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La cadena de custodia consta de una serie de pasos o etapas que se deben seguir
cuidadosamente para evitar que las evidencias se dañen, estas etapas se presentan en el
siguiente orden: Recolección de las evidencias, en segundo lugar se da la preservación y el
embalaje de las evidencias, posteriormente las evidencias se trasladan y se traspasan ya
sea a los laboratorios para su respectivo análisis o a las diferentes fiscalías para su custodia
y finalmente se da la custodia y preservación final de las evidencias hasta que se realice el
debate.
A parte de las etapas que debe seguir una cadena de custodia, esta también debe contar
con ciertos principios y/o elementos básicos que garanticen el éxito del procedimiento, estos
elementos se pueden entender de la siguiente manera:
● Identidad e integridad: Con la que se garantiza que las evidencias materiales en todo
momento sean las mismas y permanezcan iguales.
● Inalterabilidad: Esto con el fin de conservar el estado original de las evidencias
materiales, sin presentar modificaciones durante todo su proceso.
● Continuidad: Las evidencias materiales deben ser custodiadas en todo momento
desde el inicio hasta que termine el proceso.
Juristas de diferentes partes del mundo han tomado como guía para esta doctrina, el pasaje
bíblico que reza “(...)así, todo árbol bueno da fruto bueno, pero el árbol malo da fruto malo.
El árbol bueno no puede dar fruto malo, ni el árbol malo dar fruto bueno. Todo árbol que no
da buen fruto, se corta y se echa al fuego. De modo que ustedes los reconocerán por sus
acciones(…)”, el mencionado pasaje da a entender entonces que, si la fuente de la prueba
(el «árbol») se corrompe, entonces cualquier cosa que se obtenga de él (el «fruto») también
lo está, es decir, que si una prueba se obtiene a través de medios ilegales y, a su vez, esta
conduce a obtener otras, todas ellas resultan contaminadas por la misma ilegalidad de la
primera.
Así pues, la prueba obtenida de manera ilícita se desestima por cualquier vulneración de los
derechos fundamentales y su desestimación se extiende a todas las consecuencias que de
ella se origine. En conclusión, una prueba ilícita, se debe entender como aquella que es
obtenida con violación de derechos y garantías fundamentales; a diferencia de lo que ocurre
con la prueba ilegal, la cual es considerada como aquella que su obtención se realiza
violando previsiones normativas probatorias a nivel de los actuales medios de conocimiento.
Bibliografía