e ti. Amén
Luego de un momento de silencio, durante los cuales vamos a comprometernos al que te ponga mala cara o esté
enfadado, le devolverás una sonrisa.
Y ahora, como hijos confiados dirijámonos a María santísima, Madre de Dios, diciendo:
Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios;
no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos de todo peligro,
¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita.

Oración mientras dura la pandemia.


OREMOS
Oh Dios todopoderoso y eterno, mira el Corazón de tu amantísimo Hijo y las alabanzas y satisfacciones que te
ofrece en nombre de los pecadores y perdona a los que imploran tu misericordia, a ti nos dirigimos en nuestra
angustia; te pedimos con fe que mires compasivamente nuestra aflicción, concede descanso eterno a los que han
muerto por la pandemia del “corona-virus”, consuela a los que lloran, sana a los enfermos, da paz a los moribundos,
fuerza a los trabajadores sanitarios, sabiduría a nuestros gobernantes y valentía para llegar a todos con amor,
glorificando juntos tu santo nombre. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Después de un momento conveniente de oración en silencio, concluye diciendo, con las manos juntas:
OREMOS
Señor, a los profetas lo llenaste de los dones que los hizo: audaces, creadores, alegres, personas llenas de ilusión y
de esperanza. Hoy más que nunca necesitamos profetas que anuncien con sus palabras y, sobre todo, con el
testimonio de su vida, que un mundo nuevo es posible; que vale la pena luchar por un mundo más humano, más unido.
Que todavía caben las utopías y aún nos es lícito soñar.
Imploramos, Señor, tu clemencia, para que, configurados con Cristo en la tierra, merezcamos compartir su gloria en
el cielo y seguir con valentía el ejemplo de los apóstoles y profetas, para cumplir nuestra misión en la Iglesia en
favor de la humanidad, aunque las dificultades se presenten.
Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo, concédenos el don especial de la perseverancia final para que nos
acompañe hasta el momento extremo de nuestras vidas y no nos debilitemos ante las asechanzas del enemigo.
Amado Jesús, que la perseverancia que nos concede tu Santo Espíritu nos permita seguirte aun en medio del
rechazo y la incomprensión de muchos hermanos.
Amado Jesús, envía hermanos y hermanas dispuestos a aceptar el envío a la misión con todas las implicancias que ella
tiene.
Santísima Trinidad: bendice, protege y guía a los sacerdotes y consagrados, para que sigan anunciando tu reino con
alegría y con el amor que tú nos transmites.
Madre Santísima, Madre de la Iglesia, protege a todos los que, dejando su vida personal, abandonan todo por seguir
a tu amado Hijo Jesús en consagración total y absoluta.
Madre Santísima, Madre de la Iglesia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

CONCLUSIÓN
Finalmente, signándose de la frente al pecho y del hombro izquierdo al derecho, dice:
El Señor nos bendiga para la misión, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
TODOS: Amén.
CANTAR Ave María o canto a la virgen.
VEN Y SIGUEME

Me pides Señor que yo te siga,


Me pides que me ponga a caminar
Difícil para mí es complacerte,
Es mucho lo que tengo que dejar.

Me llamas, Señor, a ser apóstol;


Y sabes que es mucho para mí;
Quisiera algún día yo seguirte;
Es mucho lo que tengo que dejar.

Ven y sígueme, no esperes más;


Yo junto a ti siempre estaré;
No temas qué palabras tendrás que decir,
Yo por tu boca hablaré.

¿Por qué te fijas Tú en mi persona,


Habiendo otras más fuertes que yo?
De mí no esperes nunca algo grande,
Soy débil y cobarde sabes bien.

Señor quiero decirte otra cosa:


Mis amigos de mí se reirán;
Dame tú la fuerza y valentía,
Dame tú la vida y la fe.
Devuélveme el gozo de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso;
abre, Señor, mis labios,
y publicará mi boca tu alabanza. (Sal 51,14.17)

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