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LosACIÓN

El Supremo impondrá largas penas de inhabilitación a los líderes del ‘procés’ en


prisiónEl Tribunal Supremo descarta el delito de rebelión consumada
El Gobierno pide al Constddsssssssssssssssssssssssssssssssssssitucional que
advierta a Torra
Batet pide “serenidad y calma” al independentismo cuando se conozca la sentencia
El Constitucional avisa al presidente del Parlament de las consecuencias penales de
desobedecer resoluciones
Torra exige el cese inmenos dos jornadas plagadas de violencia durante el procés
(la concentración ante la Consejería de Economía el 20-S y los altercados el dentro
y fuera de colegios electorales el 1-O), el tribunal cree, según las fuentes
consultadas, que los líderes independentistas no buscaron ni planificaron estos
actos violentos como parte de su plan para romper con España, por loque no se les
puede atribuir el delito de rebelión.
optado por unanimidad los siete magistrados que juzgaron el procés. La condena más
larga, en torno a 12 años, será para el exvicepresidente de la Generalitat Oriol
Junqueras, que como el resto de exconsejeros presos será condenado también por el
delito de malversación de caudales públicos porque el tribunal considera que usaron
fondos de sus departamentos para la celebración del referéndum ilegal del 1-O.

La malversación se atribuía también a los tres e consejerías. Sin embargo, sí les


condenan por desobediencia porque participaron en una reunión del Govern en la que
se avaló el uso de dinero público para el procés pese a que el Tribunal
Constitucional había apercibido a todos para que no lo hicieran. La condena por
desobediencia solo acarreará penas de inhabilitación de hasta dos años para los
tres procesados que están en libertad, que se librarán de entrar en la cárcel.

Para los consejeros presos, sin embargo, la inhabilitación será mucho más larga
porque va unida a la pena que se le imponga por los delitos de sedición y
malversación. En el caso de Junqueras, en torno a 12 años. Esta previsión de penas,
y tras los casi dos años de prisión preventiva que suman ya casi todos los
recluidos, facilitará el acceso de todos ellos a los permisos carcelarios e,
incluso, a la semilibertad. Los primeros los podrán solicitar —su concesión es
competencia de la Administración Penitenciaria catalana al estar en prisiones de la
Generalitat— cuando hayan cumplido un cuarto de la condena.

Antes, incluso, pueden verse beneficiados por su clasificación en tercer grado


penitenciario o semilibertad. Tras conocerse la sentencia del Supremo, las Juntas
de Tratamiento -órganos internos de las cárceles formados por profesionales
penitenciarios- tienen hasta dos meses para clasificarlos en uno de los tres grados
que existen, sin embargo nada les impide hacerlos en solo unos días. Si opta por el
tercer grado, la medida puede ser recurrida, en primera instancia, por la fiscalía
ante el juez de Vigilancia Penitenciaria y, posteriormente, ante la Audiencia
Provincial. Esta tendría entonces la última palabra sobre si acceden a él.

Si, por el contrario, se les clasifica en segundo grado u ordinario -en el que
están la inmensa mayoría de los presos en España-, los presos podrían acceden a
algunas de las medidas del tercer grado mediante la aplicación de dos de los
artículos del Régimen Penitenciario: el 100.2 y el 117. Este último es el que, por
ejemplo, permite a Iñaki Urdangarin salir dos veces a la semana de prisión para
colaborar en una ONG con personas con discapacidad.

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