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Además, están ganando terreno los prestamistas informales, pues muchas de estas

firmas se autoexcluyen, señala un estudio de Anif.


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PORTAFOLIO
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AGOSTO 07 DE 2019 - 08:00 P.M.
En Colombia, las microempresas que requieren financiamiento acuden en su mayoría a fuentes
diferentes al crédito del sistema financiero formal.

(Lea: Pautas para que progresen las empresas familiares)

De hecho, en el último año, solo el 16 por ciento de estas compañías solicitó préstamos a las
entidades financieras, según se desprende de los resultados de la Gran Encuesta a las
Microempresas, realizada por el centro de estudios Anif.

(Lea: Empresas deben evitar la ambición al iniciar su transformación digital)


Y eso que en el último año hubo una mejora. El informe muestra que, en el caso de las firmas de
comercio, el acceso pasó de 15 a 17 por ciento, en las de servicios hubo un incremento de un
punto porcentual a 16 por ciento, y las de industria pasaron de 13 al 16 por ciento.

(Lea: Ajustes al Sistema de Seguridad beneficiará a las microempresas)

Según el reporte, este indicador es mucho más bajo que el de las pequeñas y medianas
empresas, que se ubica en el 44 por ciento.

Las principales razones que señalaron las ‘micro’ por las cuales no piden préstamos al sistema
financiero formal, fueron el exceso de trámites y que no los necesitaban.

Al ver los proveedores de financiamiento, la banca tradicional es la principal fuente de recursos


para estas compañías. Sin embargo, el informe advierte que, a pesar de que las tasas de interés
son más favorables y han permanecido estables, los prestamistas informales están ganando
terreno.

“Ello podría explicarse por un problema de autoexclusión del sistema financiero formal,
posiblemente relacionado con la falta de educación financiera de este segmento empresarial”,
explica.

De todas formas, casi la mitad de las microempresas dijo que no utiliza mecanismos alternativos
de financiamiento, y las que sí lo hacen, mencionaron el uso de recursos propios y reinversión
de utilidades.

Además, instrumentos como el leasing, son utilizados por menos del 1 por ciento de estas
compañías. En el caso de las pymes, el 5 por ciento dice recurrir a esta alternativa de
financiamiento.

En cuanto a los usos del dinero que se obtiene, la encuesta señaló que alrededor del 80 por
ciento de las microempresas los utilizan para capital de trabajo.

“Esto evidencia que los recursos son utilizados en su mayoría para financiar actividades de
corto plazo, en vez de invertirlos en temas relacionados con expansión-innovación”, que incluye
remodelaciones, adecuaciones o compra y arriendo de maquinaria, dice.

“Todo lo anterior evidencia la importancia de continuar diseñando políticas integrales que


rompan con el círculo vicioso entre bajo acceso al crédito de las microempresas y baja
productividad-innovación; más aún, considerando la relevancia de las mipymes en el
crecimiento y generación de empleo en Colombia”, concluye el informe de Anif.

De todas formas, este año las entidades financieras han percibido una mejora en la demanda de
microcréditos, dice el más reciente Reporte sobre la situación de este tipo de préstamo,
realizado por el Banco de la República y Asomicrofinanzas.

Algunos de los temas que, según las entidades microfinancieras limitan el otorgamiento de este
tipo de créditos son la capacidad de pago de los solicitantes, el sobreendeudamiento, y el hecho
de que tengan deudas con tres o más firmas.

INCLUSIÓN FINANCIERA
Aunque el acceso al crédito debería ser mayor, la realidad es que sí ha aumentado la inclusión
financiera de las microempresas. Según el más reciente Estudio de Demanda de la
Superfinanciera y Banca de las Oportunidades, el 55 por ciento de estas firmas tiene al menos
un producto o servicio financiero.

De todas maneras, un factor que advierten los expertos es que muchos microempresarios usan
sus productos financieros de uso personal para la empresa.

Un estudio de Visa señala que “no existe una cultura empresarial estructurada y con una clara
diferenciación entre el uso de productos financieros empresariales y personales”.

Añade que “más de la mitad de las pymes (58 por ciento) usa los productos personales con fines
corporativos, principalmente la tarjeta de débito y crédito, y la cuenta corriente. Sin embargo,
el 84 por ciento considera que es importante mantener los gastos por separado”.

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