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Es cierto que podemos opinar, expresarnos, y por supuesto sin censura previa, por

cualquier medio disponible a nuestra voluntad (discernimiento, intención y libertad),


pero lo cierto es que la ley no ampara el ejercicio abusivo de los derechos, el
ordenamiento reglamenta la materialidad de ese ejercicio. Lisa y llanamente poder
decir y no cualquier barbaridad, no cualquier cosa, tus derechos siempre tienen limite
en el derecho del otro, o por lo menos así se lo pregona en un verdadero de estado de
derecho. Podes analizar la situación de cualquier forma (contala como quieras), pero lo
cierto es que hoy EL ABORTO no es ley. Te guste o no te guste NO LO ES.
Y por tanto tu afiche no es ni mas ni menos que una apología del delito, a veces
alcanza con informarse, a veces alcanza con leer, nada más.
Para ir al punto y sin vueltas el Código Penal de la Nacion vigente al 30/05/2020,
estipula en su Art: 213- Sera reprimido con prisión de un mes a un año, el que hiciere
públicamente y por cualquier medio la apología de un delito o de un condenado por
delito.
El orden y la tranquilidad públicos pueden verse afectados cuando una persona
aprueba de manera pública la comisión de un delito o ensalza a una persona
condenada por delito. Cuando alguien coloca la comisión de un delito que ennoblece a
su autor como modelos de conducta a seguir por parte de una sociedad democrática
de derecho, genera con su aprobación publica que dicha conducta o su autor sean
imitados por terceros. De esta forma, las personas estarían tentadas a repetir dichas
conductas criminales por entender que aquellas son dignas de alabanza y en cierta
medida no serían en si injustas, aunque si ilegales, por un lado, mientras que el orden
jurídico, cuya legalidad descansa en el monopolio estatal de la violencia, seria puesto
en entredicho por tales muestras de aprobación del uso de la violencia personal. A
diferencia de la figura de la introducción del art. 45 del Cód. Penal o de las figuras acá
analizadas, el autor de la apología del delito utiliza un sendero indirecto para crear una
resolución criminal en terceros (CNCP, sala III, “E., M. O. s/rec. Casación”, de
25/09/02).
Este delito ha sido resistido por parte de autores nacionales, por entender que la
represión de esta clase de conducta podía representar un recorte al ejercicio de la
libertad de expresión de los ciudadanos (Art. 14, Constitución Nacional). Por esto
mismo es menester tener en cuenta que dicho ejercicio de expresión no puede aspirar
a la tolerancia de expresiones de odio o violencia que pongan en riesgo la tranquilidad
pública, y menos aun cuando dichas expresiones reivindican la comisión de delitos
como medio idónea para imponer las ideas. Por este motivo habrá de entenderse el
porqué la ausencia de tipicidad de aquellas expresiones que contribuyen a la discusión
de la cual sería la mejor política criminal adaptable a nuestro medio, o si algunas
conductas criminalizadas deben dejar de serlo. Todo lo contrario. Acá la ley penal
reprime únicamente la acción de pontificar ciertas conductas que han sido juzgadas
por los jueces como delictivas, es decir, como antisociales, o venerar a la persona de su
autor como modelo de conducta a seguir.
Es un delito común ya que cualquiera puede ser calificado de autor. Sujeto pasivo es la
comunidad en general.
La acción típica consiste en hacer pública por cualquier medio la apología de un delito
o de un condenado por delito. La publicidad de la apología es un requisito clave de
este delito (Moreno, p. 21; Núñez, p. 201; CNCC, Sala I, “V., J. R.”, de 16/5/94), si el que
define la comisión de un delito o su autor lo hace en una reunión privada o frente a un
número determinado de personas, no se comete delito. Los medios de comunicación
deben ser idóneos para asegurar la difusión de dicha apología, pueden ser medios
escritos, orales, audiovisuales, etc. La apología significa la defensa, alabanza o muestra
de adhesión o aprobación de la comisión de un delito o al condenado por dicho delito
(Moreno, p. 21; Núñez, p. 200; CCC Fed., Sala II, c. 20.336, “V., L. G.”, de 29/08/03). Por
este motivo la doctrina distingue la apología del hecho de la del autor (Moreno, p. 21;
Soler, p. 727). Se debe tratar de un delito determinado o de un autor condenado
individualizado (Soler, p. 726; Núñez, p. 199; Donna, p. 357; Creus/Boumpadre, pp. 141
y 142; de otra opinión, Moreno, p. 21, que reputa suficiente la abalanza de un delito
genérico). Sin embargo, respecto a la apología de delito, alguna doctrina no exige que
se trate de un hecho juzgado, siendo suficiente que se haya cometido
(Creus/Buompadre, p. 142). No basta la referencia global a la comisión de delitos o de
una persona procesada o sobreseída por la comisión de un delito. Es menester que el
autor del delito haya sido condenado y que dicha condena haya pasado en autoridad
de cosa juzgada (Moreno, p. 21; Soler, p. 726; Núñez, p. 200; Creus/Buompadre, p.
142). Se excluyen las condenas recaídas por contravenciones o faltas. Tampoco se
deben tener en cuenta las medidas de seguridad impuestas al autor, porqu8e al
tratarse de un inimputable no puede aplicarse pena. La sentencia condenatoria pudo
haber sido dictada tanto por un tribunal local como extranjero, lo importante es que el
autor de este delito de apología criminal busque alentar o ensalzar la comisión de
delitos determinados por los cuales existió condena firme o a su autor.
La condena impuesta al autor de un delito abarca también los demás tipos de
participación (participe primario, participe secundario o instigador).
Al tratarse de un delito de mera actividad, la consumación se logra con el ejercicio de
la acción de hacer publica dicha apología del delito o del condenado por un delito
(Donna, p. 358). Ni siquiera es tentativa .-
Existe la posibilidad de ejercer la acción penal, en calidad de querellante, por parte del
ofendido del delito de apología 8CNCP, Sala III, c. 3751, “Etchecolatz, M. O. s/rec. de
casación”, de 25/09702).
Daniel (51 años) un tipo común y corriente, con aciertos y desaciertos, Hijo de
Margarita también madre de 3 hijos de otro matrimonio y afectada durante mi
gestación de una grave enfermedad llamada Leucemia, quien fue persuadida de la
conveniencia de abortar por su enfermedad…… Hijo de Roberto Alfredo, errático y sin
norte, viudo a la deriva después de mi nacimiento…que a pesar de todo y de todos
dijeron : Si a la Vida, y eran allá por el 1968, por que yo también puedo opinar , y decir,
y publicar, pero con una gran diferencia lo puedo hacer porque estoy Vivo, y porque
no me ABORTARON…..
Y PORQUE DEBO SER LA VOZ DE LOS QUE NO TIENEN VOZ.

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