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Muy pocos datos se saben de la vida de Vitruvio, aunque por sus relatos se puede
suponer que realizó muchos viajes y conoció muchos edificios contemporáneos.
La fecha y el lugar de su nacimiento son aún inexactas, aunque parece situarse hacia
el año 84 a.d.C., probablemente en Roma o en sus cercanías.
Se sabe que trabajo como arquitecto en la construcción de maquinaria militar bajo la
República de Julio César, y mas tarde bajo el mandato imperial de Octavio Augusto
colaboró en la construcción de un acueducto. Sin embargo, de sus propias palabras
se desprende que Vitruvio no fue un arquitecto de gran éxito, pues solo cita una
obra totalmente suya, una basílica en la pequeña ciudad de Fano, de la cual no
queda nada en pié.
También se sabe que se retiró de su profesión hacia el 33 a.d.C., consiguiendo una
pensión por mediación de Octavia, la hermana de Augusto, lo cual le permitió llevar
una vejez medianamente holgada. Es precisamente a raíz de su retiro cuando
comienza a escribir su obra monumental -es decir, cuando tenía aproximadamente
51 años- y a la que se dedicó al menos los siguientes ventiún años, culminándose al
parecer hacia el 14 a.d.C.
Su obra titulada “De Archiectura Libri Decem” ( los diez libros de arquitectura ) es
quizás el documento arquitectónico mas famoso durante muchos siglos,
comenzando porque es el texto arquitectónico más antiguo con el que se cuenta, ya
que si bien no fue el primero que escribió sobre el tema –se conocen títulos de
autores griegos y romanos- si es el mas antiguo que se puede leer.
La obra tiene un carácter compilatorio y aunque presenta una unidad, muchos
términos empleados no son unívocos, pues sus significados no son homogéneos,
probablemente por las inexactitudes ocasionadas por las múltiples traducciones que
ha sufrido.
Precisamente este carácter compilatorio le otorga el mérito de ser el primero –como
él mismo lo reconoce- que presentó en forma sistemática todos los temas reflexivos
y prácticos de la profesión arquitectónica, pues documentos romanos como el
compendio “De Diversis Fabricis Arquitectonicae” de M. Cetius Faventinus o el
tratado “Rutilius Taurus Aemilianus” de Palladius corresponden a fechas muy
posteriores y se apoyan directamente en el texto vitruviano.
El texto esta dedicado al César Octavio Augusto, no solo porque se relatan muchas
de las obras hechas durante su imperio, sino por agradecimiento por la pensión que
le concedió: “....ante el temor de incurrir en tu enojo al distraer tu atención en
momentos poco oportunos ( .. ) me decidí a no diferir por más tiempo el momento
de ofrendarte ese trabajo; y máxime habida cuenta que ya tu padre conocía esta
profesión mía...”1.
La obra debió ser escrita por páginas, enrollándose en diez rollos o volúmenes.
También se sabe que estaba acompañada por ilustraciones, aunque todas ellas se
han perdido desafortunadamente.
En cada una de sus partes –o de sus libros- se van abordando temáticas
arquitectónicas, comenzando desde los de carácter general de la profesión
arquitectónica hasta los aspectos genéricos y constructivos que a su juicio debían
imperar en las obras romanas:
Tres valores fundamentales destaca el romano que debe tener la arquitectura, los
cuales son conocidos como la “tríada vitruviana” : “...se busca en todos [ se refiere
a los edificios ] solidez, utilidad y belleza. La primera depende de la firmeza de los
cimientos, asentados sobre terreno firme, sin escatimar gastos y sin regatear
avaramente los mejores materiales que se pueden elegir. La utilidad resulta de la
exacta distribución de los miembros del edificio, de modo que nada impida su uso,
antes bien, cada cosa esté colocada en el sitio debido y tenga todo lo que le sea
propio y necesario. Finalmente la belleza en un edificio depende de que su aspecto
sea agradable y de buen gusto por la debida proporción de todas sus partes...”5
Para Vitruvio, seis son las partes –valores diríamos nosotros- que debe de alcanzar
la arquitectura:
3
Libro Primero, Capítulo primero, en: Vitruvio, “Los diez....”, Op. cit., págs. 5 y 6.
4
Libro Primero, Capítulo tercero, en: Vitruvio, “Los diez....”, Op. cit., pág. 16.
5
Libro Primero, Capítulo cuarto, en: Vitruvio, “Los diez....”, Op. cit., pág. 17.
o 3) La distribución –oikonomia, en griego- entendido cuantitativamente
como el mejor aprovechamiento de los materiales y medios disponibles en
las obras.
o 4) El decoro, entendido cualitativamente de dos maneras: como la
concordancia de la obra con las costumbres –incluso las estéticas- como la
concordancia de la obra con el entorno natural.
o 5) La simetría o proporción, entendió cuantitativamene como
concordancia entre las partes de un edificio y el todo, y viceversa.
o 6) La Eurithmya, entendido cualitativamente como el bello y grato aspecto
de un edificio