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¿Por qué el amarillo es amarillo?

Un día Moisés fue corriendo al cuarto de su papá que se encontraba leyendo:

- ¡Papá! ¡Papá! ¡Papá!


- Dime Moisés
- ¿Por qué el amarillo es amarillo?
- ...

El papá se quedó pensativo durante unos minutos, mientras Moisés se sentía ansioso por su
silencio. Al parecer le hizo una pregunta difícil, normalmente le responde algo, esta fue la primera
vez que no lo hizo. ¿Tan difícil es la respuesta? ¿Qué pensará papá?

Moisés se fue a jugar con sus dinosaurios porque se había cansado de esperar a su papá. Uno de
los dinosaurios se llama Dino y el otro se llama Mono. A Moisés le gusta armar puentes y casitas
con las cajas de cartón que trae su mamá del mercado.

Al papá de Moisés le gusta armarle cosas a Moisés y ponerme nombres raros como el robot
despeinaperros o el megasofá del descanso, también le cambia nombres a las cosas como la
máquina comerropas, que no es otra cosa que una simple lavadora. Pero su finalidad es hacer que
Moisés haga volar su imaginación.

Cada día, en las noches, el papá de Moisés le cuenta cuentos donde aparece Moisés salvando al
mundo, ayudando a los demás y enseñándo valores a la sociedad. A veces Moisés vuela, otras
veces solo puede caminar, y cuando solo puede caminar en el cuento se molesta porque quiere
volar, pero su papá le enseña que hay veces en que uno no puede volar y que solo puede caminar,
sin embargo eso no lo debe entristecer porque con sus pies puede hacer mucho sin envidiar a los
que vuelan, simplemente hay quienes nacen con alas y otros solo con pies.

- Por ello, para los que tenemos pies -dice el papá- hemos inventando el camino, los que
vuelan tienen ventaja a diferencia de nosotros, pero así nacieron, a nosotros solo nos
queda inventar.
- Papá ¿por qué nacieron con alas?
- Moisés, a veces lo que pasa en el mundo es difícil de entender, solo tienes que recordar
que cuando no hayan caminos para ustedes, tienen que inventarlos, aún así no te quieran
dejar, tienes derecho a tener un camino.
- Papá ¿qué es un derecho?
- Es todo lo que te pertenece por considerarse justo.
- ¿Tienes un ejemplo?
- A ver... Tú tienes derecho a vivir.
- ¿Así nada más?
- Bueno, tienes derecho a vivir, a alimentarte, a vestirte, a tener una casa, etc.
- Papá, pero yo he visto gente durmiendo en las calles y con hambre ¿ellos no tienen
derecho a eso?
- Por eso tienes derecho a vivir "dignamente", pero a menudo se olvidan de eso y solo te
dejan vivir, así no tengas nada, al menos tienes vida.
- Papá, pero con las alas podríamos buscar comida más rápido, buscar ropa más rápido ¿por
qué nosotros tenemos que inventar el camino y luego caminar para buscar todo eso?
- Porque algunos nacen con ellas, otros sin ellas, a nosotros nos toca esforzarnos más,
Moisés, y eso no debe de hacerte sentir mal, al contrario, debes de ayudar a los demás y
buscar la cooperación. Imagínate que cada persona invente su camino, cuando lo termine
ya habrá estado agotado y sin fuerzas para conseguir todo lo demás, pero ¿si nos
juntamos veinte personas e inventamos nuestro camino para todos?
- ¡Sería más rápido!
- Sí, Moisés.
- Es como la vez que estaba pintando una hoja y, luego vino mi primo y me ayudó a pintar,
lo terminamos más rápido y me cansé menos.
- Exacto, Moisés, lo mismo pasa con el camino, al no tener alas, entendemos que si nos
ayudamos inventaremos el camino más rápido cansándonos menos para poder conseguir
nuestra ropa, nuestra casa y nuestros alimentos.
- Papá, pero ¿qué es "justo"?
- ...

Es la segunda pregunta que no le pudo responder a Moisés, al parecer está en esa edad de
cuestionarse todo, en donde el "¿por qué?" inunda su cabeza.

- Trae a tu primo Moisés -dijo el papá.

Moisés fue corriendo alegre a traer a Santiago, aunque sin saber para qué.

- Santiago... Moisés... Acá hay diez manzanas, quiero que ustedes corran desde la pared
hasta la manzana, agarran una y volviendo a la pared meten cada uno una manzana en su
canasta, luego vuelven a las manzanas, agarran otra más y se la llevan hasta su canasta, y
así hasta que se acaben.

Moisés y Santiago corrieron siguiendo las indicaciones, pero el papá vio que Santiago agarraba las
manzanas de dos en dos. Al final Moisés terminó con tres manzanas y Santiago con siete.

- Es injusto -dijo Moisés.


- ¿Por qué, Moisés? -dijo el papá.
- Porque tú dijiste que teníamos que agarrar solo una manzana y Santiago agarró dos.
- ¿Y qué sería justo? -dijo el papá.
- Que ambos agarremos una manzana.

El papá hizo que jugaran de nuevo, esta vez no hicieron trampa, pero Moisés terminó con seis
manzanas y Santiago con cuatro.
- ¡Es injusto! -gritó Moisés.
- ¿Por qué, Moisés? -dijo el papá.
- Porque yo soy chiquito y él no -respondió Moisés.
- ¿Qué sería justo en ese caso?
- Que él sea igual que yo.
- Pero no lo es, cuando tú crezcas, él crecerá más.
- Pero no se vale, sí o sí me va a ganar.
- Santiago ¿qué crees que debas hacer?
- ¿Darle mi manzana para tener igual cantidad? -preguntó Santiago.
- Sí -dijo Moisés.
- ¿Por qué? Si yo me esforcé en correr -dijo Santiago.
- Pero yo estoy chiquito, me ibas a ganar.

En ese momento empezaron a pelear, el papá los separó y les preguntó:

- Dime Santiago ¿para qué necesitas tener más manzanas que Moisés?
- Por si me da hambre.
- Ustedes no son iguales, pero ¿iniciaron con las mismas condiciones?
- No, yo soy mayor -dijo Santiago.
- Santiago ¿a quién le recetaron una dieta balanceada con manzanas?
- A Moisés.
- ¿Tú necesitas muchas manzanas?
- No, Moisés las necesita.
- ¿Y por qué querías más manzanas?
- Porque le quería ganar.
- Entonces ¿aprovechaste tu condición de mayor para quedarte con más manzanas aún
sabiendo que él las necesita más?
- Sí -dijo con tristeza, Santiago.
- ¿Y ahora qué harán? -dijo el papá de Moisés.
- Toma Moisés, te doy dos, tú tendrás seis y yo cuatro, te daría una nomas para estar
iguales, pero tú las necesitas más.
- ¡Eso es justo! -dijo Moisés alegre- ¿eso es justo papá?
- ...
- -¡Papá! -exclamó Moisés.
- Moisés ¿por qué tú te llamas Moisés?
- ...
- ¡Moisés! -dijo el papá.
- ¡Moiseeeeees! -gritó Santiago.
- Porque ustedes lo quisieron -respondió Moisés.
- Pero ¿para qué sirve ponerle nombre a las cosas? -dijo el papá- supongamos que yo estoy
en mi cuarto y ustedes están a lo lejos sin poder verme, si yo grito "¡oyeeeeee!", ¿quién de
ustedes viene?
- ...
- ¿Se confundirían? -preguntó el papá.
- Sí -respondió Santiago.
- Aaaaah por eso a mí me llaman Moisés y a él Santiago ¿para no confundirnos?
- ¡Eso!
- El amarillo es "amarillo" porque se nos dio la gana de ponerle amarillo -alegó el papá.
- ¿Y le puedo poner "azul" al amarillo? -preguntó Santiago.
- No, imagínate que te llamo Moisés a ti ¿cómo te sentirías?
- Confundido -respondió Santiago.
- Y ¿si te digo "trae el lápiz", pero te señalo la silla?
- Me confundiría.
- Cuando creamos los nombres, se tratan de mantener sin cambios para evitar confusiones,
les explicaría sobre las palabras que tienen más de un significado, pero de momento
ustedes deben entender esta primera parte de las palabras.
- ¡Papá! Y ¿qué es amor? -preguntó Moisés.
- ...
- ¿De nuevo, papá? -reclamó preguntando Moisés.
- Es lo que tú sientes al esperarme y al verme llegar cada día de trabajar y es lo que siento
cada vez que estoy fuera esperando volver para verlos.

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