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NOMBRE DE LA ALUMNA

YANZABEL REYES CASTILLO

MATRÍCULA: 123623

GRUPO: E110

NOMBRE DE LA MATERIA

DIDÁCTICA Y EVALUACIÓN DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR

NOMBRE DEL DOCENTE DE LA MATERIA

Mtra. María del Rosario Nava Gómez

NÚMERO Y TEMA DE LA ACTIVIDAD 4:

LA EVALUACIÓN DE LA EDUCACIÓN EN MÉXICO

ZACAPOAXTLA, PUE. 29 DE JUNIO DEL 2020


INTROCUCCIÓN

Aprender es un proceso global que abarca a la persona en su conjunto y la lleva a


actuar, a percibir y a comprender las cosas de distinta manera, podemos afirmar
que los procesos enseñanza-aprendizaje están estrechamente relacionados, es
decir, son interdependientes y que la enseñanza se concibe como un proceso
donde interactúan el maestro y el educando, siendo el aprendizaje el objetivo
último de este proceso que consiste en dirigir las actividades y utilizar los
elementos para facilitar a un individuo.

Aceptar el aprendizaje como un proceso dinámico en donde quien aprende debe


modificar conscientemente sus propios esquemas cognoscitivos lleva a una visión
más amplia de su evaluación tomando en cuenta los diversos factores que se
presenten como su entorno y las necesidades que se vallan adquiriendo.

En el análisis de estos procesos que se estudiaron considero que sus resultados


no deberán referirse a individuos sino a sistemas o subsistemas, es decir, que la
toma de decisiones no se debe basar solo en mecanismos de evaluación que se
manejen a nivel de todos y cada uno de los procesos involucrados en el sistema
educativo: evaluación a nivel de cada escuela, de alumnos en forma individual
(aprobación o reprobación, promoción y similares) y de los maestros (contratación,
salario, estímulos, sanciones) y, finalmente, de los mecanismos relacionados con
el control y monitoreo externo de las escuelas por parte de las instituciones
educativas.

La evaluación educativa en México es una institución consolidada que busca


conocer de manera sistemática procesos y resultados del sistema educativo. En
los últimos años se han realizado avances muy importantes, los cuales modifican
nuestra opinión del sistema educativo y sobre cómo debe evaluarse. Hoy, si bien
con diferencias en cuanto a su concepción, la mayor parte de los actores
educativos coincide en la importancia de realizar evaluaciones periódicas de
diferentes aspectos del sistema educativo para brindar mejores resultados y con
esto resulta difícil imaginar la posibilidad de reflexionar o intervenir sobre la
educación nacional sin tener en cuenta los diferentes aspectos y herramientas que
son necesarias para este proceso. En un período relativamente breve nos hemos
habituado a la existencia de múltiples evaluaciones, cuyos resultados son
públicamente difundidos. La mayor parte de estas evaluaciones se realiza de
acuerdo a estándares conceptuales y metodológicos aceptados por la mayoría de
los actores involucrados. Sin embargo, el camino de la evaluación aún enfrenta
desafíos. En el caso de México, por una parte, se asiste a una expansión
acelerada de distintas iniciativas de evaluación que podría superar la capacidad
del sistema educativo para asimilar y aprovechar sus resultados. Del otro lado,
este proceso aún está incompleto. El vínculo entre datos y decisiones en los
distintos niveles del sistema es aún débil, y las evaluaciones no impactan de
manera decisiva en las políticas y programas.

Por lo general, la evaluación educativa se enfoca principalmente como evaluación


de aprendizajes. Los aprendizajes son sólo una parte de los resultados del
sistema educativo, la educación no constituye solamente un mecanismo de
producción de conocimientos o habilidades para el mercado de trabajo, sino que
también es una agencia fundamental de socialización, esto es, de formación en
valores y actitudes compatibles con un modelo de sociedad, también debe
tomarse en cuenta que una evaluación integral del sistema educativo supone
atender también a los insumos, los actores, las condiciones, y especialmente, a
los procesos educativos. Por lo tanto, es necesario elaborar indicadores válidos y
confiables de aspectos como los recursos disponibles en las escuelas; las
capacidades, representaciones y prácticas pedagógicas de los maestros; las
condiciones de vida de los alumnos; la gestión y el entorno social y escolar, sólo
atendiendo a estos aspectos es posible pasar de la descripción a la explicación de
los fenómenos, ampliando así las posibilidades de intervención. Otros aspectos
importantes a evaluar son los programas de estudio de los alumnos, la formación
docente, o el funcionamiento del sistema. Asimismo, es fundamental una
evaluación sistemática de las políticas y programas educativos, en particular de su
impacto.
Lo que hace el Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior es
evaluarla en amplios sectores de la sociedad la calidad de la educación.
El CENEVAL es un organismo destinado a poner en práctica, de manera cotidiana
y permanente, lo que, en el marco de los conceptos, las políticas y las directrices
del sistema educativo se ha expresado como prioridad: el mejoramiento cualitativo
y el propósito de intensificar los procesos de evaluación. Lo que debe destacarse
aquí es la intención de evaluar con mayor rigor y de manera sistemática lo que se
hace en el sistema educativo. Aunque es técnicamente equivocado, en la práctica,
nos acordamos de la evaluación sólo cuando estamos inconformes, cuando los
resultados de algo no corresponden ni satisfacen nuestras expectativas.

El CENEVAL, al igual que otros organismos y programas semejantes, tanto


gubernamentales como privados, nace con el propósito de participar en la solución
de los problemas que dan origen a ese amplio y diverso estado de inconformidad
en que vivimos los mexicanos. En el sistema educativo, por ejemplo, es necesario
hacer las adecuaciones necesarias para los distintos niveles en que se imparte la
educación y según sea la naturaleza y propósito de cada programa educativo.

Existen numerosos argumentos a favor del establecimiento de sistemas de


evaluación educativa sólidos y confiables, los cuales son de uso común como la
toma de decisiones, distribución de incentivos, participación social y elección, sin
embargo, al contrastarlos con la realidad mexicana, resulta evidente que la
evaluación no logra, consolidar estos procesos por sí misma. Actualmente, la
evaluación no se utiliza de manera sistemática en el diseño de políticas o la
implementación de iniciativas de mejora escolar. La complejidad de los problemas
y el hecho de que los resultados de las reformas sólo se ven en el mediano y largo
plazo hacen particularmente difícil este proceso.

Si bien es cierto que evaluar es bueno, evaluar más no necesariamente es mejor.


Una tentación frecuente es pretender evaluar todas las dimensiones imaginables
de la educación, de manera muy frecuente, y si a esto se agrega el hecho de que
cada instancia gubernamental pretende realizar su propia evaluación, muchas
veces sin objetivos claros, se comprende por qué las evaluaciones se incrementan
a una tasa mayor que la de la capacidad de explotar la información.

Conclusión:

La enseñanza se reduce al absurdo del entrenamiento para responder ítems. Si,


además, estas evaluaciones se utilizan para tomar decisiones de alto impacto
sobre el futuro de las escuelas o los alumnos, a través de premios económicos o
de barreras al acceso, estos riesgos obligan a monitorear críticamente el proceso
de institucionalización de los sistemas nacionales de evaluación. Como puede
verse, la evaluación educativa enfrenta múltiples desafíos, en México, la
consolidación de evaluaciones de calidad, integrales, y que articulen
adecuadamente los esfuerzos de todas las instancias involucradas, es un proceso
lento y aún inacabado.

La evaluación de procesos se centra en la indagación y valoración de los


elementos más operativos del proyecto educativo y responde al interrogante sobre
la manera en que se ejecuta el dicho proyecto. En esta dimensión se consideran
indicadores relacionados con la ejecución presupuestaria, la cobertura, la
ejecución de las actividades previstas, los costos, los tiempos, y otros, así como
las dinámicas sociales que se generan durante la implementación del proyecto,
nuestros gobiernos no solo deben de copiar modelos sino investigar a fondo las
necesidades que se analizan para que pueda tener éxito.

Bibliografía.

15) López, C. M. (2000). Evaluación como proceso de conciencia y autocorrección


(conciencia).Þn Planeación y evaluación del proceso enseñanza-aprendizaje (pp.
123-137). México: Trillas.

López, C. M. (2000). Hacia un modelo abierto de planeación y evaluación del PEA


(conciencia). En Planeación y evaluación del proceso enseñanza-aprendizaje (pp.
39-46). México: Trillas.
Gago, A. (2000). El CENEVAL y la evaluación externa de la educación en México. Revista
Electrónica de Investigación Educativa, 2 (2). Consultado el día de mes de año en:
http://redie.uabc.mx/vol2no2/contenido-gago.html

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