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EVANGELIOS DE AGOSTO

AGOSTO 7
Sean como criados que están esperando a que su amo regrese de un banquete de bodas,
preparados y con las lámparas encendidas, listos a abrirle la puerta tan pronto como llegue y
toque. 37 Dichosos los criados a quienes su amo, al llegar, encuentre despiertos. Les aseguro
que el amo mismo los hará sentarse a la mesa y se dispondrá a servirles la
comida. 38 Dichosos ellos, si los encuentra despiertos aunque llegue a la medianoche o de
madrugada. 39 Y sepan ustedes esto: que si el dueño de una casa supiera a qué hora va a
llegar el ladrón, no dejaría que nadie se metiera en su casa a robar.

AGOSTO 14

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: —«He venido a prender fuego en el mundo, ¡y
ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se
cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una
familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre
contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la
suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.» 

AGOSTO 21

En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando. 
Uno le preguntó: 
- Señor, ¿serán pocos los que se salven? 
Jesús les dijo: - Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os
digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el
amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis
fuera y llamaréis a la puerta diciendo. «Señor, ábrenos» y él
os replicará: «No sé quiénes sois». Entonces comenzaréis a
decir: «Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en
nuestras plazas». Pero él os replicará: «No sé quiénes sois.
Alejaos de mí, malvados». 
Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los
profetas en el Reino de Dios y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de Oriente y Occidente, del
Norte y del Sur, y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios. 
Mirad: hay últimos que serán primeros y primeros que serán últimos.

AGOSTO 28

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Vosotros no os dejéis llamar maestro, porque
uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a
nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar
consejeros, porque uno solo es vuestro consejero, Cristo. El primero entre vosotros será
vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido. »

EVANGELIOS DE SETIEMBRE
SETIEMBRE 4
Jesús propone que renunciemos a todo lo que poseemos para ser
sus discípulos y discípulas. Y generalmente pensamos tan solo en
cosas materiales, en el dinero, las posesiones, los negocios.
Pero el mensaje de Jesús va más allá. Los hombres y mujeres
solemos poseer no solo cosas materiales; tam bién poseemos la
voluntad del otro y queremos ser dueños de las vidas de otras
personas. Muchas veces nuestras decisiones dejan ver que solo
poseemos la injusticia y la falta de misericordia. Poseemos la no
gracia y juzgamos duramente a los demás; nos sentimos con el derecho de pensar y de decidir
por los otros sin sentarnos a dialogar y llegar a un acuerdo.

SETIEMBRE 11

Con estas parábolas, Jesús nos recuerda  la confianza, el amor y el abrazo  que nunca hemos
perdido, por mucho que nos hayamos alejados del Padre. El amor de Dios es acogedor, nos
acepta como somos y desea siempre nuestra felicidad.

SETIEMBRE 18

Nosotros somos como el administrador buscamos nuestro bien, cerramos los ojos antes las
injusticias que cada día presenciamos y no caemos en la cuenta que con este comportamiento
no estamos alejando de Dios.
Los cristianos no podemos cerrar los ojos, no podemos poner nuestra mirada en el poder, ni
en el dinero, no podemos callar ante tanta injusticia, sino que debemos denunciar, trabajar,
compartir y hacer visible el amor de Dios en la humanidad.

SETIEMBRE 25

Las parábolas son quizás las enseñanzas de Jesús que la


gente más recuerda de toda la Biblia. Quizás porque los
personajes que las parábolas nos presentan son de carne
y hueso, con sus luces y con sus sombras, con sus odios,
miedos, temores y con los deseos incontrolables de
poder. Lucas nos presenta la parábola que comúnmente
se conoce como: el Rico Epulón (“el que banquetea”) y el
pobre Lázaro (“ayudado por Dios”). Por medio de dicha
parábola, Lucas artísticamente nos invita a descubrir el
propósito de la riqueza y el compromiso solidario que
tenemos con las personas pobres.

EVANGELIOS DE OCTUBRE
OCTUBRE 2
En aquel tiempo, los apóstoles le pidieron al Señor: «Auméntanos la fe.»  
El Señor contestó: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera:
"Arráncate de raíz y plántate en el mar." Y os obedecería. Suponed que un criado vuestro
trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve
del campo, ¿quién de vosotros le dice: "En seguida,
ven y ponte a la mesa"? ¿No le diréis: "Prepárame de
cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y
después comerás y beberás tú"? ¿Tenéis que estar
agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado?
Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo
mandado, decid: "Somos unos pobres siervos, hemos
hecho lo que teníamos que hacer."»

OCTUBRE 9

Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre


Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo,
vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a
lo lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten
compasión de nosotros.» 
Al verlos, les dijo: «la presentaros a los sacerdotes.» 
Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se
volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole
gracias. Éste era un samaritano.
Jesús tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde
están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?» 
Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado.»

OCTUBRE 16

En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin
desanimarse, les propuso esta parábola: «Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni
le importaban los hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: "Hazme
justicia frente a mi adversario." Por algún tiempo se negó, pero después se dijo: "Aunque ni
temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré
justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara."» 
Y el Señor añadió: «Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus
elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar.
Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?»

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