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LA SALIDA DE LAS CIUDADES

Algunas ideas sobre la luz que se nos ha dado con respecto al salir de las ciudades.
Existen tres momentos: (1) La salida planificada de las ciudades; (2) la huida de las
grandes ciudades; y (3) la huida de los pequeños pueblos. Veamos:
1. LA SALIDA PLANIFICADA DE LAS GRANDES CIUDADES
Hay muchos consejos para el pueblo de Dios sobre una salida libre y planificada de las
ciudades hacia el campo. Esto es ANTES que llegue el tiempo de angustia.
“El Señor quiere que las familias de su pueblo se trasladen al campo donde puedan
poner su casa en la tierra, y cultivar sus propios frutales y verduras, y donde sus hijos
puedan estar en contacto directo con las obras de Dios manifestadas en la naturaleza”
(MS, 2:410)
Algunas (no todas) razones para esto son:
1.1. Para fortalecer la vida espiritual
“Es mucho más fácil obtener fe, esperanza, amor y felicidad en lugares apartados, en
medio del campo, de las montañas y los árboles” (Manuscrito 76, 29 junio 1905)
1.2. Para evitar las influencias corruptoras de la sociedad
“La perversidad de nuestras ciudades aumenta, y cada vez resulta más evidente que los
que permanezcan innecesariamente en ellas, correrán el peligro de perder sus almas”
(Manuscrito 115, 1907).
1.3. Por el bien de nuestros hijos
“Siempre que sea posible, los padres tienen la obligación de establecer su hogar en el
campo para el bien de sus hijos” (Carta 268, 1906).
1.4. Por la salud de la familia
“Algunos miembros de nuestro pueblo que viven en la atmósfera envenenada de las
ciudades, harían bien en conseguir unas pocas hectáreas de tierra” (Carta 63, 1904)
ADVERTENCIA: Esto debe ser BIEN PLANIFICADO Y ESTAR LIBRE DE TODO
FANATISMO, para no producir fracaso y decepción:
“…Los que por fin han decidido salir, que no lo hagan en forma apresurada como
respuesta a un movimiento de agitación, en forma imprudente, o de un modo tal que
después tengan que arrepentirse profundamente de haber salido” (MS, 2:414)
“No se haga nada en forma desordenada para que no se produzcan grandes pérdidas ni
se sacrifiquen las propiedades a causa de discursos ardientes e impulsivos que
despiertan un entusiasmo que no está de acuerdo con la voluntad de Dios…” (MS,
2:416)
2. LA HUIDA DE LAS GRANDES CIUDADES
No todos podrán salir de las ciudades ahora, pero cuando se dicte la ley dominical en
Estados Unidos, tendrán que “huir” de las grandes ciudades a las más pequeñas.
“Así como el sitio de Jerusalén por los ejércitos romanos fue la señal para que huyesen
los cristianos de Judea, así la asunción de poder por parte de nuestra nación [los Estados
Unidos], con el decreto que imponga el día de descanso papal, será para nosotros una
amonestación. Entonces será tiempo de abandonar las grandes ciudades, y prepararnos
para abandonar las menores en busca de hogares retraídos en lugares apartados entre las
montañas” (EUD, 104).
3. LA HUIDA DE LAS PEQUEÑAS CIUDADES
Cuando haya terminado el tiempo de gracia, y empiece el tiempo de angustia, se dictará
un decreto de muerte, y el pueblo de Dios huirá a lugares desolados:
“En el tiempo de angustia, huimos de todas las ciudades y pueblos, pero los malvados
nos perseguían y entraban a cuchillo en las casas de los santos” (EUD, 125).
4. LAS GRANDES CIUDADES DEBEN SER EVANGELIZADAS
4.1. Quienes salgan al campo deben visitar las ciudades para evangelizar:
“El mensajero de Dios dijo: “¿No serán amonestadas las ciudades? Sí; pero no por el
pueblo de Dios que viva en ellas, sino mediante sus visitas realizadas para advertirlas de
lo que acontecerá sobre la tierra” (MS, 2:410).
4.2. Los que no puedan salir de las ciudades, deben evangelizar:
“Muchos tendrán que trabajar laboriosamente para ayudar a abrir el camino. Pero hasta
que sea posible salir, durante todo el tiempo que permanezcan en ellas, deberían
ocuparse activamente en el trabajo misionero…” (DCC, 24).
CONCLUSIÓN
Aunque ciertos grupos disidentes hablan de la salida al campo, es un consejo que Dios
nos ha dado. Quienes puedan salir en estos tiempos deben hacerlo sin fanatismos, sino
de forma PLANIFICADA. Se debe tener EQUILIBRIO, pues si bien hay una
recomendación de salir al campo, también hay un llamado URGENTE a evangelizar las
grandes ciudades antes de que sea tarde.

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