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Introducción

El término teología nace en el seno de la filosofía, siendo observado y


empleado por primera vez en el libro La República de Platón. En este
contexto, se refiere a la teología con el fin de expresar el proceso del
entendimiento de la naturaleza divina por medio de la razón.

Luego, la expresión teología fue usada por Aristóteles, en principio para


referirse al pensamiento mitológico y, más adelante como la rama
fundamental de la filosofía. Luego pasa a ser conocida como la
metafísica para distinguirla de la filosofía teológica que estudia a Dios y
todos sus rasgos.

La teología fue aceptada por el cristianismo entre los siglos IV y V en


base al significado del saber cristiano acerca de Dios. La teología es una
herramienta indispensable para estudiar la doctrina revelada en la
palabra de Dios.

La teología cristiana basa sus estudios en 2 misterios: el misterio


cristológico que se centra en la vida de Jesucristo desde su nacimiento
hasta su muerte y, el misterio trinitario que se basa en reconocer a un
único Dios bajo las figuras del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Tipos de teología

Teología bíblica

La teología bíblica, como lo indica su nombre, se encarga de estudiar y


analizar los diferentes libros que conforman la sagrada escritura, por
medio de la cual los cristianos basan sus creencias y forma de vida.

Teología sistemática
La teología sistemática permite organizar y percibir los hechos actuales
con los acontecimientos narrados en los diferentes libros de la Biblia.
Tratar de esta manera, establecer un sistema armónico y coordinado
que permita establecer la lógica en el estudio del mensaje de Dios
establecido en las interpretaciones del conjunto de libros que
conforman la Biblia.

Teología dogmática

La teología dogmática es aquella que estudia los principios teóricos


sobre los cuales se centra la fe en Dios, en sus obras, tal como se
predica en la Iglesias Católica y los cristianos o creyentes llevan su vida
en torno a la verdad y a las enseñanzas de Dios. El término apologética
es de origen griego απολογία que consiste en defender una posición, en
este caso, se trata de defender los diferentes puntos de vista de la fe
cristiana y todo lo que se deriva de ella.

En un principio, la apologética o teología fundamental eran observadas


como teología dogmática. Con el transcurrir del tiempo, ambas ciencias
se independizaron, dividiéndose dejando a la teología fundamental en
el estudio de la fe cristiana, su razón, características y fundamentos con
respecto a otras religiones.

Teología natural

La teología natural, conocida también como teología racional, se basa


en el estudio de Dios sin tomar en cuenta revelaciones sobrenaturales,
estudios o análisis de los diferentes libros que conforman la sagrada
escritura o experiencias religiosas. Por lo tanto, los estudiosos y
seguidores de la teología natural afirman que en observar la naturaleza
se manifiesta lo divino, así como, todo lo creado por Dios.
En referencia a lo anterior, la teología natural se diferencia de la
teología revelada ya que esta última estudia las escrituras y
experiencias religiosas.

Teología ortodoxa

Los cristianos que siguen la teología ortodoxa creen en un único Dios. El


término ortodoxo está conformada por 2 expresiones orthós que
significa “verdadero” y dokeo que expresa “opinar” o “confesar”. Los
seguidores de la teología ortodoxa se consideran los únicos verdaderos.
La iglesia ortodoxa existe desde la época de los discípulos. Asimismo,
para los cristianos existe la sagrada trinidad conformada por el Padre,
Hijo y Espíritu Santo, pero a pesar de ello, reconocen un solo Dios, en el
cual tratan de llevar una vida basada en las enseñanzas de Dios.

Teología: el término teología tiene su origen en el latín theologia. Esta


palabra, a su vez, proviene del concepto griego formado por theos
(“Dios”) y logos (“estudio”). La teología es, de esta forma, la ciencia que
se encarga del estudio de las características y propiedades de la
divinidad. Se trata de un grupo de técnicas propias de la filosofía que
pretenden generar conocimiento sobre Dios y el resto de las entidades
calificadas como divinas. Ernest F. Kevan la define como la ciencia de
Dios que se ha revelado a través de su palabra.

Teología: es la disciplina que se encarga de estudia los conocimientos


que tiene el hombre acerca de Dios. El empleo de esta palabra proviene
del pensamiento politeísta de la antigua Grecia.

Religión: Es una actividad humana compuesta por creencias y


práacticas acerca de lo considerado divino o sagrado, tanto personales
como colectivas, de tipo existencial, moral y espiritual. Se habla de
religiones para hacer referencia a formas específicas de manifestación
del fenómeno religioso, compartidas por los diferentes grupos
humanos. Hay religiones que están organizadas de formas más o menos
rígidas, mientras que otras carecen de estructura formal y están
integradas en las tradiciones culturales de la sociedad o etnia en la que
se practican. El término hace referencia tanto a las creencias y prácticas
personales como a ritmos y enseñanzas colectivas.

Monoteísmo: Es la creencia de que sólo hay un Dios. (del griego monos


"solo" y theos "dios") es una palabra acuñada en tiempos
comparativamente modernos para designar la creencia en un Dios
supremo, el Creador y Señor del mundo, el Espíritu eterno,
Todopoderoso, Todo sabiduría y Todo Bondad, Recompensa de los
buenos y Castigo de los malos, Fuente de nuestra alegría y perfección.
Es lo opuesto al Politeísmo, que es la creencia en más de un dios, y del
Ateísmo que es la negación de la existencia de cualquier dios.
Politeísmo: El politeísmo es la creencia de que hay muchos dioses. Este
nombre proviene de las palabras griegas, “poli” que significa “muchos”
y “teísmo” que proviene de la palabra usada para “Dios.” El politeísmo
ha sido quizá la postura teísta más dominante en la historia de la
humanidad. El ejemplo más comúnmente conocido como politeísmo en
tiempos antiguos es Grecia / mitología romana (Zeus, Apolo, Afrodita,
Poseidón, etc.). El ejemplo moderno más claro del politeísmo es el
hinduismo, el cual tiene más de 300 millones de dioses. Aunque el
hinduismo es en esencia panteístico, mantiene la creencia en muchos
dioses. Es interesante notar que aún en las religiones politeístas,
usualmente hay un dios supremo, quien reina sobre los otros dioses,
por ejemplo: Zeus en Grecia / mitología romana, y Brahmán en el
hinduismo.

Cosmogonía: La cosmogonía es una narración mitológica sobre la cual


se pretende establecer el origen del mundo, el ser humano y el
universo.

Cosmogonía también se refiere a la ciencia y las teorías que tratan de


explicar el origen y evolución del universo.

Cosmogonía es una palabra que deriva del griego κοσμογονία


kosmogonía, formada por kosmos que significa “mundo” y gígnomai
que significa “nacer". La cosmogonía ofrece por medio de un relato una
explicación acerca de la creación y desarrollo del mundo, el universo y
los primeros seres humanos y animales, con la intención de poder
establecer una realidad concebida bajo un orden físico, simbólico y
religioso.
Por lo general, en estos relatos se describe un principio del cosmos con
gran desorden, el cua se logra superar gracias al enlace de diversos
elementos sobrenaturales que lentamente dan forma al cosmos y que
son dominados por las fuerzas ejercidas por los dioses.

La cosmogonía forma parte de un gran número de culturas. Estos


relatos se han transmitido a lo largo de las generaciones como herencia
cultural del hombre, gracias a la necesidad que tiene el ser humano de
conocer el origen de todo aquello que le rodea y de sí mismo.

Por tal razón son relatos de datas muy antiguas, lo que responde a que
fueron creadas por las primeras grandes civilizaciones como, por
ejemplo, la griega, egipcia, sumeria, nórdica y amerindias.

Por ejemplo, para los cristianos el libro del Génesis, en la Biblia, es un


relato cosmogónico que describe cómo fue creado el universo bajo el
poder y la palabra de Dios.

Teogonía: Según cuenta Hesíodo en la «Teogonía» al principio de todo


sólo existía el caos («kaos» o espacio puro, el vacío) del que surgieron
tres generaciones de dioses.

1ª GENERACIÓN DE DIOSES O GENERACIÓN DEL CIELO Y LA TIERRA

Gea, la fecunda Tierra, engendró a Urano, el Cielo y formaron la primera


pareja de dioses, origen de todo el universo. Urano y Gea crearon ríos,
mares y montañas, animales y criaturas como los Titanes, las Titánides,
los Cíclopes y los Centímanos (gigantes de cien manos).
Urano, por miedo a ser destronado, obligaba a permanecer a todas
estas criaturas dentro del seno de su madre Gea.

Gea, cansada de sufrir el encierro de sus hijos, entregó una hoz de oro
al más joven y fuerte de los Titanes, su hijo Crono, con la que castró a
Urano.

Los genitales de Urano cayeron al mar cerca de Chipre y su simiente


engendró una espuma («aphros») de la que brotó Afrodita, diosa del
amor y la belleza.

La sangre de Urano fecundó a Gea que engendró a los Gigantes y las


Furias.

2ª GENERACIÓN DE DIOSES O GENERACIÓN DE LOS TITANES

Crono, el Tiempo, tomó por esposa a su hermana la titánide Rea, la


Naturaleza.

Esta generación de Titanes tampoco estableció un orden justo. Crono


temía ser destronado y para evitarlo envió a los Cíclopes y los
Centímanos al Tártaro (infierno) y devoraba a todos sus hijos nada más
nacer.

Crono y Rea engendraron a Hestia, diosa del hogar, Deméter, diosa del
cultivo y los cereales, Hera, diosa del matrimonio, Hades, dios del reino
de los muertos y Poseidón, dios de los mares. Todos fueron devorados
por Crono.

El más joven de sus hijos, Zeus, se salvó gracias a que Rea entregó a
Crono una piedra envuelta en pañales que éste se tragó sin sospechar el
engaño.

Rea ocultó a Zeus en una cueva del monte Ida (Creta) donde le
amamantó la cabra Amaltea a la que más tarde Zeus recompensó
dándole un lugar en el firmamento. Con la piel de Amaltea fabricó la
«égida», un escudo símbolo de su poder y con la cornamenta la
«Cornucopia» o «cuerno de la abundancia». En la entrada de la cueva
Rea colocó a los «Coribantes» o «Curetes» para que disimularan con sus
estruendosas danzas guerreras el llanto del niño.

LA 3ª GENERACIÓN O GENERACIÓN DE LOS DIOSES OLÍMPICOS

Cuando Zeus se hizo mayor se enfrentó a su padre Crono. Con la ayuda


de la diosa Metis dio a Crono un vomitivo para liberar a todos sus
hermanos del vientre de su padre. Lo primero que Crono vomitó fue la
piedra que se había tragado en lugar de Zeus, llamada «Ónfalos»
(ombligo) que cayó en Delfos, a los pies del monte Parnaso donde se
estableció uno de los oráculos más influyentes de Grecia.

Zeus y sus cinco hermanos, ayudados por algunos Titanes como


Prometeo, lucharon contra Crono y los Titanes. Esta lucha se conoce
con el nombre de Titanomaquia (batalla de los Titanes).

Los Titanes combatían desde el monte Otris y Zeus y sus hermanos


desde el monte Olimpo. Después de diez años de combates la situación
estaba muy igualada.

Entonces Zeus liberó del Tártaro a los Cíclopes y los Centímanos y les
dio néctar y ambrosía, alimentos de los dioses, para que recuperasen
las fuerzas. Los Cíclopes en su forja volcánica fabricaron unas temibles
armas para Zeus: el rayo, el trueno y el relámpago, un yelmo para Hades
y un tridente para Poseidón.

Zeus lucha con el monstruo Tifón En la batalla final el orden se enfrentó


al caos y los Olímpicos se alzaron con la victoria, arrojando a los Titanes
al Tártaro donde pusieron a los Centímanos como carceleros. Atlas, uno
de los Titanes fue condenado a soportar para siempre el peso de la
bóveda celeste.

Posteriormente los dioses olímpicos se enfrentaron a dos fieros asedios


del Olimpo, el primero fue la Gigantomaquia o batalla de los Gigantes
que también fueron vencidos y enterrados bajo enormes montañas.

Por último, Gea engendró al monstruo, Tifón, descomunal criatura


alada, con un centenar de serpientes repartidas por sus muslos que
lanzaba llamas por la boca. También lo derrotó Zeus y lo sepultó en las
profundidades del volcán Etna (Sicilia).

Zeus tomó como esposa a su hermana Hera y gobernó el mundo, junto


a sus hermanos e hijos, desde el Olimpo.

Los hijos de Zeus y Hera fueron Ares y Hefesto. Además Zeus tuvo con
Leto a Apolo y Artemisa, con la oceánide Pluto a Tántalo, con la ninfa
Maia a Hermes, con la princesa tebana Sémele a Dioniso, con Deméter
a Perséfone, con Alcmena a Heracles, con Europa a Minos y con Dánae
a Perseo. De la cabeza de Zeus surgió Atenea. Un día que Zeus sintió un
fuerte dolor de cabeza pidió a su hijo Hefesto que le abriera el cráneo
con su hacha. Cuando Hefesto cumplió la orden de la cabeza de Zeus
surgió Atenea. Previamente Zeus se había tragado a Metis, la
Inteligencia, que iba a tener un hijo suyo, para evitar una profecía que
vaticinaba que ese hijo le arrebataría el trono.
Elementos que conforman una religión:
Toda religión tiene un sistema de creencias. Cada religión enseña o
expone sus propias verdades acerca del mundo, acerca de la
humanidad y acerca de Dios o de los dioses tal como dichas verdades
son interpretadas desde esa misma fe. A través de sus sistemas de
creencias, las religiones predican sus verdades acerca de la vida y de la
muerte, el dolor y la esperanza. Estas creencias dan sentido a la vida sus
seguidores y alimentan su esperanza en medio del sufrimiento.

Misterio: Designamos con el nombre Misterio esa realidad anterior y


superior al hombre cuya presencia se percibe en el ámbito de lo
sagrado y que invita a una reorganización de la vida personal. No se
trata pues, de una verdad, de una idea o de un concepto que se pueda
descubrir o aprender, sino de una presencia vivida.

Sagrado: Significa “separado” y lo que es sagrado ya no puede ser


tratado de cualquier forma porque ya no pertenece al mundo natural,
sino a Dios. Ha sido separado de las demás cosas por esa “presencia”
del más allá. Las cosas sagradas son distintas porque representan
“algo”, porque vienen de “algún sitio” más allá del mundo que se ve.

La actitud religiosa: Lo que convierte a una persona en religiosa no es


solamente el “sentimiento” de Dios que pueda aparecer en la vida. Se
requiere una actitud de respuesta que reconozca al Misterio como valor
central y que busque la propia salvación en él. La actitud religiosa,
busca en la comunión y en la cercanía del Misterio la salvación, y por
eso la persona se confía en las manos de esa realidad suprema.
Manifestaciones de la actitud religiosa: A todos los medios que las
persona utilizan para relacionarse con Dios se les llama mediaciones, a
continuación están las 4 más importantes.

Mitos y relatos: La persona que desarrolla su actitud religiosa, se siente


salvada por Dios, a partir de ese momento, ese Dios se convierte en
elemento central de su vida; y cuando le surgen preguntas,
interrogantes sobre las cuestiones de la vida, busca las respuestas en
esa relación con Dios.

Ritos y fiestas: El objetivo de una persona religiosa es estar unida a la


divinidad; esa divinidad que creó la tierra, que salvo a un pueblo, que
dio la vida ¿Cómo hacer hoy presentes esas intervenciones que nos
narran los mitos y los relatos de las diferentes religiones? Para
responder surgen los ritos; que son acciones de carácter simbólico que
se repiten siempre según un esquema fijo y el contacto a la persona con
la divinidad.

Oración: Todavía queda otra manifestación de la actitud religiosa, mas


personal, por la cual el creyente se comunica directamente con la
divinidad; la oración. Esta es probablemente la expresión religiosa más
típica. La oración es la palabra por la que la persona religiosa eleva su
mente, su corazón y todo su ser, hacia el ser supremo en una alabanza.

Moral: La ética y la moral son también una manifestación de la actitud


religiosa. Esa relación que la persona con actitud religiosa decíamos que
siempre supone un cambio de conducta, en efecto aceptar la salvación
que trae la divinidad provoca una moral determinada. La persona se
siente transformada por esa relación, y por tanto, actúa según esa
relación con Dios. Pero el núcleo de la religión es esa relación que se
establece con Dios, no las conductas establecidas que se pueden seguir
incluso sin ser creyente.

Religión, superstición, magia, idolatría.

La idolatría: consiste en tomar como absoluta realidades de nuestro


mundo cosas que no son sobrenaturales ni trascendentales. Son
simples objetos o seres naturales que son “divinizados” por el ser
humano.

La magia: es el conjunto de actos que se realizan con el objeto de


“dominar” las fuerzas ocultas y así orientarlas en beneficio del mago.

La persona supersticiosa: cree que existe algo por encima de los seres
humanos, una especie de fuerza oculta que puede no favorecerle, o
incluso castigarle, si realiza ciertos actos que por lo tanto hay que evitar.

Cada religión tiene un sistema de creencias; unas creen en santos, unas


en un solo Dios, las otras en cosas totalmente distintas. Por lo tanto
cada persona según sus pensamientos y su forma de ver la vida, tiene
como fin seguir una de tantas religiones para sentirse de algún modo
“satisfecho” y a gusto con su vida espiritual.

Elementos de la religión islamica:


El edificio del Islam lleva consigo la fe en un solo Dios Único (a modo de
tejado) y cuatro pilares (que lo sostienen), a saber: la oración ritual, el
ayuno del mes de Ramadán, el pago del azaque y la peregrinación a la
casa (de Dios). Así lo proclama el profeta del Islam, Muhammad, la paz
sea con él.

FE EN UN SOLO DIOS

Siguiendo con esta descripción, el tejado del edificio representa la fe


islámica, compuesta por seis elementos, que se considera el primer
pilar del Islam.

La unicidad de Dios (Al-lah): Ser eterno, trascendental y omnipresente,


tal como lo afirma el Corán y particularmente en la célebre azora 112:
"Di, oh Muhammad: Él es Dios, es Único, es Eterno, jamás engendró ni
fue engendrado y no tiene a nadie por igual (incomparable)". sus "más
bellos nombres", en número de noventa y nueve, han sido revelados en
el mismo Corán, tales como el Omnipotente, Omnipresente,
Omnisciente, Creador, Clemente, Misericordioso, que oye, que ve, que
juzga, que resucita, etc.

La creencia en los Ángeles. Son seres ocultos e inaccesibles a los


sentidos. No tienen existencia corporal. Pertenecen al mundo
sobrenatural e invisible, cuya verdad no es conocida mas que por Dios.

Los Ángeles están exentos de las pasiones animales, de las intenciones


personales, de los pecados y de los errores. Han sido creados por Dios
de la luz. Su morada la tienen en los cielos, nunca desobedecen a la
voluntad de Dios.

Los Profetas. Dentro de los elementos fundamentales de la fe islámica


figura la creencia en todos los profetas de Dios que han recibido la
revelación divina y han sido enviados a sus pueblos, desde Adán, el
padre de la humanidad, hasta el último de los profetas, Muhammad. La
paz sea con todos ellos. Cinco son los profetas considerados entre los
que gozan de alta voluntad: Noé, Abraham, Moisés, Jesús y
Muhammad.

Los libros sagrados. La creencia en los profetas enviados por Dios


implica naturalmente la creencia en libros sagrados que han sido
revelados por Dios a los profetas, tales como la Tora, el Evangelio y el
Corán.

El día del juicio final. Significa creer en la existencia, después de la


muerte, de otra vida, en la que todas las criaturas rendirán cuenta de
sus actos y recibirán recompensas o castigos.

La creencia en el Destino. Creer en el Destino forma parte integrante de


la fe musulmana. Es decir, creer en el poder divino sobre todas las cosas
del Universo y en la sumisión de toda la creación a su voluntad.

Estos son los componentes de la fe islámica. El testimonio de esta


creencia consiste en proclamarla ante dos testigos. Ese testimonio no es
necesario para Dios, pero sí para la ley. Esta "profesión de fe" -Šahada o
Tašahhud- musulmana constituye el primer pilar y le hace a uno legal y
socialmente musulmán.

Acudiremos ahora a los cuatro pilares sostenedores del Islam.

LA ORACIÓN RITUAL (AZALÁ)

El segundo precepto es la oración. El musulmán está obligado a cumplir


esta oración ritual cinco veces al día: al alba, al mediodía, a comienzos
de la tarde, al crepúsculo y por la noche. Esta oración sigue un ritual
marcado, con la recitación de la "Fátiha" - el primer capítulo del Corán -
y otras partes del Corán, junto con diversas plegarias y gestos en
número variable según la oración, entre dos, tres y cuatro.

Podríamos simbolizar las posturas de la oración musulmana del modo


siguiente: permanecer de pie, luego inclinarse y posteriormente
prosternarse, colocando la frente sobre el suelo.

¿No hay tres reinos en la naturaleza: mineral, vegetal y animal? La


montaña permanece siempre de pie y así presta servicio a su Creador
(para el régimen de los vientos, de las lluvias, de mil cosas más,
conocidas o desconocidas por nosotros). El musulmán también
comienza su oficio permaneciendo de pie inmóvil, concentrado como
un mineral.

Todos los animales cuadrúpedos, los reptiles, los pájaros, los peces,
permanecen perfectamente inclinados. La segunda postura del orante
musulmán es, precisamente, la de doblarse o inclinarse, para glorificar a
Dios como los animales.

Las raíces vienen a cumplir con la función de ser las bocas de las
plantas, por las que buscan sus alimentos. Con sus cabezas plantadas en
la tierra están, se diría, en perpetua prosternación. La tercera postura
de la oración musulmana es la prosternación, en la que se pone la
frente sobre el suelo.

Antes de comenzar la oración, hay que cumplir con el requisito de las


abluciones y elegir un lugar limpio para hacer la oración, cumpliendo así
con el mandato divino: "y que del cielo ha hecho descender el agua
sobre vosotros para que os purifiquéis con ella" (Corán 8:11). Lavarse
simboliza el arrepentirse de todos los pecados y no volver a cometerlos
nunca más.

En realidad, no es necesario acudir a una mezquita para cumplir con el


precepto de la oración, aunque sea preferible. La oración colectiva del
viernes tiene un especial significado, por ese carácter comunitario tan
querido por el Islam. Pero es una oración como otra cualquiera, aunque
con el añadido de la predicación. En ese caso, la mezquita sí adquiere la
mayor importancia. La oración debe hacerse en dirección a la Ka'aba, el
primer templo edificado por Abraham e Ismael sobre la faz de la tierra,
dedicado exclusivamente a la adoración de Dios. En cada mezquita esa
dirección está señalada por el muro frontal de la "alquibla", adquiriendo
una forma particular llamada el "Mihrab".

La oración ofrece al musulmán una fuerza vital, inspirando una


moralidad superior en el creyente, le purifica el corazón y suprime las
tentaciones que dañan al hombre.

EL AYUNO DE RAMADÁN

El ayuno, tercer pilar, consiste en abstenerse de comer, beber, fumar y


realizar todo acto sexual, a lo largo de los treinta días del mes de
Ramadán, desde el alba a la puesta del sol. "Desde que se distinguen un
hilo blanco y otro negro, hasta que se confunde", como dice
metafóricamente el propio Corán. Este precepto esencial tiene, sin
embargo, excepciones y facilitaciones, que atañen preferentemente a
enfermos, ancianos, niños hasta la pubertad y viajeros.

Ramadán es el noveno mes del calendario islámico, que es el calendario


lunar de doce meses de treinta o veintinueve días cada uno. La era
musulmana comienza desde el acontecimiento de mayor importancia
en la historia del Islam: la "Hégira", la emigración del profeta
Muhammad de la Meca a Medina. Por ello, el Ramadán gira en torno a
todas las estaciones del año.

La vida espiritual durante este tiempo de culto va acompañada de una


actividad social y moral más intensa. Y se recita el Corán por ser el mes
en que tuvo lugar el inicio de la gran revelación.

Este tiempo de ayuno enseña al hombre el principio del amor sincero a


Dios. Le inculca la paciencia y el altruismo, robustece la fuerza de
voluntad, proporcionándole beneficios físicos debido al descanso del
aparato digestivo, consiguiendo un estado de paz y felicidad interior y
desarrollando un autentico espíritu solidario con los demás.

AZAQUE

La limosna ritual es el cuarto precepto islámico. Tiene un carácter


obligatorio. Este precepto está enlazado con la intención personal,
pues, consiste en que el rico dé al pobre, al año, una parte de lo que
tiene. El 2,5% a partir del valor de 85 gramos de oro sobrante de los
gastos. El fin esencial de este culto es hacer efectiva la solidaridad
humana, erradicando el hambre y la pobreza de la comunidad humana.

LA PEREGRINACIÓN A LA MECA

Es el quinto pilar. Ha de hacerse en el mes de Du-l-hiyya, el último mes


del calendario islámico, dos meses después del mes de Ramadán. Es
obligatorio hacerla una vez en la vida para los musulmanes que tienen
salud y posibilidades económicas de realizarla. En la ciudad venerable,
el peregrino participa en diversas actividades rituales, de profundo
sentido social y comunitario, en las que adquieren especial y relevante
significado los principios islámicos de Igualdad, Hermandad, Unidad y
Tolerancia.

Los musulmanes conmemoran los ritos divinos observados por


Abraham e Ismael, reafirmando el compromiso del creyente para con
Dios. Todo ello es una demostración de la universalidad del Islam.
SENCILLEZ DOGMÁTICA

Como ya se ha podido apreciar, los pilares del Islam son las cinco
manifestaciones o actos que recogen básicamente su contenido
dogmático y sus aspectos de culto o rituales. Básicamente, desde un
principio se nota la extraordinaria simplicidad de ese contenido
dogmático y la evidente dimensión social de estos principios islámicos.

Los pilares de la casa ya están descritos, pero la casa -el Islam- tiene sus
sistemas sociales, económicos, políticos y jurídicos que completan su
plena construcción. Todo ello lo pueden averiguar conociendo el modo
de vida islámico, contemplado en el Corán y llevado a cabo a través de
la Sunna.

COMUNIDAD Y MORALIDAD

Se manifiesta claramente en la comunidad musulmana una cohesión


social, un elevado grado de intimidad personal y una continuidad en el
tiempo. La comunidad musulmana no se fundamenta en razones de
interés personal o social, parentesco, nacionalidad o profesión, sino en
la pertenencia de sus miembros al Islam. El Corán describe las
cualidades de esta comunidad:

"Que constituyáis una comunidad (ummah) que invita al bien, ordena lo


justo y destina lo malo" (3:104).

"Hemos hecho de vosotros una comunidad moderada (una comunidad


integrada, una comunidad equilibrada), para que seáis testigos de los
hombres..." (2:143).

El Corán reza: "Os hemos creado partiendo de un varón y de una


hembra y hemos hecho de vosotros pueblos y tribus, para que os
conozcáis unos a otros. Para Dios, el más noble de entre vosotros es el
que más le teme" (49:13).

Esta aleya proclama que todos los musulmanes son iguales y se opone a
toda discriminación basada en la clase, la inteligencia o la raza. No
admite mas que una fuente de distinción: el grado de temor de Dios.

La moralidad "islámica" deriva de la ley divina que es incambiable. Dios


ha puesto al servicio de la humanidad todo lo que se encuentra en los
cielos y en la tierra para que sea utilizado de una forma moderada y
equilibrada.

VIDA SOCIAL

El Islam considera a la humanidad como una unidad. Defiende la


fraternidad entre los hombres y entiende que el musulmán "no es
verdaderamente creyente, mientras no quiera para su hermano lo que
quiere para sí mismo", como aclara el profeta del Islam.

El Islam considera la familia como el núcleo más importante de la


sociedad, regulando los derechos y obligaciones de cada uno de los
miembros de la familia y erradicando todos los males que dañan su
estructura.

VIDA POLÍTICA

En la vida política de la comunidad musulmana, Dios es el dueño de la


soberanía y el poder. El hombre es el administrador de esos bienes.

En el gobierno islámico, que no es teocrático, por no haber categoría


religiosa en el Islam, y que es igualitario, donde la ley se aplica de
manera intangible, el poder judicial alcanza a todo creyente. El
gobernante no es dueño del poder absoluto. Tiene que responder ante
Dios y ante los ciudadanos. Y estos últimos tienen el derecho y el deber
de participar en la vida pública.

La Sura es una asamblea que, según la legislación islámica, tiene


competencias en materia de regulación de la vida social y política. En
ella se integran aquellas personas de reconocida capacidad y
competencia, con independencia de sus opiniones políticas y sociales.

Es de destacar que el Islam propugna la libertad de creencias y de


pensamientos y se opone a toda marginación de las minorías. Todo ello
es muy anterior a la promulgación de las distintas cartas internacionales
de derechos que tiene vigor en la actualidad.

VIDA ECONÓMICA

Desde la perspectiva de la religión musulmana, sólo Dios es el


propietario de todas las cosas que forman la creación. El hombre es un
gestor que las administra con toda moderación. En la práctica cotidiana,
el Islam no prohíbe la libertad de empresa y mercado, pero sí prohíbe la
usura bancaria y el monopolio. Así mismo, el Islam propugna una línea
económica que haga hincapié en la salvaguardia de los derechos
sociales de los más débiles, permitiendo la existencia de la propiedad
privada.

El Islam busca el equilibrio entre hombre y sociedad, de tal forma que ni


el hombre sea objeto de una importancia desmesurada, que le permita
violar los necesarios derechos de la colectividad, ni ésta última pueda
anular al individuo.

El Islam, a diferencia de las doctrinas materialistas, propugna el


principio de que la economía está para el servicio del hombre y no
viceversa, defendiendo de esta forma la paz social, que conduce a la
justicia y, por consiguiente, a la paz total.

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