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I. Ante este panorama de problemas para la antropología filosófica la pregunta por el ser
del hombre pararía a un segundo lugar, porque primero deberá empezar por legitimarse a
sí misma como discurso posible, discutiendo su estatuto epistemológico, su necesidad y
su función.
II. Ahora bien, ¿esto significa que ya no es posible una antropología filosófica? O bien:
¿significa que esta debe renunciar a su pretensión de constituirse en discurso
fundamentador de todo otro discurso?
III. Nuevos problemas se van abriendo a medida que intentamos ahondar en esta dirección.
A modo de enriquecer la discusión les acerco más interrogantes:
IV. Texto de morey:
Pretender una definición de hombre que no sea mera sanción de nuestros prejuicios
etnocéntricos o ideológicos es tarea siempre en exceso comprometida. Afirmar "el hombre
es una animar racional" (o sea dotado de lenguaje); La existencia concreta del hombre es
el trabajo; o el hombre es un animal dotado de veintitrés pares de cromosomas, ¿son
caracterizaciones suficientes para tomarlas como punto de partida de una antropología
filosófica?
Evidentemente, puede decirse que el hombre es todas esas cosas, pero ¿se puede decir
que es hombre precisamente por ellas?
Y también esta pregunta: cuando nos preguntamos por el ser del hombre ¿qué
interrogamos exactamente: la idea de hombre o la existencia concreta de los hombres, el
hombre eterno o los sujetos históricos?