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La Ley Informe de entrega

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Voces: FUSION DE SOCIEDADES ~ FUSION POR ABSORCION ~ TITULO EJECUTIVO
Título: Fusión por absorción - Legitimación de la sociedad incorporante para cobrar títulos ejecutivos librados a
favor de la absorbida
Autor: Muiño, Orlando Manuel
Publicado en: LLC 2005 (junio), 493
Fallo comentado: Tribunal Superior de Justicia de la Provincia de Córdoba, sala civil y comercial (TSCordoba)(SalaCivilyCom) ~
2005/04/06 ~ Disco S.A. c. Lorenzatti, Juan C.

SUMARIO: I. El aspecto de la fusión. - II. El aspecto del traspaso patrimonial

Un reciente fallo del TSJ (sala civil), resuelve en Casación jurisprudencia encontrada (2) en relación al supuesto
de una sociedad absorbente que inicia demanda ejecutiva persiguiendo el cobro de títulos valores
originariamente librados a favor de la sociedad absorbida, oponiendo la demandada excepción de inhabilidad de
título fundada en la ausencia de legitimación activa de la actora, al no ser la accionante quien figura en los
instrumentos base de la acción.

I. El aspecto de la fusión

De una manera por demás sencilla, puede decirse que la fusión requiere la preexistencia de dos o más
sociedades, de las cuales, por "unión" de sus patrimonios, ha de resultar sólo una, que bien puede ser alguna de
las anteriores o una distinta que sea su resultado.

De allí pueden derivarse, sus dos formas más usuales: la fusión propiamente dicha, donde dos o más sociedades
se unen dando lugar a una nueva y distinta de las anteriores; y la fusión por absorción, mediante la cual una
sociedad continúa, pero a ella se unen los patrimonios de una o más sociedades que desaparecen.

La legislación argentina engloba, en el art. 82 de la Ley de Sociedades Comerciales (t.o. 1984) (Adla, XLIV-B,
1319), supuestos que implican la transferencia patrimonial total de una o varias sociedades a otra preexistente
(incorporante -fusión por absorción o incorporación, o impropia-) o de dos o más sociedades a una nueva (fusión
por constitución, creación, o propiamente dicha).

La fusión es, económica y jurídicamente, un supuesto concreto de transmisión de patrimonios. Así es como se
produce la "confusión" de patrimonios de las sociedades fusionadas. En otras formas de concentración distintas
de la fusión, las empresas pueden llegar a perder totalmente su independencia económica, pero conservan en
grado mayor o menor la autonomía jurídico-patrimonial, cualquiera que sea la ligazón económico-financiera que
vincule a las empresas. En la fusión de sociedades, en cambio, la confusión de los patrimonios es absoluta y
total. Por eso la fusión es el tipo de concentración donde el ayuntamiento se produce en grado superlativo (3).

En efecto, la circunstancia de que la fusión exija cuando menos la disolución de una sociedad, permitirá
distinguir fácilmente la fusión de otros vínculos jurídicos de concentración de empresas que no suponen la
extinción, al menos formal, de ninguna de las sociedades coaligadas, como el cártel, las holding, etcétera. En
última instancia la fusión importa siempre una alteración en la estructura societaria, a tal punto, que además, hay
siempre una sociedad que se disuelve. Sin embargo, mientras en la concentración las empresas se agrupan, bien
en un plano de coordinación, bien en el de subordinación, subsistiendo en todo caso la pluralidad de
organizaciones, en la fusión se realiza un agrandamiento económico en base siempre a una unidad jurídica, ya
exista con anterioridad (sociedad absorbente), ya surja entonces (sociedad nueva en la fusión por creación) (4).
La fusión importa un acto de naturaleza corporativa o social (5), y no un mero pacto o contrato convenido entre
las sociedades que se fusionan. Si bien es cierto, que lo usual, es que las sociedades se pongan de acuerdo
previamente sobre las condiciones en que haya de realizarse la operación (compromiso previo de fusión), esto no
quiere decir que la fusión en sí tenga naturaleza contractual. El contrato no alcanza para explicar los efectos de
orden interno característicos de la fusión de sociedades. El valor de la construcción en torno del acto de
naturaleza social o corporativo está en que permite explicar claramente la esencia misma de la fusión, es decir, la
disolución de alguna de las sociedades fusionadas, la confusión de los patrimonios sociales y la agrupación de
los socios de cada una de aquéllas en una sola entidad social.

II. El aspecto del traspaso patrimonial

La característica sobresaliente de esta transmisión de patrimonio está en que se produce in universum ius (a título
universal) de la sociedad nueva o de la absorbente en el activo y el pasivo de la sociedad o sociedades disueltas.
De esta forma, se produce una sustitución integral, de manera que existe una verdadera sucesión entre vivos en
una universalidad de derechos con novación subjetiva de deudor (6). Esta transmisión de derechos es ciertamente
a título universal, toda vez que se prescinde de las formalidades requeridas para las transmisiones a título
singular.

Este principio, ayuda eficazmente al traspaso patrimonial de una a otra sociedad al permitir que los distintos
bienes, derechos y obligaciones integrantes del patrimonio de la sociedad disuelta se transmitan uno actu. Si no
se aceptase este principio, habría que adoptar el lento y dispendioso procedimiento de descomponer la
transmisión patrimonial en los singulares negocios jurídicos idóneos para la transmisión de los distintos
elementos integrantes del patrimonio (compraventa, cesión de créditos, endoso, etc.), y con ello las posibilidades
prácticas de la fusión quedarían reducidos a cero.

Por ello, tenemos expuesto (7), que los bienes que antes integraban el patrimonio de las sociedades disueltas,
pasan a la nueva sociedad sin necesidad de que los administradores de la sociedad que se crea o incorporante
contraten la cesión de cada uno de los créditos, ni se endosen los títulos de crédito o se notifique a los deudores
cedidos.

Bien sabido es que desde el punto de vista jurídico no ha resultado fácil elaborar la concepción del patrimonio.
En un primer momento fue concebido como el conjunto de las cosas muebles e inmuebles pertenecientes a una
persona y, de ese modo, se brindó una noción material del mismo (8). No obstante, pronto se advirtió que esa
noción no era exacta, porque el patrimonio se comprende de elementos puramente ideales y constituye una mera
abstracción (9). Este concepto sufrió una nueva alteración, pasando a considerárselo como un conjunto de
derechos ejerciéndoselos tanto sobre objetos concretos, tanto sobre objetos abstractos.

Ello necesariamente debe ser así por cuanto la transferencia del patrimonio implica la de todos los créditos que
lo componen -y las acciones que les son inherentes- y de sus garantías derivándose, en consecuencia, la
posibilidad de que la sociedad que nace como fruto de la fusión pueda exigir de los terceros la observancia de las
obligaciones en curso. En idéntico sentido tiene afirmado la jurisprudencia (10) que en el caso de que una
sociedad haya sido absorbida por otra, queda disuelta como persona jurídica y la titularidad de sus derechos y
obligaciones son adquiridos por la entidad absorbente (art. 82, párr. 2°, LS).

En ese contexto, bien queda comprendido un aspecto del derecho cambiario de singular trascendencia: las
acciones cambiarias, toda vez que hablar de acciones cambiarias no significa otra cosa que aludir a los derechos
que la ley acuerda contra los obligados para exigir la prestación; de suerte que aquí "acción" se identifica con
"derecho".

En términos concretos, las acciones cambiarias son las que competen al titular de un documento cambiario
contra los sujetos obligados en el mismo. El derecho comercial, las concibe como derechos subjetivos privados.
Cuando el derecho de crédito del portador del título es desatendido o violado por el deudor cambiario, el
acreedor hállase facultado para requerir una protección judicial, que de serle prestada, si así lo solicita, con la
rigurosa forma ejecutiva. El derecho material sienta el principio de que la relación jurídico-cambiaria representa
una categoría de derecho, dotada inescindiblemente de esta especial categoría de acción. El derecho procesal, a
su vez, presta su tutela jurídica al acreedor cambiario, satisfaciendo y realizando la pretensión de éste, mediante
una sentencia judicial de condena, pronunciada en un juicio sumario, que la ley denomina ejecutivo (11), no
obstante que la acción cambiaria, como pretensión sustantiva pueda ejercitarse tanto en un proceso ejecutivo
como por vía ordinaria (12).

En síntesis, la sociedad absorbida queda disuelta para integrarse a la absorbente y ésta adquiere la titularidad de
los derechos y obligaciones de la entidad disuelta. De esta manera, para confrontar una hipótesis inversa a la que
motiva estos comentarios, si una sociedad absorbida hubiere suscripto un pagaré, es evidente que no podría ser
demandada; es la absorbente quien responde por derecho propio, como responsable de las obligaciones
contraídas por la absorbida que nada tendría ya que hacer en el pleito, pues ha desaparecido como tal, lo cual no
significa que se haya extinguido el complejo de derechos y obligaciones que componen su patrimonio, pues se
ha producido una sucesión universal a favor de la sociedad absorbente (13).

Especial para La Ley. Derechos reservados (ley 11.723)

(1)(1)Prof. Titular de Derecho Comercial y Catedrático de Post Grado de las Universidades Nacional y Católica
de Córdoba.
(2) El tribunal a quo de los autos bajo análisis, esto es, la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial 8ª
Nom. resolvió por mayoría hacer lugar a la excepción opuesta por la accionada, en tanto que la Cámara de
Apelaciones Civil y Com. 1ª Nom. "in re": "Banco Francés S.A. c. Pedro H. Lozano - Ejecutivo", del 19/12/02,
había rechazado la defensa planteada.
(3) BREIT, Fusión und Aktienrechtsreform, Z.H.R., p. 361.
(4) Conf. MOTOS GIRAO, Miguel, "Fusión de sociedades mercantiles", p. 6, Madrid, 1953.
(5) Conf. MUIÑO, Orlando M. - RICHARD, Efraín H., "Derecho Societario", p. 833 y sigtes., Ed. Astrea,
Buenos Aires, 1997 y reimpresiones.
(6) Esta es la opinión de ASCARELLI, Tulio, "Sociedades y asociaciones comerciales", p. 202, Ed. Ediar,
Buenos Aires.
(7) Nuestro Derecho Societario, cit. p. 835.
(8) Ya "Las Partidas", decían que "el conjunto de los bienes constituyen el patrimonio" y consideraba como
bienes a todas las cosas que, pudiendo procurar al hombre una cierta utilidad, son susceptibles de apropiación
privada.
(9) Conf. SPOTA, A.G., "Tratado de Derecho Civil", t. I, Parte General, v. 7, p. 662 N° 1758, Ed. Arayú, Buenos
Aires, 1953.
(10) CNCom., sala D, fallo del 30 de octubre de 1987, en autos "Pincen Cía. Financiera c. Lena, Julio". Al
quedar la sociedad absorbida disuelta por efecto de la fusión, dicha disolución, como consecuencia de que la
totalidad del activo y del pasivo se aporta a la sociedad absorbente, se produce sin liquidación (art. 82, 1ª. Parte
"in fine", ley 19.550). En consecuencia, la personalidad de la sociedad desaparece al mismo tiempo que se
produce su disolución, por lo cual no puede actuar ya que ha cesado su existencia, aunque respecto de terceros
esta extinción sólo tiene efecto cuando la disolución ha sido publicada (art. 98, ley 19.550 (t.o. 1984, Adla,
XLIV-B, 1319) - CNCom., sala B, fallo del 6 de diciembre de 1982, en autos: "Carabassa, Isidoro c. Canale, S.A.
y otra".
(11) Conf. LANGLE, Emilio, "Manual de Derecho Mercantil Español", II, N° 93, p. 399.
(12) Cámara Civil y Comercial de Santa Fe, sala I, fallo del 29/9/1969, ED, 32-87.
(13) CNCom., sala B, fallo del 29 de diciembre de 1977, en autos: "Placeres Fernández de Arbide, Renée A. y
otra c. Talleres Electromecánicos Cassagne S.R.L.".
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