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Acerca de la curación

en psicoanálisis

* Nasim Yampey,
** Edmundo Saimovici y
*** Félix Alberto Gioannini

1. Introducción

En este trabajo queremos considerar algunos aspectos de la curación


analítica y de los psicodinamismos del proceso analítico. El término
curación no es bien visto por muchos psicoanalistas porque lo super-
ponen a la idea de curación meramente organicista de la clínica mé-
dica.
Pero la idea de curación tiene una raigambre muy anterior a la
medicina moderna y es más abarcativa y profunda que tal abordaje.
El fin de curar es básico y prospectivo, y constituye la meta central
del psicoanálisis.

* J. A. Pacheco de Melo 1872, P.B. "C", (1126) Capital Federal, R. Argentina.


** Rep. de la India 2985, 11~, (1425) Capital Federal, R. Argentina.
,~**GelIy y Obes 2247, 5~ "B", (1425) Capital Federal, R. Argentina.
578 Nasim Yampey, Edmundo Saimovici y Félix Alberto Gioannini

El concepto de cura implica "la liberación del paciente de sus


síntomas neuróticos, sus inhibiciones y sus anomalías del carácter"
(Freud, 1937). La cura analítica busca descubrir el sentido de los
síntomas patógenos, los significados y las motivaciones, para una
restructuración psíquica, una nueva integración de la personalidad;
desarrollar y robustecer la personalidad del paciente; mejorar la ca-
pacidad de goce y de trabajo; restituir la unidad psíquica, poniendo
fin al enajenamiento entre el yo y la libido.
Freud ha conceptualizado los fines y procedimientos psicoanalí-
ticos de muchas maneras, tales como "hacer consciente lo incons-
ciente", "donde estaba el ello, ahí deberá estar el yo" (Freud, 1933);
llenar las lagunas mnémicas; resolver las fijaciones infantiles; "rem-
plazar por un resultado más correcto el desenvolver imperfecto de
la infancia, reforzando con tal fin al yo" (Freud, 1937).
Según Fairbairn (1954), el problema de la salud mental es sobre
todo la preservación de la integridad psíquica, o su reintegración si
ella ha sido disociada. Y Racker (1960) asevera que "el tratamiento
psicoanalítico se ha convertido o tiene como una de sus posibilidades
principales la evolución o transformación humana".
La falta de desarrollo de las capacidades potenciales de cada indi-
viduo es ya un índice de enfermedad y un riesgo para su "salud".
El psicoanálisis concibe la salud no solamente como la ausencia de
malestar o estados de bienestar disociados de los valores humanos.
¿ Qué psicoanalista no sabe, por ejemplo, acerca de las características
obsesivas, psicopáticas y regresivas de ciertas personalidades y de
ciertas organizaciones ins ti tucionales?

2. Conceptos de algunos autores argentinos

Por considerarlo pertinente al desarrollo del tema de nuestro interés,


queremos sintetizar algunas ideas de psicoanalistas de nuestro am-
biente sobre el proceso psicoanalítico y su finalidad de curación.
D. Liberman (1962) considera que el psicoanálisis es una ciencia
cuya meta consiste en buscar y formular leyes que rigen el compor-
tamiento humano. Estudia el comportamiento transferencial en la
situación analítica, campo bipersonal donde se infieren esas leyes.
Las motivaciones inconscientes del comportamiento transferencial
Acerca de la curación en psicoanálisis 579

constituyen el vínculo existente entre los hechos y las teorías del


psicoanálisis, entre su método de observación y su objeto de conoci-
miento: el inconsciente (enfoques histórico, genético y evolutivo).
Por su parte, J. Bleger (1973) distingue entre los llamados objetivos
clínicos del psicoanálisis dos cosas diferentes: objetivos mayéuticos
y objetivos de curación. La curación designa la desaparición total o
parcial. o la modificación favorable de sufrimientos y organizaciones
patológicas. La comprensión dinámica de los objetivos mayéuticos del
psicoanálisis debe incluir la parte psicótica de la personalidad y el di-
vage de la parte neurótica.
De acuerdo con L. Grinberg (1980), uno de los objetivos fundamen-
tales del psicoanálisis es el logro del insight. "El concepto de insight
está relacionado con el tipo de conocimiento que se desprende de las
experiencias de cambio profundo y crecimiento mental y que ayudan
al paciente a acercarse a 'ser su propia verdad', con la necesidad de
aceptar su correspondiente responsabilidad."
Según M. Baranger y W. Baranger (1979) y M. Baranger. W. Ba-
ranger y J. M. Mom (1982), el insight se caracteriza por: 1] una
movilización previa del campo bipersonal, con desmoronamiento de
un baluarte patológico; 2] una redistribución dentro del campo
de las partes simbióticarnente mezcladas del analizando y del ana-
lista; 3] una re-individuación discriminadora de tales partes, con lo
que surge en analizando y analista el yo en su función observadora
y discriminadora.

La operación psicoterápica consiste, de acuerdo con E. Pichon-


Riviere (1978), en un proceso de aprendizaje de la realidad y de repa-
ración de la red de comunicación disponible para el sujeto. Implica
una confrontación en la cual el sujeto puede integrarse en una situa-
ción de sufrimiento tolerable para discriminar sus miedos básicos y
determinar un manejo más adecuado de las técnicas del yo en la
tarea de preservar lo bueno y de controlar lo malo.
J. E. García Badaracco (1978) destaca que todo proceso psicote-
rápico verdadero constituye una especie de re-desarrollo en un con-
texto familiar real o virtual. Conflicto y carencia aparecen como dos
aspectos interrelacionados.
Para H. Racker (1960), el principio básico de la técnica psicoana-
lítica es el antiguo "conócete a ti mismo" délfico o socrático. Pero
este conocimiento de sí mismo no es un mero saber intelectual sino
que equivale a la unión consigo mismo, a una plena aceptación en
la conciencia y en el sentir de todo aquello del propio sujeto que antes
rechazó patológicamente.
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Según E. H. Rolla (1962), el psicoanálisis propende fundamental-


mente al afianzamiento de la autodeterminación del individuo. Rolla
(1971) ha conceptuado unos modelos mentales del funcionamiento
psíquico y descrito tres niveles de integración de la personalidad: el
ideativo, el afectivo y el cognitivo-conceptual. Desde este punto de
vista, trata de comprender el proceso dialéctico de los ciclos de desor-
ganización-reorganización-síntesis, sea en logro o en frustración, y lo
refiere especialmente al problema de la identidad del self durante
la vida de un sujeto, las vicisitudes psicopatológicas y los resultados
del tratamiento psicoanalítico.
A. Rascovsky (1974) sostiene que la madre cura de la enfermedad
del nacer. En la función maternal terapéutica está la posibilidad de
que el sujeto integre, en el contexto regresivo del tratamiento, lo que
antes no pudo integrar.
Para A. Garma (1979) el proceso curativo consiste en hacer cons-
ciente al analizando sus objetos internos malos. Con lo que él deja
de someterse masoquistamente a ellos y en consecuencia deja de
comportarse de un modo destructivo consigo mismo y con los demás.
¿De dónde proceden los objetos internos malos que obligan al indi-
viduo a tener conductas destructivas consigo mismo y con los demás,
lo cual origina sus síntomas neuróticos? De sus sometimientos a sus
circunstancias perjudiciales de todo tipo y de todo tiempo. Es decir,
que dichos objetos internos malos proceden de sus sometimientos
masoquistas a sus circunstancias perjudiciales actuales, infantiles y
hereditarias que persisten porque fueron internalizadas.

3. ¿Investigación y cura son antinómicas?

Nuestra posición es que la investigación y la cura no solamente no


son antinómicas sino que no existen la una sin la otra. La interven-
ción del investigador modifica el campo bipersonal y situacional favo-
reciendo o perturbando la comunicación, el vínculo, la indagación. El
analista opera sobre el sujeto en análisis, que a su vez reacciona e
interactúa con el primero. En último término, el análisis consiste
en la indagación en torno a las vicisitudes de la relación intersubje-
tiva (e intrasubjetiva) entre analizando y analista en cada momento
de su interacción en el trabajo investigativo.
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La sola satisfacción de un impulso episternofílico, de impulsos pa-


rentales de cuidado, o una tendencia reparatoria, no da cuenta de un
psicoanalista maduro. Y ningún ideal científico o terapéutico parcia-
lizado sustituye el vínculo objetal en la situación analítica, donde el
trabajo clínico aporta a la ciencia psicoanalítica desde el campo que
se establece entre el psicoanalista y el analizando, y así la cura es
indispensable para constituir el cuerpo del psicoanálisis.
No podríamos hacer ciencia psicoanalítica si no nos interrogáramos
y contestáramos a las preguntas surgidas desde la clínica, o desde el
análisis de la cultura, el autoanálisis, el análisis de la contratrans-
ferencia. El indagar del psicoanalista le posibilita insights que contri-
buyen a su curación y también a una satisfacción sublimada, a la par
que incrementa tanto su capacidad de curar como su dimensión de
investigador. Es importante para el psicoanalista discriminar y pun-
tualizar sus deseos de investigar o/y de curar y el efecto que tienen
estos deseos tanto en el campo analítico de la cura como en el de
la ciencia psicoanalítica.
La demanda de alivio del analizando no compromete necesaria-
mente al investigador analítico, pero sí lo vincula en forma ineludible
con el curar y el correspondiente efecto de campo.
No escapa a nuestra observación que el curar y el investigar, si
responde a una postura pasional y parcial, quizá pueda beneficiar
a la ciencia psicoanalítica, pero no al vivir maduro del psicoanalista.

4. Salud mental y curación: personalidad madura

La finalidad del psicoanálisis consiste en curar las perturbaciones


mentales que padece un sujeto, lo cual se efectúa por medio del
insight y la elaboración de sus conflictos inconscientes que hacen
posibles los cambios profundos de la personalidad.
Es muy común la tendencia a imaginar un mundo sin dolor y con
felicidad continua y a atribuir su posesión a quien pronuncia las
palabras salud o curación. Pero "soy sano, estoy curado", "soy nor-
mal", resultan formulaciones sospechosas. Algunas patologías han
sido descritas precisamente desde este ángulo de presentación, "la
normalidad" (Mc Dougall, 1972). El vocablo "salud" despierta, por un
lado, el temor a la envidia, y por otro, incrementa la angustia de cas-
582 Nasim Yampey, Edmundo Saimovici y Félix Alberto Gioannini

tración y el sentimiento inconsciente de culpabilidad. Se asocia en


forma estrecha con la idea de perfección, eternidad, restablecimiento
de un narcisismo no perturbado. omnipotencia mágica.
Implica un cierto esfuerzo incluir en el vocablo salud o normalidad
la presencia de conflicto, sentimientos de dolor frente a la pérdida, el
miedo manejable frente a los peligros reales y a la muerte, las enfer-
medades comunes, reversibles, la ansiedad frente a los cambios, las
crisis vitales. Nuestra concepción de salud y curación involucra el
funcionamiento del aparato psíquico con todas sus capacidades y no
con los mecanismos primitivos de expulsar a toda costa el dolor
o el estímulo.
Nuestra aspiración no ha de ser borrar toda peculiaridad del ca-
rácter individual en favor de una "normalidad esquemática". Ni exigir
que la persona que ha sido "psicoanalizada por completo" no sienta
pasiones ni presente conflictos intensos. El papel del psicoanálisis es
lograr las mejores condiciones psicológicas posibles para las funcio-
nes del yo; con esto ha cumplido su tarea (Freud, 1937).

5. Ampliación del campo terapéutico del psicoanálisis

Desde Freud a nuestros días el campo terapéutico del psicoanálisis


se ha ido ampliando. La ampliación se realizó en distintas direcciones,
pero nos interesa señalar dos: 1] el psicoanálisis en distintas etapas
y edades vitales, y 2] el psicoanálisis de patologías graves.

1] El psicoanálisis de niños y adolescentes y en sujetos de edad


avanzada, con las técnicas y comprensión adecuadas a la estructura
psíquica de cada edad o etapa, implica no sólo un deseo de inves-
tigar e incorporar los descubrimientos al cuerpo de la teoría psico-
analítica; implica curar, abordar los padecimientos neuróticos, ca-
racteropáticos, psicopáticos, perversos y psicóticos, que no respetan
a niños y adolescentes o ancianos. Esta intervención del analista en
el campo así ampliado aporta permanentemente a la profundiza-

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ción de los conocimientos.
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·2] El 'psicoanálisis
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de patologías graves
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requiere por parte del


psicoanalista una preparación especializada que suele llevar años.
Acerca de la curación en psicoanálisis 583

Distintos autores aportaron con sus investigaciones clínicas, teóricas


y técnicas, al abordaje de las caracteropatías, las perversiones, las
adicciones, las psicopatías, las organizaciones "borderline", las enfer-
medades psicosomáticas, las estructuras narcisistas, los síndromes de
sobreadaptación y de sobrevivencia, las simbiosis y modalidades sim-
bióticas, la suicidofilia y accidentofilia, las situaciones traumáticas
severas, las carencias y privaciones, las psicosis. El denominador co-
mún de estos abordajes -tema sobre el que concuerdan todos los
autores- es su duración prolongada (más de siete años) y la prepa-
ración del psicoanalista. La mayoría destaca también la aptitud de
poder tolerar el tratar a este tipo de pacientes, la ayuda de las super-
visiones y, en especial, el análisis de la contratransferencia. La expe-
riencia clínica y la consiguiente elaboración resultan indispensables
para tener éxito.

Estos abordajes psicoanalíticos han extendido el campo terapéutico


y constituyen una fuente de conocimientos y de perfeccionamiento
técnico. Si bien serán ponderados con el tiempo, ya están presentes
en nuestro bagaje científico y terapéutico.
El estudio de los distintos esquemas referenciales, algunos de ellos
surgidos precisamente como resultado del análisis de casos graves,
capacitan al psicoanalista. No se trata de crear un "esperanto" psi-
coanalítico, una mezcla de terminologías usadas por distintos autores;
sabemos de la "inconmensurabilidad" de ciertos esquemas referen-
ciales (Bernardi y otros, 1982; Sandler, 1982). Pensamos en la con-
frontación de las ideas y de las experiencias clínicas, pues creemos
que todavía el psicoanálisis es una ciencia joven, con mucho por
desarrollar. Por tal razón, debemos darnos el tiempo para cotejar
en la clínica las contribuciones de distintos psicoanalistas.

6. El carácter procesal del análisis y su terminación

.... \

El problema de la curación está relacionado con el problema de la


enfermedad y la salud mentales, con los objetivos y efectos del psi-
coanálisis y con el problema de la finalización y el criterio o los
indicadores para poner término a un análisis.
584 Nasim Yampey, Edmundo Saimovici y Félix Alberto Gioannini

El análisis no es una simple sucesión de experiencias psicológicas


aisladas, sino que constituye un proceso, un devenir cualitativo que
se rige por la estructura psíquica del sujeto y las condiciones del
campo analítico, las cuales van conformando las situaciones estruc-
turales específicas. Existen opiniones diferentes sobre la modalidad
y estructura de este proceso; pero todo análisis comprende fases o
etapas diferenciables de manera genérica y según los prototipos es-
pecíficos.
El proceso analítico no sigue, en la progresión o regresión del sujeto
en análisis, la evolución infantil en forma lineal; sigue por lo común
una línea quebrada, que se configura por el despliegue y resolución
de las sucesivas transferencias y resistencias. El proceso ha sido
comparado con situaciones vinculares típicas del desarrollo psicoló-
gico humano; no obstante, su estructura y evolución son sui generis.
Este proceso puede distorsionarse, estancarse, interrumpirse, etc.,
y es sobre todo responsabilidad del experto restablecer las condi-
ciones básicas para su desenvolvimiento (encuadre) cuando éstas se
rompen. Ellas no pueden delegarse, manipularse o interrumpirse ca-
prichosamente, so pena de consecuencias traumáticas de mayor o
menor gravedad.
En un buen proceso se observa un progreso en la indagación y
esclarecimiento de vivencias y conflictos reprimidos o disociados, su
elaboración progresiva y la concomitante restructuración de la perso-
nalidad merced a un incremento de sus posibilidades, su creatividad
y trascendencia.
Muchas metáforas y modelos han sido empleados para describir el
marco de este proceso. Freud se valió de la función del arqueólogo,
el juego del ajedrez, el escultor; Strachey (1934) se refirió a la inter-
vención del superyó auxiliar; Meltzer (1967) puntualizó diversas fases;
Winnicott (1954) también aportó un modelo para ciertos tipos de
pacientes. Unos han privilegiado el modelo de la relación paterno-
filial, otros el modelo de la relación madre-hijo. Por nuestra parte,
consideramos que la labor psicoanalítica integra un proceso que
busca instituir una estructura para que el analizando, en una expe-
riencia vivencial e indaga ti va, reconozca aspectos básicos de sus
fantasías edípicas, preedípicasy posedípicas, y mejore gracias a ella
su funcionamiento mental, asuma sus proyectos vitales y conozca
más acerca de su singularidad y su universalidad como persona.
Los criterios para evaluar el fin del proceso analítico dependen del
bagaje conceptual y técnico del analista; pero consideramos que en
líneas generales pueden ser los siguientes:
Acerca de la curación en psicoanálisis 585

1. Una disminución de la ansiedad y de la culpa hasta el punto


de que sean controlables por el sujeto. 2. Una mejor integración
y unidad dinámica de la personalidad, con incremento de sus capa-
cidades funcionales, entre ellas su creatividad o productividad; un yo
más fuerte y profundo (Klein, 1950). 3. Una modificación del superyó
y de las tendencias auto yalodestructivas; el logro de un yo capaz de
mediar entre el ello, el superyó y el mundo externo. 4. Una aptitud
para tolerar los problemas cotidianos, para trabajar y gozar del vivir
en circunstancias diversas. 5. Cierta capacidad analítica que le per-
mita al sujeto conocer sus estados mentales y sus motivaciones, la
psicogénesis de sus conflictos pasados y las condiciones de posibles
crisis, sus capacidades y limitaciones actuales (autoconciencia) (Yam-
pey, Saimovici, Gioannini, 1981).

7. Función específica y preparación


del psicoanalista. La mente del psicoanalista

Para cumplir la función curativa, el psicoanalista ha de realizar un


largo entrenamiento en pos de la capacitación específica. Este train-
ing no sólo consiste en el análisis personal profundo, sino también
en el reanálisis, las supervisiones de casos clínicos, de los casos-
problemas y de los momentos-problemas; en el autoanálisis y el aná-
lisis de la contra transferencia, el estudio y lectura de trabajos psico-
analíticos; en el conocimiento de diferentes esquemas referenciales y
su recreación a través de la experiencia clínica; en las elaboraciones
clínicas con materiales diferentes; en la observación de conflictos en
las instituciones o el ambiente circundante, la historia o los mitos;
en el estudio comparado de poblaciones humanas actuales o pasa-
das; en escribir y comunicarse mutuamente las experiencias en reu-
niones científicas y congresos (Saimovici, 1984).
No nos referimos a un fanatismo vocacional, sino a la preparación
específica que hay que mantener en el transcurso de la vida como
psicoanalista.
Desde el punto de vista de la calidad de vida, cuanto más satisfac-
toriamente pueda vivir el psicoanalista en lo personal, en lo familiar
y en lo social, más posibilidades tendrá de agregar una indispensable
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experiencia de vida enriquecedora a su capacidad psicoanalítica. Por


otra parte su actividad psicoanalítica ocupa un lugar de realización
en su vivir.
Creemos que una capacidad mental específica, resultado de una
maduración y un entrenamiento también específicos, es condición
para que se desarrolle el proceso psicoanalítico que permitirá que el
ambiente enferman te aparezca en la escena de la transferencia o
del analista tomado como objeto real.
La adquisición de esta capacidad mental en opinión de algunos
autores (Kernberg, 1979; Winnicott, 1954; Boyer, 1977) puede llevar
muchos años. Es cierto que hay psicoanalistas que parecen talentosos
para abordar de entrada algún tipo de patología difícil, y analistas
jóvenes que tienen éxito con pacientes graves a cuya curación se han
entregado con dedicación en los primeros años de su carrera. ¿Juven-
tud, creatividad, dedicación, vitalidad?
La mente entrenada del psicoanalista es indispensable para posi-
bilitar la curación de pacientes con situaciones traumáticas serias, y
para conocer el efecto de esta situación traumática en la contratrans-
ferencia (Kijak y Funtowicz, 1980; Saimovici, 1983). Al decir la mente
del psicoanalista, incluimos su capacidad afectiva y empática espe-
cífica, el capital de elaboraciones y experiencias surgidas de su acti-
vidad, su permeabilidad a las fantasías inconscientes, su capacidad
de espera.

8. Conocimiento y verdad en la curación analítica

El conocimiento que adquirimos merced al psicoanálisis se realiza


en el modo de discernimiento llamado comprensión, la cual anunta a
captar el sentido inconsciente de las manifestaciones psíquicas y su
estructura interna. El saber intuitivo ha de confrontarse con el esque-
ma teórico y el pensamiento del psicoanalista, a efectos de su valida-
ción, para que la experiencia psicoterápica no concluya en una mera
mutualidad transferencial-contratransferencial. Por eso, a la empatía
y la intuición siguen las experiencias inductivo-deductivas correctoras,
más definidas y precisas, acerca del reconocimiento de lo infantil,
inconsciente, inadecuado, que persiste en las manifestaciones del ana-
lizando. Al asombro de lo que descubre, a la viveza expresiva de lo
insólito que aparece, se suma y enlaza la experiencia de reconocerlo
Acerca de la curacián en psicoanálisis 587

e identificarlo con lo latente, lo recordado y lo conocido. Este cono-


cimiento analítico ciertamente no se opone a las explicaciones cau-
sales, sino que las amplía, profundiza y torna dinámicas por incluir
y poner de manifiesto la estructura subyacente, la cohesión interna y
las interacciones determinantes de la red de causalidades y motiva-
ciones en lo que está viviendo el paciente con su analista (Yam-
pey, 1983).
El tratamiento. psicoanalítico es un proceso que se desarrolla sobre
la base de un compromiso de búsqueda de la "verdad". El vocablo
"verdad", en griego, significa "estado de alerta"; literalmente lo con-
trario de letargo. Sin embargo, conviene precisar a qué se refiere la
"verdad" en el psicoanálisis, dado que este término no tiene el valor
con que es usado comúnmente, como lo contrario de mentira inten-
cional. No apunta al mero saber sino al "darse cuenta", a la percata-
ción de los significados, relaciones, implicaciones y consecuencias de
los hechos psicológicos y vitales analizados. El psicoanálisis busca
una respuesta a los problemas y conflictos de una persona. A conocer
de qué manera sus verdades están integradas en el sujeto, pues la
verdad nunca es completa ni del todo neutra, desinteresada y objetiva.
Desde los primeros trabajos de Freud sobre la histeria, sabemos
que las vivencias causantes de los síntomas se hallan deformadas
o no se encuentran en la memoria de los enfermos. El problema
consiste en la búsqueda de aquellas situaciones vivenciales que pro-
dujeron los estados patológicos. Hemos pasado por distintas varian-
tes metodológicas, pero conservamos la intención y el compromiso de
descubrir la verdad. ¿Cuál verdad? Por supuesto, no la "verdad ma-
terial", la de los hechos tal cual sucedieron, sino aquella verdad "his-
tórico-vívencíal" (Freud, 1939) que ha adquirido particulares signifi-
caciones para el sujeto y en las que apoya sin saberlo sus creencias
míticas actuales. Es el propio paciente, en vínculo con el analista,
quien va descubriendo sus propios mitos cristalizados, y es este nuevo
conocimiento que adquiere el valor de verdad, nunca completa ni de-
finitiva, sino dinámicamente cambiante, el que hace posible la modi-
ficación del analizando dentro del proceso psicoanalítico. El propósito
no concluye ahí, pues al mismo tiempo trata de desarrollar la estruc-
tura para la captación del porqué y para qué de las fantasías edípicas
particulares y del proyecto de vida del sujeto; la estructura para esta-
blecer lo verdadero en torno a los valores, la individuación y la
maduración; la estructura para apreciar de un modo crítico las mo-
tivaciones de la conducta.
588 Nasim Yampey, Edmundo Saimovici y Félix Alberto Gioannini

9. Identificaciones e identidad analítíca

En la identidad del psicoanalista, en su rol de terapeuta, influyen


diversas identificaciones, las cuales deben ser asimiladas, hacerse
propias, gracias a una integración más o menos coherente y estable.
La función psicoanalítica resulta así también un producto y desa-
rrollo de identificaciones recientes, identificaciones infantiles y aun
identificaciones primarias. Las más recientes corresponden a identifi-
caciones con figuras significativas, como por ejemplo el psicoanalista
con quien uno realizó su experiencia terapéutica, los modelos brin-
dados por la institución psicoanalítica y las imágenes forjadas du-
rante el aprendizaje teórico-práctico en diversas áreas.
La consistencia o no de estas identificaciones depende de su inte-
gración con otras identificaciones previas que tienen su origen en
relaciones de objeto en la infancia, en sus vicisitudes y su elabora-
ción. En la determinación de ser terapeuta influye un juicio yoico
de realidad así como la búsqueda de salud; la personalidad terapéu-
tica, teniendo características dinámicas, es susceptible de evolución
y cambio, así como de fijación y regresión (Dupont y otros, 1976).
Las motivaciones para tales identificaciones son generalmente múl-
tiples y se originan en impulsos inconscientes del período edípico y
preedípico, en las tempranas relaciones de objeto correspondientes.
El anhelo de "cura", "cuidado", "preocupación", "sorge" --que ha
sido objeto de estudio por parte de filósofos y pensadores- se refie-
re, en último término, al impulso a vivir, a querer cuidarse. Desde la
perspectiva psicoanalítica ello deriva, a nuestro criterio, de las expe-
riencias y fantasías tempranas acerca de los cuidados y preocupacio-
nes maternales, que son incorporados, aun antes de forjarse una
relativa identidad del sujeto en incipiente formación. Estas tenden-
cias son elaboradas de manera peculiar por cada individuo para
llegar finalmente a conformar el rol de psicoanalista.
Acerca de la curación en psicoanálisis 589

10. Conclusiones

El objetivo del psicoanálisis es la curación de una persona; su obje-


tivo técnico es hacer consciente lo inconsciente.
La curación implica una mejor resolución de los conflictos preedí-
picos, edípicos y derivados ulteriores. Implica la rectificación del
desarrollo evolutivo interferido o desviado. Implica una restructura-
ción del self gracias a nuevas integraciones, e implica un funciona-
miento mental más adecuado.
El psicoanálisis se diferencia de otras ciencias por buscar la com-
prensión, el insight y la elaboraoión de las motivaciones inconscientes
de las perturbaciones neuróticas, caracteropáticas o psicóticas de un
paciente, merced a la indagación metódica de las transferencias y
resistencias del analizando y las contratransferencias y contrarresis-
tencias del analista; merced a la concientización de los conflictos
inconscientes reprimidos, disociados, proyectados, somatizados o ac-
tuados. La investigación analítica y el proceso curativo son insepara-
bles, porque esta investigación necesariamente modifica la situación
de campo y requiere la coparticipación personal e intersubjetiva del
sujeto analizando y el sujeto analista. Es desde el vínculo objetal
en la situación analítica donde el trabajo clínico aporta a la ciencia
psicoanalítica, y así la cura es indispensable para constituir el cuerpo
del psicoanálisis. La búsqueda de la verdad -verdad relativa e his-
tórica- gracias al conocimiento analítico se encamina hacia el esta-
blecimiento o re-establecimiento de una comunicación y diálogo acerca
de la dramática constelación edípica y preedípica que se expresa en el
área de la mente, el cuerpo y el mundo exterior.
El campo de la acción psicoanalítica se ha ampliado con el avance
de los conocimientos a través de la praxis; forman hoy parte del tra-
bajo clínico todos los cuadros nosológicos, los mecanismos normales
y patológicos en distintas etapas de la vida, el desarrollo y madura-
ción del sujeto y todas las producciones humanas que constituyen los
rasgos de nuestra cultura.
Los requisitos básicos para ser psicoanalista son una laboriosa
preparación a fin de adquirir destreza y experiencia en la capacidad
empática e intuitiva, y el conocimiento y la capacidad específicos. No
depende sólo de la determinación voluntarista. Es instrumento básico
590 Nasim Yampey, Edrnundo Saimovici y Félix Alberto Gioannini

en ello el propio análisis, el que conduce a una mayor posibilidad


creativa y la praxis amplia del psicoanálisis,
En la identidad del psicoanalista en su rol de terapeuta influyen
identificaciones recientes, identificaciones infantiles e identificaciones
primarias. Entre estas últimas, señalamos la elaboración de vivencias
tempranas de cuidados o descuidos maternos, el impulso a vivir y
querer cuidarse y cuidar a otros.

Resumen

Los autores sostienen que la curacion consiste en la modificación favorable


de los síntomas patológicos, una reestructuración psíquica y el desarrollo de la
personalidad.
Destacan las ideas centrales de S. Freud sobre la curación y los procedí-
mientos curativos en psicoanálisis.
Citan las ideas de A. Garrna, A. Rascovsky, E. Pichon-Riviére, H. Racker,
D. Liberman, J. Bleger, W. y M. Baranger, J. M. Mom, E. H. Rolla, L. Grinberg,
J. E. García Badaracco, con la finalidad de ampliar la posibilidad de como
prensión del tema.
Consideran que la investigación y la cura no sólo no son antinómicas sino
que no existen una sin la otra, por cuanto la intervención del investigador
psicoanalista modifica el campo bipersonal y el paciente a su vez interactúa
con el primero. Estiman que ningún ideal científico o terapéutico parcializado
sustituye al vínculo objetal en la situación analítica, desde donde el trabajo
clínico aporta a la ciencia psicoanalítica y a su vez la constituye.
Trazan un perfil de la personalidad saludable o madura. Señalan dos direc-
ciones de ampliación del campo psicoterapéutico: a] las distintas etapas y
edades vitales, y b] las nuevas categorías nosográficas y los cuadros graves.
Remarcan el carácter procesal del tratamiento y los criterios para evaluar
la finalización del mismo. Describen la preparación requerida para ser psico-
analista, la función y capacidad específica del mismo, y qué clase de conocí-
miento y "verdad" se busca en el proceso curativo. Destacan las identifica-
ciones que contribuyen a conformar la identidad del psicoanalista en su rol
específico.

Résumé

AV SUJET DE LA GVÉRISON EN PSYCHANALYSE

Les auteurs soutiennent que la guérison est la modification favorable des syrnp-
tomes pathologiques, associée a une restructuration psychique et au dévelop-
pement de la personnalité.
lIs soulignent d'autre part les idées principales de S. Freud quant a la
guérison et aux processus de guérison en psychanalyse.
Acerca de la curación en psicoanálisis 591

Dans le but d'élargir la possibilité de compréhension du sujet, les auteurs


rapportent les idées de A. Garma, de A. Rascovsky, de E. Pichon-Riviere, de
H. Racker, de D. Liberman, de J. Bleger, de W. et M. Baranger, de J. M. Mom,
de E. H. Rolla, de L. Grinberg, et de J. E. García Badaracco.
Ils considerent que la recherche et la cure non seulement ne sont pas anti-
nomiques mais que en outre, l'une sans l'autre n'existe pas, dans la mesure
oü l'intervention du chercheur psychanalytique modifie le champ bipersonnel
et le patient a son tour, provoque une interaction avec le premier. lIs sont de
l'opinion qu'aucun idéal scientifique ou thérapeutique partialisé ne peut subs-
tituer le lien objetal dan s la situation analytique, qui est le lieu a partir duquel,
le travail clinique fait son apport a la science psychanalytique, tout en la
constituant.
lis esquissent un profil de la personnalité salutaire ou mure. Les auteurs,
par ailleurs, signalent deux directions d'élargissement du champ psychothéra-
peutique: al les différentes étapes et áges de la vie et, b 1 les nouvelles caté-
gories nosographiques et les tableaux graves. Ils soulignent le caractere de
procédure du traitement et les criteres permettant d'évaluer la fin de ce der-
nier. lIs décrivent la préparation indispensable afin d'étre un psychanalystc,
ainsi que la fonction et la capacité spécifique de celui-ci, et finalement, quel
genre de connaissance et de "vérité" est recherché dan s le processus de la
cure. En dernier lieu, ce travail met en évidence les identifications qui contri-
buent a conformer l'identité du psychanalyste dans son role spécifique.

Summary

CONCERNING THE CURE IN PSYCHOANALYSIS

It is the authors contention that the cure consists in the favourable rnodifi-
cation of the pathological symptoms, a psychic structuration and the deve-
lopment of the personality.
They discuss Freud's main ideas concerning thc cure and the healing proce-
dures in psychoanalysis.
They quote A. Garma, A. Rascovsky, E. Pichon-Riviere, H. Rackcr, D. Líber-
man, J. Bleger, W. and M. Baranger, J. M. Mom, E. H. Rolla, L. Grinberg,
J. E. García Badaracco in order to facilitate the understanding of the subject.
It is their belief that research and cure not only are not antagonistic but
that each cannot exist without the other, in so far as the intervention of thc
psychoanalyst-researcher modifies the bipersonal field and the patient, in turn,
interacts with the former. They feel that no partial therapeutic or scientific
ideal may replace the object relationship in thc anal ytic situation, a situation
from which the clinical work contributes to the psychoanalytic science and,
in turn, constitutes it.
They present an outline of the healthy 01" mature personality and mention
two directions in which the psychotherapeutic field may be broadened: al the
different life stages and ages, and bl the new nosographic categories and
the severe pictures. They stress the faet that the treatment is a proecss
592 Nasim Yampey, Edmundo Saimovici y Félix Alberto Gioannini

and that the same may be said of the criteria used to assess its termination.
They describe the training required to become a psychoanalyst, the function
and capacity of the psychoanalyst and the kind of knowledge and "truth" that
is looked for in the healing process. They emphasize the identifications
that contribute to the identity of the psychoanalyst in his specific role.

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