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EL REVÉS
Margarita Serge
DE LA NACIÓN
PUBLICACIONES RECIENTES LAS “TIERRAS DE NADIE” QUE HAN ESCAPADO POR MÚL- MARGARITA SERJE
TIPLES RAZONES AL ORDEN MODERNO, se han caracterizado
Desarrollo y conflicto: territorios, históricamente como periferias desarticuladas y conflictivas que represen- Es doctora en Antropología Social de la École
recursos y paisajes en la historia oculta tan un obstáculo para la integración y el desarrollo nacional. En Colombia des Hautes Études en Sciences Sociales, París;
de proyectos y políticas se piensa que las condiciones agrestes, salvajes y caóticas de estas regiones Territorios salvajes, fronteras y tierras de nadie profesora asociada del Departamento de
Margarita Serje (Compiladora) son uno de los factores centrales del intenso conflicto armado que se vive Antropología de la Universidad de los Andes,
en el país. Este trabajo propone que tanto la violencia que parece constituir Bogotá, donde coordina el Grupo de Investiga-
--- estas regiones como la dificultad que presentan para articularse a la nación, ción Naturaleza y Sociedad. Se ha dedicado
Los archivos del dolor: ensayos no responden principalmente ni a la precariedad de la presencia del Estado al estudio de la relación que la nación y el Estado
sobre la violencia y el recuerdo (la que se relaciona habitualmente con las dificultades de la geografía), ni a han establecido con las poblaciones y territorios
en la Sudáfrica contemporánea la dispersión de la población, ni a sus características sociales, como tampo- caracterizados históricamente como “regiones
Alejandro Castillejo co a la ausencia de símbolos, mitos, e instituciones; sino, por el contrario, a salvajes” y “zonas de frontera” en Colombia,
la forma particular que éstos han asumido: a la imaginación geopolítica que
a partir de una intensiva experiencia de campo
--- subyace los proyectos de “integración nacional”. Su situación responde a la
en conflictos entre el Estado y las comunidades
La civilización montés: la visión india manera como el territorio nacional y sus habitantes han sido descritos, diag-
en las zonas marginales del territorio nacional.
y el trasegar de Manuel Quintín Lame nosticados y categorizados y al tipo de medidas que se han concebido como
Autora de El revés de la nación: territorios
posibles y tolerables para apropiarlos, explotarlos e integrarlos. Esta imagi-
en Colombia salvajes, fronteras y tierras de nadie (2005)
nación, en la que se opone la nación andina, letrada y urbana a la no nación de
EL REVÉS DE LA NACIÓN
Mónica Espinosa (Premio Alejandro Ángel Escobar en Ciencias
las regiones salvajes y atrasadas —su revés—, sitúa la acción del Estado y su
relación con los grupos sociales que constituyen su “Otro” en un contexto de Sociales y Humanas, 2006), y coeditora de
--- Palabras para desarmar: una aproximación
“frontera”. El problema central que aborda este ensayo es el de las relaciones
Los herederos del pasado: indígenas crítica al vocabulario del reconocimiento cultural
y prácticas que se hacen posibles a partir de esta forma particular de contex-
y pensamiento criollo en Colombia y Venezuela en Colombia (2002), entre otras publicaciones.
tualizar lo que algunos han llamado la “construcción de la nación”.
Carl Langebaek
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Historias de raza y nación en América Latina
Claudia Leal y Carl Langebaek (Compiladores)
Margarita Serge
1. El revés de la nación
1
“Bojayá desnuda el drama de una guerra territorial sin Estado”, AFP, 10 de mayo de 2002.
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16 Margarita Serje
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Convenio de Misiones de 1903 (véase también Ley 89 de 1890 y el Convenio de Misiones 1928).
Las vastas y abandonadas regiones nacionales 17
El conjunto de relatos que media la relación con estos espacios y sus habi-
tantes históricos gira alrededor de dos imágenes focales. La primera, la de la
enorme riqueza que encierran. Desde la Conquista las regiones “por explorar”
en América se han visto como la tierra de promisión. Las exuberantes histo-
rias de El Dorado, localizado en algún lugar de las selvas de la América del Sur,
atrajeron a miles, en una insaciable búsqueda de riqueza rápida, pletórica y
fácil. Esta quimera ha marcado permanentemente la relación con estos terri-
torios, que han sido desde entonces el escenario de desaforadas empresas que
pretenden realizar la promesa de su riqueza. Después de El Dorado, fueron las
maderas finas, las quinas, los cauchos, las pieles y las plumas. Hoy son las esme-
raldas, los metales preciosos, el petróleo, la marihuana, la coca, la amapola y la
biodiversidad. Han sido explotaciones de tipo extractivo, intensivo y extensivo.
De esta forma, estos territorios despiertan el anhelo, a veces incluso el ímpetu, de
exploración y de descubrimiento de lo “desconocido”: la búsqueda de aventura,
de lo nativo, de lo indígena. Así, se los celebra como lejanos paraísos perdidos,
que lo son, por estar a punto de desaparecer, porque precisamente la llegada de
los exploradores-descubridores lo que augura es su inminente incorporación a
la economía metropolitana, es decir, su inevitable fin.
La segunda imagen focal es la de su violencia constitutiva. La amenaza
que representan. Nunca han dejado de ser “tierras de nadie”, “zonas rojas”. Allí
impera la “ley del monte”, es decir, la imposición de la voluntad del más fuerte,
sin límites, al amparo de la impunidad, resguardada tras el secreto a voces que
está a la orden del día en estos lugares salvajizados. Cuando se las ve, se enfocan
el horror de las masacres, la tortura, las venganzas, humillaciones y violacio-
nes. Se hace énfasis en la larga historia de crímenes “que remiten a otros crí-
menes anteriores y estos a otros aún más anteriores”.3 Constituyen lugares que
inspiran invariablemente el impulso de domarlos y controlarlos a la brava, el
único medio para poseer y dominar los territorios vírgenes. El mapa de los que
fueron una vez los territorios salvajes que se entregaron para ser civilizados a
las prefecturas y los vicariatos se asemeja enormemente al mapa de las actual-
mente llamadas “fronteras internas”, expresión con la que se resalta el sentido
3
M. Victoria Uribe, “Matar, rematar y contramatar: las masacres de la Violencia en el Tolima,
1948-1964”, 1990.
Las vastas y abandonadas regiones nacionales 19
de frentes de expansión del proyecto nacional, por lo que uno de los aspectos
centrales con las que éstas se caracterizan es precisamente el de la ausencia del
Estado.
El conjunto de representaciones que surgen del juego entre estas dos imá-
genes focales está en la base de los discursos —en el sentido de Foucault— que
las configuran como regiones, y a partir de los cuales se articula el proyecto
nacional. Estas dos imágenes constituyen al tiempo el eje de su producción
como realidades marcadas por la alteridad. Muestran en su trasescena este
conjunto de imágenes en las que se reproduce la retórica colonial que ve estas
tierras de nadie sumidas en las tinieblas primitivas del salvajismo y la barbarie.
Este conjunto de imágenes y discursos son expresión de una de las cues-
tiones centrales de la antropología: la del encuentro del mundo moderno con
el conjunto de grupos, culturas y sociedades que representa como su alteridad,
que sitúa en la frontera de su orden y ante los cuales se erige en un frente de
expansión. Este trabajo busca explorar las formas que asume este encuentro
en el marco de la relación que la nación y el Estado modernos —en Colombia—
establecen con los paisajes y sujetos ubicados más allá de sus márgenes. En esa
medida, se aproxima a una de las preguntas centrales acerca de la nación en el
mundo contemporáneo: la de cómo se constituye en una experiencia genera-
dora de sentido en las tensiones cambiantes que las fuerzas globales (la con-
formación de la que Wallerstein ha llamado “economía-mundo”) han impuesto
al Estado nacional. Para abordar tal cuestión, este trabajo se pregunta por las
lógicas que guían la relación que el Estado nacional establece con sus sujetos y
con su territorio, y por la forma particular en que la nación produce su propia
diversidad. Así, en este trabajo se mira la nación como artefacto discursivo que
se centra en una serie de relatos que constituyen lo que se podría considerar
como su “inconsciente” político.
Quizá uno de los lugares más propicios para explorar los modos concretos
en que la nación produce diferencia como resultado de su forma particular de
apropiar y de imaginar su territorio y sus sujetos, es su relación con la periferia:
con los ámbitos que se extienden más allá de sus márgenes. No sólo porque es