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Las capacidades socio-

emocionales en la escuela: un
nuevo reto para la educación
TRABAJO FINAL

2019
TUTOR: Victoria Miguens - INFOD
María José Vallejos
Para internalizar lo aprendido en las clases del curso “Las capacidades socio-
emocionales en la escuela” he decidido trabajar con una de las herramientas
presentadas y lograr una intervención personal basada en los beneficios de las
prácticas contemplativas. Dentro de las cuales opté profundizar en la respiración
consciente. Preferí este método porque me pareció el más adecuado para el ritmo
de vida que llevo. A veces no tengo en el día momentos de tiempo considerable
como para llevar a cabo una de estas prácticas, o bien no estoy en el lugar o
entorno adecuado, o si tratara de lograr la concentración en función de un objeto,
debería tenerlo conmigo todo el tiempo. En cambio, al tratarse de la respiración,
es una experiencia que puedo llevar a cabo en cualquier momento del día, en
cualquier lugar que me encuentre, en cualquier situación que crea necesario
ponerla en práctica, está siempre conmigo y no precisa de ningún material extra
como así tampoco de un lugar sin interrupciones o distracciones.
Si bien soy profesora de matemáticas del nivel secundario, mi ocupación
principal en estos momentos es en la administración pública. En este tipo de
empleo todos los días nos relacionamos con compañeros, clientes, personas que
están de paso, jefes, encargados; todos y cada uno de ellos son un otro con el que
establecemos diferentes tipos de vínculos.
Comencé llevando a cabo la técnica de respiración consciente todos los días, al
levantarme. Una manera diferente (por lo menos para mí hasta ahora) de empezar
mi jornada.
Sinceramente no me costó para nada acostumbrarme. Con el pasar de los días
me sorprendí que estuviera aplicándola en distintos horarios, momentos y
situaciones. Aunque debo reconocer que, en ocasiones, no lo hacía sólo al
comenzar el día. También acudía frecuentemente a esta técnica cuando estaba
pasando por un mal momento, una situación de estrés o cuando me invadían los
pensamientos negativos. Es más precisamente en esos instantes cuando recuerdo
que cuento con una herramienta fundamental para ayudar a mi bienestar personal.
Detenerme y concentrarme a través de mi respiración, es una manera de prestar
atención a lo que me sucede en el aquí y ahora, de aquietar mi mente, de
reconocer el impacto de las emociones en mi cuerpo. Y el objetivo es lograr crear
el hábito, poder tener cada día una mejor concentración, para poder regular mis
emociones y reducir la ansiedad o el estrés. Y esto seguramente se verá reflejado
en mis relaciones con compañeros, superiores y por supuesto con mis alumnos.
Tan importante como reconocer mis emociones es aceptarlas. Cuando acepto lo
que me pasa, lo que siento, lo que está ocurriendo en mi interior, recién ahí puedo
expresarlo, puedo soltarlo, puedo trabajar sobre ello, y esos son los primeros
pasos para poder regularlas, para tener control sobre las emociones y no que
dejar que suceda al revés, que ellas me dominen a mí. De eso se trata
básicamente, de incrementar y perfeccionar el manejo emocional.
He logrado controlar la reacción, cambiarla, canalizar esa energía, responder de
un modo diferente a cada uno de los estímulos con los que me enfrento cada día.
Siempre surgen situaciones nuevas, a veces inesperadas. Lo importante es estar
preparada para transitarlas de la mejor manera y ahora cuento con nuevos
recursos, nuevas herramientas.
El desafío actual es afianzar esta técnica, apropiarme de ella para luego
enseñarla a mis alumnos. Porque ¿Cómo podría transmitir a mis estudiantes una
habilidad que no tengo, que no poseo, o que no domino?
Soy consciente que ha mejorado mucho la conexión conmigo misma, con mi
interior, con mi yo. Y esto me posiciona mucho mejor a la hora de comunicarme
con los demás. He logrado aumentar mi capacidad empática, si bien es una de las
habilidades sociales que más desarrollada observo en mí, se fortalece y esto a su
vez mejora las comunicaciones.
En las distintas oportunidades que he tenido de volver a un aula en este último
tiempo, me di cuenta que tengo una mayor capacidad de conexión con los
alumnos. Las clases son amenas, se interesan, participan, hablamos de temas
que no tienen que ver necesariamente con la matemática y he tenido la
oportunidad de conocer otros aspectos de mis estudiantes, y desde otra
perspectiva. Pude experimentar que las características del contexto en el que
pretendemos desarrollar nuestra planificación de clase, está directamente
relacionado con el éxito de la misma.
Me siento muy segura de mis capacidades como docente cuando veo que los
chicos trabajan y se involucran en el tema y en la resolución de problemas. Antes
me pasaba que un grupo de 3 o 4 directamente no participaban de la clase (en
ningún sentido). Este cambio es para mí muy significativo y transformador,
considero que habla directamente de la calidad de la educación que pretendemos
brindar.
Como soy docente reemplazante, cuando entro al aula no estoy al tanto de
quién es cada uno, quién sabe más o quién menos, quién participa, quién es
revoltoso, o el inteligente de la clase, etc, etc, para mí son todos los alumnos de
un curso x. Y esto quizá beneficia la participación en la clase de la totalidad del
alumnado. Es como que todos se animan… Como vimos en la clase 5, al
momento de entrar al aula desconozco tanto debilidades como fortalezas de cada
uno. Así que para mí todos ellos representan alumnos que van a aprender, que
van a entender; ese día todos los chicos serán capaces de comprender
enunciados, hallar fórmulas, resolver acertijos, desarrollar actividades.
He notado, por ejemplo, que chicos que no tienen la carpeta completa, que no
tienen nada registrado de las clases anteriores, ese día conmigo trabajan,
resuelven y hasta pasan al pizarrón. Sinceramente ver que eso sucede en mi
clase me emociona mucho y me llena de orgullo.
Mi tarea implica, en parte, no llevarme por los comentarios que se escuchan en
la sala de profesores, darles a todos y cada uno las mismas oportunidades,
explicar a toda la clase con la misma predisposición y empeño. Además de esto, el
hecho de valorar el trabajo, los aportes, la dedicación y las dudas de todos dentro
del aula, es también una manera de alimentar y generar en nuestros estudiantes
una mentalidad de crecimiento. Porque ellos notan desde el minuto cero quien los
está teniendo en cuanta y valorando y quién no. Nunca tuve un “trato diferencial”
con los estudiantes, como veíamos en la última clase, debemos identificar cuando
tenemos un trato diferencial con los estudiantes de bajas expectativas; pues jamás
lo hice y creo que es una cualidad no menos importante, por eso la resalto. Nunca
me anticipé ni prejuzgué lo que un alumno es o no capaz de lograr.
Quizá no tenga muchas oportunidades, quizá no tenga una oportunidad diferente
todos los días (por lo menos dentro del aula), pero cada vez que tomo un
reemplazo es una nueva ocasión para volcar todo lo aprendido. Quiero que mis
alumnos logren experimentar lo mismo que yo. Logren descubrir las tantas
habilidades con que cuentan y quizá desconocen.
Sé que puedo transmitir saberes, conocimientos, conceptos porque me he
formado en el profesorado para eso. Pero hoy día puedo, a la vez, ayudarlos a
desarrollar otras capacidades, las capacidades socio-emocionales. No es un
camino corto ni fácil, pero juntos podremos transitarlo. Sé que todos
absolutamente, podemos conocernos más profundamente a nosotros mismos,
reconocer y aceptar nuestras emociones, y manejarlas con habilidad y conciencia
plena.
El hecho de poder manejar nuestras emociones, principalmente las emociones
displacenteras, nos abre la puerta a un entorno diferente, a la creación de vínculos
diferentes. Estas habilidades, que están directamente relacionadas con nuestras
fortalezas de carácter, contribuyen a establecer y mantener relaciones
interpersonales sanas. También favorecen la comunicación efectiva, y ayudan a
resolver problemas y tomar decisiones. Tengamos en cuenta que estas fortalezas
se pueden aprender, practicar y cultivar. De ahí la importancia de trabajar con
nuestros estudiantes en la detección de las fortalezas, tanto personales como del
compañero. Reconocerlas en mi persona y en “el otro” ayuda a identificarlas con
mayor facilidad.
He notado que mis relaciones personales mejoraron mucho, algo que me
interesa remarcar especialmente en relación a esto es que, en otras
oportunidades, yo prefería alejarme de las personas que me resultaban difíciles de
llevar, complicadas, o con carácter fuerte. Mantenía conversaciones cortas y
cordiales, pero prefería no pasar a mayores. Ahora ya no es tan así, ahora me
quedo, he aprendido a manejar situaciones difíciles, a manejar tensiones, a
transitar momentos de tirantez o nerviosismo, etc. he aprendido que no se trata de
huir, que nada se resuelve escapando. Al contrario, hacer frente a lo que viene, a
lo que toca, con todas nuestra herramientas, saberes y fortalezas. Me enfrento a la
vida con la mejor versión de mí mismo. Y eso es lo que quiero para mis alumnos.
Como planificación a llevar a cabo y con la finalidad de introducir en las aulas lo
aprendido en este curso, he incorporado como propuesta inicial de trabajo,
enseñar a mis alumnos el ejercicio de respiración consciente. Enseñarles a sentir
su respiración, concentrar la atención en la punta de la nariz, sentir cuando
inhalamos, seguir el camino del aire, cuando llega a cada una de nuestras células,
acompañarlo en el trayecto de salida y expulsarlo lentamente, concentrándonos
otra vez en la exhalación. Éste pequeño, pero no menos importante ejercicio,
tendrá lugar antes de comenzar la clase. El objetivo es que alcancemos un estado
de relajación, de serenidad, de análisis interno, de ver qué está pasando en cada
uno de nosotros.
Uno debe estar entrenado para esto, y el docente es el mejor guía que puede
tener el estudiante. Los chicos pueden mejorar el autodiálogo, pueden aprender a
expresar asertivamente lo que sienten, pueden lograr un control mental y
emocional. Pueden aumentar su capacidad empática. Pueden todo, siempre con
el acompañamiento del docente, de un docente preparado. Lo fundamental es dar
a las capacidades socioemocionales un lugar en el aprendizaje tan importante
como los contenidos teóricos, ¡ese es nuestro reto!
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Williams de Fox, Sonia y Terrado Kaehler, Delfina (2017). Clase 6: Las emociones
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