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Energía Fotovoltaica
Curso de Experto Profesional en Energía Fotovoltaica
Texto oficial para el Curso de Experto Profesional en Energía Fotovoltaica del Programa de Postgrado
de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED)
Dirección Técnica:
Gabinete de Estudios de Censolar (Centro de Estudios de la Energía Solar)
Consejo Asesor:
José Carpio Ibáñez
Manuel Castro Gil
Francisco Chica González
Antonio Colmenar Santos
Luis Dávila Gómez
Raimundo González Burón
Rafael Guirado Torres
Juan Peire Arroba
Javier Piay Pombo
Nestor Serrano Beteta
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Curso de Experto Profesional en Energía Fotovoltaica
Colectivo
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medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito
de los titulares del Copyright.
ISBN: 978-84-86505-90-5
ÍNDICE GENERAL
Capítulo 1
La radiación solar
1.1 Conceptos preliminares.
1.2 Energía aprovechable. El problema de las sombras.
1.3 Seguimiento solar.
Capítulo 2
Componentes de los sistemas fotovoltaicos
2.1 Subsistema de generación.
2.2 Subsistema de regulación.
2.3 Subsistema de acumulación.
2.4 Subsistema de acondicionamiento de potencia.
Capítulo 3
Tipología y dimensionado de los sistemas fotovoltaicos
3.1 Sistemas FV autónomos.
3.2 Sistemas FV conectados a red. Centrales fotovoltaicas.
Capítulo 4
Montaje
4.1 Estudio y planificación previa del proceso.
4.2 La estructura soporte.
4.3 Ensamblado de los módulos.
4.4 Instalación de la toma de tierra y protecciones.
4.5 Montaje de la batería de acumuladores.
4.6 Montaje del resto de los componentes.
4.7 Pruebas finales y puesta en funcionamiento.
4.8 Descripción gráfica del montaje de una instalación paso a paso.
Capítulo 5
Mantenimiento
5.1 Operaciones a realizar por el personal no técnico o por el propio
usuario de la instalación.
5.2 Mantenimiento preventivo a cargo de personal especializado.
5.3 Averías en el sistema de captación.
5.4 Averías en el sistema de acumulación.
5.5 Otras posibles averías.
5.6 Errores más frecuentes.
Capítulo 6
Seguridad en las instalaciones FV. (Parte 1).
6.1 Seguridad durante la manipulación.
6.2 Seguridad durante el montaje.
6.3 Seguridad eléctrica.
6.4 Protección frente a las tormentas.
6.5 Seguridad en el diseño y fabricación de equipos eléctricos.
Capítulo 7
Seguridad en las instalaciones FV. (Parte 2).
7.1. Contactos directos e indirectos.
7.2 Sobrecorrientes.
7.3 Sobretensiones.
Capítulo 1
La radiación solar
1.1 Conceptos preliminares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
1.2 Energía aprovechable. El problema de las sombras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
1.3 Seguimiento solar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
LA RADIACIÓN SOLAR 7
CAPÍTULO 1
La radiación solar
Azimut (o acimut) Ángulo que forma la proyección del rayo de sol sobre
Grados R
solar el plano horizontal y el meridiano del lugar.
La energía por unidad de tiempo proveniente de la radiación solar directa que puede recibir un panel
es directamente proporcional al coseno del ángulo 2 que forma el rayo con la normal a dicho panel. Por
lo tanto, el caso más favorable se daría cuando en todo momento 2 fuese igual a cero o tuviese un valor
muy pequeño. Esto solamente puede conseguirse con sistemas de seguimiento total del Sol (el panel mira
constantemente al Sol desde el orto hasta el ocaso), mientras que en los sistemas estáticos (que
corresponden a la mayoría de las instalaciones fotovoltaicas) se procura dotar a los paneles, siempre que
sea posible, de una orientación e inclinación tales que, al menos en las horas centrales del día (que es
cuando más energía se puede aprovechar), el ángulo 2 sea lo más pequeño posible a lo largo de todo el
año. Esto conduce a adoptar una orientación del panel hacia el ecuador y una inclinación cercana a la
latitud del lugar, con algunas matizaciones que se verán más adelante.
Existen muchas situaciones, como cuando los paneles se integran en el mismo plano que las fachadas
de los edificios, o cuando se disponen horizontalmente en la cubierta de los mismos, en que en la mayor
parte del año el ángulo 2 se mantiene siempre mayor que un cierto valor, 2min, pudiendo ser las pérdidas
energéticas por este motivo muy notables.
En el caso de las llamadas fachadas fotovoltaicas, de creciente implantación en las ciudades, los
rayos de sol forman con la normal al plano vertical que contiene a los paneles (supuestos estos integrados
en la propia fachada) un ángulo que va variando a lo largo del día, pero generalmente nunca es menor que
un determinado valor, 2min, que puede ser calculado.
Esto implica que, incluso en un día excepcionalmente claro, el valor de la potencia máxima que
pueden generar los paneles siempre será menor que la correspondiente a su potencia nominal. Dicho valor
es importante conocerlo, para no sobredimensionar innecesariamente el conjunto de inversores.
Lo más frecuente es que la fachada del edificio no se encuentre perfectamente orientada hacia el
ecuador, sino desviada hacia el este o hacia el oeste un cierto ángulo, ( (azimut de la fachada). En este
caso puede demostrarse que el ángulo mínimo de los rayos y la normal a la fachada se produce siempre
en el mismo momento de cada día para todos los días del año (aunque su valor varía de un día a otro).
Dicho momento es tal que la tangente trigonométrica del ángulo horario correspondiente (tanT) vale
tan(/senL. La desviación ( ha de ser no mayor que el azimut del Sol en el momento del orto (o del ocaso).
Puede también demostrarse que para que una fachada vertical con azimut (, situada en un lugar de
latitud L, pueda recibir en algún momento del año los rayos de sol perpendiculares, ha de cumplirse que
cos( cosL < 0,398.
Conviene señalar que el momento que corresponde al ángulo mínimo no coincide con el momento
de máxima irradiancia sobre la fachada, pues aparte de la influencia de la radiación difusa, si el ángulo
mínimo se produce cuando el Sol está a una altura muy baja, también la radiación directa llegará muy
atenuada a la fachada, como se explicará después.
A modo de ejemplo, resulta instructivo considerar que una fachada vertical desviada 35° hacia el
este en una ciudad de latitud 40°, recibe los rayos de sol con un ángulo lo más cercano posible a la
perpendicular aproximadamente a las nueve menos cuarto de la mañana (hora solar). El día del solsticio
de invierno dicho ángulo es el mínimo del año, y vale 15,4°. Sin embargo, la máxima irradiancia sobre
la fachada se producirá en un día despejado de mediados de febrero, poco antes de las diez de la mañana.
Otro factor que influye apreciablemente en la intensidad radiante que, proveniente del Sol, alcanza
la superficie del panel es la absorción atmosférica que, incluso en días muy claros, sufre la radiación solar
a medida que recorre las capas de aire hasta llegar a la superficie. Dicha absorción es mayor cuanto mayor
sea el camino recorrido por el rayo desde que penetra en las capas superiores de la atmósfera hasta que
llega al suelo.
Cuando el Sol está bajo sobre el horizonte, los rayos inciden con mucha oblicuidad, y la distancia
recorrida, y consecuentemente también la absorción, será mayor que cuando su trayectoria sea vertical,
siendo la absorción en este último caso la mínima posible, también denominada absorción a masa de aire
unidad.
10 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
El concepto de masa de aire, AM, se introduce para comparar la cantidad de aire atmosférico que
tienen que atravesar los rayos cuando inciden oblicuamente con la que atraviesan cuando inciden
verticalmente (AM = 1).
Dado que cada tramo de recorrido oblicuo es 1/cos2 veces mayor que la longitud del correspondiente
tramo de trayectoria vertical entre dos capas atmosféricas situadas a diferentes alturas, la masa de aire
para un ángulo de incidencia 2 será igual a 1/cos2.
Fig. 1. La absorción es AM veces mayor en el caso de incidencia oblicua en comparación con una incidencia
vertical del rayo, disminuyendo la irradiancia sobre el suelo en la misma proporción.
A diferencia de la orientación e inclinación del panel, las cuales se pueden intentar adecuar en lo
posible (teniendo en cuenta limitaciones prácticas o de tipo arquitectónico) para conseguir que la
irradiancia recibida por el panel sea máxima, el efecto de la absorción atmosférica (al igual que el de otras
variables meteorológicas como, por ejemplo, la nubosidad) escapa por completo a nuestro control, por
lo que la cantidad de energía solar que se recibe realmente en la superficie terrestre es siempre inferior
a la que se recibiría justo por encima de la atmósfera.
Tabla 2. Expresiones útiles que relacionan distintas variables referentes a la posición del Sol.
* = Declinación solar
* = 23,45° sen (0,973 N – 77,84) N = Número de orden del día en el año (N = 1 para el 1 de
enero, N = 365 para el 31 de diciembre)
Las expresiones trigonométricas anteriores son tediosas de manejar, por lo que normalmente se
utilizan integradas en programas de software.
Combinando dichas expresiones pueden obtenerse otras nuevas, que resulten más apropiadas para
el caso concreto que se trate de resolver.
Como ejemplo, se detalla el proceso de obtención de una de las expresiones de la tabla 2 a partir de
otras dos que también figuran en dicha tabla.
Ejemplo:
Obtención de la expresión:
cos R = (sen L sen " – sen *) / (cos L cos ")
a partir del par de ecuaciones:
sen " = cos L cos * cos T + sen L sen *
sen R = cos * sen T /cos "
Solución:
Se despeja cos T y sen T en sus respectivas ecuaciones:
cos T = (sen " – sen L sen *) / (cos L cos *)
sen T = sen R cos " / cos *
cos2 R cos2 " cos2 L = sen2 L sen2 " + sen2 * – 2 sen L sen " sen *
cos2 R = (sen2 L sen2 " + sen2 * – 2 sen L sen " sen *) / (cos2 " cos2 L)
cos2 R = (sen L sen " – sen *)2 / (cos " cos L)2
cos R = (sen L sen " – sen *) / (cos L cos ")
La cantidad de irradiación solar que se recibe en un determinado lugar a lo largo de un día depende
de la latitud del lugar, de la época del año y, sobre todo, de la mayor o menor nubosidad que se pueda
presentar, factor éste muy variable y difícilmente predecible.
A mayor duración del día (tiempo transcurrido entre la salida y la puesta se sol), mayor será,
evidentemente, la irradiación total recibida.
La duración del día, expresada en horas, vale (2/15) arc cos (– tanL tan * ), siendo máxima cuando
* alcanza su valor máximo (+23,45°) el día del solsticio de verano (sobre el 21 de junio en el hemisferio
norte).
12 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
El valor de la duración del día se usa a veces como estimación, a modo comparativo, de la
irradiación total que cabe esperar recibir en un día con respecto a otro de características meteorológicas
semejantes.
Para una latitud de 40°, en el día más largo del año el Sol luce durante casi 15 horas, mientras que
en el día más corto apenas supera las 9 horas.
Actualmente se dispone de datos de irradiación media sobre horizontal de muchas localidades, que
permiten establecer unos valores generalmente bastante fiables sobre la cantidad de energía solar que se
puede esperar obtener, como media, en cada mes del año.
A partir de los valores de la irradiación sobre horizontal, es posible calcular la irradiación sobre una
superficie inclinada, haciendo uso de diversos modelos de distribución temporal y espacial de la radiación
solar. De esta manera, se obtienen tablas o algoritmos fácilmente adaptables a programas de ordenador
que indican la cantidad de energía solar incidente sobre los paneles fotovoltaicos (generalmente
orientados aproximadamente hacia el ecuador y con un ángulo de inclinación determinado). Dicha
cantidad, evaluada mes a mes o para distintas épocas del año, constituye, como se verá más adelante, el
punto de partida para un dimensionado fiable del sistema de paneles fotovoltaicos.
LA RADIACIÓN SOLAR 13
Tabla 3. Número de orden de cada día del año. En el caso de años bisiestos, el 29 de febrero corresponde al numero
60, desplazando una unidad a los siguientes días.
001: 01-ENE 074: 15-MAR 147: 27-MAY 220: 08-AGO 293: 20-OCT
002: 02-ENE 075: 16-MAR 148: 28-MAY 221: 09-AGO 294: 21-OCT
003: 03-ENE 076: 17-MAR 149: 29-MAY 222: 10-AGO 295: 22-OCT
004: 04-ENE 077: 18-MAR 150: 30-MAY 223: 11-AGO 296: 23-OCT
005: 05-ENE 078: 19-MAR 151: 31-MAY 224: 12-AGO 297: 24-OCT
006: 06-ENE 079: 20-MAR 152: 01-JUN 225: 13-AGO 298: 25-OCT
007: 07-ENE 080: 21-MAR 153: 02-JUN 226: 14-AGO 299: 26-OCT
008: 08-ENE 081: 22-MAR 154: 03-JUN 227: 15-AGO 300: 27-OCT
009: 09-ENE 082: 23-MAR 155: 04-JUN 228: 16-AGO 301: 28-OCT
010: 10-ENE 083: 24-MAR 156: 05-JUN 229: 17-AGO 302: 29-OCT
011: 11-ENE 084: 25-MAR 157: 06-JUN 230: 18-AGO 303: 30-OCT
012: 12-ENE 085: 26-MAR 158: 07-JUN 231: 19-AGO 304: 31-OCT
013: 13-ENE 086: 27-MAR 159: 08-JUN 232: 20-AGO 305: 01-NOV
014: 14-ENE 087: 28-MAR 160: 09-JUN 233: 21-AGO 306: 02-NOV
015: 15-ENE 088: 29-MAR 161: 10-JUN 234: 22-AGO 307: 03-NOV
016: 16-ENE 089: 30-MAR 162: 11-JUN 235: 23-AGO 308: 04-NOV
017: 17-ENE 090: 31-MAR 163: 12-JUN 236: 24-AGO 309: 05-NOV
018: 18-ENE 091: 01-ABR 164: 13-JUN 237: 25-AGO 310: 06-NOV
019: 19-ENE 092: 02-ABR 165: 14-JUN 238: 26-AGO 311: 07-NOV
020: 20-ENE 093: 03-ABR 166: 15-JUN 239: 27-AGO 312: 08-NOV
021: 21-ENE 094: 04-ABR 167: 16-JUN 240: 28-AGO 313: 09-NOV
022: 22-ENE 095: 05-ABR 168: 17-JUN 241: 29-AGO 314: 10-NOV
023: 23-ENE 096: 06-ABR 169: 18-JUN 242: 30-AGO 315: 11-NOV
024: 24-ENE 097: 07-ABR 170: 19-JUN 243: 31-AGO 316: 12-NOV
025: 25-ENE 098: 08-ABR 171: 20-JUN 244: 01-SEP 317: 13-NOV
026: 26-ENE 099: 09-ABR 172: 21-JUN 245: 02-SEP 318: 14-NOV
027: 27-ENE 100: 10-ABR 173: 22-JUN 246: 03-SEP 319: 15-NOV
028: 28-ENE 101: 11-ABR 174: 23-JUN 247: 04-SEP 320: 16-NOV
029: 29-ENE 102: 12-ABR 175: 24-JUN 248: 05-SEP 321: 17-NOV
030: 30-ENE 103: 13-ABR 176: 25-JUN 249: 06-SEP 322: 18-NOV
031: 31-ENE 104: 14-ABR 177: 26-JUN 250: 07-SEP 323: 19-NOV
032: 01-FEB 105: 15-ABR 178: 27-JUN 251: 08-SEP 324: 20-NOV
033: 02-FEB 106: 16-ABR 179: 28-JUN 252: 09-SEP 325: 21-NOV
034: 03-FEB 107: 17-ABR 180: 29-JUN 253: 10-SEP 326: 22-NOV
035: 04-FEB 108: 18-ABR 181: 30-JUN 254: 11-SEP 327: 23-NOV
036: 05-FEB 109: 19-ABR 182: 01-JUL 255: 12-SEP 328: 24-NOV
037: 06-FEB 110: 20-ABR 183: 02-JUL 256: 13-SEP 329: 25-NOV
038: 07-FEB 111: 21-ABR 184: 03-JUL 257: 14-SEP 330: 26-NOV
039: 08-FEB 112: 22-ABR 185: 04-JUL 258: 15-SEP 331: 27-NOV
040: 09-FEB 113: 23-ABR 186: 05-JUL 259: 16-SEP 332: 28-NOV
041: 10-FEB 114: 24-ABR 187: 06-JUL 260: 17-SEP 333: 29-NOV
042: 11-FEB 115: 25-ABR 188: 07-JUL 261: 18-SEP 334: 30-NOV
043: 12-FEB 116: 26-ABR 189: 08-JUL 262: 19-SEP 335: 01-DIC
044: 13-FEB 117: 27-ABR 190: 09-JUL 263: 20-SEP 336: 02-DIC
045: 14-FEB 118: 28-ABR 191: 10-JUL 264: 21-SEP 337: 03-DIC
046: 15-FEB 119: 29-ABR 192: 11-JUL 265: 22-SEP 338: 04-DIC
047: 16-FEB 120: 30-ABR 193: 12-JUL 266: 23-SEP 339: 05-DIC
048: 17-FEB 121: 01-MAY 194: 13-JUL 267: 24-SEP 340: 06-DIC
049: 18-FEB 122: 02-MAY 195: 14-JUL 268: 25-SEP 341: 07-DIC
050: 19-FEB 123: 03-MAY 196: 15-JUL 269: 26-SEP 342: 08-DIC
051: 20-FEB 124: 04-MAY 197: 16-JUL 270: 27-SEP 343: 09-DIC
052: 21-FEB 125: 05-MAY 198: 17-JUL 271: 28-SEP 344: 10-DIC
053: 22-FEB 126: 06-MAY 199: 18-JUL 272: 29-SEP 345: 11-DIC
054: 23-FEB 127: 07-MAY 200: 19-JUL 273: 30-SEP 346: 12-DIC
055: 24-FEB 128: 08-MAY 201: 20-JUL 274: 01-OCT 347: 13-DIC
056: 25-FEB 129: 09-MAY 202: 21-JUL 275: 02-OCT 348: 14-DIC
057: 26-FEB 130: 10-MAY 203: 22-JUL 276: 03-OCT 349: 15-DIC
058: 27-FEB 131: 11-MAY 204: 23-JUL 277: 04-OCT 350: 16-DIC
059: 28-FEB 132: 12-MAY 205: 24-JUL 278: 05-OCT 351: 17-DIC
060: 01-MAR 133: 13-MAY 206: 25-JUL 279: 06-OCT 352: 18-DIC
061: 02-MAR 134: 14-MAY 207: 26-JUL 280: 07-OCT 353: 19-DIC
062: 03-MAR 135: 15-MAY 208: 27-JUL 281: 08-OCT 354: 20-DIC
063: 04-MAR 136: 16-MAY 209: 28-JUL 282: 09-OCT 355: 21-DIC
064: 05-MAR 137: 17-MAY 210: 29-JUL 283: 10-OCT 356: 22-DIC
065: 06-MAR 138: 18-MAY 211: 30-JUL 284: 11-OCT 357: 23-DIC
066: 07-MAR 139: 19-MAY 212: 31-JUL 285: 12-OCT 358: 24-DIC
067: 08-MAR 140: 20-MAY 213: 01-AGO 286: 13-OCT 359: 25-DIC
068: 09-MAR 141: 21-MAY 214: 02-AGO 287: 14-OCT 360: 26-DIC
069: 10-MAR 142: 22-MAY 215: 03-AGO 288: 15-OCT 361: 27-DIC
070: 11-MAR 143: 23-MAY 216: 04-AGO 289: 16-OCT 362: 28-DIC
071: 12-MAR 144: 24-MAY 217: 05-AGO 290: 17-OCT 363: 29-DIC
072: 13-MAR 145: 25-MAY 218: 06-AGO 291: 18-OCT 364: 30-DIC
073: 14-MAR 146: 26-MAY 219: 07-AGO 292: 19-OCT 365: 31-DIC
14 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Tabla 4. Valores de diversas variables relacionadas con la incidencia de la radiación solar en fachadas verticales para
latitudes de 40° y 45°. LAT = Latitud. AZI = Azimut de la fachada. Nzmin = Día en que el ángulo del rayo con la
normal a la fachada (ángulo de incidencia) alcanza el valor mínimo. Hzmin = Hora que corresponde al ángulo de
incidencia mínimo. Zmin = Ángulo de incidencia mínimo (grados). Izmin = Irradiancia con el ángulo de incidencia
mínimo, (W/m2). Imax = Irradiancia máxima del año. Himax = Hora de la irradiancia máxima. Nimax = Día en
que se alcanza la máxima irradiancia del año.
Tabla 4 (continuación).
Tabla 5. Valores de la irradiancia, I, en W/m2, y el ángulo de incidencia del rayo, 2, en grados, el día 15 de cada mes
y a diversas horas, sobre una fachada vertical situada a 40° de latitud norte y desviada hacia el este un ángulo de 35°
(azimut –35°).
En un instante en que el Sol se encuentra en una posición definida por su azimut R y su altura ", la
longitud sobre el suelo horizontal de la sombra de un objeto de altura h será h/tan ", y la proyección de
dicha sombra sobre la línea Norte-Sur, trazada en el plano horizontal (meridiano del lugar), valdrá
Haciendo uso de las anteriores expresiones, resulta sencillo averiguar si la sombra de algún accidente
natural del terreno o de cualquier otro obstáculo (árboles, edificios, etc.) puede afectar a los paneles en
algún momento del día correspondiente al solsticio de invierno.
En el caso frecuente de existir varias filas de paneles paralelas entre sí, h será la altura del punto más
alto de una de las filas con relación al punto más bajo de la fila inmediatamente posterior.
Para que no exista sombreado, la distancia mínima entre filas (supuestas éstas orientadas hacia el
ecuador), deberá ser mayor que el valor d.
Una regla práctica, cuyo uso está bastante extendido, para determinar la distancia mínima entre filas
paralelas consiste en calcular la sombra al mediodía solar del solsticio de invierno y disponer las filas a
una distancia tal que, en ese momento, dicha sombra llegue justamente a la base de los paneles de la fila
posterior, pero sin que llegue a afectar a las células.
Como la altura solar al mediodía del solsticio de invierno en un lugar de latitud L (en valor absoluto)
vale (figura 4)
se concluye que, para satisfacer la regla expuesta, la distancia entre la proyección sobre el plano
horizontal de la arista superior de una fila de paneles y la proyección, también sobre el plano horizontal,
de la arista inferior de la fila posterior debe ser como mínimo igual a
d0 = h/tan " + l cos $ = l sen $/tan " + l cos $ = l (sen $/tan " + cos $) [4]
En el caso, que se da con frecuencia, de que la fila de captadores se disponga sobre un tejado
orientado hacia el ecuador e inclinado un ángulo $1 grados, resultará más práctico conocer, en vez de la
distancia d0 proyectada sobre la horizontal, la distancia d1 (figura 6) entre las filas, medida sobre la propia
superficie del tejado. En este caso la fórmula es:
Las anteriores expresiones son habitualmente utilizadas, e incluso han sido adoptadas por distintas
normativas y reglamentaciones técnicas, sobre todo referentes a captadores solares térmicos.
No obstante, se considera importante profundizar algo más en el tema del cálculo de sombras y hacer
algunas precisiones al respecto para el caso de paneles fotovoltaicos.
En efecto, aunque la distancia mínima d0 garantiza la ausencia de sombreado en los paneles incluso
en el día más desfavorable del año (solsticio de invierno), está calculada para las 12 horas solares
) precisamente cuando la sombra es más pequeña ), pero no para otras horas.
20 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Si se aplica la fórmula general d = h cos R /tan " y se introducen los valores del azimut y la altura
para otras horas (por ejemplo, para las once de la mañana o la una de la tarde), se comprueba que d es
mayor que d0, esto es, con una distancia entre filas igual a d0, puede producirse un sombreado en la parte
más baja de las filas, y esto ocurrirá no solamente en el día del solsticio de invierno, sino también en un
amplio intervalo de días (principalmente durante los meses de diciembre y enero, en el hemisferio norte).
Asimismo, si las filas de paneles no están orientadas hacia el ecuador, sino desviadas un cierto
ángulo (conocido como azimut del panel) hacia el Este o hacia el Oeste, puede producirse sombreado en
horas distintas a las que se produciría en el caso de filas orientadas hacia el ecuador.
Dicho sombreado, que en el caso de captadores térmicos no tendría más consecuencia que una
pequeña disminución en su rendimiento durante el invierno, puede revestir suma importancia en el caso
que nos ocupa de paneles fotovoltaicos, ya que, como se verá, un sombreado parcial de un módulo puede
arruinar casi totalmente sus prestaciones.
Así, por ejemplo, en el caso de un sistema conectado a red en el que la distancia entre filas se haya
calculado haciendo uso de las normas habituales para captadores, es posible que durante los meses de
diciembre y enero apenas pueda ser inyectada energía útil a la red, a pesar de que los paneles puedan
recibir en dichos meses una apreciable cantidad de radiación.
LA RADIACIÓN SOLAR 21
Si se desea ser riguroso, el cálculo de sombras deberá afrontarse mediante la expresión general, que
en el caso de filas paralelas de paneles que no estén necesariamente orientadas hacia el ecuador, sino
desviadas hacia el Este o al Oeste un ángulo (, es:
d = h cos (R – ()/tan " [7]
El ángulo de desviación (, también llamado, como se ha dicho, azimut del panel o de la superficie
considerada (no confundir con el azimut del Sol), adopta el mismo criterio de signos que el azimut solar,
es decir, es positivo si la desviación es hacia el Oeste y negativo si es hacia el Este. La distancia vertical
h es la diferencia de alturas entre la arista superior de una fila y la inferior de la fila posterior.
También en este caso, si se desea tener la expresión de la distancia horizontal d entre las bases de
las filas de paneles, bastará sumar el término correspondiente a la proyección horizontal de la longitud
l del panel, quedando:
d = h cos (R – ()/tan " + l cos $ [8]
d = l sen $ cos (R – ()/tan " + l cos $ = l [sen $ cos (R – ()/tan " + cos $ ] =
= l [sen " cos $ + cos " sen $ cos (R – ()] / sen " [9]
Una interesante propiedad de las anteriores expresiones es que son también válidas para sombras
proyectadas sobre fachadas verticales por paneles instalados “tipo toldo” que formen un ángulo $ con
respecto al plano de la fachada, sin más que sustituir tan" por 1/tan" y cos(R – () por 1/cos(R – ().
Una expresión válida para un tejado inclinado un ángulo $1 y con una orientación cualquiera, que
forme un ángulo ( con el meridiano del lugar, siempre que los paneles se dispongan sobre el tejado con
la misma orientación que éste, es la siguiente:
d = l cos $1 [sen" cos $ + cos" sen $ cos (R – ()] / [sen" cos $1 + cos" sen $1 cos (R – ()] [10]
siendo d la distancia entre bases de filas, medida proyectándola sobre un plano horizontal, que tendría que
haber para que no se produjese sombreado en el momento en que el azimut del Sol fuera R. La distancia
d1, medida sobre el propio plano inclinado, se obtiene dividiendo d entre cos $1.
Lógicamente, $1 debe ser menor que el ángulo $ que forme el panel con la horizontal.
La fórmula anterior sirve también para planos horizontales, haciendo $1 = 0, o para orientación hacia
el ecuador, haciendo ( = 0.
En la práctica, solamente es necesario utilizar las expresiones generales anteriores a partir de
posiciones del Sol, determinadas por su azimut R y su altura ", que hagan que el ángulo 2 que forma el
rayo con la recta normal a la superficie del panel sea inferior a un cierto valor (por ejemplo, 70° u 80°).
Para ángulos mayores, los rayos inciden tan oblicuos con respecto a la superficie del panel que la
componente de la radiación directa proyectada sería tan pequeña que poco importaría que se produjese o
no sombreado.
La expresión general para dicho ángulo 2 es la siguiente:
cos 2 = cos " cos (R –() sen $ + sen " cos $ [11]
Un criterio razonable es exigir que cos 2 $ 0,25 (2 # 75,5°) para el caso de captadores térmicos y
cos 2 $ 0,13 (2 # 82,5°) para paneles fotovoltaicos. La razón por la que el ángulo debe ser menor para
captadores térmicos es que éstos requieren un cierto valor umbral de intensidad de radiación incidente
para poder comenzar a trabajar (en torno a 200 W/m2, dependiendo de las características del captador en
concreto), mientras que los paneles fotovoltaicos comienzan a producir energía eléctrica útil con
irradiancias mucho más bajas.
Además, es preciso tener en cuenta otra limitación a la hora de calcular d, referente a los posibles
valores mínimos de la altura solar ". Evidentemente, las sombras serán más largas para alturas solares
muy pequeñas, pero en la práctica para valores de " muy bajos, aun en condiciones de cielo claro y sin
ningún obstáculo en el horizonte, la irradiancia solar directa es muy pequeña, debido a que los rayos
deben recorrer un camino en la atmósfera muy largo (deben atravesar una gran masa de aire), y son
absorbidos y dispersados fuertemente.
Una altura solar inferior a 7° (para captadores térmicos) y a 4° (para paneles fotovoltaicos) se puede
considerar prácticamente inútil a efectos de aprovechamiento energético, y no debe ser tenida, por tanto,
en cuenta para el cálculo de posibles sombras.
En la práctica, dicha altura mínima a considerar será bastante superior (el doble o más), debido a
que, excepto en el caso de horizontes marinos, en el horizonte casi siempre hay obstáculos naturales o
artificiales que impiden ver el Sol cuando éste se encuentra a baja altura.
Así pues, es necesario hacer un estudio previo de los lugares por donde el Sol sale y se oculta
) particularmente en el día del solsticio de invierno ) para poder determinar o estimar la altura mínima
a partir de la cual se considere que puede incidir energía útil sobre los paneles.
Una vez haya sido determinada dicha altura solar mínima, y consultadas las tablas azimut-altura, o
bien haciendo uso de las fórmulas generales que relacionan ambas variables (normalmente mediante un
programa de ordenador), se halla el valor del azimut que corresponda a dicha altura mínima. Con dicho
par de variables R y ", ya se puede calcular d.
LA RADIACIÓN SOLAR 23
La relación general entre R y " está definida por el siguiente par de ecuaciones (tabla 2):
siendo * la declinación solar, que se puede calcular con bastante aproximación mediante la expresión:
* = 23,45° sen (0,973 N – 77,84) [14]
siendo N el número de orden del día en el año.
L es la latitud del lugar y T es el ángulo horario, cuyo valor en grados coincide con el número de
horas de diferencia entre el instante considerado y el mediodía solar, multiplicado por 15.
Otra útil expresión para R, que se puede deducir, como ya se ha demostrado anteriormente,
combinando las ecuaciones [12] y [13] es:
cos R = (sen L sen " – sen *) /(cos L cos ") [15]
El valor límite de 4° para la altura solar, aplicable en caso de que el horizonte sea totalmente llano,
implicará distancias entre filas muy grandes, que no siempre pueden llevarse a la práctica por falta de
suficiente espacio para ubicar el campo completo de paneles. Por ello, a veces hay que recurrir a elevar
la altura de una fila con respecto a la anterior, lo que encarece la estructura soporte. Dependiendo de la
magnitud de la instalación y del espacio disponible, suele llegarse a un compromiso entre la distancia
ideal entre filas y la separación que finalmente se decide adoptar.
Como recomendación práctica, válida para latitudes en torno a los 40°, al menos debería exigirse
una distancia entre filas que garantice la ausencia de sombras parciales durante un intervalo de cuatro
horas de duración en el día del solsticio de invierno. Esta regla, en el caso de paneles orientados hacia
el ecuador, implica el aprovechamiento máximo de la energía desde las 10 a.m. hasta las 2 p.m. (horas
solares) en dicho día.
Para otras latitudes, se recomienda garantizar un número de horas sin sombra mínimo igual a 14 – L/4.
Como ejemplo comparativo, se va a calcular la distancia entre filas aplicando la norma simple de
la sombra en el mediodía solar y también aplicando la exigencia anterior.
Se considera un caso que se puede calificar de bastante típico en España. Se trata de un campo
formado por varias filas de paneles paralelas entre sí y orientadas hacia el Sur. La inclinación de la fila
es de 50° y la latitud del lugar es de 40°. La arista inclinada de las filas tiene una longitud de 2 metros.
Se aplicará la fórmula general particularizada para las condiciones descritas ($ = 50°, ( = 0, $1 = 0),
primeramente para el mediodía solar (R = 0, " = 66,55° – 40° = 26,55°):
Ahora se considerarán las 10 horas solares (T = 30°). Mediante las tablas o el software apropiado,
se averigua que el azimut y la altura a dicha hora valen aproximadamente: R = 29°, " = 21°.
Sustituyendo, se obtiene:
d = 2 [sen 50° cos 29° + cos 50° tan 21°] / tan 21° = 4,78 m
Los resultados anteriores muestran que, si se dimensiona teniendo en cuenta únicamente la hora del
mediodía solar, a las 10 horas (y a las 14 horas) la sombra penetrará 4,78 – 4,35 = 0,43 m en horizontal
sobre todas la filas a partir de la segunda.
Para calcular la anchura de la franja de sombra en la parte inferior del panel, basta considerar la
proyección de " (ángulo de altura solar) sobre el plano vertical en la dirección norte-sur. La relación entre
dicha proyección, "p (ver figura 3), y " vale:
24 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Por lo tanto, y tal como se detalla en la figura 8, la franja de sombra en la parte inferior del panel
tendrá una anchura de
0,43 sen 23,7°/sen (23,7° + 50°) = 0,18 m
Esos 18 cm de sombreado a lo largo de todo el panel pueden reducir en gran medida su capacidad
de generación de electricidad.
Tabla 6. Distancia mínima, d1 (medida sobre la propia cubierta), entre las bases de las filas de paneles montados
sobre una cubierta inclinada un ángulo $1 y desviada de la dirección norte-sur un ángulo (.
Se supone que los paneles también tienen una desviación igual a (, es decir, las filas están dispuestas paralelamente
a la arista longitudinal del tejado o cubierta (y, por tanto, perpendicularmente a la línea de máxima pendiente), como
es bastante habitual.
El criterio seguido para calcular la distancia mínima entre filas es que, en el día de solsticio de invierno, no han de
producirse sombras de unas filas sobre otras cuando el azimut solar sea de +30° ó !30° (se tomará el mismo signo
que el del azimut ( de la cubierta), lo que corresponde a unas dos horas antes o después del mediodía solar y a una
altura solar de aproximadamente 20°.
Aunque los valores están calculados para una latitud de 40°, pueden ser también válidos para latitudes entre 37° y
43°, ya que la variación es muy pequeña, siendo la distancia ligeramente menor si la latitud es menor de 40° y
ligeramente mayor en caso contrario.
La distancia está expresada como un múltiplo de la longitud de la arista inclinada del panel (la que forma un ángulo
$ con el plano horizontal), por lo que la distancia real será el producto del valor indicado en la tabla y la longitud
de dicha arista. Para valores de la tabla menores de uno, es decir, cuando $ < $1 (paneles en voladizo), puede
producirse sombreado en torno al solsticio de verano.
( = 0º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º
$
0º 1,00 0,84 0,72 0,64 0,58 0,53 0,49 0,47 0,44 0,43 0,41 0,40 0,40
5º 1,19 1,00 0,86 0,76 0,69 0,63 0,59 0,56 0,53 0,51 0,49 0,48 0,48
10º 1,38 1,16 1,00 0,89 0,80 0,73 0,68 0,64 0,61 0,59 0,57 0,56 0,55
15º 1,56 1,31 1,13 1,00 0,90 0,83 0,77 0,73 0,69 0,67 0,65 0,63 0,62
20º 1,73 1,45 1,25 1,11 1,00 0,92 0,85 0,81 0,77 0,74 0,72 0,70 0,69
25º 1,88 1,58 1,36 1,21 1,09 1,00 0,93 0,88 0,84 0,80 0,78 0,76 0,75
30º 2,02 1,69 1,46 1,29 1,17 1,07 1,00 0,94 0,90 0,86 0,84 0,82 0,81
35º 2,15 1,80 1,55 1,37 1,24 1,14 1,06 1,00 0,95 0,92 0,89 0,87 0,86
40º 2,26 1,89 1,63 1,44 1,30 1,20 1,11 1,05 1,00 0,96 0,93 0,91 0,90
45º 2,35 1,96 1,70 1,50 1,36 1,25 1,16 1,09 1,04 1,00 0,97 0,95 0,94
50º 2,42 2,03 1,75 1,55 1,40 1,28 1,20 1,13 1,07 1,03 1,00 0,98 0,96
55º 2,47 2,07 1,79 1,58 1,43 1,31 1,22 1,15 1,10 1,05 1,02 1,00 0,99
60º 2,51 2,10 1,81 1,61 1,45 1,33 1,24 1,17 1,11 1,07 1,04 1,01 1,00
65º 2,53 2,11 1,83 1,62 1,46 1,34 1,25 1,18 1,12 1,08 1,04 1,02 1,01
70º 2,52 2,11 1,82 1,61 1,46 1,34 1,25 1,17 1,12 1,08 1,04 1,02 1,01
75º 2,50 2,09 1,81 1,60 1,45 1,33 1,24 1,16 1,11 1,07 1,03 1,01 1,00
80º 2,46 2,06 1,78 1,57 1,42 1,31 1,22 1,15 1,09 1,05 1,02 0,99 0,98
85º 2,40 2,01 1,73 1,54 1,39 1,27 1,19 1,12 1,06 1,02 0,99 0,97 0,96
90º 2,32 1,94 1,68 1,49 1,34 1,23 1,15 1,08 1,03 0,99 0,96 0,94 0,93
( = 5º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º
$
0º 1,00 0,83 0,71 0,63 0,57 0,52 0,48 0,45 0,43 0,41 0,40 0,39 0,38
5º 1,20 1,00 0,86 0,76 0,68 0,62 0,58 0,54 0,52 0,50 0,48 0,47 0,46
10º 1,40 1,17 1,00 0,88 0,79 0,73 0,68 0,63 0,60 0,58 0,56 0,55 0,54
15º 1,59 1,32 1,13 1,00 0,90 0,82 0,77 0,72 0,68 0,66 0,64 0,62 0,61
20º 1,77 1,47 1,26 1,11 1,00 0,92 0,85 0,80 0,76 0,73 0,71 0,69 0,68
25º 1,93 1,60 1,38 1,21 1,09 1,00 0,93 0,87 0,83 0,80 0,77 0,75 0,74
30º 2,08 1,73 1,48 1,31 1,18 1,08 1,00 0,94 0,89 0,86 0,83 0,81 0,80
35º 2,21 1,83 1,57 1,39 1,25 1,15 1,06 1,00 0,95 0,91 0,88 0,86 0,85
40º 2,32 1,93 1,66 1,46 1,32 1,20 1,12 1,05 1,00 0,96 0,93 0,91 0,89
45º 2,42 2,01 1,73 1,52 1,37 1,26 1,17 1,10 1,04 1,00 0,97 0,95 0,93
50º 2,50 2,08 1,78 1,57 1,42 1,30 1,20 1,13 1,08 1,03 1,00 0,98 0,96
55º 2,56 2,13 1,83 1,61 1,45 1,33 1,23 1,16 1,10 1,06 1,02 1,00 0,98
60º 2,60 2,16 1,85 1,64 1,47 1,35 1,25 1,18 1,12 1,07 1,04 1,02 1,00
65º 2,62 2,18 1,87 1,65 1,48 1,36 1,26 1,19 1,13 1,08 1,05 1,02 1,01
70º 2,62 2,18 1,87 1,65 1,48 1,36 1,26 1,19 1,13 1,08 1,05 1,02 1,01
75º 2,60 2,16 1,86 1,64 1,47 1,35 1,25 1,18 1,12 1,08 1,04 1,02 1,00
80º 2,56 2,13 1,83 1,61 1,45 1,33 1,23 1,16 1,10 1,06 1,03 1,00 0,99
85º 2,51 2,08 1,79 1,58 1,42 1,30 1,21 1,13 1,08 1,03 1,00 0,98 0,96
90º 2,43 2,02 1,73 1,53 1,37 1,26 1,17 1,10 1,05 1,00 0,97 0,95 0,93
26 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
( = 10º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º
$
0º 1,00 0,83 0,71 0,62 0,56 0,51 0,47 0,44 0,42 0,40 0,39 0,38 0,37
5º 1,21 1,00 0,85 0,75 0,67 0,62 0,57 0,54 0,51 0,49 0,47 0,46 0,45
10º 1,42 1,17 1,00 0,88 0,79 0,72 0,67 0,63 0,60 0,57 0,55 0,54 0,53
15º 1,61 1,33 1,14 1,00 0,90 0,82 0,76 0,71 0,68 0,65 0,63 0,61 0,60
20º 1,80 1,48 1,27 1,11 1,00 0,91 0,85 0,80 0,75 0,72 0,70 0,68 0,67
25º 1,97 1,62 1,39 1,22 1,09 1,00 0,93 0,87 0,83 0,79 0,77 0,75 0,73
30º 2,12 1,75 1,50 1,31 1,18 1,08 1,00 0,94 0,89 0,85 0,83 0,81 0,79
35º 2,26 1,87 1,59 1,40 1,26 1,15 1,07 1,00 0,95 0,91 0,88 0,86 0,84
40º 2,38 1,97 1,68 1,48 1,33 1,21 1,12 1,05 1,00 0,96 0,93 0,90 0,89
45º 2,48 2,05 1,75 1,54 1,38 1,26 1,17 1,10 1,04 1,00 0,97 0,94 0,93
50º 2,57 2,12 1,81 1,59 1,43 1,31 1,21 1,14 1,08 1,03 1,00 0,98 0,96
55º 2,63 2,17 1,86 1,63 1,47 1,34 1,24 1,17 1,11 1,06 1,03 1,00 0,98
60º 2,68 2,21 1,89 1,66 1,49 1,36 1,26 1,19 1,12 1,08 1,04 1,02 1,00
65º 2,70 2,23 1,91 1,68 1,50 1,37 1,27 1,20 1,14 1,09 1,05 1,03 1,01
70º 2,71 2,23 1,91 1,68 1,51 1,38 1,28 1,20 1,14 1,09 1,05 1,03 1,01
75º 2,69 2,22 1,90 1,67 1,50 1,37 1,27 1,19 1,13 1,08 1,05 1,02 1,00
80º 2,65 2,19 1,87 1,64 1,48 1,35 1,25 1,17 1,11 1,07 1,03 1,01 0,99
85º 2,59 2,14 1,83 1,61 1,44 1,32 1,22 1,15 1,09 1,04 1,01 0,99 0,97
90º 2,52 2,08 1,78 1,56 1,40 1,28 1,19 1,11 1,06 1,01 0,98 0,96 0,94
( = 15º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º
$
0º 1,00 0,82 0,70 0,61 0,55 0,50 0,46 0,43 0,41 0,39 0,38 0,37 0,37
5º 1,22 1,00 0,85 0,75 0,67 0,61 0,56 0,53 0,50 0,48 0,46 0,45 0,44
10º 1,43 1,17 1,00 0,88 0,79 0,72 0,66 0,62 0,59 0,56 0,55 0,53 0,52
15º 1,63 1,34 1,14 1,00 0,90 0,82 0,76 0,71 0,67 0,64 0,62 0,61 0,60
20º 1,82 1,50 1,27 1,12 1,00 0,91 0,84 0,79 0,75 0,72 0,69 0,68 0,66
25º 2,00 1,64 1,40 1,22 1,10 1,00 0,93 0,87 0,82 0,79 0,76 0,74 0,73
30º 2,16 1,77 1,51 1,32 1,18 1,08 1,00 0,94 0,89 0,85 0,82 0,80 0,79
35º 2,30 1,89 1,61 1,41 1,26 1,15 1,07 1,00 0,95 0,91 0,88 0,85 0,84
40º 2,43 1,99 1,70 1,49 1,33 1,22 1,13 1,05 1,00 0,96 0,93 0,90 0,89
45º 2,53 2,08 1,77 1,55 1,39 1,27 1,18 1,10 1,04 1,00 0,97 0,94 0,93
50º 2,62 2,15 1,83 1,61 1,44 1,31 1,22 1,14 1,08 1,03 1,00 0,97 0,96
55º 2,69 2,21 1,88 1,65 1,48 1,35 1,25 1,17 1,11 1,06 1,03 1,00 0,98
60º 2,74 2,25 1,92 1,68 1,50 1,37 1,27 1,19 1,13 1,08 1,04 1,02 1,00
65º 2,77 2,27 1,93 1,70 1,52 1,39 1,28 1,20 1,14 1,09 1,05 1,03 1,01
70º 2,77 2,28 1,94 1,70 1,52 1,39 1,29 1,21 1,14 1,09 1,06 1,03 1,01
75º 2,76 2,27 1,93 1,69 1,51 1,38 1,28 1,20 1,14 1,09 1,05 1,02 1,01
80º 2,72 2,24 1,90 1,67 1,49 1,36 1,26 1,18 1,12 1,07 1,04 1,01 0,99
85º 2,66 2,19 1,86 1,63 1,46 1,34 1,24 1,16 1,10 1,05 1,02 0,99 0,97
90º 2,59 2,13 1,81 1,59 1,42 1,30 1,20 1,13 1,07 1,02 0,99 0,96 0,94
( = 20º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º
$
0º 1,00 0,82 0,70 0,61 0,54 0,50 0,46 0,43 0,41 0,39 0,38 0,37 0,36
5º 1,22 1,00 0,85 0,74 0,66 0,61 0,56 0,52 0,50 0,48 0,46 0,45 0,44
10º 1,44 1,18 1,00 0,87 0,78 0,71 0,66 0,62 0,59 0,56 0,54 0,53 0,52
15º 1,64 1,35 1,14 1,00 0,89 0,82 0,75 0,71 0,67 0,64 0,62 0,60 0,59
20º 1,84 1,50 1,28 1,12 1,00 0,91 0,84 0,79 0,75 0,72 0,69 0,67 0,66
25º 2,02 1,65 1,40 1,23 1,10 1,00 0,92 0,87 0,82 0,79 0,76 0,74 0,72
30º 2,18 1,79 1,52 1,33 1,19 1,08 1,00 0,94 0,89 0,85 0,82 0,80 0,78
35º 2,33 1,91 1,62 1,42 1,27 1,15 1,07 1,00 0,95 0,91 0,88 0,85 0,84
40º 2,46 2,01 1,71 1,50 1,34 1,22 1,13 1,06 1,00 0,96 0,92 0,90 0,88
45º 2,57 2,10 1,79 1,56 1,40 1,27 1,18 1,10 1,05 1,00 0,97 0,94 0,92
50º 2,66 2,18 1,85 1,62 1,45 1,32 1,22 1,14 1,08 1,04 1,00 0,97 0,96
55º 2,73 2,24 1,90 1,66 1,49 1,35 1,25 1,17 1,11 1,06 1,03 1,00 0,98
60º 2,78 2,28 1,93 1,69 1,51 1,38 1,28 1,19 1,13 1,08 1,05 1,02 1,00
65º 2,81 2,30 1,95 1,71 1,53 1,39 1,29 1,21 1,14 1,09 1,06 1,03 1,01
70º 2,82 2,31 1,96 1,71 1,53 1,40 1,29 1,21 1,15 1,10 1,06 1,03 1,01
75º 2,81 2,30 1,95 1,71 1,53 1,39 1,29 1,20 1,14 1,09 1,05 1,03 1,01
80º 2,77 2,27 1,93 1,69 1,51 1,37 1,27 1,19 1,13 1,08 1,04 1,01 1,00
85º 2,71 2,22 1,89 1,65 1,48 1,35 1,24 1,17 1,10 1,06 1,02 0,99 0,98
90º 2,64 2,16 1,83 1,60 1,44 1,31 1,21 1,13 1,07 1,03 0,99 0,97 0,95
LA RADIACIÓN SOLAR 27
( = 25º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º
$
0º 1,00 0,82 0,69 0,61 0,54 0,49 0,46 0,43 0,40 0,39 0,37 0,36 0,36
5º 1,22 1,00 0,85 0,74 0,66 0,60 0,56 0,52 0,49 0,47 0,46 0,44 0,44
10º 1,44 1,18 1,00 0,87 0,78 0,71 0,66 0,62 0,58 0,56 0,54 0,52 0,51
15º 1,65 1,35 1,14 1,00 0,89 0,81 0,75 0,70 0,67 0,64 0,62 0,60 0,59
20º 1,85 1,51 1,28 1,12 1,00 0,91 0,84 0,79 0,75 0,71 0,69 0,67 0,66
25º 2,03 1,66 1,41 1,23 1,10 1,00 0,92 0,87 0,82 0,78 0,76 0,74 0,72
30º 2,20 1,79 1,52 1,33 1,19 1,08 1,00 0,94 0,89 0,85 0,82 0,80 0,78
35º 2,35 1,92 1,62 1,42 1,27 1,16 1,07 1,00 0,95 0,91 0,87 0,85 0,84
40º 2,48 2,02 1,72 1,50 1,34 1,22 1,13 1,06 1,00 0,96 0,92 0,90 0,88
45º 2,59 2,12 1,79 1,57 1,40 1,28 1,18 1,10 1,05 1,00 0,97 0,94 0,92
50º 2,68 2,19 1,86 1,62 1,45 1,32 1,22 1,14 1,08 1,04 1,00 0,97 0,96
55º 2,76 2,25 1,91 1,67 1,49 1,36 1,26 1,18 1,11 1,06 1,03 1,00 0,98
60º 2,81 2,29 1,95 1,70 1,52 1,38 1,28 1,20 1,13 1,08 1,05 1,02 1,00
65º 2,84 2,32 1,97 1,72 1,54 1,40 1,29 1,21 1,15 1,10 1,06 1,03 1,01
70º 2,85 2,33 1,97 1,72 1,54 1,40 1,30 1,21 1,15 1,10 1,06 1,03 1,01
75º 2,83 2,32 1,96 1,72 1,53 1,40 1,29 1,21 1,14 1,09 1,06 1,03 1,01
80º 2,80 2,29 1,94 1,70 1,52 1,38 1,28 1,19 1,13 1,08 1,04 1,02 1,00
85º 2,74 2,24 1,90 1,66 1,49 1,35 1,25 1,17 1,11 1,06 1,02 1,00 0,98
90º 2,67 2,18 1,85 1,62 1,44 1,31 1,22 1,14 1,08 1,03 0,99 0,97 0,95
( = 30º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º
$
0º 1,00 0,82 0,69 0,60 0,54 0,49 0,45 0,43 0,40 0,38 0,37 0,36 0,35
5º 1,22 1,00 0,85 0,74 0,66 0,60 0,56 0,52 0,49 0,47 0,46 0,44 0,43
10º 1,45 1,18 1,00 0,87 0,78 0,71 0,66 0,61 0,58 0,56 0,54 0,52 0,51
15º 1,65 1,35 1,14 1,00 0,89 0,81 0,75 0,70 0,67 0,64 0,61 0,60 0,59
20º 1,85 1,51 1,28 1,12 1,00 0,91 0,84 0,79 0,75 0,71 0,69 0,67 0,66
25º 2,03 1,66 1,41 1,23 1,10 1,00 0,92 0,86 0,82 0,78 0,76 0,74 0,72
30º 2,20 1,80 1,52 1,33 1,19 1,08 1,00 0,94 0,89 0,85 0,82 0,80 0,78
35º 2,35 1,92 1,63 1,42 1,27 1,16 1,07 1,00 0,95 0,91 0,87 0,85 0,83
40º 2,48 2,03 1,72 1,50 1,34 1,22 1,13 1,06 1,00 0,96 0,92 0,90 0,88
45º 2,60 2,12 1,80 1,57 1,40 1,28 1,18 1,10 1,05 1,00 0,97 0,94 0,92
50º 2,69 2,20 1,86 1,63 1,45 1,32 1,22 1,14 1,08 1,04 1,00 0,97 0,96
55º 2,76 2,26 1,91 1,67 1,49 1,36 1,26 1,18 1,11 1,06 1,03 1,00 0,98
60º 2,82 2,30 1,95 1,70 1,52 1,39 1,28 1,20 1,13 1,08 1,05 1,02 1,00
65º 2,85 2,32 1,97 1,72 1,54 1,40 1,29 1,21 1,15 1,10 1,06 1,03 1,01
70º 2,86 2,33 1,98 1,73 1,54 1,40 1,30 1,22 1,15 1,10 1,06 1,03 1,01
75º 2,84 2,32 1,97 1,72 1,54 1,40 1,29 1,21 1,15 1,10 1,06 1,03 1,01
80º 2,81 2,29 1,94 1,70 1,52 1,38 1,28 1,20 1,13 1,08 1,04 1,02 1,00
85º 2,75 2,25 1,91 1,66 1,49 1,35 1,25 1,17 1,11 1,06 1,02 1,00 0,98
90º 2,68 2,19 1,85 1,62 1,45 1,32 1,22 1,14 1,08 1,03 1,00 0,97 0,95
( = 35º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º
$
0º 1,00 0,82 0,69 0,61 0,54 0,49 0,46 0,43 0,40 0,39 0,37 0,36 0,36
5º 1,22 1,00 0,85 0,74 0,66 0,60 0,56 0,52 0,49 0,47 0,46 0,44 0,44
10º 1,44 1,18 1,00 0,87 0,78 0,71 0,66 0,62 0,58 0,56 0,54 0,52 0,51
15º 1,65 1,35 1,14 1,00 0,89 0,81 0,75 0,70 0,67 0,64 0,62 0,60 0,59
20º 1,85 1,51 1,28 1,12 1,00 0,91 0,84 0,79 0,75 0,71 0,69 0,67 0,66
25º 2,03 1,66 1,41 1,23 1,10 1,00 0,92 0,87 0,82 0,78 0,76 0,74 0,72
30º 2,20 1,79 1,52 1,33 1,19 1,08 1,00 0,94 0,89 0,85 0,82 0,80 0,78
35º 2,35 1,92 1,62 1,42 1,27 1,16 1,07 1,00 0,95 0,91 0,87 0,85 0,84
40º 2,48 2,02 1,72 1,50 1,34 1,22 1,13 1,06 1,00 0,96 0,92 0,90 0,88
45º 2,59 2,12 1,79 1,57 1,40 1,28 1,18 1,10 1,05 1,00 0,97 0,94 0,92
50º 2,68 2,19 1,86 1,62 1,45 1,32 1,22 1,14 1,08 1,04 1,00 0,97 0,96
55º 2,76 2,25 1,91 1,67 1,49 1,36 1,26 1,18 1,11 1,06 1,03 1,00 0,98
60º 2,81 2,29 1,95 1,70 1,52 1,38 1,28 1,20 1,13 1,08 1,05 1,02 1,00
65º 2,84 2,32 1,97 1,72 1,54 1,40 1,29 1,21 1,15 1,10 1,06 1,03 1,01
70º 2,85 2,33 1,97 1,72 1,54 1,40 1,30 1,21 1,15 1,10 1,06 1,03 1,01
75º 2,83 2,32 1,96 1,72 1,53 1,40 1,29 1,21 1,14 1,09 1,06 1,03 1,01
80º 2,80 2,29 1,94 1,70 1,52 1,38 1,28 1,19 1,13 1,08 1,04 1,02 1,00
85º 2,74 2,24 1,90 1,66 1,49 1,35 1,25 1,17 1,11 1,06 1,02 1,00 0,98
90º 2,67 2,18 1,85 1,62 1,44 1,31 1,22 1,14 1,08 1,03 0,99 0,97 0,95
28 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
( = 40º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º
$
0º 1,00 0,82 0,70 0,61 0,54 0,50 0,46 0,43 0,41 0,39 0,38 0,37 0,36
5º 1,22 1,00 0,85 0,74 0,66 0,61 0,56 0,52 0,50 0,48 0,46 0,45 0,44
10º 1,44 1,18 1,00 0,87 0,78 0,71 0,66 0,62 0,59 0,56 0,54 0,53 0,52
15º 1,64 1,35 1,14 1,00 0,89 0,82 0,75 0,71 0,67 0,64 0,62 0,60 0,59
20º 1,84 1,50 1,28 1,12 1,00 0,91 0,84 0,79 0,75 0,72 0,69 0,67 0,66
25º 2,02 1,65 1,40 1,23 1,10 1,00 0,92 0,87 0,82 0,79 0,76 0,74 0,72
30º 2,18 1,79 1,52 1,33 1,19 1,08 1,00 0,94 0,89 0,85 0,82 0,80 0,78
35º 2,33 1,91 1,62 1,42 1,27 1,15 1,07 1,00 0,95 0,91 0,88 0,85 0,84
40º 2,46 2,01 1,71 1,50 1,34 1,22 1,13 1,06 1,00 0,96 0,92 0,90 0,88
45º 2,57 2,10 1,79 1,56 1,40 1,27 1,18 1,10 1,05 1,00 0,97 0,94 0,92
50º 2,66 2,18 1,85 1,62 1,45 1,32 1,22 1,14 1,08 1,04 1,00 0,97 0,96
55º 2,73 2,24 1,90 1,66 1,49 1,35 1,25 1,17 1,11 1,06 1,03 1,00 0,98
60º 2,78 2,28 1,93 1,69 1,51 1,38 1,28 1,19 1,13 1,08 1,05 1,02 1,00
65º 2,81 2,30 1,95 1,71 1,53 1,39 1,29 1,21 1,14 1,09 1,06 1,03 1,01
70º 2,82 2,31 1,96 1,71 1,53 1,40 1,29 1,21 1,15 1,10 1,06 1,03 1,01
75º 2,81 2,30 1,95 1,71 1,53 1,39 1,29 1,20 1,14 1,09 1,05 1,03 1,01
80º 2,77 2,27 1,93 1,69 1,51 1,37 1,27 1,19 1,13 1,08 1,04 1,01 1,00
85º 2,71 2,22 1,89 1,65 1,48 1,35 1,24 1,17 1,10 1,06 1,02 0,99 0,98
90º 2,64 2,16 1,83 1,60 1,44 1,31 1,21 1,13 1,07 1,03 0,99 0,97 0,95
( = 45º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º
$
0º 1,00 0,82 0,70 0,61 0,55 0,50 0,46 0,43 0,41 0,39 0,38 0,37 0,37
5º 1,22 1,00 0,85 0,75 0,67 0,61 0,56 0,53 0,50 0,48 0,46 0,45 0,44
10º 1,43 1,17 1,00 0,88 0,79 0,72 0,66 0,62 0,59 0,56 0,55 0,53 0,52
15º 1,63 1,34 1,14 1,00 0,90 0,82 0,76 0,71 0,67 0,64 0,62 0,61 0,60
20º 1,82 1,50 1,27 1,12 1,00 0,91 0,84 0,79 0,75 0,72 0,69 0,68 0,66
25º 2,00 1,64 1,40 1,22 1,10 1,00 0,93 0,87 0,82 0,79 0,76 0,74 0,73
30º 2,16 1,77 1,51 1,32 1,18 1,08 1,00 0,94 0,89 0,85 0,82 0,80 0,79
35º 2,30 1,89 1,61 1,41 1,26 1,15 1,07 1,00 0,95 0,91 0,88 0,85 0,84
40º 2,43 1,99 1,70 1,49 1,33 1,22 1,13 1,05 1,00 0,96 0,93 0,90 0,89
45º 2,53 2,08 1,77 1,55 1,39 1,27 1,18 1,10 1,04 1,00 0,97 0,94 0,93
50º 2,62 2,15 1,83 1,61 1,44 1,31 1,22 1,14 1,08 1,03 1,00 0,97 0,96
55º 2,69 2,21 1,88 1,65 1,48 1,35 1,25 1,17 1,11 1,06 1,03 1,00 0,98
60º 2,74 2,25 1,92 1,68 1,50 1,37 1,27 1,19 1,13 1,08 1,04 1,02 1,00
65º 2,77 2,27 1,93 1,70 1,52 1,39 1,28 1,20 1,14 1,09 1,05 1,03 1,01
70º 2,77 2,28 1,94 1,70 1,52 1,39 1,29 1,21 1,14 1,09 1,06 1,03 1,01
75º 2,76 2,27 1,93 1,69 1,51 1,38 1,28 1,20 1,14 1,09 1,05 1,02 1,01
80º 2,72 2,24 1,90 1,67 1,49 1,36 1,26 1,18 1,12 1,07 1,04 1,01 0,99
85º 2,66 2,19 1,86 1,63 1,46 1,34 1,24 1,16 1,10 1,05 1,02 0,99 0,97
90º 2,59 2,13 1,81 1,59 1,42 1,30 1,20 1,13 1,07 1,02 0,99 0,96 0,94
( = 50º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º
$
0º 1,00 0,83 0,71 0,62 0,56 0,51 0,47 0,44 0,42 0,40 0,39 0,38 0,37
5º 1,21 1,00 0,85 0,75 0,67 0,62 0,57 0,54 0,51 0,49 0,47 0,46 0,45
10º 1,42 1,17 1,00 0,88 0,79 0,72 0,67 0,63 0,60 0,57 0,55 0,54 0,53
15º 1,61 1,33 1,14 1,00 0,90 0,82 0,76 0,71 0,68 0,65 0,63 0,61 0,60
20º 1,80 1,48 1,27 1,11 1,00 0,91 0,85 0,80 0,75 0,72 0,70 0,68 0,67
25º 1,97 1,62 1,39 1,22 1,09 1,00 0,93 0,87 0,83 0,79 0,77 0,75 0,73
30º 2,12 1,75 1,50 1,31 1,18 1,08 1,00 0,94 0,89 0,85 0,83 0,81 0,79
35º 2,26 1,87 1,59 1,40 1,26 1,15 1,07 1,00 0,95 0,91 0,88 0,86 0,84
40º 2,38 1,97 1,68 1,48 1,33 1,21 1,12 1,05 1,00 0,96 0,93 0,90 0,89
45º 2,48 2,05 1,75 1,54 1,38 1,26 1,17 1,10 1,04 1,00 0,97 0,94 0,93
50º 2,57 2,12 1,81 1,59 1,43 1,31 1,21 1,14 1,08 1,03 1,00 0,98 0,96
55º 2,63 2,17 1,86 1,63 1,47 1,34 1,24 1,17 1,11 1,06 1,03 1,00 0,98
60º 2,68 2,21 1,89 1,66 1,49 1,36 1,26 1,19 1,12 1,08 1,04 1,02 1,00
65º 2,70 2,23 1,91 1,68 1,50 1,37 1,27 1,20 1,14 1,09 1,05 1,03 1,01
70º 2,71 2,23 1,91 1,68 1,51 1,38 1,28 1,20 1,14 1,09 1,05 1,03 1,01
75º 2,69 2,22 1,90 1,67 1,50 1,37 1,27 1,19 1,13 1,08 1,05 1,02 1,00
80º 2,65 2,19 1,87 1,64 1,48 1,35 1,25 1,17 1,11 1,07 1,03 1,01 0,99
85º 2,59 2,14 1,83 1,61 1,44 1,32 1,22 1,15 1,09 1,04 1,01 0,99 0,97
90º 2,52 2,08 1,78 1,56 1,40 1,28 1,19 1,11 1,06 1,01 0,98 0,96 0,94
LA RADIACIÓN SOLAR 29
( = 55º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º
$
0º 1,00 0,83 0,71 0,63 0,57 0,52 0,48 0,45 0,43 0,41 0,40 0,39 0,38
5º 1,20 1,00 0,86 0,76 0,68 0,62 0,58 0,54 0,52 0,50 0,48 0,47 0,46
10º 1,40 1,17 1,00 0,88 0,79 0,73 0,68 0,63 0,60 0,58 0,56 0,55 0,54
15º 1,59 1,32 1,13 1,00 0,90 0,82 0,77 0,72 0,68 0,66 0,64 0,62 0,61
20º 1,77 1,47 1,26 1,11 1,00 0,92 0,85 0,80 0,76 0,73 0,71 0,69 0,68
25º 1,93 1,60 1,38 1,21 1,09 1,00 0,93 0,87 0,83 0,80 0,77 0,75 0,74
30º 2,08 1,73 1,48 1,31 1,18 1,08 1,00 0,94 0,89 0,86 0,83 0,81 0,80
35º 2,21 1,83 1,57 1,39 1,25 1,15 1,06 1,00 0,95 0,91 0,88 0,86 0,85
40º 2,32 1,93 1,66 1,46 1,32 1,20 1,12 1,05 1,00 0,96 0,93 0,91 0,89
45º 2,42 2,01 1,73 1,52 1,37 1,26 1,17 1,10 1,04 1,00 0,97 0,95 0,93
50º 2,50 2,08 1,78 1,57 1,42 1,30 1,20 1,13 1,08 1,03 1,00 0,98 0,96
55º 2,56 2,13 1,83 1,61 1,45 1,33 1,23 1,16 1,10 1,06 1,02 1,00 0,98
60º 2,60 2,16 1,85 1,64 1,47 1,35 1,25 1,18 1,12 1,07 1,04 1,02 1,00
65º 2,62 2,18 1,87 1,65 1,48 1,36 1,26 1,19 1,13 1,08 1,05 1,02 1,01
70º 2,62 2,18 1,87 1,65 1,48 1,36 1,26 1,19 1,13 1,08 1,05 1,02 1,01
75º 2,60 2,16 1,86 1,64 1,47 1,35 1,25 1,18 1,12 1,08 1,04 1,02 1,00
80º 2,56 2,13 1,83 1,61 1,45 1,33 1,23 1,16 1,10 1,06 1,03 1,00 0,99
85º 2,51 2,08 1,79 1,58 1,42 1,30 1,21 1,13 1,08 1,03 1,00 0,98 0,96
90º 2,43 2,02 1,73 1,53 1,37 1,26 1,17 1,10 1,05 1,00 0,97 0,95 0,93
( = 60º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º
$
0º 1,00 0,84 0,72 0,64 0,58 0,53 0,49 0,47 0,44 0,43 0,41 0,40 0,40
5º 1,19 1,00 0,86 0,76 0,69 0,63 0,59 0,56 0,53 0,51 0,49 0,48 0,48
10º 1,38 1,16 1,00 0,89 0,80 0,73 0,68 0,64 0,61 0,59 0,57 0,56 0,55
15º 1,56 1,31 1,13 1,00 0,90 0,83 0,77 0,73 0,69 0,67 0,65 0,63 0,62
20º 1,73 1,45 1,25 1,11 1,00 0,92 0,86 0,81 0,77 0,74 0,72 0,70 0,69
25º 1,88 1,58 1,36 1,21 1,09 1,00 0,93 0,88 0,84 0,80 0,78 0,76 0,75
30º 2,02 1,69 1,46 1,29 1,17 1,07 1,00 0,94 0,90 0,86 0,84 0,82 0,81
35º 2,15 1,80 1,55 1,37 1,24 1,14 1,06 1,00 0,95 0,92 0,89 0,87 0,86
40º 2,25 1,89 1,63 1,44 1,30 1,20 1,11 1,05 1,00 0,96 0,93 0,91 0,90
45º 2,35 1,96 1,69 1,50 1,36 1,25 1,16 1,09 1,04 1,00 0,97 0,95 0,94
50º 2,42 2,02 1,75 1,55 1,40 1,28 1,20 1,13 1,07 1,03 1,00 0,98 0,96
55º 2,47 2,07 1,79 1,58 1,43 1,31 1,22 1,15 1,10 1,05 1,02 1,00 0,99
60º 2,51 2,10 1,81 1,60 1,45 1,33 1,24 1,17 1,11 1,07 1,04 1,01 1,00
65º 2,52 2,11 1,82 1,62 1,46 1,34 1,25 1,18 1,12 1,08 1,04 1,02 1,01
70º 2,52 2,11 1,82 1,61 1,46 1,34 1,25 1,17 1,12 1,08 1,04 1,02 1,01
75º 2,50 2,09 1,81 1,60 1,45 1,33 1,24 1,16 1,11 1,07 1,03 1,01 1,00
80º 2,46 2,06 1,78 1,57 1,42 1,31 1,22 1,15 1,09 1,05 1,02 0,99 0,98
85º 2,40 2,01 1,73 1,54 1,39 1,27 1,19 1,12 1,06 1,02 0,99 0,97 0,96
90º 2,32 1,94 1,68 1,49 1,34 1,23 1,15 1,08 1,03 0,99 0,96 0,94 0,93
( = 65º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º
$
0º 1,00 0,84 0,73 0,65 0,59 0,55 0,51 0,48 0,46 0,44 0,43 0,42 0,42
5º 1,18 1,00 0,87 0,77 0,70 0,65 0,60 0,57 0,54 0,52 0,51 0,50 0,49
10º 1,36 1,15 1,00 0,89 0,81 0,74 0,69 0,66 0,63 0,60 0,59 0,57 0,57
15º 1,53 1,29 1,12 1,00 0,91 0,84 0,78 0,74 0,70 0,68 0,66 0,65 0,64
20º 1,69 1,43 1,24 1,10 1,00 0,92 0,86 0,81 0,78 0,75 0,73 0,71 0,70
25º 1,83 1,55 1,34 1,20 1,09 1,00 0,93 0,88 0,84 0,81 0,79 0,77 0,76
30º 1,96 1,66 1,44 1,28 1,16 1,07 1,00 0,94 0,90 0,87 0,84 0,83 0,82
35º 2,08 1,75 1,52 1,36 1,23 1,13 1,06 1,00 0,95 0,92 0,89 0,88 0,86
40º 2,17 1,84 1,60 1,42 1,29 1,19 1,11 1,05 1,00 0,96 0,94 0,92 0,91
45º 2,26 1,91 1,66 1,47 1,34 1,23 1,15 1,09 1,04 1,00 0,97 0,95 0,94
50º 2,32 1,96 1,70 1,52 1,38 1,27 1,18 1,12 1,07 1,03 1,00 0,98 0,97
55º 2,37 2,00 1,74 1,55 1,40 1,29 1,21 1,14 1,09 1,05 1,02 1,00 0,99
60º 2,40 2,03 1,76 1,57 1,42 1,31 1,22 1,16 1,10 1,06 1,03 1,01 1,00
65º 2,41 2,04 1,77 1,58 1,43 1,32 1,23 1,16 1,11 1,07 1,04 1,02 1,00
70º 2,40 2,03 1,76 1,57 1,42 1,31 1,23 1,16 1,11 1,07 1,04 1,01 1,00
75º 2,38 2,01 1,75 1,55 1,41 1,30 1,21 1,15 1,09 1,05 1,02 1,00 0,99
80º 2,34 1,97 1,71 1,53 1,38 1,28 1,19 1,13 1,07 1,03 1,01 0,99 0,97
85º 2,27 1,92 1,67 1,49 1,35 1,24 1,16 1,10 1,05 1,01 0,98 0,96 0,95
90º 2,20 1,86 1,61 1,43 1,30 1,20 1,12 1,06 1,01 0,97 0,95 0,93 0,92
30 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
( = 70º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º
$
0º 1,00 0,85 0,75 0,67 0,61 0,56 0,53 0,50 0,48 0,46 0,45 0,44 0,44
5º 1,17 1,00 0,88 0,78 0,71 0,66 0,62 0,59 0,56 0,54 0,53 0,52 0,51
10º 1,34 1,14 1,00 0,90 0,82 0,76 0,71 0,67 0,64 0,62 0,60 0,59 0,59
15º 1,49 1,28 1,12 1,00 0,91 0,84 0,79 0,75 0,72 0,69 0,67 0,66 0,66
20º 1,64 1,40 1,22 1,10 1,00 0,93 0,87 0,82 0,79 0,76 0,74 0,73 0,72
25º 1,77 1,51 1,32 1,19 1,08 1,00 0,94 0,89 0,85 0,82 0,80 0,79 0,78
30º 1,89 1,61 1,41 1,26 1,15 1,07 1,00 0,95 0,91 0,88 0,85 0,84 0,83
35º 1,99 1,70 1,49 1,33 1,22 1,13 1,06 1,00 0,96 0,92 0,90 0,88 0,88
40º 2,08 1,78 1,56 1,39 1,27 1,18 1,10 1,04 1,00 0,97 0,94 0,92 0,92
45º 2,16 1,84 1,61 1,44 1,32 1,22 1,14 1,08 1,04 1,00 0,97 0,96 0,95
50º 2,21 1,89 1,65 1,48 1,35 1,25 1,17 1,11 1,06 1,03 1,00 0,98 0,97
55º 2,25 1,92 1,68 1,51 1,38 1,27 1,19 1,13 1,08 1,05 1,02 1,00 0,99
60º 2,28 1,94 1,70 1,52 1,39 1,29 1,20 1,14 1,09 1,06 1,03 1,01 1,00
65º 2,28 1,95 1,71 1,53 1,39 1,29 1,21 1,14 1,10 1,06 1,03 1,01 1,00
70º 2,27 1,94 1,70 1,52 1,39 1,28 1,20 1,14 1,09 1,05 1,03 1,01 1,00
75º 2,24 1,91 1,68 1,50 1,37 1,27 1,19 1,12 1,08 1,04 1,01 0,99 0,98
80º 2,20 1,87 1,64 1,47 1,34 1,24 1,16 1,10 1,05 1,02 0,99 0,97 0,96
85º 2,13 1,82 1,59 1,43 1,30 1,20 1,13 1,07 1,02 0,99 0,96 0,95 0,94
90º 2,05 1,75 1,54 1,37 1,25 1,16 1,09 1,03 0,99 0,95 0,93 0,91 0,90
( = 75º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º
$
0º 1,00 0,86 0,76 0,69 0,63 0,59 0,55 0,53 0,50 0,49 0,48 0,47 0,47
5º 1,16 1,00 0,88 0,80 0,73 0,68 0,64 0,61 0,58 0,57 0,55 0,54 0,54
10º 1,31 1,13 1,00 0,90 0,83 0,77 0,72 0,69 0,66 0,64 0,63 0,62 0,61
15º 1,45 1,26 1,11 1,00 0,92 0,85 0,80 0,76 0,73 0,71 0,69 0,68 0,68
20º 1,59 1,37 1,21 1,09 1,00 0,93 0,88 0,83 0,80 0,77 0,76 0,75 0,74
25º 1,70 1,47 1,30 1,17 1,08 1,00 0,94 0,90 0,86 0,83 0,81 0,80 0,80
30º 1,81 1,56 1,38 1,25 1,14 1,06 1,00 0,95 0,91 0,89 0,87 0,85 0,85
35º 1,90 1,64 1,45 1,31 1,20 1,12 1,05 1,00 0,96 0,93 0,91 0,90 0,89
40º 1,98 1,71 1,51 1,36 1,25 1,16 1,09 1,04 1,00 0,97 0,95 0,93 0,93
45º 2,05 1,77 1,56 1,41 1,29 1,20 1,13 1,07 1,03 1,00 0,98 0,96 0,96
50º 2,09 1,81 1,60 1,44 1,32 1,23 1,16 1,10 1,06 1,02 1,00 0,99 0,98
55º 2,13 1,83 1,62 1,46 1,34 1,25 1,17 1,12 1,07 1,04 1,02 1,00 0,99
60º 2,14 1,85 1,63 1,47 1,35 1,26 1,18 1,12 1,08 1,05 1,02 1,01 1,00
65º 2,14 1,85 1,63 1,47 1,35 1,26 1,18 1,12 1,08 1,05 1,02 1,01 1,00
70º 2,12 1,83 1,62 1,46 1,34 1,25 1,17 1,11 1,07 1,04 1,01 1,00 0,99
75º 2,09 1,80 1,59 1,44 1,32 1,23 1,15 1,10 1,05 1,02 1,00 0,98 0,98
80º 2,04 1,76 1,56 1,40 1,29 1,20 1,13 1,07 1,03 1,00 0,97 0,96 0,95
85º 1,98 1,71 1,51 1,36 1,25 1,16 1,09 1,04 1,00 0,97 0,94 0,93 0,92
90º 1,90 1,64 1,45 1,30 1,20 1,11 1,05 1,00 0,96 0,93 0,91 0,89 0,89
( = 80º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º
$
0º 1,00 0,87 0,78 0,71 0,66 0,61 0,58 0,55 0,53 0,52 0,51 0,50 0,50
5º 1,14 1,00 0,89 0,81 0,75 0,70 0,66 0,63 0,61 0,59 0,58 0,58 0,57
10º 1,28 1,12 1,00 0,91 0,84 0,78 0,74 0,71 0,68 0,67 0,65 0,65 0,64
15º 1,41 1,23 1,10 1,00 0,92 0,86 0,82 0,78 0,75 0,73 0,72 0,71 0,71
20º 1,53 1,34 1,19 1,08 1,00 0,94 0,88 0,85 0,82 0,79 0,78 0,77 0,77
25º 1,63 1,43 1,27 1,16 1,07 1,00 0,95 0,90 0,87 0,85 0,83 0,82 0,82
30º 1,73 1,51 1,35 1,22 1,13 1,06 1,00 0,96 0,92 0,90 0,88 0,87 0,87
35º 1,81 1,58 1,41 1,28 1,18 1,11 1,05 1,00 0,96 0,94 0,92 0,91 0,91
40º 1,87 1,64 1,46 1,33 1,23 1,15 1,08 1,04 1,00 0,97 0,95 0,94 0,94
45º 1,92 1,68 1,50 1,37 1,26 1,18 1,12 1,07 1,03 1,00 0,98 0,97 0,97
50º 1,96 1,72 1,53 1,39 1,29 1,20 1,14 1,09 1,05 1,02 1,00 0,99 0,98
55º 1,98 1,74 1,55 1,41 1,30 1,22 1,15 1,10 1,06 1,03 1,01 1,00 1,00
60º 1,99 1,74 1,55 1,41 1,30 1,22 1,15 1,10 1,06 1,04 1,02 1,00 1,00
65º 1,98 1,74 1,55 1,41 1,30 1,22 1,15 1,10 1,06 1,03 1,01 1,00 1,00
70º 1,96 1,72 1,53 1,39 1,28 1,20 1,14 1,09 1,05 1,02 1,00 0,99 0,98
75º 1,92 1,68 1,50 1,37 1,26 1,18 1,11 1,07 1,03 1,00 0,98 0,97 0,97
80º 1,87 1,64 1,46 1,33 1,23 1,15 1,08 1,04 1,00 0,97 0,95 0,94 0,94
85º 1,80 1,58 1,41 1,28 1,18 1,11 1,05 1,00 0,96 0,94 0,92 0,91 0,91
90º 1,72 1,51 1,35 1,22 1,13 1,06 1,00 0,96 0,92 0,90 0,88 0,87 0,87
LA RADIACIÓN SOLAR 31
( = 85º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º
$
0º 1,00 0,89 0,80 0,73 0,68 0,64 0,61 0,59 0,57 0,56 0,55 0,55 0,55
5º 1,13 1,00 0,90 0,83 0,77 0,73 0,69 0,66 0,64 0,63 0,62 0,62 0,62
10º 1,25 1,11 1,00 0,92 0,85 0,80 0,76 0,74 0,71 0,70 0,69 0,68 0,68
15º 1,36 1,21 1,09 1,00 0,93 0,88 0,83 0,80 0,78 0,76 0,75 0,74 0,74
20º 1,46 1,30 1,17 1,07 1,00 0,94 0,90 0,86 0,83 0,82 0,80 0,80 0,80
25º 1,55 1,38 1,24 1,14 1,06 1,00 0,95 0,91 0,89 0,87 0,85 0,85 0,85
30º 1,63 1,45 1,31 1,20 1,12 1,05 1,00 0,96 0,93 0,91 0,90 0,89 0,89
35º 1,70 1,51 1,36 1,25 1,16 1,09 1,04 1,00 0,97 0,95 0,93 0,93 0,93
40º 1,75 1,55 1,40 1,29 1,20 1,13 1,07 1,03 1,00 0,98 0,96 0,96 0,96
45º 1,79 1,59 1,44 1,32 1,23 1,15 1,10 1,06 1,02 1,00 0,99 0,98 0,98
50º 1,82 1,61 1,46 1,34 1,24 1,17 1,11 1,07 1,04 1,01 1,00 0,99 0,99
55º 1,83 1,63 1,47 1,35 1,25 1,18 1,12 1,08 1,05 1,02 1,01 1,00 1,00
60º 1,83 1,62 1,47 1,35 1,25 1,18 1,12 1,08 1,04 1,02 1,01 1,00 1,00
65º 1,82 1,61 1,45 1,33 1,24 1,17 1,11 1,07 1,04 1,01 1,00 0,99 0,99
70º 1,79 1,59 1,43 1,31 1,22 1,15 1,09 1,05 1,02 1,00 0,98 0,98 0,98
75º 1,74 1,55 1,40 1,28 1,19 1,12 1,07 1,03 1,00 0,97 0,96 0,95 0,95
80º 1,69 1,50 1,35 1,24 1,15 1,09 1,03 0,99 0,96 0,94 0,93 0,92 0,92
85º 1,62 1,44 1,30 1,19 1,11 1,04 0,99 0,95 0,92 0,90 0,89 0,88 0,88
90º 1,54 1,37 1,23 1,13 1,05 0,99 0,94 0,91 0,88 0,86 0,85 0,84 0,84
( = 90º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º
$
0º 1,00 0,90 0,82 0,76 0,72 0,68 0,65 0,63 0,61 0,60 0,60 0,60 0,60
5º 1,11 1,00 0,91 0,85 0,80 0,75 0,72 0,70 0,68 0,67 0,67 0,66 0,67
10º 1,22 1,09 1,00 0,93 0,87 0,83 0,79 0,77 0,75 0,73 0,73 0,73 0,73
15º 1,31 1,18 1,08 1,00 0,94 0,89 0,85 0,83 0,81 0,79 0,79 0,78 0,79
20º 1,40 1,26 1,15 1,07 1,00 0,95 0,91 0,88 0,86 0,84 0,84 0,84 0,84
25º 1,47 1,32 1,21 1,12 1,05 1,00 0,96 0,93 0,90 0,89 0,88 0,88 0,89
30º 1,54 1,38 1,26 1,17 1,10 1,04 1,00 0,97 0,94 0,93 0,92 0,92 0,92
35º 1,59 1,43 1,31 1,21 1,14 1,08 1,03 1,00 0,98 0,96 0,95 0,95 0,96
40º 1,63 1,46 1,34 1,24 1,17 1,11 1,06 1,03 1,00 0,98 0,97 0,97 0,98
45º 1,65 1,49 1,36 1,26 1,18 1,12 1,08 1,04 1,02 1,00 0,99 0,99 1,00
50º 1,67 1,50 1,37 1,27 1,20 1,13 1,09 1,05 1,03 1,01 1,00 1,00 1,00
55º 1,67 1,51 1,38 1,28 1,20 1,14 1,09 1,05 1,03 1,01 1,00 1,00 1,01
60º 1,66 1,50 1,37 1,27 1,19 1,13 1,08 1,05 1,02 1,00 1,00 0,99 1,00
65º 1,64 1,47 1,35 1,25 1,17 1,11 1,07 1,03 1,01 0,99 0,98 0,98 0,99
70º 1,60 1,44 1,32 1,22 1,15 1,09 1,04 1,01 0,99 0,97 0,96 0,96 0,96
75º 1,56 1,40 1,28 1,19 1,11 1,06 1,01 0,98 0,96 0,94 0,93 0,93 0,94
80º 1,50 1,35 1,23 1,14 1,07 1,02 0,97 0,94 0,92 0,90 0,90 0,89 0,90
85º 1,42 1,28 1,17 1,09 1,02 0,97 0,93 0,90 0,88 0,86 0,85 0,85 0,86
90º 1,34 1,21 1,10 1,02 0,96 0,91 0,87 0,85 0,83 0,81 0,80 0,80 0,81
32 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Fig. 10. En instalaciones sobre cubiertas inclinadas, y especialmente cuando el azimut de las mismas difiere
apreciablemente de cero, como es el caso de esta figura, el cálculo de la distancia adecuada entre las filas de los
paneles (normalmente efectuado mediante un programa informático, o bien haciendo uso de tablas con valores
precalculados), es fundamental para evitar que en las épocas cercanas al solsticio de invierno se proyecten sombras
de unas filas sobre otras, desaprovechándose así una cantidad significativa de radiación incidente.
Para obtener los valores de la tabla 7 se ha utilizado el programa Filedist de Censolar, que optimiza la distancia
que hay que dejar entre filas para minimizar las pérdidas totales anuales.
LA RADIACIÓN SOLAR 33
Tabla 7. Distancia mínima recomendada, d1 (medida sobre la propia cubierta), entre las bases de las filas de los
paneles montados sobre una cubierta inclinada un ángulo $1 y desviada de la dirección norte-sur un ángulo (.
A diferencia de la cubierta, los paneles se suponen en este caso orientados hacia el ecuador y con una inclinación
sobre la horizontal tal que se maximice la energía solar captada en el año, de acuerdo con lo indicado en el apartado
de “Diseño y dimensionado de sistemas FV conectados a red”, del capítulo 3.
Con la separación entre filas dada en esta tabla, se garantiza que en los días en torno al solsticio de invierno, que
es la época más desfavorable del año por ser las sombras más largas, haya un cierto tiempo mínimo de ausencia de
sombreado, y con un ángulo de incidencia del rayo sobre el panel suficiente para que la irradiancia incidente sea
notable.
Se han tabulado valores para varias latitudes, pudiéndose obtener los correspondientes a cualquier otra latitud entre
25° y 50° mediante una simple interpolación.
La distancia está expresada como un múltiplo de la longitud de la arista del panel no paralela a la superficie de la
cubierta, por lo que la distancia real será el producto de la longitud de dicha arista y el valor indicado en la tabla.
Este valor se ha limitado a 7 en aquellos casos en que fuese mayor que dicha cifra, pues de otro modo la separación
entre filas sería demasiado grande. Para valores de la tabla menores de uno, es decir, cuando $ < $1 (paneles en
voladizo), podría producirse algo de sombreado en torno al solsticio de verano.
( = 0º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º 65º
L
25º 1,42 1,28 1,17 1,09 1,03 0,98 0,94 0,91 0,89 0,88 0,87 0,87 0,88 0,89
30º 1,59 1,41 1,27 1,17 1,09 1,02 0,97 0,93 0,91 0,89 0,87 0,87 0,87 0,87
35º 1,83 1,58 1,40 1,26 1,16 1,08 1,02 0,97 0,93 0,90 0,88 0,87 0,86 0,86
40º 2,18 1,81 1,57 1,39 1,25 1,15 1,07 1,01 0,96 0,92 0,90 0,88 0,86 0,86
45º 2,70 2,14 1,79 1,55 1,37 1,24 1,14 1,06 1,00 0,95 0,92 0,89 0,87 0,86
50º 3,59 2,65 2,11 1,76 1,53 1,35 1,22 1,13 1,05 0,99 0,94 0,91 0,88 0,86
( = 5º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º 65º
L
25º 1,42 1,29 1,19 1,11 1,05 1,00 0,97 0,94 0,92 0,91 0,91 0,91 0,92 0,94
30º 1,59 1,42 1,29 1,19 1,11 1,05 1,00 0,97 0,94 0,92 0,91 0,91 0,91 0,92
35º 1,83 1,59 1,42 1,29 1,19 1,11 1,05 1,00 0,96 0,94 0,92 0,91 0,90 0,91
40º 2,18 1,83 1,59 1,42 1,28 1,18 1,10 1,04 1,00 0,96 0,93 0,91 0,90 0,90
45º 2,70 2,17 1,82 1,58 1,41 1,28 1,18 1,10 1,04 0,99 0,95 0,93 0,91 0,90
50º 3,59 2,68 2,15 1,81 1,57 1,40 1,27 1,17 1,09 1,03 0,98 0,95 0,92 0,90
( = 10º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º 65º
L
25º 1,42 1,30 1,21 1,13 1,08 1,03 1,00 0,98 0,96 0,95 0,95 0,96 0,97 0,99
30º 1,59 1,43 1,31 1,21 1,14 1,08 1,04 1,00 0,98 0,96 0,95 0,95 0,96 0,97
35º 1,83 1,61 1,44 1,32 1,22 1,14 1,09 1,04 1,00 0,98 0,96 0,95 0,95 0,96
40º 2,18 1,85 1,62 1,45 1,32 1,22 1,15 1,09 1,04 1,00 0,98 0,96 0,95 0,95
45º 2,70 2,19 1,86 1,63 1,45 1,32 1,22 1,15 1,09 1,04 1,00 0,98 0,96 0,95
50º 3,59 2,72 2,20 1,87 1,63 1,45 1,32 1,22 1,14 1,08 1,03 1,00 0,97 0,95
( = 15º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º 65º
L
25º 1,42 1,31 1,22 1,16 1,11 1,07 1,04 1,02 1,00 1,00 1,00 1,02 1,04 1,06
30º 1,59 1,45 1,33 1,24 1,17 1,12 1,08 1,05 1,03 1,01 1,01 1,01 1,02 1,04
35º 1,83 1,63 1,47 1,35 1,26 1,19 1,13 1,09 1,05 1,03 1,02 1,01 1,01 1,02
40º 2,18 1,87 1,65 1,49 1,37 1,27 1,20 1,14 1,09 1,06 1,04 1,02 1,01 1,01
45º 2,70 2,23 1,91 1,68 1,51 1,38 1,28 1,20 1,14 1,10 1,06 1,04 1,02 1,01
50º 3,59 2,77 2,27 1,93 1,69 1,52 1,39 1,28 1,20 1,14 1,09 1,06 1,03 1,01
34 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
( = 20º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º 65º
L
25º 1,42 1,32 1,25 1,19 1,14 1,10 1,08 1,07 1,06 1,06 1,07 1,09 1,11 1,15
30º 1,59 1,46 1,36 1,27 1,21 1,16 1,13 1,10 1,08 1,07 1,07 1,08 1,10 1,12
35º 1,83 1,64 1,50 1,39 1,30 1,24 1,18 1,14 1,11 1,10 1,08 1,08 1,09 1,10
40º 2,18 1,90 1,69 1,54 1,42 1,33 1,26 1,20 1,16 1,13 1,11 1,09 1,09 1,09
45º 2,70 2,26 1,96 1,74 1,57 1,45 1,35 1,27 1,21 1,17 1,13 1,11 1,10 1,09
50º 3,59 2,82 2,34 2,01 1,78 1,60 1,47 1,36 1,28 1,22 1,17 1,14 1,11 1,09
( = 25º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º 65º
L
25º 1,42 1,33 1,27 1,22 1,18 1,15 1,13 1,12 1,12 1,13 1,15 1,17 1,21 1,26
30º 1,59 1,48 1,38 1,31 1,25 1,21 1,18 1,16 1,15 1,15 1,15 1,17 1,19 1,23
35º 1,83 1,66 1,53 1,43 1,35 1,29 1,25 1,21 1,19 1,17 1,17 1,17 1,18 1,21
40º 2,18 1,92 1,74 1,59 1,48 1,40 1,33 1,28 1,24 1,21 1,19 1,18 1,18 1,19
45º 2,70 2,30 2,02 1,81 1,65 1,53 1,43 1,36 1,30 1,26 1,23 1,20 1,19 1,19
50º 3,59 2,88 2,42 2,11 1,87 1,70 1,57 1,46 1,38 1,32 1,27 1,23 1,21 1,19
( = 30º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º 65º
L
25º 1,42 1,35 1,29 1,25 1,22 1,20 1,19 1,19 1,20 1,21 1,24 1,28 1,33 1,40
30º 1,59 1,49 1,41 1,35 1,30 1,27 1,25 1,23 1,23 1,23 1,25 1,28 1,31 1,36
35º 1,83 1,69 1,57 1,48 1,41 1,36 1,32 1,29 1,27 1,27 1,27 1,28 1,30 1,34
40º 2,18 1,95 1,79 1,66 1,55 1,47 1,41 1,37 1,33 1,31 1,30 1,30 1,31 1,33
45º 2,70 2,34 2,08 1,89 1,74 1,62 1,53 1,46 1,41 1,37 1,34 1,32 1,32 1,32
50º 3,59 2,95 2,52 2,22 1,99 1,82 1,69 1,58 1,50 1,44 1,39 1,36 1,34 1,33
( = 35º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º 65º
L
25º 1,42 1,36 1,32 1,29 1,27 1,26 1,26 1,27 1,29 1,32 1,36 1,41 1,49 1,58
30º 1,59 1,51 1,45 1,40 1,36 1,34 1,32 1,32 1,33 1,34 1,37 1,41 1,47 1,54
35º 1,83 1,71 1,61 1,54 1,48 1,44 1,41 1,39 1,38 1,38 1,40 1,42 1,46 1,51
40º 2,18 1,99 1,84 1,73 1,64 1,57 1,52 1,48 1,45 1,44 1,44 1,45 1,47 1,50
45º 2,70 2,39 2,16 1,98 1,85 1,74 1,66 1,59 1,54 1,51 1,49 1,48 1,48 1,49
50º 3,59 3,03 2,63 2,35 2,13 1,97 1,84 1,74 1,66 1,60 1,56 1,52 1,51 1,50
( = 40º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º 65º
L
25º 1,42 1,38 1,35 1,33 1,32 1,32 1,34 1,36 1,39 1,44 1,50 1,58 1,69 1,82
30º 1,59 1,53 1,48 1,45 1,42 1,41 1,41 1,42 1,44 1,48 1,53 1,59 1,67 1,77
35º 1,83 1,74 1,66 1,60 1,56 1,53 1,51 1,51 1,51 1,53 1,56 1,61 1,67 1,74
40º 2,18 2,02 1,90 1,81 1,73 1,68 1,64 1,62 1,60 1,60 1,61 1,64 1,68 1,73
45º 2,70 2,44 2,24 2,09 1,97 1,88 1,81 1,75 1,72 1,69 1,68 1,69 1,70 1,73
50º 3,59 3,11 2,76 2,50 2,30 2,15 2,03 1,93 1,86 1,81 1,77 1,75 1,74 1,74
LA RADIACIÓN SOLAR 35
( = 45º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º 65º
L
25º 1,42 1,39 1,38 1,37 1,38 1,40 1,43 1,47 1,52 1,60 1,69 1,81 1,96 2,16
30º 1,59 1,55 1,52 1,50 1,50 1,50 1,52 1,55 1,59 1,65 1,72 1,82 1,95 2,11
35º 1,83 1,76 1,71 1,67 1,65 1,64 1,64 1,65 1,68 1,72 1,78 1,85 1,95 2,08
40º 2,18 2,06 1,97 1,90 1,85 1,81 1,79 1,79 1,79 1,81 1,85 1,90 1,97 2,07
45º 2,70 2,50 2,34 2,22 2,12 2,05 2,00 1,96 1,94 1,94 1,95 1,97 2,01 2,07
50º 3,59 3,20 2,91 2,69 2,51 2,38 2,27 2,19 2,13 2,09 2,06 2,06 2,06 2,09
( = 50º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º 65º
L
25º 1,42 1,41 1,41 1,42 1,45 1,48 1,53 1,60 1,68 1,79 1,93 2,11 2,35 2,67
30º 1,59 1,57 1,56 1,56 1,58 1,60 1,64 1,70 1,77 1,87 1,99 2,14 2,34 2,61
35º 1,83 1,79 1,76 1,75 1,75 1,76 1,79 1,83 1,89 1,97 2,07 2,20 2,36 2,58
40º 2,18 2,10 2,04 2,00 1,98 1,97 1,98 2,00 2,04 2,10 2,18 2,28 2,41 2,58
45º 2,70 2,56 2,45 2,36 2,30 2,26 2,24 2,23 2,24 2,27 2,32 2,39 2,48 2,60
50º 3,59 3,30 3,08 2,90 2,77 2,67 2,59 2,53 2,50 2,49 2,49 2,52 2,56 2,63
( = 55º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º 65º
L
25º 1,42 1,43 1,45 1,48 1,52 1,58 1,66 1,75 1,88 2,04 2,26 2,54 2,93 3,49
30º 1,59 1,59 1,61 1,63 1,67 1,72 1,79 1,88 2,00 2,15 2,35 2,60 2,95 3,42
35º 1,83 1,82 1,82 1,84 1,86 1,91 1,97 2,05 2,16 2,30 2,48 2,70 3,00 3,41
40º 2,18 2,14 2,12 2,12 2,13 2,17 2,21 2,28 2,38 2,50 2,65 2,85 3,10 3,43
45º 2,70 2,62 2,57 2,53 2,52 2,52 2,55 2,59 2,66 2,75 2,88 3,03 3,23 3,49
50º 3,59 3,41 3,27 3,17 3,09 3,05 3,02 3,02 3,04 3,09 3,16 3,26 3,40 3,57
( = 60º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º 65º
L
25º 1,42 1,44 1,48 1,53 1,60 1,69 1,80 1,95 2,13 2,38 2,71 3,18 3,89 5,04
30º 1,59 1,62 1,65 1,70 1,77 1,86 1,97 2,12 2,30 2,55 2,87 3,32 3,97 4,99
35º 1,83 1,85 1,88 1,93 2,00 2,09 2,20 2,34 2,53 2,77 3,09 3,52 4,13 5,04
40º 2,18 2,18 2,21 2,25 2,32 2,40 2,51 2,66 2,84 3,08 3,39 3,80 4,37 5,17
45º 2,70 2,69 2,70 2,73 2,78 2,86 2,96 3,10 3,28 3,51 3,80 4,18 4,68 5,37
50º 3,59 3,53 3,49 3,49 3,51 3,56 3,64 3,75 3,90 4,09 4,34 4,66 5,07 5,61
( = 65º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º 65º
L
25º 1,42 1,46 1,52 1,59 1,69 1,81 1,97 2,18 2,46 2,84 3,39 4,25 5,76 7,00
30º 1,59 1,64 1,70 1,78 1,89 2,02 2,19 2,41 2,71 3,11 3,69 4,58 6,09 7,00
35º 1,83 1,88 1,95 2,04 2,15 2,30 2,49 2,73 3,05 3,49 4,11 5,05 6,61 7,00
40º 2,18 2,23 2,31 2,40 2,53 2,70 2,91 3,18 3,54 4,03 4,72 5,73 7,00 7,00
45º 2,70 2,76 2,85 2,96 3,11 3,30 3,55 3,86 4,28 4,83 5,60 6,72 7,00 7,00
50º 3,59 3,65 3,75 3,88 4,06 4,29 4,58 4,95 5,43 6,07 6,94 7,00 7,00 7,00
36 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
( = 70º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º 65º
L
25º 1,42 1,48 1,56 1,66 1,79 1,96 2,18 2,47 2,89 3,51 4,50 6,35 7,00 7,00
30º 1,59 1,66 1,75 1,87 2,01 2,20 2,46 2,79 3,27 3,98 5,13 7,00 7,00 7,00
35º 1,83 1,92 2,02 2,16 2,33 2,56 2,85 3,26 3,83 4,69 6,10 7,00 7,00 7,00
40º 2,18 2,28 2,41 2,58 2,79 3,07 3,45 3,96 4,69 5,80 7,00 7,00 7,00 7,00
45º 2,70 2,83 3,01 3,23 3,52 3,90 4,41 5,11 6,13 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00
50º 3,59 3,79 4,05 4,38 4,81 5,38 6,16 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00 7,0
( = 75º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º 65º
L
25º 1,42 1,50 1,60 1,73 1,90 2,12 2,42 2,85 3,49 4,55 6,62 7,00 7,00 7,00
30º 1,59 1,69 1,81 1,96 2,16 2,43 2,79 3,31 4,12 5,49 7,00 7,00 7,00 7,00
35º 1,83 1,95 2,10 2,29 2,54 2,87 3,34 4,02 5,11 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00
40º 2,18 2,33 2,52 2,77 3,11 3,56 4,21 5,20 6,87 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00
45º 2,70 2,91 3,19 3,56 4,05 4,75 5,79 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00
50º 3,59 3,93 4,39 5,01 5,88 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00
( = 80º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º 65º
L
25º 1,42 1,52 1,64 1,80 2,01 2,30 2,72 3,34 4,37 6,40 7,00 7,00 7,00 7,00
30º 1,59 1,71 1,86 2,06 2,32 2,69 3,21 4,04 5,49 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00
35º 1,83 1,98 2,17 2,43 2,77 3,26 4,00 5,21 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00 6,68
40º 2,18 2,38 2,64 2,99 3,49 4,21 5,38 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00 6,12
45º 2,70 2,99 3,39 3,94 4,75 6,04 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00 5,65
50º 3,59 4,08 4,79 5,83 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00 6,24 5,27
( = 85º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º 65º
L
25º 1,42 1,53 1,68 1,88 2,14 2,51 3,07 3,99 5,76 7,00 7,00 7,00 7,00 5,42
30º 1,59 1,73 1,92 2,16 2,50 3,00 3,77 5,12 7,00 7,00 7,00 7,00 6,94 5,02
35º 1,83 2,01 2,26 2,58 3,05 3,76 4,95 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00 6,05 4,66
40º 2,18 2,43 2,76 3,24 3,96 5,13 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00 5,36 4,34
45º 2,70 3,08 3,61 4,41 5,71 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00 5,92 4,82 4,06
50º 3,59 4,25 5,25 6,95 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00 6,23 5,15 4,39 3,83
( = 90º
$1 0º 5º 10º 15º 20º 25º 30º 35º 40º 45º 50º 55º 60º 65º
L
25º 1,42 1,55 1,72 1,95 2,28 2,75 3,52 4,91 7,00 7,00 7,00 7,00 5,65 4,20
30º 1,59 1,76 1,98 2,27 2,70 3,37 4,50 6,87 7,00 7,00 7,00 7,00 5,01 3,91
35º 1,83 2,05 2,34 2,75 3,37 4,40 6,39 7,00 7,00 7,00 7,00 5,86 4,49 3,64
40º 2,18 2,48 2,90 3,53 4,55 6,47 7,00 7,00 7,00 7,00 6,61 5,02 4,07 3,41
45º 2,70 3,16 3,85 4,97 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00 5,42 4,41 3,72 3,20
50º 3,59 4,41 5,79 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00 7,00 5,61 4,62 3,94 3,43 3,02
LA RADIACIÓN SOLAR 37
Conviene también señalar que en determinadas circunstancias los obstáculos situados detrás de los
paneles, es decir, los situados hacia el norte respecto de estos (en el hemisferio norte), o hacia el sur (en
el hemisferio sur), también pueden producir sombreado en las primeras y últimas horas del día de los
meses de primavera y verano, especialmente en la época en torno al solsticio de verano, ya que en dicha
época el Sol emerge y se oculta en el horizonte con un ángulo azimutal mayor que 90°, en valor absoluto.
Así, por ejemplo, durante el mes de junio, en España el Sol puede alcanzar una altura suficiente para
producir energía útil aunque su azimut sea superior a 90° (en valor absoluto), esto es, cuando se encuentra
por detrás del plano vertical, determinado por el paralelo del lugar, que divide al hemisferio celeste en
dos mitades, norte y sur.
En las anteriores condiciones, un panel horizontal o con poca inclinación podría perfectamente estar
recibiendo una irradiancia suficiente para producir energía. Si a corta distancia de dicho panel se
encuentra un obstáculo de altura suficiente (pared vertical, muro, árboles, postes, etc.), se puede producir
un sombreado que disminuiría apreciablemente o incluso anularía su capacidad generadora.
A veces, los proyectistas no suelen tener en cuenta los obstáculos situados “por detrás” de los
paneles, produciéndose pérdidas energéticas en los días cercanos al solsticio de verano, que en el caso
de instalaciones conectadas a red se traducen en pérdidas económicas.
Mediante la expresión [1] es también posible calcular fácilmente el alcance de la sombra de los
obstáculos situados detrás del panel y prevenir sus efectos.
Un caso particularmente típico es la disposición de paneles tipo “toldo” que se instalan anclados en
fachadas verticales orientadas al sur y con una inclinación pequeña, ya que la propia fachada proyecta su
sombra sobre ellos, a menos que se instalen justamente en la parte superior de la misma.
Asimismo, algunos módulos colocados en postes verticales se sitúan, incorrectamente, de tal modo
que el poste sobresale algunos centímetros por encima del módulo, y éste puede recibir sombra en la
época y circunstancias ya mencionadas.
Fig. 11. Aunque el panel se oriente hacia el sur, la parte superior del poste (dibujo de la izquierda) puede producir
en ciertas épocas del año un sombreado parcial, de efectos desfavorables.
38 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Fig. 12. Diagrama de sombra provocada por un obstáculo situado perpendicularmente sobre una superficie
horizontal en una latitud de 40° N.
El manejo del diagrama a efectos de cálculo de sombras es extremadamente sencillo, pues basta con
medir la distancia existente entre el punto grueso correspondiente a la ubicación del obstáculo vertical
y el punto del diagrama correspondiente a la hora y el día del año considerados. Como se ha supuesto que
el obstáculo es de altura unitaria, la longitud real de la sombra l será la observada directamente en el
diagrama, multiplicada por la altura real del obstáculo, h.
l = h (x 2 + y 2)1/2 [17]
Por ejemplo, en el mediodía del solsticio de invierno, se tiene que x = 0, y = 2, de modo que la longitud
de la sombra provocada por un obstáculo de altura igual a 1,5 m sería igual a 1,5 (0 2 + 2 2)1/2 = 3 m.
De la observación del diagrama mostrado en la figura 11 se deducen algunas de las peculiaridades
del comportamiento de las sombras, como que la línea diaria de sombra en los equinoccios es, en efecto,
una línea recta, o que los puntos horarios de sombra correspondientes a los distintos días del año están
sobre rectas que se intersecan en un punto. Se recomienda al alumno que reflexione sobre estos aspectos
y trate de hallar su explicación en los conceptos básicos de geometría solar expuestos en este capítulo.
El diagrama de sombra también puede resultar de utilidad para la determinación práctica de distintos
parámetros solares, como la hora, o las coordenadas de azimut y altura correspondientes a una situación
real. Para ello, se muestran a continuación las expresiones que relacionan las coordenadas x, y del
diagrama particular de la figura 11, con las coordenadas solares de azimut (R) y altura ("), y cuya
deducción gráfica se deja como ejercicio para el alumno:
de modo que los valores de las coordenadas solares correspondientes a ese instante son:
Fig. 13. Ejemplo de supuesta utilización práctica del diagrama de sombra. Colocado el diagrama sobre una
superficie horizontal orientada al sur en una latitud de 40° N, la sombra provocada por un obstáculo vertical de
altura unitaria, a las 14:30 horas de un día de finales de octubre, sería la mostrada en negro y con trazo grueso.
LA RADIACIÓN SOLAR 41
4. Rotación de paneles alrededor de un eje inclinado con un ángulo igual a la latitud y orientado
paralelamente al eje terrestre (eje polar).
Con este sistema, bastante utilizado, se consiguen ganancias de aproximadamente un 30 %.
También se emplean inclinaciones con un ángulo algo menor que la latitud.
Fig. 15. En este seguidor el eje transversal está orientado en la dirección norte-sur, y por tanto, los paneles giran
de este a oeste.
Fig. 16. Vista posterior del seguidor de la figura 14. Instalados sobre el mástil, pueden verse un inversor trifásico
de 5 kW (a la izquierda) y el sistema de control (a la derecha).
44 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Tabla 8. Comparación de la variación del ángulo 2 durante el día 21 de marzo para un sistema de seguimiento de
eje inclinado 15°, orientado N-S con el panel paralelo a dicho eje (caso A) y un sistema de eje vertical con el panel
a una inclinación de 40° (caso B). La latitud es de 40°. El día 21 de marzo se ha escogido por considerarse que
representa aceptablemente bien a un día medio del año.
7 6° 39°
8 12° 27°
9 17° 17°
10 21° 8°
11 24° 2°
12 25° 0°
13 24° 2°
14 21° 8°
15 17° 17°
16 12° 27°
17 6° 39°
A la vista de la tabla 8, se puede comprobar que el valor medio del ángulo 2 es parecido en los dos
casos que se comparan, si bien el caso B es más favorable, al minimizar 2 precisamente en las horas
centrales del día.
Fig. 17. Pantalla del módulo de seguimiento solar del programa FV-Expert, en el que se estudia el comportamiento
de un sistema de un eje inclinado en un determinado día del año.
LA RADIACIÓN SOLAR 45
Fig. 18. Detalle de la parte superior del mástil de un seguidor a dos ejes. Se puede ver el motor encargado del
movimiento azimutal y otro motor (un poco más arriba y a la izquierda del primero) que actúa girando el eje
horizontal del seguidor, para variar el ángulo de inclinación.
46 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Al anochecer, el seguidor se orienta automáticamente hacia el Este, para esperar la salida del Sol a
la mañana siguiente, aunque también es posible hacer que los paneles adopten una posición horizontal
para prevenir, por ejemplo, actos vandálicos.
La precisión de apuntamiento al Sol de un buen seguidor tiene un margen de error del orden de un
grado. Al mismo tiempo, su robusta estructura debe resistir vientos de más de 150 km/h.
Por motivos de ahorro, cada vez se fabrican seguidores de mayor tamaño, destinados a las grandes
plantas fotovoltaicas, llegando a superficies de 200 m2, lo que permite albergar en una sola estructura más
de 30 kW de potencia de paneles.
Respecto a la vida útil de un seguidor, no debería ser inferior a los 30 años, con un mantenimiento
moderado; de ahí la importancia de extremar la calidad del proceso de su construcción.
Actualmente, la industria de los seguidores solares está dividida entre los que defienden las ventajas
de uno u otro sistema de seguimiento. Por otra parte, los argumentos de los que prefieren un sistema
estático (simplicidad, robustez, menor impacto ambiental, mínimo mantenimiento...) también deben ser
tenidos en cuenta.
Los seguidores de gran tamaño, en el caso de necesitar una base de hormigón para su sustentación
en el terreno o unas zapatas de tamaño acorde con el peso de la estructura y la fuerza del viento, causan
un impacto adicional, ya que el hormigón es difícil de reciclar y caro de eliminar y transportar, cuando
la planta finalice su vida útil.
Para seguidores pequeños, existe una alternativa para su fijación al suelo sencilla y ecológica,
mediante un tornillo de gran tamaño (unos 2 metros) que se introduce en el suelo, supuesto que el terreno
sea adecuado para ello.
Parece probado que el gasto energético total en la fabricación del seguidor y en su transporte e
instalación es menor (por kilovatio instalado) en los sistemas de seguimiento que en los sistemas estáticos,
alcanzando su mínimo valor en el caso de los seguidores de doble eje. Sin embargo, como aspecto
negativo de este último sistema, debe mencionarse el hecho de que necesitan más terreno que los de eje
único, pues el sombreado de unos heliostatos sobre otros es más acusado y, por tanto, es necesario
situarlos a bastante distancia unos de otros.
Para un estudio más profundo sobre los seguidores solares, sus diferentes ganancias según el tipo
de seguimiento y sus distintas rentabilidades económicas, remitimos al artículo del profesor Eduardo
Lorenzo titulado “Seguidores y Huertas Solares”, que se puede obtener en la dirección:
www. fotovoltaica.com/retrato4.pdf.
LA RADIACIÓN SOLAR 47
Fig. 19. Sistema de “tornillo gigante”, que permite enclavar de forma sencilla y segura (siempre que el suelo reúna
unas mínimas condiciones) directamente en la tierra el mástil de un seguidor pequeño, evitando la necesidad de
excavar y hormigonar.
ÍNDICE 3
Capítulo 2
CAPÍTULO 2
Componentes de los sistemas fotovoltaicos
! Mediante los contactos existentes en la célula, puede disponerse un circuito exterior, por el que
circulará una corriente eléctrica, la cual podrá entregar potencia eléctrica útil (figura 1).
Antes de continuar, merece la pena hacer hincapié en el hecho de que la diferencia de potencial
existente entre los extremos de la célula FV se debe a la separación espacial de los portadores
fotogenerados. Pero estos portadores sólo mantienen su condición de “libres” durante un tiempo limitado,
al cabo del cual se recombinan y pierden su capacidad para formar parte de una corriente eléctrica. Esto
confiere al efecto fotovoltaico un carácter dinámico; es decir, su utilidad práctica, o mejor dicho, su
aprovechamiento depende de la presencia continuada de portadores fotogenerados capaces de mantener
la diferencia de potencial en los extremos de la célula, lo que inevitablemente requiere de la presencia de
la radiación solar incidente.
Lo que se acaba de decir tiene una consecuencia práctica que no se puede dejar de señalar:
La célula FV no es un acumulador eléctrico. Su capacidad de generar energía eléctrica está
supeditada a la presencia de radiación solar incidente sobre ella, de forma que la variabilidad, la
discontinuidad y la aleatoriedad que caracterizan a ésta última, serán también las señas de identidad de
la energía eléctrica fotovoltaica.
Los dos parámetros que caracterizan el funcionamiento de una célula solar son su eficiencia y su
respuesta espectral. Antes de pasar a definirlos conviene señalar que, para poder liberar un electrón de
la célula, es necesario un cierto aporte energético procedente de los fotones de la radiación incidente. Si
se denomina Eg a esta energía mínima necesaria y Ef a la energía de un fotón, las tres situaciones que
pueden darse son:
Ef < Eg 6 El fotón interacciona débilmente con la célula, atravesándola como si ésta fuera transparente.
Ef = Eg 6 El fotón tiene la energía justa para liberar un electrón, y siempre que haya una interacción fotón-
electrón, el fotón cederá todo su energía y será absorbido eficientemente por la célula.
Ef > Eg 6 El fotón también puede ser absorbido por la célula, pero la energía que supera el mínimo
necesario se transforma en calor, de manera que la absorción es menos eficiente que en el caso anterior.
La radiación solar está formada por fotones de distinta longitud de onda (o distinta energía). Para
cada intervalo comprendido entre dos longitudes de onda dadas, la eficiencia cuántica de una célula solar
es el cociente entre el número de electrones fotogenerados, capaces de generar corriente fotovoltaica, y
el número de fotones en ese intervalo de longitud de onda que inciden sobre la célula. El otro parámetro
de interés es la respuesta espectral, que se define como el cociente entre la corriente fotovoltaica generada
por la célula y la potencia radiante incidente, para un cierto intervalo de longitud de onda de la radiación.
Estos dos parámetros pueden dar lugar a confusión y suelen tratarse de forma indebida. A este
respecto, hay que resaltar el hecho de que una célula solar puede tener una buena eficiencia cuántica para
unas determinadas longitudes de onda y, sin embargo, su respuesta espectral, para esas mismas longitudes
de onda, puede ser mala. Dicho de otra forma, las longitudes de onda correspondientes al máximo de
eficiencia cuántica y respuesta espectral, pueden ser distintas.
De aquí en adelante, para evitar confusiones, se hablará simplemente de eficiencia, entendiendo
como tal, el cociente entre la potencia eléctrica generada por la célula solar y la potencia total de la
radiación incidente sobre ella.
Las células solares pueden clasificarse de acuerdo a los materiales semiconductores que las
constituyen y a su estructura interna, tal como se puede ver en la figura 2.
En la actualidad, la tecnología del silicio monocristalino ocupa el primer lugar en porcentaje de
implantación en el mercado. Las células monocristalinas a base de silicio han sido las primeras en
producirse industrialmente. Su mayor inconveniente es lo costoso que resulta su proceso de fabricación,
debido a la elevada pureza y la gran cantidad de material activo empleado, lo que supone además un
elevado gasto energético. Su gran ventaja es la eficiencia, notablemente superior al resto de sus
competidoras en las aplicaciones terrestres más comunes.
COMPONENTES DE LOS SISTEMAS FOTOVOLTAICOS 7
El método más común de elaboración de células de silicio monocristalino (sc-Si) consiste en partir
de un lingote de monocristal de silicio, obtenido por los métodos de Czochralski (Cz) o zona flotante
(FZ), y cortarlo en obleas que constituyen el sustrato sobre el que tendrá lugar todo el proceso restante
(unión “p-n”, metalización, etc.).
Las células de silicio policristalino (mc-Si)
también utilizan obleas de silicio como sustrato,
pero a diferencia de las anteriores, éstas proce-
den del corte de un bloque de silicio que se ha
dejado solidificar lentamente en un crisol y que
está formado por muchos pequeños cristales de
silicio. Este tipo de elaboración es menos costo-
so que el anterior, pero reduce considerable-
mente la eficiencia de las células.
Los avances más recientes en la tecnología
del silicio cristalino han supuesto una mejora en
la eficiencia de utilización del silicio (se desper-
dicia menos cantidad de material) y el desarro-
llo de procesos de crecimiento continuo.
Las técnicas actuales permiten obtener
obleas de unas 200 micras de espesor, pero éste
vendrá determinado principalmente por la
característica de manejabilidad de la oblea, que
debe manipularse durante todo el proceso de
elaboración de la célula sin riesgo de romperse.
Fig. 10. Estructura básica de una célula con sustrato de silicio cristalino.
10 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
En este tipo de células cristalinas, la malla que forma el contacto frontal suele consistir en una serie
de “dedos” que están en contacto directo con el semiconductor y que se conectan entre sí mediante unas
tiras metálicas (véase la figura 10). El diseño de estos “dedos” afecta a la eficiencia de dos maneras. Por
un lado, implica un sombreado que impide que parte de la radiación disponible alcance el interior de la
célula y, por otro lado, introduce una resistencia, debida a la unión metal-semiconductor y a la propia
resistencia del material empleado.
En este sentido, se ha evolucionado desde la técnica convencional del serigrafiado hasta la de
contacto enterrado mediante láser LGBG (Laser Grooved Buried Grid), consiguiendo mejorar en un 25 %
la eficiencia de la célula sin apenas aumentar su coste. Las claves de esta técnica son:
! Reducción del ancho de los dedos, de 150 micras con serigrafía convencional, a 20 micras, que
reduce el sombreado de la célula hasta un 3 %, frente al 15 % de las serigrafiadas.
! Aumento de la relación de aspecto (alto/ancho) del contacto, lo que supone una reducción en la
resistencia total de la malla.
! Reducción de la resistencia contacto-semiconductor.
Fig. 11. Estructura interna de una célula de alta eficiencia de silicio monocristalino (LGBG).
En la figura 12 se puede ver el aspecto que tienen dos células solares elaboradas a partir de obleas
de sc-Si y mc-Si. Poseen generalmente un color azulado (aunque existen células de muy diversos colores
disponibles comercialmente), y es fácil distinguirlas entre sí a simple vista. Obsérvese también la
diferencia entre las mallas del contacto delantero, que pone de manifiesto el uso de la técnica de contacto
enterrado en la monocristalina de alta eficiencia y el serigrafiado en la otra.
Fig. 12. Célula monocristalina de alta eficiencia (izquierda ) y célula policristalina (derecha).
COMPONENTES DE LOS SISTEMAS FOTOVOLTAICOS 11
Se debe hacer asimismo mención especial a unas células cristalinas, desarrolladas en España, que
permiten el aprovechamiento de la radiación solar por ambas caras. Son las llamadas células bifaciales.
Las dos tecnologías descritas hasta el momento se caracterizan por la obtención de células
individuales con unas características eléctricas aproximadas de 0,5 voltios en circuito abierto y unos 3
amperios en cortocircuito (la intensidad es directamente proporcional al área de la célula). Estas
características no suelen ser adecuadas para las aplicaciones más comunes, de manera que lo habitual será
ver las células conectadas entre sí, formando lo que se denomina un módulo fotovoltaico.
Para completar este apartado dedicado a las células solares, se hablará de la tecnología de capa
delgada y, en concreto, de las células de silicio amorfo (a-Si).
El funcionamiento de una célula solar de capa delgada se basa, al igual que las cristalinas, en el
efecto fotovoltaico derivado de la unión de semiconductores, pero su elaboración es completamente
distinta. Los aspectos característicos de esta tecnología son:
– Proceso de fabricación sencillo y de fácil automatización.
– Necesidad de poco material activo y reducción del gasto energético y del coste.
– Facilidad para realizar módulos flexibles y con óptima eficiencia cuántica en un amplio rango del
espectro.
Las células de silicio amorfo han sido las primeras células de capa delgada que se han producido
comercialmente y en la actualidad son las únicas de este tipo que han causado impacto en el mercado FV,
con una cuota de producción superior al 15 %.
Su elaboración consiste en la deposición sobre un material de una finísima capa de menos de una
micra de espesor de silicio amorfo procedente del gas silano (SiH4). Este material puede constituir,
finalmente, la parte frontal (superestrato) o trasera (sustrato) del módulo, utilizándose cristal, plásticos,
láminas de acero inoxidable, etc. Lo que se obtiene no son células individuales, sino una lámina continua
que se puede adaptar fácilmente a las necesidades concretas. El proceso de creación y conexionado de las
células está integrado en el propio proceso de obtención de la lámina, destacando la ausencia de soldaduras
para realizar dicho conexionado y la utilización de contactos transparentes a base de óxidos (TCO).
Conviene señalar que lo que caracteriza y diferencia a esta tecnología de las vistas anteriormente es
la utilización como sustrato, o superestrato, de un material no activo, es decir, que no interviene en el
funcionamiento interno de la célula, y sobre el cual se depositan finísimas capas de material semiconduc-
tor que constituyen la célula en sí. Debido a los semiconductores utilizados, estos espesores tan finos son
los óptimos para el funcionamiento de la célula, ya que sólo los portadores fotogenerados en la propia
unión, o en sus proximidades, pueden beneficiarse del efecto fotovoltaico.
12 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Las células resultantes tienen una tonalidad uniforme de color pardo o grisáceo, y no está de más
señalar que, generalmente, lo que se conoce como células solares de silicio amorfo, son en realidad
módulos solares sin marco o bastidor.
La tecnología del a-Si tiene una eficiencia considerablemente menor que las basadas en silicio
cristalino, debido principalmente a la mala calidad del silicio utilizado, cuya estructura interna dificulta
la recolección de los portadores fotogenerados. Sin embargo, como se ha mencionado antes, la tecnología
de capa delgada facilita el desarrollo de células solares con buena eficiencia cuántica para un amplio
rango del espectro, lo que las hace especialmente adecuadas para uso en interiores, en atmósferas con
mucho polvo, etc. Esto se consigue mediante estructuras tándem, de triple unión, o múltiples uniones de
capas semiconductoras. En la figura 14 se representa esquemáticamente la estructura de una célula solar
de triple unión.
Fig. 14. Célula de triple unión. Cada capa presenta una eficiencia cuántica óptima en una franja distinta del
espectro solar.
En cuanto a su capacidad de generar potencia eléctrica, sirva como dato que una “célula” solar de
a-Si como las mostradas en la figura 15 y del mismo tamaño que una cristalina, genera una potencia
resultante menor (del orden del 60 %), lo que las hace especialmente aptas para aplicaciones de bajo
consumo (calculadoras, señalizadores, etc.).
El módulo FV
Como se ha visto previamente, las células solares a base de silicio cristalino se caracterizan por su
reducida capacidad para generar potencia eléctrica y su fragilidad y vulnerabilidad frente a los agentes
externos. Para su manejo y utilización práctica se unen entre sí en lo que se denomina un módulo
fotovoltaico o módulo FV, resultando una estructura compacta, manejable y resistente.
Los módulos FV con células de silicio cristalino suelen comercializarse como unidades de 12 ó 24
voltios y con potencias de hasta 100 vatios, o más, de modo que en determinadas aplicaciones será
necesario asociar varias de estas unidades para satisfacer los requerimientos eléctricos de tensión,
corriente y potencia.
Fig. 16. Diferente tipos de módulos FV de propósito general, con Fig. 16 bis. Típico módulo comercial
células de silicio cristalino. formado por 72 células de silicio cristali-
no que proporciona 24 V nominales.
Los módulos mostrados en la figura 16 son los que se comercializan habitualmente, con un marco
que permite su montaje sobre las superficies y estructuras más comunes (paredes, perfiles metálicos, etc.).
En la misma figura se aprecian distintas formas de disponer las células dentro del módulo, consiguiendo
un mayor o menor aprovechamiento de su superficie. En la figura 17 se muestra el corte transversal de
uno de estos módulos, en el que se observa el sistema de encapsulado y enmarcado final.
Fig. 21. Elaboración de un rollo de módulo flexible de capa delgada. Fácil de montar en cualquier superficie plana
o curvada; es ligero (menos de 2 gramos por vatio) y puede suministrar tensiones desde 0,8 hasta 200 voltios.
Características eléctricas
No se debe olvidar que el dispositivo básico de generación de electricidad FV es la célula solar. No
obstante, en la práctica se trabaja con módulos consistentes generalmente en la conexión serie de un
determinado número de células y, por eso, para el estudio y análisis del comportamiento eléctrico del
subsistema de generación, se considerará el módulo FV como la unidad práctica de generación eléctrica.
Una célula solar puede representarse por el circuito eléctrico equivalente mostrado en la figura 22.
Como se puede apreciar, no es más que la representación eléctrica simplificada del funcionamiento
descrito anteriormente, es decir, una corriente de portadores fotogenerados, un diodo resultante de la
unión de semiconductores, una tensión provocada por el efecto fotovoltaico y unas resistencias que
engloban las pérdidas existentes durante el funcionamiento (corrientes de fuga, contactos, etc.).
Este circuito eléctrico equivalente se puede hacer extensivo a un módulo FV formado por NP hileras
en paralelo y cada una con NS células en serie, resultando la relación tensión-corriente que se muestra a
continuación:
I = I SC 1 − exp
(V − VOC + I RSG )
[1]
N SVT
siendo:
I = Corriente proporcionada por el módulo FV. Es igual a la suministrada por una sola célula,
multiplicada por el número de células en paralelo.
16 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
A la vista de la característica V-I, cabe señalar algunos aspectos propios del funcionamiento de un
módulo FV:
! El punto de funcionamiento del módulo FV (par de valores V-I) puede situarse en cualquier punto
de su curva característica V-I, y vendrá determinado por la intersección de las curvas característi-
cas V-I del propio módulo y de lo que a él se conecte (carga resistiva, acumulador, etc.).
! Existe un único par de valores VM, IM que proporcionan la potencia máxima. A partir de ahora se
denominarán VMP e IMP, tensión y corriente en el punto de máxima potencia. Una estimación
aproximada de VMP, válida para la mayoría de los módulos de silicio cristalino, es:
VMP = 0,8 VOC [2]
! La intensidad de la corriente que puede generar un módulo está limitada de forma natural, de
modo que una situación de cortocircuito no supone ningún peligro para el módulo ni un peligro
grave para quien lo maneja.
Además de los parámetros de tensión y corriente descritos, existen tres más que resultan de interés:
el factor de forma, la eficiencia y la temperatura de operación nominal de las células.
y su nombre se debe a que dicho factor es una medida de cuánto se aproxima la curva V-I al
rectángulo de lados VOC e ISC. Este factor será tanto mejor cuanto más se acerque a la unidad.
La eficiencia, al igual que en el caso de una célula solar, es el cociente entre la potencia eléctrica
generada por el módulo y la potencia de la radiación incidente sobre el mismo.
La temperatura de operación nominal de las células (NOCT, Nominal Operation Cell Temperature)
indica la temperatura que alcanzan éstas cuando se somete el módulo a las siguientes condiciones
de funcionamiento:
Intensidad de radiación: 800 W/m2 (incidencia normal)
Distribución espectral: AM 1,5
Temperatura ambiente: 20 °C
Velocidad del viento: 1 m/s
La característica V-I (y sus parámetros) facilitada por el fabricante se ha obtenido en un ensayo con
las siguientes condiciones estándar de iluminación y temperatura de las células, conocidas como STC
(Standard Test Conditions):
Intensidad de radiación: 1000 W/m2 (incidencia normal)
Distribución espectral: AM 1,5
Temperatura de la célula: 25 °C
Por esta razón, es frecuente que el propio fabricante facilite una familia de curvas características que
permitan estimar el comportamiento del módulo FV en condiciones no estándar. En la figura 24 se
muestran dos familias de curvas características, tomando como parámetro la irradiancia y la temperatura
de las células, respectivamente. En cuanto al espectro de la radiación incidente, cabe señalar que, de
facilitarse alguna gráfica, ésta consistirá en la respuesta espectral en función de la longitud de onda, lo
que, a efectos eléctricos, no proporciona información relevante.
Fig. 24. Características V-I en función de la irradiancia (izquierda) y de la temperatura de las células (derecha).
18 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
siendo G la irradiancia, en W/m2, e ISC0 la corriente de cortocircuito a una irradiancia de 1000 W/m2.
En cuanto a la tensión en circuito abierto, en las curvas facilitadas por el fabricante apenas se aprecia
variación con la irradiancia, lo que solamente es cierto hasta un determinado valor, a partir del cual dicha
tensión se reduce bruscamente, hasta anularse. Para asegurarse de que no hay tensión en los módulos, en
la práctica se recurre a cortocircuitar sus bornes o a cubrir los módulos para impedir que incida la
radiación solar sobre ellos. En la figura 25 se pueden apreciar mejor las variaciones de ISC y VOC con la
irradiancia incidente (para un módulo distinto al de la figura 24).
Hay que señalar también que el fabricante facilita la variación de la característica V-I con la
irradiancia, manteniendo la temperatura constante, pero en la práctica ambos parámetros están
relacionados, de modo que, a medida que se reduce la irradiancia, las curvas deberían desplazarse también
hacia la derecha, reflejando la variación en la tensión a circuito abierto con la temperatura.
Por lo que respecta a la variación con la temperatura, además de la familia de curvas, el fabricante
suele facilitar unos coeficientes de temperatura que indican la variación de algunos parámetros
característicos por cada grado de temperatura de las células por encima de 25 °C (tabla 1).
siendo:
Tc = Temperatura de las células (°C)
Ta = Temperatura ambiente (°C)
No = Temperatura de operación nominal de las células, NOCT (°C)
I = Irradiancia (W/m2)
En ausencia del dato No, puede tomarse 44 °C como valor típico, resultando una temperatura de las
células:
Tc = Ta + 0,03 I [6]
Asociación de módulos FV
Como ya se ha comentado, las características eléctricas de los módulos FV individuales no siempre
permiten satisfacer los requerimientos de tensión y corriente del sistema. Para conseguirlo se recurre a
su asociación, que consiste en unir de forma apropiada los terminales positivos y negativos de varios
módulos.
Llegados a este punto, conviene señalar que hay módulos diseñados para funcionar individualmente,
es decir, listos para conectarlos a un elemento de consumo, una batería, un inversor, etc. Ni que decir
tiene que no es recomendable, ni conveniente, utilizar estos módulos en sistemas FV que requieran su
asociación.
El acoplamiento de dos o más módulos en serie, produce un voltaje igual a la suma de los voltajes
individuales de cada módulo, manteniéndose invariable la intensidad. Por contra, con la conexión en
paralelo, es la intensidad la que se suma, permaneciendo igual el voltaje.
En los módulos FV de propósito general, diseñados para facilitar su interconexión, lo más usual es
que sus terminales estén accesibles en una o dos (una para cada terminal) cajas de conexiones adosadas
en la parte posterior del módulo y sean resistentes a la intemperie, con un grado de protección IP 65
(totalmente protegido contra el polvo y el lanzamiento de agua). En la figura 27 se muestra una caja de
conexión en la que se aprecian los bornes atornillados de los terminales positivo y negativo; los
“prensaestopas”, para evitar que los posibles esfuerzos o tensiones que puedan sufrir los cables de
interconexión no se transmitan a la unión con los bornes, y un par de diodos (ocultos parcialmente por
los cables) cuya función se explicará más adelante.
El fabricante también suele facilitar un esquema donde se ilustran los bornes de estas cajas de
conexión y se indica la forma correcta de conectarlos. Esto resulta especialmente útil en aquellos casos
en los que la identificación de los terminales no es tan obvia como en la figura 27.
Antes se han comentado los efectos que se consiguen al asociar los módulos en serie y en paralelo,
pero los efectos esperados y los conseguidos sólo coinciden cuando todas las células de cada módulo, y
todos los módulos, tienen las mismas características eléctricas y funcionan bajo las mismas condiciones
de iluminación, temperatura, etc., lo que en la práctica no siempre es así. Dejando a un lado las posibles
diferencias derivadas del proceso de fabricación de los módulos, se analizará el problema del sombreado,
sus efectos y la forma de prevenirlos.
En la figura 29 se muestra la configuración típica de un módulo de 12 voltios, con 36 células en
serie. Los problemas pueden surgir cuando el módulo trabaja en cortocircuito, o con corrientes próximas
al mismo (tensión baja a la salida).
Supóngase dos células, una de ellas parcialmente sombreada, conectadas en serie y en cortocircuito,
tal como se muestra en la figura 30.
Está claro que la corriente total a través del circuito está limitada por la generada por la célula
sombreada. Esto provoca que parte de la corriente que puede producir la otra célula se ve obligada a
circular a través de su unión (ya que no puede circular por el circuito), generando una tensión directa de
unos 0,6 voltios entre sus extremos. Al estar las células en cortocircuito, la suma de las tensiones
existentes entre sus extremos debe ser nula, de modo que la célula sombreada se ve sometida a una
tensión inversa igual a los 0,6 voltios existentes entre los extremos de la no sombreada. En estas
condiciones la célula sombreada no genera potencia, sino que la disipa, ya que la corriente y la tensión
tienen distinto signo. En la figura 31 se puede observar cómo se puede calcular la corriente de
cortocircuito resultante y la potencia disipada en la célula sombreada.
Fig. 31. Método sencillo de calcular la ISC resultante y la potencia disipada en la célula sombreada.
En un módulo en cortocircuito, o con corrientes próximas al mismo (tensión baja a la salida), el peor
de los casos sería que sólo una de las células de la serie estuviese sombreada. En esta situación, las
tensiones originadas en las uniones del resto de las células provocarían una tensión inversa y,
consecuentemente, una disipación de potencia en la célula sombreada que podría suponer la degradación
de las soldaduras de los contactos, o incluso la rotura de la célula o del cristal del módulo. Es lo que se
conoce como problema del “punto caliente”. Para minimizar los efectos del “punto caliente” originado
por la excesiva tensión inversa soportada por una célula sombreada, se utilizan diodos de paso. En la
figura 32 se repite la situación mostrada en la figura 30, pero incluyendo un diodo de paso en cada célula.
Fig. 32. Efecto del sombreado en dos células en serie usando diodos de paso.
COMPONENTES DE LOS SISTEMAS FOTOVOLTAICOS 23
Al conectar un diodo de paso en antiparalelo con la célula solar, su característica V-I se modifica tal
como se muestra en la figura 33. Obsérvese cómo a partir de una determinada tensión inversa en la célula,
el diodo de paso se polariza en directa y empieza a conducir corriente, manteniendo constante la tensión
en sus extremos (funcionamiento normal de un diodo).
Fig. 33. Izquierda: Característica V-I de un célula solar con y sin diodo de paso. Derecha: Característica V-I
resultante de 10 células en serie, con una de ellas sombreada, con diodos de paso.
En la práctica, resultaría caro incluir un diodo de paso en cada célula del módulo y lo que se hace
es situarlos en torno a un grupo de ellas. De esta forma, la tensión inversa que soportaría una célula
sombreada sería la del diodo de paso más la suma de las tensiones directas de las uniones de las células
no sombreadas que comparten dicho diodo. Muchos fabricantes dotan a sus módulos de tomas intermedias
que permiten la instalación de diodos de paso, o los incluyen ya en la caja de conexiones, como se puede
observar en las figuras 27 y 28. En la figura 34 se muestra el diagrama de conexiones de las células y los
diodos de paso correspondientes al módulo cuya caja de conexiones es la de la figura 27.
Fig. 34. Diagrama de conexión de las 36 células de un módulo, con dos diodos de paso agrupando a 18 células cada uno.
Es importante recordar que si al módulo de la figura 34 se conecta directamente una batería, por
ejemplo, y se invierte la polaridad, uniendo los terminales de distinto signo, los diodos de paso permitirían
la circulación de la corriente, originándose un cortocircuito de consecuencias fatales.
24 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Aunque resulte obvio decirlo, los diodos de paso no evitan el sombreado de las células, ni mejoran
la respuesta eléctrica en esas situaciones. Tan sólo sirven como medida de protección para minimizar los
efectos del “punto caliente” en asociaciones serie de elementos. En general, se recomienda usar diodos
de paso cuando la tensión del subsistema generador es superior a 24 V.
El “punto caliente” también puede aparecer en la asociación en paralelo de elementos, generalmente
módulos, con distintas tensiones a circuito abierto y trabajando precisamente en circuito abierto, tal como
se puede observar en la figura 35.
En este caso, suponiendo que se trate de dos módulos conectados en paralelo y con distinta tensión
a circuito abierto, el punto caliente se origina por la corriente inversa que puede circular por el módulo
de menor VOC. Para evitarlo se recurre al uso de diodos de bloqueo colocados, en el caso general, en serie
con cada fila de módulos conectada en paralelo con el resto. En general, los diodos de bloqueo son
recomendables cuando la tensión en el subsistema generador es superior a 120 V. Estos diodos de bloqueo
también evitan la posible descarga del subsistema de acumulación a través del subsistema generador,
haciendo innecesaria la presencia de otro diodo dedicado exclusivamente a este fin.
COMPONENTES DE LOS SISTEMAS FOTOVOLTAICOS 25
El regulador
El dispositivo encargado de llevar a cabo la función mencionada es el regulador, o controlador de
carga. Esta última denominación proviene de que la misión básica para la que fueron diseñados
inicialmente los reguladores, y en ocasiones la única, es evitar la sobrecarga perjudicial de la batería, y
se debe subrayar lo de perjudicial ya que, como se verá más adelante, la sobrecarga ocasional y controlada
puede resultar beneficiosa. Se puede afirmar que, en los últimos 5 años, el diseño y la concepción de los
reguladores es lo que más ha evolucionado dentro los sistemas FV, hasta el punto de que lo que los
reguladores de “última generación” hacen, y cómo lo hacen, nada tiene que ver con los primeros
dispositivos utilizados. A continuación se indican las características que puede llegar a tener un regulador
de última generación, también llamado “inteligente”. Ni que decir tiene que algunas de ellas son
compartidas por otros reguladores de peor calidad (sin “inteligencia”), pero la diferencia radica en “cómo
se hace”:
! Funcionamiento basado en microprocesador interno.
! Protección contra sobrecarga perjudicial de la batería.
! Protección contra sobredescarga de la batería (siempre perjudicial).
! Protección del propio regulador contra tensión, intensidad y temperatura excesivas.
! Protección contra errores de instalación (como, por ejemplo, inversión de polaridad).
! Aviso previo a la desconexión del consumo.
! Selección manual o automática de tensión: 12 V / 24 V / 48 V.
! Selección manual del tipo de batería: electrolito líquido o gel.
! Ajuste manual de otros parámetros y modos de funcionamiento, es decir, programación: capacidad
de la batería, tiempos, umbrales de tensión y estado de carga, etc.
! Carga eficiente de la batería en varias etapas.
! Carga periódica de ecualización.
! Compensación por temperatura mediante sensor interno y/o externo.
! Información exhaustiva al usuario: tensión en la batería, intensidad de carga y descarga, estado
de carga de la batería, estado del regulador (tipo de carga que está realizando), descripción de
errores, etc.
! Almacenamiento de datos: histórico de valores máximos y mínimos de tensiones, estado de carga,
temperatura, etc.
! Funcionamiento en modo día o modo noche.
! Protección contra la intemperie: grado de protección IP 54, o superior.
! Comunicación con ordenador y control remoto vía módem.
26 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Fig. 38. Aspecto y ciclo de carga en dos etapas de un moderno regulador ubicado en una caja de intemperie.
La carga rápida inicial es, de hecho, una sobrecarga controlada. No obstante, para que la carga
resulte completa y eficiente, es decir, para eliminar el sulfato depositado en las placas durante la descarga
anterior, debería permitirse el paso de corriente durante un cierto tiempo (manteniendo la tensión
constante). Esto supone la aparición de otra etapa, entre la carga rápida inicial y la de flotación, llamada
de absorción, y en consecuencia la aparición en el mercado de los reguladores de tres etapas.
Entre las características de un regulador se ha indicado la posibilidad de realizar cargas periódicas
(mensuales) de ecualización. En los reguladores de dos etapas esto se lleva a cabo aumentando
ligeramente la banda de flotación hasta la zona de gaseo de la batería. En otros reguladores, como el de
tres etapas mostrado en la figura 37, la ecualización constituye una nueva etapa, entre la carga inicial
(hasta una tensión superior a la normal) y la de absorción.
Fig. 40. Aspecto y ciclo de carga de un pequeño regulador estanco, con PWM y sin conexión para elementos de
consumo. Este tipo de control se denomina “a tensión constante”, por no haber diferencia de tensiones entre la
carga rápida y la flotación.
Otro de los aspectos diferenciadores de un regulador es la forma en que se realiza la interrupción del
paso de corriente hacia la batería. En los reguladores tipo serie, esta interrupción consiste en abrir la línea
del circuito que une el generador FV y la batería, mediante la actuación de un dispositivo situado en serie
con estos elementos. La otra técnica, llevada a cabo en los reguladores tipo paralelo, consiste en
cortocircuitar el generador FV mediante la actuación de un dispositivo situado en paralelo entre éste y
la batería.
Las denominaciones “paralelo” y “serie” pueden inducir, erróneamente, a pensar que se refieren a
la manera de conectar externamente los reguladores en el circuito paneles-baterías, o que el regulador
serie se tiene que intercalar, como cualquier otro elemento en serie, solamente en uno de los dos
conductores. Esto no es exactamente así, ya que ambos tipos se conectan a ambos polos, positivo y
negativo, del circuito. Las denominaciones hacen referencia únicamente a la disposición del elemento
interno de control con respecto al circuito externo.
Los reguladores serie han ido ganando terreno a los reguladores paralelo, los cuales eran los más
utilizados hace años, sobre todo en pequeñas instalaciones.
Hay que hacer hincapié en que estos dos tipos de reguladores no son sinónimos de “bueno” y “malo”
respectivamente. Lo que determina la buena o mala calidad de un regulador es principalmente el ciclo de
carga utilizado (número de etapas, etc.). Basta darse cuenta, por ejemplo, de que la técnica PWM utilizada
para mantener la tensión constante, puede llevarse a cabo en los dos tipos de reguladores. La diferencia
consiste en que, hacia el final de la carga, el dispositivo de conmutación en un regulador en paralelo estará
más tiempo en conducción que en uno en serie, que estará casi siempre en corte, y el calor disipado será
considerablemente mayor. Esto no implica una peor eficiencia, ya que tanto en un caso como en otro, la
corriente interrumpida no se aprovecha, pero debe preverse un buen sistema de evacuación de calor que
minimice los efectos de éste sobre el funcionamiento del regulador.
Las ventajas de un regulador paralelo son, además de su inferior precio, la ausencia de la pequeña
caída de voltaje que se produce en el de tipo serie, su despreciable consumo cuando no está regulando y
una muy importante para casos de sistemas autónomos con escaso mantenimiento: un fallo en el regulador
no implica la interrupción de la corriente de carga desde los paneles hacia las baterías. Su mayor
desventaja es que, como ya se comentó, producen una elevada disipación de energía en forma de calor,
lo que limita la potencia total que pueden manejar.
Por otra parte, es posible hacer funcionar un regulador paralelo sin necesidad de batería, actuando
en este caso como limitador del voltaje producido por el panel, que permanecerá constante aunque la
irradiancia varíe.
Los reguladores serie tienen como ventaja su pequeña disipación de energía, lo que permite mayores
potencias, y como desventaja, la ya mencionada pequeña pérdida de voltaje en el circuito (y un pequeño
consumo adicional).
COMPONENTES DE LOS SISTEMAS FOTOVOLTAICOS 29
Se sabe que la tensión en bornes de una batería no es el mejor indicador de su estado de carga,
aunque a veces sea el único. Los reguladores “inteligentes” de última generación, basados en
microprocesador, hacen uso de algoritmos que pueden estimar el estado de carga con una precisión del
10 %, o al menos eso dicen sus fabricantes. Lo cierto es que para su determinación se tienen en cuenta
más factores que la propia tensión de la batería, a lo que hay que añadir la capacidad de autoaprendizaje
del regulador, que se ajusta automáticamente a la capacidad, edad y grado de sulfatación de la batería.
Con todo, el problema de conocer con exactitud el estado real de carga de una batería sigue siendo
difícil de resolver, y el único método totalmente fiable sería extraer dicha carga en su totalidad, midiendo
así su magnitud, solución ésta que, obviamente, no resulta práctica.
Fig. 41. Regulador serie de última generación, basado en microprocesador, con autoaprendizaje, compensación de
temperatura interna y externa, pantalla LCD y estanco (IP 65). Sobre el circuito: T2, control de carga (PWM). T3,
control de descarga. T1, cortocircuita el generador FV cuando se detecta una tensión excesiva en la batería.
Fig. 42. Regulador paralelo, basado en microprocesador, con compensación de temperatura interna. Sobre el
circuito: T1, control de carga (PWM). T2, control de descarga. El diodo junto a T1 hace las veces de diodo de
bloqueo y también es necesario para evitar el cortocircuito de la batería cuando T1 conduce.
Hay que advertir que los reguladores como los de las figuras 41 y 42 poseen elementos electrónicos
en el conductor negativo, lo que lo puede convertirlos en no aptos para sistemas con conductor negativo
puesto a tierra (habitual en algunos países).
Tanto los reguladores “todo-nada”, como los PWM, basan su buen funcionamiento y el cuidado de
la batería en la elección adecuada de los umbrales de tensión (final de carga, flotación, etc.). Se ha visto
que estos valores de tensión varían sensiblemente con la temperatura y el tipo de batería. Respecto a la
compensación por temperatura, hay reguladores que tienen un sensor incorporado en su interior, pero para
que dicha compensación tenga los efectos deseados, el regulador debe colocarse cerca de la batería. Otros
reguladores pueden conocer la temperatura de la batería con mayor exactitud por medio de una sonda
conectada directamente a la misma y a los terminales del regulador. Respecto al tipo de batería, un gran
número de reguladores permiten la selección manual de los tipos electrolito líquido y gel. En cualquier
caso, lo que nunca debería hacerse es utilizar un regulador con un tipo de batería distinto al seleccionado,
o distinto al tipo para la cual se ha diseñado.
A la vista de la figura 45 se observa que los puntos de trabajo del módulo FV (dentro de la zona
sombreada) distan considerablemente de los puntos de máxima potencia, es decir, el módulo está
infrautilizado. Esto es una realidad, guste o no, y cuanto menor sea la temperatura y menor sea el estado
de carga (tensión) de la batería, peor. Por ejemplo, la potencia máxima del módulo de la figura 45, a
25 °C, es 20 W y el punto de potencia máxima es 16 V, 1,25 A. Si en estas condiciones de irradiancia y
temperatura, dicho módulo se conecta a una batería con una tensión de 12,5 V, el punto de trabajo pasaría
a ser (despreciando caídas de tensión en cableado) 12,5 V, 1,3 A (aproximadamente), es decir, el módulo
estaría generando una potencia igual a 12,5 × 1,3 = 16,25 W, un 80 % de la máxima. ¿Qué pasa con el
20 % restante?, pues que sigue “estando” ahí, en el módulo, esperando que alguien la aproveche.
Aplicar al módulo FV una tensión distinta a la de la batería es algo bastante sencillo, basta con
utilizar un convertidor continua-continua como el que se representa en la figura 46. La clave de este
circuito consiste en que el interruptor se abre y se cierra unas treinta mil veces por segundo y que la
tensión existente en la bobina (L) cuando está cerrado, depende de la tensión en la batería y del ciclo de
trabajo del interruptor, m, entendido como el cociente entre el tiempo que está cerrado y su periodo de
conmutación, esto es, m = TON /T . Cuando el interruptor está cerrado, la tensión en el módulo FV es igual
a la suma de tensiones de la bobina y la batería, de modo que con un ciclo de trabajo adecuado, se podría
conseguir que esta suma fuese igual a la tensión en el punto de máxima potencia y el problema estaría
resuelto. Una forma muy sencilla de determinar el ciclo de trabajo adecuado, podría ser la siguiente:
Se comienza con un ciclo de trabajo igual a uno, de forma que la tensión en la bobina (con el
interruptor cerrado) vale cero y la tensión en el módulo FV coincide con la de la batería. Con esta tensión,
el módulo FV genera una corriente de carga correspondiente al punto de trabajo 1.
El microcontrolador calcula la potencia generada por el módulo, multiplicando la tensión de la
batería por la corriente de carga, y disminuye un poco el ciclo de trabajo del interruptor.
Esta disminución en el ciclo de trabajo supone un aumento en la tensión de la bobina y, por
consiguiente, en la tensión que se aplica al módulo. Ello da lugar a otro punto de trabajo 2 y a una nueva
corriente de carga.
El microcontrolador vuelve a calcular la potencia generada, y si es mayor que la anterior, vuelve a
disminuir el ciclo de trabajo del interruptor, aumentando la tensión en la bobina y pasando a un punto de
trabajo entre el 2 y el de máxima potencia, PMP. Este proceso se repetiría hasta llegar al punto de máxima
potencia. Una vez alcanzado, la disminución del ciclo de trabajo nos llevaría al punto 3 y a una
disminución en la potencia medida por el microcontrolador, por lo que éste procedería a aumentar
levemente el ciclo, disminuyendo la tensión aplicada al módulo FV y volviendo a ascender por la
característica V-I.
Con este procedimiento se podrían seguir las variaciones que sobre el punto de máxima potencia
ejercen la temperatura y la tensión en la batería, principalmente, de manera que el módulo FV estaría
generando siempre la máxima potencia posible.
La variación del ciclo de trabajo que se acaba de comentar, es realmente el funcionamiento de un
control PWM, pero con una finalidad bien distinta a la descrita cuando hablamos de las etapas del ciclo
de carga de un regulador. A este nuevo PWM y al algoritmo utilizado para determinar el ciclo de trabajo,
se les denomina proceso de seguimiento del punto de máxima potencia, MPPT (Maximun Power Point
Tracking).
El convertidor de la figura 46 es del tipo reductor de tensión, o elevador de corriente. Es el más
frecuente, ya que lo usual es que la tensión del punto de máxima potencia del generador FV sea mayor
que la tensión de la batería. Se puede utilizar otro tipo de convertidor (elevador de tensión), pero hay que
prestar atención a si es, o no, adecuado para nuestro sistema FV.
Mediante el control MPPT y en condiciones de bajo estado de carga de la batería y baja temperatura
ambiente, se puede aumentar la potencia entregada por el generador FV en un 30 %. Sin embargo, hay
que tener en cuenta que de nada serviría ganar un 30 % de potencia si el MPPT sólo tiene una eficiencia
del 70 %. Lo cierto es que incluso podría haber pérdidas de potencia si se utiliza el MPPT en determinadas
circunstancias. Los valores usuales de eficiencia superan el 90 %.
32 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Debido a su elevado coste este tipo de reguladores solamente suele utilizarse en instalaciones
relativamente grandes.
Hay reguladores que tienen incorporado el MPPT como un programa más de su microprocesador
(o microcontrolador). Lógicamente, cuando la tensión de la batería alcanza el nivel de gaseo, el
microcontrolador abandona el programa MPPT y salta al control de carga por etapas. Pero el MPPT no
es exclusivo de los reguladores, es más, muy pocos lo incluyen. Lo más habitual es que el MPPT forme
parte de un inversor o un cargador, que se estudiarán más adelante, o que constituya un elemento en sí,
dedicado al acoplamiento entre el generador FV y cualquier tipo de carga (resistiva, motor de continua,
etc.). De todas formas, se ha creído conveniente tratar este tema en este apartado, ya que los conocimien-
tos adquiridos hasta el momento así lo permitían.
Acumuladores electroquímicos
Un acumulador electroquímico, o simplemente batería, es un dispositivo capaz de almacenar o
entregar la carga eléctrica que interviene en las reacciones electroquímicas que tienen lugar durante su
funcionamiento, manteniendo una diferencia de potencial aproximadamente constante entre sus dos
terminales de conexión externos.
Al igual que, como ya se dijo, la célula FV era el dispositivo básico de generación de electricidad,
se puede decir que la celda electroquímica es el dispositivo básico de acumulación de electricidad. En
esencia, está constituida por:
! Un par de electrodos, formados por material activo que interviene en las reacciones electroquími-
cas y entre los que se establece una diferencia de potencial capaz de generar corriente eléctrica
a través de un circuito externo.
! El electrolito, sustancia acuosa que sirve como medio conductor de la corriente eléctrica entre
ambos electrodos y actúa también, en algunos casos, como elemento reaccionante.
! Normalmente, los acumuladores electroquímicos contienen varias celdas unidas de forma
conveniente para conseguir una diferencia de potencial y una capacidad de acumulación
adecuadas para su uso práctico.
! A efectos eléctricos, un acumulador electroquímico puede considerarse como una fuente de
tensión ideal en serie con una resistencia interna, tal como se puede apreciar en la figura 48.
En la práctica esta fuente de tensión dista mucho de ser ideal y su modelización en circuito eléctrico
equivalente es compleja y objeto de continuos estudios. Por esta razón, el circuito mostrado en la figura
48 debe considerarse sólo a efectos conceptuales o didácticos.
34 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Parámetros característicos
El principal parámetro que caracteriza el funcionamiento de una batería es su capacidad nominal,
que indica la cantidad de corriente que puede proporcionar una batería completamente cargada, durante
un tiempo determinado y hasta que la tensión en las celdas se reduzca a un valor concreto (por cuestiones
de estandarización en la medida), momento en el que dicha batería se considera completamente
descargada.
La capacidad nominal se mide en amperios-hora, Ah. Esta unidad no es de por sí muy clarificadora,
ya que los Ah necesarios para satisfacer un consumo de 20 amperios durante 15 minutos, son los mismos
que para satisfacer un consumo de 1 amperio durante 5 horas, es decir 5 Ah. Por esta razón, la capacidad
de una batería va siempre ligada a un subíndice que indica el tiempo de descarga al que corresponde la
capacidad especificada. Así, una capacidad C20 igual a 100 Ah indica que la batería puede proporcionar
5 amperios de corriente durante un tiempo igual a 20 horas, pero para conocer los amperios que puede
entregar durante otro tiempo de descarga, no se puede hacer una simple regla de tres, sino que hay que
recurrir a los datos facilitados por el fabricante. En otras palabras, la variación de la capacidad con
respecto al tiempo de descarga no es lineal, como se muestra en la figura 49.
También es frecuente indicar la corriente de carga (o descarga) de una batería como una fracción de
su capacidad nominal. Así, cargar una batería de capacidad nominal C20 igual a 100 Ah, con una corriente
I50, significa que la corriente de carga vale C20 /50, es decir 2 A. Lógicamente, el subíndice de la corriente
también indica tiempo, pero no tiene por qué coincidir con el tiempo que la batería tardaría en cargarse
(descargarse) aplicando dicha corriente.
Otro parámetro de interés práctico es la profundidad de descarga, que indica la relación porcentual
entre los Ah extraídos de la batería y los Ah máximos que se pueden extraer. Paralelamente, se define el
estado de carga de una batería como la relación porcentual entre los Ah disponibles y los Ah máximos
que se pueden extraer. Obviamente, se cumple que:
Este parámetro es de vital importancia, nunca mejor dicho, ya que de él depende en gran medida la
vida útil de la batería. Ésta suele definirse como el número de ciclos de carga-descarga que puede
soportar hasta que su capacidad se vea reducida, irreversiblemente, a un 80 % de su valor nominal.
Conviene señalar que es también el fabricante el que establece qué es un ciclo de carga-descarga, es decir,
la descarga de la batería desde un 100 % de su capacidad nominal hasta una profundidad de descarga
determinada y de nuevo la carga hasta el 100 %. Habrá que leer con atención la letra pequeña de los datos
facilitados por el fabricante donde se especifica esa profundidad de descarga, ya que una vida útil
anunciada de 20 años puede ser cierto siempre y cuando la batería se someta a ciclos de tan sólo el 5 %
de profundidad de descarga, lo que puede alejarse mucho del funcionamiento real y práctico de la batería.
Otro parámetro característico del funcionamiento de una batería es su eficiencia. Ésta depende del
estado de carga y se define como el cociente entre la corriente (o energía) extraída y la corriente (o
energía) necesaria para restablecer el estado de carga correspondiente. Esta diferencia se debe
principalmente a las pérdidas por calor y en las reacciones químicas que tienen lugar en los procesos de
carga y descarga de la batería.
Para completar este apartado, hay que hacer alusión a la autodescarga de la batería, entendida como
la pérdida lenta y continua de su capacidad, incluso en estado de reposo, debida a diversas causas.
Clasificación
Las baterías se pueden clasificar atendiendo a diferentes criterios: la aplicación a la que se destinan,
el material activo, su construcción y el tipo de electrolito utilizado. La especificación completa de una
batería debería hacer referencia a todos y cada uno de los aspectos que acabamos de mencionar.
Según la aplicación, las baterías pueden estar sometidas a regímenes y condiciones de trabajo muy
diversas (arranque de motores, tracción de vehículos, iluminación de emergencia, etc.). Desde el punto
de vista del funcionamiento, la batería se caracteriza sobre todo por el tipo de ciclos de carga-descarga
y su capacidad de generar corriente eléctrica. Además, no deben olvidarse aspectos como la robustez, el
tamaño, la manejabilidad y la seguridad, que pueden resultar definitivos a la hora de determinar si una
batería es, o no, adecuada para la aplicación en cuestión.
En este sentido, no resulta del todo apropiado hablar de baterías para uso fotovoltaico, ya que es
precisamente el uso lo que determina el funcionamiento de las mismas y no el hecho de que se carguen
con corriente procedente de módulos solares. Así y todo, se sabe que las aplicaciones FV autónomas se
caracterizan por un consumo eléctrico moderado, constante y continuado, con frecuentes ciclos de carga-
descarga y con profundidades de descarga en torno al 50 %. Estos regímenes de funcionamiento han sido
cubiertos tradicionalmente por las llamadas baterías estacionarias, si bien se considera que, baterías de
ciclo profundo, puede ser una denominación más adecuada y más ajustada a la realidad, al tiempo que
ampliamente aceptada y utilizada en la industria de los acumuladores electroquímicos. Esta designación
las identifica y distingue de las baterías de arranque y tracción, diseñadas generalmente para proporcionar
36 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
corrientes elevadas de corta duración y con pequeñas profundidades de descarga, que no resultan
adecuadas para las aplicaciones FV. No obstante, conviene señalar que también existen en el mercado
baterías de este tipo capaces de soportar ciclos profundos.
Como un tipo intermedio entre las clásicas baterías para automoción SLI (siglas inglesas
correspondientes a “arranque”, “iluminación” y “encendido”) y las baterías de ciclo profundo, se
encuentran las llamadas baterías SLI modificadas, comercializadas en ocasiones como “baterías solares”,
aptas para pequeñas instalaciones FV, pero con una vida útil bastante inferior a las de ciclo profundo
cuando se someten a las mismas condiciones de trabajo.
Con respecto al material activo, más del 90 % de las baterías utilizadas en sistemas FV son del tipo
plomo-ácido (Pb-Ac), de modo que lo que resta del capítulo se dedicará casi exclusivamente a este tipo
de baterías. El porcentaje restante se cubre principalmente con baterías de níquel-cadmio (Ni-Cd) y, en
menor medida, con las de níquel-hierro (Ni-Fe).
Las baterías de Ni-Cd son muy resistentes a condiciones de trabajo exigentes, como bajas
temperaturas, fuertes descargas, etc., pero tienen varios inconvenientes que en la mayoría de los casos no
compensan estas ventajas, entre los que destacan su elevado precio, baja eficiencia (65 % - 80 %),
tensiones y curvas de carga que dificultan el uso de equipos estándar (reguladores, inversores, etc.), y la
dificultad y el coste asociado a su retirada, debido a lo peligroso y dañino que resulta el cadmio. En
cuanto a las baterías de Ni-Fe, debido a la baja eficiencia (60 % - 70 %) y a la dificultad para adaptarse
a sistemas con tensiones estándar de 12, 24, ó 48 voltios, deben analizarse con detenimiento la cuestión
económica, el funcionamiento y la disponibilidad, antes de preferirlas a las de Pb-Ac.
En una celda electroquímica de plomo-ácido, los electrodos, también llamados placas, suelen estar
formados por plomo al que se añaden pequeñas cantidades de antimonio o de calcio. Las placas sirven
además como soporte para el material activo de la celda, consistente en óxido de plomo en la placa
positiva y plomo en la placa negativa, ambos en forma esponjosa para favorecer la difusión del electrolito
y, por tanto, su reacción. El electrolito consiste en una disolución acuosa de ácido sulfúrico que, además
de servir como medio conductor de la electricidad, interviene activamente en las reacciones químicas de
la celda. Los procesos electroquímicos fundamentales que tienen lugar en una celda de Pb-Ac pueden
describirse mediante las reacciones que se muestran a continuación.
En la placa negativa:
Pb + SO4
2–
W PbSO + 2e
4
–
(a)
En la placa positiva:
2–
PbO2 + SO4 + 4H+ + 2e+ W PbSO + 2H O
4 2 (b)
) Funcionamiento global
En la reacción (c) se puede apreciar cómo varían el ácido sulfúrico y el agua durante el funciona-
miento de la celda, lo que a su vez supone una variación en la densidad del electrolito, aumentando
durante el proceso de carga y disminuyendo durante la descarga. También se sabe que la diferencia
de potencial existente en una celda de Pb-Ac depende fuertemente de la densidad del electrolito,
siendo 2 voltios el valor nominal adoptado en la práctica (1,2 V para las de Ni-Cd).
COMPONENTES DE LOS SISTEMAS FOTOVOLTAICOS 37
Tabla 2. Valores típicos de tensión y densidad del electrolito en una celda de Pb-Ac, en función del estado de carga.
) Proceso de descarga
El material activo de las placas reacciona con el electrolito y se sustituye por sulfato de plomo. Éste
ocupa un volumen mayor que el material activo sustituido y provoca el engorde de las placas. Esa
expansión del volumen induce tensiones mecánicas internas que provocan el desprendimiento
progresivo del material activo, especialmente en la placa positiva. El material desprendido se vuelve
inactivo y no se puede recuperar, lo que provoca una pérdida progresiva, e irreversible, de la
capacidad de la celda. Por otro lado, el sulfato de plomo formado en las placas tiende a cristalizar,
lo que dificulta en gran medida su reacción y la recuperación del material activo eliminado (pero no
desprendido). Además, si transcurre el tiempo suficiente, la cristalización puede ser irreversible,
provocando la pérdida, también irreversible, de la capacidad de la celda. Este fenómeno se conoce
como sulfatación y para evitarlo se suele realizar periódicamente una sobrecarga, llamada de
ecualización, que elimina el sulfato de las placas e impide su cristalización, al tiempo que se iguala
la carga de las celdas y se mezcla el electrolito. Conviene señalar que la sulfatación no afecta a las
baterías de Ni-Cd, ya que en ellas el electrolito actúa sólo como medio conductor de la electricidad
y no reacciona con las placas.
Fig. 51. Evolución de la tensión de una celda de Pb-Ac durante la descarga, para dos intensidades diferentes y constantes.
38 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
) Proceso de carga
En la reacción (b) se aprecia que la formación del óxido de plomo de la placa positiva requiere la
presencia del agua del electrolito. Si la carga se ha completado, es decir, si ya no queda material
activo para reaccionar, y se sigue suministrando corriente, el agua se descompone por electrólisis,
liberando hidrógeno y oxígeno gas. Este fenómeno se conoce como gaseo y se produce a una tensión
de la celda entre 2,35 y 2,4 voltios. Hay que tener presente que el agua consumida durante el proceso
normal de carga no supone una disminución en el volumen del electrolito, ya que se forma una
cantidad equivalente de ácido sulfúrico, tal como se aprecia en la reacción (c). Sin embargo, el agua
descompuesta por electrólisis sí supone una disminución en el volumen de electrolito, lo que puede
provocar que parte de las placas quede al descubierto, se oxide y se vuelva irreversiblemente
inactiva. Para minimizar el gaseo se recurre al control del proceso de carga y para paliar sus efectos
negativos se recurre a la recombinación de los gases y/o a la reposición física del agua. Conviene
señalar que la carga de ecualización siempre produce un gaseo considerable. Por otro lado, la placa
positiva está sometida a la corrosión derivada de la formación del óxido de plomo. Éste ocupa un
volumen un 35 % superior al plomo de la placa que lo sostiene, provocando un engorde, o
crecimiento, con efectos similares a los descritos en el caso de la descarga, pero más pronunciados.
El crecimiento progresivo del óxido de plomo reduce el contacto entre la placa positiva y el material
activo, con la consiguiente pérdida de capacidad. Además, puede provocar roturas en la placa
positiva e incluso cortocircuitos entre placas.
Fig. 52. Evolución de la tensión de una celda de Pb-Ac durante la carga, para tres intensidades diferentes y constantes.
Al principio de este apartado se expuso que un acumulador electroquímico está formado por varias
celdas con el propósito de obtener una tensión y una capacidad determinadas. Los requerimientos de
tensión se consiguen mediante la conexión en serie de las placas de las celdas y los de capacidad mediante
la conexión en paralelo. Cuando la tensión en los bornes del acumulador es la misma que la de sus celdas,
es decir, 2 voltios, al acumulador se le suele llamar elemento. Análogamente, cuando el subsistema de
acumulación está formado por elementos, éstos deben conectarse en serie y en paralelo para obtener la
tensión y la capacidad necesarias.
Los acumuladores que no son elementos, suelen tener una tensión de 12 voltios entre sus bornes y
se los conoce como monoblocs, o simplemente baterías. Al igual que los elementos, las baterías tipo
monobloc deben conectarse en serie y en paralelo para obtener la tensión y la capacidad necesarias.
COMPONENTES DE LOS SISTEMAS FOTOVOLTAICOS 39
Fig. 53. Subsistema de acumulación de 12 V y 1800 Ah, formado por elementos de 2 V y 900 Ah.
En las conexiones serie-paralelo debe procurarse que los acumuladores sean idénticos entre sí y se
encuentren en el mismo estado de carga, para evitar desequilibrios y problemas en el funcionamiento
global del subsistema de acumulación.
Se entra así de lleno en la clasificación de los acumuladores según su construcción y el tipo de
electrolito utilizado, sin olvidar que seguimos refiriéndonos a los utilizados en aplicaciones FV.
(1) Detalle constructivo de un elemento de electrolito líquido. El rango de capacidad C10 de un elemento típico puede
oscilar entre 200 y 3000 Ah.
(2) Asociación de seis elementos de electrolito líquido.
(3) Monobloc de 12 V con electrolito líquido. El rango de capacidad C10 de un monobloc típico de 12 V puede
oscilar entre 50 y 200 Ah.
Baterías de gel
También conocidas como baterías reguladas por válvula VRLA (Valve Regulated Lead Acid),
selladas, herméticas, sin mantenimiento, o de electrolito inmovilizado.
Pueden ser del tipo elemento o monobloc. La construcción de las celdas (placas, separadores, etc.)
es similar a la de las baterías de electrolito líquido y el recipiente que las contiene siempre es opaco.
El electrolito consiste en una solución de ácido sulfúrico que se presenta en forma de gel debido a
la adición de una sílice especial. Durante la carga se producen pequeñas grietas en el gel que permiten
la recombinación de los gases liberados durante el gaseo. Esta recombinación no es total, pero en
condiciones normales de funcionamiento se hace innecesaria la adición de agua durante toda la vida de
la batería. Los gases liberados y no recombinados pueden provocar un aumento excesivo de la presión
en el interior de la batería. Por este motivo, cada celda dispone de una válvula de regulación de presión
que permite aliviar la sobrepresión originada por una carga excesiva, al tiempo que impide la
contaminación por agentes externos.
En las placas se utiliza una aleación de plomo y calcio, lo que reduce el gaseo, el consumo de agua
y la autodescarga, en detrimento de la resistencia mecánica y la profundidad de descarga. Aun así, la
carga debe realizarse hasta una tensión ligeramente inferior a las de electrolito líquido, y sin exceder la
corriente de carga máxima recomendada por el fabricante. A pesar de tener un rango de temperaturas de
trabajo similar a las de electrolito líquido (de –10 °C hasta 50 °C), el consumo de agua en climas calurosos
puede provocar la destrucción de la batería en 3 ó 4 años.
El diseño hermético, o sellado, y la inmovilización del electrolito en la estructura del gel, posibilitan
la colocación de la batería en cualquier posición (salvo indicación del fabricante) y sin peligro de pérdida
del electrolito.
COMPONENTES DE LOS SISTEMAS FOTOVOLTAICOS 41
Para finalizar este capítulo, se hablará de los efectos de la temperatura en el funcionamiento del
subsistema de acumulación, derivados de la gran influencia que ésta ejerce en todos los procesos
electroquímicos. Estos efectos se manifiestan principalmente en la capacidad, en la tensión final de carga
y en la vida de las baterías, y deben tenerse en cuenta siempre que la temperatura de trabajo se desvíe
considerablemente del valor estándar de 25 °C, utilizado en las especificaciones.
Los efectos sobre la capacidad afectan directamente al dimensionado del subsistema de acumulación,
en la medida que dos sistemas FV autónomos idénticos en cuanto a requerimientos eléctricos y autonomía
se refiere, pero sometidos a condiciones de temperatura diferentes, necesitan capacidades de acumulación
bien distintas. En la figura 58 se puede apreciar cómo la capacidad real difiere de la nominal (medida a
25 °C) al variar la temperatura.
La variación de la tensión final de carga con la temperatura, mostrada en la figura 59, afecta
directamente al subsistema regulador, en la medida que la no compensación de esta variación puede
suponer la carga incompleta o excesiva de la batería.
Por último, hay que señalar que la temperatura provoca efectos contrarios en la capacidad y en la
vida de las baterías. A –25 °C, la capacidad se reduce en torno a un 50 % y la vida se alarga en un 60 %,
mientras que por cada 10 grados por encima de 25 °C, la vida de la batería se reduce en un 50 %.
Fig. 58. Variación típica de la capacidad de una Fig. 59. Tensión de final de carga de una celda típica de
batería en función de la temperatura. Pb-Ac en función de la temperatura.
COMPONENTES DE LOS SISTEMAS FOTOVOLTAICOS 43
Las baterías de Ni-Mh constituyen una alternativa a las de Ni-Cd, habiéndose sustituido el electrodo
de cadmio, tóxico y perjudicial para el medio ambiente, por el hidruro de un metal (Me). Estas baterías
son capaces de almacenar energía con una densidad doble que las de plomo, es decir, su peso se reduce
a la mitad para una misma capacidad energética.
En cuanto a las baterías de litio, existen varias tecnologías, siendo una de las más conocidas la de
litio-ión, basada en la reacción siguiente:
Las baterías de litio, aunque de precio muy alto, tienen como principal atractivo su elevada densidad
energética (hasta más de cuatro veces la de las baterías de plomo), así como también el mayor número
de ciclos que pueden resistir antes de finalizar su vida.
El convertidor CC-CC
La situación más frecuente, cuando las tensiones nominal y de consumo no coinciden, es que esta
última sea inferior a la primera. Esto suele ocurrir en instalaciones donde el consumo es elevado y las
distancias entre los distintos elementos (generador FV, baterías, etc.) es grande. Al elevar la tensión de
generación, por ejemplo a 24 ó 48 V (para un consumo a 12 V), la sección del cableado se puede reducir
considerablemente y, con ella, el coste total de la instalación.
Un convertidor CC-CC viene especificado por su tensión nominal de entrada (o rango de tensión
de entrada), su tensión nominal de salida (o rango de tensión de salida), su potencia nominal de salida y
su eficiencia. Esta última es una medida de la pérdida de potencia debida a la disipación de calor y otros
factores.
Supóngase, por ejemplo, un convertidor de 24 a 12 V, 110 W y 87 % de eficiencia. La potencia de
entrada del convertidor vale 126,4 W (110/0,87) y la potencia disipada en el mismo tiene un valor de
16,4 W (126,4 – 110). Como se puede apreciar, cuanto menor sea la eficiencia, mayor será la potencia
disipada en el convertidor, siendo necesario en muchas ocasiones el uso de radiadores (disipadores de
calor) externos.
El inversor
En muchos sistemas FV autónomos hay elementos de consumo convencionales, diseñados para
funcionar conectados a la red eléctrica de 230 Vac. Por otro lado, en los sistemas FV conectados a red
la energía generada se vierte a la red eléctrica convencional, por lo que dicha energía debe tener las
características eléctricas de tensión y frecuencia iguales a las de la Compañía suministradora. En ambos
casos, el elemento encargado de realizar la conversión de las características eléctricas de la energía es el
inversor, llamado autónomo o de conexión a red, respectivamente. Un inversor viene especificado por
su tensión nominal de entrada, su potencia nominal, su eficiencia y el tipo de señal que genera.
La eficiencia del inversor es un parámetro de gran importancia, en la medida que indica cómo se
comporta éste para niveles de potencia distintos al nominal, es decir, cuando la carga conectada al inversor
no es la nominal. En la figura 62 se muestra la curva típica de variación de la eficiencia de un inversor en
función de la potencia generada. Con respecto a la eficiencia, lo que distingue principalmente a unos
inversores de otros es el comportamiento a baja potencia, como se puede apreciar en la misma figura. Este
comportamiento es fácil de entender si se tiene en cuenta que, además de las pérdidas que puedan existir,
el inversor necesita consumir una cierta potencia para llevar a cabo el proceso de conversión.
Otro parámetro de interés es la capacidad de sobrecarga. El inversor debe ser capaz de manejar una
potencia varias veces superior a la nominal, durante breves períodos de tiempo, para permitir puntas de
corriente originadas, por ejemplo, durante el arranque de motores.
Respecto a la forma de la onda de tensión generada, las dos más usuales son la senoidal pura (como
la de la red) y la que el fabricante suele denominar senoidal modificada, o trapezoidal. Los inversores de
red sólo pueden proporcionar una onda senoidal pura y bajo unas condiciones determinadas que
trataremos más adelante. En la figura 64 se muestran estos dos tipos de ondas.
En la figura 65 se muestra la forma real, vista mediante un osciloscopio, de una onda considerada
senoidal pura. Como se puede apreciar, la onda está formada por gran cantidad de pequeños escalones
de tensión. A medida que se reduce el número de escalones, la onda se convierte en cuadrada modulada,
un tipo intermedio entre la senoidal pura y la trapezoidal.
La buena o mala calidad relativa de la onda de tensión proporcionada por el inversor viene
determinada por el comportamiento del elemento de consumo alimentado por dicho inversor.
Los aparatos puramente resistivos (lámparas de incandescencia, resistencias calefactoras, etc.) no
advierten ninguna diferencia entre ser alimentados por uno u otro tipo de onda. Los aparatos electrónicos
en general (ordenadores, televisores, impresoras láser, etc.) son muy susceptibles a la señal de
alimentación, debido principalmente a que las variaciones de tensión en sus elementos capacitivos
(condensadores) originan puntas de corriente que afectan al funcionamiento del aparato. Cuando estas
variaciones de tensión son muy bruscas (por ejemplo en el caso de una onda cuadrada), las puntas de
corriente provocan un calentamiento excesivo e incluso pueden destruir los condensadores y otros
componentes electrónicos del aparato, de forma que no sólo funciona mal, sino que se estropea.
Estas puntas de corriente equivalen a alimentar el aparato con ondas adicionales “puras” de tensión
(armónicos), con frecuencias superiores a la fundamental, 50 Hz en nuestro caso. Se define entonces la
distorsión armónica total, THD (Total Harmonic Distortion), como el cociente entre la potencia debida
a los armónicos de frecuencia superior a la fundamental y la potencia debida al armónico fundamental.
En la práctica, cuando la THD es inferior al 5 %, la onda se considera senoidal pura.
COMPONENTES DE LOS SISTEMAS FOTOVOLTAICOS 47
Los aparatos reactivos (inductivos o capacitivos) como motores, lámparas fluorescentes, etc., se
caracterizan porque en ellos la tensión y la corriente no están en fase, es decir, hay momentos en los que
ambos parámetros tienen distinta polaridad y, por tanto, la potencia tiende a fluir desde el aparato hacia
la fuente. Lógicamente, esta potencia devuelta, llamada reactiva, es inferior a la potencia consumida,
llamada activa, sino el aparato no funcionaría. El parámetro que indica el desfase existente entre la
tensión y la corriente, o mejor dicho, su coseno, es el factor de potencia, definido como el coseno del
ángulo de desfase. Es importante que el fabricante proporcione el rango del factor de potencia que puede
soportar el inversor, es decir, qué tipos de aparatos puede alimentar. Hay inversores que a pesar de
proporcionar una onda senoidal pura, no permiten el flujo bidireccional de la potencia en su totalidad
(batería-inversor-consumo y consumo-inversor-batería).
Para terminar con la forma de onda, hay que señalar que los inversores de onda cuadrada y senoidal
modificada poseen una capacidad de sobrecarga inferior a los de onda senoidal pura, lo que supone un
inconveniente de cara al arranque de motores, encendido de lámparas fluorescentes, etc. En el supuesto
de que un motor consiga arrancar y funcionar, se calentará mucho más (puntas de corriente) que con una
onda senoidal pura, pudiendo llegar a estropearse.
Un aspecto que comparten la mayoría de los inversores a partir de una determinada potencia (300 W
aproximadamente) es el modo de funcionamiento en espera, o de bajo autoconsumo. En este modo de
funcionamiento, el inversor detecta que no hay ninguna carga conectada y reduce su autoconsumo a un
mínimo, típicamente del orden de 10 W.
Los inversores más avanzados disponen de un modo “super-económico” de detección de carga. Un
circuito de bajísimo consumo envía, aproximadamente cada segundo, una señal o pulso eléctrico a través
del circuito de corriente alterna, en busca de posibles cargas. Cuando detecta una, el inversor decide si
dicha carga es o no lo suficientemente grande para ser tomada en consideración. De esta forma, se logra
reducir el consumo hasta valores del orden de solamente un vatio.
El problema surge cuando hay aparatos como relojes o sistemas de alarma cuyos consumos, aunque
muy reducidos, impiden al inversor entrar en este modo de funcionamiento “económico” y su
alimentación se realiza con eficiencias bajísimas; de hecho, el inversor estaría consumiendo bastante más
potencia que la demandada. Para evitar esta circunstancia, hay inversores que permiten ajustar el nivel
de potencia que los hace trabajar con bajo autoconsumo. El inconveniente es que algunos de estos
inversores, en este modo de funcionamiento, interrumpen la salida y efectúan comprobaciones periódicas
para detectar de nuevo la demanda mínima de potencia; pero para entonces, el reloj no estará en hora y
el vídeo se habrá desprogramado. Otros inversores, afortunadamente, permiten la alimentación de
pequeños aparatos de forma continuada, por medio de un pequeño inversor de baja potencia y bajo
autoconsumo, incorporado en el propio inversor. Cuando la demanda de potencia supera un cierto nivel,
este pequeño inversor se desconecta y arranca el inversor de potencia. Por último, señalar que hay
inversores como el “TWINPOWER” de la figura 62, cuyo reducido autoconsumo (muy eficiente a baja
potencia) hace innecesario el modo de funcionamiento que acabamos de describir.
Al igual que los convertidores CC-CC, los inversores suelen tener separación galvánica y estar
protegidos contra la inversión de la polaridad (en la entrada), cortocircuito y sobrecarga a la salida.
Además, los inversores suelen detectar la baja tensión en la entrada, protegiendo así a la batería de su
descarga excesiva.
Este último es un aspecto muy importante y merece la pena detenerse un poco en él. Sabemos que
la mejor forma de proteger a la batería contra la sobredescarga es utilizar un regulador que la detecte y
corte el suministro. Pero este corte no afectaría al inversor que, salvo que se modificase ligeramente la
configuración “habitual”, se conecta directamente a la batería y seguiría demandando corriente hasta
descargarla por completo. Por este motivo los inversores interrumpen el suministro cuando detectan una
tensión baja en la batería. El problema es que en algunos inversores esta tensión de corte no suele ser
apropiada. En un sistema de 12 V, el regulador tiene una tensión de corte en torno a los 11 V, o mejor
aún, en función del estado de carga de la batería. Sin embargo, hay inversores de 12 V que permiten
valores de tensión de entrada de 10,5 V, o menos, lo que puede suponer una descarga excesiva de la
batería. Volveremos sobre este asunto cuando tratemos, posteriormente, el diseño y la configuración de
los sistemas FV autónomos.
48 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
A igual que los reguladores, los inversores no han permanecido ajenos al desarrollo y la innovación
tecnológica. En lo que resta de capítulo se describen las distintas configuraciones y funciones de los
inversores que se pueden encontrar en el mercado actual. Se debe hacer hincapié en que los esquemas
mostrados a continuación no corresponden a sistemas FV completos, sino que sirven como ilustración
de las posibilidades del inversor.
Esquema 1
Es la configuración básica de un inversor autónomo. El inversor se conecta directamente a la batería y alimenta sólo
al consumo en alterna.
Esquema 2
Hay inversores que permiten la conexión del generador FV. Se trata, en realidad, de inversores que tienen un buen
regulador incorporado, que permite la carga eficiente de la batería y la protegen contra la sobredescarga, aunque
comercialmente sigan llamándose inversores.
COMPONENTES DE LOS SISTEMAS FOTOVOLTAICOS 49
Esquema 3
La diferencia de estos inversores con los del esquema anterior es que también proporcionan una salida en continua.
Esquema 4
Hay inversores que no permiten la conexión del generador FV, pero sí de un generador auxiliar o de la propia red.
En caso de batería baja, el inversor puede arrancar el generador auxiliar, que además de recargar la batería, se encarga
de satisfacer la demanda existente. Este tipo de sistemas se denominan híbridos, ya que además de la energía solar,
existe otra fuente auxiliar de energía eléctrica.
50 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Esquema 5
Se trata de un inversor de red, presente en los sistemas FV conectados a red. En este esquema, la única función del
inversor es exportar la energía generada a la red. Cuando el inversor es de poca potencia (100 W) y tiene un grado
de protección adecuado a la intemperie, suele colocarse en la parte trasera del módulo FV, dando lugar a lo que se
conoce como módulos FV de alterna. Este tipo de inversores suele disponer de seguimiento del punto de máxima
potencia, MPPT, descrito en el capítulo anterior.
Fig. 71. Pequeño inversor de red de 130 W / 24 V. Vista interior y colocación en la parte posterior de un módulo FV.
Grado de protección IP 65. Apto para el esquema 5.
COMPONENTES DE LOS SISTEMAS FOTOVOLTAICOS 51
Esquema 6
Este tipo de inversores es el más completo y versátil del mercado. Permite el autoconsumo, la exportación de energía
a la red, la recarga de las baterías y el consumo por medio de un generador auxiliar o de la propia red. Hay que señalar
que en España, de momento, no está permitida esta combinación entre funcionamiento autónomo y con conexión a
la red.
Se finaliza este apartado haciendo una breve alusión al tema de la conexión en paralelo de los
inversores. Los inversores de conexión a red como los de las figuras 70 y 71 (y otros de mayor potencia)
se pueden conectar en paralelo a la salida, es decir, en el lado de alterna, hasta un número máximo
indicado por el fabricante. Esta conexión en paralelo permite aumentar la energía eléctrica exportada a
la red. Sin embargo, no suele permitirse la conexión en paralelo en el lado de continua, ya que impediría
el buen funcionamiento del MPPT, que implica a cada inversor y al módulo o módulos a los que se
conecta directamente. En cuanto a los inversores autónomos, la conexión en paralelo a la entrada siempre
es posible, pero la conexión en paralelo en la salida de alterna debe ser aprobada por el fabricante.
Capítulo 3
CAPÍTULO 3
Tipología y dimensionado
de los sistemas fotovoltaicos
Un sistema fotovoltaico, sistema FV en adelante, es un conjunto de elementos cuyo propósito es la
generación de energía eléctrica aprovechable a partir de la energía radiante del Sol. La caracterización
de esta energía eléctrica y la aplicación a la que se destina, determinan su tipología y configuración.
Respecto a la tipología, se comentarán los sistemas FV aislados de la red eléctrica (autónomos) y
los conectados a ella. En cuanto a la configuración, un sistema FV puede dividirse en subsistemas o
conjuntos de elementos encargados de realizar una función concreta dentro del proceso general de
aprovechamiento energético. En el capítulo anterior se han descrito en detalle cada uno de estos
subsistemas y los elementos principales que los componen, y en éste se tratará cómo conectarlos y
dimensionarlos, dando así respuesta a las tres cuestiones fundamentales que el profesional de FV debe
plantearse ante la realización de una instalación: qué..., cómo..., cuánto...
El cálculo y dimensionado se basa en los métodos desarrollados por Censolar, que han demostrado
su fiabilidad al ser contrastados con la experiencia práctica. El programa FV-Expert también utiliza
internamente los mismos métodos, cuya justificación requiere manejar una considerable cantidad de datos,
por lo que queda fuera de los objetivos de este curso.
Existen otros métodos y procedimientos de cálculo de uso más o menos extendido y que, en general,
conducen a resultados similares.
Sistemas FV directos
Se caracterizan por no poseer subsistema de acumulación eléctrica ni, por tanto, subsistema de
regulación de la carga, aunque pueden existir otros subsistemas de regulación o control del funcionamien-
to de los aparatos alimentados por los módulos FV. Estos sistemas son propios de aplicaciones donde la
disponibilidad energética (eléctrica) no es un parámetro crítico y el consumo puede limitarse a los
momentos en los que exista radiación solar. Este es el caso de aparatos de pequeña potencia como
calculadoras, cargadores de baterías, etc., y sistemas de bombeo solar directo. En este último caso, es
frecuente la existencia de un sistema de acoplamiento entre los módulos FV y la bomba de extracción del
agua, que realiza las funciones de control y acondicionamiento de potencia entre ambos.
6 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Como ejemplo de aplicación espacial se puede mencionar el vehículo de exploración del planeta
Marte, “Sojourner”. La alimentación de todo su equipamiento (ordenador, láser, motores, radio módem,
etc.) se realiza por medio de un módulo FV de capa delgada (AsGa/Ge) hecho a medida, consistente en
más de 200 células solares de 2 × 4 cm y 5,5 micras de espesor, distribuidas en 13 filas de 18 células en
serie, conectadas en paralelo y con una eficiencia superior al 18 %. La potencia pico en Marte es de
16,5 W (45 W en la Tierra) y la tensión de funcionamiento es 14-18 V. El vehículo también dispone de
un grupo de baterías no recargables (de ahí su inclusión en este apartado) que proporcionó la alimentación
necesaria en momentos de escasa o nula radiación solar (por la noche, al amanecer y durante su viaje de
7 meses desde la Tierra). Aunque las baterías duraron un par de meses más de lo previsto, parece claro
que los próximos vehículos de exploración planetaria irán provistos de baterías recargables que les
dotarán de una mayor autonomía.
! Electrificación de viviendas. Suministro eléctrico para uso doméstico básico (alumbrado, pequeños
electrodomésticos, etc.) en viviendas situadas en lugares remotos y alejados de las líneas de
distribución eléctrica.
! Aplicaciones profesionales. Este grupo es un verdadero cajón de sastre donde se incluyen sistemas
de control, señalización, telecomunicaciones, protección catódica, suministro eléctrico para
vehículos, embarcaciones, satélites artificiales, frigoríficos para la conservación de alimentos y
medicinas, etc.
Protección catódica.
Parquímetro.
2. Dimensionado básico
Consiste en determinar los parámetros fundamentales de todos y cada uno de los subsistemas
presentes en la instalación, tomando como datos los resultados de la fase anterior, las características
del consumo (energía demandada, autonomía, etc.) y otros parámetros de diseño (inclinación de los
paneles FV, energía solar disponible, etc.).
! Subsistema de generación: El parámetro a determinar es la potencia pico total del campo FV
(y la potencia de otros elementos generadores, si existen). El número de módulos FV
10 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
3. Instalación eléctrica
En esta última fase del diseño y dimensionado, que suele ir acompañada de la realización de
esquemas y planos, se abordan los siguientes aspectos:
! Diseño y configuración: Cómo se conectan los distintos subsistemas y sus componentes entre
sí y qué dispositivos de desconexión y protección se utilizan (automáticos, fusibles, diodos,
etc.).
! Dimensionado: Sección del cableado y dimensionado de los elementos de protección de los
diferentes circuitos.
Se debe señalar la no existencia en España (a día de hoy) de reglamentación eléctrica específica para
instalaciones solares fotovoltaicas autónomas, de manera que gran parte de lo que se diga en esta
obra respecto a la instalación eléctrica, se debe entender como recomendable y fruto de la
experiencia y buen hacer de los profesionales del sector, si bien es cierto que el Reglamento
Electrotécnico de Baja Tensión (REBT) contempla situaciones aplicables a los sistemas FV, al
menos en parte.
Ejemplo
En una escuela rural se desea dotar un aula de prácticas con un sistema FV que permita satisfacer sus
necesidades eléctricas durante todo el año. La escuela se encuentra a unos pocos kilómetros de Sevilla
capital, en una latitud de 37,4° N y en una zona caracterizada por una atmósfera limpia y otros factores
que favorecen la radiación solar. Las necesidades diarias de energía eléctrica se detallan a
continuación:
Dimensionado básico
En la literatura técnica se pueden encontrar diferentes criterios de base para el dimensionado de una
instalación FV autónoma con acumulación. Aquí se adoptará uno sencillo, pero no por ello menos
práctico y riguroso, basado en el balance energético entre la energía necesaria y la generada por los
paneles FV. Se trata de garantizar, hasta el límite de lo razonable, el consumo durante todo el período de
utilización de la instalación. Para ello se tendrá en cuenta el mes más desfavorable, entendiendo como tal
aquel en que el cociente entre la energía solar incidente (sobre horizontal, en un principio) y la energía
consumida alcance el valor más bajo. En el caso que se estudia, con un consumo constante a lo largo del
año, este mes resulta ser diciembre.
Sea H la energía solar incidente sobre 1 m2 de superficie horizontal.
En el ejemplo:
H = 6,9 MJ/m2 (en diciembre)
En una instalación FV autónoma con acumulación, existen una serie de factores que provocan
pérdidas en el rendimiento global, R, de la misma. Esto conlleva a que la energía que debe entrar en los
bornes del grupo de baterías, E, debe ser superior a la consumida en la instalación, ET, de manera que:
E = ET /R
Estas pérdidas se asocian con una serie de coeficientes que se pueden considerar parámetros de
diseño, los cuales se describen a continuación:
kb = Coeficiente de pérdidas por rendimiento de las baterías. Indica la fracción de energía que la
batería no devuelve con respecto a la absorbida procedente de los paneles y se debe, principalmente,
a la energía calorífica que inevitablemente se produce durante los procesos químicos de carga y
descarga.
kc = Coeficiente de pérdidas por rendimiento del inversor. Este coeficiente afectará al rendimiento
global de la instalación sólo en el caso que todo el consumo se realice en alterna y por medio de ese
inversor. Si existe consumo en continua, dicho coeficiente no se tendrá en cuenta para el cálculo del
rendimiento, pero afectará al cálculo del consumo en alterna, de manera que éste habrá que dividirlo
entre 1 – kc, que será la eficiencia del inversor en tanto por uno.
kv = Coeficiente de pérdidas varias. Este coeficiente tiene en cuenta el rendimiento global de toda
la red de consumo, pérdidas por efecto Joule, etc.
R = (1 – kb – kc – kv) (1 – ka N/pd)
12 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Fig. 8
TIPOLOGÍA Y DIMENSIONADO DE LOS SISTEMAS FOTOVOLTAICOS 13
Resultando un rendimiento:
R = 0,76
E = ET /R = 1400/0,76 = 1842 Wh
Subsistema de generación
A las pérdidas que se acaban de describir hay que añadir las asociadas al regulador, que se pueden
estimar en un 10 % (rendimiento del 90 %). Por esta razón, la energía que ha de generar el campo FV, Eg,
deberá ser ligeramente superior a E:
Eg = E/0,9
En el ejemplo:
Eg = 1842/0,9 = 2047 Wh
El fabricante del módulo FV especifica la potencia pico del mismo, Pp, que se puede entender como
la energía que es capaz de generar el módulo durante una hora, sometido a una irradiancia constante e
igual a 1000 W/m2. Esto conduce a un término de gran interés práctico en este tipo de instalaciones, a la
hora de evaluar la energía diaria que puede producir un módulo FV en una determinada localidad,
conocido como número de horas de sol pico, abreviadamente HSP. El HSP de una localidad es el número
de horas en que debería haber una irradiancia de 1000 W/m2, para igualar a la energía diaria incidente
realmente en dicha localidad. Por ejemplo, una energía total igual a 3500 Wh/día equivale a una
irradiancia de 1000 W durante 3 horas y media; de manera que HSP = 3,5.
14 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
El HSP se calcula a partir del valor de la irradiación diaria sobre horizontal, H, corregido mediante
tres factores que tienen en cuenta los efectos atmosféricos, la inclinación del panel FV y la desviación
respecto al Sur geográfico (respecto al Norte, en el hemisferio sur), que se denominan k, kN y kO,
respectivamente. Así pues, sabiendo que 1 kWh = 3,6 MJ, la expresión que determina el número de horas
de sol pico en función de H (expresada en MJ), k, kN y kO es:
HSP = 0,2778 k kN kO H = 0,2778 k kO HN
denotando $, en este caso, no la inclinación del panel sino el ángulo de desviación respecto de la dirección
N-S, que debe estar comprendido entre 20° y 70°, intervalo de valores para los que la expresión anterior
es válida.
El factor de corrección por desviación valdrá 1, ya que ésta es inferior a 20°. Por otro lado, al ser
la inclinación distinta de cero, el mes más desfavorable puede ser distinto al que se determinó en un
principio (considerando la energía sobre superficie horizontal). De hecho, en este ejemplo, y con estos
datos, el mes de menor radiación es enero, con un valor tabulado igual a 9,9 MJ/m2.
En el ejemplo:
HSP = 0,2778 × 1,15 × 1 × 9,9 = 3,2
Ep = 0,9 HSP
TIPOLOGÍA Y DIMENSIONADO DE LOS SISTEMAS FOTOVOLTAICOS 15
En el ejemplo:
Ep = 0,9 × 3,2 = 2,9 Wh por cada Wp instalado
La potencia pico que se debe instalar en el campo FV, Pp, será, por tanto, función de la energía que
debe generar dicho campo, Eg, y la energía que genera por cada vatio pico instalado, Ep, de modo que:
Pp = Eg /Ep
En el ejemplo:
Pp = 2047/2,9 = 706 Wp necesarios
ms = Vns /Vnp
En el ejemplo:
Vnp = 12 V
ms = 12/12 = 1 módulo FV en serie
El número de filas de módulos FV que es necesario conectar en paralelo, mp, se calcula teniendo en
cuenta la potencia pico necesaria en el campo FV, Pp, el número de módulos en serie, ms, y la potencia
pico del módulo escogido, Pm (otro parámetro de diseño), de modo que:
mp = Pp /(ms Pm)
En el ejemplo:
Pm = 90 Wp
mp = 706/(1 × 90) = 7,8 = 8 filas en paralelo
Cuando el número de filas en paralelo, obtenido mediante la fórmula anterior, no sea entero, se
recomienda redondear por exceso, salvo en aquellos casos en que dicho resultado se aproxime mucho más
a la cifra por defecto. Para aclarar esto último supongamos, por ejemplo, que se deben instalar 500 Wp
en el campo FV, que la tensión de las baterías es 48 V y que se utilizan módulos de 100 Wp y 12 V. El
número de módulos en serie será 48/12 = 4, y el número de filas será 500/(4 × 100) = 1,25. Si esta
cantidad se redondease a 2, y teniendo en cuenta que cada fila está formada por 4 módulos en serie, serían
necesarios 2 × 4 = 8 módulos, y la potencia instalada (800 Wp) excedería en mucho la necesaria. Sin
embargo, si se determina que el número de filas sea 1, el número total de módulos sería 1 × 4 = 4 y la
potencia instalada (400 Wp) sería ligeramente inferior a los 500 Wp necesarios, lo que obligaría a
moderar ligeramente el consumo. Esto último es factible en aquellas aplicaciones en las que el consumo
no es un parámetro crítico, como la electrificación de viviendas, en oposición a aquellas en que sí lo es,
como en telecomunicaciones.
En cualquier caso, la solución práctica más eficiente consiste en escoger un módulo FV con una
potencia pico tal, que su combinación serie-paralelo totalice una potencia pico instalada en el campo FV
lo más próxima posible a la necesaria. Por ejemplo, si en el caso anterior se utilizasen módulos de 65 Wp
y 12 V, el número de filas en paralelo sería 500/(4 × 65) = 1,9, que redondeado a 2 daría un número total
de módulos igual a 2 × 4 = 8 y una potencia pico instalada igual a 8 × 65 = 520 Wp, muy próximo a lo
necesario y sin necesidad de moderar el consumo.
En el ejemplo:
mt = 8 × 1 = 8 módulos FV en total (8 filas en paralelo, de 1 módulo cada una)
Subsistema de acumulación
Una vez calculada la energía necesaria que debe recibir el grupo de baterías, E, y fijado el número
de días de autonomía, N, se puede determinar la capacidad útil del subsistema acumulador, Cu, entendida
como la capacidad que se extraerá del mismo:
Cu = E N
En el ejemplo:
Cu = 1842 × 5 = 9210 Wh
La capacidad nominal de la batería, C, deberá ser mayor que la útil, ya que ésta tiene en cuenta que
la batería sólo se descarga hasta la profundidad de descarga establecida, de modo que:
C = Cu /Pd
En el ejemplo:
C = 9210/0,5 = 18 420 Wh
kT = 1 – )T/160
CN = C/kT
El número de baterías que es necesario conectar en serie, bs, se determina en función de la tensión
nominal del sistema, Vns, y la de la batería o elemento elegido, Vnb (otro parámetro de diseño), de manera
que:
bs = Vns /Vnb
En el ejemplo:
Vns = 12 V
Vnb = 6 V
bs = 12/6 = 2 baterías en serie
TIPOLOGÍA Y DIMENSIONADO DE LOS SISTEMAS FOTOVOLTAICOS 17
bp = CN/Cb
En el ejemplo:
Cb = 750 Ah
bp = 1535/750 = 2 baterías en paralelo
b t = bs bp
En el ejemplo:
bt = 2 × 2 = 4 baterías de 6 V y 750 Ah (2 filas en paralelo, con dos baterías en serie en cada fila)
El elemento elegido es del tipo Pb-Ac, con electrolito líquido.
Por último, hay que recordar que la capacidad de una batería siempre va asociada a un tiempo de
descarga. En las instalaciones FV autónomas, que por lo general dotan de una autonomía de entre 5 y 15
días, la capacidad de acumulación suele referirse a un tiempo de descarga de 100 ó 120 horas, es decir,
C100 o C120.
Subsistema de regulación
Para determinar las características eléctricas del regulador es necesario conocer la intensidad pico
generada por el campo FV, Ig, y la intensidad total del consumo, Ic, y por tanto, la potencia demandada
en corriente continua, Pcc, y la potencia demandada en corriente alterna, Pca.
Ig se calcula a partir de la intensidad pico del módulo FV elegido, Ip, aumentada en un 25 % para
tener en cuenta temperaturas e irradiancias superiores a los valores de ensayo (25 °C y 1000 W/m2), de
modo que:
Ig = 1,25 × mp Ip
En el ejemplo:
Ig = 1,25 × 8 × 6 = 60 A
Por tanto, las intensidades máximas de entrada y salida del regulador son 60 A y 18 A, respectiva-
mente. Examinando los catálogos de reguladores, se elige uno con las siguientes especificaciones:
Tensión: 12 V
Intensidad máxima en paneles: 60 A
Intensidad máxima en consumo: 30 A
Instalación eléctrica
No obstante lo dicho acerca de la no existencia de reglamentación eléctrica específica para
instalaciones FV autónomas, no hay que olvidar el cumplimiento del Reglamento Electrotécnico de Baja
TIPOLOGÍA Y DIMENSIONADO DE LOS SISTEMAS FOTOVOLTAICOS 19
Tensión en todos aquellos aspectos comunes y de aplicación, cuya referencia explícita se obviará en esta
obra y con los que el profesional FV debe estar familiarizado. Éste ha de tener siempre presente que una
instalación FV debe realizarse atendiendo a tres aspectos fundamentales: durabilidad, fiabilidad y
seguridad.
Antes de describir la configuración del sistema y realizar los cálculos eléctricos, conviene conocer
una serie de aspectos prácticos de algunos de los elementos de uso generalizado en este tipo de
instalaciones.
Monopolar Bipolar
Universal 230 V 440 V
Sólo continua 125 V 250 V
Otro aspecto muy importante a la hora de seleccionar un interruptor automático es su poder de corte.
Éste se define como el valor máximo de corriente que puede interrumpir sin deteriorarse y de forma
segura, es decir, sin causar riesgo de incendio o explosión. El poder de corte máximo de los magnetotér-
micos comunes ronda los 15 000 A. En este sentido, el punto crítico de la instalación es el circuito de
batería. Una batería de 220 Ah y 6 V puede generar, en condiciones de cortocircuito, unos 8000 A. Dos
baterías en paralelo generarían el doble de corriente, sobrepasando ya el poder de corte antes mencionado.
Esto conduce a una regla práctica muy recomendada, por no decir obligatoria: no proteger el circuito de
la batería con un magnetotérmico.
) Fusibles
En aquellos circuitos de corriente continua donde la utilización de un interruptor automático no sea
aconsejable, la solución consiste en colocar un fusible, con el poder de corte adecuado, claro está. Una
vez más, conviene recordar que debe asegurarse la interrupción de la corriente continua. Algunos fusibles
se pueden colocar en cartuchos, o portafusibles seccionables, de manera que pueden utilizarse además
como elementos de desconexión manual.
Fig. 10. Fusible para corrientes de 110 a 400 A y poder de corte superior a 20 000 A a 125 V (a tensiones inferiores
el poder de corte aumenta considerablemente).
) Varistores
Con este nombre se conocen comúnmente a dispositivos utilizados como protección contra los
efectos de las tormentas y sobretensiones originadas por otros factores. También se denominan como
descargadores. Para empezar, conviene distinguir entre dos tipos de ellos:
! Descargadores de corrientes de rayo: Diseñados para hacer frente a perturbaciones con
forma de onda 10/350. Se caracterizan por tener un gran poder de derivación de corriente.
! Descargadores de sobretensiones: Diseñados para hacer frente a perturbaciones con forma
de onda 8/20. Estos dispositivos realizan una doble tarea: por un lado complementan la acción
del descargador de corriente de rayo, haciéndose cargo de la tensión residual del mismo, y por
otro lado protegen a los consumidores frente a picos de sobretensión perjudiciales. Su poder
de derivación es menor que el del descargador de corriente.
TIPOLOGÍA Y DIMENSIONADO DE LOS SISTEMAS FOTOVOLTAICOS 21
Fig. 14. Varistor de óxido de silicio con tres conductores; tensión máxima: 48 V; nivel de protección: 100 V;
intensidad máxima: 50 000 A.
) Shunts y monitorización
Un shunt es una resistencia de precisión que genera caídas de tensión muy precisas al paso de la
corriente eléctrica. Esta caída de tensión es utilizada por los aparatos de monitorización para medir la
corriente en el circuito de la batería. Un shunt viene especificado por un par de valores que se
corresponden, por este orden, con la intensidad máxima (en amperios) que puede soportar y con la caída
de tensión (en milivoltios) correspondiente a dicha intensidad. Por ejemplo: 100-100, 500-50, etc. El
primer ejemplo corresponde a un shunt “1 a 1”, mientras que el segundo es un shunt “10 a 1”.
Cuando las intensidades son bajas, los shunts suelen estar incorporados en el aparato de
monitorización, mientras que para corrientes elevadas, de más de 30 A, los shunts son dispositivos
independientes y disponen, generalmente, de terminales con tornillo para una conexión fiable y duradera.
Se colocan en el conductor negativo del sistema, a la salida de la batería, y como la caída de tensión es
del orden de milivoltios, la conexión con el aparato de monitorización puede realizarse con cables finos
y a bastante distancia.
La mayoría de los reguladores actuales de baja y mediana intensidad tienen integradas funciones de
monitorización, pero a veces su ubicación no es la más adecuada (a efectos de esta monitorización). En
esos casos, el empleo de shunts externos y de aparatos específicos de monitorización facilita al técnico
de mantenimiento y al propio usuario la labor de control de su instalación.
TIPOLOGÍA Y DIMENSIONADO DE LOS SISTEMAS FOTOVOLTAICOS 23
Diseño y configuración
Desde el punto de vista eléctrico, un sistema FV puede clasificarse como sigue:
!Flotante
Los dos conductores, positivo y negativo, se encuentran aislados de tierra. En Europa la mayoría de
las instalaciones FV son de este tipo. Tienen la ventaja de que no existe riesgo eléctrico debido a
contactos directos o indirectos. Sus inconvenientes son que no se pueden detectar los fallos de
aislamiento y que la instalación puede cargarse electrostáticamente hasta un potencial que provoque
descargas en forma de chispas, con riesgo de incendio en la zona de baterías. También cabe señalar
que en estas instalaciones es recomendable utilizar elementos de desconexión bipolares que
interrumpan los dos conductores activos.
! Puesto a tierra
Un conductor activo, generalmente el negativo, está puesto a tierra. Esa configuración evita los
inconvenientes de los sistemas flotantes, pero requiere algún medio de protección contra los
contactos indirectos, como emplear aislamiento de clase II o limitar la tensión continua a 120 V. Los
elementos de desconexión deben ser unipolares (abaratándose el coste total de la instalación) y
deben interrumpir el conductor activo no puesto a tierra.
! Centrado a tierra
Existe un punto del campo FV puesto a tierra y con respecto al cual se establece la tensión de los
dos conductores activos. Esta configuración suele adoptarse en grandes instalaciones con tensiones
elevadas en el campo FV, como es el caso de las instalaciones de conexión a red. La tensión entre
los conductores activos y tierra es la mitad de la existente entre los propios conductores,
24 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
consiguiendo mayor protección para las personas. Además, esta configuración permite detectar
fácilmente los defectos a tierra en el campo FV, mediante un detector de fugas colocado entre el
punto común y tierra.
En cualquier caso, y sobre todo en zonas con riesgo de tormentas, la estructura soporte y/o los
marcos metálicos de los módulos FV, así como todas las carcasas metálicas del equipamiento eléctrico,
han de ponerse a tierra para asegurar un buen camino para la corriente causada por una descarga
atmosférica, a menos que se instale un pararrayos que proteja el área de la instalación. Esta toma de tierra
debe ser independiente de la del neutro de la Compañía Eléctrica, con una distancia mínima entre ambas
de 15 metros.
Por lo que respecta al campo FV, ya se ha comentado en el capítulo anterior de la necesidad del uso
de diodos de paso, que suelen ir incorporados en el propio módulo, y diodos de bloqueo. Estos últimos
deben seleccionarse atendiendo a la máxima intensidad y tensión inversa que han de soportar.
Cuando existe regulador, la función de bloqueo de la corriente de las baterías hacia el campo FV
durante la noche suele estar implícita, bien sea por el uso de interruptores de estado sólido (transistores)
en reguladores tipo serie, o por la incorporación de un diodo interno en reguladores tipo serie o paralelo,
lo que evita el uso de un diodo externo dedicado a tal función.
Este diodo también debe omitirse si el campo FV está formado por filas conectadas en paralelo y
cada una lleva ya un diodo de bloqueo para evitar que los módulos que la forman actúen como disipadores
de potencia. Esto puede ocurrir si la tensión de una fila es inferior a la del resto, siendo varias las causas
que pueden originar tal situación. El caso peor es la aparición de un defecto a tierra (en sistemas con
conductor activo puesto a tierra) o un doble defecto a tierra (en sistemas flotantes), lo que podría reducir
la tensión de la fila con defecto hasta la tensión de un solo módulo.
Algunos autores afirman que el uso de estos diodos de bloqueo en cada una de las filas del campo
FV puede evitarse si se cumplen una serie de condiciones (utilizar módulos de clase II, del mismo tipo
y fabricante, etc.). Ni que decir tiene que no usar justificadamente estos diodos supone una reducción de
las pérdidas de energía generada y un aumento en la fiabilidad del sistema, al reducirse las causas de fallo.
Como idea general, tal como se dijo en su momento, los diodos de bloqueo no son necesarios en campos
FV con tensiones inferiores a 120 V.
En cuanto a los elementos de protección y desconexión, su número y ubicación debe ser tal que
facilite al usuario las tareas de ejecución y mantenimiento, y se recomienda su identificación y
centralización en un cuadro o armario de control.
Llegados a este punto, se muestra en la figura 17 el esquema detallado de la instalación del ejemplo
que nos ocupa. Se ha optado por un sistema flotante y se ha incluido un dispositivo de monitorización
para completar las funciones del regulador. Obsérvese la conexión del conductor negativo del regulador,
aguas abajo del shunt utilizado para la monitorización, de forma que el elemento de monitorización
externo monitoriza tanto la corriente de carga de la batería, como la total de descarga de la misma
(continua y alterna). Obsérvese también que al ir el inversor conectado directamente a la batería, el
regulador sólo monitoriza la corriente continua consumida en la instalación, mientras que el dispositivo
de monitorización externo hace lo propio con la corriente total, como ya hemos dicho.
Se han utilizado interruptores magnetotérmicos en los circuitos del campo FV, carga de baterías,
consumo en continua y consumo en alterna. En este último circuito también se ha incluido un interruptor
diferencial como protección obligatoria contra contactos indirectos en el lado de alterna. En el circuito
de batería e inversor se utiliza un fusible seccionable.
El regulador utilizado evita el flujo de corriente desde la batería hacia el campo FV, compuesto por
8 filas de 1 módulo cada una, por lo que no es necesario el uso de diodos de bloqueo (tensión del campo
FV inferior a 24 V). Por otro lado, los módulos utilizados disponen de diodos de paso, no mostrados en
el esquema.
TIPOLOGÍA Y DIMENSIONADO DE LOS SISTEMAS FOTOVOLTAICOS 25
Dimensionado
El procedimiento de cálculo de la sección del cableado utilizado en los circuitos es similar al de una
instalación eléctrica convencional, siendo el criterio de partida la caída de tensión máxima admisible en
cada circuito. Para ello se emplea la fórmula siguiente:
S = 0,036 I L/)V
siendo:
S = Sección del cable en mm2
0,036 = Factor para conductores de cobre
I = Intensidad máxima prevista en amperios
L = Longitud del cable en metros
)V = Caída de tensión admisible en voltios = Caída de tensión en % × Tensión del circuito /100
En la tabla 3 se indican los valores recomendables de la caída de tensión admisible en cada uno de
los circuitos de un sistema FV autónomo con acumulación.
En el circuito panel-regulador se tomará como intensidad máxima, Igm, el valor de Ig calculado al
dimensionar el regulador. Se recomienda aumentar este valor en un 25 % para asegurar que tanto el
cableado como los elementos de protección trabajen a menos del 80 % de su capacidad. Así pues:
Igm = 1,25 Ig
26 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Fig. 18
TIPOLOGÍA Y DIMENSIONADO DE LOS SISTEMAS FOTOVOLTAICOS 27
En el ejemplo:
Igm = 1,25 × 60 = 75 A
En el circuito regulador-batería, la intensidad máxima, Irm, coincidirá con Igm:
Irm = Igm
En el ejemplo:
Irm = 75 A
En el circuito batería-inversor, la intensidad máxima, Ibm, será función de la potencia máxima en
alterna, Pca, la tensión del sistema, Vns, y la eficiencia del inversor, 1 – kc, según la expresión:
En el ejemplo:
Ibm = 1,25 × 200/[12 × (1 – 0,2)] = 26 A
En el circuito de alimentación en continua, la intensidad máxima, Iccm, será función de la potencia
máxima en continua, Pcc, y la tensión del sistema, Vns, según la expresión:
En el ejemplo:
Iccm = 1,25 × (80 + 24 + 112) /12 = 22,5 A
En el circuito de alimentación en alterna, la intensidad máxima, Icam, será función de la potencia
máxima en alterna, Pca, y la tensión alterna de salida del inversor, Vca, según la expresión:
En el ejemplo:
Icam = 1,25 × 200/230 = 1,1 A
En este ejemplo, y por simplicidad, en los circuitos de alimentación en continua y alterna se escogerá
un cableado uniforme (de igual sección), de modo que la caída de tensión máxima admisible será del 3 %.
Si alguno de estos circuitos alimentara sólo a equipos (no iluminación), la caída de tensión podría ser del
5 %. Como longitud en estos circuitos se considerará la existente entre el magnetotérmico correspondiente
y el elemento de consumo más alejado de éste.
En la tabla 4 se muestran las secciones del cableado de los distintos circuitos, en función de las
intensidades calculadas anteriormente y su longitud. Una vez determinada la sección mediante la fórmula,
se escogerá la sección nominal inmediatamente superior conforme a los valores estandarizados.
)V )V L I S fórmula S nominal
Circuito V
(%) (V) (m) (A) (mm2) (mm2)
Panel–regulador 12 5 0,6 8 75 36 50
Regulador–batería 12 0,5 0,06 1 75 45 50
Batería–inversor 12 0,5 0,06 1 26 15,6 16
Alimentación CC 12 3 0,36 8 22,5 18 25
Alimentación CA 230 3 6,9 8 1,1 0,05 1,5
La sección del cable obtenida mediante la fórmula general, el nomograma o el programa FV-Expert
corresponde a la situación particular y poco realista de que la temperatura del cable sea de 27 °C (300 K).
Para asegurar que dicha sección sea válida incluso en el caso de que la temperatura del cable a plena carga
y en régimen permanente fuese la máxima admisible en esas condiciones, el valor obtenido inicialmente
mediante los procedimientos señalados debería incrementarse según se indica a continuación:
Termoplástico 70 °C 16 %
Termoestable 90 °C 24 %
El siguiente paso consiste en elegir el tipo de cable más adecuado para cada circuito y comprobar
que dicho cable, con su sección correspondiente, tiene la capacidad suficiente, es decir, soporta la
intensidad máxima prevista. Esta comprobación suele ser innecesaria, ya que el criterio de la caída de
tensión es bastante más restrictivo que el de intensidad máxima, sobre todo en continua. Esto último
quiere decir que si se hubiese determinado la sección del cable en función de la intensidad máxima
prevista, esta sección no sería suficiente para mantener la caída de tensión en los valores deseados. Ni que
decir tiene que para la determinación de la intensidad máxima admisible se tendrán en cuenta factores
como la tensión de aislamiento (750 V, 1000 V, etc.), el tipo de aislamiento (goma, polietileno reticulado,
etc.), el número de conductores en el cable, su tendido (al aire, bajo tubo, etc.), la temperatura, etc. En
el supuesto de que el cable no soportase la intensidad máxima, se escogería la siguiente sección superior
que lo permitiese.
TIPOLOGÍA Y DIMENSIONADO DE LOS SISTEMAS FOTOVOLTAICOS 29
Por último, hay que dimensionar los elementos de protección (magnetotérmicos y fusibles). Esto es
realmente sencillo si se tiene en cuenta que su función es proteger el cableado, permitiendo el paso de la
intensidad máxima prevista. Por tanto, su intensidad nominal debe ser mayor que la máxima prevista y
menor que la máxima admitida por el cable. Por ejemplo, en el circuito panel-regulador podría utilizarse
un magnetotérmico bipolar especial para continua de calibre 80 A, que es superior a los 75 previstos y
menor que la intensidad máxima admisible del cable que se hubiese seleccionado (del orden de 100 A).
No es necesario utilizar ningún factor de seguridad a la hora de elegir el calibre de la protección, porque
dicho factor ya se ha tenido en cuenta con anterioridad al calcular la intensidad máxima prevista en el
circuito (factor 1,25).
Para finalizar este apartado dedicado a los sistemas FV autónomos, se muestran a continuación las
ventanas del programa FV-Expert, incluido en este curso y en el que se ha basado para realizar los
cálculos necesarios para el dimensionado, pertenecientes al dimensionado básico de este tipo de sistemas.
lado, la energía eléctrica inyectada en la red pierde su identidad para fundirse con la fuente energética de
la que se abastecen los miles de usuarios de la red. Por eso, cuando se dice que parte de la energía FV
generada se consume en la propia instalación, se está hablando generalmente en términos cuantitativos,
no cualitativos, imposibles de precisar en un sistema interconectado (en paralelo).
No obstante, lo realmente importante es que no desaparece su origen renovable y, por tanto, una
parte ínfima, pero creciente paulatinamente, de la energía eléctrica consumida por los usuarios de la red
puede considerarse limpia, al tiempo que sustituye y evita la generación con otras fuentes más
perjudiciales para el medioambiente (fósil, nuclear, etc.).
No es de extrañar que tanto la actividad económica que subyace en el proceso de generación
eléctrica, como la interrelación necesaria productor-Compañía, hayan alentado un marco legal, normativo
y reglamentario, tanto a nivel administrativo como técnico, cuyo carácter regulador resulta siempre
beneficioso para el profesional, o al menos así debería ser.
Los sistemas FV conectados a red se reparten en tres grandes grupos de aplicaciones (los rangos de
potencia indicados son simplemente orientativos):
! Instalaciones FV para el sector residencial (doméstico), con un rango de potencia entre 1 y
25 kWp.
! Integración FV en edificios comerciales, industriales y de oficinas, con un rango de potencia entre
5 y 500 kWp.
! Plantas FV centralizadas, con un rango de potencia entre 100 kWp y 40 MWp.
Aunque el objetivo final de la generación FV en los tres grupos anteriores puede considerarse el
mismo, hay una serie de peculiaridades que los distinguen e identifican, entre las que se destaca la
cuestión económica, la disponibilidad de espacio y el binomio lugar de generación / lugar de consumo.
Respecto a la cuestión económica, poco hay que decir, salvo que, hoy por hoy, es el mayor
condicionante a la implantación de nuevas instalaciones en el sector residencial. En ella intervienen una
serie de variables como el desembolso inicial, la rentabilidad y el período de amortización que darán, o
no, luz verde a la instalación. Para hacerse una idea, en este tipo de instalaciones se puede estimar el
precio total a lo largo de la vida útil en torno a los 8 euros por cada vatio pico instalado, con un período
de amortización de alrededor de 10 años. En un análisis económico detallado hay que tener presentes,
además, otras variables fundamentales, como subvenciones, primas por generación en régimen especial,
etc. Aunque las cifras económicas pueden ser similares a las de un sistema FV autónomo, no hay que
olvidar que en éste la cuestión fundamental suele ser el análisis comparativo entre dos alternativas, la FV
y la convencional, que deben satisfacer unas necesidades energéticas, mientras que en la conexión a red
es básicamente una operación comercial voluntaria y no imprescindible.
En cuanto a la disponibilidad de espacio, cabe mencionar dos aspectos: la disponibilidad
propiamente dicha y la ubicación. El primero de ellos representa la superficie de captación utilizable, es
decir, el número de paneles y, en consecuencia, la potencia pico que se puede instalar. Este aspecto
también constituye un condicionante que afecta, en orden decreciente, a las instalaciones residenciales,
a la integración en edificios y a las plantas centralizadas. Por otro lado, la ubicación del espacio
disponible está directamente relacionada con la orientación e inclinación que tendrán los paneles FV, lo
que influye en la cantidad de energía eléctrica generada, o de otro modo, en el rendimiento global de la
instalación, y por tanto, en la relación entre la potencia pico instalada y la energía eléctrica generada. En
este sentido, la integración en edificios es la aplicación que más adolece de la ubicación del generador
FV, debido al uso de las fachadas como lugar más frecuente para éste (superficies verticales, mal
orientadas y con abundante sombrado).
Por último, el binomio lugar de generación / lugar de consumo es uno de los mayores inconvenientes
de las plantas FV centralizadas, debido a la necesidad de transportar la energía eléctrica generada hasta
los lugares de consumo, por medio de redes de transporte y generación, y con los problemas asociados
y bien conocidos (coste, pérdidas, etc.). En este sentido conviene señalar que, si bien antes se hablaba de
la pérdida de identidad de la energía inyectada en la red, también es cierto que, tanto en la integración de
32 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
edificios, como en el sector residencial, existen focos de consumo (generalmente superior a la generación
FV) en el mismo lugar de la generación, o muy próximos, de manera que la probabilidad de que esa
energía se vea afectada por los problemas antes mencionados es prácticamente nula. Por otro lado, otro
aspecto diferenciador de las plantas FV podría ser la relación entre la energía eléctrica generada y la
consumida en la propia planta, que se puede considerar despreciable respecto a la primera. De todas
formas, hay que señalar la tendencia al uso indiscriminado del término planta FV, para referirse a
cualquier sistema FV de mediana o alta potencia conectado a la red.
Antes de tratar el tema del diseño y dimensionado, conviene tener presente que todas las
instalaciones FV conectadas a red, con independencia de su tamaño y complejidad, obedecen al mismo
principio de funcionamiento, esquematizado en la figura 22.
A simple vista, una instalación FV residencial conectada a red se podría diferenciar de una autónoma
por el tamaño del campo FV, que suele ser mayor (más potencia instalada) en el primer caso, aunque esto
no tiene por qué ser siempre así. De hecho, un simple módulo FV de 24 V y 100 Wp, junto con un
inversor de red de 100 W de potencia (el menor disponible en el mercado actual), constituyen,
básicamente, una instalación FV residencial completa conectada a red.
Por lo que respecta al cálculo y al criterio de dimensionado, es también de aplicación todo lo dicho
en el caso anterior.
Además de la potencia pico a instalar en el campo FV, otro parámetro que se debe determinar es la
tensión de dicho campo. Para ello se debe tener en cuenta el rango de tensión de entrada del inversor
utilizado, tratando de aproximarse lo más posible al valor máximo, ya que, en general, la eficiencia del
inversor aumenta con la tensión continua de entrada.
Aparte de los tres casos anteriormente descritos, pueden existir otras situaciones intermedias, por
lo que hay que insistir en que el cálculo y dimensionado de una instalación de conexión a red debería
hacerse de forma personalizada, teniendo en cuenta el perfil de consumo diario y anual, y evaluando todas
las circunstancias y peculiaridades de cada caso (incluyendo la posibilidad de futuras ampliaciones de la
instalación), pudiéndose, en general, optar por varias soluciones distintas, que tendrán cada una diferentes
ventajas e inconvenientes.
Será frecuente, por ejemplo, que por motivos arquitectónicos u otras razones, se opte por instalar
los paneles con una inclinación u orientación no óptimas desde el punto de vista energético. Tal puede
ser el caso de los paneles dispuestos verticalmente o integrados en las fachadas de los edificios. En esas
circunstancias, la producción total de energía fotovoltaica será, lógicamente, menor que la que se lograría
con una inclinación y orientación óptima de los paneles.
Así pues, dependiendo de su orientación e inclinación, un campo de una potencia nominal
determinada puede en algún momento recibir la máxima irradiancia posible (en torno a los 1000 W/m2)
y alcanzar, o incluso superar, su potencia nominal. Pero esto solamente sucederá cuando el Sol pase por
una posición tal que sus rayos incidan perpendicularmente (o casi) al panel y dicho momento coincida
con unas favorables condiciones atmosféricas.
En algunos casos, es posible que en ningún momento del año se alcance la perpendicularidad de los
rayos, y entonces podemos estar seguros de que nunca se alcanzará la potencia máxima teórica. Esto es
importante saberlo para no dimensionar el inversor en exceso.
Se analiza a continuación el caso de un edificio situado en la ciudad de Barcelona, en una de cuyas
fachadas laterales se desea instalar, integrado en el mismo plano de la fachada, un campo de módulos.
Dicho plano está desviado 17° hacia el Este.
Con la utilidad “Seguimiento Solar” de FV-Expert, en este caso marcando la casilla “Sin
seguimiento”, ya que se trata de un panel estático, puede irse viendo los diversos ángulos de incidencia
del Sol a lo largo del año, a diferentes días y horas.
Se observa que en ningún momento dicho ángulo es inferior a unos 23°, valor que se alcanza en la
segunda mitad del mes de diciembre, aproximadamente a las 10 de la mañana (hora solar).
Por lo tanto, y además del hecho de que la altura solar es aún baja a dicha hora (20°) y por
consiguiente la intensidad incidente no podrá ser muy alta, el coseno de 23° impone una disminución
adicional del 8 % de la potencia máxima teórica.
En la práctica, ningún panel instalado en fachadas verticales puede recibir una irradiancia total
superior a los 750 W/m2. Para fachadas orientadas al Sur, la máxima irradiancia, alrededor de 725 W/m2,
se recibe al mediodía, cuando el Sol se encuentra a una altura de unos 31°. Para la ciudad de Barcelona,
por ejemplo, dicho máximo se producirá durante los primeros días de febrero y de noviembre, siempre
que el cielo se encuentre despejado.
En otros casos, como en el de un hotel de montaña situado en Huesca, en cuyo tejado inclinado 55°
y desviado 64° hacia el Este se integra un panel solar, sí existen momentos en el año (como a primeros
de septiembre) en los que el Sol incide prácticamente perpendicular al panel (ver pantalla de FV-Expert
en la figura 26).
En todo caso, conviene señalar que, debido a la absorción atmosférica, la cual aumenta con la
longitud del camino que deben recorrer los rayos del Sol, cuando la altura solar es baja, la irradiancia
máxima que se puede esperar incida sobre una superficie perpendicular al rayo disminuye considerable-
mente (ver tabla 5).
36 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Tabla 5. Valores medios de la máxima irradiancia teórica en W/m2 en un día muy claro, al nivel del mar. En la
práctica, los valores medidos son casi siempre algo menores.
Irradiancia directa Irradiancia total Irradiancia difusa Irradiancia total Irradiancia total
Altura
sobre una sobre una sobre una sobre una sobre una superficie
solar
superficie normal superficie normal superficie superficie vertical orientada
(grados)
al rayo al rayo horizontal horizontal hacia el Sol
Fracción de la energía anual respecto a la máxima captada por una superficie en función de su inclinación y azimut
para una latitud de 40° N. A la derecha, representación equivalente obtenida mediante el programa “OptiRed”.
38 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
En el caso de que, por razones estéticas o arquitectónicas, los paneles se instalen, por ejemplo,
horizontalmente o verticalmente (fachadas fotovoltaicas), en general la potencia máxima que podrán
alcanzar será inferior a la nominal, lo cual debe ser tenido en cuenta a la hora de seleccionar la potencia
del inversor.
TIPOLOGÍA Y DIMENSIONADO DE LOS SISTEMAS FOTOVOLTAICOS 39
Tabla 6. Inclinación que produce la máxima captación anual de energía en las capitales de las provincias españolas.
Provincia Latitud (°) Ángulo (°) Provincia Latitud (°) Ángulo (°)
siendo:
k2 = Parámetro que tiene en cuenta la orientación de los paneles, $ (desviación Norte-Sur). Se puede
calcular mediante la expresión:
k2 = 1,14 – 0,0085 $
(siendo $ el ángulo de desviación, entre 20° y 70°)
40 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Medidas y facturación:
! El contador utilizado para medir la energía inyectada en la red deberá poder medir en ambos
sentidos, de lo contrario, habrá que colocar un contador de entrada entre éste y el interruptor
general. Este requerimiento parece innecesario, ya que en el punto 3 de las condiciones generales
ya se exige que no haya posibilidad de consumo en el circuito de generación.
Protecciones:
Además de lo exigido en la reglamentación electrotécnica vigente, se deben incluir las siguientes
protecciones:
! Interruptor general manual magnetotérmico accesible a la empresa distribuidora, con objeto de
poder realizar la desconexión manual.
! Protección contra contactos indirectos en la parte de continua. Cita el reglamento el uso de un
interruptor automático diferencial, suponemos que en la parte de alterna, ya que en continua no
tendría efecto. Esta medida carece de sentido, a no ser que el defecto se propague a la parte de
alterna a través del inversor. En cualquier caso se recomienda lo dicho a este respecto en los
sistemas FV autónomos, es decir, emplear protección de clase II y/o limitar la tensión continua
máxima (la del generador FV en circuito abierto) a 120 V.
42 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Puesta a tierra:
! La puesta a tierra de la instalación FV se hará de forma que no se alteren las condiciones de puesta
a tierra de la empresa distribuidora, asegurando que no se produzca la propagación de defectos
a la red de distribución.
! La instalación debe disponer de una separación galvánica entre la red de distribución y la propia
instalación FV, por medio de un transformador de aislamiento u otro medio similar. Esta
separación galvánica citada en el reglamento suele estar incluida en el propio inversor.
! Las masas de la instalación FV estarán conectadas a una tierra independiente de la del neutro de
la empresa distribuidora, así como de las masas del resto del suministro.
Fig. 29. Instalación fotovoltaica conectada a la red de baja tensión. Esquema unifilar oficial (con contrato de
compraventa).
44 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Fig. 30. Detalle del conexionado de los contadores en una instalación FV conectada a red (conexión monofásica).
TIPOLOGÍA Y DIMENSIONADO DE LOS SISTEMAS FOTOVOLTAICOS 45
Fig. 31. Esquema unifilar de conexión fotovoltaica a red para el caso en que solamente se desee verter a la red la
energía sobrante (exceso de energía producida con respecto a la consumida).
46 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Fig. 32. Aspecto real y esquema eléctrico del armario de conexión a red de una instalación fotovoltaica.
TIPOLOGÍA Y DIMENSIONADO DE LOS SISTEMAS FOTOVOLTAICOS 47
Rentabilidad económica
En una instalación conectada a red la rentabilidad económica quedará definida –desde el punto de
vista del usuario o del titular de la instalación– principalmente por la relación entre la inversión inicial
neta necesaria, una vez descontadas las posibles ayudas o subvenciones, y por los beneficios anuales que
la generación de electricidad reportará al titular de la instalación, bien sea por la venta de la energía a la
Compañía Eléctrica o por el ahorro directo producido (en el caso de auto-consumo).
El programa FV-Expert calcula automáticamente la Tasa de Rentabilidad Interna y el Período de
Amortización partiendo de los parámetros económicos habituales, permitiendo efectuar simulaciones con
distintas combinaciones de dichos parámetros y obtener instantáneamente los resultados.
Desde el punto de vista de las Compañías Eléctricas, la existencia de un número suficiente de
pequeños sistemas generadores distribuidos geográficamente tiene el atractivo de que buena parte de la
electricidad fotovoltaica se inyecta en la red precisamente en las horas de máxima demanda (figura 32),
cuando la capacidad de las centrales generadoras convencionales se acerca a su límite máximo. Esto
puede favorecer los intereses de las Compañías Eléctricas, al no tener necesidad de efectuar nuevas
inversiones para aumentar la potencia conforme aumente la demanda diurna.
Fig. 33. Curvas que definen el consumo horario de energía eléctrica en un típico día laborable del mes de
septiembre. (Cortesía de Red Eléctrica de España).
48 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Centrales fotovoltaicas
La posibilidad de que cualquier instalación de generación fotovoltaica, con independencia de su
tamaño, que cumpla con los requisitos exigidos por la reglamentación vigente, pueda verter la energía
generada a la red de distribución eléctrica general, y obtener además del precio de venta establecido una
prima o remuneración adicional creada para incentivar el desarrollo de esta energía renovable, supone un
atractivo económico para particulares, empresas y grupos de inversión, que ven la oportunidad de obtener
una rentabilidad superior a la de otras inversiones con la garantía del Estado.
Puesto que, dentro de ciertos límites, el beneficio económico es directamente proporcional al tamaño
o potencia de la planta fotovoltaica, la magnitud de estas instalaciones (la mayoría de ellas con sistemas
de seguimiento solar) ha ido creciendo en los últimos años, pasando de potencias típicamente del orden
de decenas de kilovatios a de varios megavatios.
Estas centrales fotovoltaicas, dotadas de una completa infraestructura, son grandes plantas
generadoras de electricidad, que requieren de una ingeniería acorde a su magnitud, y una serie de
instalaciones y servicios auxiliares como cerramientos perimetrales, sistemas de seguridad y vigilancia,
telegestión, equipos de control diversos, etc.
En el proyecto de una central solar grande intervienen factores nuevos que condicionan su diseño.
Así, al precisar una gran superficie de terreno para evitar el sombreado de unos paneles sobre otros, la
repercusión del coste del mismo es una variable más que es preciso tomar en consideración.
La centrales solares situadas en terrenos fuera de los núcleos urbanos se conocen popularmente con
el nombre de huertas solares, teniendo la peculiaridad de que la propiedad puede estar repartida entre
muchos titulares o pequeños inversionistas, los cuales comparten una infraestructura y gestión comunes.
El término "huerta solar" se ha generalizado para denominar, a veces impropiamente, a cualquier
agrupación de instalaciones fotovoltaicas que venden individualmente electricidad a la red eléctrica y que,
a la vez, comparten algunos equipamientos y servicios: punto de conexión, anillo de media tensión, valla,
antirrobo, mantenimiento, administración, etc. Los edificios de pisos, o las urbanizaciones, pueden servir
de analogía: cada propietario es dueño de su vivienda individual, pero todos comparten portería, espacios
comunes, ascensor, administrador, etc.
La figura 34 presenta una posible configuración eléctrica de una central o huerta solar. En ella, cada
propietario lo es de su generador, inversor y transformador BT/MT (baja tensión/media tensión); a la vez
que todos los propietarios comparten la línea de MT (que puede adoptar la forma física de un anillo) que
enlaza los transformadores BT/MT al punto de conexión, el cual establece la frontera entre la huerta solar
y la red de distribución. También comparten el propio punto de conexión, la valla, el terreno, un sistema
de seguridad, una estación meteorológica, un seguro a todo riesgo y un contrato de mantenimiento.
H1
X kW
H2
XX kW
. PC
.
.
HN
XXX kW
En España, las centrales y huertas solares pueden vender su energía a cualquier operador del
mercado, según la definición de la Ley del Sector Eléctrico en su título V, apartado 33. En la práctica, ha
ocurrido que las compañías eléctricas han creado diferentes compañías, que suelen mantener la
denominación original como raíz y añadir un vocablo específico para indicar su actividad: generación,
distribución o comercialización.
A efectos técnicos, las centrales y huertas solares deben establecer acuerdos con las compañías
distribuidoras, quienes se responsabilizan de la gestión del sistema eléctrico; mientras que, a efectos
económicos, los acuerdos deben establecerse con las compañías comercializadoras, quienes son
responsables del desarrollo del mercado. Sin embargo, en este texto, por simplicidad, nos referiremos al
conjunto de ambas como "la compañía eléctrica".
Para establecer la facturación, la compañía eléctrica lee todos los contadores en BT y otro en MT,
éste ubicado en el punto de conexión (los contadores también han sido incluidos en la figura 34). La
diferencia entre la suma de las lecturas en BT y la lectura en MT indica las pérdidas de conexión (BT/MT)
y transporte en el interior de la huerta solar. El consumo de energía de los servicios comunes
(iluminación, ordenadores, alarmas, etc.) también se considera como pérdida. El reparto de estas pérdidas
entre los propietarios de la central es proporcional a su producción energética en BT. La energía que
factura cada propietario a la compañía eléctrica es la que resulta de detraer las pérdidas a la lectura de su
correspondiente contador en BT.
Un buen ejemplo de esto lo constituye la huerta solar de 9 MW que funciona en Milagro (Navarra).
Ésta integra 553 propietarios de 5 kW, 110 de 11 kW, 66 de 25 (55 con seguidores y 11 con estructuras
fijas) 7 de 33 kW, 12 de 50 kW (fijas), 2 de 66 kW y 3 de 100 kW (2 fijas). La figura 35 muestra una
panorámica de esta huerta solar, que permite constatar las grandes dimensiones que llegan a alcanzar estas
instalaciones (en este caso 43 Ha).
Fig. 35. Vista aérea de la huerta solar de 9 megavatios situada cerca del pueblo de Milagro, en Navarra. (Cortesía
de Acciona).
50 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
A efectos prácticos, el concepto de “legislación vigente” integra no sólo los Reales Decretos del
Ministerio de Industria y la Ley General del Sector Eléctrico, ambos de aplicación al conjunto de España.
Otros decretos de las Comunidades Autónomas, e incluso las propias prácticas de las compañías
eléctricas, también contribuyen a establecer el marco al que deben ajustarse las huertas solares, dando
origen a una notable diversidad en la configuración de estas últimas.
Un buen ejemplo lo constituye el asunto de los transformadores BT/MT. Por un lado, la
determinación de su propiedad constituye una primera fuente de diversidad: si permanece con la
propiedad de la huerta solar, su potencia puede ser igual (o superior) a la del inversor; mientras que si su
propiedad pasa a la compañía eléctrica, entonces se entiende que el transformador forma parte de la red
eléctrica de distribución (el punto de conexión pasa a situarse en el lado de BT del transformador) y su
potencia debe ser, al menos, el doble que la del inversor.
Por otro lado, las Comunidades Autónomas también representan una fuente de diversidad. Algunas
han permitido, y hasta potenciado, que varios propietarios compartan un mismo transformador, mientras
que otras han fomentado que cada propietario tenga el suyo. Algunas han dado libertad a las compañías
eléctricas para asumir o no la propiedad de los transformadores, en función de los intereses que puedan
tener en cada caso; mientras que otras han estimulado a las compañías eléctricas para que asuman esa
propiedad. La figura 36 muestra alguna de las configuraciones concretas que, como consecuencia de lo
anterior, coexisten en las huertas solares que funcionan actualmente en España.
TIPOLOGÍA Y DIMENSIONADO DE LOS SISTEMAS FOTOVOLTAICOS 51
PC
PINV PTRT
a) Cada propietario posee su propio transformador. Deben cumplir la condición siguiente: PTRT $ PINV
PC
PINV,1
PTRT
PINV,2
b) Varios propietarios comparten la propiedad de un único transformador. En este caso se debe cumplir la
siguiente condición: PTRT $ 3 PINV,I
PC
c) La compañía eléctrica es la propietaria del transformador. Debe cumplirse la condición siguiente: PTRT $ 2 3 PINV,I
Fig. 36. Diferentes esquemas de conexión a la red, actualmente coexistentes en el mercado fotovoltaico español.
52 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
En otro orden de cosas, la disponibilidad y las preferencias tecnológicas de cada promotor también
contribuyen a la diversidad de las huertas solares. Así, conviven silicio cristalino y capas delgadas,
estructuras de soporte fijas con seguidores, inversores únicos (uno por propietario) con múltiples, etc.
(a) (b)
Fig. 37. (a) Vista panorámica de la huerta solar de Árguedas (b) Vista frontal de una de las plantas de esta huerta.
Cada propietario tiene un generador fotovoltaico de 6,12 kW y un inversor de 5 kW. La venta se realiza directamente
en baja tensión.
Fig. 38. Vista parcial de una huerta solar cercana a la localidad de Puerto Lápice (Ciudad Real).Cada propietario
tiene 100 kW y su propio transformador, al que vierten 33 inversores de 3 kW; cada inversor asocia un generador
de 3,1 kW, y cada conjunto de 3 generadores e inversores está soportado por un inversor en dos ejes, siendo el
primero vertical.
TIPOLOGÍA Y DIMENSIONADO DE LOS SISTEMAS FOTOVOLTAICOS 53
Fig. 39. Huerta solar en Ochánduri (La Rioja). Propietarios con diversas potencias se han agrupado en 7
asociaciones, cada una con 100 kW. Cada asociación distribuye su generador en 4 seguidores a dos ejes y cuenta
con su propio transformador de 100 kW. La foto de la derecha muestra los transformadores, y ejemplifica el
despropósito al que conduce la aplicación estricta del RD 436/2004. Es evidente que un solo transformador de 700
kW hubiera cumplido la misma función, pero a un coste bastante menor, como de hecho ha ocurrido en alguna
comunidad autónoma.
Fig. 40. En esta huerta solar de Olmedilla de Alarcón (Cuenca), cada propietario tiene 100 kW y su propio
transformador, al que vierte un único inversor de 100 kW. Las estructuras de soporte son fijas.
54 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Fig. 41. Huerta solar en las proximidades de Darro (Granada). Cada propietario tiene 100 kW y su propio
transformador, al que vierte un único inversor de 100 kW. Las estructuras de soporte están dotadas de seguimiento
en dos ejes, siendo el primero horizontal y con orientación N-S.
Fig. 42. Zonas y componentes de una típica central fotovoltaica de mediana potencia.
TIPOLOGÍA Y DIMENSIONADO DE LOS SISTEMAS FOTOVOLTAICOS 55
Seguridad eléctrica
Como toda instalación eléctrica, el diseño de las centrales y huertas solares debe atender
primordialmente a la seguridad de las personas, lo que es tanto como decir que éstas deben resultar
protegidas frente a eventuales contactos directos o indirectos.
Además, debe atender a la calidad del suministro eléctrico que proporciona la red eléctrica en
general, es decir que las huertas solares deben, por un lado, ajustar la energía que inyectan a la red a los
márgenes establecidos para la tensión, frecuencia, factor de potencia y contenido en armónicos, y, por
otro lado, respetar las condiciones de puesta a tierra de la red. Es probable que en el futuro, conforme
vaya creciendo el componente fotovoltaico en la matriz de generación eléctrica, esta lista de requisitos
se vea aumentada con otros que afecten, por ejemplo, al comportamiento frente a huecos de tensión, a la
regulación de la potencia inyectada, etc.
Por último, debe atender a la seguridad de los propios equipos que componen la huerta solar, lo que
es tanto como decir que su vida útil no resulte disminuida ni por la operación normal ni por las anomalías
que puedan presentarse (cortocircuitos, caídas de rayo, pérdidas de aislamiento, etc.).
En resumen, las huertas solares deben resultar seguras, para no causar perjuicios a nadie, y fiables,
para que su producción energética alcance a rentabilizar su inversión.
Buena parte de los instrumentos para satisfacer los anteriores requisitos está embebida en los propios
equipos. En particular, los módulos fotovoltaicos se ajustan a una normativa que asegura su durabilidad
y aislamiento eléctrico (como la norma IEC 61215), los inversores a otra que asegura la calidad de la
potencia que inyectan a la red, etc. En primera instancia el proyectista de huertas solares no necesita
conocer los pormenores de estas normativas. A efectos de su práctica profesional le bastará con conocer
su existencia y exigir los correspondientes certificados de cumplimiento. Los detalles de las técnicas para
lograr tal cumplimiento caen más bien en el ámbito de conocimiento que precisan los fabricantes de los
equipos. Ahora bien, el proyectista de huertas solares lo que sí precisa conocer en detalle es lo que afecta
a su configuración (esquema eléctrico, protecciones, red de tierras, etc.), puesto que ésta afecta a la
seguridad y fiabilidad del conjunto, y las decisiones sobre dicha configuración entran dentro de la esfera
de su responsabilidad.
Conviene advertir de la dificultad básica que supone abordar el tema de la seguridad en general, ya
que obliga a considerar eventos que nunca deben llegar a ocurrir. Se trata, en definitiva, de que la vida
de la huerta solar no sea más que una rutina cotidiana, totalmente exenta de circunstancias extraordinarias.
Existe una normativa prolija y dinámica en torno a la seguridad eléctrica. La norma internacional
CEI-364 y su equivalente en España, la UNE 20460, tienen un campo de actuación de hasta 1000 V en
corriente alterna y 1500 V en corriente continua, y son de referencia obligada (en particular, los capítulos
4-41 y 4-47, respectivamente, titulados "Protección contra los choques eléctricos" y "Aplicación de
medidas de protección para garantizar la seguridad"). Estas normas son de aplicación general, es decir,
sirven para la instalación eléctrica de una vivienda, un taller mecánico, un supermercado, una huerta solar,
etc. Su aplicación particular pasa por considerar las peculiaridades de cada caso.
Los generadores fotovoltaicos presentan, como casi todo, aspectos favorables y desfavorables. Entre
los primeros se cuentan el hecho de que su energía no es de utilización final, por lo que normalmente no
está al alcance directo de personal no cualificado (nadie enchufa una maquinilla de afeitar directamente
a la salida de un generador fotovoltaico) y que su corriente de cortocircuito no es significativamente
mayor que la correspondiente a la operación normal. Entre los segundos se cuenta la casi imposibilidad
de apagar el generador, lo que obliga a que algunas operaciones de mantenimiento deban realizarse en
tensión; y la gran extensión que ocupan en relación a su potencia, que eleva la probabilidad de pérdidas
de aislamiento.
56 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Accidentes y riesgos
El siguiente cuadro refleja los accidentes que pueden acontecer en la vida de una central fotovoltaica,
junto con las consecuencias que pueden derivarse de ellos y los medios que se utilizan para prevenirlos.
El riesgo eléctrico para las personas por causa de un defecto eléctrico puede derivar de dos tipos de
situaciones: el contacto directo o el indirecto.
Se llama contacto directo al contacto accidental de personas con partes activas de la instalación. El
accidente puede producirse por el contacto con el polo positivo o negativo y derivación por tierra o masas,
o por el contacto simultaneo con los dos polos. Este tipo de defecto suele ocurrir en tareas de montaje,
mantenimiento, revisión, etc., e involucrar una cierta responsabilidad de la persona afectada.
Se llama contacto indirecto al contacto de personas con masas metálicas que normalmente no tienen
tensión pero que pueden adquirirla accidentalmente, como consecuencia de una bajada de aislamiento
entra las partes activas de la instalación y las masas. Las personas no tienen responsabilidad alguna en
este tipo de accidente, ya que esas masas son zonas de contacto habitual y que en condiciones normales
no entrañan riesgo.
En instalaciones nuevas y realizadas con productos que responden a las normas vigentes, como es
el caso de una central solar correctamente diseñada y construida, el riesgo por defectos de aislamiento es
muy bajo, prácticamente nulo con materiales de aislamiento reforzado. Sin embargo, el riesgo aumenta
al envejecer la instalación, debido al deterioro del aislamiento provocado por distintas causas como
sobretensiones, estrés térmico, radiación ultravioleta, etc.
Fig. 43. Curvas de la potencia de salida a lo largo del día de las distintas zonas de una central fotovoltaica de 1,2 MW.
Dicha imprecisión o margen de error, por tener carácter intrínseco, es imposible eliminar. Por ello,
hay que desconfiar de las predicciones supuestamente ajustadas (y generalmente optimistas) basadas en
programas de cálculo sofisticados, pero por lo general poco rigurosos.
En España, el Real Decreto 661/2007 del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, define unos
perfiles horarios de producción para instalaciones fotovoltaicas, que son los únicos oficialmente
reconocidos para evaluar la energía en cada hora durante los 12 meses del año. Para el cálculo de dichos
perfiles horarios, se han tomado como punto de partidas los valores medios de irradiación en las cinco
zonas climáticas consideradas en el Código Técnico de la Edificación,(*) generándose, a partir de dichos
valores, la distribución energética horaria sobre horizontal mediante los datos obtenidos por Censolar para
cada una de las cinco zonas (tabla 7), procesados con un software específico y utilizando una metodología
muy contrastada por la experiencia, obteniéndose unos resultados ligeramente más conservadores que los
proporcionados por otras fuentes.
Posteriormente, el perfil horario de producción de la planta se calcula aplicando a la distribución de
la energía en horizontal, los dos factores correctores que se explican más adelante.
(*) Este documento ha sido objeto de modificaciones en septiembre de 2013, que también afectan a la parte en que se
regulan las instalaciones de energía solar.
58 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Tabla 7. Energía (kWh) incidente sobre un metro cuadrado de superficie horizontal en un día medio de cada mes,
por tramos horarios (tiempo solar).
TIPOLOGÍA Y DIMENSIONADO DE LOS SISTEMAS FOTOVOLTAICOS 59
Factor 1.– Su valor es 1,48, y representa la media de los distintos posibles factores de ganancia energética
respecto a la horizontal según la tipología de la planta (estática, seguimiento sobre un eje o sobre dos ejes,
con sus distintas variantes), de acuerdo a la tabla 8.
Tabla 8. Factores por los que hay que multiplicar la irradiación sobre horizontal
para obtener la irradiación sobre la superficie receptora. Fuente: IES.
Factor 2.– Su valor es 0,71, siendo la media de los distintos rendimientos globales.
El rendimiento global (Performance Ratio) de una planta (tabla 9), es el rendimiento eléctrico de la misma
una vez tenidas en cuenta todas las pérdidas en el proceso de conversión, así como la desviación de las
condiciones ideales, y las pérdidas debidas a las posibles sombras proyectadas por unos paneles sobre otros.
El producto de los dos factores anteriores (aproximadamente igual a 1,05) es el que se aplica finalmente
a los valores de la tabla 7 para dar como resultado la tabla 10 definitiva, que es la publicada en el anexo
XXII del R.D. 661/2007.
60 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Tabla 10. Factor de funcionamiento para un perfil horario de una instalación fotovoltaica.
ÍNDICE 3
Capítulo 4
Montaje ............................................................................ 5
CAPÍTULO 4
Montaje
Impacto visual
Cada vez con más frecuencia, la evaluación del impacto visual de una instalación no se limita a una
apreciación subjetiva de la posible ruptura de la estética del entorno en donde se vayan a ubicar los
paneles, debida tanto a la falta de integración arquitectónica, como al contraste de estilos, sino que su
consideración puede ser de obligado cumplimiento para la aceptación del proyecto. Este es uno de los
aspectos menos cuidados en el pasado y, quizás, una de las razones por las que se han rechazado
instalaciones fotovoltaicas a priori interesantes, aunque no imprescindibles, claro está.
Fig. 1. Muestra del fuerte contraste entre el campo de paneles fotovoltaicos y un entorno extraño a los mismos.
En cualquier caso, el recinto ocupado por una instalación fotovoltaica, cuando ésta no esté integrada
en una edificación o dentro de los límites de una propiedad con acceso restringido (patios interiores,
jardines cerrados, etc.), debe delimitarse por barreras físicas que aunque no puedan evitar la presencia de
personas ajenas, sí la dificulten, y sirvan para demarcar los límites de la propiedad privada (además de
los de seguridad).
Fig. 2. Colocación de una verja metálica que rodeará a los paneles y los aislará de la vía pública.
En cuanto a la planificación del montaje, el propósito principal de esta etapa es minimizar los
posibles imprevistos que puedan surgir y asegurar, en la medida de lo posible, el cumplimiento de plazos
y presupuestos. Si en la fase anterior de diseño se define y especifica qué hay que hacer, en esta etapa
debe definirse y especificarse cómo hay que hacerlo. Es muy recomendable definir de antemano el
momento, la secuencia y los tiempos previstos de operaciones, la gestión del personal montador, la
gestión del material y de los recursos. En definitiva, se trata de no dejar nada para última hora, ni en
manos de la improvisación. Además, el buen profesional debe prever las necesidades en cuanto a
herramientas y material diverso se refiere (resulta bastante molesto y poco profesional preguntarle al
propietario si tiene una escalera, un polímetro, un destornillador, o lo que sea).
Considérese, por ejemplo, el inconveniente y el trastorno que supondría para el montador, tener
previsto la colocación de un inversor de tamaño considerable en un paramento y percatarse en el momento
de hacerlo de que dicho paramento no tiene las características constructivas adecuadas para soportarlo
o sujetarlo. O que al dirigirse hacia el lugar de la instalación, el vehículo donde se transportan los distintos
elementos y materiales no pueda acceder hasta las proximidades de ese lugar. Un buen diseño del montaje
y una buena planificación del mismo minimizan, cuando no evitan, la necesidad de la búsqueda
precipitada de soluciones prácticas durante las operaciones.
Otro aspecto que se debe considerar durante la planificación es cómo y en qué medida afectará el
montaje de la instalación fotovoltaica a las personas ajenas a la misma, a su trabajo y a sus actividades.
En este sentido, el profesional debe informar con la suficiente antelación sobre las operaciones que
conlleven cortes de luz, ruido, polvo, obstrucción y/o ocupación de vías de paso (acceso de vehículos,
pasillos, etc.), utilización de espacios (habitaciones, despachos, etc.), necesidad de presencia del
propietario, etc. Ni que decir tiene que cuanto mayor y más compleja sea la instalación, más importancia
adquiere la etapa de planificación.
8 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Definido y especificado qué es lo que se va hacer y cómo se va hacer, ya sólo queda llevarlo a efecto.
Esto constituye la etapa de realización o montaje, propiamente dicho. Si se han tenido en cuenta, evaluado
y analizado todas las consideraciones y aspectos mencionados hasta este punto, el montaje se convierte en
un conjunto de tareas mucho más llevaderas, ya que todo está previsto y las posibles dudas se han resuelto
con anterioridad. No obstante, en la etapa de realización el profesional requiere, sobre todo en instalaciones
medianas y grandes, la utilización de planos, esquemas, manuales de instalación, instrucciones, etc., que
especifiquen y faciliten las tareas de montaje. El objetivo de ello es doble: llevar a cabo las operaciones
de forma correcta y eficiente, y evitar disconformidades por parte del propietario del estilo “eso no es lo
acordado”. Téngase en cuenta, además, que dichos esquemas e instrucciones son, en ocasiones, la única
interfaz entre el diseñador y el montador, razón por la cual no deben limitarse a tener un carácter
descriptivo y orientativo, sino específico y obligatorio. Decir también, que a falta de una simbología
normalizada, lo usual es reflejar en los esquemas los distintos elementos de forma que se puedan identificar
fácilmente a simple vista, o acompañarlos de las leyendas identificativas correspondientes.
A lo largo de este capítulo y al tratar el montaje de los distintos elementos que componen una
instalación fotovoltaica, se hará mención a aspectos particulares sobre el mismo que el lector podrá
encuadrar fácilmente en alguna de las tres etapas que se acaban de describir (diseño, planificación y
realización).
MONTAJE 9
Fig. 6. Estos módulos de silicio amorfo descansan Fig. 7. Módulos fotovoltaicos especiales, construidos
directamente sobre el tejado, no siendo preciso en forma de tejas, que pueden sustituir a éstas en un
construir una estructura soporte separada. tejado convencional e integrarse perfectamente en el
mismo.
La estructura soporte de los paneles es un elemento auxiliar, por lo general metálico (acero
galvanizado, aluminio o acero inoxidable), semejante a otros muchos con análogas características que
pueden encontrarse en innumerables aplicaciones constructivas. No se trata, pues, de un elemento
específico de la tecnología fotovoltaica (de ahí que no se haya descrito en anteriores capítulos).
El técnico fotovoltaico debe limitarse a comprobar ) en lo que a la estructura respecta ) que ésta ha
sido realizada con las suficientes garantías para que cumpla su misión en condiciones de absoluta
seguridad, exigiendo del diseñador o suministrador de la misma el cumplimiento de la normativa vigente,
pero no debe asumir la tarea del diseño y cálculo de la estructura, labores que deben ser realizadas por un
especialista.
Los aspectos que más interesan aquí serán, por tanto, los que atañen al montaje de la estructura, una
vez aprobado el diseño de la misma, y realizar o supervisar, en su caso, el correcto ensamblaje de las
distintas piezas y perfiles metálicos necesarios.
No obstante, en este apartado se harán también algunas consideraciones respecto a las cargas
(fuerzas) que una estructura soporta, y se destacarán los puntos claves para una correcta realización.
Además del peso de los módulos y de la propia estructura, ésta estará sometida a la sobrecarga
producida por el viento, el cual producirá sobre los paneles una presión dinámica (llamada así por ser
MONTAJE 13
consecuencia de su velocidad) que puede ser muy grande. De ahí la importancia de asegurar perfectamente
la robustez, no solamente de la propia estructura, sino también y muy especialmente, del anclaje de la
misma.
Sin entrar en consideraciones teóricas, baste decir que la presión dinámica máxima, medida en
kilopondios por metro cuadrado, que el viento produce sobre un obstáculo sobre el cual choca con una
velocidad v, puede expresarse con suficiente aproximación por la sencilla fórmula siguiente:
p = v2/16 [1]
Otros estándares europeos son menos explícitos en cuanto a las condiciones que debe cumplir una
estructura soporte para instalaciones fotovoltaicas, limitándose por ejemplo, a exigir que ésta debe
aguantar al menos 10 años de exposición a la intemperie sin apreciarse en ella signos de corrosión o fatiga
mecánica, así como resistir vientos de 120 km/h.
Un panel formado por un cierto número de módulos fotovoltaicos convenientemente ensamblados
en una estructura a una cierta altura sobre el suelo puede considerarse, en una primera aproximación, como
una gran superficie rígida que, debido a su inclinación, sufre la acción del viento de dos formas bien
diferentes, según el sentido con que sople éste (figura 8).
Fig. 8. La estructura de la izquierda está sometida a una fuerza total que tiende a comprimirla sobre sus anclajes.
Por el contrario, la de la derecha, que recibe el viento por su parte dorsal, tiende a ser levantada.
Cuando el viento sopla de tal forma que incide sobre los paneles por detrás, la componente neta es
una fuerza que tiende a arrancarlos de sus soportes, transmitiendo este esfuerzo de tracción a los apoyos
de la propia estructura. Esta situación es más peligrosa que la que origina un viento frontal, pues los
elementos de anclaje, e incluso el propio hormigón de la base, resisten mucho mejor los esfuerzos a
compresión que a tracción.
No es demasiado infrecuente que, a causa de un vendaval extraordinario ) pero, por otra parte, con
bastante probabilidad de producirse al menos una vez cada diez años ) los paneles, la estructura o ambos
salgan literalmente volando, generalmente por las enormes fuerzas de succión producidas. De ahí la
necesidad de extremar las medidas de prevención y contar siempre con un amplio margen de seguridad
al realizar la sujeción de los paneles a la estructura y de ésta a la base o muro de anclaje.
El efecto de “ala aerodinámica” que un panel puede presentar hace que, de forma sorprendente, con
una inclinación en torno a los 20°, las fuerzas del viento presenten un mínimo relativo, mientras que para
inclinaciones tan sólo un poco menores (de 10° o 15° grados) el mismo efecto hace que el viento produzca
una gran fuerza de ascensión. Para ángulos superiores a 20° las turbulencias originadas disminuyen
considerablemente la fuerza ascendente y, consecuentemente, la tracción que sufrirá la estructura.
Para tratar de evitar los anteriores efectos indeseables del viento sin recurrir a un costoso
sobredimensionado estructural, se recomienda evitar las inclinaciones entre 10° y 15°. En zonas cercanas
al ecuador es preferible una inclinación de solamente 5° (se debe evitar la horizontalidad completa con
el fin de favorecer la evacuación del agua de lluvia).
MONTAJE 15
La distancia del panel al suelo, supuesto que el viento puede pasar libremente por el espacio
comprendido entre uno y otro, también influye, ya que, al ser la velocidad del viento menor cuanto más
próximo al suelo corra, la fuerza será también menor en estructuras relativamente de baja altura. No
obstante, otro tipo de consideraciones, como la vulnerabilidad a los robos o vandalismo y, en el caso de
climas fríos, la posibilidad de que la nieve pueda alcanzar gran altura, limitan la altura mínima para los
paneles, a pesar de que a efectos del viento, lo ideal sería disponerlos lo más cerca posible del suelo o de
la cubierta sobre la que se ubiquen.
La primera y última fila de un campo de paneles serán, lógicamente, las que más fuerza eólica van
a soportar, por lo que es recomendable reforzar la estructura y anclajes de dichas filas (uno de los errores
más frecuentes en los proyectos de varias filas es no tener en cuenta el hecho obvio de que las filas
interiores quedan parcialmente protegidas del viento).
Además de las fuerzas producidas por el viento, merece la pena citar otras posibles cargas como la
de la nieve sobre los paneles o las fuerzas de empuje hidrostático en lugares donde el nivel freático está
muy próximo a la superficie.
Los intentos de normalizar y simplificar el diseño de las estructuras de paneles fotovoltaicos han
tenido un desigual éxito. Si bien es cierto que, a diferencia de lo que ocurría hace años, ya no se diseña
o fabrica una estructura específica para cada instalación realizada, existen todavía demasiadas variantes
y soluciones ofrecidas por los distintos fabricantes, no todas ellas compatibles entre sí.
En base a conseguir una minimización de los costes de instalación sin pérdida de calidad, en el
diseño de las estructuras se debería tender a:
! Desarrollar kits de montaje universales.
! Minimizar el número total de piezas necesarias, mediante la utilización de piezas multifuncionales
(por ejemplo, un elemento, además de constituir un apoyo mecánico, puede servir de guía o conducto
para los conductores eléctricos).
! Prever un sistema de ensamblaje sencillo para reducir los costes de mano de obra.
! Utilizar, en lo posible, partes pre-ensambladas en taller o fábrica.
! Asegurar la máxima protección a los paneles contra el robo o vandalismo.
Fig. 9. Los fabricantes de módulos suelen incluir en sus kits de montaje para pequeñas instalaciones las piezas que
componen la estructura soporte. En este caso son de aluminio, muy ligeras.
16 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Fig. 10. Ciertas partes de la estructura pueden servir también para albergar y conducir el cableado que va hasta
la arqueta que ubica la caja de conexiones principal.
Toda la tornillería utilizada deberá ser de acero inoxidable (si las piezas no son atraídas por un imán,
podemos suponer que lo son). Adicionalmente, y para prever los posibles efectos de los pares galvánicos
entre paneles y estructura, sobre todo en ambientes fuertemente salinos, conviene instalar unos inhibidores
de corrosión galvánica, para evitar la corrosión por par galvánico.
Las estructuras de pequeño tamaño pueden estar hechas enteramente de aluminio, que aunque tiene
menor resistencia que el acero, presenta ventajas evidentes, como su menor peso.
Las estructuras de aluminio sufren mayor dilatación, a igualdad de variación de temperatura, que las
de hierro o acero, por lo que son más susceptibles de sufrir deformaciones en aquellos climas con
variaciones de temperatura muy grandes.
En el diseño de la estructura, especialmente en aquellas de mayor tamaño, se debe haber tenido en
cuenta la posibilidad de dilataciones y constricciones, evitando utilizar perfiles de excesiva longitud o
interpuestos de forma que dificulten la libre dilatación, a fin de no crear tensiones mecánicas perjudiciales.
Fig. 11. Estructura con un único apoyo, que puede albergar hasta 32 módulos.
Fig. 12. Conjunto de estructuras de apoyo único. Fig. 13. Estructuras dotadas de mecanismo de
seguimiento solar.
El hueco será un paralelepípedo rectangular, es decir, sus caras laterales serán verticales y formando
ángulos rectos, y la base quedará perfectamente horizontal, limpiando y compactando si fuese necesario.
Tendrá la orientación adecuada para que a su vez la estructura quede correctamente orientada, debiéndose
tener esto muy presente antes de comenzar las excavaciones.
Ejecución de la cimentación
Se utilizan dos técnicas diferentes. La primera, la más habitual, consiste en, una vez realizada la
excavación, encofrar para poder conformar la peana o base exterior, posicionar los pernos, mediante una
plantilla a propósito o con listones de madera colocados a la distancia precisa y, habiendo comprobado
que las posiciones de los pernos son las correctas, proceder con cuidado al vertido del hormigón, evitando
que se mueva la plantilla y los pernos, y esperar a que éste fragüe.
La segunda técnica consiste en encofrar y hormigonar primero y, una vez fraguado el hormigón en todas
las cimentaciones, marcar la situación de los orificios donde irán los pernos, mediante una plantilla que debe
ser una réplica exacta de las bases de la estructura, y proceder al taladrado del hormigón con el diámetro y
profundidad adecuados. A continuación se verterá sobre los orificios así dispuestos un mortero fino o un
preparado comercial adecuado para lograr una buena adherencia, e inmediatamente se introducirán los pernos
montados en su correspondiente plantilla. Éstos deberán quedar perfectamente perpendiculares y, como en
el caso anterior, sobresaliendo en la cantidad necesaria para tener en cuenta el grosor tanto de la chapa base
de la estructura como de la capa de nivelación que, en su caso, fuese preciso efectuar.
MONTAJE 19
Fig. 14. Excavación lista para recibir el hormigón que Fig. 15. El hormigón se vierte hasta que quede rasante
aprisionará a los pernos o espárragos roscados en la en el encofrado. Obsérvese que los pernos deben
posición adecuada. sobresalir.
Esta segunda técnica del fraguado previo también se usa en aquellas estructuras pequeñas y de poco
peso, ya que se pueden sustituir los grandes espárragos roscados por simples tornillos de acero de cabeza
hexagonal, de métrica apropiada, que se introducirán en tacos metálicos o químicos (nunca de plástico)
una vez colocada la base de la estructura sobre su peana.
Tanto en uno u otro caso es conveniente que los cables que transportan la energía eléctrica desde los
paneles queden lo más ocultos y protegidos posible, para lo cual hay que prever una canalización dentro
de la propia zapata y una salida lateral en la misma. Esto se logra introduciendo un tubo de diámetro
adecuado en el agujero de la excavación antes de verter en éste el hormigón. Dicho tubo deberá sobresalir
al menos medio metro en cada extremo. Si se utiliza una plantilla con orificio central, uno de los extremos
del tubo saldrá precisamente por dicho orificio.
Como se ha mencionado anteriormente, y especialmente cuando se han de realizar varias zapatas
idénticas, resulta útil emplear una plantilla metálica que reproduzca fielmente la base de los apoyos
verticales de la estructura que han de anclarse sobre el hormigón, a fin de facilitar las operaciones.
En la figura 16 se puede ver una típica plantilla, que tiene ocho taladros en su perímetro para los
espárragos embebidos en el hormigón y un agujero de mayor diámetro en el centro para el tubo
pasacables.
La plantilla quedará siempre a unos cinco centímetros, aproximadamente, sobre la superficie.
Fig. 16. Plantilla para marcar los puntos de anclaje, y corte transversal de la zapata y de la plantilla, una vez
posicionada ésta.
20 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Fig. 16 bis. Aspecto de la obra, esperando a que la primera capa de hormigón fragüe.
Es una buena práctica soldar los extremos inferiores de los espárragos a un perfil en L (figura 17)
a fin de aumentar la rigidez del conjunto.
Una vez haya fraguado el hormigón, hay que proceder a la operación de reglaje de la plantilla, que
consiste en asegurarse de que ésta queda perfectamente horizontal. Ello se puede realizar por los métodos
habituales de nivelación utilizados en construcción, bastando asegurar la horizontalidad de los ejes de
simetría de aquélla.
Actuando sobre las tuercas de nivelación, situadas inmediatamente debajo de la plantilla (conviene
que lleven también una arandela), se logra que ésta quede perfectamente horizontal.
A continuación, y después de untar con aceite mineral la parte inferior de la plantilla a fin de evitar
que se adhiera al mortero (llamado mortero de reglaje) que hay que introducir bajo la placa, se prepara
una mezcla de cemento y arena que constituirá el mortero de alta resistencia que hay que introducir
(aprovechando el agujero central de la plantilla) hasta rellenar perfectamente el hueco, de unos 5 cm de
altura, que debe existir entre la parte inferior de la plantilla y la superficie del hormigón.
MONTAJE 21
Una vez vertido el mortero de reglaje y cuando rebose por los cuatro lados de la plantilla, se alisa
con ayuda de la espátula sus zonas visibles, dejándolas con un ángulo de unos 45°.
Cuando el mortero haya fraguado, se retira la chapa de la plantilla, quedando así la cimentación lista
para recibir a la estructura metálica.
Fig. 17 bis. Cimentación ya terminada y preparada para recibir las estructuras (izquierda). Parte inferior de las
estructuras, ya ancladas sobre la base cimentada (derecha).
Anclaje de la estructura
Se supone que previamente ya se ha llevado al lugar de la obra la estructura parcial o totalmente
ensamblada. A este respecto, es válido afirmar que, en general, cuantas más operaciones puedan realizarse
en taller (por ejemplo, las soldaduras de los perfiles) mejor será, aunque también es cierto que para el
transporte y manipulación en obra de las estructuras pueden requerirse medios mecánicos (figura 18) que
hagan aumentar los costes de la instalación.
Situada la estructura (o los pilares de la misma, según el método que se haya elegido) junto a las
zapatas de apoyo ya preparadas, se montarán los pilares sobre las mismas, generalmente con ayuda de una
grúa, encajando los espárragos en los correspondientes orificios de la base del pilar (que tendrá la misma
geometría que la plantilla antes usada).
Fig. 18. Traslado de parte de una estructura hasta el lugar en que va a ser instalada.
22 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Fig. 18 bis. Montaje, utilizando una grúa, de la parte superior de la estructura (izquierda). Aspecto de la estructura
una vez terminada (derecha).
Una vez colocadas las arandelas, tuercas y contratuercas, se procederá a su apriete, efectuando éste
en dos pasadas, a fin de no crear tensiones desiguales.
En el caso de que la estructura lleve puesta a tierra (la cual se deberá haber previsto dejando un
agujero para el conductor de tierra en la zapata elegida para ello), puede usarse una pletina independiente
que se habrá alojado en cualquiera de los pernos de anclaje (figura 19) y a la cual se conectará el
conductor de tierra que llegará hasta el extremo superior de la pica.
En lugares especialmente expuestos a robos o vandalismos, o bien para lograr una protección
adicional, a veces se procede a recubrir todo el pie de la estructura, una vez montado éste, con mortero
u hormigón, bien realizando un segundo encofrado encima de la zapata o bien esparciendo la masa sobre
ella hasta que cubra las puntas superiores de los pernos e incluso las cartelas (piezas en forma de escuadra
que suelen llevar los pilares en su base para reforzar su estabilidad).
Terminación de la estructura
Una vez anclada y asegurada, se completan aquellas partes de la estructura que todavía estuviesen
sin montar, de acuerdo con las guías de montaje que siempre deberá proveer a tal efecto el suministrador
de la estructura o el encargado de su diseño.
Existen muchas estructuras diferentes, pero todas ellas tienen similitudes entre sí, diferenciándose
en la mayor o menor facilidad que presentan para el montaje.
En la mayoría, es preferible que los módulos estén ya pre-ensamblados en grupos antes de ponerlos
en la estructura.
Las figuras 20 y 21 ilustran gráficamente la composición y modo de ensamblaje de algunas
estructuras comerciales bastante comunes.
Fig. 22. Este diseño utiliza perfiles tubulares. El ajuste del ángulo se realiza mediante la abrazadera deslizable
mostrada.
Fig. 23. En las estructuras de mayor tamaño, el montaje es una tarea que comporta riesgo, y no puede dejarse en
manos de operarios inexpertos.
MONTAJE 25
Fig. 26. Pequeña estructura apta para un Fig. 26 bis. Ejemplo de solución práctica
par de paneles, que se puede sujetar sobre de montaje de un pequeño módulo fotovol-
un mástil mediante dos abrazaderas. taico en un poste.
Fig. 28. Proceso final del montaje de los paneles pre-ensamblados en la estructura de la figura 27. Los paneles se
disponen horizontalmente, como se observa en la fotografía, el operario asegura las uniones en la parte frontal, y
posteriormente se levantan, terminando por atornillar las patas a las piezas metálicas del rastrel posterior.
Fig. 29. Módulos especialmente diseñados para sustituir a las tejas convencionales.
Como ejemplos representativos de cómo hay que ejecutar una instalación sobre cubierta, a
continuación se describen gráficamente los procesos de montaje, paso a paso, de los tres casos más
corrientes.
El primero es apto para cubiertas planas horizontales o inclinadas, mientras que los otros dos se
utilizan en el caso de tejados inclinados con tejas convencionales, según que la inclinación del panel sea
la misma que la de éstos o sea diferente.
Las piezas y los sistemas son comercializados por la firma americana PSP (Professional Solar
Products) y se adaptan bien a los módulos fabricados por varias importantes compañías internacionales.
Las secuencias gráficas son lo suficientemente claras, por lo que no se requieren explicaciones
adicionales.
1 2 3
4 5
1 2
Fig. 31. Sistema “Tile Trac”, para tejados de teja y paneles con la misma inclinación que el tejado.
MONTAJE 31
Fig. 31. Sistema “Tile Trac”, para tejados de teja y paneles con la misma inclinación que el tejado (continuación).
32 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Fig. 32. Sistema “Tile Track Rack”, para cubiertas inclinadas con distinto ángulo que los paneles.
MONTAJE 33
Fig. 32. Sistema “Tile Track Rack”, para cubiertas inclinadas con distinto ángulo que los paneles (continuación).
34 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Fig. 34. Utilización de un instrumento para la determinación de las sombras proyectadas por el entorno.
36 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Fig. 37. Elementos de un “prensaestopa” (más propiamente, prensacables). La rosca de la derecha entra en el
orificio de la caja de conexión del módulo y se fija mediante una tuerca. La tapa de la izquierda asegura el prensado
del cable por medio de su interior cónico (cuanto más se enrosque la tapa, más se estrechará la parte flexible del
prensaestopas).
MONTAJE 37
Los prensaestopas no admiten cables o conductores de cualquier sección, sino que son específicos
para un estrecho rango de la misma. De hecho, en muchas ocasiones, el uso de los prensaestopas que se
facilitan con la caja de conexiones obliga a emplear secciones en el cableado superiores a las necesarias.
También conviene señalar que aunque las cajas de conexiones tengan el grado de protección
apropiado (aptas para la intemperie), es una buena práctica sellar todas las juntas y orificios con algún
tipo de cinta, o sustancia especial para esta función.
Uno de los errores más frecuentes en el conexionado eléctrico de los módulos fotovoltaicos es no
considerar las posibles implicaciones de la forma en que éste se realiza, y limitarse a asegurar que la
conexión lógica serie-paralelo sea la correcta. Obsérvense, por ejemplo, los dos esquemas de conexionado
que se muestran en la figura 39. Ambos corresponden a la conexión en paralelo de cuatro módulos
fotovoltaicos, pero son eléctricamente diferentes.
En el esquema de la izquierda, el conexionado en paralelo se efectúa utilizando las cajas de conexión
de los módulos (tal como indican algunos fabricantes en sus manuales). Lo primero que se observa en
dicho esquema es que la intensidad de corriente que circula por los cables es diferente. A medida que se
avanza hacia la derecha, los cables deben soportar la corriente del módulo correspondiente y la de todos
los situados a su izquierda. Este hecho es tanto más acusado cuantos más módulos en paralelo haya y
pone de manifiesto lo inadecuado, o ineficiente, que puede resultar un cableado de sección uniforme en
el campo fotovoltaico (que es lo usual), con el que se corre el riesgo de un infradimensionado en ciertas
secciones del cableado, o al contrario, un sobredimensionado no necesario.
Por otro lado, un posible problema en un módulo, puede afectar a todos los situados a su izquierda
(en este esquema), hasta el punto de que toda la corriente del campo fotovoltaico puede depender del buen
funcionamiento del módulo (y sus conexiones) situado más a la derecha.
38 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Por último, y relacionado con lo que se acaba de decir, cabe destacar la poca flexibilidad del
esquema de la izquierda, con el que no es posible desconectar (para mantenimiento, sustitución, etc.) las
distintas ramas en paralelo sin interrumpir con ello la corriente de otras ramas del campo fotovoltaico.
Con el esquema mostrado a la derecha se evitan todos los inconvenientes descritos anteriormente,
siendo suficiente para ello un replanteo del cableado y la utilización de una caja de conexión exterior
principal. Conviene señalar que este esquema es obligatorio en algunos países, como Estados Unidos.
Fig. 42. Ejemplo de conexión en paralelo de dos filas formadas por dos módulos en serie, utilizando una caja de
conexión exterior principal.
Si se van a conectar un elevado número de módulos en serie (más de diez), es una buena prática
clasificar los módulos previamente en dos o tres grupos, en función del valor de su corriente en el punto
de máxima potencia, a fin de minimizar las pérdidas por dispersión.
La conexión serie-paralelo de los módulos también debe realizarse atendiendo a su colocación dentro
del campo fotovoltaico. Considérense, por ejemplo, los dos esquemas de la figura 43, en los que a partir
de cuatro módulos de 12 V se desea obtener una salida a 24 V.
MONTAJE 39
Fig. 43. Dos posibles maneras de interconexión de 4 módulos de 12 V para obtener 24 V (vista frontal).
La secuencia de operaciones a seguir durante el montaje de los módulos depende en gran medida
de las características de la estructura soporte. Así, en instalaciones pequeñas, y cuando dichas
características permitan acceder con facilidad a la parte trasera de los módulos, el conexionado de los
mismos suele realizarse una vez fijados éstos a la estructura. En otros casos, por diseño, por comodidad
o por inaccesibilidad, el conexionado de los módulos es previo a su fijación en la estructura. En estas
situaciones, lo que se fija a ella no son los módulos, sino los paneles formados por el interconexionado
y ensamblado de los mismos. Este ensamblado se lleva a cabo mediante unas sencillas estructuras
secundarias (marcos, largueros, travesaños, etc.) que hacen la función de bastidor y que serán las que
finalmente se fijen a la estructura. Por último, será necesario conectar los distintos paneles entre sí.
Durante el conexionado de los módulos debe tenerse en cuenta la presencia de tensión en sus
terminales cuando incide la radiación solar sobre aquéllos, de modo que durante su manipulación se
recomienda cubrir completamente los módulos con un material opaco, o apoyar totalmente su superficie
acristalada sobre una superficie también opaca.
Fig. 47. Montaje y conexionado de los paneles en una estructura. A la derecha, un panel ya montado y conexionado.
MONTAJE 41
Fig. 47 bis. Aspecto final, una vez montados todos los paneles en la estructura.
Fig. 48. En muchos casos, la operación de situar los paneles sobre un tejado, o una fachada, resulta una tarea difícil
y arriesgada, sobre todo si no se disponen de los medios mecánicos adecuados.
42 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Para la fijación de los módulos a la estructura, o al bastidor que conforma el panel, se utilizarán
únicamente los taladros que ya existan de fábrica en el marco de los mismos. Nunca se deberán hacer
nuevos taladros en dicho marco, ya que se corre el riesgo de dañar el módulo y el orificio practicado
carecería del tratamiento superficial al que el fabricante ha sometido el marco. Si son necesarios, los
taladros se efectuarán en una pieza adicional que se interpondrá entre los módulos y el cuerpo principal
de la estructura. Toda la tornillería utilizada para la fijación de los paneles será de acero inoxidable,
observando siempre las indicaciones facilitadas por el fabricante.
Fig. 49. Esquema facilitado con la documentación Fig. 50. En el montaje de paneles sobre estructuras en
de un módulo fotovoltaico, en el que se detalla la tejados inclinados es conveniente comenzar por la hilera
fijación del marco a la estructura. situada en la parte superior.
MONTAJE 43
! La simple conexión de los marcos de los módulos a una estructura anclada en el suelo no se
considera como una puesta a tierra eficaz.
! El conductor de protección del campo fotovoltaico debería ser desnudo, o ir protegido bajo
tubo, ya que la cubierta verde y amarilla, usual en este tipo de conductores, no es apropiada
para el tendido a la intemperie.
! En un sistema con las masas metálicas aisladas de tierra, un defecto como el contacto de un
conductor activo con el marco de un módulo, pasa desapercibido. Estadísticamente se ha
comprobado que un defecto de este tipo conlleva la aparición de otro similar en un breve período
de tiempo. Estos dos defectos pueden suponer el cortocircuito de varios módulos en serie (a través
del conductor de protección, por ejemplo) y una reducción drástica en la tensión de toda la fila,
de modo que los módulos de la fila no afectados por el cortocircuito se verían sobrecargados por
las filas conectadas en paralelo. Si el marco del módulo está a tierra y un conductor activo también
está a tierra, la aparición del primer defecto (contacto del otro conductor activo con el marco del
módulo) también genera el cortocircuito mencionado, pero es mucho más sencillo de detectar que
MONTAJE 45
en el caso anterior. Esta sobrecarga es tanto peor cuanto mayor sea la tensión del campo
fotovoltaico y puede ser causa de averías e incluso incendios. Por esta razón, en algunos países
como Estados Unidos es obligatorio detectar esta situación de cortocircuito cuando el campo
fotovoltaico está situado sobre el tejado, siendo el esquema de protección más empleado la puesta
a tierra de las partes metálicas del campo, la puesta a tierra del negativo y la utilización de un
detector de corrientes de defecto. Téngase en cuenta, además, que lo habitual es suponer que las
estructuras metálicas no están bajo tensión, pudiendo resultar extremadamente peligroso el
contacto humano confiado entre un marco bajo tensión y un conductor activo (contacto indirecto),
otra razón más a favor de la necesaria detección de los defectos en sistemas con tensiones
peligrosas en el campo fotovoltaico (usuales en instalaciones conectadas a red).
Fig. 54 bis. Ejemplo de puesta a tierra de los módulos fotovoltaicos. Obsérvese cómo el tendido de tierra conecta
todos y cada uno de los módulos a la estructura y ésta, a su vez, al electrodo de tierra.
MONTAJE 47
Fig. 55. Las soluciones adoptadas para el transporte y manipulación de las baterías pueden ser muy diversas,
variopintas e inseguras.
El lugar donde se alojen las baterías (sala, caja, contenedor, armario, etc.) debe tener unas
características muy concretas:
! Seco, fresco y protegido de la intemperie: recuérdese lo dicho en la primera parte del Curso acerca
del efecto de la temperatura sobre la capacidad y la vida de las baterías.
! Provisto de ventilación adecuada: recuérdese también la necesidad de evacuación de los gases
desprendidos durante los procesos de carga de baterías no selladas.
48 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
! Suficientemente alejado de aparatos que puedan provocar chispas o llamas: en relación con lo
anterior.
! De acceso restringido: puerta, tapa, etc.
! Con las señalizaciones pertinentes: “peligro eléctrico”, “prohibido fumar”, “material corrosivo”, etc.
Como se puede observar, no siempre será posible encontrar un lugar así en una vivienda y menos
aún en una zona sin edificaciones alrededor, siendo necesario la adecuación de otro lugar, la construcción
de uno nuevo, o la utilización de elementos específicamente diseñados. Lamentablemente, en algunas
ocasiones esto no se hace y se opta por la colocación de las baterías en el lugar “menos malo”,
generalmente con la idea equivocada, entre otras, de que unas cuantas baterías no entrañan un riesgo
considerable y que las condiciones ambientales no les afectan en gran medida.
Fig. 57. Contenedor de baterías hecho a medida. Obsérvese el conducto de ventilación que parte de la esquina
superior de la caja y sale al exterior. Este conducto dispone de un ventilador que se acciona automáticamente
cuando la tensión en las baterías alcanza el valor correspondiente al gaseo.
Cuando se coloquen en un local o sala, las baterías deben estar aisladas eléctricamente del suelo por
medio de una estructura (bancada) que suele ser de madera o metálica y resistente al ácido. La superficie
del local debe soportar, de forma estable, el elevado peso que puede llegar a tener todo el sistema
(bancada y baterías), y la colocación de las baterías sobre la bancada debe realizarse de forma que no
tengan lugar situaciones inestables en la misma (debido a la mala distribución de la carga) que provoquen
la caída de las baterías. Esta colocación debe llevarse a cabo teniendo en cuenta el interconexionado final,
de modo que la situación relativa de los distintos bornes debe respetar su diseño.
Fig. 58. Baterías colocadas sobre una bancada. Obsérvese cómo el espacio que existe entre la bancada y el suelo
permite las posibles operaciones de limpieza de éste.
MONTAJE 49
Fig. 59. Vista completa de un sistema FV (excepto paneles solares). Obsérvense, a la derecha, las baterías colocadas
en un armario provisto de ventilación automática.
La sala de baterías suele albergar también al resto de los elementos de la instalación fotovoltaica
(excepto los paneles, claro), por lo que la situación relativa de todos estos elementos (incluidas las
baterías) debe obedecer a un diseño cuidado y atendiendo principalmente a criterios de comodidad y
seguridad.
Fig. 60. En esta foto se observa que las baterías no permiten acceder
de forma cómoda a los elementos colocados en la pared. Además, la
manipulación de estos elementos puede provocar caídas de objetos
sobre las baterías (con riesgo de daños materiales y cortocircuitos) y
chispas peligrosas.
Conexionado
Al igual que sucede con los módulos fotovoltaicos, en el conexionado de las baterías hay que tener
en cuenta ciertas consideraciones que van más allá de la propia configuración lógica serie-paralelo. La
tarea del conexionado abarca tanto el diseño del cableado como su realización práctica.
Hay que tener bien presente que conexionados lógicos válidos sobre el papel, pueden presentar
distintas complicaciones en la práctica. En este sentido, uno de los aspectos que merecen mayor atención
es el conexionado en paralelo. Obsérvese el subsistema de acumulación de los dos esquemas de
instalaciones fotovoltaicas mostrados en la figura 61. En el de la derecha se puede apreciar cómo la
corriente que atraviesa las baterías no se distribuye por igual en todas las ramas conectadas en paralelo,
debido al efecto resistivo de los cables de conexión. Este efecto, aunque es cuantitativamente muy
pequeño, provoca que las baterías de las dos filas inferiores se carguen en menor medida, lo que supone,
al cabo de los años, un desgaste desigual de las baterías.
50 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Fig. 61. Dos esquemas eléctricamente diferentes de conexionado serie-paralelo del subsistema de acumulación.
Obsérvese, no obstante, que en los dos casos hay tres filas conectadas en paralelo, con cuatro baterías en serie en
cada fila.
En cambio, las baterías del esquema de la izquierda no adolecen de este problema, ya que no hay
caminos preferentes para la corriente y ésta se distribuye por igual en todas ellas (el número de cables por
los que debe circular la corriente es el mismo para todas las filas). Este esquema de conexionado se
conoce como carga cruzada y es el que debe utilizarse en la práctica.
Otra práctica utilizada con relativa frecuencia es el llamado cableado de igualación o de ecualización
(no confundir con la etapa de carga de ecualización), consistente en conectar los bornes de las baterías
situadas en filas en paralelo que deberían tener la misma tensión. En ocasiones, esta práctica también se
lleva a cabo en el campo fotovoltaico, donde los terminales de los módulos situados en filas en paralelo
que deberían tener la misma tensión, se conectan entre sí.
Sabido es que dos características eléctricas del subsistema de acumulación de una instalación
fotovoltaica son, en la mayor parte de los casos, las tensiones bajas y las corrientes elevadas. En un
escenario así, la fiabilidad de las conexiones desempeña un papel fundamental. Los bornes de las baterías
están diseñados para que su conexión se lleve a cabo mediante terminales específicos para baterías, sean
de tipo estándar, mediante pletinas, u otros diseños particulares. El propósito de estos terminales es
proporcionar un contacto eléctrico eficaz, seguro, fiable y duradero.
Fig. 63. Esquema de conexionado de un subsistema de acumulación formado por cuatro contenedores
independientes, con cuatro baterías de 6 V cada uno. Obsérvese el conexionado en serie dentro de cada contenedor
y el conexionado en paralelo entre los distintos contenedores según el esquema de carga cruzada.
Fig. 67. Detalle de la secuencia de operación de prensado de un terminal de batería de tipo atornillado. Obsérvese
como el prensado se efectúa en dos puntos, entre las marcas del terminal.
Fig. 68. Algunas herramientas utilizadas para el prensado de terminales con cables de gran sección. En la mostrada
a la derecha, el prensado se efectúa por efecto de un golpe con un martillo sobre la pieza que sobresale
verticalmente.
Fig. 69. Además de una correcta unión cable-terminal, no hay que olvidar que los efluvios que tienen lugar durante
el proceso de carga de la batería tienen un efecto corrosivo perjudicial para las conexiones del cable. Por esta
razón, conviene que dichas conexiones se protejan con fundas termo-retráctiles con características apropiadas.
Fig. 71. Obsérvense los protectores de los bornes y la falta de ventilación en la caja, que debería permanecer abierta
durante la carga de la batería.
En cuanto a los cables de interconexión de las baterías, debe evitarse que su conexión con los bornes
suponga un esfuerzo o tensión que provoque su movimiento en caso de desconexión accidental, o
intencionada, con el riesgo de producirse cortocircuitos de consecuencias fatales. Es, pues, muy
recomendable que antes de la conexión el cable pueda adoptar de forma estable la posición que tendrá
una vez conectado. Los cables de gran sección suelen ser relativamente poco flexibles y conviene diseñar
el cableado de forma que no haya curvaturas bruscas. De no poder ser así, lo recomendable es elegir un
cable con la flexibilidad adecuada, como los utilizados en soldadura.
Fig. 72. Obsérvese la geometría lineal de los cables de interconexión de las baterías, no sometidos a esfuerzo. En
el supuesto de que se alterase la disposición de las baterías, los cables de interconexión podrían resultar
inadecuados. Obsérvese también la ausencia de fundas protectoras en las conexiones.
54 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Herramientas
Muchas de las operaciones que se llevan a cabo en una instalación fotovoltaica son similares a las
de una instalación eléctrica convencional. Por tanto, el equipo de herramientas del profesional que ejecuta
el montaje de una instalación fotovoltaica es, básicamente, el mismo que el de cualquier electricista que
trabaje en instalaciones de baja tensión. La descripción del manejo y aplicaciones de cada una de las
herramientas que actualmente existen para efectuar instalaciones eléctricas, podría ser objeto de un curso
aparte.
No obstante, es preciso insistir en la conveniencia de haber practicado suficientemente con las
herramientas básicas, siguiendo fielmente las instrucciones y recomendaciones sobre su utilización que
el manual de uso de las mismas proporciona. A este respecto, se debe elegir siempre marcas de primera
calidad, no debiéndose escatimar a la hora de adquirir el equipo. La destreza en el uso de toda herramienta
solamente se logra tras muchas horas de utilización, pero siempre que sea posible es muy recomendable
asistir a algún taller o curso práctico impartido por expertos.
Nunca debe subestimarse la importancia de la correcta elección de, por ejemplo, un alicate adecuado
para el trabajo que se pretende hacer (regulable, de carraca, etc.) o del pelacables idóneo para cada tipo
de cable o grosor de éste. Incluso herramientas tan comunes y simples como pueden ser la navaja de
electricista o una llave fija, requieren utilizarse apropiadamente si se desea trabajar con eficiencia y
reducir el riesgo de accidentes, siendo habitual que, por desconocimiento o costumbre, incluso los
profesionales con años en el oficio hayan adquirido vicios de uso inapropiado de las herramientas.
En las figuras 73 a 79 se pueden observar algunas herramientas y equipamiento de uso común en
montajes fotovoltaicos (véase también la figura 68).
Fig. 73. Equipo para prensado de terminales en cables de poca sección. Los alicates de la izquierda, aptos sólo para
terminales preaislados, también permiten el corte y pelado de los cables.
56 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Vcc: 0 a 1000 V
Vca: 0 a 750 V
Acc: 0 a 10 A
Aca: 0 a 10 A
R: 0 a 20 MS
Aca: 0 a 1000 A
Acc: 0 a 1000 A
Vca: 0 a 600 V
Vcc: 0 a 600 V
R: 0 a 400 S
Fig. 80. Apertura de un paso bajo el Fig. 80 bis. Construcción de una arqueta de
pavimento por el que discurrirá el registro.
cableado.
58 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Se recomienda prever el uso de un lubricante en gel para el tendido de cables bajo tubo. Este
lubricante, debido a su bajo coeficiente de fricción, facilita la introducción y desplazamiento de los cables
por el interior del tubo, generalmente de material plástico, que contiene y protege a los conductores
eléctricos.
Consideraciones prácticas
Como ya se dijo anteriormente, todos los elementos principales de una instalación fotovoltaica (a
excepción de los paneles) se suelen colocar en una sala o recinto común, lo que favorece enormemente
las labores de control, supervisión, inspección y mantenimiento de la instalación. El montaje de dichos
elementos se debe realizar de forma lógica y ordenada, cuidando que éstos no constituyan un galimatías
que sólo el operario que haya efectuado el montaje puede comprender. Hay fabricantes que ofrecen
soluciones de montaje integradas, de modo que el profesional sólo debe preocuparse de encontrar la
ubicación más adecuada de un panel o de un equipo compacto, puesto que la tarea de colocación,
interconexión y anclaje de los componentes viene ya especificada por el propio fabricante.
Fig. 82. Ejemplo de montaje integrado. Los ele- Fig. 83. Solución compacta y portátil que integra
mentos de regulación, acondicionamiento y desco- el regulador, el inversor, los interruptores
nexión se montan sobre un mismo panel. automáticos y la monitorización en un mismo
contenedor, diseñado específicamente por el
fabricante.
MONTAJE 59
Una práctica muy recomendada es identificar adecuadamente todos los elementos de desconexión,
sobre todo cuando la ubicación de los mismos dificulta dicha tarea. Del mismo modo, se recomienda la
utilización uniforme de colores en todos los cables de igual polaridad (incluidos los del campo
fotovoltaico), de forma que ésta se pueda identificar fácilmente y sin riesgo de confusión. Cuando dicha
uniformidad no sea posible, una solución válida podría ser marcar con cinta aislante de color los dos
extremos de todos los cables de una polaridad (por ejemplo, marcar con cinta roja los extremos de todos
los cables positivos y dejar los negativos sin marcar).
Fig. 84. Vista del conexionado interior de un elemento que alberga los
dispositivos principales de protección y desconexión. Los cables de
mayor sección corresponden al circuito batería-inversor. Obsérvese
el marcado del cable positivo en los extremos del fusible de dicho
circuito. Obsérvense también el shunt (a la derecha del extremo
inferior de dicho fusible) interpuesto en el cable negativo, y el
descargador de tensión (abajo-izquierda).
Fig. 85. A la izquierda se muestra el tipo de fusible (en línea) seleccionado por el profesional para realizar una
operación indicada en el manual de instrucciones de un aparato de monitorización, que simplemente decía “coloque
un fusible de 1 A y fusión rápida próximo a la conexión del cable positivo con la batería”. A la derecha se muestra
el fusible montado y conectado.
muchos casos, los manuales de los aparatos se limitan a detallar las características técnicas de los mismos,
incluyendo, si acaso, un diagrama ilustrativo de las conexiones con otros elementos. Esto, que dicha sea de
paso, tiene su lógica, obliga al profesional fotovoltaico a conocer y dominar las distintas técnicas y
operaciones correspondientes a instalaciones eléctricas convencionales, como ya se ha mencionado.
Fig. 86. Un cableado descuidado y desorganizado no sólo repercute en las tareas de montaje y operación del
sistema, sino también en el resultado estético de dicho montaje, que en ocasiones puede resultar incluso agresivo.
MONTAJE 61
La interpretación de este diagrama de flujo es muy sencilla e intuitiva. Para poder realizar una
operación es necesario que se completen todas y cada una de las operaciones que la preceden. Por
ejemplo, la comprobación del funcionamiento del regulador de carga no puede efectuarse hasta que los
paneles y las baterías estén montados y se haya comprobado su buen funcionamiento. Este esquema
podría aplicarse, además, a cada una de las operaciones mostradas en el diagrama, avanzando así
progresivamente en el nivel de especificación, tanto de las operaciones de comprobación, como de las de
montaje. Ni que decir tiene que cuanto más complejo sea el sistema, más niveles de especificación serán
necesarios para llevar a cabo su instalación de forma correcta, segura y eficiente.
Se ha estimado más conveniente abordar en el siguiente capítulo (Mantenimiento) la descripción más
detallada y el desarrollo de los niveles de especificación de las operaciones de comprobación señaladas
anteriormente, ya que gran parte de las pruebas, inspecciones y mediciones que hay llevar a cabo durante
el montaje y puesta en marcha de la instalación deberán repetirse durante el mantenimiento.
No obstante, sí cabe señalar que el montaje de una instalación no puede darse por concluido sin
haber realizado la retirada de todo el material sobrante, desechos de obra, etc. La empresa instaladora es
la responsable de contratar, en caso necesario, los servicios de retirada de escombros, contenedores,
material de embalaje, etc. Por último, debe efectuarse una escrupulosa limpieza general de toda la zona
para que ésta quede, al menos, en las mismas condiciones previas al montaje, haciendo uso, si fuese
preciso, de productos limpiadores apropiados.
También hay que hacer hincapié en que la puesta en funcionamiento de una instalación fotovoltaica
no es una operación de “enchufar y listo”. Generalmente, será necesario que el profesional la visite en
varias ocasiones, algo espaciadas en el tiempo, al objeto de poder determinar si su funcionamiento es
correcto y dar así por finalizada la instalación y su puesta en marcha. Pero por las razones expuestas más
arriba, éste será el punto de partida del siguiente capítulo.
62 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Para ilustrar gráficamente un típico proceso de montaje, a continuación se ofrece una secuencia de
fotografías obtenidas durante la ejecución de una pequeña instalación autónoma para alimentación de un
repetidor de telecomunicaciones. (Cortesía de ATERSA).
Fig. 89. Las patas de la estructura, preparadas para ser atornilladas en la base de hormigón. En este caso se usarán
tacos químicos.
Fig. 90. Detalle de la base de la estructura, una vez atornillada. Obsérvense las tuercas de nivelación (las
inferiores).
64 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Fig. 92. Con una simple escalera, en este caso no resulta difícil colocar los módulos en su lugar.
MONTAJE 65
Fig. 93. Los módulos se posicionan convenientemente, hasta que los taladros de los marcos de aquéllos queden
enfrentados con los correspondientes taladros en los perfiles en “L” de la estructura.
Fig. 94. Una vez atornillados los módulos, todo el panel se gira alrededor del tubo grueso hueco, que sirve de eje,
hasta encontrar el ángulo indicado para cada caso, bloqueándolo en dicha posición mediante el apriete de las
tuercas dispuestas al efecto.
66 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Fig. 95. Las anteriores operaciones se repiten en cada panel o grupo de módulos.
Fig. 96. La siguiente operación es efectuar la interconexión de los módulos, a través de sus correspondientes cajas
de terminales, y agrupar los conductores en una única caja de conexión para todo el panel (situada en el apoyo
izquierdo de la estructura).
MONTAJE 67
Fig. 97. El conductor general, convenientemente protegido, se lleva desde la base de la estructura a una
canalización subterránea.
Fig. 98. La instalación exterior ya está terminada. Sólo falta montar los acumuladores y demás elementos auxiliares
en la caseta construida al efecto, y que también sirve para albergar los equipos de transmisión.
68 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Fig. 99. Operación de descarga de los acumuladores, para la cual resulta imprescindible la utilización de medios
mecánicos.
Fig. 100. Los acumuladores, una vez montados. Obsérvense los separadores de material aislante que se colocan
bajo las patas de la base.
MONTAJE 69
Fig. 101. Comprobación del regulador de carga y conexión del cableado a sus terminales.
Fig. 102. Los elementos de regulación y control pueden montarse directamente sobre la pared. Todos los cables se
agrupan y recogen en canaletas de material plástico, lo que mejora el aspecto estético y disminuye el riesgo de
accidentes.
ÍNDICE 3
Capítulo 5
Mantenimiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
5.1 Operaciones a realizar por personal no técnico o por el propio
usuario de la instalación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
5.2 Mantenimiento preventivo a cargo de personal especializado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
5.3 Averías en el sistema de captación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
5.4 Averías en el sistema de acumulación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
5.5 Otras posibles averías . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
5.6 Errores más frecuentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
MANTENIMIENTO 5
CAPÍTULO 5
Mantenimiento
Introducción
El mantenimiento de una instalación fotovoltaica es uno de los aspectos que más depende del tipo,
la configuración y la aplicación de la propia instalación. La ubicación, las condiciones ambientales, la
accesibilidad y la presencia de personal no técnico (usuarios), son algunos de los factores determinantes
a la hora de establecer un plan de mantenimiento que se adapte a las necesidades y requerimientos, tanto
generales como específicos, de un sistema fotovoltaico.
Es de sobra conocido que, en general, los sistemas fotovoltaicos se caracterizan por precisar muy
poco mantenimiento, debido principalmente a la ausencia de partes móviles (salvo dispositivos de
seguimiento solar) y de consumibles (lubricantes, piezas sometidas a desgaste, etc.). Y así se refleja en
los manuales de los fabricantes de los distintos componentes, en los que las referencias al mantenimiento
se limitan a una breve descripción de operaciones periódicas sencillas.
terminales de la batería de un coche pueden permanecer bien apretados durante muchos años, carece de
sentido revisar mensualmente el apriete de unos terminales similares utilizados en la batería de la
instalación fotovoltaica. En ambos casos, no hay motivos para pensar que el aflojamiento de los
terminales obedezca a causas diferentes en los dos sistemas. Ni que decir tiene que lo dicho se basa en
la suposición de un buen diseño de la instalación y de un buen montaje de la misma. Cuando esto se
cumple, el mantenimiento preventivo se simplifica enormemente y se puede reducir a un par de sencillas
operaciones con periodicidad anual.
Comprobación e inspección
En muchos casos, algunas de las operaciones designadas en la literatura técnica como de
mantenimiento periódico preventivo, no pueden considerarse como tales, puesto que su realización
obedece más a la solución de problemas que a su prevención. Éste es el caso de la comprobación
periódica del buen funcionamiento de todos los elementos de la instalación (paneles, regulador, batería,
inversor, protecciones, etc.). Esta comprobación permite detectar fallos, incluso no aparentes, que afectan
en mayor o menor medida al funcionamiento eficiente del sistema, pero no los previene.
Otra cosa bien distinta es la inspección visual, que permite detectar defectos que, a la larga,
afectarían de forma negativa a dicho funcionamiento. Bien entendida la diferencia entre el mantenimiento
preventivo (incluida la inspección visual) y la comprobación del sistema, se entenderá mejor la afirmación
anterior de que dicho mantenimiento se puede llevar a cabo, casi en su totalidad, por el propio usuario
(no especializado), quien además podrá y deberá hacerse cargo de ciertas tareas de comprobación del
funcionamiento de su instalación fotovoltaica.
Una vez puesta en marcha la instalación, técnico y usuario deben determinar qué operaciones quedan
bajo la responsabilidad de cada uno. Son varios los factores que hay que tener en cuenta a la hora de
realizar esta división de competencias, y en cualquier caso debe especificarse cómo, cuándo y por qué
hay que llevar a cabo una operación de mantenimiento.
Por ello, es muy recomendable que, al terminar el montaje de la estructura, y antes de fijar en ella
los paneles, se inspeccione cuidadosamente toda la superficie de la estructura y se proceda a repasar con
un bote “spray” de pintura de zinc todos los pequeños defectos que se puedan apreciar. Esta operación
se debe repetir cada cuatro o cinco años, con el fin de conservar la estructura sin puntos de corrosión
ambiental durante muchos años.
El estado de la cubierta protectora de los paneles afecta directamente a la corriente eléctrica generada
por el campo fotovoltaico. De forma instantánea, la suciedad de la cubierta supone un sombreado que
provoca un menor aprovechamiento de la energía solar disponible. De forma prolongada, esta suciedad
puede provocar que las baterías permanezcan mucho tiempo sin cargarse plenamente, causando el
envejecimiento prematuro de las mismas.
Así pues, la frecuencia de las operaciones de limpieza está supeditada al tipo de suciedad. Lo más
importante es eliminar cuanto antes los depósitos opacos, como los excrementos de aves, la nieve, etc.,
ya que la suciedad debida a la polución, a la vegetación y al polvo del ambiente, salvo situaciones
particulares, no precisa atención inmediata, pudiendo incluso dejar que la lluvia y el viento sean los
encargados de restablecer las condiciones de pulcritud. Para la limpieza de los paneles se puede utilizar
cualquier método que no suponga un daño o degradación para los mismos, evitando el uso de estropajos
que puedan rayar la cubierta protectora y el uso de detergentes abrasivos.
Fig. 2. Los paneles suelen ser uno de los sitios escogidos por las aves para posarse, provocando sombras y suciedad.
En algunos casos las gaviotas de zonas costeras dejan los paneles totalmente cubiertos de excrementos (foto derecha).
La inspección visual de los paneles también permite detectar daños y roturas en la cubierta (debido
sobre todo al impacto de objetos y a la formación de “puntos calientes”), defectos de estanquidad,
8 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
degradación de las células, etc., que al igual que la suciedad, pueden afectar directamente a la corriente
eléctrica generada. En estos casos, la labor del usuario se limita a inspeccionar y detectar, dejando al
técnico el resto.
Fig. 3 bis. Diferencia aparente entre el aspecto que presenta la superficie captadora de un módulo, según esté
completamente limpia, o cubierta de suciedad (acumulada, en el caso mostrado, tras un mes de ausencia de
operaciones de limpieza). En este caso, la suciedad provocaba una pérdida de captación en torno al 8 % (medida
experimentalmente).
Si tal como se ha dicho, la frecuencia de las operaciones de limpieza de los paneles depende
principalmente del tipo de suciedad depositada en su cubierta, la frecuencia de la inspección visual
dependerá del tipo de instalación y de las condiciones ambientales a las que éstos se ven sometidos. En
el caso de que la instalación no esté atendida permanentemente y los
paneles no se vean sometidos a condiciones ambientales extremas, la
inspección visual podría efectuarse inicialmente con carácter mensual,
ampliando o reduciendo esta frecuencia en función del resultado de
sucesivas inspecciones. Como ejemplo de instalación fotovoltaica
particular (no profesional) no atendida permanentemente, podría citarse
un sistema de bombeo para distribución de agua ubicado en una finca
alejada de la vivienda del propietario. No se incluyen en este apartado
las aplicaciones profesionales, ya que su mantenimiento, por simple que
sea, suele correr a cargo de un técnico especializado.
Esta limpieza es tan sólo superficial, pero retrasa una posible intervención del técnico en la que
debería desconectar los terminales y efectuar una limpieza a fondo. La periodicidad con que el usuario
debe realizar la limpieza superficial de los terminales depende del grado de protección contra la corrosión
que se haya dispuesto durante el montaje (tipos de terminales, fundas protectoras, etc.). Como en el caso
anterior, con la observación rutinaria se puede determinar la frecuencia de limpieza necesaria, que en
principio se puede establecer en dos veces al año.
Fig. 8. En ambientes especialmente agresivos como el marino, el efecto negativo sobre los terminales de la batería
se acentúa considerablemente.
Por último, la tarea de mantenimiento más importante que debe llevar a cabo el usuario es la
vigilancia del nivel del electrolito en las baterías de electrolito líquido. A este respecto cabe señalar que
los elementos de electrolito líquido utilizados normalmente en las instalaciones fotovoltaicas disponen
de una reserva del mismo lo suficientemente grande para que, en condiciones normales, la reposición del
agua tenga que efectuarse, como mucho, una vez al año. En el caso de que esta reserva no sea grande,
conviene revisar al menos mensualmente el nivel del electrolito para estimar cuánta agua consumen las
baterías y poder establecer así la frecuencia de reposición necesaria.
En condiciones normales, la mayor pérdida de agua tiene lugar durante la carga de ecualización de
la batería, de modo que, al inicio de ésta, el nivel del electrolito debería estar ligeramente por encima de
la parte superior de las placas, y cuando ésta finalice se debería rellenar con agua hasta el nivel máximo
recomendado. Un nivel excesivo previo a la ecualización puede provocar el derrame de electrolito, y un
nivel próximo al mínimo puede dejar la parte superior de las placas al aire.
Una cuestión importante es que los modernos reguladores efectúan la carga de ecualización de forma
rutinaria y programada, por lo que el usuario se verá obligado (cuando esta función no pueda anularse)
a realizar inspecciones semanales, con el fin de conocer cómo se comporta su instalación y determinar
cuánto y cuándo debe añadir el agua.
Ni que decir tiene que la reposición del nivel del electrolito debe efectuarse con agua destilada o,
en su defecto, de muy bajo contenido mineral, pero nunca con ácido.
Un led que presenta varias tonalidades entre el rojo (batería totalmente descargada) y el
verde (batería completamente cargada), pasando por el amarillo (estado de carga en torno al 50 %). Este
led luce con intermitencia rápida como aviso previo a la desconexión del consumo. Cuando ésta tiene
lugar, la intermitencia se ralentiza.
Un led que brilla con luz verde cuando la corriente procedente del campo fotovoltaico está
cargando la batería. La intermitencia de este led indica que el regulador está limitando dicha corriente.
12 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
En este caso, el usuario podría realizar de forma sistemática y rutinaria la siguiente secuencia de
comprobaciones:
Es muy recomendable que el usuario verifique con cierta periodicidad que el estado real de carga
de las baterías se corresponde con las indicaciones del regulador. Además, si éste no dispone de carga de
ecualización automática, ésta deberá realizarse de forma manual, anulando la función de limitación de
la corriente de carga procedente del campo fotovoltaico.
La comprobación de la capacidad sólo se puede llevar a cabo en las baterías de electrolito líquido
(no selladas), y por medio de la medición de la densidad específica del mismo. Lo recomendable es
utilizar un densímetro bueno, de precisión, puesto que para estimar ya está el regulador. Un densímetro
consiste básicamente en un tubo de vidrio, una pera de goma, un cierre inferior con un tubo de goma de
aspiración y un flotador con una escala de densidad impresa.
Para medir la densidad del electrolito se introduce el tubo de goma por el orificio de reposición de
agua del elemento o batería en cuestión. Con el densímetro en posición vertical, se aspira la cantidad
suficiente de electrolito para que el flotador flote libremente (sin llegar a tocar la parte superior del tubo
de vidrio), evitando la formación de burbujas en el interior del tubo. Se retira el densímetro de la batería
y se lee la escala del flotador por la parte inferior del menisco formado en el electrolito. Hecho esto, se
vuelve a introducir el electrolito en la batería y se enjuaga el densímetro con agua.
El fabricante de la batería suele proporcionar una tabla de equivalencias entre la densidad del
electrolito y el estado de carga de la misma para una temperatura determinada (25 °C, generalmente).
Como es sabido, la densidad aumenta (o disminuye) cuando la temperatura disminuye (o aumenta), por
MANTENIMIENTO 13
lo que antes de consultar la tabla de equivalencias para determinar el estado de carga, hay que efectuar
las correcciones correspondientes en la lectura del densímetro que, salvo que éste las efectúe
automáticamente, estará tarado para 25 °C. A falta de datos facilitados por el fabricante, la densidad leída
en la escala del densímetro debe disminuirse (aumentarse) en 4 puntos (0,004 gr/cm3) por cada 5 °C por
debajo (encima) de 25 °C. No se debe medir la densidad del electrolito de una batería justo después de
una operación de reposición de agua, ya que ésta puede tardar unas cuantas horas en mezclarse bien con
el electrolito y la medición realizada no tendría validez alguna.
Fig. 13. Debe utilizarse la tabla de equivalencia entre densidad y estado de carga
facilitada por el fabricante de la batería.
Respecto a la carga manual de ecualización, es recomendable que se realice con cierta periodicidad
(una vez al mes, por ejemplo), o después de una descarga profunda (desconexión del consumo por baja
tensión), pero únicamente en baterías de electrolito líquido no selladas. Esta operación se puede llevar
a cabo en un día soleado, anulando la función de control de carga en el regulador y permitiendo que la
corriente procedente del campo fotovoltaico siga entrando en las baterías durante algunas horas, con el
regulador indicando la plena carga, no desconectar las baterías del regulador. Si durante este tiempo se
observa un burbujeo excesivo en las baterías, debe interrumpirse la ecualización y restaurarse la función
controladora del regulador. Para que el usuario pueda llevar a cabo esta operación sin necesidad de
manipular cables o conexiones eléctricas, el técnico sólo tiene que efectuar una ligera modificación en
el sistema.
14 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
En la figura 14 se muestra una solución válida tanto para reguladores serie como paralelo, consistente
en un interruptor de dos posiciones que conecta el campo fotovoltaico al regulador (posición 1), o
directamente a las baterías (posición 2). Obsérvese que en ambos casos la modificación realizada anula la
protección contra corriente inversa proporcionada por el transistor de control de carga, o por el diodo
interno. Para mantener esta protección hay que colocar un diodo en la línea que une el nuevo interruptor
y la batería. Con esta sencilla modificación el usuario sólo tiene que actuar sobre el nuevo interruptor para
activar o desactivar la carga de ecualización.
Fig. 14. Solución práctica y cómoda para permitir la carga manual de ecualización.
Fig. 15. Ejemplos de software de monitorización de instalaciones fotovoltaicas conectadas a red. El usuario puede
evaluar en tiempo real la irradiancia, la temperatura, la potencia de salida del inversor, la energía generada, etc.
MANTENIMIENTO 15
cortocircuito prevista, y colocando la pinza en este cable. Se puede escoger la sección de dicho cable
tomando como referencia la mayor sección de los cables que hay en la caja principal de conexiones, pero
hay que tener precaución, ya que puede ocurrir que aún no se hayan conectado los cables que van hasta
el regulador y que los únicos existentes pertenezcan a filas individuales de módulos, cuyo cableado no
tiene por qué estar dimensionado para soportar la corriente de cortocircuito total.
En instalaciones fotovoltaicas con valores elevados de tensión a circuito abierto y/o de corrientes
de cortocircuito (típico en conexión a red), la operación que se acaba de describir puede entrañar un
riesgo considerable. En estos casos, una solución práctica recomendada es colocar un interruptor (de
calibre adecuado) entre los terminales principales de la caja principal de conexiones. Durante el
funcionamiento normal de la instalación este interruptor permanece abierto, y cuando se desee medir la
corriente de cortocircuito bastará con cerrarlo y colocar la pinza amperimétrica en uno de los cables
conectados al mismo. Naturalmente, el cableado de este interruptor debe realizarse de modo que se
facilite la utilización de la pinza amperimétrica.
A diferencia de lo que sucede con la tensión a circuito abierto, la medición de la corriente de
cortocircuito, ya sea con un polímetro o con una pinza amperimétrica, no requiere que el campo
fotovoltaico no esté conectado a un regulador en funcionamiento, sea del tipo serie o paralelo, ya que la
función de diodo de protección, existente en ambos tipos de reguladores, impide el paso de corriente
procedente de la batería. No hay que olvidar que un regulador tipo paralelo cortocircuita el campo
fotovoltaico durante el control de carga, y en algunos tipo serie dicho cortocircuito se incluye como
medida de protección contra una sobretensión de la batería.
Para poder determinar la corriente de cortocircuito correspondiente al nivel de intensidad de radiación
incidente en los paneles en el momento de la comprobación, hay que medir dicha intensidad. Para ello puede
utilizarse un aparato de poca resolución, pero con una precisión aceptable. La corriente de cortocircuito
medida debería ser igual a la corriente de cortocircuito de un único módulo (para el nivel de intensidad de
radiación incidente), multiplicada por el número de filas de módulos conectadas en paralelo. Recuérdese
la relación directa entre la corriente de cortocircuito y la intensidad de la radiación incidente.
valor elevado, es el motivo por el cual en grandes instalaciones conectadas a red la comprobación del
funcionamiento del campo fotovoltaico se basa en la evaluación de su característica tensión-corriente. Esto
requiere la utilización de un equipo sofisticado (hardware y software), lo que está justificado sólo en grandes
instalaciones en las que la eficiencia de funcionamiento sea un parámetro crítico.
En general, la comprobación del campo fotovoltaico puede llevarse a cabo con una frecuencia anual.
Durante el primer año de funcionamiento de la instalación es recomendable comprobar otros aspectos
como el estado y la estanquidad de las cajas de conexiones, sobre todo en los momentos del año en que
las condiciones ambientales sean más adversas (lluvia abundante o mucho calor). Conviene tener presente
que la colocación de los paneles sobre la superficie del tejado puede dejar inaccesibles las cajas de
conexiones, aunque también es cierto que esta inaccesibilidad las protege, en mayor o menor medida, de
la intemperie. Esta comprobación puede ser meramente visual y podría correr a cargo del usuario, pero
puede que éste no tenga capacidad o criterios objetivos para poder evaluarla, o que la ubicación del
campo fotovoltaico no permita una inspección cómoda y segura.
tener en cuenta también el efecto del cableado en paralelo de las distintas filas de baterías. En esta
comprobación hay que prestar más atención, si cabe, que en el resto y hay que asegurarse de que el
polímetro está preparado para medir tensión, pues de lo contrario se podría provocar un cortocircuito
accidental de consecuencias fatales, sobre todo al colocar las sondas del polímetro sobre los terminales de
la batería.
Fig. 20. Práctico utensilio de limpieza “2 en 1”. El cepillo se utiliza para los terminales de tipo abrazadera y el otro
componente, para limpiar los bornes de la batería.
Fig. 21. Cuando se usen en la batería terminales de tipo abrazadera, la operación de retirada de los mismos debe
efectuarse con precaución para evitar daños estructurales en los bornes. En estas figuras se muestra un aparato muy
práctico y útil para llevar a cabo dicha operación.
Fig. 22. Herramienta muy práctica para abrir los terminales de tipo abrazadera de la batería y también para
limpiarlos.
Antes de concluir este apartado hay que hacer mención a dos aspectos fundamentales a tener en
cuenta en las tareas de mantenimiento preventivo a cargo del personal especializado. El primero es que
algunas de las comprobaciones que se deben hacer en la instalación pueden suponer la interrupción del
suministro eléctrico al consumo. En estos casos, el técnico debe avisar al usuario con la suficiente
antelación y obtener el permiso correspondiente. Si por alguna razón no se permite esta interrupción
(señalización de emergencia, telecomunicaciones, etc.), el técnico debe asegurar la continuidad del
suministro eléctrico por medio de un generador auxiliar. Resulta muy conveniente que este tipo de
circunstancias se prevea ya durante la fase inicial de diseño. El otro aspecto importante es que muchas
de las mediciones que se efectúan durante las operaciones de comprobación requieren bastante precisión,
principalmente las correspondientes a valores de tensión, por lo que el técnico debe asegurarse de que sus
aparatos de medición estén convenientemente calibrados.
MANTENIMIENTO 21
A lo largo de este capítulo se han ido mencionando distintas situaciones que conllevan una
disminución en la fiabilidad del funcionamiento de una instalación fotovoltaica, o incluso la interrupción
del suministro eléctrico al consumo. Muchas de estas situaciones no se pueden considerar como averías
propiamente dichas. Por ejemplo, el infradimensionado de la sección del cableado es un error de diseño,
no una avería. Conviene hacer hincapié en que una avería es un daño, un defecto o fallo que afecta
directamente al funcionamiento del elemento que la padece. Este daño puede haber sido provocado por
agentes externos al elemento, pero desde el momento en que afecta a su funcionamiento, debe ser
considerado como una avería. También se debe comprender que un mal funcionamiento puede provocar
una avería, y viceversa, una avería puede provocar un mal funcionamiento, pero en cualquier caso hay
que saber en qué consiste la misma y cuál ha sido su origen.
Fig. 23. Las labores de limpieza y mantenimiento preventivo tienen por objeto asegurar el adecuado estado de
conservación y funcionamiento de todos los elementos que forman parte del sistema fotovoltaico, en especial el de
aquéllos ubicados a la intemperie.
22 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Respecto a las células, poco hay que decir, salvo que el daño o deterioro que puedan sufrir suele ser
fácilmente detectable por inspección visual (como en el caso anterior) y que su reparación también
conlleva la sustitución del módulo.
En cuanto a los diodos, el modo de fallo más frecuente y perjudicial es el cortocircuito interno, sobre
todo en los de paso, ya que esto supone el cortocircuito del módulo y la consiguiente disminución de la
tensión en toda la fila. Los fallos en los diodos se deben principalmente a las sobretensiones inducidas
por las descargas atmosféricas. En los sistemas fotovoltaicos de 12 V y 24 V en los que no se prevean
situaciones de sombreado prolongado, pueden quitarse los diodos de paso que se encuentran en las cajas
de conexiones de los módulos, mejorando así su fiabilidad. En el caso de avería su sustitución es sencilla,
y hay que asegurarse de que el nuevo diodo posee al menos las mismas características, en cuanto a
capacidad de tensión e intensidad se refiere, que el averiado.
Las averías en las conexiones de los módulos provocan alteraciones en los circuitos eléctricos y
pueden afectar directamente a las características de tensión y corriente del campo fotovoltaico. Entre los
modos de fallo cabe señalar el aflojamiento, la desconexión, la corrosión y el cortocircuito por entrada
de agua. Ni que decir tiene que la reparación de estas averías depende del modo de fallo, pudiendo
consistir la misma en apretar los terminales, limpiarlos y tratarlos, sellar la caja de conexiones, etc.
MANTENIMIENTO 23
Capítulo 6
CAPÍTULO 6
Seguridad en las instalaciones FV. (Parte 1)
Introducción
Antes de abordar el tema de la seguridad en las instalaciones fotovoltaicas, conviene recordar que
a lo largo de los capítulos anteriores ya se han esbozado, de forma más o menos explícita, diversos
aspectos directamente relacionados con la seguridad en este tipo de instalaciones. En este último capítulo,
y a modo de recopilación, se volverá a hacer mención a los mismos de forma más detallada y completa,
y sujetos a una clasificación que facilite su identificación, análisis y comprensión, al igual que se tratarán
otros aspectos no mencionados con anterioridad.
Ante todo, debe entenderse que este capítulo no pretende ser un tratado exhaustivo sobre seguridad.
Su principal propósito es concienciar (en la medida de lo posible) al profesional fotovoltaico sobre la
necesidad de trabajar de forma segura y llevar a cabo una instalación también segura. Para ello, debe
conocer los posibles peligros, identificarlos, cuantificarlos (en términos de riesgo) y, sobre todo,
prevenirlos o evitarlos.
En general, se puede afirmar que un peligro, entendido como todo aquello que puede ocasionar un
daño o un deterioro en personas, animales o cosas, no se puede evitar salvo que se evite la situación que
lo conlleva. Por ejemplo, trabajar en un tejado, o en una cubierta, siempre resulta una tarea peligrosa,
puesto que una caída puede ocasionar un daño considerable tanto para el operario como para los objetos
que se manipulen. Lo que sí se puede y se debe hacer es tratar de minimizar, o reducir al máximo, el
riesgo asociado a un peligro, entendido el primero como la probabilidad de que ante un determinado
peligro se produzca un cierto daño.
Volviendo al ejemplo anterior, trabajar en un tejado siempre será peligroso, pero hacerlo utilizando
un sistema apropiado de amarre y sujeción será mucho menos arriesgado que hacerlo sin tomar medidas
de seguridad. Así pues, como aclaración y uso adecuado de la terminología, en este capítulo se hablará
de identificación de peligros, evaluación de riesgos y prevención de daños (obsérvese que la expresión
“prevención de riesgos laborales”, por muy extendida y aceptada que esté en el campo de la seguridad,
no se puede considerar como correcta desde el punto de vista lingüístico, siendo más apropiado hablar
de “reducción )minimización) de riesgos laborales”, o bien, “prevención de accidentes laborales”).
Para concluir este apartado introductorio, y en relación con lo dicho anteriormente, hay que hacer
hincapié en que la descripción detallada de ciertas medidas )sistemas) de seguridad no está dentro del
alcance de esta obra, ya que su aplicación y utilización no es exclusiva de las instalaciones fotovoltaicas
(construcción, electricidad, etc.). Tampoco se puede dejar de hacer referencia a la normativa o legislación
existente en España sobre seguridad y salud en el trabajo, de la que se cita a continuación aquella que por
su carácter de aplicación general puede resultar de mayor interés:
– Decreto de 26.7.57 por el que se fijan los trabajos prohibidos a menores (BOE 26.8.57).
– Decreto 2414/1961, de 30 de noviembre, por el que se aprueba el Reglamento de Actividades
Molestas, Insalubres, Nocivas y Peligrosas (BOE 7.12.61).
– Orden de 9.3.71 por la que se aprueba la Ordenanza General de Seguridad e Higiene en el Trabajo
(BOE 16 y 17.3.71). Prácticamente derogada, salvo el capítulo VI (electricidad) del Título II.
6 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
– Convenio de la OIT 155, de 22 de junio de 1981, sobre Seguridad y Salud de los trabajadores y
medio ambiente de trabajo (BOE 11.11.85).
– Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad (BOE 29.4.86).
– Ley 21/1992, de 16 de julio, de Industria (BOE 23.7.92).
– Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales (BOE 11.11.95).
– Real Decreto 39/1997, de 17 de enero, por el que se aprueba el Reglamento de los Servicios de
Prevención (BOE 31.1.97).
– Real Decreto 485/1997, de 14 de abril, sobre disposiciones mínimas en materia de señalización
de seguridad y salud en el trabajo (BOE 23.4.97).
– Real Decreto 614/2001, de 8 de junio, sobre disposiciones mínimas para la protección de la salud
y seguridad de los trabajadores frente al riesgo eléctrico (BOE 21.6.01).
Así pues, durante la fase de diseño de la instalación debe tenerse siempre presente que es muy
probable que el usuario tenga que acceder al campo fotovoltaico para su limpieza o inspección. A este
respecto, lo peligroso no es la falta de accesibilidad o la necesidad de medidas específicas, sino la
posibilidad de acceder de forma insegura, si es que esa falta de accesibilidad es consecuencia del descuido
y falta de previsión por parte del técnico-diseñador. Por ejemplo, si se colocan los paneles en una fachada
y se prevé que su acceso se realizará por medio de una escalera apoyada en el suelo y en dicha fachada,
convendría alejarlos lo suficiente de cualquier ventana que suponga una tentación para el usuario de cara
a la limpieza de los mismos, provocando y favoreciendo situaciones peligrosas inexistentes antes de la
instalación fotovoltaica.
Otra práctica conveniente y muy recomendable es la de definir claramente los elementos necesarios
para la limpieza y el procedimiento de limpieza en sí, por muy sencillo o trivial que pueda parecer. Con
lo primero se pretende evitar el tener que repetir una operación peligrosa (en mayor o menor medida) por
olvidos de material de limpieza (si hay que subir por una escalera hasta la cubierta, mejor hacerlo sólo
una vez). En cuanto al procedimiento de limpieza, el propósito es evitar situaciones potencialmente
peligrosas como, por ejemplo, colocarse en el camino de evacuación del agua de limpieza (peligro de
resbalamiento y de caídas por movimientos bruscos para evitar la mojadura). Éstos y otros aspectos se
tratarán con más detalle en el siguiente apartado (“Seguridad durante el montaje”).
Fig. 2. La presencia de ventanas, o accesos no previstos, próximos a cubiertas y tejados con módulos fotovoltaicos,
puede favorecer la aparición de situaciones peligrosas.
Otra posible operación de manipulación de los paneles por parte del usuario o del técnico es la
modificación periódica (estacional) del ángulo de inclinación de los mismos (siempre que se haya previsto
y facilitado tal circunstancia). En esta operación, no sólo se debe acceder al campo fotovoltaico, sino que
también se debe variar la posición de los paneles. Es preciso, pues, definir claramente cómo ha de hacerse,
atendiendo principalmente a las características del conjunto estructural que se debe mover (peso, material,
puntos de agarre, etc.) y a la base de apoyo (no es lo mismo realizar un esfuerzo sobre un suelo horizontal
que sobre un tejado inclinado). En este sentido, una vez más hay que destacar la necesidad de tener en
cuenta estas consideraciones durante la fase de diseño de la instalación (dos o más alternativas
aparentemente similares desde el punto de vista técnico, pueden diferir notablemente en sus características
de seguridad, resultando unas potencialmente más peligrosas que otras, tanto para el operario como para
los paneles).
También conviene tener presente que el campo fotovoltaico se puede ubicar en un ambiente natural
y poco frecuentado, siendo la estructura de los paneles (y el suelo circundante) y las distintas cajas de
conexiones y armarios, los lugares escogidos por pequeños insectos y otros animales para establecer su
residencia. Así pues, si se quiere evitar algún susto, o algo peor (picaduras, mordeduras, etc.), habrá que
tomar las medidas de seguridad pertinentes en función de las características del lugar. En este caso, como
en otros, una mente despierta y previsora es el mejor aliado.
8 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Por lo que a la manipulación de las baterías se refiere, los peligros asociados se deben a la presencia
de ácido y de gases inflamables, con los correspondientes riesgos de quemaduras y daños en la piel, los
ojos y la ropa, y de explosión e incendio. La posibilidad de contacto con el ácido de las baterías ha de
considerarse especialmente en las de electrolito líquido (no selladas), y en aquellas situaciones en las que
sea necesario abrir las tapas de los elementos, a saber:
– Reposición de agua. Cuando esta operación se realiza de forma manual (lo más habitual) y sin
cuidado, se corre el riesgo de provocar salpicaduras de electrolito que pueden alcanzar la piel, la
ropa o los ojos.
– Observación del burbujeo. Aunque en condiciones normales el burbujeo no debe ser tan excesivo
como para suponer la proyección de electrolito, esta posibilidad junto al hecho de que esta
operación (y las dos anteriores, en mayor o menor medida) puede requerir el aproximarse
considerablemente a la batería, supone un riesgo real y nada despreciable.
Las medidas de seguridad encaminadas a reducir el riesgo de contacto con el ácido se pueden
centralizar en la adecuada señalización y utilización de elementos de protección. Respecto a la
señalización, es muy conveniente y recomendable la colocación de un cartel, bien visible y próximo a las
baterías, que advierta de forma literal y/o simbólica sobre el peligro de la presencia de ácido. En cuanto
a los elementos de protección, la utilización de guantes de goma especialmente indicados para estos casos,
y de gafas protectoras, se puede considerar como un mínimo indispensable en cuanto a seguridad.
Antes de continuar, conviene detenerse brevemente en este último aspecto. Los guantes de goma
reseñados se encuentran con gran facilidad en ferreterías y otras tiendas afines. Lo normal ante una compra
así es llevarse lo primero que ofrece el dependiente (modelo estándar, talla única, etc.), y, lo más fácil, y
esto es un hecho, es que ante la muy probable incomodidad a la hora de manipular los elementos de la
batería y el densímetro, se acabe por decidir obviar esta medida de seguridad mínima e imprescindible. Así
pues, nunca ha de olvidarse que un elemento de protección personal, en este caso los guantes, debe cumplir
una doble función: proteger eficazmente y no dificultar las tareas de manipulación. Aunque resulte
paradójico, un elemento de protección puede llegar a convertirse en un factor de riesgo (unos guantes muy
rígidos y de talla excesiva pueden provocar la caída del densímetro de las manos).
SEGURIDAD EN LAS INSTALACIONES FV. (PARTE 1) 9
El daño ocasionado por el contacto del ácido con la piel depende indudablemente de la cantidad de
ácido. En general, salvo situaciones excepcionales, este contacto, de existir, suele ser mínimo, y el lavado
con abundante agua corriente (y carbonato sódico, a ser posible) es suficiente para “reparar” dicho daño.
Una de estas situaciones excepcionales es la preparación del electrolito a partir de ácido concentrado y
agua. En este caso, a las ya mencionadas medidas de seguridad mínimas de uso de guantes y gafas
protectoras, conviene añadir la utilización de un delantal, unas botas y, en general, ropa apropiada para
tal fin. También ha de tenerse presente que en la preparación del electrolito, el ácido debe verterse
lentamente sobre el agua, nunca al revés. La explicación de esto último es muy sencilla: la reacción entre
el agua y el ácido desprende una considerable cantidad de energía en forma de calor. Si se vierte agua
sobre al ácido, la poca cantidad de agua vertida se puede calentar hasta el punto de evaporarse
bruscamente y proyectar gotas de ácido. Sin embargo, si es el ácido lo que se vierte, la cantidad de agua
existente para absorber la energía desprendida en la reacción es mucho mayor, evitándose así la
evaporación y las posibles salpicaduras.
El daño ocasionado por el contacto del ácido con los ojos es muchísimo más grave que el comentado
anteriormente. Basta un poco de ácido para que puedan ocasionarse lesiones irreversibles y de
consecuencias fatales. Ante un contacto así, hay que enjuagar los ojos con abundante agua (especial para
estos casos, a ser posible) durante unos diez minutos y acudir inmediatamente al médico. Tanto en este
caso como en el anterior, la zona afectada por una quemadura debe preservarse del contacto con el aire
por medio de algodón y una venda apropiada.
Para concluir con el peligro asociado a la presencia de ácido, decir que ante una poco probable pero
posible ingestión de electrolito, se debe beber mucha agua y, si es posible, leche.
Además del ya comentado efecto negativo que los efluvios de las baterías ejercen sobre los
terminales y conexiones próximas a la misma, la característica más relevante desde el punto de vista de
la seguridad es la naturaleza explosiva de la mezcla del hidrógeno liberado durante la carga de las baterías
(tanto en las de plomo-ácido como en las de níquel-cadmio) y el oxígeno contenido en el aire del local
donde se encuentran. También en este caso, las medidas de seguridad encaminadas a reducir el riesgo del
peligro de explosión se pueden establecer en la adecuada señalización y adopción de acciones
preventivas. En cuanto a lo primero, es muy conveniente y recomendable, cuando no obligatorio, la
colocación de un cartel bien visible y próximo a las baterías que advierta de forma literal y/o simbólica
sobre el peligro de explosión y la prohibición de fumar en la sala. Por lo que respecta a las acciones
preventivas, las dos más importantes son proveer una adecuada ventilación y evitar la aparición de chispas
o llamas desnudas en las proximidades de las baterías.
El aire de renovación de la sala de baterías debe entrar desde un nivel lo más cerca posible del suelo,
circular a través de las mismas y salir, lo más alto posible, por la parte opuesta al lugar de entrada. El
caudal mínimo de renovación del aire, en litros/h, puede estimarse en seis veces el producto de la tensión
(máxima) de fin de carga por la intensidad de fin de carga, para baterías de plomo-ácido, y en 0,5 veces
10 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
la intensidad de carga, para baterías de níquel-cadmio. Respecto a la generación de chispas o llamas, entre
las posibles fuentes que pueden dar origen a las mismas y provocar una explosión, cabe destacar un
cigarrillo encendido, un mechero, un candil de gas, un soplete, el corte de ciertos materiales con
herramientas eléctricas y la descarga electrostática (inclusive la existente entre el cuerpo humano y una
parte metálica).
Fig. 5. Vista parcial de una sala de baterías que alberga además el armario de control, los inversores y un limitador
de consumo. Obsérvese la señalización de “prohibido fumar”.
1. En los locales que dispongan de baterías de acumuladores se adoptarán las prevenciones siguientes:
.
.
.
c) Se mantendrá una ventilación cuidada que evite la existencia de una atmósfera inflamable o
nociva.
2. Cuando las baterías fijas de acumuladores estén situadas en locales que se empleen además para
otros fines, aquéllas estarán provistas de... y de dispositivos especiales para evitar la acumulación
de gases inflamables.
Fig. 6. Debe proveerse una buena ventilación para evitar que la mezcla explosiva desarrollada durante el proceso
de carga de las baterías permanezca cautiva bajo una cavidad o cerramiento. No obstante, las tapas de reposición
de agua nunca deben permanecer abiertas durante el proceso de carga, debido al riesgo de derrame o proyección
del electrolito. Asimismo, las medidas de seguridad adoptadas en la sala de baterías deben ser acordes con la
capacidad total de almacenamiento. Obsérvese el conducto de ventilación forzada que discurre por el techo.
Por lo que respecta a la manipulación del resto de elementos que pueden existir en una instalación
fotovoltaica, ésta será principalmente de índole eléctrica.
Fig. 7. Todas las bornas de la batería de acumuladores deben protegerse con elementos aislantes adecuados a fin
de evitar contactos accidentales.
12 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
El almacenamiento de los distintos elementos previo a su montaje, también requiere cierta atención
y cuidado. Se puede afirmar que los paneles, las baterías y los distintos aparatos de regulación y control
son elementos que, en mayor o menor medida, resultan atractivos y despiertan la curiosidad de las
personas presentes en el lugar de la instalación. En este caso, son los paneles los elementos que más se
deben proteger contra una posible caída como consecuencia de la manipulación provocada por esta
curiosidad, o incluso por el descuido del propio personal técnico. En este sentido, lo más recomendable
es colocar los paneles horizontalmente y convenientemente protegidos contra golpes y rayazos. De no ser
así, se debe proveer de algún medio seguro y fiable de apoyo que evite el deslizamiento (y posterior
caída) provocado por algún motivo, como la propia inestabilidad, la manipulación, etc.
Tanto o más importante que el modo de almacenamiento, es el lugar previsto para el mismo. Los
lugares muy concurridos o transitados, y desprotegidos de la intemperie, no son en absoluto recomendables
como zonas de almacenamiento o depósito temporal de los elementos de la instalación fotovoltaica, de
modo que su utilización como tal requiere incrementar las medidas de seguridad adoptadas. Ni que decir
tiene que cuanto mayor sea el tiempo de almacenamiento, mayor será el riesgo de que el material sufra
algún daño, por lo que resulta muy recomendable retrasar, en la medida de lo posible, el transporte del
material al lugar de la instalación hasta que su montaje esté en la orden de trabajo del día.
Fig. 10. Los descuidos y falta de previsión durante el almacenamiento del material pueden ser causa de daño y
deterioro del mismo.
14 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Resulta evidente que tanto las tareas de transporte y almacenamiento referidas anteriormente, como
la de montaje que se tratará más adelante, implican movimiento de material. Nuevamente, son los paneles
y las baterías los elementos que requieren mayor atención desde el punto de vista de la seguridad personal
y material. Los paneles fotovoltaicos son elementos con una relación volumen-peso considerable, hasta
el punto de que si bien una persona podría manejar sin dificultad un peso similar, las características
geométricas de los mismos hacen necesario, en muchos casos, la presencia de dos o más. De no ser así,
el riesgo de golpes y caídas (tanto del panel como de quien lo lleva) es elevado, y el daño, en ocasiones,
irreparable.
Un aspecto que suele olvidarse cuando se lleva un módulo fotovoltaico es la superficie que éste
puede ofrecer al viento. Generalmente, el agarre de una sola persona no suele ser suficiente para impedir
que un ligero golpe de viento desplace el módulo (o panel) y lo golpee contra algún elemento próximo.
Por otro lado, cuando este agarre sí impide la situación anterior, algo peor puede suceder, y es que el
efecto “vela” del módulo tienda a desplazar a la persona que lo lleva, provocando caídas de consecuencias
graves, o fatales, tanto para el módulo como para el operario.
Fig. 11. Movimiento de un panel. El traslado en posición horizontal y por medio de varias personas es la solución
más segura a efectos de estabilidad personal y material.
Por lo que respecta a las baterías, ya ha quedado suficientemente reflejada en ocasiones anteriores
la necesidad de tomar las medidas de precaución y seguridad oportunas durante su movimiento,
condicionadas principalmente por el peso considerable de las mismas. Desde el punto de vista de la
seguridad personal, hay que hacer hincapié en los daños que puede ocasionar
un esfuerzo realizado de forma inapropiada y desmedida, siendo el buen
estado de los medios mecánicos utilizados y su correcta utilización, además
del modo de transporte manual, los aspectos que más deben cuidarse al
objeto de evitar daños materiales y también personales (vuélvanse a ver las
figuras del capítulo de montaje referentes al traslado de baterías). Asimismo
conviene recordar que no es recomendable que las baterías queden expuestas
a la luz directa del Sol, algo frecuentemente ignorado durante su almacena-
miento temporal.
Fig. 12. Llevar pesos de cierta consideración de forma inadecuada puede provocar
lesiones en la espalda y otras zonas del cuerpo.
SEGURIDAD EN LAS INSTALACIONES FV. (PARTE 1) 15
Para concluir este apartado, se tratará a continuación el aspecto de la seguridad durante las
operaciones de montaje, propiamente dicho, de una instalación fotovoltaica.
Las características ambientales del lugar de trabajo, algo a lo que ya se ha hecho alusión en algún
punto anterior, es un factor frecuentemente olvidado o poco considerado. El campo fotovoltaico, por
motivos de sobra conocidos, se ubica en lugares soleados y muy poco sombreados. Su montaje en ciertas
épocas del año y a ciertas horas del día supone una exposición del operario al sol que, de resultar
excesiva, por prolongada e intensa, puede provocar fatiga y mareo, cuando no algo peor. Para evitarlo se
recomienda beber agua con cierta frecuencia e intercalar momentos de descanso, o alternar otras tareas,
a la sombra. Si ésta es difícil de encontrar (instalaciones en espacios abiertos como fincas y otros
ambientes naturales), habrá que limitar las horas de trabajo a momentos del día más benignos en lo que
a insolación se refiere (horas no centrales del día), manteniendo, claro está, las condiciones de
iluminación necesarias. En este mismo orden de cosas, también deberá prestarse atención a la molestia,
o incluso deslumbramiento, que puede provocar la luz directa del Sol, con posibilidad de pérdida
momentánea de la visión y el correspondiente riesgo de golpes y caídas. Para evitarlo se recomienda el
uso de gafas de sol y tener siempre presente la posición relativa de éste, de modo que su iluminación no
sea nunca algo imprevisto, ni coja desprevenido al personal de montaje.
Fig. 14. Instalaciones fotovoltaicas para bombeo de agua situadas en espacios abiertos, con gran insolación y
escasez de sombras.
16 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
El montaje de los paneles en una estructura, o sobre un poste, es un trabajo que suele implicar
manejo de elementos (módulos, herramientas, etc.) por encima de la cabeza, con el consiguiente riesgo
de golpes y caídas. Asimismo, y desde el punto de vista de la seguridad, la presencia de operarios
realizando tareas a distintas alturas puede considerarse una situación similar a la anterior. El uso del casco
es, pues, muy recomendable, cuando no obligatorio, durante las tareas de montaje del campo fotovoltaico,
tanto para los operarios directamente implicados como para el personal que se encuentre en la zona.
Fig. 15. Ciertas disposiciones del campo fotovoltaico, sobre el suelo y de poca altura, no requieren medidas de
seguridad específicas en el sentido del párrafo anterior.
Un gran número de instalaciones fotovoltaicas cuentan con campos de paneles colocados sobre el
tejado o la cubierta de edificaciones, o sobre fachadas, postes, farolas y demás, a una altura considerable
del suelo. Las técnicas de trabajo en estas situaciones y las medidas de seguridad preceptivas son bien
conocidas, si bien, lamentablemente, su puesta en práctica escasea. Los dos aspectos fundamentales que
deben ser debidamente atendidos y considerados son el acceso (tanto personal como material) al lugar
del montaje y el desplazamiento, en su caso, por el mismo.
Una de las operaciones más inseguras durante el montaje de los paneles en un lugar elevado es el
acceso simultáneo de personas y material. Deben evitarse a toda costa situaciones como subir por una
escalera con un módulo (u otro elemento) en las manos, al objeto de que tal operación no se convierta en
una acrobacia peligrosa para ambos. El traslado de los paneles hasta su ubicación definitiva puede resultar
una tarea delicada que requiere, en ocasiones, la intervención de varias personas y la utilización de medios
de izado y amarre adecuados. En cualquier caso, la recomendación parece clara: no sujetar nada con las
manos mientras la posición no sea estable y con cierta libertad en el movimiento de los pies. Respecto
al izado de los módulos, los posibles daños ocasionados se deben principalmente a golpes contra la
edificación durante el ascenso de los mismos. Si el tejado o la cubierta donde se ubicará el campo
fotovoltaico está inclinado, el peligro aumenta, ya que a la operación de izado habrá que añadir la de
colocación temporal de los paneles sobre el mismo, previa al montaje definitivo, con riesgo de caídas y
más que probables daños irreparables en los paneles, además de golpes peligrosos para operarios situados
en cotas inferiores y posibles caídas de quien trate de evitar que los paneles lleguen al suelo.
Los operarios de montaje deben estar provistos de los medios materiales necesarios para acceder a
los lugares de trabajo y deben estar instruidos y conocer las técnicas básicas de instalación y manejo de
los mismos. Una escalera inapropiada o un andamio mal montado y amarrado, son posibles causas de
sustos y accidentes fácilmente evitables. Si la situación lo requiere, este tipo de operaciones debe correr
a cargo de personal especializado e incluso independiente de la instalación fotovoltaica.
SEGURIDAD EN LAS INSTALACIONES FV. (PARTE 1) 17
El desplazamiento por un tejado o cubierta inclinado siempre entraña algún peligro, más aún si éste
se efectúa con algún objeto pesado y/o voluminoso, como puede ser un panel fotovoltaico. Las medidas
de seguridad que a efectos prácticos se pueden considerar fundamentales son el uso de calzado que
favorezca la adherencia a la superficie inclinada, el empleo de cuerdas, arneses y cinturones de seguridad
anti-caídas debidamente amarrados y colocados, y sobre todo, precaución. Tampoco hay que olvidar que,
en estos casos, la superficie sobre la que se montarán los paneles debe soportar también el peso de las
personas que se encuentren trabajando en la cubierta. Conviene hacer hincapié en el hecho de que, a
efectos de resistencia, lo que importa es el peso por unidad de superficie que puede soportar la cubierta,
y no el peso simplemente. Como aclaración de esto último basta con decir que una cubierta podría
aguantar el peso de un hombre acostado sobre la misma, pero podría romperse si éste se pusiese de pie
(recuérdese que lo que importa es la presión, no la fuerza). Ni que decir tiene que el trabajo en cubiertas
mojadas o resbaladizas está totalmente desaconsejado, cuando no prohibido.
En cualquier caso, y con independencia del uso, o no, de medios mecánicos durante el montaje de
los paneles, la zona delimitada por el radio de acción de un peligro potencial (caídas de material, golpes
de maquinaria, etc.) debe estar debidamente señalizada o advertida, principalmente para evitar daños a
personas ajenas a la instalación.
18 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Fig. 18. Montaje de paneles sobre cubierta. Obsérvese el cumplimiento de las medidas de seguridad señaladas
anteriormente: casco protector, gafas de sol, arnés, cuerda, calzado de goma y trabajo en equipo.
Respecto a la seguridad (no eléctrica) durante el montaje del resto de componentes que pueden
existir en una instalación fotovoltaica, poco hay que decir que no se haya dicho ya, si acaso recordar que
su transporte a pie de obra, almacenamiento temporal, movimiento y el montaje en sí, han de realizarse
de forma que se evite cualquier golpe o abuso que suponga un deterioro para el material o aparato en
cuestión. Por último, hay que señalar la necesidad del empleo de las herramientas apropiadas para cada
tarea (incluida la pequeña herramienta, como destornilladores, alicates, etc.), a fin de evitar golpes y
magulladuras de diversa consideración, tanto en los aparatos como en los operarios.
SEGURIDAD EN LAS INSTALACIONES FV. (PARTE 1) 19
Han sido muchos los estudios y ensayos encaminados a conocer los efectos de la corriente eléctrica
sobre el organismo (tabla 2), llegándose a concluir que, a efectos prácticos, el valor más bajo de la
máxima intensidad de corriente que puede soportar una persona sin perder la capacidad de liberarse del
20 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Intensidad (mA)
c.c. c.a. (50 Hz) Efectos sobre el organismo
Hombre Mujer Hombre Mujer
1 0,6 0,4 0,3 Ninguna sensación
5,2 3,5 1,1 0,7 Umbral de percepción
76 51 16 10,5 Umbral de intensidad límite
90 60 23 15 Choque doloroso y grave (contracción muscular y dificultad respiratoria)
200 170 50 35 Principio de fibrilación ventricular
Fibrilación ventricular posible en choques cortos:
1300 1300 1000 1000 – Corta duración (hasta 0,03 s)
500 500 100 100 – Duración 3 s
A la vista de la tabla 2 se puede apreciar cómo para un mismo efecto, la corriente continua necesaria
es ligeramente superior a la alterna. Además de lo comentado hasta ahora, también hay que señalar que los
efectos del paso de la corriente por el cuerpo humano no dependen exclusivamente de la intensidad de dicha
corriente, sino también del tiempo de exposición a la misma, de modo que está establecido el tiempo
máximo de corte automático de los dispositivos de protección por interrupción de la corriente, según se
refleja en la tabla 3, y cuyos pares de valores intensidad-tiempo se derivan de la expresión (UNE 20572):
I = Il + 10/t
Siendo I la intensidad de corriente en mA, I1 la intensidad límite (10 mA) y t el tiempo en segundos.
Tabla 3. Valores de la curva de seguridad para dispositivos de corte automático de la corriente. Tiempos superiores
pueden provocar fibrilación ventricular.
Nota: Los datos expuestos anteriormente han sido extraídos del libro “Técnicas de Prevención de Riesgos Laborales”,
de José María Cortés Díaz, publicado por la editorial Tébar.
SEGURIDAD EN LAS INSTALACIONES FV. (PARTE 1) 21
Retomando el tema de las tensiones de seguridad antes mencionadas, la relación entre el tipo de
corriente, su intensidad y el efecto provocado al paso por el cuerpo humano (tabla 2), pone de manifiesto
que los umbrales de tensión de seguridad para corriente continua deberían ser superiores a los establecidos
para el caso de corriente alterna. El estándar fotovoltaico para la tensión de seguridad en continua,
establecido a nivel internacional y adoptado en algunas reglamentaciones nacionales como la alemana,
es 120 V. Considerando el valor de resistencia del cuerpo humano en condiciones húmedas (2500 S) y
aplicando la ley de Ohm a ésta y al valor estándar de tensión señalado (120 V), resulta una corriente
continua máxima igual a 48 mA, ligeramente inferior al umbral mínimo de intensidad límite en continua
reflejado en la tabla 2, lo que justifica y pone de manifiesto la correcta elección de este estándar de
tensión continua.
En una instalación fotovoltaica, a efectos de seguridad eléctrica, las tres tensiones posibles que
deberán tenerse en cuenta son:
– Tensión máxima a circuito abierto del campo de paneles, corregida por efecto de la temperatura.
– Tensión máxima de carga de las baterías.
– Tensión eficaz de salida del inversor.
Respecto al inversor, poco hay que decir, su salida a 230 V de c.a. y 50 Hz es suficiente para que
el contacto humano con los dos conductores de salida provoque un accidente eléctrico. Recordar también
que en una instalación fotovoltaica con consumo en alterna y neutro aislado de tierra, que es lo más usual
en aplicaciones autónomas, el contacto humano entre un conductor de alterna y tierra no supone riesgo
eléctrico, salvo que haya un defecto a tierra provocado por el otro conductor de alterna.
En cuanto a la tensión presente en los circuitos alimentados por la batería, debe tenerse en cuenta
que en éstos la tensión máxima puede ser ligeramente superior a la nominal (durante las etapas de carga
de flotación y ecualización, por ejemplo), de modo que en una instalación autónoma con acumulación y
tensión nominal de 24 V puede haber tensiones en los circuitos de la batería (y del campo FV, claro) fuera
del rango de seguridad exigido para emplazamientos en locales mojados. Ahondando un poco más en este
sentido, cabe mencionar que el REBT, en su instrucción ITC-BT-30, establece que la sala de baterías debe
considerarse como un local con riesgo de corrosión y, como tal, en él deben cumplirse las prescripciones
señaladas para instalaciones en locales mojados (además de otras). Es decir, la tensión de seguridad en
la sala de baterías es (y será de momento), en todos los casos, 24 V. Tampoco se debe olvidar que en una
instalación fotovoltaica autónoma, los aparatos de consumo en continua están alimentados por la batería
(salvo conexiones directas al campo de paneles), independientemente de que esta alimentación se efectúe
de forma directa o a través del regulador (para protección contra la sobredescarga de la batería).
A efectos prácticos, tanto el inversor coma la batería se pueden considerar como fuentes de tensión
con intensidades máximas en condiciones de cortocircuito muy superiores a las máximas en funciona-
miento normal.
Consideración especial merece el campo de paneles. Como es sabido, el punto de funcionamiento, es
decir, el par de valores de tensión y corriente, resulta de la intersección de las curvas características del
campo y la carga a él conectada. Éste es un aspecto crucial que debe ser debidamente comprendido,
conocido y tenido en cuenta. Recuérdese: la corriente que atravesaría el cuerpo humano debida a un
contacto con los dos conductores principales del campo fotovoltaico, no puede determinarse aplicando la
ley de Ohm a los valores de tensión del campo y a la resistencia que presenta dicho cuerpo. De hecho, la
tensión existente en el campo fotovoltaico, salvo en situación de cortocircuito, circuito abierto o conexión
a una batería, no puede conocerse a priori con facilidad. Una forma sencilla de proceder sería la siguiente:
– Sobre la curva característica del campo o módulo FV (según las condiciones de trabajo para las
que se desee establecer el umbral de seguridad) se traza una línea horizontal por el valor de
corriente igual al límite considerado (48 mA, por ejemplo).
22 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
– El punto de corte de esta línea con la característica V-I correspondiente determina un valor de
tensión.
– El cociente entre el valor de la tensión antes calculado y el valor de la corriente de seguridad
considerado, determina el valor mínimo que debe tener la resistencia del cuerpo humano para que
la corriente que lo atraviese no exceda el valor de seguridad prefijado.
No obstante lo dicho, en la práctica, por simplicidad, y solamente a efectos de seguridad personal,
este valor mínimo de resistencia se puede calcular dividiendo la tensión máxima a circuito abierto del
módulo, o campo FV, corregida por efecto de la temperatura más baja prevista, y el valor establecido para
la corriente de seguridad. Esta simplificación queda convenientemente justificada si se tiene en cuenta
que a los miliamperios de seguridad personal le corresponderán un valor de tensión de módulo o campo
FV ligeramente inferior al máximo a circuito abierto. Para otros valores superiores de corriente, será
necesario recurrir a procedimientos similares al descrito anteriormente.
Tensión de cálculo
Como se ha visto en el capítulo 2 (“Componentes de los sistemas fotovoltaicos”), la tensión a
circuito abierto de un módulo fotovoltaico aumenta (disminuye) en un factor proporcional al número de
grados de temperatura de las células del módulo por debajo (encima) de 25 °C, siendo este factor de
proporcionalidad el valor absoluto del coeficiente de temperatura para la tensión a circuito abierto del
módulo. En este ejemplo, dicho coeficiente será igual al coeficiente de una célula multiplicado por el
número de células en serie, esto es, !0,0021 × 36 = !0,0756. Como la temperatura de las células es igual
a !2,5 °C, es decir, 27,5 °C por debajo de 25 °C (temperatura de referencia), el aumento de la tensión a
circuito abierto del módulo será igual al valor absoluto del coeficiente anterior multiplicado por esta
variación de temperatura, es decir, 0,0756 × 27,5 = 2,08 V. Por tanto, la tensión de cálculo será igual a
la suma de la tensión a circuito abierto del módulo más este aumento de tensión por efecto de la
temperatura: 22,03 + 2,08 = 24,11 V.
Resistencia mínima
Para determinar la resistencia mínima, basta con aplicar la ley de Ohm a los valores de la tensión
de cálculo e intensidad de corriente considerada:
robustez mecánica, los módulos con parte posterior de tedlar son más susceptibles de sufrir daños.
En este sentido cabe señalar el estándar americano UL 1703/10 por el que se determina la
susceptibilidad al corte de los módulos FV. Los módulos de clase II (como el resto de aparatos con
este tipo de protección) no deben disponer de una conexión para el cableado de protección. Sin
embargo, a estos efectos, el marco metálico que puedan llevar no se considera una parte del módulo,
sino una estructura externa de montaje, por lo que la existencia de una toma de tierra de protección
en dicho marco no infringe la obligación antes mencionada.
Separación eléctrica
Se refiere principalmente al aislamiento eléctrico entre la red y los equipos que puedan estar
conectados directamente a ésta (generalmente el inversor de conexión a red).
Fig. 22. Grado de protección de las envolventes de material eléctrico de baja tensión, hasta 1000 V c.a. y 1500 V c.c.
(UNE-20234 y CEI-529).
26 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Tabla 4. Letras opcionales, utilizadas a veces como complemento del sistema de clasificación IP de los equipos.
Letra Significado
A Protegido contra el acceso con el dorso de la mano
B Protegido contra el acceso con los dedos
C Protegido contra el acceso con herramienta
D Protegido contra el acceso con un hilo conductor
H Aparato de alta tensión
M Ensayado contra los efectos dañinos debidos a la entrada de agua estando en marcha
W Apropiado para ser usado en las condiciones atmosféricas especificadas
Fig. 23. Durante las tareas de manipulación eléctrica en el campo fotovoltaico, no debe olvidarse que los módulos
pueden generar tensión y corriente fuera de los rangos de seguridad, incluso a niveles bajos de irradiancia incidente
sobre ellos.
Las cuatro situaciones principales que entrañan peligro eléctrico en una instalación fotovoltaica son
las sobretensiones, las sobreintensidades, los “puntos calientes” y la pérdida de aislamiento.
Sobretensiones
De entre los peligros mencionados quizás sea éste el más importante, debido principalmente a la
dificultad de establecer un sistema de protección fiable y, sobre todo, eficaz. Entre las causas más
comunes que pueden originar una sobretensión en la instalación fotovoltaica cabe señalar las descargas
atmosféricas, directamente sobre el campo FV, o en las proximidades de la propia instalación. Este
aspecto se tratará con más detalle en el siguiente apartado.
el factor de seguridad adoptado en cada caso, permitirían asumir sin riesgo esta situación de cortocircuito
sin necesidad de utilizar dispositivos externos de limitación de corriente. Sin embargo, el riesgo real de
la aparición de defectos a tierra (o dobles defectos, en el caso de instalaciones flotantes) puede provocar
el cortocircuito parcial de alguna de las filas del campo, disminuyendo su tensión y causando, en el peor
de los casos, que toda la corriente generada por las filas conectadas en paralelo circule por la rama
afectada.
Las medidas de seguridad más usuales para la protección contra las sobreintensidades en el campo
FV son:
– Utilización de módulos y cajas de conexiones de clase II, junto a una instalación intrínsecamente
segura.
– Utilización de fusibles en la rama positiva y negativa de cada fila (o grupos de filas) del campo
FV. La elección del calibre del fusible y su curva de fusión intensidad-tiempo, son fundamentales
de cara a que la medida de protección resulte eficaz.
– Utilización de diodos de bloqueo que impidan la circulación inversa de la corriente por las
distintas filas del campo. Ésta es una medida poco fiable a largo plazo, debido al riesgo de fallo
de los diodos, incluso en ausencia de tormentas próximas a la instalación. La sobretensión es una
causa común de fallo en diodos, provocando su cortocircuito interno y anulando así la protección
contra corriente inversa.
– Sección en el cableado de las distintas filas en paralelo adecuada para manejar la máxima corriente
generada por el campo FV. En grandes instalaciones, esta medida puede resultar desfavorable,
desde el punto de vista económico, en comparación con las tres anteriores.
Por lo que respecta a los demás circuitos (regulador-baterías, baterías-inversor, consumo, etc.), la
protección contra sobreintensidades se basa en la utilización de fusibles e interruptores automáticos de
calibre y poder de corte adecuados. Atención especial requiere la colocación de fusibles en el banco de
baterías. La posible destrucción de un fusible (por exceder su poder de corte, por ejemplo) puede provocar
la ignición de la mezcla gaseosa desarrollada durante la carga de las baterías, de modo que se recomienda
una distancia mínima de separación entre éstas y el fusible, de 50 cm, aproximadamente. Por otro lado,
en oposición a lo anterior, cuando el banco de baterías está formado por numerosos elementos en serie,
la colocación del fusible en una posición intermedia (entre los elementos) confiere mayor seguridad en
el caso de un eventual cortocircuito entre dichos elementos, o durante la manipulación de los terminales
principales de la batería.
Aunque no suele ser habitual, si en algún caso se precisa que la batería suministre una intensidad
de corriente muy alta durante un breve periodo de tiempo, es recomendable, a falta de indicaciones más
precisas por parte del fabricante, limitar la intensidad máxima a un valor (en A) no mayor que cinco veces
el valor de la capacidad (en Ah), ya que se podría producir una situación virtualmente de cortocircuito.
“Puntos calientes”
Como es sabido, se denomina así a la elevación de la temperatura que experimentan los módulos
fotovoltaicos cuando en vez de generar potencia, la disipan. Para que un módulo disipe potencia, es decir,
para que la potencia generada por él sea negativa, basta con que la tensión y la corriente tengan signos
opuestos. Las dos situaciones principales que pueden dar lugar a esto son la ya mencionada corriente
inversa por una fila cuya tensión sea inferior a la de las conectadas en paralelo con ella, y el sombreado
parcial de los módulos. Los efectos de este sombreado y la utilización de diodos de paso como medida
de protección, ya han sido convenientemente tratados con anterioridad.
28 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Pérdida de aislamiento
La degradación progresiva a la que se ve sometida la instalación, sobre todo el campo de paneles,
debida a las condiciones medioambientales adversas (temperatura, humedad, radiación ultravioleta, etc.),
los posibles defectos de montaje (malas conexiones, flojedad en los terminales, etc.) y los daños diversos
que pueda sufrir la instalación con el paso del tiempo, son las causas principales de la aparición de peligro
de contactos directos e indirectos. En este sentido, hay que subrayar principalmente la necesidad de
adopción de medidas de seguridad encaminadas a detectar el primer defecto de aislamiento en la parte
de corriente continua de la instalación. En sistemas puestos a tierra, este primer defecto provocará
normalmente la actuación de algún dispositivo limitador de corriente, de modo que su detección y
corrección no entraña mayor dificultad. En sistemas flotantes, la detección del primer defecto a tierra
requiere la utilización de elementos especialmente diseñados para esta función, ya que su aparición no
provocaría la actuación de los limitadores de corriente antes mencionados. En su lugar se utilizan los
llamados controladores permanentes de aislamiento (activos o pasivos) y los detectores de fuga a tierra.
Antes de concluir este apartado conviene señalar que los daños producidos por accidentes eléctricos
no se limitan a los efectos perjudiciales de la corriente eléctrica sobre el cuerpo humano. De hecho, en
muchas ocasiones, el movimiento reflejo de las partes del cuerpo afectadas por el choque eléctrico evita
el daño de la corriente, pero puede ocasionar golpes y caídas de consecuencias graves, o fatales.
SEGURIDAD EN LAS INSTALACIONES FV. (PARTE 1) 29
Ni que decir tiene que la necesidad de protección contra el impacto directo del rayo dependerá de
las características del lugar (frecuencia de tormentas) y del propio campo FV (situado en zonas abiertas,
en lugares altos y desprotegidos, etc.). En la mayoría de las instalaciones, el impacto directo de un rayo
sobre el campo FV es algo muy poco probable e infrecuente, al igual que es muy poco probable la
aparición de sobretensiones en el cableado de una instalación fotovoltaica con los paneles situados en una
edificación y con el cableado discurriendo junto, y por el interior, a la misma. Es de sobra conocido que
en las instalaciones convencionales de distribución eléctrica, la aparición en el cableado de sobretensiones
de origen atmosférico se debe principalmente a efectos conductivos (impacto de un rayo sobre las líneas
eléctricas aéreas), inductivos (impacto de un rayo sobre un objeto próximo a las líneas eléctricas aéreas)
y por diferencias en el potencial de tierra (impacto de un rayo en el suelo o en una estructura puesta a
tierra) que afectan tanto al cableado subterráneo como a las distintas tomas de tierra. Así pues, las únicas
instalaciones FV en las que la protección contra sobretensiones está completamente justificada son
aquellas en las que el campo FV se encuentra en un lugar desprotegido y a una distancia considerable del
resto de la instalación, y en las conectadas a red.
En el primer caso anterior, es recomendable el uso de descargadores de tensión, tanto a la salida del
campo como a la entrada del regulador, y realizar el cableado bajo tubo metálico enterrado o puesto a
tierra. Cuando la probabilidad de tormentas muy próximas al lugar es elevada, la mejor solución es
desconectar el campo FV del resto de la instalación, pero no por medio de un simple interruptor (cuyo
espacio físico de separación entre contactos no sería suficiente para evitar la propagación de una fuerte
sobretensión), sino por medio de una conexión enchufable y separable físicamente a una cierta distancia.
Por lo que respecta a las instalaciones conectadas a red, la conexión de la salida del inversor (o
inversores) a las líneas de la compañía eléctrica supone un punto de entrada para posibles sobretensiones
de origen atmosférico y de otro tipo (como transitorios de conmutación), por lo que se recomienda el uso
de descargadores de tensión para proteger el inversor frente a estas eventualidades.
Por último, hay que señalar dos aspectos importantes y con frecuencia olvidados:
– Las posibles diferencias en el potencial de tierra, debidas a descargas atmosféricas, es la razón
principal por la que la instalación fotovoltaica debe tener un único punto de puesta a tierra de
protección. De no ser así, podrían existir diferencias de potencial entre los distintos elementos
puestos a tierra lo suficientemente elevadas como para originar arcos eléctricos entre ellos.
– La duración de una sobretensión de origen atmosférico puede ser de sólo algunos microsegundos,
tiempo insuficiente para provocar la actuación de los dispositivos limitadores de corriente
(fusibles e interruptores automáticos).
Los modernos dispositivos de protección contra sobretensiones (DPS) que se utilizan en los sistemas
fotovoltaicos conectados a la red, se diseñan tanto para soportar la tensión máxima en circuito abierto en
la parte de corriente continua (que puede superar los 1000 V), como para garantizar la máxima
disponibilidad del sistema sin menoscabo de la seguridad del mismo.
Una conexión en estrella formada por dos varistores y un descargador de arco (fig. 29) constituye
una adecuada solución, ya que evita que el DPS quede sometido a una corriente continua demasiado
intensa en el supuesto de producirse un defecto de aislamiento en el circuito fotovoltaico, al mismo
tiempo que el descargador impide que se produzca una corriente de fuga. Dicho de otro modo, el
descargador de gas evita que el circuito supresor se active en caso de defecto de aislamiento y provoque
una indeseada desconexión, así como un posible sobrecalentamiento e ignición.
Capítulo 7
CAPÍTULO 7
Seguridad en las instalaciones FV. (Parte 2)
Introducción
Como en toda instalación eléctrica, el diseño de los sistemas fotovoltaicos, además de atender de
forma prioritaria a la seguridad de las personas, también debe garantizar la calidad del suministro eléctrico
y la seguridad de los propios equipos que componen la instalación.
Buena parte de los instrumentos para satisfacer los anteriores requisitos está embebida en los propios
equipos. En particular, los módulos fotovoltaicos se ajustan a una normativa que asegura su durabilidad
y aislamiento eléctrico (por ejemplo IEC 61215), los inversores a otra que asegura la calidad de la
potencia que inyectan a la red, etc. En primera instancia el proyectista de huertas solares no necesita
conocer los pormenores de estas normativas. A efectos de su práctica profesional le bastará con conocer
su existencia y exigir los correspondientes certificados de cumplimiento. Los detalles de las técnicas para
lograr tal cumplimiento caen más bien en el ámbito del conocimiento que precisan los fabricantes de los
equipos. En consecuencia, no serán tratados en profundidad aquí: ahora bien, el proyectista de sistemas
fotovoltaicos lo que sí precisa conocer en detalle es lo que afecta a su configuración (esquema eléctrico,
protecciones, red de tierras, etc.) puesto que ésta afecta a la seguridad y fiabilidad del conjunto, y puesto
que las decisiones sobre ella caen dentro de la esfera de su responsabilidad. La pretensión de este capítulo
es, precisamente, esclarecer ese asunto.
Conviene apresurarse en advertir la dificultad básica que supone abordar el tema de la seguridad en
general, ya que obliga a tenérselas que ver con eventos que nunca deben llegar a ocurrir. Se trata, en
definitiva, de que la vida del sistema fotovoltaico no sea más que una tediosa repetición cotidiana,
totalmente exenta de circunstancias extraordinarias.
También se debe estar advertido de la existencia de una normativa prolija y dinámica en torno a la
seguridad eléctrica. La norma internacional CEI-364, y su equivalente en España, UNE 20460, tienen un
campo de actuación de hasta 1000 V en corriente alterna y 1500 V en corriente continua, y son de
referencia obligada (en particular, los capítulos 4-41 y 4-47, respectivamente, titulados "Protección contra
los choques eléctricos" y "Aplicación de medidas de protección para garantizar la seguridad"). Estas
normas son de aplicación general, es decir, sirven para la instalación eléctrica de una vivienda, un taller
mecánico, un supermercado, una huerta solar, etc. Su aplicación particular pasa por considerar las
peculiaridades de cada caso.
Los generadores fotovoltaicos presentan, como casi todo, aspectos favorables y desfavorables. Entre
los primeros se cuentan el hecho de que su energía no es de utilización final, por lo que normalmente no
está al alcance directo de personal no cualificado (nadie enchufa una maquinilla de afeitar directamente
a la salida de un generador fotovoltaico), y que su corriente de cortocircuito no es significativamente
mayor que la correspondiente a la operación normal. Entre los segundos se cuenta la casi imposibilidad
de apagar el generador, que obliga a que algunas operaciones de mantenimiento deben realizarse en
tensión; y la gran extensión que ocupan en relación a su potencia, que eleva la probabilidad de pérdidas
de aislamiento. El Comité Electrotécnico Internacional trabaja en la elaboración de una norma específica
para los sistemas fotovoltaicos, cuyo primer borrador, disponible desde mayo de 2005, es una referencia
de mucha utilidad.
6 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Tabla 1. Accidentes que pueden acontecer en la vida de una central fotovoltaica, junto con las consecuencias que
pueden derivarse de ellos y los medios que se utilizan para prevenirlos.
(a) (b)
Fig. 1. (a) Contactos directos: el de arriba se produce entre dos polos de la parte activa de la instalación, y deja sin
protección a quien lo sufre, de ahí la cara amarga del muñequito. El de abajo se produce entre un polo de la parte
activa y tierra, y las consecuencias para el que lo sufre dependen de las condiciones de la instalación, por lo que
la cara del muñequito no refleja ni amargura ni alegría. (b) Contacto indirecto: se produce por contacto con una
masa que accidentalmente tiene tensión. Otra vez, las consecuencias para el que lo sufre dependen de las
condiciones de la instalación, por lo que la cara del muñequito no refleja ni amargura ni alegría.
En instalaciones nuevas y realizadas con productos que responden a las normas vigentes, el riesgo
por defectos de aislamiento es muy bajo, prácticamente nulo con materiales de aislamiento reforzado. Sin
embargo, el riesgo aumenta al envejecer la instalación, debido al deterioro del aislamiento provocado por
distintas causas como sobretensiones, estrés térmico, radiación ultravioleta, etc.
Aislamiento
El primer cuidado para evitar los contactos en general y los directos en particular es aislar los
conductores y elementos eléctricos que estén al alcance de las personas. El estado del arte de la
electricidad convencional provee abundantes medios para ello: los cables están bien aislados, las cajas
de conexión tienen buenos cierres, etc. Los módulos fotovoltaicos en sí mismos también están bien
aislados, por lo que nada añaden a este panorama.
8 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Sin embargo, una peculiaridad fotovoltaica que el proyectista debe considerar es que, debido a la
imposibilidad de "apagar" los generadores fotovoltaicos, siempre habrá operaciones de revisión y
mantenimiento que deban ser hechas con tensión suficientemente alta para representar un peligro. Por
ello, se debe intentar minimizar la probabilidad de que se produzcan accidentes durante esas tareas. En
términos prácticos, esto afecta principalmente al diseño de las correspondientes cajas de conexión: la
disposición física de los elementos en su interior debe ajustarse en lo posible a la regla "todos los
positivos de un lado, todos los negativos del otro y cuanto más separados ambos mejor". Dicho así, puede
parecer una perogrullada, pero lamentablemente son muchas las veces en las que este cuidado se olvida
en la práctica. Como ejemplo, la figura 2 presenta un caso real, en el que se han utilizado materiales de
buena calidad (cables, fusibles, caja, etc.), pero cuya disposición física es propensa al contacto accidental
puesto que, como pone de manifiesto el esquema de arriba de la figura, positivos y negativos están muy
próximos. Mejor hubiera sido adoptar una disposición como la del esquema de abajo, en la que, aun
manteniendo los mismos materiales, positivos y negativos estarían bien separados.
Fig. 2. Caja de conexión con buenos materiales, pero cuya disposición física, representada en el esquema superior,
los hace propensos al contacto directo. Mejor hubiera sido disponerlos como indica el esquema inferior.
Puesta a tierra
Una primera medida de protección frente al contacto indirecto, exigida casi universalmente, consiste
en la puesta a tierra de todas las masas metálicas de una instalación que resulten accesibles para las
personas. Se entiende por masas metálicas todas aquellas partes (marcos de los módulos, estructuras de
soporte, cajas metálicas, etc.) que normalmente no tienen tensión, pero que pueden llegar a tenerla en caso
de avería. Algunos ejemplos son: que un cable activo de la instalación se suelte de su terminal y toque
en la pared de la caja metálica que acoge al correspondiente contacto; que una caja de conexión de un
módulo esté defectuosa y que, a su través, la condensación de agua sobre los módulos llegue a comunicar
la parte activa con el marco, etc.
La figura 3 describe esta situación en general. La flecha quebrada representa la avería que, en
términos más apropiados, se conoce como fallo de aislamiento o defecto de aislamiento. La puesta a tierra
de las masas hace que, con independencia de lo que pueda haber a la derecha de la figura, tales masas no
puedan adquirir nunca una tensión superior a la de la tierra y, en consecuencia, que no resulte peligroso
tocarlas. De ahí el esbozo de sonrisa que muestra la cara del muñequito de la figura.
SEGURIDAD EN LAS INSTALACIONES FV. (PARTE 2) 9
En la práctica, la puesta a tierra tiene dos componentes esenciales: el electrodo y la línea de enlace.
El electrodo, o toma de tierra, es una masa metálica permanentemente en buen contacto con el
terreno y que asegura una unión eléctrica eficaz con la tierra. La calidad de este elemento se mide en
términos de la resistencia de su contacto con la tierra. En general, es primordial lograr que el valor de esta
resistencia sea bajo puesto que, en caso de fallo, es quien define la tensión que adquieren las masas
respecto a la tierra. Imagine el lector el caso de un generador fotovoltaico con una corriente de
cortocircuito I *SC y de una avería que haga que toda ella (el peor caso posible) derive a la tierra a través
de una toma de tierra de resistencia RT. Entonces (figura 4), las masas adquirirían una tensión de contacto,
respecto a la tierra, VT = IF RT, donde IF es la llamada corriente de defecto a tierra. A modo de ejemplo,
IF = I *SC = 20 A y RT = 10 S lleva a VT = 200 V, suficientes como para que el contacto con ellas pudiera
tener consecuencias desagradables para quien lo sufra (muy por encima del límite de 60 V). De ahí el
esbozo de amargura que muestra ahora el muñequito. Así pues, devolverle la sonrisa pasa bien por reducir
RT o bien por reducir IF.
Reducir el valor de RT supone aumentar la superficie de contacto del electrodo con la tierra. Los
métodos más tradicionales de hacer tomas de tierra, por ejemplo, a base de clavar picas de cobre,
10 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
presentan dificultades para lograr tierras inferiores a 20 S (que se utiliza en algunos reglamentos,
aplicables a otro tipo de instalaciones, como valor de referencia). Sin embargo, en el caso de las huertas
solares se pueden aprovechar, cuando existen, las zanjas por las que discurre el cableado, enterrando a
todo su largo un cable desnudo de cobre o de acero zincado al fuego. Entonces, se alcanzan longitudes
de contacto superiores a 1000 m por MW que dan tierras de valor incluso inferior a 1 S.
Es oportuno mencionar que una tierra de baja resistencia no sólo protege a las personas contra el
contacto indirecto, también proporciona un camino para derivar a tierra las sobretensiones que puedan
surgir en el generador fotovoltaico, inducidas por rayos o descargas atmosféricas próximas, y que, de otro
modo, pueden causar daños importantes en los módulos fotovoltaicos y en los equipos electrónicos en
general.
Reducir el valor de IF se logra dificultando su paso por el circuito. En el ejemplo anterior hemos
dado por supuesto que la corriente se cierra por la derecha del circuito sin traba alguna. Pero esto no es
así si, por ejemplo, la llamada parte activa en la figura 2 se encuentra aislada de tierra. Es lo que se conoce
como configuración flotante.
Configuración flotante
En esta configuración la red de continua se encuentra aislada de tierra. En funcionamiento normal
la única unión con la tierra es la propia impedancia de fuga de la red, que se caracteriza por unos valores
de resistencia, RISO, del orden de MS y de capacidad de :F. Al ser la red de continua, el componente
capacitivo presenta una impedancia infinita, siendo la resistencia el único componente por el que puede
circular la corriente de fuga en caso de un primer defecto. La figura 5 representa )con alguna licencia
gráfica) tal situación. La máxima corriente de fuga concebible ocurre cuando el defecto sucede en un
lugar tal que aplica toda la tensión del generador, es decir:
IF # VG /( RT + RISO) (1)
Por convenio, se acepta que la máxima tensión que puede alcanzar un generador es 1,25 veces su
tensión de circuito abierto en CEM (esto puede ocurrir de una a dos horas después de la salida del Sol en
días de inviernos fríos y despejados, que presentan fuertes heladas matinales, cuando la iluminación ya
es suficiente para generar tensión y la temperatura ambiente es todavía muy baja). Por otro lado, la
resistencia de aislamiento de los módulos fotovoltaicos convencionales suele ser del orden de cientos de
MS, y la de los generadores completos, del orden de algunos MS. Por ello, las corrientes de fuga en
generadores con configuración flotante raramente llegan a 1 mA, por lo que un primer defecto nunca
produce tensiones de contacto peligrosas. De ahí que nuestro muñeco haya recuperado la sonrisa.
Otra forma de ver lo mismo es observar que la tensión de contacto viene dada por
RT
VT ≤ 1,25 VOC
*
RT + RISO (2)
Es inmediato ver que con RT del orden de los S y RISO del orden de los MS la tensión de contacto
resulta muy pequeña.
Ahora bien, la propia existencia de un primer defecto posibilita un camino para la corriente y, por
ello, equivale a disminuir la resistencia de aislamiento. Así, en la eventualidad de un segundo defecto,
ya es posible que circulen corrientes importantes. Por tanto, siempre en aras de mantener la sonrisa del
muñeco, conviene mantener la vigilancia y dar la alarma en caso de que un primer defecto haga que el
valor de RISO descienda por debajo de un cierto umbral. De ello trata el siguiente apartado. Éste finaliza
señalando que el recurso a la configuración flotante, recomendable en general, presenta inconvenientes
en algunos casos. En particular, con algunos tipos de células (los correspondientes fabricantes deben
indicar las restricciones a este respecto) y también con generadores que operen con tensiones superiores
a 1000 V. Entonces, hay que recurrir a otras configuraciones, a las que también dedicaremos un apartado
más adelante.
Vigilancia de aislamiento
Las expresiones (1) y (2) vistas anteriormente permiten determinar el límite inferior de RISO, que
garantiza la seguridad de las personas frente al contacto indirecto. En efecto, es fácil ver que para que esto
suceda ha de cumplirse lo siguiente:
* *
1,25 VOC 1,25 VOC
RISO ≥ RT ( − 1) o RISO ≥ − RT (3)
VL IL
A modo de ejemplo, para un generador con V *OC = 800 V, RT = 20 S e IL = 100 mA, esta expresión
conduce a RISO $ 333 S .
En la práctica, sin embargo, no es conveniente esperar para dar la alarma a que la resistencia del
aislamiento descienda hasta valores tan bajos como los que sugiere este ejemplo. Y ello por dos razones:
La primera porque la configuración flotante, además de proteger frente al contacto indirecto, también
puede proteger frente al contacto directo (como se dijo anteriormente, la responsabilidad de este tipo de
defecto suele recaer sobre el propio afectado. No obstante, esto no parece razón suficiente como para
condenarle, sin más, a sufrir un choque eléctrico, y de ahí lo razonable de considerar también esta
protección). La figura 6 muestra que en caso de que se produzca ese contacto, la corriente de defecto
viene dada por
VA
IF = (4)
RISO + RHB + RPIS
donde VA es la tensión del generador en el punto donde se produce el contacto y RHB y RPIS son,
respectivamente, la resistencia del cuerpo del afectado (entre las manos y los pies) y la resistencia de su
pisada (entre los pies y el suelo).
Ya vimos que un valor adecuado para la primera es RHB = 650 S. El valor de RPIS depende del tipo
de calzado, del peso del afectado y de la resistividad superficial del terreno, DS. Esta última se mide en
S @ m y oscila entre 5 S @ m para terrenos cultivables y buenos conductores y 10 kS @ m para rocas.
12 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Es norma general suponer RPIS (S) = 3DS (S @ m). Sin embargo aquí, para facilitar las cosas, podemos
suponer simplemente RPIS = 0. Entonces, recordando que el valor máximo que puede alcanzar la tensión
del generador es un 25 % superior a la de circuito abierto en CEM, se llega a que el valor de RISO que
garantiza la protección frente al contacto directo es:
*
1,25 VOC
RISO ≥ − RHB (5)
I LIM
Retomando el generador del ejemplo anterior, esta expresión lleva a RISO $ 9 kS, bastante mayor que
el necesario para garantizar la protección frente al contacto indirecto. Una regla nemotécnica que se
aproxima bastante bien al valor de esta expresión es "que la resistencia de aislamiento, en ohmios, se
mantenga aproximadamente por encima de 10 veces la tensión de generación, en voltios".
La segunda razón para insistir en la conveniencia de establecer umbrales elevados para la resistencia
de aislamiento de los generadores fotovoltaicos, estriba en el hecho de que las corrientes de fuga entre
la parte activa de los módulos y la tierra son causa de deterioro progresivo del material aislante del
módulo, lo que degrada su eficiencia (aumenta la resistencia serie y disminuye la resistencia paralelo) y
puede incluso llegar a la ruptura dieléctrica de su aislamiento. En otras palabras, una resistencia de
aislamiento baja puede indicar degradación anómala de los módulos y, en consecuencia, debe ser
detectada.
Ahora es oportuno hablar de cuál es el valor de RISO indicativo de la buena salud de un generador
fotovoltaico. Sobre el trasfondo de este asunto planea la cuestión de si tal valor es mayor o menor que el
necesario para garantizar la protección frente al contacto directo. En el primer caso la propia vigilancia
de la salud del generador asegurará la protección. En el segundo habrá que renunciar a la protección.
siendo A el área del módulo. A modo de ejemplo, un módulo de silicio cristalino de 200 vatios ocupa
alrededor de 1,5 m², por lo que su resistencia de aislamiento debe ser superior a 26,6 MS.
La resistencia de aislamiento de una agrupación de N módulos es simplemente:
RISO ,1 (7)
RISO , N =
N
Siguiendo con el ejemplo del módulo anterior, un generador de 100 kW está constituido por 500
módulos, por lo que su resistencia de aislamiento es mayor que 53 kS. Este valor es superior al deducido
en el apartado anterior para asegurar la protección frente al contacto directo en un generador con V *OC =
800 V y RT = 20 S. En la medida en la que estos ejemplos resulten representativos (ese es, al menos, su
intención), se llega a la buena noticia de que la vigilancia de la protección frente al contacto directo es
compatible con el funcionamiento normal del generador.
La condición atmosférica que más afecta al aislamiento de los módulos es la humedad relativa. En
general, la humedad facilita la circulación de corriente, por lo que sería de esperar que la regla fuese: a
mayor humedad relativa en el ambiente, menor RISO. Sin embargo, la realidad no es exactamente así. Un
experimento muy cuidadoso llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Jaén puso de
manifiesto que la condición de aislamiento más desfavorable para la seguridad de las personas no se
origina bajo lluvia (cuando la humedad relativa es total), sino entre 1 y 2 horas después de la salida del
Sol en días de inviernos fríos y despejados, que presentan fuertes heladas matinales. La razón es que tales
heladas cusan la formación de escarcha sobre ambas caras de los módulos, y que la aparición del Sol hace
que esa escarcha se condense y penetre en los materiales de aislamiento del módulo (Tedlar, EVA, etc.)
haciendo decrecer su efectividad. Aquí es oportuno mencionar que los módulos fotovoltaicos son
particularmente propensos a la formación de escarcha (figura 7), debido a que su temperatura al amanecer
puede llegar a ser varios grados inferior a la del suelo circundante, lo que deriva de su elevada capacidad
de radiación (su color es casi negro) y su baja inercia térmica (su relación superficie/volumen es muy
elevada). Pasadas una o dos horas desde la salida del Sol, la propia irradiancia seca los módulos y, con
ello, eleva el valor de RISO. Pero, afortunadamente, el ensayo de aislamiento prescrito en las normas antes
citadas se realiza bajo condiciones de fuerte humedad, de tal forma que sus resultados son coherentes con
las resistencias de aislamiento observadas en las condiciones más desfavorables. En otras palabras, la RISO
de un módulo expuesto a la intemperie se mantiene siempre por encima de lo que indica la ecuación (6).
Ahora bien, las condiciones de la instalación (cajas, pasamuros, cables, etc.) hacen que la RISO de
un generador fotovoltaico sea menor que la que resulta de la ecuación (7). Los investigadores de la
Universidad de Jaén han sugerido dividir por 7 la cifra resultante de la expresión. En nuestro ejemplo,
esto llevaría a estimar como garantía de funcionamiento normal del generador el cumplimiento de la
condición RISO $ 7,6 kS, que ya no sería compatible con garantizar la protección frente al contacto directo.
Sin embargo, hay que decir que tal sugerencia fue hecha en la época en la que la instalación de los
módulos obligaba a manipular "in-situ" sus cajas de conexión (las que incluyen los propios módulos, y
que entonces se libraban al mercado sin más que con una regleta de conexión en su interior, a la que los
instaladores debían acceder para sujetar en ella el cable de conexión) y que tal manipulación siempre
arrostraba el riesgo de degradar el aislamiento (juntas o pasamuros mal colocados, desigual apriete de los
tornillos de las cajas, etc.). En la actualidad los módulos fotovoltaicos se libran al mercado ya provistos
de cables y terminales (llamados popularmente "multicontac") de tal manera que su instalación se hace
sin afectar en absoluto a sus cajas de conexión; por lo que es lícito esperar que el deterioro del aislamiento
debido a la instalación sea hoy notablemente inferior a lo sugerido en su momento por los investigadores
de la Universidad de Jaén.
A la espera de que nuevos experimentos arrojen más luz sobre este asunto, se recomienda que la RISO
de un generador se estime en una tercera parte de la que resulta de la expresión (7). Hay que advertir que
esta propuesta presupone que los elementos del generador distintos de los módulos (cables, canaletas,
cajas de conexión, etc.) están elegidos y dispuestos con el mayor cuidado (cables de doble aislamiento
o discurriendo por zanjas separadas, cajas con grado de protección IP $ 5.4, etc.).
Finalizaremos este punto insistiendo en la relación inversa entre el tamaño del generador y el valor
de la resistencia de aislamiento que indica su estado saludable. En efecto, cuanto menor es el generador,
menor es el número N de los módulos que lo componen y, en consecuencia (ecuación (7), mayor es la
resistencia de aislamiento que debe ofrecer. Siguiendo con los módulos del ejemplo anterior, un generador
de 5 kW estaría constituido por 25 módulos cuya resistencia de aislamiento sería RISO,N . 1 MS, lo que,
considerando el resto de los elementos de la instalación, llevaría a la condición RISO $ 330 kS, como
indicativa de buen funcionamiento.
Como todo lo que supone esfuerzo adquirir, las prácticas de ingeniería tienden a conservarse a través
de las evoluciones del mercado. Cinco kilovatios es un valor razonablemente representativo de lo que se
hacía hace tan sólo unos pocos años, y los umbrales de RISO en torno a los 300 kS tienden a mantenerse
en la actualidad, por más que el panorama fotovoltaico haya crecido en diversidad. Así, no es extraño que
con alguna frecuencia se dé el caso de inversores asociados a generadores relativamente grandes que
activan la alarma de aislamiento sin razón real. Simplemente, su umbral de disparo está ajustado para
generadores más pequeños. Naturalmente, el paso de los años irá envejeciendo los módulos y, en
consecuencia, disminuyendo la actual resistencia de aislamiento del generador, por lo que es de prever
que la frecuencia de esas alarmas injustificadas crezca con el tiempo.
llamado PE, de "Protective Earthing") que une esas masas con el electrodo de tierra que se ubica en algún
lugar del edificio.
La figura 8 presenta un ejemplo correspondiente a una instalación monofásica: un primer fallo de
aislamiento en la fase de la instalación receptora (debido, por ejemplo, a un hilillo de un cable que esté
en contacto con el chasis de la lavadora), provoca el cierre de una corriente de defecto a través del hilo
PE. Esta corriente circula por la fase pero no por el neutro. El disyuntor diferencial detecta esa corriente
diferencial y desconecta la alimentación cuando supera un cierto umbral, IUMBRAL. Hay que tener en cuenta
que IUMBRAL = VLIM /RT cuando se trata simplemente de proporcionar protección frente al contacto
indirecto, e IUMBRAL = ILIM cuando, además, se desea proteger frente al contacto directo; es oportuno
señalar que el valor de ILIM para la corriente alterna es de 30 mA.
Fig. 8. Fallo de aislamiento en una instalación doméstica TT y dotada de interruptor diferencial. Las letras L, N y
PE representan los tres hilos que llegan a un electrodoméstico. El primer fallo (en este caso la unión accidental de
una fase con el chasis) provoca la circulación de una corriente por la fase, pero no por el neutro. El interruptor
diferencial corta la alimentación cuando esa corriente diferencial supera un cierto umbral.
El mismo Reglamento de Baja Tensión también contempla el caso de los sistemas de distribución
IT. La primera letra indica que el neutro de la alimentación está aislado de tierra y la segunda, otra vez,
que las masas de los receptores están directamente ligados a ella. Para estos sistemas, dice que: "En caso
de que exista un sólo defecto a masa o a tierra, la corriente de fallo es de poca intensidad y no es
imperativo el corte. Sin embargo, se deben tomar medidas para evitar cualquier peligro en caso de
aparición de dos fallos simultáneos". También dice que "debe ser satisfecha la condición siguiente:
donde IF1 es la corriente de defecto en caso de un primer defecto franco de baja impedancia entre un
conductor de fase y una masa".
Las discrepancias encuentran acomodo a la hora de decidir cuál debe ser la reacción frente al evento
de un primer fallo de aislamiento en un generador flotante. En un extremo, hay quien piensa que llega con
dar aviso, manteniendo el sistema en funcionamiento. En el otro, hay quien aboga por la eliminación
automática de la tensión del generador, y por el medio hay quien piensa que, sin llegar a eliminar su
tensión, se debe parar la producción de energía, para que la consecuente pérdida económica actúe de
acicate sobre los responsables del mantenimiento del sistema.
16 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Avisos
La mayoría de las veces es posible restringir el acceso de las personas al generador (lugares vallados,
tejados, etc.). Entonces, la detección de un primer fallo de aislamiento puede ir seguida de algún
procedimiento simple que conduzca a reparar la avería y, mientras tanto, a mantener alejadas del
generador a las personas ajenas a la reparación. La única operación automática exigible es avisar del fallo.
(El RBT dice: "Si se ha previsto un controlador permanente de primer defecto para indicar la aparición
de un primer defecto de una parte activa a masa o a tierra, debe activar una señal acústica o visual"). El
comportamiento responsable de los encargados de la operación del sistema (operarios, vigilantes,
propietarios, etc.) es crucial tanto para que la reparación se efectúe con prontitud como para mantener
alejadas a las personas.
Es aquí donde surgen las discusiones, entre los partidarios de limitarse a dar aviso en caso de primer
fallo y los partidarios de parar la producción de energía, para estimular la prontitud en la reparación. La
SEGURIDAD EN LAS INSTALACIONES FV. (PARTE 2) 17
mayoría de los inversores actuales se limitan a dar aviso (quizá porque es lo más sencillo y barato) y que
hasta la fecha no hay noticias de que se hayan derivado daños personales de consideración a pesar de que
la potencia fotovoltaica instalada en el mundo supera los 2 GW. Es más, la práctica totalidad de los casos
que conocemos en los que se han activado alarmas por primer defecto han sido causadas por
condensación matinal sobre la superficie de los módulos, combinada con umbrales de detección
excesivamente elevados (generadores relativamente grandes y valores de RISO muy superiores a los 10 kS
discutidos en al apartado anterior). En estos casos, el aislamiento se repone solo, después de un par de
horas de sol, y no hay razón justificada para parar la producción en ningún momento. No habrá que
insistir en que un generador parado y en circuito abierto conlleva la misma peligrosidad que uno en
funcionamiento.
Doble aislamiento
Otra alternativa, también compatible con los dictados del REBT, consiste en realizar la totalidad de
la instalación de tal manera que toda ella resulte compatible con el concepto de doble aislamiento, o clase
II. Esto obliga para que nunca pueda producirse un fallo de aislamiento, a que en todas las partes de la
instalación (módulos, cajas, cables, inversor, etc.) el aislamiento sea doble o reforzado. Las medidas
concretas para lograrlo están descritas en la norma UNE 20.460-4-41 y son, en general, difíciles y caras
de conseguir. Por ello, su aplicación en la práctica se restringe a sistemas domésticos de baja potencia
(digamos, inferior a 5 kW). Importa señalar que la mayoría de los actuales módulos fotovoltaicos superan
con éxito las pruebas exigidas para ser considerados como equipos de clase II.
El lector debe saber que cuando una instalación se ajusta al concepto de doble aislamiento la
protección frente al contacto indirecto no exige, en todo rigor, que sus masas metálicas estén puestas a
tierra; aunque sí puede exigirlo la protección frente al impacto directo de rayos. Y también debe saber que
no llevar a tierra las masas del generador puede ofrecer alguna ventaja en términos de protección frente
a las sobretensiones causadas por rayos remotos.
La capacidad parásita
Un generador fotovoltaico representa una capacidad distribuida respecto a tierra (la parte activa y
la tierra son las armaduras del condensador). Todo lo dicho hasta aquí en relación con el aislamiento de
un generador flotante corresponde al funcionamiento en régimen permanente del que hemos dicho que
"al ser la red de continua, el componente capacitivo presenta una impedancia infinita, siendo la resistencia
el único componente por el que puede circular la corriente de fuga en caso de un primer defecto". Sin
embargo, lo cierto es que el contacto induce también la descarga de esa capacidad, originando una
corriente transitoria de fuga, adicional a la considerada hasta aquí, con el consiguiente riesgo para las
personas.
Ahora bien, resulta que la duración de tal descarga es afortunadamente muy pequeña, típicamente
inferior a 1,5 ms, por lo que se necesitan tensiones superiores a los 1000 V para producir efectos
fisiológicos dolorosos, y superiores a los 3000 V para que exista riesgo importante de fibrilación.
Otras configuraciones
La configuración flotante resulta incompatible con algunas tecnologías fotovoltaicas. Por ejemplo,
es el caso de las células de silicio que presentan la peculiaridad de que sus dos contactos, positivo y
negativo, están en su cara posterior. Conocidas en el mundillo fotovoltaico como "células Sunpower", en
atención a la primera empresa que las fabricó industrialmente, son particularmente eficientes; pero cuando
operan a tensiones positivas respecto a la tierra desarrollan un fenómeno espurio que reduce su eficiencia.
18 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Para evitarlo, se puede recurrir a llevar a tierra el polo positivo de los generadores [1], asegurando así que
todas las células están siempre a tensiones negativas respecto a la tierra. También existen tecnologías con
las que, por presentar fenómenos espurios cuando operan con tensiones negativas respecto a ésta, interesa
trabajar con el polo negativo puesto a tierra.
En otro orden de cosas, cuando se utilizan tensiones de operación en DC muy elevadas (superiores
a 1000 V) no debe permitirse que el generador "flote" en tensión, porque los vaivenes inherentes a esta
situación [2] pueden hacer que en algún momento aparezcan tensiones entre tierra y algún punto del
generador (es decir, entre el marco de los módulos fotovoltaicos y alguna de sus células) superiores a las
que pueden soportar los módulos fotovoltaicos, normalmente limitadas a 1000 V, como aparece con
frecuencia en la letra pequeña de la información relativa a su garantía. Estos casos son hoy poco
frecuentes, pero pueden llegar a serlo más en el futuro, asociados a generadores de potencia unitaria
próxima a 1 MW. Pues bien, en ellos se debe "anclar" la tensión del punto medio del generador,
garantizando así que la tensión entre las células y el marco es, en cualquier circunstancia, inferior a la
mitad de la de circuito abierto del generador.
El RBT contempla dos maneras de llevar a tierra una instalación, respectivamente denominadas TT
y TN. La primera letra indica que la parte activa de la instalación está ligada a la tierra, a través de un
electrodo que se llama "tierra de servicio". La segunda letra indica que las masas de la instalación también
están ligadas a la tierra, ahora a través de un electrodo que se llama "tierra de protección". Ahora bien,
cuando la segunda letra es una "T" las tierras de servicio y de protección son diferentes, mientras que
cuando esa letra es una "N", ambas son la misma. La figura 9, representa las dos situaciones para un
sistema con el polo negativo puesto a tierra.
Fig. 9. Configuraciones puestas a tierra: TT (la parte activa y las masas utilizan electrodos diferentes) y TN (la parte
activa y las masas utilizan el mismo electrodo).
[1]
Con esta tecnología en concreto, y comoquiera que el desarrollo del fenómeno espurio es francamente lento )tarda más
bien semanas que días en manifestarse), también es posible mantener la configuración flotante durante el día, a
condición de imponer durante la noche al generador una tensión negativa respecto a tierra, capaz de revertir el
fenómeno que se haya producido durante el día.
[2]
En situaciones normales, la tensión de un generador flotante se acomoda de tal manera que su punto medio queda
aproximadamente a la tensión de tierra, pero son muchas las circunstancias (vientos fuertes, tormentas, etc.) en
las que esto no es así, y en las que el acomodo de tensiones acontece de forma muy diferente.
SEGURIDAD EN LAS INSTALACIONES FV. (PARTE 2) 19
Interesa mucho advertir que, por ser la puesta a tierra un camino franco para la corriente, un primer
fallo de aislamiento en estas configuraciones puede dar origen a corrientes de fuga tan grandes como la
propia del generador. Por convenio, se acepta que esta corriente puede llegar a ser tan alta como 1,25
veces la corriente de cortocircuito en CEM (esto puede ocurrir en circunstancias extraordinarias de mucha
insolación).
Ahora bien, el riesgo derivado de una fuga es mucho mayor en los sistemas TT que en los TN. En
efecto, mientras que en los primeros la corriente de fuga (en línea de puntos en la figura 9) se cierra a
través de los electrodos de tierra, en los segundos lo hace a través del cable de conexión de las masas al
electrodo de tierra, sin que circule a través de este último. Por ello, las masas en los sistemas TT pueden
adquirir una tensión respecto a tierra igual al producto 1,25 I *SC RTP que, como se vio anteriormente, puede
fácilmente superar el valor límite de seguridad, haciendo que un eventual contacto indirecto fuese muy
peligroso. Entonces, habría que recurrir a eliminar inmediatamente la tensión del generador, lo que ya
sabemos que es una operación difícil, costosa y, como tal, a evitar. Sin embargo, en los sistemas TT, al
no circular corriente por el electrodo de tierra, la tensión de las masas siempre es nula, por lo que esta
configuración resulta intrínsecamente segura frente al contacto indirecto. De ahí que la configuración TN
resulte siempre preferible a la TT, y la única que, en adelante, consideraremos aquí.
La figura 10 muestra el caso de una configuración TN con el punto medio del generador puesto a
tierra, y en cuyo cable de conexión se ha intercalado una resistencia destinada a medir la corriente de fuga
(por ejemplo, un "shunt" de aproximadamente 0,1 S). En efecto, la observación de la caída de tensión en
ella proporciona un medio sencillo de vigilar permanentemente el estado de aislamiento del generador.
Obviamente, esta resistencia se puede intercalar también cuando el punto del generador que se lleva a la
tierra es el polo positivo o el negativo.
Fig. 10. Configuración TN con el punto intermedio del generador puesto a tierra.
La resistencia RM se ha intercalado para medir permanentemente la corriente de
fuga, vigilando así el estado de aislamiento del generador.
Sin embargo, estas ventajas de la separación galvánica lo son normalmente al precio de incluir un
trasformador a la salida del inversor, y tal transformador, además de añadir precio y peso, va en detrimento
de la eficiencia del inversor. No está de más mencionar que existen otras técnicas de separación galvánica,
basadas en la inclusión de un transformador de alta frecuencia en una primera etapa de conversión DC/DC.
Comoquiera que sea, lo cierto es que la ausencia de problemas en las redes que ya reciben electricidad
fotovoltaica, juntamente con la normal evolución tecnológica de los propios inversores, ha ido abriendo
brecha en la reglamentación, a favor de la no exigencia de la separación galvánica, y es tendencia que
probablemente se mantendrá, en particular en el caso de instalaciones relativamente pequeñas asociadas
a viviendas.
Es muy importante entender que cuando no hay separación galvánica la configuración del generador
fotovoltaico, en su condición de puesta a tierra, viene automáticamente impuesta por el estado del neutro
de la red eléctrica. En consecuencia, no está permitida la puesta a tierra de ninguno de los polos DC del
generador. Es la red eléctrica y no el proyectista fotovoltaico quien determina si la configuración del
generador es asimilable a los conceptos IT, TT o TN y, en base a ello, quien impone los criterios de
protección contra el choque eléctrico que se deben aplicar.
La situación más normal es que el neutro de la red esté puesto a tierra en el centro de transformación
MT/BT. Entonces, un primer fallo de aislamiento en el generador fotovoltaico se traduce en una corriente
de fuga que circula a través de las puestas a tierra del generador y del neutro (figura 11). Interesa observar
dos cosas:
– Que la situación de fallo de aislamiento en el generador se traduce en un desequilibrio de corriente
en la salida del inversor.
– Que la separación entre generador e inversor impide que pueda circular la corriente de fuga,
eliminando así el peligro asociado a ella. En otras palabras, esta separación convierte al generador
en uno de configuración flotante que, como ya sabemos, es intrínsecamente seguro frente a un
primer fallo de aislamiento.
Así pues, un disyuntor diferencial ubicado en la salida del inversor proporciona una adecuada
protección frente al contacto indirecto.
Fig. 11. Fallo de aislamiento en una instalación fotovoltaica cuyo inversor no tiene trasformador de separación
galvánica. El fallo se traduce en un desequilibrio de corriente a la salida del inversor. La actuación del disyuntor
convierte al generador en uno de configuración flotante, intrínsecamente seguro frente al primer fallo de aislamiento.
Por simplicidad, la figura presenta el caso de un inversor monofásico, pero su mensaje es igualmente aplicable a
uno trifásico.
La figura 13 muestra cómo la unión de los dos circuitos de masas en uno sólo, mediante un simple
cable que una las dos tierras, elimina los riesgos de contacto indirecto. Ahora, un primer defecto convierte
a esta instalación en una de tipo TN, que es intrínsecamente segura frente al contacto indirecto. La
conclusión es clara: una única red de masas proporciona más seguridad y, en consecuencia, debe ser
siempre la opción preferida.
7.2 Sobrecorrientes
que, para una caída de tensión de un 1,5 % conduce a una sección de 8,8 mm². La sección comercial
inmediatamente superior es 10 mm², y resulta que la corriente máxima admisible para ella es, en el peor
de los casos (cable aislado con policloruro de vinilo), de 44 A.
Pues bien, cuando se trata de instalaciones fotovoltaicas, aunque este precepto resulte de obligada
aplicación tan sólo al cable que une la salida del inversor con el punto de conexión, es recomendable
considerar su aplicación también a los cables que enlazan el generador fotovoltaico con el inversor. No
obstante, cuando la tensión de operación es baja y la corriente alta, limitar la caída de tensión al 1,5 %
conduce a cables excesivamente gruesos. Entonces, conviene relajar el criterio permitiendo que la caída
de tensión entre el módulo más remoto y la entrada del inversor llegue al 3 %, e incluso al 5 % en los
casos más extremos, siempre que la sección elegida cumpla con la normativa vigente.
Fig. 14. Cortocircuitos en instalaciones convencionales (izquierda) y con generadores fotovoltaicos (derecha). En
los primeros la corriente de fuga puede crecer mucho y hay que instalar un fusible para evitarlo; en los segundos
no es necesario.
Respecto al cable, hay que considerar el límite admisible para la corriente que puede circular por él.
A modo de ejemplo, supongamos que por cada rama circula una corriente de operación de 10 A (esta
corriente puede suponerse igual a la de la corriente de cortocircuito en CEM) y que el cable correspondiente
es de cobre y de 6 mm² de sección, para el que la corriente máxima admisible para ella es de 90 A. En
términos de seguridad eléctrica, esto indica que el cable podría soportar la corriente inversa generada hasta
por 9 ramas del generador, no teniendo que tomar medidas de protección más que para generadores con
más de 10 ramas en paralelo.
Sin embargo, ocurre que el módulo fotovoltaico por el que también circula la corriente de fuga en
este ejemplo puede sufrir daños cuando lo atraviesa una corriente inversa superior en más de tres veces
al valor de la de cortocircuito en CEM. Así pues, este riesgo existe siempre que un generador está formado
por más de 3 ramas en paralelo, y la solución más simple para contrarrestar este riesgo es intercalar en
cada rama un fusible tarado entre 1,25 y 2 veces ese valor.
Aunque en rigor en muchos casos sea suficiente con intercalar un fusible en sólo uno de los extremos
de cada rama, resulta altamente recomendable intercalar siempre uno en cada extremo, puesto que la
simple apertura de ambos fusibles, que resulta muy fácil utilizando portafusibles adecuados, aísla
totalmente la correspondiente rama del resto del generador, y tal aislamiento resulta de mucha utilidad en
algunas tareas propias del mantenimiento: sustitución de un módulo averiado, localización de fallos de
24 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
aislamiento, etc. La figura 16 representa este esquema. Hay que advertir que la apertura de fusibles no
debe realizarse más que después de comprobar que no hay corriente circulando por ellos. De otro modo,
pueden cebarse arcos eléctricos que pueden llegar a resultar muy dañinos para la instalación.
Al inicio de este capítulo, la figura 2 presentó un caso real de una caja de conexión criticable por la
disposición física de sus elementos, en la medida en la que resulta peligrosa para el personal de
mantenimiento. Sin embargo, el mismo caso puede servir ahora como ejemplo a seguir en lo que a
dotación de fusibles se refiere: en efecto, la caja es una donde se efectúa precisamente el paralelo de las
ramas de un generador y en ella se han instalado dos fusibles por rama, tal y como se recomienda aquí.
Fig. 17. Daños en módulos fotovoltaicos causados por una corriente inversa superior a tres veces su corriente de
cortocircuito.
Dos párrafos más arriba, la frase "Aunque en rigor en muchos casos sea suficiente con intercalar un
fusible en sólo uno de los extremos de cada rama" sirvió para soslayar la cuestión de cuántos fusibles es
obligatorio instalar. Tratarla con más detalle exige considerar el impacto que en la probabilidad de fallos
tienen tanto la configuración del generador como la cualidad de su aislamiento con respecto a tierra: simple
o doble. La figura 18 presenta un diagrama de decisión, inspirado en el borrador de una norma CEI en curso
de elaboración. Enseña que en caso de generadores flotantes y dotados de doble aislamiento respecto a tierra,
un solo fusible es suficiente, puesto que en este tipo de instalaciones no es de prever que se desarrollen más
fallos que en el interior de las cajas de conexión, sin llegar nunca a la situación de doble fallo.
SEGURIDAD EN LAS INSTALACIONES FV. (PARTE 2) 25
Pues bien, resulta que esta práctica se ha extendido sin más al mundillo de los generadores
fotovoltaicos conectados a la red, haciendo que sea frecuente encontrarse con cadenas de fusibles que
recuerdan a las de las instalaciones convencionales. La figura 20 presenta un caso así: existen fusibles en
las ramas, otros mayores en las cajas de paralelos del generador y otro aun mayor para el conjunto de éste.
Sin embargo, el hecho de que la corriente de fallo sea sustancialmente igual a la de operación normal hace
que todos los fusibles adicionales a los que protegen directamente las ramas del generador, sean
simplemente innecesarios. Se puede argüir que cabe conferirles utilidad para el mantenimiento, en la
medida en la que permiten aislar zonas del generador, pero también argumentar que tal utilidad deriva no
tanto del fusible en sí como del portafusibles que permite su extracción, por lo que lo mismo puede
lograrse manteniendo el portafusibles y sustituyendo el fusible por un simple y más barato cortocircuito
(por ejemplo, un trozo de tubería de cobre de parecida dimensión).
26 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Fig. 20. Cadena de fusibles en un generador fotovoltaico conectado a un inversor. La corriente de fallo es ahora del
orden de la de operación, lo que hace que los fusibles asociados a los sucesivos paralelos de ramas sean
innecesarios. Por ello han sido marcados con línea de puntos.
De nuevo, hay que advertir que la apertura de fusibles no debe realizarse más que después de
comprobar que no hay corriente circulando por ellos. Esta advertencia resulta aquí particularmente
pertinente, porque la corriente que circula por estos fusibles tildados de innecesarios es normalmente
elevada (del orden de las decenas de amperios), haciendo que también lo sea la tendencia a que se ceben
arcos eléctricos. En la figura 21 se enseñan los desperfectos ocasionados en un generador fotovoltaico por
la apertura en carga de un fusible de 30 A (para freno de deslenguados, conviene aclarar que el
responsable fue este autor). De hecho, de seguir las recomendaciones que figuran en el borrador de la
norma CEI mencionada en el apartado anterior, las cajas de paralelos deberían contar con algún
dispositivo de desconexión que permita cortar la corriente de carga. Y ello haría definitivamente
innecesarios a los fusibles que nos ocupan, ya no sólo por razones ligadas a la protección frente a la
sobrecorriente sino también por las ligadas a la operación y mantenimiento.
Fig. 21. Desperfectos ocasionados en un generador fotovoltaico por la apertura en carga de un fusible por el que
circulaban 30 A.
SEGURIDAD EN LAS INSTALACIONES FV. (PARTE 2) 27
(a) (b)
Fig. 22. Protección frente a la sobrecorriente de instalaciones con batería: (a) Con un sólo fusible para los circuitos
de generación y consumo. (b) Con fusibles independientes.
En el caso de optar por la alternativa de un único fusible, que resulta particularmente atractiva en
sistemas de pequeña potencia, como los denominados SHS (del inglés "Solar Home Systems"), que con
quizá más de dos millones de instalaciones funcionando actualmente en el mundo constituyen la punta de
lanza de la electrificación rural, hay que tener muy presente que la actuación del fusible hace que la carga
quede directamente conectada al generador, perdiendo con ello el beneficio de regulación de la tensión
de operación que aporta la batería. Así, es posible que la carga se vea sometida a tensiones tan altas como
la de circuito abierto del generador. No habrá que insistir, por tanto, en que la opción por un único fusible
debe ir acompañada inexcusablemente con la exigencia de que la carga esté protegida frente a la
eventualidad de conexión a la tensión de circuito abierto del generador (tal protección exige simplemente
que los equipos que constituyen la carga no resulten dañados, pero no que funcionen con normalidad a
esa tensión).
En caso de robo, si el ladrón recurre al método de cortar con tijera, navaja o alicate el cable que une
el generador a la batería, provoca, aunque sea inconsciente, un cortocircuito franco en el circuito de
generación. Se han dado casos en los que la ausencia de protección frente a estos cortocircuitos por causa
de robo, que obviamente ocurren cuando el dueño de la casa está ausente, originó no sólo desperfectos
muy serios en las propias instalaciones eléctricas sino incluso incendios en las viviendas asaltadas. Son
ejemplos tristes, que ponen de manifiesto la necesidad de considerar adecuadamente el asunto de las
protecciones, incluso en sistemas de apariencia tan humilde como un SHS.
28 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
7.3 Sobretensiones
Al final del siglo XIX comenzó el proceso de expansión de las redes eléctricas y rápidamente se
observó que los equipos eléctricos resultaban dañados por las tormentas, no sólo a causa del impacto
directo de rayos cercanos, sino también a consecuencia de sobretensiones originadas por rayos remotos.
Para evitarlo se desarrollaron de forma inmediata equipos )como las llamadas “vías de chispas”) y
técnicas de instalación adecuadas para proteger a los receptores eléctricos y mejorar la seguridad del
suministro. Fue por esa misma época cuando se comprendió la relación entre la magnitud de tales
sobretensiones y el área encerrada por los lazos de corriente que inevitablemente se forman entre los
conductores de las redes de transporte y distribución. A modo de curiosidad, la figura 23 muestra una de
las formas que las redes de transporte utilizan como protección frente a las sobretensiones: consiste en
intercambiar en algunos puntos las fases del tendido, para invertir el sentido de los lazos de corriente. Así,
la sobretensión que se genera en uno de los lazos (el que queda a la derecha del punto de intercambio) se
compensa con otra de signo contrario que se genera en el otro (el que queda a la derecha del punto de
intercambio). El lector no debe preocuparse si no comprende bien esta inversión de lazos.
Fig. 23. Intercambio de fases en un punto de la red de transporte, como medio de protección frente a las
sobretensiones inducidas por rayos.
Acoplamiento galvánico
Se dice tal cuando el rayo de una tormenta eléctrica consigue superar la resistencia del aislamiento entre
la parte activa y las masas del generador, de tal forma que parte de su corriente circula por los propios
equipos de la instalación fotovoltaica (módulos, inversor, batería, etc.), provocando todo tipo de daños por
exceso de calentamiento. En términos más coloquiales esto es lo que se llama un impacto directo de rayo.
Para protegerse frente a esta eventualidad, el proyectista fotovoltaico debe buscar que la resistencia
de la puesta a tierra no sea superior a 10 S. Entonces, la corriente del rayo encontrará un camino más
cómodo a través de la propia red de masas y de la puesta a tierra. Con esta prevención, no es generalmente
necesario instalar pararrayos para la protección del generador.
En general, la conveniencia de instalar o no un pararrayos se evalúa estimando y comparando dos
parámetros: el riesgo admisible con la frecuencia esperada de recibir impactos directos de rayo. El primero
depende del valor de lo que se pretende proteger, tanto en términos económicos como en términos de las
consecuencias que puedan derivarse de su destrucción por el rayo. El segundo depende de la región donde
se encuentra, de la superficie expuesta y de las características de su entorno. Quién desee adentrarse en
los detalles de los correspondientes cálculos puede consultar el Código Técnico de la Edificación [3], o
alguna publicación especializada [4].
Aquí nos limitaremos a señalar que la instalación de un pararrayos no se justifica normalmente por
un generador fotovoltaico en sí mismo, pero si que puede justificarse por otros equipamientos o
circunstancias asociados a él; por ejemplo, cuando se trata de alimentar equipos de telecomunicación a
los que se exija mucha fiabilidad, o cuando se trata de generadores conectados a la red y ubicados en
tejados de edificios que, por una u otra razón deban disponer de pararrayos (por ejemplo, el CTE impone
pararrayos en cualquier edificio cuya altura sea superior a 43 m, o en los que se manipulen sustancias
tóxicas, radioactivas, altamente inflamables o explosivas).
Entonces, el proyectista fotovoltaico debe considerar dos cuestiones. La primera es ver si el
generador fotovoltaico puede ubicarse en la zona de protección del pararrayos, tal y como indica la figura
24. Obviamente, si el generador cabe físicamente en esta zona, convendrá aprovechar la protección. La
segunda es atender a la distancia que separa las partes metálicas de la instalación fotovoltaica y de la
instalación del pararrayos: con independencia de si el generador se ubica o no en la zona de protección,
esta distancia debe ser suficientemente grande como para evitar que en caso de caída de rayo por el
pararrayos se generen sobretensiones peligrosas para los equipos fotovoltaicos.
Fig. 24. Zona protegida por un dispositivo de captación de rayos. Obviamente, el generador fotovoltaico estará más
seguro si puede ubicarse en ella.
[3]
CTE, Sección SU 8: “Seguridad frente al riesgo causado por la acción del rayo”. (Accesible en www.codigotecnico.org).
[4]
H. Becker et al. “Lightning and Overvoltage Protection in Protection in Photovoltaic and Solar Thermal Systems”,
Comisión Europea, Dirección General de Energía y Transporte (2000).
30 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Acoplamiento inductivo
La figura 25 muestra lo que ocurre cuando cae un rayo en la vecindad de un generador fotovoltaico:
la corriente del rayo induce un campo magnético en la zona circundante; el generador fotovoltaico
representa un circuito en forma de lazo cuya superficie encerrada resulta atravesada por el campo inducido;
la corriente del rayo, y con ella el campo magnético, varían fuertemente en el tiempo; la variación del
campo que atraviesa el lazo crea una fuerza electromotriz, f.e.m, distribuida a través de él; y esta f.e.m. hace
que si el lazo está cerrado circule corriente por él, mientras que si está abierto aparezca un voltaje entre sus
extremos, cuyo valor es directamente proporcional a la derivada temporal de la corriente, que ya sabemos
elevadísima, a la distancia entre el rayo y el generador y al área de la superficie encerrada por el lazo. Este
voltaje dura tan poco como el rayo, pero, de no tomar ninguna precaución, puede alcanzar algunos
kilovoltios, con el consiguiente riesgo de daño para el inversor, e incluso para los diodos de paso y las
células solares del generador fotovoltaico. De ahí lo apropiado de la denominación "sobretensión".
En las instalaciones reales pueden formarse lazos propensos a las sobretensiones no sólo entre los
conductores DC del generador, sino también entre los conductores AC de la red, e incluso entre
conductores activos y otras partes de la instalación, como la línea de puesta a tierra (figura 26).
Para hacerse una idea, un rayo genera sobretensiones en un radio de 1 kilómetro alrededor de su
punto de impacto (algunos son más fuertes y su efecto llega a varios kilómetros); en la mayoría de las
regiones caen al año entre 2 y 4 rayos por km², de los que un 25 % superan la condición dI/dt $ 50 kA/:s.
De estas cifras se deduce con facilidad que en 1 km a la redonda de un sistema fotovoltaico caerán
entre 6 y 12 rayos por año, de los que entre 1 y 3 serán potencialmente peligrosos para la instalación.
Obviamente, ni la corriente del rayo ni la distancia a la que cae son parámetros controlables por el
proyectista fotovoltaico. Lo que sí puede, y debe, hacer éste es disponer los cables de tal forma que el área
encerrada por los bucles que se puedan formar en el generador sea mínima. En la mayoría de los casos,
la traducción a la práctica de esta recomendación es tan sencilla como hacer que los cables activos y la
línea de tierra discurran por las mismas zanjas.
Se debe resaltar que los daños ocasionados por las sobretensiones se deben siempre a fallos de
aislamiento, y que éstos no se entienden únicamente entre las partes activas de la instalación sino también
entre las mismas y sus aledaños, en particular, la tierra. Por tanto, la idea que presida la protección frente
a las sobretensiones es ecualizar el potencial de los diferentes elementos de la instalación, de modo que
en el momento de la sobretensión todos adquieran un potencial lo más común posible, evitando así los
atentados contra la capacidad de aislamiento.
De todo ello derivan dos importantísimas reglas prácticas:
– La primera es conectar tanto como sea posible todos los elementos susceptibles de conducir
electricidad (estructuras de soporte, tuberías metálicas, armaduras de los edificios, líneas de tierra,
etc.) a un único potencial. El lector avisado sabrá traducir esto en trucos como utilizar una única
tierra (argumento que refuerza lo que ya se dijo en el apartado 3.6), conectar a ella absolutamente
todas las patas de las estructuras de soporte y todas las carcasas metálicas, disponer líneas de
tierra a lo largo de todas las zanjas de cables, etc. Además, la resistencia de la puesta a tierra debe
ser pequeña. De nuevo, el valor de 10 S como límite máximo resulta altamente recomendable.
– La segunda regla hace referencia a los conductores activos que, obviamente, no se pueden
conectar directamente a ese único potencial, porque entonces resultarían cortocircuitados, sino
a través de los llamados "descargadores o limitadores de sobretensiones".
Descargadores de sobretensiones
Conviene primero clarificar que las normas distinguen entre descargadores clase B, capaces de
derivar a tierra corrientes producidas por descargas directas de rayos, y descargadores clase C, capaces
solamente de limitar las sobretensiones debidas a las descargas de rayos remotos, conmutaciones de la red,
etc. Pues bien, aquí estamos considerando únicamente a estos últimos, puesto que los otros no son
generalmente necesarios en sistemas fotovoltaicos.
El funcionamiento de estos descargadores es tal que mientras los voltajes se mantienen en su rango
de operación normal presentan una resistencia eléctrica muy elevada, pero cuando aparece una
sobretensión (voltaje por encima de un cierto umbral), estos dispositivos se comportan como si se
produjese un breve cortocircuito. Comoquiera que la sobretensión no suele durar más que unos pocos
microsegundos, la operación normal de la instalación así protegida no se ve afectada por dichos
cortocircuitos temporales.
Estos descargadores deben utilizarse siempre que la potencia del generador fotovoltaico sea mayor
de 500 W, siempre que el generador fotovoltaico esté protegido por un pararrayos, o cuando se trata de
cargas críticas (por ejemplo, repetidores de telecomunicación, bombas de agua, centros de salud, etc.). Los
requisitos que deben cumplir son:
– Tensión máxima de operación continuada mayor que 1,25 V *OC .
32 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
Fig. 27. Disposición de descargadores a tierra adecuado para situaciones aisladas: (a) normal (b) redundante.
Instalación de descargadores
A la hora de pensar en la instalación de un descargador hay que fijarse bien en los cables. Lo que
vulgarmente entendemos por cable es un simple camino por el que pasa la corriente, y por eso lo
representamos con una simple raya entre dos puntos, que parece indicar que lo que hay en un extremo del
cable es en todo igual a lo que hay en el otro. Pero si profundizamos un poco más en el entendimiento de
un cable, le asociamos una resistencia, y también una capacidad y una inductancia, tildando a las tres con
el adjetivo de parásitas, para significar que lo que se deriva de ellas representa un inconveniente.
[5]
Este apartado trata únicamente de descargadores clase C, que son los únicos que normalmente tienen presencia en los
generadores fotovoltaicos. No obstante, puede tener algún interés mencionar que entre los descargadores clase B
figuran las llamadas “vías de chispas”, en las que la propia tensión de operación en DC, por no pasar por cero, tiende
a mantener entre sus puntas la ionización del aire, o gas, que se produce como respuesta a la sobretensión. Por esta
razón, el uso de estas vías de chispas está siempre desaconsejado en corriente continua.
SEGURIDAD EN LAS INSTALACIONES FV. (PARTE 2) 33
Ya hemos visto con anterioridad que la resistencia depende del material, de la longitud y de la
sección, que es responsable de las caídas de tensión, y que nos preocupa hasta el punto de establecer un
criterio para limitar estas últimas.
La capacidad no tiene efectos significativos en circuitos que, como los generadores fotovoltaicos,
operan en corriente continua [6], por lo que no nos preocuparemos más de ella.
La inductancia, L, también depende del material, de la longitud y de la sección, y debe preocuparnos
cuando se trata de rayos y sobretensiones, porque en ella se inducen tensiones de magnitud L dI/dt (esta
vez, la corriente a considerar es la que circula por el descargador y por el cable en el momento de la
sobretensión).
Así, cuando se protege un equipo mediante un descargador, la sobretensión que realmente soporta
el equipo es la suma del límite que impone el descargador (1,1 kV, según vimos más arriba) más las
sobretensiones que pueden aparecer en los cables que lo enlazan con el equipo y con la tierra. En otras
palabras, los cables van en detrimento de la protección, y de ahí el intento de que sean cuanto más cortos
mejor. De esto derivan algunas recomendaciones prácticas:
– Instalar los descargadores lo más cerca posible del equipo a proteger.
– Instalar los descargadores del lado del equipo a proteger de cualquier dispositivo de conmutación
que exista. Esto es para que la actuación del conmutador no conlleve la desprotección del equipo.
– Para proteger generadores fotovoltaicos, instalar los descargadores en las cajas de conexión donde
se realiza el paralelo de las ramas que conforman el generador, y procurar que la distancia entre
esa caja y el generador sea inferior a 15 m.
– Si se trata de edificios, la caja de conexión del generador fotovoltaico puede estar situada en el
exterior o en el interior. Pero en este último caso hay que procurar ubicarla lo más cerca posible
de la entrada de los cables al edificio.
– Los cables que enlazan el descargador con los polos del generador y con la línea principal de
puesta a tierra deben ser lo más cortos posible (nunca mayores de 1 m), ser de cobre y tener una
sección igual o superior a 6 mm².
– Cuando la distancia entre la caja de conexión del generador y el inversor sea superior a 20 m, es
necesario instalar descargadores en ambos lados del cable, unos para la protección del generador
y otros para la del inversor.
– Cuando los inversores (o el equipo que sea al que se conecta el generador fotovoltaico)
incorporen descargadores en su entrada (que es práctica frecuente en el mercado actual) y la
distancia entre el inversor y la caja de conexión del generador sea inferior a 20 m, no es necesario
instalar descargadores en esta última.
[6]
En circuitos de corriente alterna esta capacidad representa un camino para las corrientes de fuga a tierra, tanto mayor
cuanto mayor es la longitud del cable. A partir de distancias de 500 m estas corrientes pueden ser tan significativas
como para que los circuitos correspondientes no puedan considerarse como aislados de la tierra. Por tal razón, los
sistemas de distribución en la red eléctrica convencional no responden prácticamente nunca al esquema IT: si el cable
que sale del neutro del transformador MT/BT tiene más de 500 m, no puede asegurarse que esté efectivamente aislado
de la tierra.
34 CURSO DE EXPERTO PROFESIONAL EN ENERGÍA FOTOVOLTAICA
fotovoltaicos se conectó a tierra en 11 de ellos, mientras que en el resto se mantuvo flotante. La figura 28
muestra los esquemas correspondientes, con la disposición de los descargadores de sobretensión. Es
interesante señalar que, en todo caso, el punto común de los descargadores ubicados en la caja de conexión
del generador se enlazó con el marco de éste.
Pues bien, durante los primeros años de operación cayó un rayo en la vecindad de los sistemas y
ocurrió que en aquellos con el marco a tierra hubo daños en 20 diodos de paso y 7 inversores, mientras
que en aquellos con el marco flotante no hubo que lamentar daño alguno. Con base en esta experiencia,
parece recomendable no conectar a tierra las masas metálicas del generador. Sin embargo, esto sólo puede
hacerse cuando no vaya en detrimento de la seguridad de las personas, lo que exige que, o bien el conjunto
de la instalación se ajuste al concepto de doble aislamiento, o bien que las masas del generador
fotovoltaico puedan considerarse inaccesibles. El RBT (ITC-BT-24, puntos 3.4 y 4.3) establece exigencias
concretas para esta consideración. Para dar una idea: un generador sobre tejado cuyas masas disten más
de 1,25 m de cualquier otra masa metálica que sí esté puesta a tierra puede considerarse así.
pequeños sistemas fotovoltaicos aislados. Los más comunes (quizá haya más de 2 millones funcionando
en la actualidad) están destinados a la alimentación de viviendas individuales y están constituidos por
potencias típicamente inferiores a 200 W. Son los llamados SHS (del inglés "Solar Home Systems").
Tanto el relativamente parco valor económico de los SHS, como la connotación peyorativa que, para
muchos, comporta el adjetivo rural hacen que sean muy pocas las veces que siquiera se considera la
protección de estos sistemas frente a los efectos de las descargas eléctricas, más allá de incorporar un
simple varistor a la entrada de los reguladores de carga como paliativo de posibles sobretensiones.
Y sin embargo, no sólo es posible que estos sistemas resulten afectados por descargas atmosféricas,
como pone de manifiesto la figura 29a y 29b, sino que también lo es que los daños alcancen a las personas.
Piénsese, por ejemplo, en lo que puede ocurrir en caso de derrame del ácido de una batería que resultase
destruida por una descarga si la batería estuviese sin más en el interior de una vivienda en la que, como es
normal en caso de tormenta, hubiese gente en ese momento. Precisamente para evitar una situación así es
preciso aislar la batería de las personas, y una forma de hacerlo es adosar un pequeño habitáculo a la
vivienda, tal como muestra la figura 29c. Esta forma (otra es encerrar la batería en un cajón) es
particularmente conveniente porque puede ser hecha por los propios usuarios (quienes normalmente
también han construido su casa, y por lo tanto tienen sobrada capacidad), fomentando así su participación.
Es un modo de fomentar lo que, en otros ámbitos, se conoce como "apropiación de la tecnología".
Fig. 29. (a) y (b) Daños causados por sobretensiones en SHS. (c) Caseta "adosada" a la vivienda para alojar la
batería y proteger así a las personas en caso de derrame de ácido.
Capítulo 1
La radiación solar
1.1 Conceptos preliminares.
1.2 Energía aprovechable. El problema de las sombras.
1.3 Seguimiento solar.
Capítulo 2
Componentes de los sistemas fotovoltaicos
2.1 Subsistema de generación.
2.2 Subsistema de regulación.
2.3 Subsistema de acumulación.
2.4 Subsistema de acondicionamiento de potencia.
Capítulo 3
Tipología y dimensionado de los sistemas fotovoltaicos
3.1 Sistemas FV autónomos.
3.2 Sistemas FV conectados a red. Centrales fotovoltaicas.
Capítulo 4
Montaje
4.1 Estudio y planificación previa del proceso.
4.2 La estructura soporte.
4.3 Ensamblado de los módulos.
4.4 Instalación de la toma de tierra y protecciones.
4.5 Montaje de la batería de acumuladores.
4.6 Montaje del resto de los componentes.
4.7 Pruebas finales y puesta en funcionamiento.
4.8 Descripción gráfica del montaje de una instalación paso a paso.
Capítulo 5
Mantenimiento
5.1 Operaciones a realizar por el personal no técnico o por el propio
usuario de la instalación.
5.2 Mantenimiento preventivo a cargo de personal especializado.
5.3 Averías en el sistema de captación.
5.4 Averías en el sistema de acumulación.
5.5 Otras posibles averías.
5.6 Errores más frecuentes.
Capítulo 6
Seguridad en las instalaciones FV. (Parte 1).
6.1 Seguridad durante la manipulación.
6.2 Seguridad durante el montaje.
6.3 Seguridad eléctrica.
6.4 Protección frente a las tormentas.
6.5 Seguridad en el diseño y fabricación de equipos eléctricos.
Capítulo 7
Seguridad en las instalaciones FV. (Parte 2).
7.1 Contactos directos e indirectos.
7.2 Sobrecorrientes.
7.3 Sobretensiones.
En términos generales, se puede definir el proyecto técnico de una instalación como la documenta-
ción necesaria para describir, calcular, realizar y controlar de forma más o menos completa dicha
instalación. La elaboración de un proyecto técnico responde, en la mayor parte de los casos, a una
exigencia legal, siendo la aprobación oficial (ajena a la empresa) del mismo, un requisito previo
indispensable para llevar a cabo la instalación.
La documentación correspondiente a un proyecto técnico se presenta de forma estructurada y
sometida a una clasificación que, en función de la envergadura de la propia instalación y su objeto,
principalmente, constará de más o menos apartados reunidos en documentos independientes.
Generalmente, los proyectos elaborados por imperativo legal y aquellos que se presentan para optar a la
adjudicación de una instalación en la modalidad de concurso público, suelen incluir información adicional
no estrictamente necesaria para la realización completa de la misma, tales como referencias al estado
actual de la técnica, estudio previo de viabilidad, análisis económico, etc. Además, este tipo de proyectos
debe ser elaborado por un técnico con la capacitación y atribuciones necesarias.
En función de lo dispuesto en la normativa vigente aplicable en cada caso, las instalaciones
fotovoltaicas pueden precisar un proyecto, por lo que se proporciona aquí una guía orientativa de los
documentos que habitualmente forman parte del mismo, bien entendido que dicha guía no constituye un
manual en el que se describa en detalle todas y cada una de las fases y peculiaridades que un proyecto
completo comporta.
Asimismo, pueden existir variaciones, tanto del número de documentos que deben incluirse en un
proyecto, del nombre específico con el que son designados, o de su propio contenido.
Por lo general, se considera que un proyecto debe estar constituido, al menos, por tres grandes partes
o grupos de documentos bien diferenciados entre sí, a saber:
! Los Planos, o conjunto de elementos gráficos, esquemas, dibujos, figuras y detalles, presentados
de diversas formas. Serán los suficientes en número y detalle.
Todo proyecto debe, lógicamente, ser complementado con su presupuesto, por lo que éste se
considera a menudo como parte integrante del proyecto, junto con los documentos anteriormente
mencionados. Dicho presupuesto, que debe referirse y estar en perfecta concordancia con lo especificado
en las otras partes del proyecto, puede reflejar también condiciones económicas o contractuales
adicionales.
Proyecto y presupuesto han de confeccionarse con especial cuidado, sobre todo poniendo énfasis en
la claridad, evitando siempre ambigüedades que pudieran dar lugar a interpretaciones equívocas.
1
Como norma general, todos los documentos deben ser concisos pero completos, y su presentación
impecable, pero sencilla, sin recargarlos innecesariamente de elementos superfluos.
A modo de ejemplo, se relacionan algunos de los diferentes apartados o capítulos en los que pueden
subdividirse cada una de las partes principales.
Memoria
1. Descripción de las edificaciones y terrenos en los que se efectuará la instalación, su
emplazamiento y características de su entorno.
2. Datos relativos a la titularidad de las instalaciones y partes que intervienen.
3. Determinación de las cargas de consumo y producción energética prevista, así como su
distribución temporal (horaria, diaria, semanal, mensual o anual).
4. Condiciones de cálculo.
! Localización geográfica (longitud, latitud, altitud, declinación magnética)
! Temperaturas (diurnas, nocturnas, medias, máximas y mínimas)
! Radiación solar y energía incidente
! Secuencias de días nubosos y cubiertos
! Humedades relativas
! Niveles de viento
5. Justificación del sistema elegido, así como de las medidas complementarias de ahorro de
energía adoptadas.
6. Descripción del método utilizado para todos los cálculos, debidamente justificado.
7. Descripción y dimensionado de todas las instalaciones o elementos auxiliares, si los hubiere
(cuadros, líneas eléctricas, instalaciones complementarias, etc.).
8. Descripción de los sistemas de control y monitorización, de sub-sistemas de apoyo informático
y sus correspondientes programas.
9. Normativa de aplicación y cumplimiento de la misma.
Planos
1. Esquema de principio de todos los sistemas, equipos auxiliares y redes.
2. Esquemas unifilares de la instalación con sus dispositivos de corte y protección, y todos los
cuadros eléctricos que formen parte del proyecto, con especificación de todas las secciones de
los conductores.
3. Planos de detalle de las diferentes conexiones, en escala no inferior a 1:50.
4. Otros detalles necesarios, realizadas en una escala conveniente, para la ejecución de puntos
singulares.
5. Croquis o gráficos auxiliares, con el fin de facilitar la realización del montaje.
2
Pliego de Condiciones Técnicas
1. Generalidades
! Planificación y coordinación
! Acopio de materiales
! Inspecciones y medidas previas a la fase de montaje
! Protección de los materiales en obras
! Andamios y aparejos
! Obras auxiliares de albañilería
! Señalización e identificación
! Subcontratistas
! Prevención de riesgos laborales
2. Descripción y especificaciones de cada uno de los elementos que forman parte de la instalación,
dispuestos en apartados separados e incluyendo planos, catálogos y muestras, si procede.
Presupuesto
! Precios unitarios de cada parte.
! Precios desglosados (cuando proceda).
Las unidades de obra deberán estar perfectamente definidas, no pudiendo incluir partidas alzadas
(globales) de unidades que sean cuantificables en la fase de proyecto.
Se especificará, si procede, los impuestos que pudieran resultar de aplicación.
En cualquier caso, la estructuración específica de cada proyecto no está regulada de forma rígida,
y es el propio proyectista quien, en función de su propio criterio y de las circunstancias particulares de
cada caso, puede personalizar su proyecto introduciendo las variaciones de forma y presentación que
considere más adecuadas.
Como ejemplos, se muestran a continuación los índices completos de dos proyectos de instalaciones
fotovoltaicas generales, una autónoma con acumulación y otra conectada a red. Además, se describe el
contenido de la información que, de forma extensiva, suele incluirse en los apartados principales de los
distintos documentos que forman el proyecto del primero de los ejemplos.
3
Ejemplo 1
4
Índice
Documento i: Memoria
Documento ii: Planos
Documento iii: Pliego de condiciones
Documento iv: Presupuesto
Memoria
1. Memoria descriptiva
1.1 Antecedentes
1.2 Objeto
1.4 Emplazamiento
5
1.8.4 Subsistema de regulación y control
1.8.4.1 Elección del regulador
2. Cálculos
6
2.8 Cálculo de la puesta a tierra
2.9 Dimensionado de los elementos de protección y desconexión
2.9.1 Instalación fotovoltaica
2.9.2 Instalación eléctrica interior
3. Anexos
Planos
1. Situación
2. Emplazamiento
3. Esquema de principio
Pliego de condiciones
1. Condiciones generales
2. Obras
3. Materiales
4. Ejecución
7
5. Mantenimiento
6. Recepción
7. Disposiciones generales
Presupuesto
1. Introducción
2. Precios unitarios
3. Precios descompuestos
4. Presupuesto total
8
Desarrollo del contenido del Índice del ejemplo 1
MEMORIA
Memoria descriptiva
Antecedentes
Breve reseña a la tecnología solar fotovoltaica y a la idoneidad de ésta para el caso que ocupa el proyecto.
Objeto
Descripción general de la instalación fotovoltaica, características básicas, tipo y aplicación.
Titular de la instalación
Persona física (o jurídica) sobre la que recae la propiedad de la instalación.
Emplazamiento
Ubicación (dirección) exacta de la instalación. Suele hacer referencia a uno o más planos incluidos en el
proyecto.
Potencia prevista
Uno de los indicadores principales del servicio eléctrico que debe proporcionar la instalación fotovoltaica.
Consumo energético
Parámetro eléctrico necesario para el dimensionado de la instalación.
Diseño de la instalación
Descripción detallada de todos y cada uno de los elementos que forman la instalación fotovoltaica, su
interconexión y principio de funcionamiento de la misma. Se suelen incluir, además, los criterios de
idoneidad de los tipos de los elementos seleccionados, haciendo una breve referencia, incluso, al estado
actual de la técnica. Se describe también el método de tendido del cableado en los diferentes circuitos de
la instalación.
9
Cálculos
Consumo diario equivalente
Cálculo del parámetro eléctrico referido en la Memoria.
Anexos
Documentación técnica
Parte de los cálculos y justificaciones realizadas en el documento anterior, hacen referencia a parámetros
y características técnicas de los componentes utilizados en la instalación y que generalmente se encuentran
en los catálogos y especificaciones de los fabricantes. Estas referencias hacen necesaria la inclusión de
esta documentación en el proyecto. Es relativamente frecuente incluir documentación adicional no referida
en el proyecto, algo que, dicho sea de paso, debería evitarse.
10
PLANOS
Situación
Plano a escala 1:50000 (o de este orden) que permite situar el lugar de la instalación en un ámbito
provincial (o similar). Indicaría la ciudad o el pueblo donde se encuentra la instalación.
Emplazamiento
Plano o croquis que permitiría llegar al lugar de la instalación al ubicarla de forma clara en un ámbito local
y mucho más reducido que el plano anterior. Indicaría la dirección exacta del lugar de la instalación dentro
de la ciudad o pueblo señalado en el plano anterior.
Esquema de principio
En el se muestran los elementos principales de la instalación fotovoltaica y su interconexión. Este esquema
puede ser de más o menos detalle, incluyendo en este último caso los elementos de desconexión,
protección, etc. La disposición de los distintos elementos en el plano nunca se ajusta exactamente a la
realidad, pero es recomendable que, al menos y siempre que sea posible, su posición relativa sí lo haga.
Sala de baterías
En este plano se muestra mediante dos vistas, o en perspectiva, la disposición y ubicación real de los
componentes de la instalación que se encuentran en la sala de baterías (baterías, regulador, inversor,
cuadro de control, etc.). Si alguno de estos componentes no se encuentra en la sala de baterías, podría
incluirse un plano en planta de la edificación que permitiese situar el conjunto de la instalación
fotovoltaica en la misma.
11
Esquema unifilar
Al igual que el plano anterior, su elaboración y representación no difieren de las de una instalación
eléctrica convencional.
PLIEGO DE CONDICIONES
Condiciones generales
En este capítulo del Pliego quedan patentes el objeto del mismo y las responsabilidades y capacitaciones
del contratista y del jefe de obra (entre otros). Además, se pueden tratar temas como los plazos de
ejecución, las penalizaciones, las modificaciones al proyecto, etc.
Obras
En este capítulo se describe el alcance de las obras del proyecto, es decir, qué aspectos de la instalación
se ven directamente afectadas por el proyecto y qué corre a cargo de otros (generalmente del contratista).
También se suele incluir en este capítulo del Pliego, un apartado para la garantía y otro para normas,
reglamentaciones y recomendaciones.
Materiales
En el proyecto debe dejarse bien claro qué condiciones deben cumplir los distintos componentes y
materiales que se utilizarán en la instalación, tanto desde el punto de vista técnico, como de estado. Se
fijan pues, en este capítulo, las condiciones de aceptabilidad y rechazo de componentes y materiales, entre
otras.
Ejecución
Contempla las condiciones y requisitos de montaje de todos los componentes de la instalación
fotovoltaica, desde la orientación de los paneles, hasta el transporte de los acumuladores, la fijación de
los tubos eléctricos, etc.
Mantenimiento
En este capítulo se establece el programa de mantenimiento de la instalación, en tiempos y operaciones.
Recepción
Trata la puesta en funcionamiento de la instalación, es decir, los ensayos y operaciones (junto con los
resultados de las mismas) que se deben llevar cabo antes de considerar la instalación fotovoltaica como
concluida. Abarca tanto las pruebas reglamentarias (puesta a tierra, protecciones, etc.), como las del buen
funcionamiento de la propia instalación fotovoltaica. Además, se determina cuándo tendrá lugar la
recepción definitiva, que suele ser una vez transcurrido el período de garantía, momento a partir del cual
cesa la obligación de reparación, sin cargo, por parte del contratista, si bien subsiste su responsabilidad
por vicios ocultos, o defectos no observados.
Disposiciones generales
En este último capítulo del Pliego (en este ejemplo particular) se abordan aspectos como la rescisión de
la obra, los gastos que debe asumir el contratista, sus obligaciones, los plazos de ejecución y garantía de
la instalación fotovoltaica, etc.
12
PRESUPUESTO
Introducción
Antes de mostrar el presupuesto, se suele hacer una breve descripción y explicación de los apartados de
que consta y los términos que se utilizan en el mismo.
Precios unitarios
Son los precios por unidad de material considerado. La unidad dependerá del material en cuestión (metros,
litros, unidad –propiamente dicha–, etc.).
Precios descompuestos
Se derivan de los anteriores considerando el número de unidades, la mano de obra y los medios auxiliares.
A estos medios auxiliares se les puede asignar un tanto por ciento del coste de los materiales y de la mano
de obra. Los precios descompuestos suelen agruparse por conceptos generales, como instalación de
paneles, instalación de baterías, circuito de alumbrado, etc.
Presupuesto total
Es la suma de los precios descompuestos de cada uno de los conceptos anteriores, más el porcentaje
correspondiente a impuestos..
13
Ejemplo 2
14
Índice
Documento i: Memoria
Documento ii: Presupuesto y análisis económico
Documento iii: Pliego de condiciones
Documento iv: Planos
Documento v: Anexos
Memoria
1. Objetivos y alcance
3. Antecedentes y justificación
4. Cálculos justificativos
4.1 Ubicación
15
5.3.2 Armario de conexión
5.3.3 Cableado
6. Mantenimiento
1. Costes
1.2 Inversor
2. Ingresos
16
3.1 Subvenciones
3.2 Primas
4. Análisis económico
4.1 Introducción
Pliego de condiciones
1. Condiciones generales
2. Condiciones particulares
2.3 Inversor
2.3.1 Condiciones técnicas
2.3.2 Condiciones generales. Aceptabilidad
3. Normativa
17
Planos
1. Ubicación general
2. Situación
3. Esquema unifilar
6. Armario de continua
7. Armario de alterna
Anexos
1. Normativa
2. Mapas de radiación
3. Documentación técnica
3.2 Inversor
18
Apéndice 2.- Normativas y reglamentaciones
Normas UNE relacionadas con la energía fotovoltaica
Nota: Puede accederse a un listado actualizado de dichas normas en la dirección www.aenor.es
UNE 20460-7-712:2006 Instalaciones eléctricas en edificios. Parte 7-712: Reglas para las instalaciones y
emplazamientos especiales. Sistemas de alimentación solar fotovoltaica (PV).
UNE 206006:2011 IN Ensayos de detección de funcionamiento en isla de múltiples inversores fotovoltaicos
conectados a red en paralelo.
UNE 206007-1:2013 IN Requisitos de conexión a la red eléctrica. Parte 1: Inversores para conexión a la red
de distribución.
UNE 206007-2:2014 IN Requisitos de conexión a la red eléctrica. Parte 2: Requisitos relativos a la seguridad
del sistema para instalaciones constituidas por inversores.
UNE 206008:2013 IN Energía solar fotovoltaica. Términos y definiciones.
UNE-EN 50380:2003 Informaciones de las hojas de datos y de las placas de características para los
módulos fotovoltaicos.
UNE-EN 50461:2007 Células solares. Información de la documentación técnica y datos del producto para
células solares de silicio cristalino.
UNE-EN 50513:2011 Obleas solares. Hojas de datos e información de producto para obleas de silicio
cristalino para fabricación de células fotovoltaicas.
UNE-EN 50521:2010 Conectores para sistemas fotovoltaicos. Ensayos y requisitos de seguridad.
UNE-EN 50521:2010/ Conectores para sistemas fotovoltaicos. Ensayos y requisitos de seguridad.
A1:2013
UNE-EN 50524:2010 Información de las fichas técnicas y de las placas de características de los inversores
fotovoltaicos.
UNE-EN 50530:2011 Rendimiento global de los inversores fotovoltaicos.
UNE-EN 50530:2011/ Rendimiento global de los inversores fotovoltaicos conectados a la red.
A1:2013
UNE-EN 50539-11:2013 Dispositivos de protección contra sobretensiones transitorias de baja tensión.
Dispositivos de protección contra sobretensiones transitorias para aplicaciones
específicas incluyendo corriente continua. Parte 11: Requisitos y ensayos para DPS
en aplicaciones fotovoltaicas.
UNE-EN 50548:2012 Cajas de conexiones para módulos fotovoltaicos.
UNE-EN 50548:2012/ Cajas de conexiones para módulos fotovoltaicos.
A1:2013
UNE-EN 60269-6:2012 Fusibles de baja tensión. Parte 6: Requisitos suplementarios para los cartuchos
fusibles utilizados para la protección de sistemas de energía solar fotovoltaica.
UNE-EN 60891:2010 Dispositivos fotovoltaicos. Procedimiento de corrección con la temperatura y la
irradiancia de la característica I-V de dispositivos fotovoltaicos.
1
UNE-EN 60904-1:2007 Dispositivos fotovoltaicos. Parte 1: Medida de la característica corriente-tensión de
dispositivos fotovoltaicos. (IEC 60904-1:2006).
UNE-EN 60904-2:2008 Dispositivos fotovoltaicos. Parte 2: Requisitos de dispositivos solares de referencia.
(IEC 60904-2:2007).
UNE-EN 60904-3:2009 Dispositivos fotovoltaicos. Parte 3: Fundamentos de medida de dispositivos solares
fotovoltaicos (FV) de uso terrestre con datos de irradiancia espectral de referencia.
UNE-EN 60904-4:2011 Dispositivos fotovoltaicos. Parte 4: Dispositivos solares de referencia. Procedimien-
tos para establecer la trazabilidad de calibración.
2
UNE-EN 61725:1998 Expresión analítica para los perfiles solares diarios.
UNE-EN 61727:1996 Sistemas fotovoltaicos (FV). Características de la interfaz de conexión a la red
eléctrica.
UNE-EN 61730-1:2007 Cualificación de la seguridad de los módulos fotovoltaicos (FV). Parte 1: Requisitos
de construcción. (IEC 61730-1:2004, modificada).
UNE-EN 61730-1:2007/ Cualificación de la seguridad de los módulos fotovoltaicos (FV). Parte 1: Requisitos
A1:2013 de construcción.
UNE-EN 61730-1:2007/ Cualificación de la seguridad de los módulos fotovoltaicos (FV). Parte 1: Requisitos
A2:2014 de construcción.
UNE-EN 61730-2:2007 Cualificación de la seguridad de los módulos fotovoltaicos (FV). Parte 2: Requisitos
para ensayos. (IEC 61730-2:2004, modificada).
UNE-EN 61730-2:2007/ Cualificación de la seguridad de los módulos fotovoltaicos (FV). Parte 2: Requisitos
A1:2013 para ensayos.
UNE-EN 61829:2000 Campos fotovoltaicos (FV) de silicio cristalino. Medida en el sitio de características
I-V.
UNE-EN 61853-1:2011 Ensayos del rendimiento de módulos fotovoltaicos (FV) y evaluación energética.
Parte 1: Medidas del funcionamiento frente a temperatura e irradiancia y determina-
ción de las características de potencia.
UNE-EN 62093:2006 Componentes de acumulación, conversión y gestión de energía de sistemas
fotovoltaicos. Cualificación del diseño y ensayos ambientales (IEC 62093:2005).
UNE-EN 62108:2011 Módulos y sistemas fotovoltaicos de concentración (CPV). Cualificación del diseño
y homologación.
UNE-EN 62109-1:2011 Seguridad de los convertidores de potencia utilizados en sistemas de potencia
fotovoltaicos. Parte 1: Requisitos generales.
UNE-EN 62109-2:2013 Seguridad de los convertidores de potencia utilizados en sistemas de potencia
fotovoltaicos. Parte 2: Requisitos particulares para inversores.
UNE-EN 62116:2014 Procedimiento de ensayo para las medidas de prevención de formación de islas en
la red para los inversores fotovoltaicos conectados a la red de las compañías
eléctricas.
UNE-EN 62124:2006 Equipos fotovoltaicos (FV) autónomos. Verificación de diseño. (IEC 62124:2004).
UNE-EN 62253:2012 Sistemas de bombeo fotovoltaico. Cualificación del diseño y medidas del rendimiento.
UNE-EN 62446:2011 Sistemas fotovoltaicos conectados a red. Requisitos mínimos de documentación,
puesta en marcha e inspección de un sistema.
UNE-EN 62509:2012 Controladores de carga de batería para instalaciones fotovoltaicas. Comportamiento
y rendimiento.
UNE-EN 62716:2014 Módulos fotovoltaicos (FV). Ensayo de corrosión por amoníaco.
3
Otras disposiciones de carácter técnico
Real Decreto 842/2002, de 2 de agosto, por el que se aprueba el Reglamento electrotécnico para baja
tensión. (B.O.E. de 18-9-2002).
Real Decreto 314/2006, de 17 de marzo, por el que se aprueba el Código Técnico de la Edificación (B.O.E.
de 28-3-2006).
Real Decreto 661/2007, de 25 de mayo, por el que se regula la actividad de producción de energía eléctrica
en régimen especial.
Real Decreto 1565/2010, de 19 de noviembre, por el que se regulan y modifican determinados aspectos
relativos a la actividad de producción de energía eléctrica en régimen especial.
Real Decreto 1699/2011, de 18 de noviembre, por el que se regula la conexión a red de instalaciones de
producción de energía eléctrica de pequeña potencia.
Orden FOM/1635/2013, de 10 de septiembre, por la que se actualiza el Documento Básico DB-HE «Ahorro
de Energía», del Código Técnico de la Edificación, aprobado por Real Decreto 314/2006, de 17 de marzo.
Real Decreto 1048/2013, de 27 de diciembre, por el que se establece la metodología para el cálculo de la
retribución de la actividad de distribución de energía eléctrica.
4
5
Apéndice 3.- Trámites administrativos requeridos
para instalaciones fotovoltaicas conectadas a red.
2.– Aval
La obtención del aval se realiza en la Caja General de Depósitos (CGD) de la Consejería de
Hacienda y Administración Pública de la Comunidad Autónoma correspondiente, mediante el
procedimiento específico que la misma tiene para ello y consignando aval.
El modelo de aval a utilizar es el que está en la web del Ministerio de Industria, Turismo y Co-
mercio, en el siguiente enlace:
http://www.mityc.es/ENERGIA/ELECTRICIDAD/REGIMENESPECIAL/Paginas/Instalaciones
Fotovoltaicas.aspx
Tal y como indica el RD 1578/2008, es necesario la obtención de un aval o el depósito de la
cantidad exigida.
Para las instalaciones de hasta 20 kW, puede ser más interesante el depositar directamente el
dinero en la Caja General de Depósitos que gestionarlo a través del banco.
El Real Decreto 1578/2008 indica la cantidad del aval que hay que depositar, en función del tipo
de instalación:
50 €/kW de potencia del proyecto o instalación fotovoltaica del tipo I.1.
500 €/kW de potencia del proyecto o instalación fotovoltaica del tipo I.2.
El aval normalmente se solicita a un banco o entidad financiera y se ingresa, una vez autorizado
por el banco y firmado por los apoderados, en la Caja General de Depósitos de la Consejería de
Hacienda y Administración Pública de la Comunidad Autónoma correspondiente. El aval debe
ser bastanteado (reconocimiento de firma de los apoderados del banco ante la CGD), antes de
poder ser depositado.
1
3.– Punto de Acceso y Punto de Conexión
Punto de acceso es el punto en el que se puede evacuar la potencia solicitada para la cesión de la
energía eléctrica generada por la planta solar fotovoltaica, a la Empresa Distribuidora más
próxima, cumpliéndose los requisitos técnicos y económicos suficientes para poderse distribuir
dicha energía a través de la red general.
Es condición necesaria obtener el punto de conexión y acceso, concedido por la Empresa Distri-
buidora. En algunos casos, si para la evacuación de energía no se dieran las características téc-
nicas suficientes, se podrían realizar las modificaciones de la red necesarias, mediante propuesta
técnica de la Empresa Distribuidora.
Para solicitar el punto de acceso y conexión normalmente hay que entregar la siguiente docu-
mentación:
Proyecto sin visar/memoria técnica (en el caso que sean instalaciones de hasta 10 kW.
Para instalaciones mayores de 10 kW será necesario el proyecto visado).
Resguardo pago de las tasas.
Factura de la electricidad (en algunos casos).
Documentación administrativa.
Punto de conexión propuesto.
Certificado acreditativo de inclusión en Régimen Especial.
Programa de tramitación y ejecución de la Instalación.
Esquema Unifilar.
Es necesario un informe favorable del gestor de la red de distribución de la zona sobre la exis-
tencia de suficiente capacidad de acceso a dicha red en el punto requerido.
3
DOCUMENTACIÓN A ENTREGAR PARA SOLICITAR LA AUTORIZACIÓN
ADMINISTRATIVA:
1.– Memoria Técnica de Diseño o Proyecto de la instalación, en función de la potencia nominal
de la misma, y de acuerdo con lo establecido para este tipo de instalaciones en el Reglamen-
to Electrotécnico para Baja Tensión.
– La Memoria Técnica de diseño estará firmada por un instalador electricista autorizado
en la categoría de especialista en instalaciones generadoras, o por un técnico titulado
competente y visada por el correspondiente Colegio oficial, con el siguiente contenido
mínimo:
• Nombre o razón social y domicilio del peticionario o peticionarios.
• Emplazamiento de la instalación.
• Características técnicas y de funcionamiento de la instalación, referidas al Campo de
captadores solares, inversores, protecciones y resto de los equipos.
• Evaluación cuantificada de la energía que se va a producir anualmente.
• Presupuesto de la instalación.
• Plano de situación, planos generales con indicación de los equipos, aparatos y co-
nexiones principales y esquema unifilar de la instalación.
– El Proyecto deberá estar suscrito por técnico titulado competente y visado por el Cole-
gio oficial correspondiente, debiendo contener como mínimo:
• Nombre o razón social y domicilio del peticionario o peticionarios.
• Memoria descriptiva de la instalación con las características técnicas de todos los
equipos. Características del grupo solar y del sistema inversor en condiciones nomi-
nales. Descripción detallada de todas las protecciones, y de manera específica de las
zonas de corriente continua y alterna, y de la interconexión.
• Cálculos justificativos de la instalación.
• Evaluación cuantificada de la energía producida anualmente.
• Planos de situación y emplazamiento de la instalación, de planta y ubicación de los
equipos y esquema unifilar.
• Presupuesto de la instalación.
2.– Documentación acreditativa de la capacidad legal, técnica y económica del solicitante o
solicitantes.
3.– Copia de la resolución de reconocimiento de la instalación como productora de energía en
régimen especial.
4.– Informe de capacidad de acceso y requisitos de conexión a la red, emitido por la Empresa
Distribuidora.
5.– Informe favorable de impacto ambiental de la Dirección General de Evaluación y Calidad
Ambiental, salvo que la instalación esté ubicada en terreno urbano o urbanizable.
6.– Licencia municipal de obras, que deberá incorporar documento acreditativo de la obten-
ción por parte del promotor de la previa y preceptiva calificación urbanística, en el senti-
do que su emplazamiento y características no resulten incompatibles con la legislación te-
rritorial y urbanística.
7.– Documento acreditativo de la disponibilidad de los terrenos.
8.– Justificante de abono de las tasas correspondientes a la implantación de instalaciones eléc-
tricas, en aplicación de la normativa vigente en materia de tasas y precios públicos de la
Comunidad Autónoma.
4
La Administración dispondrá de un plazo de 20 días naturales para comprobar formalmente la
documentación presentada y requerir al interesado, en su caso, las aclaraciones y documentos
que considere necesarios para completar el expediente. Transcurrido dicho plazo sin recibir
ninguna notificación, el solicitante podrá ejecutar las instalaciones.
Aplicable a las instalaciones de tensión inferior a 1 kV
De conformidad con el artículo 111 apartado 6 del Real Decreto 1955/2000, quedan excluidas
del régimen de autorización las instalaciones de tensión inferior a 1 kV.
5
12.– Licencia de Obras/Urbanística
La instalación de sistemas fotovoltaicos en los diversos municipios estará sujeta a la previa ob-
tención de la licencia municipal de actividad y obra.
El objeto de la Licencia de Obra es Autorizar el Proyecto Urbanístico del Sistema Fotovoltaico.
La Licencia deberá ser otorgada por el Ayuntamiento del Municipio donde se ejecute el Sistema
Fotovoltaico Conectado a Red.
Si la instalación se realiza sobre suelo catalogado como no urbanizable, será necesaria la apro-
bación del gobierno Autonómico.
Dependiendo de la legislación propia de la Comunidad Autónoma, podrá ser requerido Estudio
de Impacto Ambiental.
Dependiendo de cada Ayuntamiento, el tiempo medio de obtención de la Licencia de Obra es de
entre uno y tres meses.
Documentación a aportar:
Proyecto Visado.
Documentación Administrativa.
Resguardo de pago de Tasa + Prestación Compensatoria + ICIO.
Informes sectoriales (si fuese necesario).
Autorización Administrativa (según tamaño de la instalación).
7
a) Tipo I: Instalaciones que estén ubicadas en cubiertas o fachadas de construcciones fijas,
cerradas, hechas de materiales resistentes, dedicadas a uso residencial, de servicios, co-
mercial o industrial, incluidas las de carácter agropecuario.
También se incluyen las instalaciones que estén ubicadas sobre estructuras fijas de so-
porte que tengan por objeto un uso de cubierta de aparcamiento o de sombreamiento, en
ambos casos de áreas dedicadas a alguno de los usos anteriores, y se encuentren ubica-
das en una parcela con referencia catastral urbana.
Las instalaciones de este tipo se agrupan, a su vez, en dos subtipos:
Tipo I.1: Instalaciones del tipo I, con una potencia inferior o igual a 20 kW.
Tipo I.2: Instalaciones del tipo I, con una potencia superior a 20 kW.
b) Tipo II: Instalaciones no incluidas en el tipo I anterior.
8
20.– Inscripción previa en el registro de instalaciones de régimen especial
Una vez ejecutada la instalación y superadas con éxito las pruebas reglamentarias, ha de presen-
tarse solicitud de autorización de puesta en servicio e inscripción de la instalación en el Registro
de Instalaciones de Producción de Energía Eléctrica en Régimen Especial de la Comunidad
Autónoma correspondiente.
La Inscripción Previa
a) Hay que dirigirse al órgano correspondiente de la Comunidad Autónoma competente, o en
su caso, a la Dirección General de Política Energética y Minas.
b) La solicitud debe de estar acompañada al menos de:
Acta de puesta en servicio provisional para pruebas.
Contrato Técnico con la Empresa Distribuidora, o en su caso, el contrato técnico de ac-
ceso a la red de transporte.
Se deberá resolver la solicitud en el plazo de un mes.
La inscripción previa caduca si transcurridos tres meses desde que aquélla fuese notificada al
interesado, éste no hubiera solicitado la inscripción definitiva.
9
Requisitos:
Los solicitantes deberán acreditar las condiciones técnicas y de seguridad de las instalaciones, el
adecuado cumplimiento de las condiciones de protección del medio ambiente y la capacidad
legal, técnica y económica adecuada al tipo de producción que van a desarrollar. Así mismo,
deberán disponer de la resolución de reconocimiento de la instalación como productora de ener-
gía en régimen especial.
Instalaciones mayores de 100 kW (incluidas las agrupaciones cuando la suma de las poten-
cias unitarias sea superior a dicha cifra).
Para la implantación y puesta en servicio de estas instalaciones será necesaria la obtención de
las siguientes resoluciones administrativas:
1.– Autorización administrativa: Corresponde al anteproyecto de la instalación, que se tra-
mitará conjuntamente con el estudio de impacto ambiental.
2.– Aprobación del proyecto de ejecución: Relativa al proyecto concreto de la instalación,
permitiendo la construcción e implantación de la misma.
3.– Autorización de explotación: Una vez ejecutado el proyecto, permite la puesta en servi-
cio de la instalación.
Las solicitudes de autorización administrativa y aprobación de proyecto de ejecución podrán
realizarse de manera consecutiva, coetánea o conjunta.
14
Consejos prácticos en el proceso de tramitación para la legalización de una instalación
fotovoltaica.
AYUNTAMIENTO
Es recomendable que cuando se decida realizar una instalación, se haga una visita pre-
via al ayuntamiento para informarse de la documentación, de los requisitos que piden
para cada autorización que han de otorgar, etc., con el fin de adelantar trabajo, papeles y
por supuesto, tiempo, ya que cada ayuntamiento tiene un procedimiento diferente.
El ayuntamiento es un ente que, en general, es bastante lento y algo complicado en
cuanto a trámites, y en muchos casos se crean situaciones de confusión, que provocan
extensiones de tiempo dilatadas hasta que se finaliza el proceso y se concede (o se de-
niega) las autorizaciones solicitadas.
AVAL
Para instalaciones que se realicen sobre suelo, tipo 2, hay que disponer del aval cuando
se va a solicitar el punto de acceso y conexión a la compañía distribuidora.
Para instalaciones sobre tejado, no es necesario disponer del aval cuando se solicita el
punto de acceso y conexión (excepto en algunas comunidades autónomas donde lo exi-
gen, aunque no lo exige la legislación estatal). Sin embargo, sí que es requisito indis-
pensable disponer del aval cuando se solicita el Registro de Preasignación de Retribu-
ción (RPR).
LICENCIA DE OBRAS
Esta Licencia la deberá otorgar el Ayuntamiento del municipio donde se ejecute la ins-
talación.
Hay que tener cuidado, ya que existen muchos ayuntamientos que, para calcular el Im-
puesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO) toman como base imponible
el presupuesto de Ejecución de Material, es decir, aplican el tipo de gravamen a lo que
cuesta toda la instalación. Hay sentencias del Tribunal Supremo en contra de esta situa-
ción, ya que el ayuntamiento sólo debería aplicar el porcentaje de la tasa a una parte del
proyecto: a la obra civil exclusivamente.
AUTORIZACIÓN ADMINISTRATIVA
En general, no sólo en la autorización administrativa sino para cualquier publicación
que se tenga que hacer en el Boletín de la provincia, hay que tener cuidado con los re-
trasos que se pueden dar. La publicación puede llegar a retrasarse hasta un mes desde
que se solicita, y a esto hay que sumar otro mes que tiene que permanecer en el Boletín.
Conviene hacer un seguimiento continuo, para evitar mayores retrasos.
Para las instalaciones de hasta 100 kW conectados a baja tensión no es necesario la soli-
citud de esta autorización, aunque existen comunidades que sí la piden, aunque la insta-
lación sea inferior a 100 kW y conectada en baja tensión. Sería recomendable asegurar-
se en la Consejería de Industria de la provincia si esta autorización la exigen o no.
COMPAÑÍAS ELÉCTRICAS
En muchos casos el acceso al técnico de la compañía que se encarga del proyecto pre-
sentado es muy difícil. Las compañías eléctricas tienen muy acotado el tiempo de aten-
ción. Conviene, en la medida de los recursos que se dispongan, hacer un seguimiento
muy de cerca del estado en que se encuentra el proyecto en la compañía eléctrica, por-
que en muchos casos los proyectos se van acumulando y el tiempo de respuesta es exce-
sivamente largo. Se recomienda un seguimiento telefónico o presencial, insistiendo lo
que sea preciso. Según la ley, la compañía eléctrica debería contestar en un mes.
15
Otro punto a destacar en este apartado es que existen tasas que cobran las compañías
eléctricas cuando se solicita el punto de acceso y conexión. Por el estudio que hacen
exigen pagar una cantidad, que para las instalaciones grandes (MW) no supone mucho,
pero para las pequeñas sí.
COMENTARIOS GENERALES
Hay que tener en cuenta que en muchos casos, para realizar la tramitación de una insta-
lación fotovoltaica, se trata con funcionarios no especializados o sin mucha experiencia,
y muchas de las barreras que se suelen encontrar vienen derivadas de esta condición
(por ejemplo, el técnico se da de baja y nadie se hace cargo del expediente, citas a las
cuales no se presenta nadie, etc.). Hay que estar muy encima del expediente para que és-
te no se quede en el olvido.
16
Apéndice 4.- Glosario de términos
albedo. Fracción de la energía incidente difundida por un cuerpo luminoso. Para el cuerpo negro perfecto
el albedo es nulo; para la nieve fresca, 0,90; para la nieve amontonada, 0,60; para una pradera, 0,20;
para el mar, 0,05. Globalmente, la Tierra se comporta como un planeta de albedo 0,30.
albedómetro. Aparato destinado a medir el albedo de un cuerpo. Está formado por dos piranómetros en
posición horizontal, uno de los cuales está dirigido hacia el cielo y el otro hacia el suelo.
altura solar. Ángulo formado por un rayo directo del Sol y el plano tangente a la superficie terrestre en
el lugar considerado.
amorfo. No cristalino. Condición de un sólido cuyos átomos no están dispuestos según un diagrama
ordenado.
analema. Representación gráfica de la ecuación del tiempo en función de la declinación solar. La curva
tiene la forma de un “ocho” y sus valores son suficientemente aproximados para los cálculos
energéticos solares.
ángulo de azimut solar. Ángulo que forma la línea Sur-Norte en un determinado lugar y la proyección
de un rayo solar en el plano horizontal. Por convenio, el signo es positivo al oeste del Sur (de 0 a
180°) y negativo al este del Sur (de 0 a –180°).
ángulo cenital. Ángulo formado por un rayo del Sol y la normal a la superficie terrestre en el lugar
considerado. Se denomina también distancia cenital y es el ángulo complementario de la altura
solar.
ángulo horario solar. Desplazamiento angular del Sol respecto al meridiano solar (mediodía). Una hora
corresponde a B/12 radianes o 15 grados de desplazamiento angular. Los valores al este del Sur son
positivos (valores matutinos) y al oeste del Sur son negativos.
antirreflectante. Tratamiento superficial que tiene por objeto evitar la reflexión de la radiación que
incide sobre una superficie, aumentando en consecuencia su absorción si es un cuerpo opaco, o su
transmisión si es transparente.
arseniuro de galio. Sustancia empleada para fabricar células solares aptas para dispositivos de
concentración. Su coste es diez veces mayor que el del silicio monocristalino, pero su rendimiento
teórico máximo es del 30 por 100.
banda de conducción. Es la banda energética más baja desocupada de niveles energéticos electrónicos
en un semiconductor o aislante a 0 K. A mayores temperaturas contiene algunos electrones libres
que pueden producir un transporte neto de carga.
1
banda prohibida. Intervalo de energía prohibida a los electrones en un semiconductor puro o un aislante;
es la separación energética entre las bandas de valencia y de conducción. Las impurezas en un
semiconductor producen estados permitidos en dicha banda.
banda de valencia. Es la banda más alta de niveles energéticos ocupados en un semiconductor o aislante
a 0 K. A mayores temperaturas está parcialmente vacía, es decir, contiene huecos libres.
célula de combustión. Dispositivo que produce energía eléctrica a partir de la oxidación electroquímica
de un combustible que puede ser hidrógeno, o un hidrocarburo. Es, por lo tanto, un convertidor
directo de energía química en electricidad. En su forma más simple, la pila de combustión
hidrógeno-oxígeno es la inversa de la electrólisis del agua.
célula de heterounión. Célula fotovoltaica formada por materiales distintos, con lo que se extiende su
respuesta espectral. Tal es, por ejemplo, la célula de sulfuro cuproso-sulfuro de cadmio.
célula solar en tándem. Conjunto de células solares tipo p y n superpuestas, pero formadas de distintos
materiales, de modo que respondan a distintas partes del espectro solar.
célula termofotovoltaica. Dispositivo que concentra la luz solar sobre un pequeño absorbente metálico,
calentándolo a una alta temperatura. La radiación térmica secundaria reemitida por el absorbente se
utiliza como fuente energética de la célula fotovoltaica.
cenit. Punto de la esfera celeste situado justamente sobre la vertical del lugar considerado.
cuanto. Unidad elemental de energía. El cuanto de energía luminosa se llama también fotón.
declinación solar. Es el ángulo, variable a lo largo del año, que forman los rayos solares y la dirección
del cenit a mediodía en el ecuador. Un día determinado del año, la declinación solar tiene el mismo
valor numérico que la latitud en donde a mediodía el Sol está en posición vertical sobre un
observador. La declinación es positiva hacia el norte del ecuador y negativa al sur.
día solar medio. Como el movimiento del Sol sobre la esfera celeste no es uniforme, el día solar
verdadero no es constante y es mejor definir un sol medio, que unas veces adelantándose y otras
retrasándose al verdadero, pasa por el meridiano de un lugar (mediodía medio) a intervalos iguales.
Este intervalo es el día solar medio, que sirve de unidad para definir el tiempo solar medio.
donador (dador). Elemento que se añade como impureza a un semiconductor, perteneciente a un grupo
superior en una unidad en el sistema periódico. Por ejemplo, el fósforo y el arsénico se agregan a
los semiconductores silicio o germanio.
2
eclíptica. Trayectoria aparente anual seguida por el Sol entre las estrellas. El plano de esta trayectoria
(que es una elipse) es el plano de la eclíptica. El plano ecuatorial de la Tierra forma con el plano de
la eclíptica un ángulo de 23° 27N y, en consecuencia, la duración de la insolación en un lugar del
globo es función de la posición de la Tierra en su órbita.
ecuación del tiempo. Ecuación que expresa la diferencia entre el tiempo solar medio de un lugar en un
instante y el tiempo solar verdadero en el mismo lugar y en el mismo instante. Para el cálculo suelen
utilizarse gráficas o tablas en función del día del año.
equinoccio. Tiempo del año en que los días y las noches son de igual duración. Tiene lugar dos veces al año
cuando el Sol cruza el ecuador celeste. El equinoccio de primavera ocurre el 21 de marzo y el equinoccio
de otoño el 22 ó 23 de septiembre. En estas fechas el Sol cae verticalmente a mediodía sobre el ecuador.
factor de forma. En una célula fotovoltaica, la relación que existe entre la potencia máxima de salida y
el producto del voltaje en circuito abierto por la corriente en cortocircuito.
heterounión. Unión p-n fabricada mediante la unión de dos semiconductores diferentes, uno de los cuales
es de tipo p y otro de tipo n.
isohelia. Línea que une los puntos geográficos que tienen igual número de horas de sol al año.
lente de Fresnel. Lámina, normalmente de plástico transparente, en cuya superficie se disponen una serie
de surcos concéntricos tallados de forma tal que el conjunto es capaz de enfocar la luz de modo
análogo al de una lente convencional.
lumen. Unidad de flujo luminoso, igual al emitido por un foco puntual de una intensidad de 1 candela
por estereorradián.
lux. Unidad de iluminación igual a la que recibe una superficie sobre la que incide el flujo de 1 lumen por
cada m2.
película delgada. Capa de material semiconductor, por ejemplo, silicio policristalino o arseniuro de galio,
de unas décimas de milímetro de espesor, que se utiliza en la preparación de células fotovoltaicas.
El uso de este material es muy ventajoso frente al costoso procedimiento de obtención de los
monocristales de silicio y su transformación en obleas.
piranómetro. Radiómetro solar que mide la radiación semiesférica total, difusa y directa, generalmente
sobre una superficie horizontal. Suprimiendo la radiación directa con un disco parasol, se puede
medir la radiación difusa. Su elemento fundamental es una termopila sobre la que incide la radiación
a través de dos cúpulas semiesféricas de vidrio.
pirheliómetro. Instrumento utilizado para medir la radiación directa del Sol en incidencia normal, para
lo cual está provista de un detector colimado y de un dispositivo automático de seguimiento del Sol.
Sus medidas son esenciales en el cálculo del rendimiento de los colectores solares de concentración.
3
semiconductor. Sustancia de conductividad eléctrica intermedia entre un aislante como el vidrio y un
metal como el cobre. Su conductividad varía extraordinariamente con la adición de pequeñas
impurezas (doping). Según el agente utilizado, el semiconductor dopado tendrá un exceso (tipo n)
o un déficit (tipo p) de electrones.
simulador solar. Dispositivo óptico formado por lámparas especiales, cuyo espectro de radiación se
aproxima en lo posible al espectro solar, y que se utiliza en trabajos de investigación para sustituir
a la radiación del Sol en cualquier momento. El más conocido es la lámpara de gas xenón.
solsticio. El solsticio de verano (21 de junio) es el día más largo del año (en el hemisferio norte). Al
mediodía el Sol alcanza el punto más alto del cielo durante el año; la insolación es máxima. El
solsticio de invierno (21 de diciembre) es el día más corto del año (en el hemisferio norte). Al
mediodía el Sol alcanza el punto más bajo del cielo durante el año; la insolación es mínima. En el
hemisferio sur ocurre lo contrario.
tipo n. Semiconductor dopado con elementos donantes de tal modo que la densidad de electrones es
superior a la de huecos. Por ejemplo, silicio monocristalino, dopado con fósforo. Como el fósforo
tiene cinco electrones periféricos, uno de ellos se encuentra en exceso en la red cristalina del silicio
tetravalente.
tipo p. Semiconductor dopado con elementos aceptores, de tal modo que la densidad de huecos es
superior a la de electrones. Por ejemplo, el silicio monocristalino dopado con boro (tres electrones
periféricos).
unión p-n. Unión de materiales semiconductores tipo p y tipo n, capaz de engendrar una fuerza
electromotriz al ser iluminada por la radiación solar. Es el elemento básico de una célula
fotovoltaica.
voltaje en circuito abierto. Voltaje que ofrece una célula fotovoltaica a la luz del Sol cuando no fluye
la corriente; es el voltaje máximo posible.
4
Apéndice 5.- Bibliografía y software
Bibliografía
AEDES: «Ponencias del Congreso Iberoamericano de Energía Solar 2008». Vigo, 2008.
Armenta, C., Fullea J. y Graña, F.: «Determinación del estado de carga en un acumulador fotovoltaico
de plomo-ácido a partir del voltaje de referencia». Ponencia presentada en el IV Congreso Iberoamericano
de Energías Renovables, Madrid, 1990.
Castro, M., Dávila, L. y otros: «Sistemas Fotovoltaicos Conectados a Red. Estándares y Condiciones
Técnicas». Progensa, Sevilla, 2009.
CENSOLAR: «Base de Datos Internacional de Irradiación Solar H-World». Progensa, Sevilla, 1993.
Fuentes, A. y Álvarez, M.: «Prácticas de energía solar fotovoltaica». Progensa, Sevilla, 2010.
García, J. y De Julián Palero, A.: «Análisis de experiencias de generación y operación & mantenimiento
y costes de los sistemas fotovoltaicos de Hidrola». Ponencia presentada en el IV Congreso Iberoamericano
de Energías Renovables, Madrid, 1990.
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Systems in Buildings», Swindon, Reino Unido, 1998.
Lasnier, F. y Ang, T.G.: «Photovoltaic Engineering Handbook». Adam Hilger, Bristol, Reino Unido, 1990.
1
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Progensa, Sevilla, 2006.
Lorenzo, E.: «Electricidad Solar Fotovoltaica. Volumen 2: Radiación Solar y Dispositivos Fotovoltaicos».
Progensa, Sevilla, 2006.
Lorenzo, E.: «Electricidad Solar Fotovoltaica. Volumen 3: Ingeniería Fotovoltaica». Progensa, Sevilla, 2013.
Lorenzo, E., Caamaño, E. y Zilles, R.: «Cuaderno de Campo de Electrificación Rural Fotovoltaica».
Progensa, Sevilla, 2001.
Luque, A.: «Solar Cells and optics for photovoltaic concentration». Adam Hilger, Bristol, Reino Unido,
1989.
Luque, A. y Araujo, G.L.: «Physical Limitations to Photovoltaic Energy Conversion». Adam Hilger,
Bristol, Reino Unido, 1990.
Maintenance and Operation of Stand-Alone Photovoltaic Systems: «US Department of Energy, Sandia
National Laboratories». Albuquerque, USA, December 1991.
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Software
Solar Design Studio. Conjunto de programas para cálculo y simulación de sistemas fotovoltaicos.