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F08U6R-R-U (consultado 13 de julio 2020)

Las tres raíces del mal, según Emilio


Lledó
Fact Checked
Edith Sánchez·
10 Julio, 2020
Este artículo ha sido verificado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas al
10 Julio, 2020
Para el filósofo Emilio Lledó, la educación es el máximo bien, porque solo a través de
ella se aprende a pensar, a sentir y a ser libre. Una educación instrumental corrompe la
mente y lleva a las tres raíces del mal: la ignorancia, el egoísmo y la codicia.

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Emilio Lledó es un filósofo español, miembro de la Real Academia Española y


excatedrático de las Universidades de Heidelberg y Barcelona, entre otras. Su obra ha
traspasado fronteras y cuenta con el valor de haber sido producida por una de las mentes
que ha conocido, casi en intimidad, a los grandes pensadores de la historia. En algunas
de sus entrevistas se ha referido a las tres raíces del mal, o más bien, de los males
contemporáneos.
Lledó es muy crítico de algunos aspectos contemporáneos, como la divinización del
dinero, la falta de formación en los líderes y las profundas desigualdades en el mundo.
Cuestiona las transformaciones en la educación que vienen desembocando en una
transgresión de valores.

Para Emilio Lledó, las tres raíces del mal son la ignorancia, la codicia y el egoísmo.
Aunque se trata de vicios que existen desde siempre, en la época actual han cobrado
singular importancia y definen buena parte de la conducta individual y social. Veamos
lo que piensa al respecto.

“Hace unos días escuchaba a un señor en una tertulia de la radio diciendo que lo único
en lo que creía era en la ley de los mercados. ¿Qué ley de mercados? Que estas
grandes empresas que han estado engañando, confundiendo, robando, a la gente, sean
las que tengan que merecernos confianza es una barbaridad”.

-Emilio Lledó-

1. Emilio Lledó y la ignorancia


Emilio Lledó ha señalado que “El ser humano es lo que la educación hace de él”.
En este sentido, la educación no sería instrucción, sino un proceso de formación de la
conciencia: un camino hacia la libertad/autonomía de pensamiento.

Lo anterior incluye la educación de la sensibilidad, porque en la verdadera educación


no solamente se debe cultivar la racionalidad. A juicio de Emilio Lledó, este es el
único camino para salvarse de la manipulación y de la agresividad que sobreviene
cuando no hay comprensión.

Piensa que la educación basada y medida en exámenes es deformadora. Lo ve como un


sistema inquisitorial que ayuda a los miedos y poco a la inteligencia. La verdadera
formación debe estar basada en la libertad; si no es así, se corrompe la mente, con
el resto de las corrupciones que vienen detrás, como la económica.

Piensa que buena parte de los políticos actuales solo representan a la ignorancia; un
desconocimiento similar al que primaría en su electorado. “Se ponen arriba y lo hunden
todo”, indica, comenzando por la educación libre y universal.

2. La codicia, una de las tres raíces del mal


Emilio Lledó piensa que la obsesión por el dinero es la gran desgracia de la
sociedad actual. Quienes no se lucran pasan por tontos, porque muchos no pueden
desligar el bienestar del dinero, aun cuando son dos realidades que solamente tienen un
vínculo frágil. De hecho, se puede ser razonablemente feliz sin mucho dinero.

La auténtica riqueza, personal y social, está en la cultura. Esta es la que permite


comprender y vivir principios esenciales como la justicia, el bien, la verdad y la belleza.
El dinero, en cambio, vuelve miserables a las personas, desata su codicia, corrompe y
degenera. El filósofo dice que esto constituye “la vuelta a la caverna en el sentido más
siniestro de la palabra”.
Todos los seres humanos, en cambio, tenemos una necesidad esencial de saber,
necesidad de cultura. Solo la educación podría saciar ese deseo y permitirnos la
construcción de una conciencia crítica que impida la prevalencia de la corrupción en el
poder.

La codicia ha llevado a que actualmente estemos en un mundo que espera mucho de


la tecnología y de la economía, pero está lleno de personas desesperanzadas. Las
leyes del mercado generan desigualdad y eso es detestable. A la vez, alimentan la
codicia, lo cual resulta deplorable.

3. El egoísmo
Para Emilio Lledó el mayor de todos los males es la ignorancia, que no es solo
intelectual, sino también incluye la sensibilidad. Esto lleva a la tercera de las tres
raíces del mal: el egoísmo, ese impulso que lleva a promover o sostener las dictaduras
globales o las pequeñas dictaduras personales.

Señala que se ha impuesto una matriz de pensamiento dominada por el


pragmatismo, la “practiconería”, le llama. Esto conduce a un utilitarismo burdo que
corrompe. Se ve más en las figuras de poder, a quienes califica de “degenerados con
todas sus letras”.

Frente al “bienestar”, Lledó opone el “bienser”. Este supone un mínimo de decencia


y esta última implica la posibilidad de ver y sentir más allá del dominio estrictamente
privado y limitado. En la actualidad no es eso lo pregona la educación, que compara,
que pone a unos arriba de otros y sobre esa base instaura una conciencia de exclusión en
lugar de motivar la solidaridad. Eso es lo que debe cambiar.

Edith Sánchez

Graduada en periodismo de la Fundación de Educación Superior INPAHU de Bogotá.


Estudios de Licenciatura en Ciencias Sociales, en la Universidad Distrital “Francisco
José de Caldas” de Bogotá. Autora de los libros “Un duro – Aproximaciones a la vida”
y “Un río de mil brazos”. Co-autora de los libros “Humor cautivo”, “Inventario de
asombros”, “Impresos comunitarios” y “Seis historias para ser contadas”, entre otros.
Ganadora de la beca en periodismo cultural, Ministerio de Cultura de Colombia
(1999). Ganadora de los premios de periodismo Semana-Petrobras (2011) y
Entrégate a Colombia-Servientrega (2012). Ganadora de las Pasantías Nacionales
en Literatura del Ministerio de Cultura (2009 y 2018). Ganadora en el concurso de
crónica “Ciudad de Bogotá” (2014). Mención de honor en el Concurso Nacional de
Crónica y Testimonio, Universidad Central (2017) y en el Premio Nacional de libros
de crónica (2010). Ganadora de la convocatoria “Leer es mi cuento” (2011), entre
otros.

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