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INTELIGENCIA EMOCIONAL
3.1 ANTECEDENTES
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www.inteligencia-emocional.org/aplicaciones_practicas/ie_en_la_empresa.htm
11
INTERNET Google.www.monografías.com/trabajos15/inteligencia emocional/inteligencia-
emocional.shtml
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AÑO AUTOR ACONTECIMIENTOS
1990 Peter Salovey Descripción de cualidades
(Harvard) emocionales importantes para el
Jhon Mayer (News éxito.
Hampshire)
1995 Daniel Goleman Impulsor del concepto con el libro
“Inteligencia Emocional”
Fuente: la autora
En el mundo del trabajo, cualquiera sea el asunto que tengamos entre manos, los
elementos emocionales juegan un papel crucial. La aptitud emocional requiere que
seamos capaces de cruzar las corrientes que siempre están en operación, en vez de
dejarse hundir por ellas.
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La actitud positiva u optimismo es una de las facetas clave de la Inteligencia
Emocional.
3.3 CONCEPTOS
"Si quieres conocer a una persona, no le preguntes lo que piensa sino lo que ama". San
Agustín
Los afectos constituyen nuestro núcleo más personal y peculiar, es la inteligencia la que
debe encauzar y utilizar la fuerza de los sentimientos.
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A pesar de que en los diversos estudios acerca de la inteligencia más de alguna vez se
hizo referencia a una de tipo emocional, no fue sino hasta 1990 cuando Stephen Covey
retomó este concepto, pero quien lo desarrolló más profundamente fue Daniel Goleman
en 1995. Para comprender el término en su totalidad es necesario saber cómo utiliza
algunos conceptos este último autor, y es así como acerca del término emoción ha
escrito, en La inteligencia emocional (1995), lo siguiente:
12
GOLEMAN, Daniel. Op. Cit. p. 331.
13
Idem., p. 40.
48
Destreza
permite
para lograr
Fuente: la autora
Antes de definir cada una de estas aptitudes emocionales, veamos, siguiendo al propio
Goleman, qué es una aptitud emocional. Una aptitud emocional es una capacidad
aprendida, basada en la inteligencia emocional, que origina un desempeño laboral
sobresaliente.
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Este autoconocimiento comprende, a su vez, tres aptitudes emocionales:
La motivación son las tendencias emocionales que guían o facilitan la obtención de las
metas. La motivación se compone de cuatro aptitudes emocionales:
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Ayudar a los demás a desarrollarse: Percibir las necesidades de desarrollo de los
demás y fomentar su capacidad;
Orientación hacia el servicio: Prever, reconocer y satisfacer las necesidades del
cliente
Aprovechar la diversidad: Cultivar las oportunidades a través de personas
diversas;
Conciencia política: Interpretar las corrientes sociales y políticas.
Las habilidades sociales son las habilidades para inducir en los otros las respuestas
deseadas. Éstas comprenden ocho aptitudes emocionales:
51
3.5 HABILIDADES DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
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3.6 CARACTERÍSTICAS DE UNA PERSONA QUE POSEE IE
Impone el pasado sobre el presente, lo cual quiere decir que si una situación
posee alguna característica o rasgo que se asemeje de alguna forma a un suceso
del pasado cargado emocionalmente (esto es, que suscite en nosotros gran
emoción), la mente emocional ante cualquier detalle que considere semejante,
activa en el presente los sentimientos que acompañaron al suceso en el pasado,
con la añadida de que las reacciones emocionales son tan difusas, que no
percibimos el hecho de que estamos reaccionando, de una determinada forma,
ante una situación que probablemente no comparta más que algunos rasgos, con
aquella que desencadenó esa misma reacción en el pasado.
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La mente emocional también posee el rasgo de la memoria selectiva lo cual
implica, que ante una situación emocional determinada, reorganiza los recuerdos
y las posibles alternativas de forma que sobresalgan los que considera relevantes.
Es asociativa, esto es considera los elementos que activan los recuerdos como si
fuera la realidad, y ya sabemos que un solo rasgo similar puede evocar la
totalidad de los sentimientos asociados, por esto el lenguaje de las artes,
metáforas, leyendas, fábulas, le hablan directamente.
El tiempo no existe para ella y no le importa como son las cosas, sino como se
perciben y lo que nos recuerdan.
Por lo que respecta a las palabras asociadas a este tipo de mente, podemos hablar
de rapidez, impaciencia, decisiones a partir de ensayo error, globalizar, orientada
a las emociones, sentir, creer, intuir, vincular.
Este sistema emocional muchas veces es percibido como instantáneo, casi reflejo, sin
embargo su origen se encuentra en las capas más profundas del cerebro. Su origen se
encuentra en lo que los neurólogos conocen como sistema límbico, compuesto a su vez
por la amígdala y el hipocampo. Este núcleo primitivo está rodeado por el neocórtex, el
asiento del pensamiento, responsable del razonamiento, la reflexión, la capacidad de
prever y de imaginar. Allí también se procesan las informaciones que llegan desde los
órganos de los sentidos y se producen las percepciones conscientes.
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van directamente de los órganos de los sentidos a la amígdala, "puenteando" la
supervisión racional. Cuando estos recorridos neuronales se encienden, se produce un
estallido emocional: en otras palabras, actuamos sin pensar. Otras veces las emociones
nos perturban, sabotean el funcionamiento del neocórtex y no nos permiten pensar
correctamente. Algunos pacientes neurológicos que carecen de conexión entre la
amígdala y el neocórtex muestran una inteligencia normal y razonan como la gente sana.
Sin embargo, su vida es una sucesión de elecciones desafortunadas que los lleva de un
fracaso a otro. Para ellos los hechos son grises y neutros, no están teñidos por las
emociones del pasado. En consecuencia carecen de la guía del aprendizaje emocional,
componente indispensable para evaluar las circunstancias y tomar las decisiones
apropiadas.
En un sentido muy real, tenemos dos mentes, una que piensa y otra que siente.
Estas dos formas, fundamentalmente diferentes de conocimiento, interactúan
para construir nuestra vida mental. Una, la mente racional, es la forma de
comprensión de la que somos típicamente conscientes: más destacada en cuanto
a la conciencia, reflexiva, capaz de analizar y meditar. Pero junto a este, existe
otro sistema de conocimiento: impulsivo y poderoso, aunque a veces ilógico: la
mente emocional.14
14
Idem., p. 27.
55
La dicotomía emocional/racional se aproxima a la distinción popular entre corazón y
cabeza. Sentir que algo está bien en el corazón de uno es un tipo de convicción diferente
en cierta forma un tipo de certidumbre más profunda que pensar lo mismo de la mente
racional. Por las razones que se resumieron anteriormente con respecto a la velocidad
con que llegan las sensaciones al cerebro, antes de llegar a ser razonadas, en ocasiones la
mente emocional prevalece. “Cuanto más intenso es el sentimiento, más dominante se
vuelve la mente emocional y más ineficaz la racional. En pocas palabras, las emociones
descontroladas pueden hacer estúpido al inteligente, concluye Goleman”15.
Estas dos mentes operan en armonía entrelazando sus diferentes formas de conocimiento
para guiarnos por el mundo. Según los especialistas, por lo general existe un equilibrio
entre la mente racional y la mente emocional, en el que la emoción alimenta e informa
las operaciones de la mente racional. La mente emocional le imprime energía a la
racional y, esta última, ordena el comportamiento de las emociones. Sin embargo, ambas
son facultades semi-independientes, cada una refleja una operación de un circuito
distinto pero interconectado del cerebro.
15
Idem., p. 27.
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Para entender mas claramente sobre lo que es la inteligencia emocional es importante
mencionar como ejemplo que a lo largo de la mayor parte de nuestra existencia
pertenecemos a una organización, millones de hombres o mujeres de todo el mundo
pasan su existencia trabajando en distintas organizaciones, enfrentando innumerables
desafíos al luchar por cumplir con sus tareas diarias.
Dentro de toda organización existen personas que asumen el desempeño gerencial, y son
los responsables de dirigir las actividades que ayudan a las organizaciones para alcanzar
sus metas.
Bajo estas premisas, podemos afirmar que una persona que lidera una empresa bajo el
esquema apropiado de una buena gerencia, podríamos decir que se trata de una persona
muy inteligente. Se trata de un individuo con un alto índice de coeficiente de inteligencia
capaz de suministrar importantes soluciones a los problemas corporativos que pudiesen
presentarse y de esta forma cumplir cabalmente con las metas y objetivos planteados,
bajo un excelente performance.
En tal sentido, si tenemos un líder con todas estas cualidades, entonces podríamos
afirmar que estamos asegurando el éxito de una empresa. Sin embargo, tal afirmación no
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seria 100% confiable si no consideramos el nivel del coeficiente emocional de esta
persona.
Es fundamental que toda empresa lograra realizar un análisis de las emociones básicas
del ser humano, así como la forma de manejarlas, controlarlas y asumirlas en ciertos y
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determinados momentos, sin que ellas influyan en las directrices y decisiones que debe
tomar un ser humano a fin de lograr el éxito de la organización.
Estos autores distinguen cuatro dimensiones que abarcan desde los procesos más
simples a otros de mayor complejidad de procesamiento: El primero de ellos es
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la percepción, valoración y expresión de la emoción, los cuales conllevan a la
identificación de nuestras emociones y las de otras personas, junto con la
capacidad de expresar correctamente nuestros sentimientos y necesidades
correspondientes. La segunda es la emoción como facilitadora del pensamiento,
esta nos permiten atender a la información relevante, facilitan la toma de
decisiones, así como el cambio de perspectiva y, en ocasiones, determinan la
forma en la que nos enfrentamos a los problemas. La tercera es la comprensión y
análisis de las emociones, la cual comprende la capacidad para etiquetar las
distintas emociones, entender las relaciones existentes entre las mismas y las
diferentes situaciones a las que obedecen, así como la comprensión de emociones
complejas y de la transición de unos estados emocionales a otros. Y por ultimo la
regulación de las emociones promoviendo el crecimiento emocional e intelectual,
esta es la habilidad para estar abierto tanto a los estados emocionales positivos
como a los negativos como única vía para su entendimiento y la destreza para
regular las emociones propias y las de los demás sin minimizarlas o
extremarlas.16
16
http://es.geocities.com/amirhali/IEMOC.html.
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Es por esta razón que veo necesario citar un ejemplo que nos va a aclarar lo antes
mencionado. En este modelo vamos a analizar el manejo de las emociones vs. La toma
de decisiones. Además vamos a examinar los alcances y componentes de la inteligencia
emocional. Analizar las emociones básicas del ser humano y los sentimientos
relacionados con cada una de ellas. Describir los elementos que caracterizan a un líder.
Analizar el manejo de conflictos y emociones ajenas. Analizar el correcto manejo de
cambios organizacionales e identificar los factores emocionales que influyen en las
tomas de decisiones.
Existen múltiples problemas que presentan los líderes al momento de tomar decisiones
óptimas bajo atmósferas de presiones o bien de desmotivaciones personales, dar a
conocer la forma mas correcta de canalizar los aspectos emocionales, ya que esto podrá
ejercer un papel fundamental en la eficiencia y correcto desenvolvimiento de los
empleados, así como su alineación con los intereses corporativos y objetivos
organizacionales.
Existe una relación importante entre las personas que ocupan cargos gerenciales y las
decisiones gerenciales que éstos pudieran estar inmersos cuando son tomadas bajo
climas emocionales no apropiados.
En tal sentido, debemos contar con métodos simples que permitan a los líderes
gerenciales tomar decisiones óptimas sin que ellas se vean influenciadas por elementos
conductuales desfavorables, donde la correcta aplicación de cada emoción va a depender
del entorno el cual se encuentre.
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A medida que las organizaciones se desenvuelven en mercados más competitivos y
dinámicos, reducen personal por reestructuraciones o comienzan a ser parte de la
globalización lo que significa fuertes modificaciones en el estilo de gestión.
Análogamente, la dificultad que tienen los supervisores, jefes o gerentes para empatizar
con sus subordinados y así poder transmitir los mensajes de la manera más eficaz
posible, es otro punto de interés. Lo anterior está estrechamente relacionado con el
liderazgo.
3.8.1 LA EMPATÍA
Percibir lo que otros sienten sin decirlo es la esencia de la empatía. Rara vez el otro dirá
con palabras lo que experimenta; en cambio, lo revela su tono de voz, su expresión facial
y otras maneras no verbales. La capacidad de percibir esas comunicaciones sutiles nace
de aptitudes más básicas, sobre todo del conocimiento de uno mismo y del autodominio.
Si no podemos percibir nuestros propios sentimientos (o impedir que nos ahoguen) nos
veremos irremediablemente fuera de contacto con las estados de ánimo ajenos.
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Cuando falta esa sensibilidad, la gente queda descontenta. La falta de oído emocional
conduce a la torpeza social, ya sea por haber interpretado mal los sentimientos ajenos, ya
sea por una franqueza mecánica e inoportuna, o una indiferencia que aniquila la
afinidad. Una de las formas que puede adoptar esta falta de empatía es tratar a los demás
como si fueran estereotipos y no los individuos únicos que son.
La empatía requiere, cuanto menos, saber interpretar las emociones ajenas; en un plano
más elevado, incluye percibir las preocupaciones o lo sentimientos del otro y responder
a ellos. En el nivel más alto, la empatía significa comprender los problemas e intereses
que subyacen bajo los sentimientos del otro.
Cada uno influye en el estado de ánimo de los demás. Es perfectamente natural influir en
el estado emocional de otro, para bien o para mal; lo hacemos constantemente,
“contagiándose” las emociones como si fueran una especie de virus social. Este
intercambio emocional constituye una economía interpersonal invisible, parte de todas
las interacciones humanas, pero habitualmente es tan sutil que no se lo percibe.
Si transmitimos con tanta facilidad los estados de ánimo, eso se debe a que pueden ser
señales vitales para la supervivencia. Nuestras emociones nos indican en qué concentrar
la atención, cuándo prepararnos para actuar. Son captadores de atención, que operan
como advertencias, invitaciones, alarmas, etcétera. Se trata de mensajes potentes, que
transmiten información crucial sin poner necesariamente esos datos en palabras. Las
emociones son un método de comunicación hipereficiente.
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Tener claro esto nos permitirá explicar y eventualmente influir en situaciones de
relaciones humanas en la organización que desembocan en modificaciones del nivel de
productividad.
Esta estrategia aprovecha hábilmente el contagio emocional. Cada uno es parte del
equipo emocional de los otros, para bien o para mal; estamos siempre activándonos
mutuamente distintos estados emocionales. Este hecho ofrece un potente argumento
contra la expresión desinhibida de sentimientos tóxicos en el ambiente de trabajo. Por el
lado bueno, los sentimientos positivos que nos inspira una empresa se basan, en gran
medida, en lo que nos haga sentir la gente que representa a esa organización.
Los trabajadores más efectivos lo saben por instinto; utilizan naturalmente su radar
emocional para percibir cómo reaccionan los otros y afinan su propia respuesta para
impulsar la interacción en la mejor dirección posible.
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Uno de los talentos que presentan quienes son hábiles para la solución de conflictos es
detectar los disturbios cuando se están gestando y tomar medidas para calmar a los
involucrados. Para esto, son cruciales las artes de escuchar y empatizar.
Esa diplomacia, ese tacto, son cualidades esenciales para el éxito en trabajos tan
delicados como la auditoria, la investigación policial o la mediación, cualquier otro en
que dos personas sean mutuamente dependientes bajo presión.
3.8.4 LIDERAZGO
Es liderazgo es inspirar y guiar a individuos o grupos, hacia una meta clara y precisa ya
que sólo de esta manera probamos que una persona puede liderar.
Cada aptitud emocional interactúa con las otras; esto se aplica, sobre todo, a la aptitud
para el liderazgo. La tarea del líder requiere una amplia variedad de habilidades
personales. La aptitud emocional constituye, en general, aproximadamente dos tercios de
los ingredientes para un desempeño estelar, pero en el caso de los líderes sobresalientes
llega al 80 y 100% de las aptitudes que las empresas consideran cruciales para el éxito.
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Entre los directores ejecutivos más eficientes hay tres clases principales de aptitud. Las
dos primeras caen bajo el título de inteligencia emocional; la primera incluye aptitudes
tales como el logro, la seguridad en uno mismo y el compromiso, mientras que la
segunda consiste en aptitudes sociales, como la influencia, la conciencia política y la
empatía. Esta ancha banda de facultades era característica de los grandes directores
ejecutivos de Asia, las Américas y Europa; esto sugiere que los rasgos de los líderes
sobresalientes trascienden los límites culturales y nacionales.
Pero los grandes líderes van un paso más allá: integran las realidades emocionales con lo
que ven. Su inteligencia emocional les permite fundir todos estos elementos en una
visión inspirada.
Sin duda alguna, el liderazgo requiere, en ocasiones, cierta dureza. Es preciso saber
cuándo mostrarse firme (por ejemplo, haciendo notar a alguien sin rodeos los errores
cometidos en su tarea) y cuándo utilizar maneras más directas de guiar o influir. El
liderazgo requiere tomar decisiones duras: alguien debe indicar a los demás qué deben
hacer, obligarlos a cumplir con sus responsabilidades y ser explícito en cuando a las
consecuencias. No siempre basta con la persuasión, la búsqueda de consenso y las otras
artes de influencia. A veces se necesita, simplemente, utilizar el poder que nos da el
cargo para que alguien actúe.
Una falla común de los líderes, de supervisores a altos ejecutivos, es no saber mostrarse
empáticamente firmes cuando es necesario. Uno de los obstáculos para lograr esa
firmeza es la pasividad, como suele suceder cuando alguien se preocupa más por caer
simpático que por obtener una tarea bien hecha, por lo cual tolera un mal desempeño en
vez de hacerlo notar. Las personas que se sienten muy incómodas con la confirmación o
el enojo se resisten a tomar una postura firme cuando hace falta.
La incompetencia en este punto puede aflorar en algo tan común como no atinar a coger
las riendas en una reunión, permitiendo que se vaya por las ramas en vez de encaminarla
directamente a los temas principales del orden del día. Otra deficiencia en este aspecto
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es la imposibilidad de expresarse con claridad y firmeza. Como resultado, los
trabajadores no saben qué se espera de ellos.
Una característica del líder firme es la capacidad de decir que no con decisión. Otra, fijar
altas expectativas en cuanto al rendimiento o la calidad e insistir en que se las satisfaga,
aunque para esto haga falta monitorizar públicamente el desempeño.
Cuando la gente no cumple, la misión del líder es brindar una útil crítica constructiva, en
vez de permitir que el momento (y el error) pasen inadvertidos. Y cuando alguien se
desempeña siempre de modo deficiente, pese a la crítica constructiva y a los intentos de
perfeccionarlo, es preciso confrontar directamente el error.
Los líderes de cambio no son, necesariamente, innovadores. Si bien los primeros saben
reconocer el valor de una idea novedosa o de una manera nueva de hacer las cosas, a
menudo no son ellos quienes originan la innovación. Para las organizaciones montadas
en las olas del cambio (¿acaso hay alguna que no lo esté, en la actualidad?), la gerencia
tradicional no basta. En tiempos de transformación se requieren un líder carismático e
inspirador.
Además, se esfuerzan por nutrir las relaciones con quienes los siguen.
A diferencia de otros tipos de líder, más racionales, que alientan a sus trabajadores con
recompensas comunes, como los aumentos de sueldo y los ascensos, el líder de la
transformación va a otro nivel; moviliza a la gente hacia el cambio despertándole
emociones con respecto al trabajo que hacen. Para eso apelan a su percepción del sentido
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y el valor. El trabajo se convierte en una especie de afirmación moral, una demostración
de compromiso para con una misión mayor, que forma en cada uno la sensación de
compartir una identidad apreciada.
Para hacer esto se requiere que el líder articule una visión convincente de las nuevas
metas de la organización. Aunque éstas puedan ser algo utópicas, el hecho de
comprometerse con ellas puede resultar, en sí, emocionalmente satisfactorio. Despertar
emociones de esta manera y dirigirlas hacia metas elevadas y nobles brinda al líder una
fuerza poderosa para el cambio. En verdad, algunos esfuerzos y mejor desempeño de los
subordinados, con lo que su trabajo resulta más efectivo.
Uno de los aspectos importantes que debemos conocer como lideres de un grupo, es el
no mezclar el estado anímico con alguna decisión de envergadura que tengamos que
tomar dentro de una organización de trabajo.
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Dentro de una organización moderna, el poder cognitivo de un líder toma relevante
importancia, ya que su tarea pasa a ser el elemento inspirador ante los ojos de su equipo
de trabajo. Imaginemos por un instante un gerente influenciado por el stress o bien por
un sentimiento común como lo es la rabia... que decisiones optimas podría tomar éste
gerente ante una situación de envergadura? Particularmente pienso que lejos de dar
resultados provechosos estaría colocando al filo de la desmotivación a su grupo de
trabajo, ya que verían en él solo una persona angustiada por un sentimiento
incontrolable.
Es por ello que para un líder es de vital importancia el correcto manejo de sus propias
emociones para de esta forma no verse influenciado al momento de dar una instrucción,
tomar decisiones o bien al momento que se dirige a sus supervisados o grupo de trabajo.
Diversos países como Estados Unidos, México y España han avanzado en el estudio de
la inteligencia emocional y actualmente poseen centros de estudios con base en la
consultoría, asesoría, investigación y postgrado.
Evidentemente faltaba algo en estos que les impedía lograr un equilibrio interno y
relaciones sociales adecuadas, en otras palabras, no poseían inteligencia emocional.
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Desde entonces los sentimientos y emociones fueron ganando en importancia por su
implicación en todos los ámbitos de la vida.
A lo largo de este tiempo he observado mucha similitud con nuestro medio en cuanto a
la problemática social y es por esa razón la necesidad de realizar esta investigación que
nos va a ayudar a entender y mejorar las relaciones intra e interpersonales.
La frase inteligencia emocional fue acuñada en 1900 por dos psicólogo de Yale llamados
Meter Salovey y John Mayer de la Universidad de New Hampshire, para describir
cualidades tales como la comprensión de nuestros propios sentimientos, la empatía por
los sentimientos de los demás y la regulación de la emoción en una forma que mejora la
calidad de vida.
Otro autor, Albert Mehrabian, incluye además las habilidades como: percibir
adecuadamente las emociones propias y las de otros individuos; ejercer el dominio sobre
las emociones personales, así como responder con emociones y conductas apropiadas en
diversas situaciones de la vida; participar en relaciones donde la expresión honesta de las
emociones está balanceada entre cortesía, consideración y respeto; seleccionar trabajos
que sean gratificantes emocionalmente y por último, un balance entre el trabajo, el hogar
y la vida recreativa.
El principal aporte de Daniel Goleman consistió en reunir los resultados de una década
de estudios en conducta y el procesamiento de las emociones con el fin de expresarlos de
manera sencilla y accesible al público en general. Este autor define la inteligencia
emocional como la capacidad de sentir, entender, controlar y modificar nuestros propios
estados anímicos y los ajenos.
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Aunque el "boom" del tema de la inteligencia emocional se produce en la segunda mitad
de los años noventa del siglo XX, los principales autores del tema relatan antecedentes
de décadas anteriores. Goleman menciona las investigaciones realizadas por su difunto
amigo y profesor de la Universidad de Harvard, David McClelland cuyas
investigaciones en los años 50-60 condujeron a la formulación de su teoría de la
motivación sobre "las tres necesidades: poder, logro y afiliación".
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Varios investigadores plantean que la inteligencia emocional es aquella que permite
interactuar con los demás, trabajar en equipo, tolerar situaciones difíciles y de conflicto,
fortalecer vínculos afectivos, establecer una empatía social, controlar los impulsos y
mantener niveles adecuados de humor y, que la carencia de las aptitudes anteriores se
denomina actualmente analfabetismo emocional.
Uno de los objetivos fundamentales de la I.E es poner de relieve las limitaciones del
denominado coeficiente intelectual. Un estudio neuropsicológico realizado en
estudiantes y profesionales con un C.I por encima de la media mostraban un
rendimiento pobre académico o profesional, Se trata de personas impulsivas, ansiosas,
desorganizadas y problemáticas, con escaso control de sus impulsos.
Los déficits emocionales no los registran los tests que miden el Coeficiente Intelectual
(CI). Sabemos que un estudiante con evaluaciones excelentes es idóneo para alcanzar
una buena evaluación académica pero esa nota no dice nada a cerca de cómo ese sujeto
enfrantará la vicisitudes de la vida. Estos tests se basan en una noción restringida de la
inteligencia, al evaluar solamente las habilidades lingüísticas o matemáticas, sin tener en
cuenta el amplio abanico de habilidades y destrezas provenientes de la IE.
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en su vida profesional, entablan relaciones personales más estrechas, desempeñan
funciones directivas más hábilmente y gozan de mejor salud que las personas con un EQ
bajo.
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indistintamente inteligencia corporativa o inteligencia empresarial. Orozco un destacado
autor cubano, estudioso del tema, define con un concepto muy completo a la inteligencia
empresarial y precisa que es: una herramienta gerencial cuya función es facilitar a las
administraciones el cumplimiento de la misión de sus organizaciones, mediante el
análisis de la información relativa a su negocio y su entorno; agrega además que desde el
punto de vista del manejo de la información, ella compila, reúne y analiza datos e
información, cuyo resultado disemina en la organización, todo lo cual permite obtener
de modo sistemático y organizado, información relevante sobre el ambiente externo y las
condiciones internas de la organización, para la toma de decisiones y la orientación
estratégica.
Es válido apuntar que una organización "colmada de inteligencias aisladas" puede ser
menos inteligente que otra, con individuos de un menor coeficiente de inteligencia,
cuyas decisiones sean inteligentes. Veamos entonces la relación entre ambas
inteligencias. Muchas personas parecen ser inteligentes por su manera de hablar y
actuar, sin embargo, no son capaces de resolver fácilmente los problemas de la vida
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diaria. Una persona inteligente presenta, una habilidad excepcional para captar hasta la
información más compleja del mundo exterior; otra para responder apropiadamente a esa
información, y por último, la habilidad para aprender rápidamente. De acuerdo con estos
aspectos, los individuos tienen diferentes grados de inteligencia y en este sentido
también las organizaciones ostentan diferentes grados de inteligencia.
Ahora, en busca del éxito que necesita todo trabajador y que repercuta
significativamente en los objetivos organizacionales, quedó demostrado por Goleman
que la superioridad técnica e intelectual tiene poca importancia.
En una entrevista realizada en 1999 a este famoso ex_ periodista del The New York
Times, en Argentina, donde lanzaría en una feria su espléndido libro “Inteligencia
emocional en la empresa”, afirmó que: la aptitud emocional es algo así como una
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metahabilidad, que determina cómo podemos utilizar cualquier otro talento, incluido el
intelecto, lo cual es cierto, no existe conducta humano sin que esté presente una
emoción, y el manejo positivo de las mismas facilta en gran medida el éxito en las tareas
que emprendemos.
Las emociones y los estados de ánimo son fuertemente contagiosos dentro de una
empresa y de ese tono anímico que se difunde por la empresa depende una parte
considerable de su éxito o fracaso. Algunos estudios han llegado a cuantificar los
mayores ingresos que un negocio del sector servicios puede obtener gracias a un buen
clima emocional entre sus empleados. Goleman afirma los ingresos de una empresa
crecen un 2 % por cada 1% de mejora en ese ambiente emocional y que el clima de una
empresa depende hasta en un 70% de las acciones de su líder.
Con éste enfoque, más centrado en el mundo empresarial y gerencial, Goleman destaca
que La aptitud emocional es importante sobre todo en el liderazgo, papel cuya esencia es
lograr que otros ejecuten sus respectivos trabajos con más efectividad. La ineptitud de
los líderes reduce el desempeño de todos: hace que se malgaste el tiempo, crea
asperezas, corroe la motivación y la dedicación al trabajo, acumula hostilidad y apatía.
Asegura éste norteamericano, que un directivo que logre aplicar con eficiencia dichas
habilidades, logra influir entre un cincuenta y un setenta por ciento en el clima
organizacional de la empresa.
Otro libro escrito por este excelente investigador fue, "El líder resonante crea más", en
el que plantea que los grandes líderes son personas que saben manejar sus emociones,
que la principal misión de estos es la de alentar, persuadir, motivar, escuchar y alentar la
resonancia. Ciertamente el nuevo modelo por el que aboga el liderazgo de este siglo
debe tener en cuenta los aspectos emocionales. El liderazgo no debe apoyarse tanto en la
autoridad como en el arte de las relaciones.
Para el autor del libro " La inteligencia Emocional", los dirigentes que no tienen éxito
soportan mal la presión de trabajo y generalmente están de mal humor y con ataques de
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cólera, mientras que los triunfadores son empáticos, serviles y respetuosos, tanto con sus
subordinados como con sus jefes.
Pero, para lograr esto, es necesario que antes sea capaz de identificar su estado de
ánimo, conocer sus fortalezas y debilidades, para explotar las primeras y neutralizar las
segundas, controlar sus emociones y ser capaz de motivarse con lo que hace. Si uno no
es capaz de sentir entusiasmo por lo que hace, difícilmente podrá generar entusiasmo en
los que lo rodean. Cuentan que León Tolstoi, el famoso escritor ruso, dijo en una
ocasión "La felicidad no está en hacer lo que uno quiere, sino en querer lo que uno
hace".
Tras estudiar cientos de empresas, Goleman llegó a la conclusión de que las habilidades
de inteligencia emocional aumentan cuando más se asciende en la organización. Cuanto
más alto sea el puesto, menos importantes resultan las habilidades técnicas y mas
importantes son las aptitudes de la inteligencia emocional.
Este científico reconoce que algunos puestos de trabajo, como los de dirección,
requieren de al menos un mínimo de conocimientos para garantizar cierto desempeño,
sin llegar a la excelencia, pero que el mayor porcentaje de factores para lograr el éxito en
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la tarea corresponde a factores emocionales y de forma particular a lo que él llama
competencias emocionales.
Las habilidades emocionales rara vez aparecen aisladas y para que un individuo alcance
una actuación notable en el trabajo o en la sociedad necesita dominar y aplicar un
amplio número de competencias emocionales, definidas estas como el grado de
destrezas que somos capaces de alcanzar en el dominio de nuestras facultades, tanto
sensitivas como intelectuales. La Competencia Emocional en sí es la muestra de hasta
qué punto una persona ha sabido y ha podido trasladar ese potencial a las acciones de su
vida cotidiana.
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ellos inconscientes, los cuales boicotean sus relaciones (personales, familiares, sociales)
y calidad de vida.
Se reconoce que una persona posee una inteligencia emocional determinada por
cualidades como: autocontrol, empatía, entusiasmo, persistencia, motivación, destreza,
autoconciencia y confianza.
Es decir que para alcanzar cierta inteligencia emocional no solo es preciso conocer que
se necesita para ello, se extiende mas allá de esto, es necesario ponerlas en práctica en
aras de lograr determinadas competencias emocionales.
Las personas que muestran una buena competencia emocional, disfrutan de una
situación ventajosa en los diversos dominios y dimensiones de la vida, por ello se siente
más satisfechos consigo mismo y resultan más eficaces en las tareas que emprenden.
Por consiguiente las emociones determinan, el nivel de rendimiento que somos capaces,
en estado de equilibrio o desequilibrio emocional, así como determinan qué tipo de
relación mantendremos con nuestros subordinados (liderazgo), con nuestros superiores
(adaptabilidad) o con nuestros pares (trabajo en equipo). Las emociones determinan
cómo respondemos, nos comunicamos, nos comportamos y funcionamos en el trabajo
y/o la empresa.
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Conciencia emocional: identificar las propias emociones y sus posibles efectos.
Correcta autovaloración: conocer las fortalezas y limitaciones propias.
Autoconfianza: un fuerte sentido del valor y capacidad propia.
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Diversificación: cultivar las oportunidades laborales en los distintos tipos de
personas.
Conciencia política: ser capaz de captar y comprender las corrientes emocionales
del grupo, así como el poder de las relaciones entre sus miembros.
La capacidad de conocimiento de uno mismo nos capacita para establecer contacto con
los propios sentimientos, diferenciarlos entre ellos con objeto de orientar nuestra
conducta. Esta capacidad de reconocer nuestros sentimientos es la piedra angular de la
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IE. Su verificación se obtiene mediante la introspección subjetiva que nos permite seguir
con atención nuestros sentimientos. Las personas que poseen una mayor comprensión y
una más clara certeza de sus emociones saben dirigir mejor sus propias vidas.
La conciencia de uno mismo es una habilidad que nos permite controlar nuestros
sentimientos y adecuarlos a las circunstancias del momento. Hay que tener la habilidad
para saber tranquilizarse y desembarazarse de la ansiedad, de la tristeza o la irritabilidad.
Las personas que carecen de estas habilidades, se enfrentan constantemente con
tensiones desagradables que desestabilizan y atormentan su estado interior. Quienes
tienen esta habilidad se recuperan más rápido de los reveses de la vida.
Pero en la vida laboral, hoy es la esencia del éxito. A tal punto que uno de los más
grandes dirigentes empresarios de este siglo, Lee Iaccocca, expresó en una ocasión:
"Nada hay mas importante en la gestión empresarial como el saber motivar a la gente,
una motivación vale por diez amenazas, dos presiones y seis memorandos".
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Para mejorar la automotivación, es necesario pensar que se es capaz para encontrar
distintas salidas a un problema, sentir que se posee la capacidad y energía necesaria para
realizar una determinada tarea. Hay que estar seguros de las propias posibilidades y
pensar que lo que se está haciendo supone un desarrollo personal y un afán de
superación.
Otra habilidad importante señalada por la IE es la Empatía, una de las destrezas de don
de gente, como lo son también la bondad, la habilidad para entender una situación social,
por ejemplo. La empatía puede definirse como la posesión de sensibilidad psíquica para
detectar las señales externas que nos indican lo que necesitan o quieren los demás. Esta
habilidad emocional es esencial para las relaciones sociales y el mundo laboral. Es
idónea para el liderazgo y la eficacia en los contactos interpersonales.
Hay quien es diestro para controlar sus propios sentimientos, pero en cambio es inepto
para adivinar los trastornos emocionales ajenos. Las lagunas de nuestra habilidad
emocional pueden superarse mediante el esfuerzo y el positivo interés por nuestros
colaboradores.
Las habilidades sociales junto con la empatía, hace referencia a la capacidad de las
personas para manejar las relaciones con los demás y conducirlos hacia la dirección que
se desee ya sea buscando un acuerdo frente a un producto o servicio.
Todas las personas necesitan sentirse parte de un grupo, pero para muchas, el hecho de
entrar en contacto con otros es un verdadero problema. Para tener éxito en el intento, lo
primero es observar al grupo. Conocer sus aficiones, lo que les une, cómo se comportan
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cuando están juntos y procurar imitarlo, para no quedar fuera de lugar. Hablando con los
demás y disfrutando con las mismas actividades se van creando lazos.
Por ejemplo, un concepto erróneo muy extendido es considerar a los conflictos siempre
de manera negativa. Por el contrario, éstos pueden ser una experiencia positiva,
generadora de nuevas ideas o soluciones y catalizadora de cambios. Porque el conflicto
no es en sí mismo un problema, la cuestión es cómo se lo maneja. El buen manejo del
conflicto es ahorro de tiempo; aumento de la oportunidad de hacer trabajo real. Muchos
directivos pierden más tiempo evitando o suavizando las diferencias que si hablaran
abiertamente de ellas.
En general, la inteligencia emocional es aquella que permite interactuar con los demás,
trabajar en grupo, tolerar situaciones difíciles y de conflicto, fortalecer vínculos
afectivos, establecer una empatía social, controlar los impulsos y mantener niveles
adecuados de humor. La carencia de las aptitudes anteriores se denomina actualmente
analfabetismo emocional.
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directivos de la empresa, la construcción de relaciones dentro y fuera de la compañía que
ofrecen una ventaja competitiva, el incentivo de una constante colaboración, apoyo e
intercambio de fuentes y recursos, la innovación, riesgo y enfrentamiento de cualquier
situación como un equipo y la pasión por el aprendizaje y el mejoramiento continuo.
El estudio de las emociones pudiera parecer algo ligero, sin embargo numerosas
investigaciones sustentan el enorme significado que tienen las emociones para la vida de
las personas.
Pero, ¿cómo podemos apropiarnos de las habilidades emocionales para bien personal y
de la empresa?. En la teoría esto es fácil de entender, pero llevarlo a la práctica requiere
del esfuerzo y compromiso de cada uno de los sujetos implicados.
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