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Cristopher Steven Quintana Benavides Actividades de mantenimiento

Monserrate fue un gran reto para mí, físicamente me sentía listo, pero aquí lo importante

era como me sentiría mentalmente en el trayecto, más de 1.000 escalones en una subida

constante, inicie el recorrido a las 6:30 am con todas las energías, mi frecuencia cardiaca se

encontraba en total normalidad, oscilaba 80 pulsaciones por minuto, aquí es donde iniciaba

mi camino hacia la cima, un tramo exigente, el calentamiento era fundamental, mismo que

me falto realizar, este uno de los motivos del resultado final, llevaba ropa suelta, chaqueta,

el frio se sentía, pero lo que más me pesaba era la mochila que llevaba en mis espaldas,

aproximadamente 10 kilos me acompañaban en esta exigente prueba.

Tomo nuevamente la frecuencia en el falso túnel, con el mismo ritmo al que venía, sin

acelerar ese me arroja un resultado de 140 pulsaciones, y a continuar con el recorrido,

faltaba más de la mitad de la prueba, pero ya estamos en labor. Por fin veo la iglesia, y….

Llego a Monserrate a las 7:17:26 Am, esto me arroja un tiempo de 47 minutos con

veintiséis minutos, labor cumplida, esa que te deja con la sensación de que pudiste dar más

y te motiva a iniciar el camino hacia otras nuevas experiencias, sin embargo, aquí no

termina la labor, tomo frecuencia cardiaca al minuto de haber finalizado y me arroja 160

pulsaciones por minuto, el doble con lo que comencé. 5 minutos después el mismo proceso,

aquí ya con un tiempo más de reposo y mientras me tomaba una que otra foto, y charlaba

con mis compañeros de sus experiencias, me baja la frecuencia hasta las 100 pulsaciones

por minuto, ya después de veinte minutos, comienzo el descenso, ya aquí más relajado y

observando cuanto había subido, me sentía orgulloso y satisfecho por lo hecho. Las

molestias no se hicieron esperar y al retornar a mis actividades diarias rutinarias, siento

fatiga muscular en los gastrocnemios. Reposo y a prepararse para lo que siga.

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