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Feminicidio y tentativa ¿cómo afecta a la

mujer y a sus hijos e hijas?


12 NOVIEMBRE, 2018

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Una de las máximas expresiones de violencia contra las mujeres es el feminicidio, perpetrado por la
pareja o expareja. Este es el último acto de un continuum de violencia familiar, que culmina en el
asesinato de una mujer a manos de su pareja o de un extraño, y que puede suceder en el ámbito
público como en el privado. A este tipo de feminicidio se le denomina feminicidio íntimo.

La tentativa de feminicidio ocurre cuando la pareja, ex pareja o un extraño, realiza actos dirigidos a
quitarle la vida a una mujer, pero no lo logra.

En el Perú entre setiembre de 2009 y setiembre de 2018, el Ministerio de la Mujer y Poblaciones


Vulnerables, registro 1 525 tentativas de feminicidio y 1 106 feminicidios. De enero a setiembre de
2018, registró 103 feminicidios y 217 tentativas de feminicidio. Los datos son mayores a los
registrados en el 2017, que fueron 94 feminicidios y 175 tentativa.
¿De qué manera impacta a la mujer haber sido víctima de
violencia con riesgo de feminicidio?
Wilson Hernández, en su estudio Determinantes y evaluación del riesgo (2018), hace una
aproximación a las consecuencias de la violencia con riesgo de feminicidio en los últimos doce
meses, específicamente en la salud física y mental de las mujeres víctimas, y de sus hijos. Asimismo,
hace un cálculo de los años de vida perdidos por muerte prematura y por haber sido víctima de
violencia durante un tiempo.

Consecuencias físicas y mentales


Una mujer que es víctima de violencia con riesgo de feminicidio, sufre consecuencias físicas que
afectan su salud mental de tres maneras: depresión y aumento de la depresión (falta de energía,
ansiedad, cambios en el apetito, problemas de concentración, alteraciones del sueño, entre otros.),
por lo tanto, significa un alto impacto, porque le puede causar dificultades significativas en su vida
cotidiana.

Estar expuesta a la violencia con riesgo de feminicidio aumenta la hipertensión. Genera cambios en
el consumo de alcohol y cigarros, puede aumentar el consumo, o puede incorporar el hábito de fumar
en su vida diaria. Estos efectos, están generalmente relacionados: la depresión y el estrés, inciden en
la hipertensión y el consumo de alcohol y cigarros.

El efecto en la salud de los hijos e hijas de una mujer, que ha estado expuesta a violencia con riesgo
de feminicidio, es el aumento de la incidencia de diarreas recientes, y fiebre y tos en las últimas dos
semanas.

Consecuencias en los años de vida


Otro análisis realizado por Hernández, es sobre el impacto de la violencia, en los años de vida y de
vida saludable que se pierden por feminicidio, o por haber vivido un tiempo bajo violencia. Entre el
2011 y el 2015, se perdieron 16 567 años de vida. Solo en el 2015, se perdieron otros 135 mil años
como consecuencia de las dolencias y enfermedades asociadas a estar expuesta a violencia con
riesgo de feminicidio. El cálculo por este feminicidio tiene dos componentes. De un lado, los años
que pudo haber vivido una mujer de no haber sido asesinada y, del otro lado, el efecto negativo (en
años) que significó haber vivido bajo probabilidad de haber sido víctima de feminicidio. A estos dos
aspectos Hernández les denomina, Años Perdidos debido a Muerte Prematura (APMP) y Años de
Vida Saludable perdidos (AVISA).

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