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Meidas cautelares

1.
Por otra parte, en desarrollo de la actuación administrativa evidenciamos por
lo menos los siguientes momentos (diferentes de la queja inicial o una
ampliación de la misma), en las cuales los quejosos allegaban elementos
probatorios a la actuación administrativa disciplinaria en cualquier etapa del
proceso sin ninguna restricción:

 Reposa un oficio recibido en fecha 23 de mayo de 2017 en el que se


aportan las sentencias relacionadas en la página 4 del fallo disciplinario.
 El 17 de agosto de 2016 se solicitan pruebas de oficio por parte de los
quejosos.
 El 13 de marzo de 2017 existe otro documento en el que se aportan
pruebas por parte estos las cuales eran:

Exposición de motivos Acuerdo 000168 de 2013.

Certificación de recaudos efectuados por el Municipio en virtud del fondo


del fomento creado en virtud del Acuerdo N° 0199 del 07 de marzo de 2016,
en respuesta dada por parte de la Jefe de la Oficina Asesora Jurídica al
señor Paul Várelo Barrios.

Si bien es cierto que el despacho mediante oficio de fecha 23 de marzo de


2017, conmino a los quejosos a que se limitaran a lo dispuesto en el
parágrafo del artículo 90, y aunque en la página cinco (5) del fallo
disciplinario hay una nota al pie en la que se hace una observación de que
correspondía a la simple transcripción efectuada por el despacho, lo cierto es
que más allá de esas simples aseveraciones y requerimientos, el despacho
de la Procuraduría, sin sonrojarse, tuvo en cuenta las pruebas aportadas por
los quejosos en las distintas etapas del proceso en contra de los
investigados.

Prueba de lo anterior, esta agencia judicial podrá ver que en la página seis
(6) del fallo se hace referencia a las pruebas aportadas por el quejoso PAUL
VÁRELO BARRIOS (sin que se mencione la etapa en la que se recaudó e
incorporo y mucho menos el traslado de las mismas, que permitiera
presentar alegatos a los sujetos procesales) entre las cuales se detalla el
fallo emanado por el Tribunal Administrativo de fecha 24 de agosto de 2018,
y la sentencia de fecha 14 de mayo de 2017, expedida por el Juzgado
Décimo Segundo Administrativo en las cuales se juzgó la legalidad del
Acuerdo N° 000199 de 07 de marzo de 2016.

La ilegal actuación de los quejosos y de la procuraduría, se ve consentida


por el fallo disciplinario cuando en la página dieciocho (18), para efectos de
estructurar la responsabilidad disciplinaria citan apartes de estas sentencias,
que no se encontraban en poder de la Procuraduría y mucho menos fueron
decretadas por esta, sino que fueron obtenidas en el transcurso de la
actuación administrativa, a través de acciones desplegadas por el quejoso y
que luego eran aportadas a la misma sin objeción alguna por parte de la
Procuraduría Provincial de Santa Marta.

Con esto se incumplieron con las restricciones de la actuación administrativa


sancionatoria impuesta en el artículo 90 del Código Disciplinario Único, ya
que en la práctica lo que sucedió fue que los quejosos en desarrollo de la
actuación administrativa y de manera paralela a esta iban recaudando
material probatorio, y de manera informal la iban aportando sin tener en
cuenta las etapas del proceso disciplinario.
Empero, lo más grave de lo anterior no es que estos señores hayan
efectuado esta actuación, sino que el órgano disciplinario, a pesar que la
Ley, le coloca restricciones al quejoso, incorpora y valorara dichas pruebas,
sin darle traslado a las partes, pruebas que a la postre fueron determinantes
en la estructuración de la responsabilidad disciplinaria, tal y como se puede
evidenciar en las páginas 6 y 18 del fallo como se mencionó anteriormente.

En una demanda de inconstitucionalidad contra varios artículos de la Ley 734


de 2002, la Corte en sentencia C-014/04 hizo un pronunciamiento, sobre la
justificación de la limitación de la intervención del quejoso en el proceso
disciplinario, en ella señalo:

“3. De acuerdo con lo expuesto, al quejoso no le asiste la calidad de


sujeto procesal, pues se trata de la persona que pone en movimiento el
aparato administrativo o judicial del Estado con miras a la investigación
de una falta disciplinaria y la sanción de los responsables. De allí que
sus facultades de intervención en el proceso sean limitadas pues si bien
puede presentar la queja, ampliarla, aportar pruebas y recurrir la
decisión de archivo de las diligencias y el fallo absolutorio, no está
legitimada para otras intervenciones procesales como las de solicitar
pruebas, recurrir las decisiones que se profieran en el proceso, distintas
a las ya indicadas, y solicitar la revocatoria directa del fallo.”
De acuerdo con lo expuesto, al quejoso no le asiste la calidad de sujeto
procesal, pues se trata de la persona que pone en movimiento el aparato
administrativo o judicial del Estado con miras a la investigación de una falta
disciplinaria y la sanción de los responsables.

2.
Uno de los errores más relevantes en los que se incurrió desde el inicio de la
actuación administrativa por parte del órgano disciplinario, fue la omisión que
tuvo lugar desde el mismo pliego de cargos el cual se caracterizó por ser
ambiguo y abstracto respecto de cada uno de los concejales, con lo que se
violó el principio según el cual la falta debe atribuirse de manera individual y
directa al servidor público transgresor de la Ley disciplinaria, explicando
detalladamente cuales son las supuestas violaciones en las que se ha
incurrido por parte del servidor.

Sobre el pliego de cargos es necesario señalar lo establecido en el artículo


163 del Código Disciplinario Único:

“ARTÍCULO 163. CONTENIDO DE LA DECISIÓN DE CARGOS.  La


decisión mediante la cual se formulen cargos al investigado deberá
contener:
1. La descripción y determinación de la conducta investigada, con
indicación de las circunstancias de tiempo, modo y lugar en que se
realizó.
2. Las normas presuntamente violadas y el concepto de la violación,
concretando la modalidad específica de la conducta.
3. La identificación del autor o autores de la falta.
4. La denominación del cargo o la función desempeñada en la época de
comisión de la conducta.
5. El análisis de las pruebas que fundamentan cada uno de los cargos
formulados.
6. La exposición fundada de los criterios tenidos en cuenta para
determinar la gravedad o levedad de la falta, de conformidad con lo
señalado en el artículo 43 de este código.
7. La forma de culpabilidad.
8. El análisis de los argumentos expuestos por los sujetos procesales.
(Subrayados Fuera del Texto)
Ni en el pliego de cargos, ni en el fallo sancionatorio se establecen de
manera individual cuales fueron las conductas vulneradoras por los
concejales del municipio de Soledad, sino que en su lugar se recurre a
argumentaciones generales que en criterio del órgano disciplinario resulta
aplicables a todos los cabildantes por haber votado el Acuerdo N° 000199 de
07 de marzo de 2016, con lo que claramente no se cumple con una carga
argumentativa por parte del órgano disciplinario que facilite el derecho de
defensa y contradicción de los investigados.

Tal parece ser que el órgano disciplinario, por desidia de establecer la


individualización de la conducta de cada uno de los Concejales y las respectivas
normas que violaron, prefiere mejor acudir a argumentaciones comunes que cree
son predicables a todos en forma general, como lo es, establecer como hipótesis
de que todos actuaron con dolo al considerar que la ignorancia de la Ley no
constituye un argumento para el incumplimiento de la misma. Y aunque le
diéramos la apariencia de acertado al argumento del órgano disciplinario, lo cierto
es que no se puede admitir, que se le atribuya al servidor público investigado, que
por solo ese hecho su conducta fue cometida a título de dolo, sería a todas luces
desproporcionado e irracional

3.
Sobre el particular conviene traer a colación la argumentación tenida en
cuenta por parte del Consejo de Estado 1, para decretar en su momento la
suspensión de una medida similar a la presente, decretada también sobre el
Señor Gustavo Petro Urrego y que en gran parte obedeció, como en el
presente a la falta de determinación en la culpabilidad del disciplinado:

“En materia de derecho sancionatorio disciplinario cobra especial importancia la


aplicación del principio de culpabilidad, el cual constituye un supuesto ineludible para la
declaratoria de responsabilidad del funcionario. El artículo 13 del Código Disciplinario
Único, dispone que "En materia disciplinaria queda proscrita toda forma de
responsabilidad objetiva. Las faltas solo son sancionables a título de dolo o culpa." Este
principio, según lo han expresado la doctrina y la jurisprudencia, emana del principio de
dignidad del ser humano, que, en aplicación de las normas del debido proceso, es un
requisito sine qua non para la imposición de la sanción disciplinaria. Así, la conducta para
ser sancionable, debe ser imputable al servidor público, lo que quiere decir que, no es
posible endilgar la responsabilidad por la sola causación del resultado…

1
En la Sentencia 00032 de 2018 de la Subsección “B” de la Sección Segunda,
del Consejo de Estado, con Ponencia de la Dra. Sandra Lisset Ibarra Vélez,
se aborda como tema: “El marco jurídico de la culpabilidad en materia
disciplinaria” el cual por su importancia traigo a colación:

“En materia disciplinaria la responsabilidad implica el análisis de la


conducta del sujeto disciplinable desde tres (3) diversos factores, a
saber, la  tipicidad 2, la ilicitud sustancial 3 y la culpabilidad 4, los cuales
por el diseño y estructura del derecho disciplinario adquieren
connotaciones especiales diferentes a los decantados por otras
manifestaciones del ius puniendi del Estado5.
 
Este último factor –la culpabilidad- está expresamente regulado en el
artículo 13 de la Ley 734 de 2002, el cual dispone que en materia
disciplinaria queda proscrita toda forma de responsabilidad objetiva y
las faltas sólo son sancionables a título de dolo o culpa lo cual significa
en términos de la jurisprudencia constitucional que “El titular de la
acción disciplinaria no solamente debe demostrar la adecuación típica y
la antijuridicidad de la conducta, pues ésta debe afectar o poner en
peligro los fines y las funciones del Estado, sino también le corresponde
probar la culpabilidad del sujeto pasivo manifestando razonadamente la
modalidad de la culpa”6, principio legal que deriva del mandato
consagrado en el artículo 29 superior en virtud del cual “Toda persona
se presume inocente mientras no se le haya declarado
judicialmente culpable”.7
 
Atendiendo a lo anterior, como se puede observar el artículo 13 de la
Ley 734 de 2002 –antes trascrito-, no trae una descripción conceptual
de la culpabilidad es decir no define que debe entenderse por tal, sino
que consagra una regla de prohibición –no puede haber
responsabilidad objetiva- y los grados o niveles que la componen, esto
es el dolo y la culpa.
 
El contenido de los grados de culpabilidad sancionables en materia disciplinaria –dolo y
culpa-, puede establecerse, como lo ha definido previamente la Sala Plena de lo
Contencioso Administrativo8, para el dolo atendiendo al código penal -por remisión
2

8
expresa del artículo 21 de la Ley 734 de 2002- y para la culpa de conformidad con el
artículo 44 –parágrafo- de la Ley 734 de 2002 en el cual se definen los conceptos de
culpa gravísima –ignorancia supina, desatención elemental o violación manifiesta de
reglas de obligatorio cumplimiento- y culpa grave -inobservancia del cuidado necesario
que cualquier persona del común imprime a sus actuaciones-

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