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“Dios no se olvida de sus hijos.


Salmo 9:18-20 LBLA “18 Pues el necesitado no será olvidado para siempre, ni la
esperanza de los afligidos perecerá eternamente. 19 Levántate, oh Señor; no prevalezca el
hombre; sean juzgadas las naciones delante de ti. 20 Pon temor en ellas, oh Señor;
aprendan las naciones que no son sino hombres. (Selah)”
En este Salmo vemos a un David lleno de gratitud porque vio la manifestación de Dios en
medio de su quebranto, en medio de sus luchas, pero destacando aún más ¡en medio de su
necesidad! ¿Qué aprendo de David y lo que expresa en estas pocas palabras? = El proceso
no es eterno, lo que hoy vivimos no es eterno. Tu necesidad no es eterna, Dios suplirá. Tu
enfermedad no es eterna, Dios es capaz de sanar. Tus problemas conyugales o familiares no
son eternos, Dios restaura. Tus luchas más internas no son eternas, Dios te puede librar de
ellas. Y en estos tiempos es preciso comprender: ¡La pandemia no es para siempre, Dios la
puede erradicar en cualquier momento!
Es maravilloso entender que, si Dios lo hizo con David, también lo puede hacer conmigo,
los dos somos hijos del mismo Padre.
“Pues el necesitado no será olvidado para siempre, ni la esperanza de los afligidos
perecerá eternamente.” Dios no nos tiene en el olvido, nos tiene más presente que nunca,
¿y cómo sabemos esto? En nuestro hogar no ha faltado Su cuidado, aún Su amor se ha
manifestado en la unión familiar, y si no es así, se dará.
Yo creo que ante Dios somos necesitados y afligidos, algo necesitamos, sea de Él (que es
siempre), o sea de algo físico y en algo estamos afligidos, sea por un proceso, o por la
situación actual, el punto está en lo declarado allí: No somos olvidados, ni nuestras
esperanzas perecerán, repítete eso constantemente. ¡No soy olvidado! ¡Mi esperanza está
viva!
El secreto de David era alabar a pesar de las circunstancias que lo rodeaban, hagámoslo así:
Salmo 9:1 LBLA “Alabaré al Señor con todo mi corazón. Todas tus maravillas contaré;”
¡Alaba aunque no veas!
¿Qué queremos con todo lo que está aconteciendo? Qué Dios tome el control. Él es el único
capaz de juzgar, pero, así como David declara en el verso 20: “Pon temor en ellas, oh
Señor; aprendan las naciones que no son sino hombres.” Qué Dios ponga temor en las
naciones, que sepan quién es Él, que Su presencia sea instaurada por doquier. A día de hoy
estamos viendo como Dios mueve Su mano, dejando de lado al hombre, y tomando todo el
protagonismo. Oremos para que Dios sea entronado en medio de todo este proceso y así
veamos la retribución de nuestra esperanza.
Dios te bendiga cada vez más.

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