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Cómo abrazar a los VIH /SIDA

por Carlos Pinto


Como agente de reconciliación la Iglesia está
llamada a asumir el rol de la familia que rechaza
y margina al familiar afectado por el VIH/SIDA. Si
la Iglesia asume una actitud de amor y
compasión, la persona afectada adoptará a esta
como su familia espiritual. Esta es una gran
oportunidad que no se está utilizando quizás en el
nivel que Dios quiere que su Iglesia lo haga. El
artículo es una invitación para que los
profesionales de la salud mental, conjuntamente
con los involucrados en consejería pastoral
elaboren una propuesta del cuidado integral,
eficaz y requerido para esta situación en
particular.

Una perspectiva psico-social y pastoral al VIH / SIDA

El concepto psico-social fue usado por primera vez en 1930 por Frank
Hankins, un sociólogo quien afirmó que los problemas sociales tienen también
un aspecto psicológico. Posteriormente, los profesionales en Trabajo Social y
en Psicoterapia Familiar coincidieron en indicar que la mayoría de problemas
y crisis que las personas enfrentan tienen una implicación tanto social como
psicológica. Esta opción exige que se considere a la persona, a su situación y
a su contorno familiar-social en el cual se desenvuelve, tanto en el diagnóstico
como en la intervención y acompañamiento. Este modelo es muy integral y fue
enriquecido con el pensamiento sistémico, el cual hace énfasis en que la
persona está en constante interacción con su familia y otros sistemas. Se
enfatiza que en estas relaciones la persona afecta a los otros y los otros
afectan a la persona.

La problemática en contexto

La persona que es diagnosticada con el VIH/SIDA y su familia o personas


significativas con las que se convive experimentan un impacto en las áreas
psicológica y social. Esta condición, como cualquier otra enfermedad terminal,
afecta no solo el aspecto orgánico, sino que también afecta el estado
emocional, familiar, laboral y social de la persona que la posee. La persona
que es informada de su condición experimentará múltiples pérdidas y por lo
tanto requiere de apoyo psicológico para poder aceptar su especial condición.
Esta persona perderá el trabajo, perderá sus amistades, perderá el derecho a
su vida privada, perderá el control sobre su vida y sobre el futuro.

Su familia a su vez experimenta similar impacto al enterarse del diagnóstico.


Una reorganización de la estructura y del proceso del núcleo familiar se
producirá en relación con las necesidades del familiar afectado o frente a la
percepción de las mismas. La familia también experimenta un impacto
psicológico y social. Emocionalmente, ésta es afectada en particular por los
sentimientos de vergüenza que experimenta debido al estigma de
"inmoralidad" a la cual esta condición ha sido asociada. La familia también
requerirá de atención psicológica para facilitarle un proceso en el cual
entiendan, acepten y puedan convivir con el diagnóstico del familiar en una
manera saludable. Lo ideal es lograr que la familia esté en condiciones
emocionales para poder ofrecer el apoyo moral, espiritual y afectivo que el
familiar que está viviendo con el VIH/SIDA requiere.

La iglesia cristiana confiesa con base en las Escrituras que Dios creó al
hombre y mujer con cuerpo, alma y espíritu. Esta afirmación implica que el ser
humano es una unidad donde lo orgánico, lo espiritual y lo emocional están en
constante interpelación. La iglesia entonces está llamada a interesarse por la
salud integral de las personas.

A su vez, las Escrituras presentan a un Dios creador y redentor que realiza un


pacto con una persona, considerando su familia y sin excluir el contexto
social-cultural y eclesial donde esta se desenvuelve. Entonces la Iglesia,
receptora de este pacto, es llamada a ser representante del amor,
misericordia y justicia de Dios, de tal manera que se ame a la persona
pecadora y a su vez se rechace el pecado.

La iglesia es llamada a ser agente de reconciliación y a demostrar el amor de


Dios de una manera incondicional. Si la iglesia no demuestra el amor en una
manera incondicional, entonces no se ganara el espacio y oportunidad de
compartir el mensaje del Evangelio a quienes lo necesitan. En este contexto la
Iglesia está llamada a asumir el rol de la familia que rechaza y margina al
familiar afectado por el VIH/SIDA. Si la Iglesia asume una actitud de amor y
compasión, la persona afectada adoptará a ésta como su familia espiritual.
Esta es una gran oportunidad que no se está utilizando quizás en el nivel que
Dios quiere que su Iglesia lo haga.

El pensamiento psico-social considera a la persona en una manera integral. El


aspecto orgánico, emocional, espiritual, familiar, social, afectivo y económico
son realidades a considerar tanto en el diagnóstico como en la intervención a
las personas afectadas por el VIH/SIDA. Este es un modelo de acercamiento
que es muy consistente con el modelo de misión que Jesucristo enseñó.
Jesús ministraba a toda persona, considerando las necesidades físicas,
emocionales y espirituales. (Mt. 4:23; 9:35-36). El ver primero a la persona y
luego al pecado es una característica primordial en la pastoral ejercida por
Jesucristo. Desafortunadamente el liderazgo eclesiástico ve primero el pecado
y luego a la persona. Actitud que les impide asumir una actitud de
misericordia, compasión, justicia y verdad, caracterizada en el actuar de
nuestro Dios a todo lo largo de la historia. ¿Por qué es que deseamos con
todo el corazón que Dios sea misericordioso y compasivo con nosotros pero a
su vez frente a otros asumimos una actitud de extrema rectitud y falta de
compasión?
La oportunidad está en nuestras manos

La perspectiva psico-social se refiere a un análisis de diagnóstico e


intervención de la persona considerando la relación interdependiente existente
entre las realidades psicológicas y sociales de la persona asesorada. El
VIH/SIDA afecta totalmente a la persona diagnosticada y a su familia o
personas significativas con quien convive. Esta condición como cualquier otra
enfermedad terminal afecta el área orgánica, emocional, espiritual, familiar,
social, afectiva y económica. Por lo tanto, es indispensable que se provea de
un apoyo psico-social a la persona afectada para que pueda vivir con su
condición de una manera saludable.

A su vez, la familia o las personas significativas con las cuales se convive


también son afectadas al enterarse del diagnóstico. Esta también experimenta
un impacto en las diferentes áreas de su vida. La familia tendrá que hacer
cambios en su organización y en su patrón de interacción frente a la condición
del familiar diagnosticado con VIH/SIDA. El apoyo a la familia es
indispensable para facilitarle un proceso en el cual ésta se informe, acepte, y
aprenda a convivir con la condición particular del familiar. Si este proceso es
logrado, entonces la familia estará en condiciones emocionales de prestar el
apoyo que el familiar afectado requiere.

La literatura investigada pertinente al tema del impacto psico-social de las


personas afectadas con el VIH/SIDA intenta tomar en consideración todas
estas implicaciones. Sin embargo, no se encuentra una posición adoptada ni
una propuesta organizada al respecto. Por ejemplo, los profesionales clínicos
no indican cuál modelo psicológico sea el más recomendable en el tratamiento
de personas y familias afectadas por el VIH/SIDA. Considero que la lectura
psicológica y social de esta problemática se ha realizado en una forma
individual respondiendo a inquietudes, posiciones filosóficas y cosmovisiones
muy personales.

Es necesario que los profesionales de la salud mental, conjuntamente


con los ministros y/o pastores involucrados en consejería pastoral,
dialoguen y elaboren una propuesta del cuidado integral, eficaz y
requerido para esta situación en particular.

El autor es Psicoterapetua y Asesor Familiar

Apuntes Pastorales Volumen XII, número 3. Todos los derechos


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