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Muchas enfermedades génicas importantes y muy conocidas son consecuencia de una mutación
en un único gen.
Los rasgos monogénicos se conocen también como rasgos mendelianos, en honor a Gregor
Mendel, el monje austríaco del siglo xix que redujo varios principios genéticos importantes a
partir de sus bien diseñados experimentos con guisantes. Mendel estudió siete rasgos en el
guisante, cada uno de los cuales está determinado por un único gen. Estos rasgos incluían
atributos como la altura (plantas altas o bajas) y la forma de la semilla (redondeada o arrugada).
La variación en cada uno de estos rasgos está causada por la presencia de diferentes alelos en
loci individuales. Del trabajo de Mendel surgieron dos principios importantes. El primero es el
principio de la segregación, que afirma que los organismos que se reproducen sexualmente
tienen genes que aparecen en parejas y que sólo un miembro de esta pareja se transmite a la
descendencia (esto es, se segrega). La idea prevalente en la época de Mendel era que en la
descendencia se mezclan los factores hereditarios de los dos progenitores. En cambio, el
principio de la segregación afirma que los genes permanecen intactos y distintos.
El principio de la transmisión independiente fue la segunda gran aportación de Mendel a la
genética. Este principio dice que los genes de diferentes loci se transmiten de manera
independiente. U n locus puede tener el alelo «redondeado» o el alelo «arrugado» y el otro
puede tener el alelo «alto» o el alelo «bajo». En un suceso reproductivo, un progenitor
transmite un alelo de cada locus a su descendencia. El principio de la transmisión independiente
dicta que la transmisión de un alelo específico en un locus («redondeado» o «arrugado») no
afecta al alelo que se transmitirá en el otro locus («alto» o «bajo»).
El concepto de fenotipo
La genealogía es uno de los instrumentos que más se utilizan en genética médica. Ilustra las
relaciones entre los miembros de la familia y revela quiénes están afectados o no por una
enfermedad genética . Normalmente, una flecha señala el probando , la primera persona en la
que se diagnostica la enfermedad en la genealogía.
Son raros los emparejamientos entre dos individuos afectados por la misma enfermedad
autosómica dominante. La mayoría de las veces la descendencia afectada se produce por la
unión de un progenitor no afectad o con un heterocigoto afectado. El cuadro de Punnett de la
figura 4 -2 ilustra este tipo de emparejamientos. El progenitor afectado puede transmitir un gen
de la enfermedad o un gen normal a sus hijos.
La mitad de los hijos serán heterocigotos y expresarán la enfermedad y la otra mitad serán
homocigotos no afectados. La polidactilia postaxial, la presencia de un dedo adicional al lado
del meñique puede heredarse como rasgo autosómico dominante. Utilizaremos A como
símbolo del alelo de la polidactilia y a como símbolo del alelo normal. En la figura 4-4 se da
una genealogía idealizada de esta enfermedad.
En primer lugar, los dos sexos muestran el rasgo aproximadamente en la misma proporción, y
hombres y mujeres tienen la misma probabilidad de transmitirlo a sus hijos. Esto se debe a que
la polidactilia postaxial es una enfermedad autosómica. En segundo lugar, no se saltan
generaciones: si un individuo tiene polidactilia, también debe tenerla un progenitor. Esto lleva a
un patrón de transmisión vertical, en el cual habitualmente el fenotipo de la enfermedad se
observa en una generación tras otra. Por último, como hemos visto antes, un heterocigoto
afectado transmite el rasgo a la mitad de sus hijos aproximadamente. N o obstante, dado que la
transmisión de gametos, como tirar una moneda, está sujeta a fluctuaciones aleatorias, es
posible que hereden el rasgo todos o ninguno de los hijos de un progenitor afectado.
Riesgos de recurrencia
La consanguinidad está presente con mayor frecuencia en las genealogías con enfermedades
autosómicas recesivas que en las que implican otros tipos de herencia. El término de
consanguinidad (latín, «con sangre») alude al emparejamiento de personas emparentadas.