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Distrito de Chincho, Angaraes

Un pueblo con dos dinámicas distintas:

El distrito de Chincho está ubicado en la zona este de la provincia de Angaraes, siendo parte de la
frontera del departamento de Huancavelica con Ayacucho. Chincho está a una corta distancia
tanto de la ciudad de Huanta como de Ayacucho, siendo el tiempo de viaje 40 minutos en carro
aproximadamente desde la capital distrital Chincho a Huamanga. La frontera entre Chincho y
Ayacucho es definida por el río Cachi, importante fuente de agua que abastece la parte baja de
Chincho.

Se puede dividir Chincho en dos partes: la zona alta, donde históricamente se concentraba la
población, con zonas de pastos y con ausencia de agua para riego; y la zona baja, donde se
encuentra la mayor parte de la producción agrícola del distrito. Es importante notar que en la zona
baja, el clima favorable (templado, con pocas variaciones en temperatura) favorece el cultivo de
hortalizas como col, tomate, lechugas y frutales. Además, la zona baja se beneficia del acceso vial
a la ciudad de Ayacucho por la carretera nacional 26B, lo que favorece el flujo comercial. La
integración entre Chincho y Ayacucho se ha profundizado en las últimas décadas, especialmente a
partir de los 90, a tal punto que los pobladores del distrito se consideran más parte del
departamento de Ayacucho que de Huancavelica.

En contraste, la zona alta del distrito, está estancada y en proceso de decadencia. Tras los ataques
del Sendero Luminoso, se ha despoblado casi por completo la capital distrital de Chincho. La falta
de acceso al riego, la baja productividad de sus tierras, y el desinterés por parte de los pobladores
en trabajar las chacras han contribuido al despoblamiento de las comunidades ubicadas en las
tierras elevadas del distrito. Durante los años del terrorismo, varios de los adultos y jóvenes han
migrado permanentemente a Huanta y otras ciudades. Los cultivos están sujetos a la presencia de
lluvias y al efecto de las heladas, lo que limita la productividad agrícola. El ganado no dispone de
forraje, limitándose a comer los escasos pastos naturales que se encuentran en las zonas más
altas.

Historia del Distrito:

Chincho ha sido fundado en 31 de octubre de 1959. Entonces contaba con 6 anexos: Chuyayacu,
Villoc, Yanachocce, Urulla, Ayasequín, Ruculla Saccsacc y Calicanto. Actualmente existen
solamente 4 anexos: Huanchuy, Llamocctachi, Villoc y Yamachucce. Se nota que tres anexos han
desaparecido, probablemente consecuencia de las actividades terroristas. Dos nuevos anexos han
sido formados: Huanchuy y Llamocctachi, ambos ubicados en la zona baja del distrito.

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La historia del distrito está vinculada, en su inicio, con la del distrito de Julcamarca. Siendo este
uno de los primeros distritos a formarse en la provincia de Angaraes, desde los tiempos de colonia
ha tenido gran influencia sobre Chincho y a otros pueblos como Seclla, Antaparco y Congalla.

En visita a la capital distrital de Chincho, se nota que la construcción de iglesia remonta a las
épocas coloniales, pero la estructura de adobe de las casas demuestra que Chincho no ha sido
residencia de notarios o élites. El pequeño tamaño de la capital, aliado a la gran dispersión de la
pequeña población del distrito revela una historia de relativo abandono no solamente tras el
terrorismo, sino que previamente también. Un factor que ha contribuido a esta relativa pobreza y
limitada demografía ha sido el aislamiento del distrito y la dificultad de su articulación con la
ciudad de Ayacucho. En años anteriores, el viaje hasta Ayacucho solo se realizaba por puentes
precariamente construidos, cuyas ruinas actuales enseñan su mala calidad y vulnerabilidad al río
Cachi.

Chincho ha sido el distrito más afectado por las ataques terroristas del Sendero Luminoso en la
década de 80. En esos años los adultos y jóvenes huyeron a Lima, a Huanta, o la selva. En la capital
del distrito se quedaron solamente 8 ancianos. Con el abandono de las chacras y el éxodo de su
población, Chincho ha sufrido un enorme atraso de lo cual, al parecer, no se ha recuperado hasta
el día de hoy. Los comuneros de la capital y Chuyayacu declaran que a pesar de la pacificación y
eventual retorno de los comuneros en el año 2000, ellos no se quedan y regresan a las ciudades
adonde han emigrado inicialmente.

Una mezcla de factores lleva a la baja retención de los retornantes: la baja productividad de las
chacras, que no disponen de riego, llevan a bajos ingresos que no sostienen la misma calidad de
vida de que disponían en la ciudad. En segundo lugar, muchos no logran acostumbrase una vez
más a la rutina de la vida en la chacra; la falta de acceso a comodidades elementales que
conocieron en la ciudad (agua y desagüe, electricidad, acceso a servicios de salud y educación).
Algunos comuneros mencionan el trauma generado por el terrorismo, cuyo impacto dificulta la
permanencia en sitios donde amigos y familiares han sido asesinados. Por último, se quejan de
que en Chincho no existe un colegio de secundaria que les pueda proporcionar una educación de
calidad a sus hijos, limitando sus posibilidades de acenso económico y social.

Las zonas bajas del distrito han logrado una mejora dramática. Pueblos como Huanchuy y
Llamocctachi, comunidades que hasta recientemente no tenían relevancia alguna en el distrito, se
han convertido en pequeños centros económicos. Esto se ha dado gracias a una conjunción de
factores favorables a la producción agrícola en estas comunidades. Primero: la infraestructura de
riego, gracias al río Cachi que abastece sus chacras; segundo, la extensión de tierras en los valles
que, a diferencia de las zonas altas, se encuentran menos fragmentadas, llegando a la extensión
promedio de 2-3 hectáreas. Y, principalmente, el acceso a la carretera que lleva a la ciudad de
Huamanga, posibilitado durante todo el año (incluso en estación de lluvias) por la reciente
construcción del puente Laramate, ubicado justamente en el inicio de la comunidad de Huanchuy.

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Una comunera de Llamocctachi, afirma que actualmente: “gente de Ayacucho viene a comprar
tierra”. Esto indica que existe un mercado de tierras en desarrollo, algo íntimamente relacionado a
la expansión de la productividad agrícola en la zona del valle del río Cachi. De una zona dominada
por la violencia y el miedo, el distrito de Chincho se ha vuelto uno de los beneficiados por la gran
explosión urbana de Ayacucho en los últimos años. Comuneros en Llamocctachi y Huanchuy nos
afirman que los jóvenes, van a buscar mejor educación en las ciudades, regresan a trabajar en la
chacra. Esto se debe a la mejora en productividad y ganancias obtenidas de la chacra. El
autoconsumo en estas dos comunidades ha prácticamente desaparecido: comuneros afirman que
para comer, compran.

Las comunidades campesinas:

A partir de las observaciones hechas, se puede afirmar que las comunidades más antiguas del
distrito se ubican en las zonas altas: la comunidad de Chincho (también capital distrital) y
Chayayacu, Yanachocce y Villoc. Estas comunidades no cuentan con riego para sus chacras.
Tradicionalmente estas comunidades se han articulado con la ciudad de Huanta, ubicada
aproximadamente a 3 horas de viaje a pie. Comuneros describen como llevaban sus cultivos en
burro hasta Huanta. En esa época el acceso a Ayacucho era dificultado por la falta de puentes
sobre el río Cachi.

Las comunidades de la parte baja, como Huanchuy y Llamocctachi, se han formado


recientemente. Estas comunidades son las más dinámicas, con gran productividad agraria,
integración comercial e conexión a la ciudad de Huamanga. Mientras que las comunidades de la
zona alta están en abandono.

Agricultura y Comercio (en 2013)

El acceso al agua del rio Cachi y la proximidad a la demanda urbana de la ciudad de Ayacucho, han
posibilitado un boom agrícola inimaginable hace 20 años. El contexto geográfico favorable de la
parte baja del distrito siempre ha estado presente (temperaturas amenas, agua del río, tierras
amplias y planas) y no ha cambiado dramáticamente en los últimos años. Lo que sí ha cambiado es
la integración al mercado urbano de Huamanga, favorecido por la presencia diaria de vehículos
hacia la ciudad. Comuneros mencionan que hoy en día existe un transporte vehicular diario a la
capital departamental, siendo el costo de pasaje 8 soles desde la capital distrital y 5 desde la
comunidad de Huanchuy. El costo es relativamente elevado, dado que la duración del viaje es de
40 minutos. Sin embargo, se trata de una reducción dramática de las 3 horas necesarias
anteriormente.

La comunidad de Llamocctachi demuestra la mayor productividad agraria del distrito con sus
grandes extensiones de tierra, uso de fertilizantes comprados en Ayacucho, canales de riego
concretados y uso de tractores para trabajar la tierra.

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Las chacras de la comunidad campesina Llamocctachi (2013)

En esta comunidad, se realizan hasta 4 cosechas de espinaca al año. Los principales productos
vendidos son tomate y zanahoria, que abastecen exclusivamente la ciudad de Huamanga. El punto
de venta es el mercado Neri García, ubicado cerca a la entrada de Huamanga desde el noroeste.
Pero no siempre ha sido la producción dedicada a la venta. Una comunera de la comunidad nos
afirma que en su tiempo de niñez – aproximadamente 30 años atrás – no se sembraban verduras,
sino maíz y trigo para el autoconsumo. A pesar de los terrenos propicios, la producción era
básicamente para el autoconsumo y no existía un gran flujo de comercio entre Chincho y
Ayacucho.

El acceso a la carretera ha sido fundamental para la articulación comercial entre comunidades de


pequeños agricultores y centros urbanos de gran demanda. La articulación a mercados dinámicos
permite que los agricultores no solo cambien de cultivos (de tubérculos y cereales a verduras y
frutas) sino también aumente el volumen de ventas. Un indicador del mayor nivel de producción
es el hecho de que en Llamocctachi dos agricultores han comprado camiones para transportar sus
productos hasta Huamanga. Los burros de carga ya no son suficientes para llevar la cosecha.
También se nota la presencia de acopiadores, que vienen en sus camiones, para llevar productos a
la ciudad de Huamanga.

La llegada constante de comerciantes ha aumentado los precios obtenidos por los agricultores. Un
comunero nos afirma que cuando más antes la zanahoria costaba 10 céntimos el quilo, hoy en día
su precio ha subido a 70 céntimos. Un aumento de 700% ! No es de sorprender que los precios de

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las chacras se hayan incrementado en los últimos años. Nos informan que hace 10 años, costaban
aproximadamente 15 mil soles por hectárea en Llamocctachi, hoy en día su precio ha subido hasta
60 mil soles. Este precio, el más alto de toda la provincia de Angaraes, no espanta a los
agricultores, quienes desean comprar más tierra para cultivar. Compradores desde Ayacucho han
venido para cultivar una chacra en la comunidad; jornaleros vienen desde Ayacucho para trabajar
la tierra. La comunidad se expande, pero no todos son propietarios de tierra, solamente los
ancianos miembros originales de la comunidad, quienes han heredado su parcela.

¿Son todavía “comunidades”?

La información acerca del activo mercado de tierras, permite afirmar que Huanchuy y
Llamocctachi, no son comunidades en el sentido clásico de la palabra, sino solo en el sentido de
organización social. Pues la tierra es privada y hay una completa mercantilización de los procesos
productivos. Estas “comunidades”, son en realidad la punta de lanza de un proceso de
modernización de todas las comunidades de Angaraes, que siguen llamándose “comunidades” por
inercia del vocabulario local, pero en realidad son pequeñas poblaciones integradas al mercado y
donde cada productor es autónomo.

El caso de éxito en el valle del río Cachi revela que el principal motor para la diversificación de
cultivos y el aumento de la productividad es la articulación con un mercado urbano en expansión,
como es el de la ciudad de Huamanga, que se ha expandido enormemente y demanda de
productos de panllevar. El hecho que la comunidad campesina más exitosa, en términos de
producción agrícola, sea la más cercana a Huamanga, es una fuente importante de lecciones sobre
las posibilidades de desarrollo agrícola en Angaraes.

Situación de los caminos en 2013

Hasta 2013 Chincho depende principalmente de la carretera PE-26B que conecta con Huamanga.
Según lugareños entrevistados, solamente en años recientes (aproximadamente hace 5 años) que
se cuenta con un puente (Laramate) que conecta el distrito de Chincho con Huamanga. Antes de la
construcción de este puente, no era posible el tránsito de carros hasta la capital del distrito de
Chincho, con excepción del pueblo de Llamocctachi. En esta comunidad, un único puente sirve de
puerta de acceso, sin embargo su cruce es precario, debido a la mala calidad de materiales
utilizados en su construcción. Sin embargo, camiones logran cruzar diariamente el puente
permitiendo la conexión con Huamanga.

Aproximadamente, desde hace 5 años han empezado a entrar medios de transporte modernos a
las comunidades más alejadas de la zona del valle. El costo del pasaje es alto para la el promedio
provincial, que generalmente es de 2 soles para cada 20 minutos de viaje. Desde la capital distrital
de Chincho, un pasaje hasta Huamanga (40 minutos) cuesta 8 soles, casi el doble del “promedio”
angareño. Ya en Huanchuy y Llamocctachi, comunidades ubicadas más cerca de Huamanga, el

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costo de pasaje se reduce significativamente. Desde Huanchuy, el pasaje cuesta 5 soles, siendo la
duración de viaje solamente 10 minutos menos que desde la capital distrital. En otras palabras,
existe una gran diferencia entre la facilidad de acceso al mercado de Huamanga, incluso a nivel de
distrito.

Otra carretera de importancia en el distrito es la que conecta la capital distrital a la ciudad de


Huanta. Pero se encuentra en desuso, debido a la falta de mantenimiento. Es una trocha
carrozable que ha sufrido diversos huaycos, volviéndola intransitable para los carros que
potencialmente podrían venir desde Huanta. Esto genera lamentos de los comuneros de la capital
distrital, quienes se quejan: “A Huanta llegamos en 3 horas pero si hubiera una carretera iríamos
en auto en 30 minutos. Tenemos nuestra trocha carrozable que hemos construido con el esfuerzo
de la comunidad pero la lluvia lo ha destrozado todo y el gobierno no ayuda a hacer
mantenimiento. Por eso nosotros para dar la vuelta por Ayacucho y caminado también está a 3
horas”. El interés de los comuneros por tener un mejor acceso a Huanta radica en el hecho que
esta ciudad se ha convertido en la residencia de la mayoría de los pobladores de Chincho que han
huido de la subversión, y donde estudian los jóvenes que han salido de Chincho.

A pesar de que la capital distrital sea sede del poder de jure del distrito, de facto no lo es. Por lo
que señala el presidente de la comunidad campesina, existe un “divorcio” entre la comunidad y el
alcalde distrital. Los funcionarios públicos no se quedan en la capital distrital. Existe un fuerte
resentimiento hacia comunidades como Llamocctachi, donde se ubica la mayor parte de la
población del distrito. Culpan al alcalde por el hecho que la población en la comunidad de Chincho
ser pequeña.

Chincho se ha vuelto un distrito con dos dinámicas diferentes: la parte alta del distrito y la capital
distrital están en una situación de estancamiento económico y de reducción de población;
mientras la parte baja hay dinamismo económico y aumento de población. Al contrario de lo que
frecuentemente se describe con relación a las dinámicas de conexión ciudad-campo (éxodo
masivo de jóvenes de la zona rural, abandono de las tierras, caída de la población rural), en la
parte baja de Chincho ha ocurrido al revés: los jóvenes se han quedado a trabajar en la chacra, ha
ocurrido una tecnificación sin precedentes de la producción agrícola. En la parte baja de Chincho la
chacra se ha vuelto un negocio, ha dejado de ser una estrategia de sobrevivencia. Esta transición
de una agricultura de subsistencia a una agricultura comercial ha sido catalizada por la demanda
urbana de Huamanga. En Llamocctachi, por ejemplo, nos afirman que de 30 familias originales se
ha expandido a 100. La construcción de nuevas viviendas en el pueblo nos indica que la tendencia
es que la población siga aumentando.

Observaciones de una visita hecha en noviembre 2016

Hemos visitado la parte antigua de Chincho, la hemos encontrado casi abandonada, no solo por las
dificultades de la agricultura local y la sequía, sino por el hecho que ha habido fallas geológicas
que han significado el deterioro de las construcciones. El local de la municipalidad está cuarteado

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y ha debido ser abandonado. La Municipalidad funciona ahora en otra zona. La iglesia también
está deteriorada, las casas del centro del distrito están casi inhabitables y la población se está
mudando. El antiguo centro poblado ha sido declarado inhabitable.

En los últimos años se ha profundizado la dualidad que encontramos en el año 2013, entre la parte
alta y la parte baja del distrito. La población que se encuentra en la parte baja ha mejorado
bastante, porque están al borde del río y del camino. Tienen riego, producen hortalizas que
venden al mercado de Ayacucho y tienen agua todo el año. Los anexos que han crecido en la parte
baja son Llamotachi, Yanachoque, Miraflores y Huachuy.

Como declaran algunos de los pocos comuneros que han quedado en la capital del distrito: “Los de
la parte baja pueden alquilar nuestros terrenos, A parte de eso ha habido obras, carreteras,
canales de riego, y han capitalizado. Han hecho plata y la población es estable, no migran. Ya que
ahí hay más población, la municipalidad da más dinero. En cambio, acá sufrimos. Nuestra gente
migra y de los que salen pocos regresan… Ahora hay poca lluvia. Acá el campo es cuestión de
esperar, para ver si vale la pena cultivarlo. Mientras tanto nos dedicamos a otra cosa. La chacra no
es una actividad segura”.

Los pocos comuneros que aún residen en la parte alta de Chincho en realidad tienen también
residencia en Huanta. Regresan a su pequeña parcela solo si hay lluvias y como un complemento
de sus actividades en Huanta o Ayacucho. Las parcelas de tierra son tan pequeñas que se miden
en “yugadas”, un cuarto de ha. Al mismo tiempo, no hay áreas agrícolas comunales, cosa que sí
sucedía hasta hace 30 años. En el pueblo de Chincho (capital del distrito) viven solo 30 personas.
Es casi un pueblo fantasma; el local de la municipalidad ha sido abandonado y hasta la posta de
salud ha sido reubicada en un anexo. Nos informan que aceptan gente nueva, para aprovechar
tierras que están abandonadas. Los entrevistados declaran: “La gente migra, cuando vienen las
lluvias la gente viene a sembrar”. La conexión de las comunicaciones facilita la toma de decisiones
acerca del lugar de residencia; nos comunicaron que el 70% de los pobladores tiene celular.

La comunidad tiene un tractor John Deere, donado por el gobierno regional, lo alquilan a 50 soles
para comuneros de Chincho, pero de hecho es un tractor sub utilizado. Estaba estacionado y
cubierto de polvo al momento de la visita.

Recuerdan que durante la época de terrorismo Chincho era un pueblo abandonado, sólo vivían 3 a
4 ancianos. Con la pacificación de la zona, en la década de 1990, solo el 10% retornó. Antes
Chincho tenía 250 comuneros, ahora son 70, de los cuales solo 30 residen en la comunidad (al
mismo tiempo que tienen casa en Huanta).

Cabe resaltar que la dualidad entre la parte alta y la parte alta del distrito se ha profundizado a
pesar que en 2016 se ha concluido el asfaltado de la carretera que une Huanta con Chincho. Ahora
el tiempo de acceso al distrito es de solo 40 minutos, desde Huanta, pero ello no ha significado un
cambio sustancial en cuanto a las condiciones económicas de la parte media y alta del distrito. En
cambio la parte baja, a orillas del río Cachi y conectada directamente con Huamanga, es la parte
más dinámica del distrito, y la que está llamada a convertirse, con toda probabilidad, en la nueva
capital distrital.

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Local de la Municipalidad de Chincho, abandonado y en situación de inhabitabilidad. La sede
municipal a sido trasladada. (Noviembre 2016)

Iglesia de Chincho, en ruinas y abandonada. (Noviembre 2016)

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Tractor de la comunidad de Chincho. Se alquila a 50 soles la hora, pero hay pocos clientes.

Campiña típica cercana a la parte media y alta de Chincho, con pocas áreas cultivadas. A diferencia
con lo que se da en Llamocctachi, en la parte baja.

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