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¿Qué enseñamos cuando enseñamos economía?

, por Carlos Andujar

Primeras palabras
Una de las tareas del buen docente es replantearse sus prácticas. Parar la pelota o tirarla a un
costado, sentarse como si el tiempo no pasara y simplemente ver. Verse uno mismo reflejado
en sus actos, en sus decisiones, en sus acciones y omisiones. Alejarse para ver la coherencia
entre lo que dice que enseña y lo que realmente enseña. Alejarse para encontrarse. Reconocer
a modo de inventario el camino recorrido. Para juzgarse, para valorarse, para tomar decisiones
y para seguir. Para seguir luchando desde la trinchera que cada uno supo construir por un
mundo más justo y fraterno.
Los que sigue es un intento, solo un intento, de esa reflexión tan necesaria.

El currículum
Lo que se enseña y lo que se aprende importa, tiene consecuencias. No se reduce ni a las
clases, ni a los exámenes o trabajos prácticos, ni siquiera a los esfuerzos denodados que
realizan los estudiantes por memorizar y, en algunos casos comprender, los contenidos cuya
constatación, por parte de quien enseña, iniciará seguramente un nuevo ciclo de enseñanza-
aprendizaje-constatación-acreditación.
Obviamente no puede enseñarse todo el conocimiento disponible de una ciencia en un
momento dado, por lo tanto es necesario realizar un recorte, una selección.
Los pedagogos suelen abordar el tema mediante el concepto de currículum.
Por currículum se entiende a la síntesis de elementos culturales (conocimientos valores,
costumbres, creencias, hábitos) que conforman una propuesta político-educativa pensada e
impulsada por diversos grupos y sectores sociales cuyos intereses son diversos y
contradictorios, aunque algunos tiendan a ser dominantes o hegemónicos, y otros tiendan a
oponerse y resistirse a tal dominación o hegemonía 1.
En este sentido queda claro que cuando se decide qué enseñar al mismo tiempo, en el mismo
acto, se está eligiendo qué no ensenar. En términos técnicos al definirse un currículum
prescripto, generalmente materializado en diseños, planes de estudio y programas, se
construye un currículum nulo, que incluye todo aquello que no será enseñado.
La intencionalidad del currículum no se reduce a la selección de saberes sino que también se
lleva a cabo subrepticiamente, implícitamente, mediante el sostenimiento de rutinas,
prácticas, hábitos, costumbres que determinan lo que suele denominarse el currículum
oculto2.
El currículum oculto incluye todo aquello que enseñamos mientras enseñamos 3.

1
De Alba, A.: Currículum: crisis, mito y perspectivas. México, UNAM-CESU, 1994
2
Que un plan de estudios esté organizado en materias, que los estudiantes van a acumulando a lo largo de su
cursada y a través de las cuales “analizan” la realidad tiene consecuencias en la construcción de su subjetividad.
Están aprehendiendo, a través de la reiteración y naturalización de dichas prácticas, una realidad fragmentada, qué
sólo tiene interlocutores legítimos en los especialistas y una concepción individualista y mercantilista de la
educación (lo que importa es “comprar” y “consumir” materias para “comprar” un título que tendrá valor en tanto y
en cuanto pocos lo consigan)
3
El inicio de los sistemas educativos hacia finales del siglo XIX da clara muestra en tal sentido. La disposición de los
bancos en el aula (individuales y mirando al frente), la tarima donde se paraba el docente, la canciones patrias, las
efemérides, la artificial partición del conocimiento en materias, los timbres de los recreos, los horarios, el
guardapolvo blanco, la obligatoriedad, la laicidad dan cuenta, de la intencionalidad, sea cual fuere el contenido de
Es evidente que como menciona Bernstein 4, las formas en que una sociedad selecciona,
clasifica, distribuye, transmite y valora los saberes destinados a la enseñanza refleja la
distribución del poder y los principios de control social.
Es nuestra intención pensar la enseñanza de la economía en el nivel universitario desde este
lugar, intentando develar los lazos que la unen con las relaciones de poder vigentes en la
sociedad.
Es momento de comprometerse y, como menciona Apple, tomar muy en serio las siguientes
preguntas sobre la tradición selectiva. ¿De quién es el conocimiento? ¿Quién lo seleccionó?
¿Por qué se organizó y se enseño de este modo? ¿Y por qué a este grupo en particular? No
basta, continúa el autor, sin embargo, con el simple hecho de formular esos interrogantes. Hay
que tratar de vincular estas investigaciones con las concepciones en competencia de las
ideologías y el poder social y económico. De este modo se puede empezar a obtener una
valoración más concreta de las vinculaciones existentes el poder económico y político y el
conocimiento puesto a disposición (y el no puesto a disposición) de los estudiantes.5
Precisamente esto intentaremos en las líneas que siguen.

El “sagrado” mundo de la economía y los alconomistas


El currículum oficial que rige la enseñanza de economía en el nivel universitario, ya sea de
carreras afines a la misma o en carreras en donde la materia economía integra, junto a otras,
la formación general de los futuros egresados, contiene un corpus de conceptos introductorios
homogéneos y estables. La industria editorial se corresponde de modo casi lineal, como un
espejo, a mencionado corpus. Lo que uno podría preguntarse es quién refleja a quién, pero ese
asunto excede al presente trabajo.
Independientemente de la relación existente entre la industria editorial, la academia y el
currículum oficial, lo determinante es que todas las fuerzas van hacia el mismo lado
construyendo una visión de la economía, de los economistas y de la sociedad que domina
mejor dicho, hegemoniza, el discurso económico vigente.

El rito
Un ritual es una serie de acciones que poseen un alto valor simbólico, basadas en alguna
creencia legitimada y aceptada por una comunidad que no cuestiona los fundamentos del
mismo.
Quien más, quien menos, todos los que hemos pasado por la materia economía, ya sea en los
últimos años de la educación secundaria o en los primeros de la educación universitaria,
hemos transitado por un ritual.
Pasar el ritual implica la posibilidad de acceder a nuevos conocimientos, más profundos y
complejos, pero que se estructurarán sobre la base de conceptos y categorías que ya nunca
serán discutidas o cuestionadas como tampoco lo fue, en su momento, el ritual. A ninguno de
nosotros se nos ocurriría decirle al cura del barrio cuando está bautizando a nuestro hijo “por
favor no utilice agua que hace frío”, “no manche la frente del bebé con el oleo de los
que se enseñe, de disciplinar a la sociedad. Por un lado, formar ciudadanos y patriotas, para esos Estados Nación
nacientes y, por el otro, obreros para cubrir las fábricas de un incipiente capitalismo industrial. Al mismo tiempo se
continuaba con un proceso creciente de secularización y se consolidaba como hegemónica una concepción
positivista de la sociedad y el conocimiento.
4
Bernstein, B. Principios de clasificación, enmarcamiento, secuencia y ritmo. 1980, p. 47.
5
Apple, M. Ideología y currículo. España. Akal. 1986. Capítulo 1.
catecúmenos porque después si se mancha no sale de la ropa”. Los ritos no se discuten, no se
problematizan, los ritos se pasan o no se pasan.
Una vez que se han pasado, que hemos incorporado “el mensaje” condicionan nuestra forma
de ver el mundo y, por lo tanto, nuestras prácticas sociales, “Si no bautizas a tu hijo se irá al
infierno” “¿cómo una madre puede querer el mal para su hijo?” Ya no habrá posibilidad de
cuestionarse. ¿Qué es el mal y qué es el bien? ¿Por qué es necesario este ritual? ¿Qué relación
existe entre los ritos y el sostenimiento de las religiones? ¿Por qué un Dios que es amor
condena a priori a los que no realizan el rito? ¿Qué función han cumplido las religiones y sus
estructuras de poder en relación a otros actores sociales a lo largo de la historia?
No habrá respuestas para estas y otras preguntas, simplemente porque ya no habrá
preguntas…

La estructura del rito económico: los conceptos


El sociólogo Pierre Bordieu acuño en la década del 70 el concepto de violencia simbólica para
referirse a la acción pedagógica de imponer un “arbitrario cultural” a través de un “poder
arbitrario”. Es decir imponer como legítimo un determinado recorte cultural sin otro
fundamento que el poder que se tiene para imponerlo.
Nos debería resultar como mínimo extraño que la mayoría de cursos introductorios de
economía de todo el país, sin ninguna posibilidad fáctica de coordinación, respeten a raja tabla
no sólo una selección arbitraria de conceptos sino una secuenciación de los mismos. Y aún más
extraño que todos los manuales de economía general presenten en los primeros capítulos la
misma selección de conceptos e idéntica secuenciación.
La secuenciación a la que nos referimos es la siguiente:
1. El concepto de economía
2. La separación entre la llamada economía normativa y positiva
3. El concepto de frontera de posibilidades de producción, de eficiencia y costo de
oportunidad.
4. El circuito económico y el mercado de los factores y los bienes.
5. La ley de la oferta y demanda, los precios de equilibrio y el mercado de competencia
perfecta.
6. El concepto de fallas de mercado.

En la definición de economía se menciona que es una ciencia social (característica que se


olvidará muy pronto) que estudia la producción, la distribución y consumo de bienes para la
satisfacción de necesidades. Enseguida se destaca que el problema esencial es la escasez y
que, por lo tanto, la ciencia económica, debe estudiar los modos de hacer eficiente la
asignación de limitados recursos.
Acceder al universo de la economía por la puerta de la escasez y la eficiencia contribuyen a
formar una idea de la economía como ciencia neutral y objetiva, capaz de separase de los
procesos históricos sociales y políticos que le dan origen.
Si los recursos son naturalmente limitados y escasos y la economía se encarga de estudiar su
eficiente asignación quién, sino los economistas, son la única palabra autorizada al respecto.
Por otro lado si el problema es la relación entre escasez y asignación eficiente, los
conocimientos que se produzcan serán universalmente válidos para todo tiempo y lugar.
Si alguna “mente curiosa” osase mencionar o pensar que a pesar de la pretendida objetivad y
neutralidad existen sin embargo multiplicidad de políticas económicas, muchas de ellas
contradictorias, se le “enseñará para su tranquilidad” que esas manifestaciones se encuadran
dentro de la llamada “economía normativa” donde sí entran en juego los juicos valorativos y la
ideología. Al mismo tiempo se crea un reducto donde conservar la legitimidad y el poder. El
análisis científico, la creación de modelos, la producción de conocimientos técnicos queda
reservada para la denominada “economía positiva”, lugar donde la objetividad es el rey y la
neutralidad es la reina. Versión moderna de la doxa y episteme griegas.
El concepto de frontera de posibilidades de producción refuerza el eje escasez-eficiencia
contribuyendo a la creación de un mundo en donde no hay recursos ociosos, como por
ejemplo el desempleo. El costo de oportunidad será el costo de elegir entre dos opciones
eficientes.
La descripción de los mercados de bienes y factores a través de la interacción entre las familias
y las empresas en el denominado “circuito de la economía” o “flujo circular de la renta”, no
hace otra cosa que hacernos pensar en un mundo en donde no existen las relaciones de poder,
ni las familias ricas y pobres, ni las empresas multinacionales y las pymes, ni la explotación
patronal, ni el trabajo infantil, ni el centro y la periferia, ni los grupos de poder, ni el trabajo en
negro…, en suma, un mundo que no existe. Un mundo en donde las familias ofrecen
libremente sus recursos que libremente son comprados por las empresas (todas con el mismo
poder), para producir libremente bienes que, a su vez, son libremente comprados por todas las
familias. Lindo cuento de hadas, si fuese sólo eso y no el deliberado, perverso y brutal relato de
un mundo plagado de injusticias sociales.
Los alconomistas6, menciona Weeks en el citado artículo, dicen que explican cómo funcionan
los mercados, pero se trata de mercados ideales que no existen en el mundo real. Estos
ideólogos dotan a sus mercados imaginarios con poderes metafísicos para que los
consumidores y empresarios estén siempre satisfechos. Esos mercados son voluntarios donde
el tiempo no corre y cuentan con la participación de un gran número de criaturas omniscientes
de igual poder de negociación, que conocen todos los resultados posibles antes de que
sucedan.
El final de la historia o ya a esta altura deberíamos llamarla historieta es conocido. El problema
es la escasez y la búsqueda de una eficiente asignación de los limitados recursos. Pero, para
sorpresas de propios y ajenos, lamento informarles que esa búsqueda terminó, los
alconomistas encontraron el verdadero camino a la meca de la eficiencia: los mecanismos de
autorregulación de los mercados.
Ya será era hora que nos enseñen como se determinan los precios de equilibrio en un mercado
en donde hay una multiplicidad de productores y consumidores con igual poder y en donde el
total acceso a la información y la libre movilidad de los recursos son la regla. Pero como la
realidad es tan evidente que no se puede ocultar ya habrá tiempo también para resignificarla y
llamar “fallas” de mercados a los oligopolios y monopolios, o “externalidades” a la
contaminación ambiental producida por empresas guiadas exclusivamente por el fin de lucro.

6
John Weeks nombra así a los economistas que predican su propia versión del creacionismo, donde los mercados
libres y desregulados son la única forma posible de organizar la sociedad. Un poco de economía y mucho de
alquimia. Artículo publicado en página 12 del día 23 de abril de 2012 “Los astrólogos de la economía”. Disponible en
versión digital http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-192468-2012-04-23.html
Los alconomistas refuerzan esta creencia popular de que la economía es demasiado difícil de
entender. Los ayuda a predicar sus doctrinas reaccionarias como la ley de la oferta y la
demanda, la ineficiencia del Estado, la responsabilidad de los sindicatos en el desempleo y la
inflación y el hecho de que los aumentos de precios deben ser más temidos que la
desocupación. Desde su teoría banal, los alconomistas imponen una supremacía ideológica.
Con explicaciones superficiales y simplistas construyeron una ideología que emite juicios de
valor cual oráculo griego sobre los distintos temas de la humanidad. (…)De esta ideología surge
la creencia de que las acciones del gobierno restringen, limitan y distorsionan la habilidad de
las personas para tomar decisiones. Por eso, su rol debe ser limitado, para minimizar las
restricciones. La explicación es simple: la asignación debe estar a cargo del mercado. Para las
grandes empresas y sus sacerdotes alconómicos, los mercados no sólo son más eficientes que
los métodos alternativos de asignación y distribución, sino que son el único mecanismo viable.
Aun más, los mercados sólo son eficientes si no están regulados de ninguna forma y se les
permite operar libremente sin la intervención del Estado. 7
La selección de contenidos presentada y su secuenciación contribuyen de manera esencial a la
construcción y sostenimiento de tal visión.

Los efectos del rito: Las categorías de pensamiento


La hegemonía es un cuerpo completo de prácticas y expectativas; nuestra asignación de
energía, nuestro entendimiento ordinario del hombre y su mundo. Es una serie de significados
y valores que, en la medida en que son experimentados como prácticas, aparecen como
recíprocamente confirmantes. Constituye así un sentido de la realidad para la mayoría de las
personas de una sociedad, un sentido de lo absoluto porque se experimenta (como) una
realidad más allá de la cual a la mayoría de los miembros de una sociedad les es muy difícil
moverse en la mayoría de las áreas de su vida. 8
Por todo lo argumentado en los apartados anteriores no cabe la menor duda que el currículum
de la enseñanza de la economía general en el nivel universitario está hegemonizado por la
visión neoclásica y contribuye a la construcción de una visión liberal de la sociedad, de la
historia, de los hombres y las mujeres.
Dicho currículum, aunque de modo solapado y no manifiesto, construye, trasmite y consolida
categorías de pensamiento que resultan recíprocamente confirmantes y condicionan las
prácticas sociales. En líneas generales dichas categorías son:
a) Neutralidad, escasez y eficiencia: Una ciencia económica neutral, objetiva, separada
de la política, la historia y las ideologías cuyo principal problema se centra en la
escasez y, por lo tanto, la asignación eficiente de los recursos. Dicha eficiencia se logra
a través de los mecanismos automáticos de ajuste de los mercados y por lo tanto toda
intervención estatal debe limitarse a asegurar el funcionamiento de tales mecanismos.
b) Cientificidad: Una academia y unos economistas que poseen el monopolio del discurso
legítimo sobre temas económicos que, debido a su especificidad y complejidad, sólo
les está reservado a ellos. Monopolio que al mismo tiempo que produce conocimiento
legítimo, desacredita y desautoriza el resto del conocimiento producido por
considerarlo precisamente no científico.

7
Los astrólogos de la economía. Página 12. Opc.cit
8
Williams en Apple, M. op. cit.
c) Orden y equilibrio : Una sociedad equilibrada y armónica, que brinda igualdad de
oportunidades, regida por mercados también equilibrados, en la que la movilidad
social no sólo es posible sino que depende exclusivamente de la voluntad individual y
que, por lo tanto, considera que el desempleo y la pobreza son consecuencias
inevitables de la desidia humana 9, naturalizando así las injusticias sociales y
culpabilizando a las víctimas.

Estas concepciones nunca se presentan como tales sino que se cierran entre sí conformando
una estructura sólida, rígida, impenetrable, indiscutible, descalificadora de estructuras e ideas
alternativas. Actúan en la práctica no sólo descalificado cualquier abordaje alternativo sino
también impidiendo, y esto es lo más grave, la generación de un pensamiento heterodoxo
dado que limitan, dominando el discurso legítimo, el universo de lo pensable.
Ningún proceso de construcción de hegemonía puede prescindir de una transformación
radical de los significados, las categorías, los conceptos y discursos a través de los cuales la
“realidad” adquiere sentido y puede ser nombrada (…) Las categorías lingüísticas, los
conceptos, al limitar la esfera de lo posible, al impedir o permitir que ciertas cuestiones sean
pensadas, son parte central de cualquier proyecto político de transformación social. 10
Conceptos y categorías que, como dice Da Silva, nos habilitan o no a pensar la realidad, a
acercarnos a ella de un modo u otro y, en definitiva a trasformar o reproducir las estructuras
sociales vigentes. Qué difícil será encontrar una solución a la pobreza y al desempleo cuando
no los puedo ver como problema simplemente porque los considero parte de orden natural de
las cosas o consecuencias lógicas, justas e inevitables de las libres decisiones de los individuos.

El origen. Los intereses y los interesados


Las teorías económicas neoclásicas de finales del siglo XIX son el fundamento del currículum
oficial actual y fueron, desde el punto de vista histórico, la respuesta liberal a universo
marxista que amenazaba como poblarlo todo.
Para que las críticas al socialismo y al marxismo no pareciesen impregnadas de ideología,
intereses y parcialidad, era necesario remitirlas a fundamentos positivos 11, es decir científicos.
Pero estos eran, en esencia, los mismos que los de la economía política clásica 12. Había pues
que reinventar la ciencia económica, reconstruirla sobre fundamentos que permitieran borrar
de su seno los propios conceptos de clase social, fuerza de trabajo, capitalismo, explotación,
excedente, etc., y con ellos, hacer que pierdan sustento, y por lo tanto circulación, los de lucha
de clases, plusvalía, opresión, etc.: la teoría de la utilidad marginal proporcionó la solución
buscada. Además parecía que ésta permitía demostrar que en la economía competitiva se
organizaba un tipo de organización social cercano al ideal; un tipo de organización en el que las

9
También podría asignarse tales males a la intervención burocrática e ineficiente del Estado en la economía como lo
fue en la vigencia del modelo neoliberal.
10
Da Silva, Tomaz. El proyecto educativo de la nueva derecha y la retórica de la calidad total. En Gentili P. Cultura,
Política y Currículo. (1997)
11
Todavía hoy, los manuales universitarios hablan de economía normativa y positiva, como si tal división fue en
efecto posible.
12
Aunque el marginalismo se planteó como una alternativa al enfoque clásico en el plano de la teoría económica,
conservó, sin embargo, su filosofía de fondo al menos en una cuestión central: Jevons, Menger, Walras y los
marginalistas posteriores fueron acérrimos defensores de las razones del laissez faire.
reglas del mercado permitirían alcanzar una situación óptima y en la que se lograría, al mismo
tiempo, la armonía de los intereses y la maximización de los objetivos individuales.
De este modo, el sistema teórico neoclásico se irá estructurando en torno a esta reinvención
discursiva y conceptual de la economía clásica.
En primer lugar el sistema teórico neoclásico va a correr el foco de atención, hasta hacerlo
desaparecer del fenómeno del desarrollo económico, el gran tema de todos los clásicos, para
dar lugar al problema de la eficiente asignación de los recursos dados. El problema económico
puede formularse como sigue: dada una población con diversas necesidades y ciertas
posibilidades de producción, en poder de ciertas tierras y de otras fuentes de recursos, debe
determinarse el modo de distribuir el trabajo de la mejor manera posible para dar una máxima
utilidad al producto.13
De este modo, se empieza a definir a la economía como lo hacen los manuales actuales y los
docentes enseñan a sus alumnos. La economía pasa a ser la ciencia de la escasez y la elección.
Lejos y en el olvido, y cada vez más al paso de los años y de los economistas, el objeto de la
ciencia económica iba a ser el que le preocupó a Marx: las relaciones sociales de producción.
De ahora en más las relaciones serán entre los hombres y la naturaleza. El único problema es la
escasez y su eficiente administración: Que mejor que la “población” y las impersonales
“necesidades” para mandar al fondo del mar a las clases sociales. Asimismo, la propia
eternidad del problema planteado por los neoclásicos, el problema de la escasez, fundamenta
la ahistoricidad de las leyes económicas y, como hemos dicho su validez universal.
Su marginalismo acreditó una especial versión de la economía política, según la cual el
comportamiento humano resulta exclusivamente reducible al cálculo racional orientado a la
maximización de la utilidad.
Por lo tanto, si han de ser sujetos capaces de realizar elecciones racionales con miras a la
maximización de un objetivo individual, como la utilidad o el beneficio, forzosamente deben
ser individuos; o a lo sumo, grupos sociales mínimos, caracterizados por la unidad en la que
recaiga la toma de decisiones, como las familias y empresas. Así desaparecen de la escena los
sujetos colectivos, las clases sociales, y con ellas cualquier noción de conflicto. Todos nos
sentimos tranquilos, neutrales y objetivos explicando el flujo circular de la renta.
El estado natural de la economía de mercado, para los neoclásicos, es la armonía social y no el
conflicto de clases. El supuesto conflicto entre trabajo y capital es una ilusión. (…) No debemos
referirnos a estas cuestiones desde un punto de vista de clase, en economía, en todo caso,
debemos considerar a todos los hombres como hermanos. 14
La economía está formada, desde la concepción de Walras, por sujetos que están presentes en
el mercado, ya sea como consumidores o como productores o empresas. El proceso
económico nace del encuentro, en el mercado, de estos distintos sujetos. Los servicios
productivos son adquiridos por los empresarios y transformados en bienes, los cuales a su vez,
son adquiridos, o bien por otros empresarios o por consumidores. Estos últimos compran los
bienes producidos por ellos gastando el ingreso que han obtenido de la venta de los servicios
productivos. Ni las clases sociales, ni los sindicatos, ni los grupos de presión, ni los carteles de
empresas, ni otros tipos de grupos sociales son admitidos, ya que violarían el principio
fundamental del modelo de equilibrio general: el de la competencia perfecta.

13
Jevons, W. La teoría de la Economía Política. Screpanti E. y Zamagni S. Panorama de Historia del pensamiento
económico. (1997)
14
¡Alabado ser el Señor…. Mercado! Jevons, W. El Estado en relación con el trabajo.
Mientras que el reduccionismo ahistoricista había llevado a la eliminación de las relaciones
sociales y su transformación, el reduccionismo individualista llevó a la eliminación de las clases
sociales. Muerto el perro se terminaría la rabia…

Un mundo ideal
Los neoclásicos crearon un mundo a su imagen y semejanza y nosotros decidimos habitarlo.
Un mundo armonioso y en orden, equilibrado, no sólo en la oferta y la demanda, sino en las
relaciones sociales. Un mundo en donde cualquier intervención estatal que no sea en
resguardo de la propiedad privada y el derecho a la libre empresa y comercio, causa más males
que beneficios. Un mundo en donde la oferta crea su propia demanda y, por lo tanto no puede
existir en el mediano plazo crisis de sobreproducción. Es más, no pueden existir crisis y, si las
hay, son momentáneas y se resuelven con más mercado.
Un mundo en donde el dinero era considerado como neutro y facilitador del intercambio.
Un mundo en donde el desempleo no existe porque los salarios, como cualquier precio de
cualquier mercado, se reducen ante el exceso de oferta hasta encontrar su equilibrio. Un
mundo en el que en caso de existir algunos desempleados, son porque esas personas no
quieren vender su fuerza de trabajo al precio de mercado o, porque la presión de los
sindicatos, que a principios del siglo XX empezaban a acumular poder, suben con sus
exigencias, los salarios por encima del equilibrio, provocando consecuentemente desempleo
de la mano de obra. Un mundo, por último, en donde los mercados son de competencia
perfecta o similares y el monopolio, un caso particular, una falla de mercado a ser resuelta.

De neoclásicos y neoliberales
Las ideas neoliberales vigentes, que constituyeron el pensamiento único de los noventa y
sostienen el mundo ideal neoclásico, son hoy faro en las políticas públicas de la Comunidad
Económica Europea y en el currículum oficial.
Su origen hay que situarlo en las décadas del 60 y 70, con el prestigio académico de haber
frenado a la inflación, sin la competencia del keynesianismo que se había mostrado estéril y
con el apoyo del sector financiero y los grandes grupos económicos, el neoliberalismo impuso
al individuo y a la competencia como valores universales y a la intervención estatal como su
peor enemigo.
La hegemonía del mercado se construyó mediante la reinstauración del viejo modelo de
Estado gendarme liberal pero en nuevo contexto, la globalización 15, signada por las nuevas
tecnologías de la comunicación y de la información. Asimismo las recomendaciones
(imposiciones) del Consenso de Washington para los países de América Latina y el “fin” de la
alternativa comunista con la caída del muro de Berlín, constituyeron un escenario inmejorable
para la imposición de la ideología neoliberal y las necesarias reformas: apertura comercial,
libertad de empresa y comercio, desregulación financiera y libre flujo de capitales,
privatizaciones y flexibilización laboral.

15
Si bien excede al presente trabajo, cabe la pena mencionar que la globalización no es un proceso lineal, universal,
igual para todos, como se empeñaron en mostrar los teóricos neoliberales. Los avances en la comunicación y el
manejo de la información, la mundialización de los mercados, las nuevas tecnologías y el resto de los cambios que
caracterizan a la globalización, se dan en una estructura signada por el binomio centro-periferia, se inscriben en ella
y, por lo tanto, la correcta denominación sería la de países globalizados y países globalizadores, de modo de marcar,
tal asimetría.
Aquí y no en otro lado es dónde tenemos que buscar a qué grupos, sectores, instituciones,
intereses en general, beneficia el actual currículum oficial de la enseñanza de la economía y las
concepciones de sociedad y humanidad que de él se derivan.

No queda otra opción que comprometerse.


Debemos distinguir entre el campo de la producción del currículum oficial, en donde se
materializan y reflejan la distribución de poder y dominación social vigente y el campo de la
recontextualización de ese currículum. En el primero tenemos nula o muy poca influencia. El
campo de la recontextualización del currículum está constituido por las agencias y agentes que
realizan la selección y reorganización de ese discurso oficial, entre ellas las universidades y los
profesores. Sí los profesores.
Nuestro zona de influencia es, aunque siempre con relativa autonomía y libertad, muy grande.
Pasan por nuestras cátedras cientos y cientos de jóvenes por año, leen los textos que
proponemos, realizan las actividades en clase, dialogan y discuten con nosotros…
En un mundo en donde el presupuesto militar de un país supera el producto interno bruto de
cien países, no podemos decir que el problema central de la ciencia económica, como
intentaban mostrar los neoclásicos (y ahora los neoliberales persistentemente) sea la
escasez16. Por otro lado, en ese mismo mundo el 85 por ciento de la riqueza mundial pertenece
al decil más elevado y, en la mitad más baja de esa pirámide, el 50 por ciento de la población
mundial adulta tiene que conformarse con el 1 por ciento de la riqueza. 17 Estas estadísticas o
las que se consulte de cualquier fuente, arrojarán insoportables y aberrantes cifras sobre el
sufrimiento de miles de millones de personas en el mundo y de la obscena y violenta opulencia
de los privilegiados.
Claramente el problema de la ciencia económica son las relaciones sociales de producción que
provocan y amplían, año tras año, tal desigualdad. Es sobre ellas y no sobre la escasez donde la
producción de conocimiento económico tiene que poner todos sus esfuerzos.
Ese conocimiento al que hacemos referencia, no es el conocimiento que nos presenta el
positivismo: universal, exacto, único, inmutable, sino por el contrario, como dice Foucault, un
conocimiento impregnado por la lucha y las relaciones de poder. Para saber qué es (el
conocimiento), para conocerlo realmente, para comprenderlo en su raíz, en su fabricación,
debemos aproximarnos a él no como filósofos sino como políticos, debemos comprender cuáles
son las relaciones de lucha y de poder. (…) Sólo puede haber ciertos tipos de sujetos de
conocimiento, órdenes de verdad, dominios de saber, a partir de condiciones políticas, que son
como el suelo en que se forma el sujeto, los dominios de saber y las relaciones con la verdad.18
Como dice Paulo Freire una cuestión fundamental para nosotros los educadores populares es
saber cuál es nuestra compresión del acto de conocer. Segundo conocer para qué. Tercero,
conocer con quiénes. Cuarto, conocer a favor de qué. Quinto, conocer contra qué. Sexto,
conocer a favor de quiénes. Séptimo, conocer contra quiénes. 19

16
Si bien los recursos son limitados no podemos decir que este deba ser el centro de atención de la ciencia
económica, teniendo en cuenta que su definición, como se dijo oportunamente, condiciona y posibilita el universo
de lo pensable y lo realizable.
17
World Institute for Development Economics Research (WIDER) de la Universidad de las Naciones Unidas. Año
2000, citado en http://marin62.wordpress.com/ versión digital.
18
Foucault M. El discurso del Poder (1983) citado por Tamarit J. Poder y educación popular. (1992)
19
Torres, R. Educación Popular. Un encuentro con Paulo Freire. Centro editor de América Latina. 1994.
Es necesario responder estas y tantas otras preguntas, porque sino otros las responden por
nosotros, porque a decir verdad, no queda otra opción que comprometerse.

Abril de 2012

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