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Una lectura que disfruté al máximo, pues el texto proporciona una visión más amplia y trascendente sobre las
matemáticas. Pude recordar los acercamientos que he tenido a las matemáticas a través de indagar para construir
conocimiento, por curiosidad, desde la infancia. Sin embargo, ahora veo que solo eran acercamientos superficiales de
muy poca profundidad, pero que poco a poco acrecentaron mi interés y curiosidad por las matemáticas.
El texto me hizo recordar los fractales en la naturaleza y la proporción aurea que implican ver más allá de lo
que se ve, para disfrutar realmente de la belleza estética, interna y profunda, que nos pone en perspectiva de
proporción de pequeñez frente a la inmensidad del universo, así mismo de maravillarse ante la minúscula estructura
que lo conforma, que tiene un orden para el aparente caos y que implica un numero inmenso de relaciones entre sus
componentes. Esto solo es posible develarlo por medio de las matemáticas que son la puerta al conocimiento. Me ha
motivado a disfrutar con más profundidad de ellas, en mi entorno, viendo más allá de lo aparente y monótono, como el
que se muestra en la escuela, actualmente y solo genera apatía.
Al realizar una retrospectiva sobre como nació mi interés y gusto por las matemáticas, he recordado que nació
ante la curiosidad temprana por el mundo; los ritmos y el conteo fueron mis primeros acercamientos, pero al ir
madurando, descubrí que la asignatura llamaba poderosamente mi atención, pero el gusto por ellas me nació cuando
pude explicar a mis compañeros lo que no entendían de las explicaciones de los profesores y disfruté ser mediadora
entre ese lenguaje que yo entendía y mis compañeros. No me considero una matemática, pues me falta mucho para
aprender, sin embrago mi curiosidad no se agota, ni mi deseo por acercar a los demás al disfrute de las matemáticas
disminuye. El principal motivo para estudiar matemáticas es compartir con los demás el conocimiento y disfrute de las
matemáticas, el acercar a otros, dejando fuera la apatía. En especial deseo acercar a las personas de capacidades
diferentes, ya que en la poca experiencia que he tenido, me he percatado que ellos pueden disfrutar de ellas a su propio
ritmo y estilo.
Coincido con la idea Yves Chevallard, mariana Bosh y Josep Gascón en su libro “ Estudiar Matemáticas: El
eslabón perdido entre la enseñanza y aprendizaje”, que menciona la “enfermedad didáctica “ que se padece en el
sistema educativo, donde se reduce el saber matemático a solo reproducir y asimilar, y que en la actualidad busca el
desarrollo del pensamiento matemático, mediante el aprendizaje basado en la resolución de problemas, pero
continúa reduciendo su valor a simplemente “escolar”, para pasar un periodo de estudios pero con apatía. Son pocos
los docentes que realmente han desarrollado una didáctica de descubrimiento e interés a la matemática, diseñando
secuencias que se basan en los intereses de los alumnos, pero que permean en su entorno social inmediato.
Desde mi perspectiva enseñar matemáticas es importante para que las nuevas generaciones alejen la apatía
y disfruten de las matemáticas para entender su mundo, comprenderlo desde ser parte de una comunidad que
pueden ayudar a mejorar, teniendo a las matemáticas como fuente de herramientas para construir conocimiento y
compartirlo para ayudar a otros y también a distintas disciplinas y ciencias.