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Capitulo 10

IGUALDAD SALARIAL

Porque tiene que haber trabajos que den asco, en todos los sentidos

Una de las cosas que a la gente siempre le ha molestado del capitalismo es el hecho de
que lo reciben los trabajadores parece no tener ninguna relació n con lo que merecen.
El determinante má s importante de los salarios no es lo que produces, sino lo fá cil que
es reemplazarte, pero hay ciertas ventajas en el hecho de que los salarios se
determinen de esta manera. El problema general es que los salarios en una economía
de mercado, como todos los precios, no son solo premios sino también incentivos.
Hacer una política de precios de beneficencia por razones de justicia distributiva
puede tener efectos perversos sobre los incentivos. De ese modo el mercado suele
tener una tendencia frustrante a transformar las iniciativas diseñ adas a ayudar a la
gente en unas que la dejan peor que antes.

Primero, la condició n humana bá sica es de una pobreza abyecta. La mayor parte de la


humanidad, a lo largo de la mayor parte de la historia, ha vivido a un nivel de
subsistencia, con una esperanza de vida media má s o menos de 30 añ os, y una
exposició n constante a los peligros del hambre la enfermedad y la guerra. El segundo
punto má s importante es que la desigualdad no es una parte tan grande del asunto
como puede parecer.

La mayoría de las sociedades pobres de la desigualdad no contribuye tanto a las


privaciones de la persona que tiene una situació n media en la economía. El problema
fundamental de los países subdesarrollados no es que el dinero se divida mal, sino que
no hay suficiente. Y, por tanto lo que es necesario primero y sobre todo es
crecimiento.(desde luego, los principales dañ os infligidos en los países pobres por la
desigualdad social no son consecuencia directa de un modelo de distribució n, sino un
producto de consecuencia indirectas como la corrupció n.

Lo que en realidad importa es el nivel medio de productividad del trabajo. Esto es lo


que, en ú ltima instancia y en el largo plazo, determina los salarios, si nuestro objetivo
es incrementar el bienestar del trabajador medio. Incrementar la participació n del
trabajo en la renta nacional en incluso un tanto porcentual o dos supondría un
esfuerzo hercú leo. Una economía capitalista madura puede crecer a una tasa anual
continua del 2% o 3%, esto significa que las ganancias en lo que respecta a la
distribució n pueden viciarse fá cilmente si la lucha para obtenerlas reduce demasiado
la tasa de crecimiento.

Por lo tanto necesitamos un mecanismo que lleve a la gente a las ocupaciones en que
se necesita y las desvié de las ocupaciones sobresaturadas. Este proceso es
necesariamente coercitivo, dado que requiere que la mayoría de la gente renuncie a
aquello que realmente le gusta hacer (artistas, actor, mú sico) para hacer algo que la
sociedad necesita.
La solució n alternativa, en la economía de mercado, es simplemente tener un mercado
de trabajo competitivo. Y la forma en que se logra es a través de cambios en los
salarios que se pagan, y de tasas de desempleo en sectores relevantes. El simple hecho
de que sea imposible en determinadas ocupaciones ganar un salario suficiente para
vivir no significa que se cometa ninguna injusticia a la hora de pagar a la gente ese
salario.

Por esta razó n, también tendemos a tirar cosas en vez de llevarlas a repara. No es por
un mal generado llamado << Consumismo>> es porque hace que reparen algo es
increíblemente caro. Es una característica general de las economías avanzadas que, a
medida que el país en su conjunto se vuelve má s rico, los servicios se vuelven má s
caros en relació n con los bienes manufacturados. La razó n bá sica es que el
crecimiento de la productividad en el sector servicios se queda atrá s del sector
manufacturero.

Esta mejora en la manufactura, combinada con el estancamiento relativo del sector


servicios, produce <<Enfermedad de costes>> en los servicios. Cuando la
productividad incrementa en el sector manufacturero de la empresa, las ganancias
normalmente se dividirá n – por las buenas o por las malas- entre todos los grupos de
poder de la empresa. Como resultado el incremento de la productividad tendera a
generar incremento de los salarios.

A corto plazo, puede que un conjunto de trabajadores sea capaz de captar los
beneficios de un conjunto particular de ganancias de productividad, especialmente si
tiene alguna habilidad especial o han pasado por una formació n costosa y larga que
hace que otros encuentren má s difícil su nicho de mercado. Pero, a largo plazo el
trabajo es bastante mó vil entre las ocupaciones. Por esto, si uno se fija en el
crecimiento de la productividad en varios sectores de la economía a lo largo de unas
décadas y lo compara con los cambios en los salarios, vera poca correlació n, cualquier
caso, hay una correlació n entre el crecimiento medio de la productividad y el
incremento de los salarios.

Por eso los salarios de los países subdesarrollados son muy bajos, incluso en fá bricas
muy automatizadas donde el nivel de productividad del trabajador individual es
comparable al de los países má s ricos del mundo. Es el nivel medio de productividad
de la economía, o en el sector má s amplio en que está n empleados los trabajadores,
los que determinan los salarios. Por esto los servicios se má s caros a medida que el
país en su conjunto se hace má s rico. La idea del precio de escases del trabajo significa
que si quieres expulsar a alguien de una ocupació n ú til para que se pase el día
trabajando.

Hay muchos ejemplos de ocupaciones que han sido eliminadas de la economía por la
<<enfermedad del coste>>, la alternativa que se expulse del mercado u determinado
vicio es que se convierta en un objeto de consumo de lujo.

Una excepció n a la regla ocurre cuando lo que valora el consumidor es el tiempo


mismo del empleado. Esto es lo que determina el tope de lo que está n dispuestos a
pagar.
Muchos de nosotros nos sentimos bastante afortunados por el hecho de que los
salarios no se determinen por el valor intrínseco de lo que creamos; si así fuera,
seriamos muy pobres. La tendencia a la igualdad en nuestra economía, que es que las
organizaciones grandes tienden a igualar los diferenciales salariales entre los
empleados. Incluso en las compañ ías que retribuyen a sus empleados con alta
compensació n individualizada, la diferencia entre lo que gana el empleado má s
productivo en una clase ocupacional particular y lo que gana el empleado manos
productivo no es proporcional, ni de cerca, a las diferencias en sus contribuciones a
los ingresos de la empresa. En otras palabras, una consecuencia de un fallo de
mercado, no de las operaciones normales del mercado de trabajo. Uno de los retos
principales a los que se enfrentan las empresas después de una fusió n o adquisició n
es tratar las diferencias en los niveles salariales y, en particular, lograr mayor
desigualdad sin tener que subir a todo el mundo el sueldo al nivel má ximo.

 La primera tendencia es relativamente benigna. A medida que se incrementan


los salarios la demandad de sus servicios se reduce y cada vez se vuelve má s un
bien de lujo.
 La segunda tendencia es menos benévola. La presió n hacia la igualdad de los
salarios es muy fuerte.

Como resultado la sociedad debe confiar en el desempleo, en vez de en los salarios


bajos, para desincentivar la entrada en ese campo. Existe un debate activo entre los
economistas sobre el impacto del desarrollo del salario mínimo, que afirmaría que
leyes como esas hacen má s dañ o que bien, dado el desempleo que crean, se ha
mostrado demasiado simplista, vistas en las complejidades de los mercados laborales.

Existe una gran parte de la sociedad adolescente que emplea su tiempo en trabajar y
estudiar pero esto nos demuestra que las tasas de abandono de los estudios es cada
vez mayor ya que el dinero mismo incrementa el atractivo de trabajar, en vez de
seguir estudiando, pero también puede tener efectos má s sutiles, como llevar a que los
adolescentes sobreestimen el grado en que la economía recompensara al trabajo no
cualificado. Si lo que queremos es combatir la pobreza, una media má s ú til seria
asegurar que ninguna familia con un solo salario mínimo tenga que pagar impuestos
sobre la renta.

Como resultado, mientras que estas políticas dan algunos beneficios a alguna gente,
también generan claros perjuicios a otros. Si aparecen otras maneras de dar esos
beneficios, que no está n asociadas con los mismos perjuicios, debemos aprovechar la
oportunidad de adoptarlas.

El problema de los salarios bajos o de las rentas altas, puede generar muchos má s
beneficios para las clases trabajadoras, sin los efectos perversos que se dan por la
interferencia en los precios en el mercado de trabajo o en el mercado de bienes.

Con respecto a los aná lisis realizados en el Ecuador la informació n que se da sobre
"Renta Primaria Promedia Mensual" que contienen los "Indicadores de Coyuntura
del Mercado Laboral Ecuatoriano", sobre la base de la informació n de Cuenca,
Guayaquil y Quito, elaborados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos
(INEC) para el mes de noviembre del 2001 (ú ltimo mes para el cual se dispone de
informació n), se comprueba que los ingresos oscilaron entre un má ximo de 320
dó lares (Administradores Pú blicos) y un mínimo de 100 dó lares (Trabajadores no
calificados), y que solo los ingresos promedios mensuales de los Administradores
Pú blicos, superaban el costo de 314 dó lares al que ascendió , en ese mismo mes, la
"Canasta Familiar Bá sica", segú n el propio INEC. Los restantes grupos de trabajadores:
Profesionales Científicos e Intelectuales; Técnicos y Profesionales de Nivel Medio;
Empleados de Oficina; Trabajadores de Servicios y Vendedores en Comercio;
Agricultores y Trabajadores Calificados Agropecuarios y Pesqueros; Oficiales y
Operarios de Industrias Extractivas y de la Construcció n; Operadores de Instalaciones
y Maquinarias; y, Trabajadores No Calificados, percibían ingresos promedios
mensuales de 280,200, 179, 120, 120, 120, 160, y 100 dó lares, respectivamente, todos
ellos inferiores al precio de la "Canasta Familiar Bá sica".

Así observado el problema, la lucha política por los salarios debería


concentrarse en:

a.- Lograr niveles salariales indispensables para cubrir el costo de la "Canasta Familiar
Bá sica", ya que, ello es lo mínimo que deben reclamar los trabajadores para que su
familia pueda subsistir, para poder educarse y educar a sus hijos y disfrutar de alguna
diversió n, derecho mínimo de todo ecuatoriano, a lo que se agrega que el reajuste
anual del costo de esa canasta, implica, de hecho, considerar la inflació n pasada;

b.- Proponer modificaciones a las leyes laborales vigentes, para que se apruebe el
costo de la "Canasta Familiar Bá sica", como el pará metro sobre el cual debe
establecerse el nivel anual mínimo del SMV;

c.- Rechazar el uso de término "Canasta Familiar Vital", en la prá ctica diaria y en el
discurso, ya que su uso, implícitamente, desestima las aspiraciones mínimas de los
trabajadores, al mismo tiempo que otorga a las clases dominantes y sus testaferros
mayor capacidad de maniobra y engañ o, al poder jugar con un valor comparativo
menor que el de la "Canasta Familiar Bá sica" y hacer uso de una denominació n
sugerente; y,

Advirtiendo, simultá neamente, que su uso por parte de las clases dominantes y sus
apologistas só lo pretende ocultar el subconsumo al que se somete a los trabajadores
ecuatorianos, la imposibilidad física que la política salarial actual impone a la
existencia y reproducció n de las familias de los trabajadores, al reducirlas a la mera
subsistencia.

Todo ello sin dejar de insistir en que la satisfacció n de los requerimientos de los
trabajadores, en ú ltima instancia es incluso del interés de la burguesía ecuatoriana, si
se recuerda que: "El capital es un producto colectivo; no puede ser puesto en
movimiento sino por la actividad conjunta de muchos miembros de la sociedad y, en
ú ltimo término, só lo por la actividad conjunta de todos los miembros de la sociedad",
ya que: "El capital no es, pues, una fuerza personal; es una fuerza social".

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