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INTRODUCCIÓN:
LA MUJER sentada. En medio de la lluvia. Sólo la cubre un pequeño, muy pequeño paraguas.
LA MUJER: Las vacas son compañeras del hombre. No son sus mejores amigos,
para eso tienen al perro, pero se les quiere más que a los sapos. A las vacas se
les da nombre propio, se les conoce, se les habla: Ven vaca, ven. Las vacas
prefieren los nombres cortos, los que saben a suspiros. Las vacas son
predecibles, conocemos sus orígenes, sus hábitos, sus manías. Las vacas
disfrutan el pasto, la lluvia con granizo y el cantar de los gallos. Las vacas saben
cosas. Saben cuándo es el momento de bajar o subir a los pastizales. Saben
cuándo dar leche, cuando llorar. Las vacas viven en casa, cubiertas de pasto, de
paja, en sus establos. Felices. Hasta que envejecen, luego, se les venden. Rara
vez una vaca es sacrificada por su dueño. Rara vez.
Oscuro
CAPÍTULO 1
“INNANICION”
ESCENA 1
LA MUJER: Yo te extraño.
LA MUJER: Es incómodo
EL VEGETARIANO: Quítatelos
LA MUJER: Me voy
EL VEGETARIANO: Es estrés.
EL VEGETARIANO: El gato
LA MUJER: ¿Estrés?
EL VEGETARIANO: Sí.
LA MUJER se sienta en el banco, al lado de EL VEGETARIANO que pica con más ahínco la
cebolla.
EL VEGETARIANO: Lo sé
EL VEGETARIANO: Lo sé
EL VEGETARIANO parece estar a punto de flaquear. A punto del llanto. LA MUJER se levanta
como para abrazarlo. Se contiene.
EL VEGETARIANO: Es la cebolla
EL VEGETARIANO: Es abrumador
EL VEGETARIANO: Sí.
EL VEGETARIANO: Perfecto
EL VEGETARIANO: Afuera, toma el sol. Cada día desde hace cinco años toma el
sol... ¿Cómo puedes…? Tu egoísmo es apabullante. Lo entiendo, entiendo
perfectamente porque está como está. El estrés, su estrés es inversamente
proporcional a la cantidad de pelos que tira las 24 horas del día, los 365 días del
año. Su vida es un martirio.
LA MUJER: No traigo reloj. Me lo robaron. Olvidé que el gato toma el sol a las dos
en punto. No a las doce porque está muy débil, no a las tres porque simplemente
lo ciega. A las dos es perfecto. Mi reloj lo hubiera previsto. Mi memoria no.
EL VEGETARIANO: Sólo… sólo dile adiós, de lejos. Sin acercarte. Tal vez no
soporte un coraje más.
LA MUJER: Puedo.
LA MUJER: No puedo
EL VEGETARIANO: Lo sé
EL VEGETARIANO: Sí
EL VEGETARIANO: Sí
LA MUJER: Tu alergia…
LA MUJER: No hay transición. Uno se muere y se muere. No hay más allá. No hay
una luz a la que seguir, no hay arcángeles tocando para uno. No hay demonios
con trinchetes esperando. Acechando. Dios… está muerto.
EL VEGETARIANO deja de picar. Se limpia las manos en el delantal que trae. Se cruza de brazos.
Mira atentamente a LA MUJER.
LA MUJER: Me voy.
ESCENA 2
EL VEGETARIANO se lava las manos. Aparece LA MUJER. Luce demacrada. Se sienta sin decir
palabra. EL VEGETARIANO con toda la calma del mundo se seca sus manos. Luego repara en LA
MUJER.
EL VEGETARIANO: Regresaste
EL VEGETARIANO: …
LA MUJER: Lo miré, pasé casi de largo y dije: Adiós. Luego maulló… Fue un
maullido corto y profundo. Una especie de cuchillada por la espalda. Una
cuchillada rápida y mortal. Regresé. Tenemos cuentas pendientes, pensé.
Tenemos un asunto que aclarar, él y yo. Cómo si no supiera con quien trataba. Lo
volvió a hacer: Maulló. Me agaché y ahí estaba de nuevo, ese ruido fantasmal. Lo
acaricié. La primera vez que acaricio a un gato. Empezó a ronronear. Tomo su
cabeza entre mis manos y pienso: Tiene estrés, la enfermedad del siglo XXI. Lo
compadezco. Acto seguido, me rasguña.
LA MUJER: C
EL VEGETARIANO: ¿Qué? No oí
LA MUJER: C
LA MUJER: C, C. Dije C
EL VEGETARIANO: No
EL VEGETARIANO: ¿Está…?
EL VEGETARIANO se acerca hacia la ventana. Luego parece que llora. Ya no mira a LA MUJER.
EL VEGETARIANO: Tenía unos días más… ¿No pudiste dejarle ni eso? ¿Tenías
que aniquilarlo?
LA MUJER: No lo olvidé, te lo regalé, te lo di de regalo. Sal, por favor. Sal por él.
Tráelo.
EL VEGETARIANO se yergue.
EL VEGETARIANO: Pasó seis meses sin problemas, tenía estrés pero comía,
tomaba el sol, me hacía estornudar. Estaba superando tu abandono. Y en dos
minutos lo dejas agonizando. Cambió de “moribundo” a “agonizante”. De más a
menos. Pérdida, no ganancia.
LA MUJER: Minutos tal vez. Sal, anda, mételo. Que coma algo. No podría
sacrificarlo. No.
LA MUJER: Cállate.
EL VEGETARIANO: Lo mío.
LA MUJER: Me voy
EL VEGETARIANO: Lo sé
EL VEGETARIANO: Lo sé
LA MUJER: Enójate
EL VEGETARIANO: No
LA MUJER: Golpéame
EL VEGETARIANO: No
LA MUJER: Grítame
EL VEGETARIANO: No
EL VEGETARIANO: No
EL VEGETARIANO: No
LA MUJER: No seas cruel. Deja al menos que vaya por ayuda, que salga por
alguien y nos diga qué tiene.
EL VEGETARIANO: Ya sabemos lo que tiene.
El gato tirado en el suelo, junto a su plato de comida. EL VEGETARIANO pica con más calma su
cebolla. LA MUJER tiene la mirada perdida.
CAPÍTULO 2
“INSUFICIENCIA”
ESCENA 1
RECEPCIONISTA: Se oye
RECEPCIONISTA: Lo sé
LA MUJER: Afuera llueve. La lluvia genera tráfico, ruido, claxon. Retraso. La lluvia
es la madre del retraso.
LA RECEPCIONISTA: Mañana
LA RECEPCIONISTA: Mañana
LA MUJER: Quítese
ESCENA 2
LA MUJER: Me duelen los pies. En la mañana, me duelen los pies. Si camino más
de dos cuadras. Me duelen. Tengo una uña enterrada, dijo el doctor. Dijo que la
tenía y que me la sacara. Sáquesela, me dijo. Yo me paré. Agarré mi bolso, mis
cosas. Luego me fui. Me fui con mi uña. Mi uña está enterrada, como mi padre. Mi
padre y mi uña enterrados. Los dos. Juntos. ( Se agarra su corazón) Aquí. Y no puedo
caminar.
ESCENA 3
LA MUJER en el consultorio. De frente. A su lado un maniquí del cuerpo humano.
LA MUJER: El mal de la rana: Éste mal se debe, según la creencia popular, a que
el animal, en éste caso la vaca, ha sido forzado a hacer algo que no deseaba o
porque se le ha dado un disgusto.
Ponga palomita. Mire atentamente su boca. Está inflamada. Palomita. El ano, las
mamas… paloma, paloma. ¿Se le forma una vejiga debajo de la lengua? Paloma.
¿Se pone triste? ¿No come? ¿Escuchó? ¿Se pone triste? ¿No come?
Silencio.
CAPÍTULO 3
“ANTIÁCIDO”
ESCENA 1
LA MUJER en la cocina, frente al gato. El gato toma café del plato que tiene en el suelo.
ESCENA 2
LA MUJER: Sí
CAPÍTULO 4
“IRRITACIÓN”
ESCENA 1
LA MUJER: Estábamos dormidas, hacía frío. Ese día habíamos corrido mucho,
habíamos estado en el campo, Mónica y yo.
LA MUJER: Mónica está nerviosa. No quiere comer. Ya está vieja, dice mi padre.
ESCENA 2
PADRE: ¿Qué?
PADRE: Debería estar de pie, sonreír, caminar por el establo. Debería tener un
establo. Otro. El mismo. El que perdí.
LA MUJER le extiende el plato con comida. Un gran pedazo de carne. EL PADRE no voltea.
ESCENA 3
¿Oíste? Olvídalo. Has de cuenta que nunca existió. Que no existe. Tú no existes.
No para mí. Eres feo, eres chico, eres peludo y chillón. Te aborrezco. Muérete.
Muérete. Vete y que te coma un perro. Uno grande. Vete y que te muerda, que te
saque sangre, que te oiga maullar de dolor. Maúlla fuerte para que te oiga, maúlla
fuerte para que me avises que te mueres y que sufres. Si tanto lo querías deberías
de estar muerto. Lo sabes ¿verdad? Pero te gusta castigarme, sentarte ahí, frente
a mí y recordármelo todo el tiempo. Sabes que deberías de estar muerto, que es
tu obligación estar muerto y por eso no te apareces por acá, porque no puedes
con la culpa. La culpa de respirar y comer y maullar. Deberías estar muerto como
él. Como el viejo apestoso que se entiesa, que se pudre sin ti, sin ti, su gato.
Muérete, pero muérete pronto.
La espera me enferma.
CAPÍTULO 5
“ARDOR”
ESCENA 1
ESCENA 2
EL PADRE: Mi boca está hinchada. Mis mamas y mi ano. No sabía que tenía
mamas. Las mamas son de viejas, le dije al doctor, pero el doctor dijo que de
merece comer. Un hombre con mamas hinchadas, merece morir. Vete. Estoy
cansado
la voluntad de un viejo
ESCENA 3
LA MUJER: Te dije que lo teníamos que hacer cada dos meses. Llegaste, pusiste
refrigerador es viejo y se tiene que descongelar una vez cada dos meses Tú te
quisiste hacer cargo. Nadie te lo pidió, es lo mío, el refrigerador y yo tenemos una
relación “especial” dijiste “relación especial” y luego guardaste tu leche. Dos litros.
duérmete. Mañana estará listo. Listo. Sin dolor de espalda, sin zumbidos.
ESCENA 4
casi nunca estaba. Tenía que ser algo bueno. Mi padre dijo que era importante,
que a los trece años ya se es un adulto. Dijo que no a los quince porque a los
quince, las viejas se hacen viejas matrimoniadas. Y yo no era una vieja. Yo era el
hijo de mi padre y cumplía 13. Me levantó temprano, me compró unas botas. Unas
Eran muchas. Sus cuerpos acomodados en fila. Esperando. Sus ojos pequeños,
viéndome. Había silencio. Mi padre fue a arreglar unos papeles. Me dejó ahí. Con
hombre del sombrero. El hombre abrió la puerta, las jaló. El hombre no notó mi
CAPÍTULO 6
“INFLAMACIÓN”
ESCENA 1
LA MUJER: No
EL PADRE: ¿Maté a muchas? ¿De qué hablas? No tengo tiempo de oírte, sólo de
LA MUJER: Si tan sólo comieras…. El doctor dijo que comieras. Si come, se salva,
quiero odiar a mi ano, decirle que lo odio por cerrarse, por hincharse, por ser
absurdo, lo odio. Lo odio y me odio y odio a las vacas con sus estúpidas
lo ordeno
conectados
ESCENA 2
cámara me mostró tal cual soy. Soy una delgada y roja tripa irritada sin flora
EL VEGETARIANO: Cebolla no
LA MUJER: …
EL VEGETARIANO: Ya
EL VEGETARIANO: No estoy de acuerdo con el café del gato. Los gatos son
LA MUJER: Al gato nada, salvo la muerte de mi padre, le afecta. Ese gato no tiene
sentimientos.
LA MUJER: Sí
LA MUJER: Tú lo tienes, yo sólo soy una delgada y roja tripa irritada sin flora
ESCENA 3
LA MUJER: ¿Cuántas nubes crees que hay Mónica? Yo creo que pocas, como
cien. Creo que son pocas y que se van cambiando de aquí, para allá, que cambian
de forma y que a veces están tristes y otras contentas. Cuando llueve, tristes,
cuando hay sol, contentas, cuando alguien se muere, de luto. Luego anochece.
Deberías comer… ¿por qué no comes? Papá dice que si no comes, te van a llevar
a otro lugar y nunca nos vamos a volver a ver. Papá no dice que nunca, dice que
un tiempo, pero no es cierto. Cuando las vacas se van, ya no regresan. ¿Te
acuerdas de Flor? ¿Esa vaca gorda enamorada del gallo? No tuvo vaquitas y papá
le llamó al señor del sombrero para que viniera por ella. Nunca regresó. Papá dijo
que se la llevaba para hacerle hijos, para que fuera mamá. No lo creo. Si Flor
hubiera tenido hijos, papá los hubiera traído. No quiero que te lleven.
CAPÍTULO 7
“La cebolla”
ESCENA 1
cebolla
LA MUJER: Sí
LA MUJER: No
LA MUJER: No
LA MUJER: Porque mi padre la dejó para que viviera el gato aquí. Yo no quiero al
gato, tú sí
EL VEGETARIANO: ¿Y mi alergia?
quiere….
extrañaríamos
LA MUJER: No llores
EL VEGETARIANO: Te quiero
LA MUJER: Lo sé
dejamos aquí
le dejo poco, no comerá en días. Morirá…No sabe cazar ratas, sólo toma leche,
café… deja pienso…. Podemos dejarle un poco hoy, calcular el tiempo y regresar
mañana cuando él esté tomando el sol, ponerle un poco más, para dos días, luego
regresar al tercero y de nuevo… así, cada vez más espaciado, hasta que entienda
que debe de comer carne, ratas, ratones, moscas. Será tardado pero podremos…
EL VEGETARIANO: No te vayas.
ESCENA 2
LA MUJER con las ropas de un carnicero. Atrás de un mostrador de carne.
punta. Una pasó. Tarde en reconocerla, ella estaba nerviosa, sudaba. Era Rosita,
la que seguía a Mónica a todos lados, al fin del mundo. El señor del sombrero la
colgó con ayuda de otro. La colgó de una pata, le puso un lazo en su cuello.
Rosita se orinó. El señor iba a apretar, a apretar fuerte, pero Rosita se jalaba, se
movía, lloraba. Sí, Rosita lloraba, se puede llorar sin lágrimas. Rosita golpeó al
señor con su quijada, el señor se enojó. Agarró con más fuerza el lazo, dio un
estirón, uno corto, fuerte. Las patas de Rosita se movían, se estiraban, como si
cosas que no. Me pegó de nuevo, para asegurarse que había entendido. Me dejó
ahí y él se fue enojado. Hice enojar a mi padre. Hice enojar a mi padre mientras
Rosita me miraba sin vida. Rosita quería a Mónica. Rosita seguía a Mónica a
ESCENA 3
LA MUJER. Tú la tienes
EL PADRE: No sé, qué voy a saber, cómo voy a recordarlo. Alguno, el empleado
del turno
plato. Era la fiesta del pueblo y repetiste plato. Te gustaba, mucho y está bien,
LA MUJER: Te odio y odio todo lo que eres. Odio tu rancho y odio tus caballos,
odio a tu gato. A tu gato lo odio más que a nadie, lo odio más que a todo, casi
tanto como a ti
odio
déjame.
vegetarianos somos débiles, padre. Me parece que porque nos falta un algo que
escojo la forma
EL PADRE: No, en el cuello no. Déjame morir bien, con dignidad. Desconecta
EL PADRE empieza a toser, largo rato. Luego mira a LA MUJER. Ella le señala el
ESCENA 3
Viví con un hombre cebolla. Desayunaba cebolla, comía cebolla, cenaba cebolla,
lloraba todo el tiempo. La cebolla es la fuente del llanto, viví con la fuente del llanto
y nunca lloré. El hombre cebolla me quería, pero quería más a mi gato. El gato al
que odiaba casi tanto como a mi padre. Un día el refrigerador se llenó de hielo. No
lo descongelaba, dijo que lo haría pero no lo hizo. Lo dejé. Dejé al hombre cebolla
y ni así lloré.
ESCENA 5
su plato.
LA MUJER: No, no pueden pasar por esto solos. Tú eres débil y él es necio
LA MUJER: Lo sé
EL VEGETARIANO: Nunca se deshiela
EL VEGETARIANO: Regresa
LA MUJER: No
LA MUJER: No lo creo
EL VEGETARIANO: ¿A mí?
El gato no se mueve
EL VEGETARIANO: Uno no mata dos veces, aunque sean gatos. Sólo se les
LA MUJER: Sí
LA MUJER: Es verdad
perro.
EL VEGETARIANO: Tu gastritis
sirve tu antiácido.
vez es culpa del padre de mi padre o del abuelo del padre de mi padre que
compró un establo y unas vacas. Tal vez todo esto sea culpa de las vacas y no de
mi padre, tal vez sea culpa de las vacas que parecen humanos, que sonríen y que
lloran sin lágrimas, se puede llorar sin lágrimas y sin cebolla. Es culpa de las
vacas, de las que se dan a querer, de las que buscan amigas, de Mónica por ser
la rana, del enojo de Mónica, del señor del sombrero; de haber hecho enojar a mi
padre. De que un enojo te pegue lo que nada más se le debe pegar a las vacas,
letal, más letal que la tristeza de los humanos. La tristeza de las vacas es una
gato. El gato es de la familia, puesto así, el gato es el único inocente en todo esto.
LA MUJER: Las vacas sudan lágrimas y respiran tristeza. Luego se les mata
LA MUJER: No me siento, soy, soy triste como Mónica, como Flor y como Rosa.
Soy triste por Mónica, por Flor y por Rosa. Triste como mi padre y sus mamas
hinchadas, triste como éste gato que me odia y al que odio. Y tú eres vegetariano
y tienes cebolla
la cebolla.
llanto. Soy vegetariano y tengo cebolla. Tengo la cebolla justa para tu tristeza. La
cebolla es la fuente del llanto. El llanto es el antídoto para la gastritis. Por salud,
OSCURO.