Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Actividad 1: OBSERVA atentamente las imágenes y reflexiona. Luego, contesta las preguntas
1 propuestas:
2 4
6 3
Imagen 7: Me traslada a un espacio de un campo, chacras, y con una vista hermosa, porque se
evidencia en el fondo de la imagen, representada con un campo y con una montaña, y la imagen
central es una niña con su padre y ambos campesinos, es de un departamento centrado.
3. Escoge una imagen y, luego, explica cómo se asocia a tu realidad:
Imagen 1: La imagen escogida se observa a unos adolescentes con armas, teniendo una visión de
violencia y sobre todo no contar con una educación, con mi realidad se asocia a una época donde
vivimos mucha violencia no solo de adultos, también adolescentes con armas, un sociedad reflejada
con terrorismo, violencia callejera y pérdida de valores.
INDAGAMOS Y CONTRASTAMOS
Movimiento cristero
Movimiento armado mexicano, también conocido
como la Cristiada, que entre 1927 y 1929 combatió la
política laica impulsada por el presidente Plutarco
Elías Calles y por su sucesor, Emilio Portes Gil, bajo
cuyo mandato se puso fin al conflicto.
¿De qué manera estos conceptos se relacionan con la novela Pedro Páramo de Juan
Rulfo?
INVESTIGAMOS Y CONSTRUIMOS
A. CONTEXTO HISTÓRICO:
Lectura 1 Revolución mexicana y la literatura
“La Revolución mexicana fue una reacción explicable en un país en el que durante más de 30 años
el único elector era Porfirio Díaz, y que en lo económico y social ofrecía libertad para que se
enriquecieran los poderosos y los extranjeros, y para que fueran explotados los débiles. La
Revolución conmocionó la conciencia colectiva del pueblo y de él emanan la sociedad mexicana
contemporánea y el sistema político vigente hasta el año 2000.
No hay una interpretación definitiva ni única sobre este hecho histórico y, a los ojos de
varios historiadores, los sucesos se valoran de manera diferente en sus repercusiones sociales y
políticas. Incluso, según afirman algunos investigadores, la Revolución mexicana no parece haber
sido una sola, sino una sucesión de luchas internas que fueron variando conforme a los intereses de
los caudillos que llegaban al poder y de los medios para cumplir las promesas revolucionarias”.
Nos interesa de manera particular la ubicación del fenómeno revolucionario en el ámbito
rural y desde una perspectiva de provincia que sirva de marco de estudio para la narrativa rulfiana.
Al iniciar el siglo XX se presenta la oportunidad para los escritores que desean darle cabida
a la representación histórica en la llamada “novela de la Revolución Mexicana” Martin Luis Guzmán,
novelista inscrito en esa corriente literaria, dice a propósito del fenómeno que nos ocupa, “la
Revolución se ve convertida en régimen de gobierno”, y juntamente con su opinión, comienzan a
aparecer las de otros escritores que hablan del hecho histórico como experiencia autobiográfica o
como testimonio de los sucesos.
Sigue luego la novelística que, según Carlos Monsivais, "ve con rechazo y amargura a la
Revolución. El intento liberador fracaso, los mejores murieron y los peores se quedaron en la cima.
Rulfo hereda ese resumen crítico, pero en su obra la violencia armada no tiene el sentido abstracto
de “único lenguaje de los seres primitivos”. La violencia de Rulfo no se estaciona en los grandes
movimientos históricos de la Nación los precede y los continua, es la atmósfera general que explica
el porqué de ese tiempo aparentemente detenido, el por qué en el mundo rulfiano la Revolución
poco significa y poco altera”. Y es entonces cuando surge la pregunta de Carlos Monsivais: ¿De qué
modo se entreveran y funden en esta obra las distintas tradiciones históricas y literarias?”, y en su
respuesta Monsivais afirma: "a través de un deseo que hoy llamaríamos desmitificador, en donde
participan lo sombrío de las atmósferas y la verdad de los personajes. Este proceso desmitificador
se marca significativamente en el lenguaje simbólico de Pedro Paramo. Y en los cuentos de El
Llano en llamas y en la historia de México del periodo revolucionario, dicho proceso de liberación
gira en torno al problema de la tierra.” (Bong-Seo, pág. 201)
-Leemos y contestamos:
2. Relacionamos y respondemos:
“Pero no deja de ser significativo el hecho de que nunca se mencione a los zapatistas que fueron los
que tomaron como lema la recuperación de la tierra para los campesinos, bajo el lema de “Tierra y
Libertad". Lo anterior puede tener una explicación más histórica que simbólica. Rulfo bien pudo
haber incluido al grupo de Emiliano Zapata ya que los términos de ficción de los relatos lo permiten.
Sin embargo, es una realidad que los zapatistas prácticamente no incursionaron por los territorios
de Jalisco, y si los carrancistas y villistas, y los grupos locales que cambian de un bando a otro, pero
que también hicieron “su” “revolución”.” (Bong-Seo, 2002, p. 208)
3. ¿De qué modo Pedro Páramo se relaciona con la Revolución mexicana? Argumenta tu
respuesta citando ideas del texto.
En el contexto histórico que Pedro se encontraba, relacionado con su historia y los sucesos que
marcó en su vida. Incluyendo en la obra y teniendo una conciencia sobre lo que ocurrió. Se
refleja en esta cita: .
“Estos revolucionarios se pronuncian en contra de “los ricos" y a costa de ellos harán su revolución.
No obstante, según consta en numerosos relatos históricos, las víctimas no solo eran los que tenían
dinero de sobra, sino el pueblo en general. Esos ricos no eran los más poderosos, y en muchas
ocasiones, el pacto entre revolucionarios y caciques era una realidad. Rulfo recrea esta situación en
su novela Pedro Páramo (Bong-Seo, 2002, p. 204)
En 1927, México vivió una situación crítica provocada por los sucesivos ataques que desde el
gobierno de la nación se lanzaban en contra de la religión católica. Todo el pueblo, unido por un
mismo grito: "¡Viva Cristo Rey!', se levantó en armas contra el poder. De ahí su nombre de cristeros.
El gobierno de Calles reformó el Código Penal, y creo la Ley Calles de 1926, que ordenaba
la expulsión de los sacerdotes extranjeros, sancionaba con multas y prisión a quienes dieran
enseñanza religiosa, o que vistieran como clérigo o religiosos, entre otras prohibiciones. Plutarco
Elías Calles esperaba suprimir el “fanatismo" el pueblo cortándolo de raíz, pero un sector del pueblo
en el occidente de México se levantó en armas. La causa parecía clara: luchaban por la apertura de
cultos, por la religión y su libertad. La rebelión militar, iniciada el 1° de enero de 1927, consigui6
arraigar en Zacatecas, Jalisco, Colima, Nayarit, Michoach, Querétaro y Guanajuato, zona desde la
cual se expandió a los alrededores y a centros más alejados. De esta manera, el conflicto entre la
Iglesia y el Estado mexicano llegó a su máxima expresión con la persecución violenta del gobierno
de Calles y la guerra de los cristeros. (Bong-Seo, pág. 211-212) (…)
En Pedro Paramo, el Padre Rentería se une a la guerra cristera, según cuenta el Tileuate a su
patrón:
Así pues, tenemos personajes que se definen a sí mismos en relación con su postura ante
esos sucesos: el padre Rentería, los tres fugitivos y el Tilcuate son cristeros. Pero hay otros que no
tuvieron la oportunidad, o mejor dicho, no vieron en esos acontecimientos históricos la oportunidad
de una identificación. El hecho de que a Abundio Martínez no le importe la Revolución ni la guerra
cristera, bien puede significar que tampoco les importa la repercusión histórica que pudieron haber
tenido estos acontecimientos. Rulfo le ha conferido la posibilidad de dejar oír su voz para expresar,
a su manera, su inconformidad con la historia. (Bong-Seo, 2002, p. 218-219)
Importante: en la parte de Pedro Páramo señalar dos aspectos puntuales en los que se relaciona la
novela con “La guerra de los Cristeros”.
Consecuencias
Pedro Páramo
Causas
Abundio
Martínez, arriero de oficio:
Revolución mexicana y
guerra cristera en la obra
de Juan Rulfo.
universidades, hasta un gran movimiento nacional que incluyó la demanda de profundas reformas
democráticas para el país.
La primera manifestación de descontento se presentó en la Facultad de Derecho de la
UNAM, en 1966, debido a modificaciones en los reglamentos de exámenes y conflictos derivados de
conflictos entre organizaciones estudiantiles, que condujeron a la renuncia de su director, y
posteriormente del propio Rector, Ignacio Chávez.
(…)La agitación política universitaria de esos años no estaba exenta de las agitaciones
creadas dentro del partido oficial, con la llegada a su presidencia de Carlos Alberto Madrazo, quien
sólo duró en el cargo un año, tratando infructuosamente de democratizar las prácticas existentes
para la designación de candidatos a puestos de elección popular, en manos de caciques e intereses
sectoriales, que no había cambiado desde los años de la década de 1930.
El trasfondo internacional estaba dominado por las campañas anticomunistas dirigidas
desde los Estados Unidos, como parte de la Guerra Fría y en contra de la influencia de la
Revolución Cubana en Latinoamérica; que fueron aprovechadas por el gobierno mexicano, para
acallar las demandas que sugerían un cambio de rumbo en el terreno socioeconómico y político.
Los organismos policíacos nacionales recibían entrenamiento norteamericano en acciones
antisubversivas, y se llegó a considerar a las universidades como centros de proliferación comunista
y lugares en los que se organizaban conjuras, dirigidas desde los países socialistas, que buscaban
desestabilizar a nuestra nación.
La histeria anticomunista del gobierno se apuntaló sobre la extralimitación de las acciones
de diversos grupos izquierdistas en esos años, que decidieron o fueron obligados por la represión
existente a tomar las armas en contra del gobierno en diversas partes del país, como el grupo
dirigido por Arturo Gámiz en Chihuahua y los movimientos encabezados por Lucio Cabañas y
Genaro Vázquez Rojas en Guerrero; con lo que se reanudaba la lucha armada en la forma de
guerrillas rurales, que no se veían desde el cardenismo, como vía de acción política desesperada
para cambiar el estado de cosas existente en el país, siguiendo el ejemplo castrista cubano.
(…)La situación del país, para 1970, era de una profunda indiferencia y temor ante la
brutalidad desatada por el Estado; situación que además se agravó por la intensificación de los
ataques de los movimientos guerrilleros, urbanos y rurales; lo que condujo a que en las
elecciones federales celebradas en ese año, se dieran el triunfo absoluto al PRI y su candidato
Luis Echeverría Álvarez; quien había sido el Secretario de Gobernación, encargado de la política
interna durante el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz y responsable del genocidio en contra del
pueblo y el estudiantado mexicano.
1. Completar el cuadro. Definir los siguientes términos con ayuda de un diccionario:
Demanda
Capitalismo
Industrialización
Leemos y contestamos:
2. ¿De qué manera Estados Unidos interviene en los problemas socioeconómicos de
México? y ¿Cuáles eran sus intereses?
Para acallar las demandas que sugerían un cambio de rumbo en el terreno socioeconómico y
político. Que debían o eran obligados por la presión existente a tomar las armas en contra del
gobierno de diversas partes del país.
Eran catalogadas como centros de proliferación comunista y lugares en los que se organizaban
conjuras, dirigidas desde los países socialistas, que buscaban desestabilizar a nuestra nación.
5. Recordemos que Juan Rulfo se centra en el indígena. Desde un punto de vista político,
según la cita ¿por qué crees qué se interesó en ellos?
Porque eran personas como el, y no tenían nada que ver, además que, sus padres pasaron
lo mismo, y no quería que más personas pasaran por eso.
“Esta crisis monetaria conduciría al país, entre 1958-1959, a una serie de confrontaciones del movimiento
obrero y campesino en contra de las políticas de austeridad salarial del Estado, y para tratar de acabar
con el control de las organizaciones sindicales y agrarias por el partido oficial; que fueron combatidas
mediante la represión y encarcelamiento de los líderes del descontento, tanto en el campo como en la
C. (Chávez,
ciudad.” CONTEXTO
2011,CULTURAL:
p. 4)
cultura, que es lo que en rigor indica la voz anglo-americana aculturación, sino que el proceso
implica también necesariamente la pérdida o desarraigo de una cultura precedente, lo que
pudiera decirse una parcial desculturación, y, además, significa la consiguiente creación de
nuevos fenómenos culturales que pudieran denominarse neoculturación.
De hecho, esta concepción del proceso transformador (aprobada entusiastamente por
Bronislaw Malinowski en su prólogo al libro') traduce un perspectivismo latinoamericano, incluso en
lo que puede tener de incorrecta interpretación, por cuanto en ella se percibe la resistencia a
considerarse la parte pasiva e inferior del contacto de culturas, la destinada a las mayores pérdidas.
Nace de una doble comprobación: registra en su cultura presente -ya transculturada- un conjunto de
valores idiosincráticos que puede reencontrar si se remonta hasta fechas remotas dentro de su
historia; corrobora simultáneamente en su seno la existencia de una energía creadora que con
desenvoltura actúa tanto sobre su herencia particular como sobre las incidencias provenientes del
exterior y en esa capacidad para una elaboración original, aun en las difíciles situaciones a que ha
sido sometida históricamente, encuentra una prueba de la existencia de una sociedad específica,
viva, creadora, distinta, la cual alienta, más que en las ciudades estrechamente asociadas a las
pulsiones universales, en las capas recónditas de las regiones internas.
Como son dos los procesos transculturadores que se registran al mismo tiempo (uno entre
las metrópolis externas y las urbes latinoamericanas y otros entre éstas y sus regiones internas)
sería el segundo el que habría de proporcionar las mayores garantías de una construcción con más
notas diferenciales, además específicamente americanas, en aquellos casos en que por obra de la
"plasticidad cultural" se consiguiera integrar dentro de las estructuras propias rearticuladas, las
incitaciones modernizadoras que las ciudades habrían mediatizado. Puede consignarse, para situar
el grupo humano que mejor contribuye a esta tarea, que en este período se produce una floración
de escritores provincianos a quienes la absorción capitalina integra a las ciudades. En ese medio se
han de fraguar diversas soluciones estéticas que reciben variados nombres a lo largo del continente:
en el sur, por ejemplo, llegó a llamársele "nativismo cósmico", en una denominación que
metaforizaba una encrucijada de culturas.
Aceptando por un momento la descripción que hace Fernando Ortiz de las diversas
operaciones que componen una transculturación, tratemos de ver cómo se manifiestan en una obra
literaria del género narrativo. En el nivel lingüístico, el escritor oscilará entre dos casos extremos,
-con múltiples estados intermedios que todos implicarán la opción de una determinada comunidad
receptora, hecha en forma tácita o explícita- que quedan representados en dos resoluciones
básicas: el acantonamiento en las lenguas indígenas autóctonas o el manejo de los dialectos
regionales del español, portugués o francés, o la adopción de una lengua estrictamente literaria
como lo había sido la de los "modernistas" hispanoamericanos del XIX o incluso una reconstrucción
arcaica de modelos originarios como fue intentado por Enrique Larreta (en La gloria de don Ramiro)
y dentro del vanguardismo se registró en la obra de Eduardo Mallea. El comportamiento normal
estuvo representado por variadas transacciones, aunque la línea dominante quedó representada por
el reconocimiento de la necesidad de una lengua literaria, específica de la creación artística, que
tendiera un discurso lingüístico homologante, en lo cual puede percibirse la absorción de un rasgo
de la modernidad. Respecto a las tendencias regionalistas anteriores, los transculturadores registran
asimismo la pérdida del uso de los lenguajes dialectales, rurales o urbanos, y desde luego de las
lenguas indígenas y aun en el campo lexicográfico abandonan muchos términos con los que
espolvoreaban sus escritos los "criollistas" limitándose a las palabras de uso corriente que nombran
objetos concretos o a los neologismos ampliamente aceptados. Lo compensan con una
amplificación notoria del campo semántico regional y del orden sintáctico, hasta el grado de
inventar, en el área andina, equivalencias lingüísticas españolas para el quechua que,
probablemente iniciadas por Arguedas, concluyeron consolidando una lengua artificial y literaria,
cuyas últimas manifestaciones están en las novelas de Manuel Scorza.
(…) En el mismo momento en que se renuncia a los vocabularios y glosarios que
habitualmente acompañaban la novela regionalista, en que se restringe el uso del léxico localista
pero también en que se acentúa la atención por las formas sintácticas peculiares y aun por las
modulaciones suprasegmentales, la que antes era exclusivamente el habla de los personajes
narrativos y se oponía dentro del mismo texto a la lengua del escritor, invade la totalidad textual y la
sumerge en una misma tonalidad. Ya se trate de un largo monólogo, ya del manejo de la conciencia
de un personaje, ya directamente una homologación del contar narrativo sobre el contar espontáneo
10
y popular, el discurso se afirma como una unidad lingüística donde es posible que, a la inversa de lo
sucedido antes, puedan resultarnos estructuras intelectualizadas los diálogos de los personajes.
En resumen, es el autor quien se reintegra a la comunidad lingüística propia, hablando
desde ella, con desembarazado uso de sus recursos idiomáticos. Como, en el caso concreto de los
transculturadores, esa comunidad es de tipo rural, colindando a veces con las de tipo indígena, es a
partir de su sistema lingüístico que trabaja el escritor, quien no procura imitar desde fuera un habla
regional sino elaborarla desde dentro con finalidades literarias. Desde el momento que no se siente
fuera sino dentro de ella, reconociéndolo sin rubor ni disminución, no procura ya copiar con cuidada
caligrafía sus irregularidades, sus variaciones respecto a una presunta norma académica, que
incluso comienza a no percibir como no las percibe el hablante. En cambio, le importará trabajar las
posibilidades que le abre su propio comportamiento lingüístico para construir a partir de él una
lengua literaria, específica de la creación artística. Si el principio de unificación textual y de lengua
literaria puede responder al espíritu racionalizador de la modernidad, la perspectiva lingüística
desde donde se lo asume, restaura la visión regional que así resulta capaz de englobarlo e
imponerle su riqueza plurisémica.
En el nivel de la composición literaria, la distancia entre las proposiciones extremas era
aún mayor, por cuanto la novela regional había elaborado sus formas sobre los modelos narrativos
del naturalismo decimonónico, adecuándolos a sus necesidades expresivas, y se enfrenta ahora
con el abanico de recursos vanguardísticos que puntualmente pasarán a fecundar la narrativa
fantástica y también la realista-crítica de las ciudades dotándolas de una destreza, una percepción
de lo real y un contagio emocional mucho mayor aunque también acorde con una cosmovisión
fracturada. (…)
También aquí el repliegue dentro del venero cultural tradicional ha de surtir de respuestas:
en vez del fragmentario monólogo interior en la línea del "stream of conscioussnes" que salpicó
imitativamente mucha narrativa modernizada, se logró reconstruir un género tan antiguo como el
monólogo discursivo (Gran sertáo: veredas) cuyas fuentes están no sólo en la literatura clásica sino
en las del narrar espontáneo; o se encontró la solución al relato episódico y dividido a través del
contar dispersivo de "las comadres", sus voces susurrantes (Pedro Páramo) también traspuesto de
fuentes orales aunque pueda rastreárselo hasta en textos del Renacimiento. Cuando al plantearse
el arduo problema de resolver estilísticamente una novela en que el plano del verosímil pueda
funcionar contiguamente al plano del fantástico, absorbiéndolo en su función referencial
convincente, García Márquez declara" que encontró la solución oyendo a una vecina explicar con
sencillez un hecho algo insólito, está apuntando a un sistema narrativo que ha sido elaborado en el
seno de la cultura a la que pertenece cómo un recurso peculiar de la narración oral, aunque haya
tenido también expresión en numerosos textos, desde las novelas de aventuras a los folletines, que
no casualmente constituyen la alimentación literaria de los miembros de esa cultura.
Las pérdidas, en este nivel de la composición, fueron muy amplias: naufragó gran parte del
repertorio narrativo regionalista, que sólo ha de pervivir en los epígonos y en la línea de la narrativa
social. Pero no resultaron acompañadas de la adopción de las formas vanguardistas (aunque
episódicamente puedan rastreárselas en algunos textos de los transculturadores) porque a estas se
les opuso el caudal de las estructuras pertenecientes a la tradición analfabeta que tampoco fueron,
necesariamente, las que ya estaban fijadas por los cartabones folklóricos.
Pero será en el nivel de los significados donde las operaciones narrativas de la
transculturación proveerán de hallazgos más considerables, hasta el punto de superar con holgura
las proposiciones modernizadoras, suplantándolas en el propio terreno en que se formulaban.
El vanguardismo puso en entredicho el discurso lógico-racional que manejaba la literatura y
que ya sea con lenguaje referencial o con remisión a símbolos, aplicaba a fondo la novela regional.
De ahí que el vanguardismo encontrara en la narrativa fantástica la zona más permeable para
develar sus significados, aunque ésta a veces, como observara en alguna oportunidad Cortázar
puede devenir tan rígida y logicista como una novela realista. También pudo extender sus efectos al
realismo-crítico mediante el examen de los márgenes imprecisos de la conciencia, de los estados
oníricos o de las conmociones anímicas, pero sobre todo por la incorporación de los mecanismos
del llamado "punto de vista" que disolvían la presunta objetividad narrativa. En cambio, chocó
frontalmente con la estructura conceptual a que estaba aferrada la novela social.
Irracionalismo e idealismo viajarán apareados, aunque no era forzoso, como lo ilustró la
figura mayor del vanguardismo latinoamericano, Jorge Luis Borges, quien sin embargo se vio
obligado a rastrearlos en los libros: raros textos orientales, eruditos tratados filosóficos, a veces
11
fraguados, debates ingeniosos sobre el tiempo, y, en especial, lo que se entendía por mito al nivel
de la literatura europea culta de entonces y que se parecía demasiado a las reelaboraciones de
antiguos textos literarios que ya hablan racionalizado mitos, pero desde una perspectiva actual. Con
lo cual se cumplía la inversión simétrica que detectaron Horkheimer-Adorno al observar que al
transmutarse el iluminismo en mito, dentro del irracionalismo contemporáneo, recobraba la
trasmutación del mito en iluminismo originariamente, como puntos de apoyo de la civilización
burguesa.
Se consigna, para situar el grupo humano que mejor contribuye a esta tarea, que en este período se
produce una floración de escritores provincianos a quienes la absorción capitalina integra a las
ciudades. En ese medio se han de fraguar diversas soluciones estéticas que reciben variados
nombres a lo largo del continente: en el sur, por ejemplo, llegó a llamársele "nativismo cósmico", en
una denominación que metaforizaba una encrucijada de culturas.
CONTEXTO LITERARIO
Lectura 4 Lo real maravilloso latinoamericano
(…) Hay todavía demasiados "adolescentes que hallan placer en violar los cadáveres de hermosas
mujeres recién muertas" (Lautreamont), sin advertir que lo maravilloso estaría en violarlas vivas.
Pero es que muchos se olvidan, con disfrazarse de magos a poco costo, que lo maravilloso
comienza a serlo de manera inequívoca cuando surge de una alteración de la realidad (el milagro),
de una revelación privilegiada de la realidad, de una iluminación inhabitual o singularmente
favorecedora de las inadvertidas riquezas de la realidad, de una ampliación de las escalas y
categorías de la realidad, percibidas con particular intensidad en virtud de una exaltación del espíritu
que lo conduce a un modo de "estado límite". Para empezar, la sensación de lo maravilloso
presupone una fe. Los que no creen en santos no pueden curarse con milagros de santos, ni los
que no son Quijotes pueden meterse, en cuerpo, alma y bienes, en el mundo de Amadís de Gaula o
Tirante el Blanco. Prodigiosamente fidedignas resultan ciertas frases de Rutilio en Los trabajos de
Persiles y Segismunda, acerca de hombres transformados en lobos, porque en tiempos de
Cervantes se creía en gentes aquejadas de manía lupina. Así mismo, el viaje del personaje, desde
Toscana a Noruega, sobre el manto de una bruja. Marco Polo admitía que ciertas aves volaran
llevando elefantes entre las garras, y Lutero vio de frente al demonio a cuya cabeza arrojó un
tintero. Víctor Hugo, tan explotado por los tenedores de libros de lo maravilloso, creía en aparecidos,
porque estaba seguro de haber hablado, en Guernesey, con el fantasma de Leopoldina. A Van
Gogh bastaba con tener fe en el Girasol, para fijar su revelación en una tela.
Pero es indudable que hay escasa defensa para poetas y artistas que loan el sadismo sin
practicarlo, admiran el supermacho por impotencia, invocan espectros sin creer que respondan a los
ensalmos, y fundan sociedades secretas, sectas literarias, grupos vagamente filosóficos, con santos
y señas y arcanos fines —nunca alcanzados—, sin ser capaces de concebir una mística válida ni de
abandonar los más mezquinos hábitos para jugarse el alma sobre la temible carta de una fe. Esto se
12
1. Alejo Carpentier relata su experiencia en Haití. A partir de ello, completa el cuadro citando
ideas del texto:
2. Relata una experiencia de tu vida que se relacione con lo “real maravilloso” y, luego
busca una imagen que retrate esta experiencia.
Imagen:
.Experiencia: En la chacra de mis abuelos,
comenzaba a correr por todo el limón,
encontraba siempre a mis primos, con los que
compartía momentos agradables, sin violencia
ni matanza, era divertido y muy hermoso estar
en ese momento.
TRANSFERIMOS
Actividad 5: COMPLETAMOS el cuadro, para ello debes tener la obra Pedro Páramo. Primero, busca
una cita contextual ya sea político, económico o cultural que hemos leído en este diseño. Luego, una
cita de la novela que conecte con lo anterior. Por último, escribe un argumento razonado relacionando
las dos citas como muestra el ejemplo y, que responda a la siguiente interrogante ¿De qué manera la
época y sociedad en que vivió Juan Rulfo dejó huella en su novela Pedro Páramo? (Consigna tipo
pregunta modelo de Prueba 2)
EJEMPLO:
14
De manera que escribo las ideas claras, con una idea principal concisa, sin redundancia.
● ¿De qué manera los textos contextuales te permiten construir conocimiento? (TDC)
De manera que me hacen entender mejor la historia y algunos sucesos, incluyendo mejor
información.
Escala de valoración
15
Referencias Bibliográficas:
Bong-Seo, Y. (2002). Revolución mexicana y guerra cristera en la obra de Juan Rulfo, Revista
Iberoamericana, 13, pp. 200-225. Universidad de Guadalajara, México.
16