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Doctrina trascendental del juicio.

Capítulo III.
El fundamento de la distinción de todos los objetos en general en fenómenos y númenos.

Uno de los temas centrales en este capitulo en la experiencia, sabemos que el


entendimiento tiene como fin el uso empírico, aunque su origen sea a priori. El fundamento
de la verdad es precisamente la concordancia entre el conocimiento con los objetos. Es la
experiencia el conjunto de todos los conocimientos que nos pueden dar los objetos.
El entendimiento que no se cuestiona por el origen de su propio conocimiento
encontrará el problema de la falta de límites, no podrá definirlos ni identificarlos, no sabrá
lo que hay dentro y fuera de su esfera propia.
El uso que el entendimiento hace de sus principios es siempre a priori, se refiere
solo a fenómenos y sin ellos carece de sentido y contenido, se convierte en un principio
vacío y muy difícilmente se podrá entender a qué se refiere aquel concepto.
Las categorías son un tema interesante, puesto que sin descender a la sensibilidad
resulta imposible dar una definición real de ellas. Sin la experiencia sensible, el concepto
no poseería ninguna determinación acerca de cómo podría convenir a algún objeto. Las
categorías carecen de aplicación cuando son separadas de toda sensibilidad.
El resultado que la analítica trascendental alcanza es que lo más que puede hacer el
entendimiento es anticipar la forma de una experiencia posible, pero esta forma requiere de
un contenido y eso es precisamente lo que le brinda la intuición.
Kant nos explica que las categorías son por una parte solamente aplicables a los
objetos dados, a los objetos como los conocemos, que son llamados fenómenos. Sin
embargo, no descarta la presencia de algunos objetos del entendimiento que pueden ser
dados en una intuición no sensible, a los que llama númenos.
Una definición de este númeno resulta un tanto compleja, ya que puede entenderse
en sentido negativo como cosa que no sea objeto de la intuición sensible, lo que no
revelaría gran cosa, pero es en la definición positiva en la que el autor encuentra sustento
para el desarrollo siguiente objeto de una intuición no sensible, de lo que podemos extraer
que existe una clase especial de intuición, esta es la intelectual.
Es importante entender que en el campo de nuestro entendimiento solo es posible
conocer los fenómenos, pero no podemos suponer que las categorías funcionan solo para
nuestra forma de intuir, a nosotros nos funcionan así porque esa es nuestra manera de ver el
mundo, pero más allá del objeto en cuanto percibido, existe el objeto en sí mismo, y ahí es
donde nuestra intuición es insuficiente.
Me resulta muy interesante la manera en la que el filósofo alemán introduce este
concepto, como concepto limite, es precisamente el númeno quien apoya al entendimiento
en la búsqueda de su propio limite.
Pudiera parecer que Kant cae en una ambigüedad, por una parte, en las primeras
paginas de este capítulo señala que la única forma en la que nuestro entendimiento puede
conocer es a través de la intuición sensible, y con esmero demuestra que cualquier concepto
carente de sensibilidad es un concepto vacío de significado en nuestra realidad. Por otra
parte, comienza a hablarnos de una intuición no sensible y de la posible existencia de estos
conceptos fuera del entendimiento humano y fuera de la sensibilidad. Creo que lo que Kant
intenta enseñarnos es que no porque nuestro entendimiento sea incapaz de comprender
aquello que se encuentra fuera de la experiencia, quiere decir que esto sea incapaz de
comprender. No se trata de negar la existencia de conceptos fuera de nuestra experiencia
sino de afirmar nuestra incapacidad de conocerlos.

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