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CALIDAD
INSUPERABLE
SINTONICE...
C X 42
“Tribuna Sonora”
LUNES, MIERCOLES y VIERNES a las 21 y 30 h.
“Páginas al Espacio”
QUE DIRIGE TRISTAN NAVAJA
MARTES Y VIERNES A LAS 14 HORAS
“Cine Actualidad”
«idiMikU LA FUNCION DE
a”° I número 2
montevideo, abril 1 7 de 1936
LA CRITICA
Hkío cn lo que en hilen romanee He llama contraste: por un lado, el pnraíno, en que ofician de ftiigeleM de
la Kiinrda Shiriey Temple y lioclielle HiiiIhoh y de K-li» chambelán John Boles, en “ltieitos de oro”: por el
otro, el Infierno, ceprenado n Ian claran por 1:». jeta Imponente de Jamen t ag'ney y el tt'ento de pocon
amigan de nu contend'et'le cr • I a ciudad maldita".
V
graciadamente, toda posibilidad de ser otra cosa Sí puede- No hay película y en cambio hay/Sljir-
que la “niña prodigio” que se anunciara al debu Jey como para que se pasen dando grititos las
tar de manera tan promisora que ya superaba el madres que se pirran por que Su nena interven
anuncio- ga en el festival de beneficio de la escuela-
En “Ricitos de Oro” Shirley recita versitos. Y para terminar la instantánea, dos palabras,
ridiculiza a un viejo ya de por sí ridículo, nos pre la nueva película de ésta no tiene par en cuanto a
senta a un burrito, “Spunky" con más control de disfraz del argumento de “Papaíto piernas lar
sus recursos de intérprete animal que Rafaela gas”. Es tan perfecto el disfraz que ni ese ni nin
Ottiano: anima diversos cuadros de pintores cé gún otro argumento se avista entre los modelitos
lebres, sonríe "que es un amor” - como dicen las y las sonrisitas de Su Majestad la Reina del Cine.
niñas bien de las opiniones mal -: canta una can - Nombramos así a Shirley Temple porque le te
ción de letra esforzadamente infantil. "Animal nemos un profundo respeto a las estadísticas.
Crackers in my Soup”, y otra que le permite ea- Tan profundo como la lástima que sentimos por
íaetcrizarse de niña casadera y de anciana - esto esta deliciosa chiquilla a quien, como intérprete,
último admirablemente -: zapatea, toma leccio ya ha echado a perder irremisiblemente la or
nes de "politesse et de belles maniéres” y luce ganización industrial del cine-
— según los programas - 18 modelitos- ¿Qué todo
ello no puede ocurrir en una hora de exhibición? E- D.
'ú *
“El, ULTIMO SALUDO” blanco en las maniobras, el viejo marino opta por
irse con él al fondo del mar y así lo hace- Con lo
No habíamos concluido de indignarnos por la
que, para ejemplo de la juventud del día, se de
propaganda descarada que Estados Unidos se ha
ja sentada una lección de “moral militar” y “dig
ce como potencia militar en “Buen partido para
nidad varonil”.
dos”, a través de “United Artists”, cuando sale
Alexander Hall se las manejó de lo más tor
"Paramount" con esta contribución anual al com
pe y desganadamente posible con este compromi
promiso de dedicar una película a la defensa de
so de demostrar ¡otra vez más! que el Tío Sam
los intereses del país. Por algo la enseña de la
tiene la cartuchera repleta. E. D-
“NIRA” era "We do our part" (Hacemos nuestra
parte) y por algo se rigen desde Wall Street los
entretelones de la industria cinematográfica. “CRUZ DIABLO”
Como se pretendía- jCampe! Los meji
“El último saludo de canos se hacen ver.
ja constancia de que Tras de “ T r i b u ”,
U. S. A no pierde su “Cruz Diablo”. El an
tiempo en conferencias tecedente hace pare
de paz pero puede en cer a ésta, por compa
cambio su organización ración, magnífica de
naval es perfecta ■ La trajes, cuidada de am- *
constancia queda, aún biente, impecable de
para los públicos me
"maquillage”, bien de
nos avisados, en esa
fotografía y luces, dis
acotación inicial — ya
lugar común del ci creta de intérpretes
ne — de que la pelícu varones y débilísima
la fué realizada mer de intérpretes di be
ced a la cooperación llo sexo. —_---------- VICENTE ORONA
SIR GUY STANDING
del Gobierno nortea ¡l’ero de asunto! Cuesta creer que en 1935,
mericano, “sin cuya ayuda hubiera sido imposi puesto a imaginar alguien argumentos para la pan
ble”, etc., etc. talla, se acuerde de las haciendas saqueadas, el ho
Fin moralista .apología del militarismo, trans nor mancillado, el desposorio de la doncella con
formación del héroe díscolo en un excelente ser el. viejo repelente, los bandoleros generosos y en
vidor de la patria, son en “El último saludo” los mascarados y los lances de espada de uno contra
de la vieja e innoble receta. Como novedad y pa diez.
la que Sir Guy Standing introdujera en la cinta Nuestro compatriota Vicente Oroná, intérpre
te correcto, lo ha hecho, y porque* es él el autor
su distinción y su señorío de comediante britá
nos sentimos particularmente inclinados a la he
nico, se añade a la intriga habitual un enfático no velencia. No inspira esta actitud un mal enten
personaje: un comodoro retirado que vive de dido patriotismo de banderita de caramelo, sino
rentas de su pasada gloria y de recuerdos del el conocimi. uto de los sacrificios increíbles y no
barco que comandara en las Filipinas- Caundo se velescos que Oroná hizo para establecerse eb e!
decide que lo¡s despojos de este barco sirvan de cine. Seis escapatorias sucesivas a Estodos Unidos,
como polizón, en barcos de carga, no han sido en producción de “Para-
su vida sino el prólogo de una carrera llena de mount” y bajo la inte
sacrificios cruentos ie instantes de sobrehumano
ligente guía de James
heroísmo ante los cuales cualquiera se descubre.
No todo está claro en la versión cinematográ Cruze, Mary Boland y
fica de este asunto tras del que se parapetan en Charlie Ruggles. pareja
el ¡recuerdo las sombras de Robín Hood, del Zo que en algún argumen
rro, de Don X, su hijo (a quien un portero de mi
to dramático puso la
oficina llamaba “Don Diez”): ni deja de haber
en “Cruz Diablo” algún episodio que provoca la sal y pimienta de sus
risa de las plateas de estreno. Pero en conjunto festivas desavenencias
y comparando esta muestra de cine "caupolica- conyugales y gustó al
neseo” con lo que hacen nuestros hermanos los
argentinos, hasta podríamos sentir cierta satis público, fué desde en
facción en que un compatriota haya intervenido tonces un problema pa
en semejante melodrama de rompe y rasga. ra la marca del monte
R. A. D. Mary Boland
y las estrellitas. “Pa-
* * * ramount”, en uno de sus esfuerzos por solucionar
lo. intenta resucitar aquel género con “Secreto a
“EL MONTE ATRONADOR”
voces" donde si no hay voces, vale decir, gr'tos,
por lo menos las cosas se iponen muy conversadas.
Explicación de por qué se hallan desplazadas da
Y por un motivo más qde baludí: la supuesta
la atención pública las películas de “cowboys”, pie
aventura de un marido cuarentón, cansado le la
dras fundamentales del cine, al que hicieron respi
Decca portátil que le ha tocado por mujer, con
rar, hace veinte años, el aire libre suficiente como,
una señora joven y ligera de cascos. No sólo ha
para que no se muera
blan las vecinas, sino que la señora y su marido,
por asfixia en los“night-
clubs” y los tocadoras y su hija y su yerno, no encuentran otra manera
donde está aposentado de solucionar el “affaire” que discutirlo en largas
conferencias de vestíbulo y de alcoba.
ahora. Buscando discul-
Mary Boland acaba por arrebatar así el cam
pas a la presencia del
peonato de verborragia a Alice Brady y conven
villano y el sub-villano,
cernos de que es la mujer más mujercita del cine,
y a los episodios del asun
por lo incansable e insistentemente que habla.
to. viejos conocidos nues Dentro de su manera y del tipo sin variaciones que
tros, se llevó aquél al 98 ha creado — la dama aturdida, hipócrita, vacía de
de los buscadores de oro- seso y parloteado™ — esta característica cómica
Pero con tanta economía repite en “Secreto a voces’’ lo que otras veces com
que se ha permitido a puso con más rico cañevás, como “La luna de tres
George O’Brien una de las “extras” ves picos". Su ametrallear de frases, suspiros y ¡ejems!
tirse de veinte años después; y tanta “manga an deja poco lugar a Charlie Ruggles como para que
cha” que la heroína - .mujer fatal en los últimos ro nos deleite con otra de esas figuraciones para las
llos, en despiadada sociedad con el 'villano - se decla que es ayuda incomparable su caTa de perro
ra a George 'O’Brien y monta a caballo a horcajadas, perdiguero.
a pesar de haber comprado sus rulos por metros, Salvo un divertido
según las exigencias de la época. match de “cateh-as-
El encanto de los panoramas y el elemento cine catch-can” en cuyas es
matográfico de 'las correrías - que vinimos a buscar cenas previas se satiri
aquí con gesto añorante - están tan aus'entes en “El za con fortuna la habi
monte atronador", como el justificativo del títuio de
tual falta de fósforo
la cinta, donde encontramos a George O’Brien hecho
que hay en el cerebro
un "cowboy” con estampa baturra.
E. D. de los luchadores más
* * * temibles, es muy mo
desta y muy pobre como
“SECRETO A VOCES” espectáculo esta come
dia con chistes intradu
La comedia de ambiente pueblerino, en qu'e
cibies, juegos de pala-
la cámara otea la sabrosa intimidad de las difi
cultades domésticas, tuvo inolvidables exponentes <'liarles Ruggles bras ingenuos y recur
en el cine mudo, especialm'ente en las listas de sos prestados de alguna pieza de Noel Coward,
(Signe en la penúltima pág.)
el fantasma que viene
El arrogante Culpeper de “La vida privad» <le Enrique VII” y el perennemente joven y ágil Conde de
Montecristo vuelve hoy nuestra# pantallas bajo la égida de Rene Clair, que en “El espectro errante”
sonríe altoJW con xuniba frente :• los millonarios yankls dispuestos a comprarse un castillo y transportarlo
piedra por piedra — fantasma inclusive — a la “dear young América”
“Preludio Nupcial” v “allegro maestoso” de
“Columbia” necesitaba una sucesora para “Lo que sucedió aquella noche”. En un tema de la
secretaria sabelotodo que se casa con su patrón y no consigue atraerlo al plano idílico, creyó
encontrar el material para el nuevo éxito. Y sólo ha conseguido reafirmar en el primer plano a
Claudette Colbert, que desde “El gran charco”, con Chevalier, pintaba como la primera comediante
del cine americano. En estos últimos tiempos, "descubi rta” por los
que no supieron verla entonces y la han estado haciendo complicarse
con Cleopatras y Popeas de opereta, Claudette lia Jbguido poniéndose
O de lo más francesita. de lo más femenina y de lo’más deliciosa que
® hay en plaza. Intérprete exterior, la flor de piel, con un leve senti-
miento que tiembla en la voz nasal, cálida, Claudette es la heroína
ideal de Molnar y Laszlo Fodor, a quienes no ha honrado aún inter
ral pretándolos en la pantalla.
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El sábado último empezó a funcionar com o cine, la vieja y tradicional sala de “La Lira’ , que
continuará, en horas del día, oficiando de conservatorio. Por este motivo no han sido mayores !o-
cambios operados en su decoración, aplicándose la preocupación de los directores del nuevo cine i.
dotarlo de un equipo proyector sistema “Kalee” y de una adecuada reproducción del sonido.
“La Lira”, sala de las llamadas “de segunda línea,” vale decir, que no ofrecerá ninguna pri
micia. ha comprometido para sus exhibiciones de este año las películas “20 th. Century — Fox .
“Paramount" y “Alianza” de Berlín que integran el programa de la cinematográfica Delmaur.
Clark Gáble asistiría en persona a la “premiére” <lc "El motín del Boimt.v”
“CINE - ACTUALIDAD” adelanta a sus lectores una sensacional primicia: el “Cine Metro”,
lujosísima y moderna sala que la “Metro - Goldwy n-Mayer” hace construir a todo vapor, para inau
gurarla probablemente en Julio y se tiene la intención de dar a conocer “El motín del Bounty”, la
película premiada por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood como el
mejor “film” de 1935.
Este estreno coincidiría con una nueva visita al Plata de Clark Gable, que esta vez ha de
llegarse hasta Montevideo en compañía del director Clarence Brown y que. en tal caso, añadiría con
su presencia, a la inauguración del “Cine Metro”, una nota realmente inusitada en nuestro medio.
Proyecto del edificio que Metro (ioldwyn Ma yei, inaugurará camo su sda estreno, pro
bablemente a mediados de Julio próximo.
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egresar del “Saeré Coeur”. Está pisando los cua
renta, pero no afloja. Y ya resulta inútil la sepa
ración de Charles Farrell, o la pretensión de nue
vos matices evidenciada en la composición de su pa
peí en “Doble conquista”: resolución, rudeza, vul
garidad. para estar a la altura de su cocinera en-
tusiasmadísima por eb Canal de Erie, en cuyas bar
cazas mercantes se la pasa viajando, y enamorada
al mismo tiempo de un moretón caprichudo como
él solo y que quiere ser granjero y llevársela a
tierra. No le hace. Janet Gaynor se quedó allá en
“El séptimo cielo” y todo lo que venga después,
desde el punto de vista artístico, es tiempo perdi
do. V
* * *
COSTUMBRISMO POR TONELADAS
Erie y la del recien ficientes como para constituir el marco de una gra
ta comedia, pero < 1 director Fleming parece ha
berse dejado ganar demasiado de la nota localista,
hasta dormitar a los acordes de "Oh, Susana”,
llegado Henry la canción de los “pionneers”, y de tantas otras
notas del folklore popular esparcidas a lo largo
de la cinta. Y así ésta, sin la vigilancia activa de
El genio inglés que realizó el milagro de po En estas fotografías que Metro Goldwyn
pularizar en el mundo entero la frase de Ham= Mayer preparó pa'ra la publicidad antes de co
let: “To be or not to be”, antes de “Time is menzar la filjmación del gran poema amoroso y
money”, está siendo contemplado por los pro
que son totalmente inéditas, aparece también
ductores cinematográficos — créase o no — co
mo una posible atracción de taquilla. John Barrymore, que debía desempeñar el rol
Ha traído esta insólita consecuencia el éxito de padre dé Julieta. Dificultades posteriores pa
resonante de ‘‘Sueño de una noche de verano” rece que nos privarán del placer de ve'r este for
en el mundo entero, éxito que nos permitirá ad midable terceto, quizá porque John sueña en la
mirar quizá este año a Norma Shearer como
época cinematográfica en que era más “dandy”
una insuperable Julieta Capuleto y a Leslie
Howard como un espigado ideal Romeo Mon- y más hermoso que lo fué Brummel en la reali
tesco. dad y no se resigna a no serRomeo.
____________________
1
“Desbanqué Montecarlo”, amable
aventura para la distinción
londinense de Ronald Colman
Si la película de Stephen Roberts en la que “Fox" cifraba sus mejores esperanzas al aliarse
a “Twentietli Century" no va a pasar a la historia como superproducción cinematográfica — como
lo anunciaban los cientos do fotografías publicadas sobre instantes de la filmación y las declaracio
nes del productor Dárryl Frailéis ZanucK — le espera, sin embargo, un lugar en la inmortalidad. Y
ésto por el simple hecho de presentar a París, no con la clásica estampa de la torre — a la que alu
díamos en el número anterior — sino con la del obelisco de la plaza de. . . (Bueno, pero no nos ha
gamos líos de tarjeta postal. Nosotros no estuvi- utos nunca en París ¡ay! Y Vds.?)
París, Montecarlo e Interlaken, en interiores de casino, hotel de montaña y restauran!, no
son ambientes sino nombres diseminados al azar de un argumento en que Ronald Colman, aristó
crata ruso y naturalmente tronado, va a Montecarlo como representante de una sociedad anónima de
humildes servidores que han reunido sus ahorros para que él se los juegue: desbanca la mesa de
“baccarat" y, perseguido por los jorobados, los tréboles de cuatro hojas y las herraduras cpie des
parrama en su ruta la dirección del Casino, con la esperanza ilc que pierda los millones ganados, no
cede a la tentación de volver a probar fortuna hasta que no lo sugiere* la rubia de cándida expresión
y perversas int. liciones contratada para enamorarlo y volverlo a la mesa de juego. En ese argu
mento, epilogado a satisfacción de los directores del Casino, de los enamorados sin blanca y del di
rector .Stephen lloberts — que en una cena de gala celebrada por los príncipes rusos de ayer y ca
mareros ele hoy pued ' concretar los atisbos de* sátira c ironía que* andaban flotando por los episodios
de la trama — en ese argumento no hay preocupación por hacer gravitar los ambientes sobre la
anécdota y sobre las reacciones de los personajes, sino -apenas el deseo de encontrar el mareo mun
dano y la amable aventura para la distinción londinense de Homild Colman.
- -- fU
RECETA CARA EL REJUVENECIMIENTO — FALTA DE FUERZAS SIN RECETA
El "desbanca-dor" del cuento (llamémosle así ya que ésta de desbancar puede llegar a ser
una profesión como otra cualquiera) impone una vez más, a lo largo de toda la película, su perso
nalidad, su elegancia de comediante, su fría y sin embargo comunicativa seguridad de intérprete.
Sobrando el argumento, el rol y la película’, Ronald Colman llega con toda su flema británica al
momento en que por segunda vez está a punto de desbancar la' mesa de “baccarat” y es precisa
mente esa flema lo que presta al momento una tensión y una espectativá estropeada en sus tres
cuartas partes por las equivocaciones de la propaganda, encargada de advertirnos de antemano de
que la segunda vez que pisa el Casino, el ocasional millonario lo pierde todo y vuelve a su oficio
*
de “chauffeur”.
Colman, sobre quien están cayendo los años en forma que respeta su aureola- de galáii román- ~x
tico, se defiende de la invasión de “petitsplis” y de la declinación de los párpados ya cansados de
mirar tanta apetitosa "leading - lady”, con un brío especial al decir sus parlamentos, que en otro
parecería exagerado, quizás, pero que a él le queda muy bien. A su lado, Joan Bennett, que luce
más bonita que en anteriores presentaciones __ y ya es decir — evidencia una notoria incapacidad
para sostener el “a-ppeal” amoroso de su heroína. Falta de fuerzas y de dotes, desluce toda una se
gunda parte sentimental de por sí endeble y muestra otra vez al director Roberts poco preocupado
de sus intérpretes femeninas. Colin Olive — naturalmente — está siempre por encima de su papel
de hermano intrigante e inescrupuloso y Ferdinand Gottsehalk y Nigel Bruce estilizan dos “ma-
chiettas” de empleado del casino y de “valet” haciéndoles rendir toda su sustancia humorística.
La salpimentación de esta comedia, que quizá escape al público de montón, está en que en
ella se quiebra una lanza — y se quiebra sin hacer el más leve ruido — en fa-vor de los rusos blan
cos, al parecer no con el propósito de dar coba a los ex-súbditos del zar, sino quizá con el de poner
en evidencia las posibles imprefecciones del régimen imperante. Una frase del protagonista: “¡Bah,
por lo que va-le en estos tiempos ser ruso!” o ese final casi de opereta, en que se brinda por Su
Majestad Imperial, trayendo al cuadro el clima de “Tovaritcli” y de su infame secuela criolla “Boi-
te rusa”, hacen imaginar al espectador amigo de sacar consecuencias que el argumentista’ Ilya Sur-
guehov debió ostentar años atrás, delante de -su nombre, algún título de “generalísimo” y a- con
tinuación de él, un inacabable desfile de complicados patronímicos nobiliarios. E. D.
NO PACUE CEREALES
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Esplendor
Siempre ha sido materia de particular interés para el “vulgo errante, municipal y espeso-' la
disección de ambientes aristocráticos hecha .por el cine o por el teatro en algunos piezas satíricas o
comedias de costumbres. (De malas costumbres deberíamos decir). Los industriales de Hollywood
lo saben y nos endilgan sesenta o setenta veces al año la historia de la buena muchacha incompren
dida, obligada por un amor adverso a hacer de mundana, vestida por Adrián o Gwen Wakeling o
René Huhert, con muchas escenas de sacrificio y mucho “cocktail” o “roadster” nuevo modelo. Pe
ro allí la sátira se encuentra de vacaciones y la ironía no toca el ambiente, sino que s? vuelve con
tra la misma ingenuidad de los productores. A pesaa- de todo, las insoportables películas de Cons-
tance Bennett, .que fueron casi todas de este tipo, dieron tanta plata en Estados Unidos durante cua
tro años como para que la impávida y artificial, imagen de lo “sophisticated” recibiera en ese pe
riodo un cihequecito semanal de — agárrense a una mesa para que no les dé un supiritaco con lo
qpe vamos a decir — de treinta mil dólares.
Sam Goldwyn, que no gasta sus dineros en cosas del montón, se propuso reivindicar estos
asuntillos que bordean el drama y los problemas morales de la vida de relación, llevando al lienzo
una novela de Raehel Crothers que la autora titula — con segunda _ “Splendor”. Desde los tiem
pos ya .muy lejanos en que Miss Crothers ensayaba sus primeras críticas sobre las costumbres con
temporáneas en “Gente chic” y otros films arbitrarios e insípidos de William de Mille, nuestra ami
ga ha adelantado mucho. Ahora, ya más crecidita sabe ver por dentro de sus muñecos, y la contem
plación del aserrín no le inspira precisamente sonrisas compasivas, sino observaciones acres y mor
daces cuando todo se está desarrollando, precisamente, en el más amable de los planos. Al llegar
al momento dramático, Miss Crothers tampoco le saca el cuerpo, sino que lo plantea con amargura,
con cierto desgarramiento que culmina de la manera más airosa todo ese discreteo previo sobre la
aristócrata tilinga, el muchacho rico e inútil, la m ¡Donaría consciente de la profunda estupidez de su
vida y la mujer normal que se ve, con cierto espanto, arrastrada a la corrupción impuesta por el
lujo y por el ambiente. Que la aristocracia es como el queso Camembert: cuanto más podrida, más
en su punto.
ACOTACIONES DIGNAS DE UN JULIO DANTAS
Si la argumentista no se siente capaz aún de reir a carcajadas del vacío neumático de damas
y galanes del gran mundo, como hizo magistral menté Van Dyke en “Cuando el diablo asoma”, por
lo menos su “Esplendor” abunda en acotaciones dignas de un Julio Dantas. Esa fiesta ultra-moderna
en que Billie Burke. centelleante de joyas y sedas, viene a rogar a Paúl Cavanagih, descalzo y en
salida de baño, que la saque a bailar luego de haberse dado un chapuzón en la piscina, o ese otro
momento en que la misma y su atolondrado marido comentan un adulterio sin advertir que la her
mana del “cocu magnifique” está en el grupo délos que escuchan. o ese ceremonioso calzar con
una cuchara el zapato arrojado debajo de la mesa, porque estrechaba demasiado el pie, al levantar
se de una cena de gala, son notas frivolas que se las traen y que refuerzan la impresión de pro
fundo “dégout” causada por el caso de la vieja aristócrata, aferrada a la tradición d? su casa,
que para sostener el “esplendor” del nombre no vacila' en empujar a la nuera hurhilde, buena,
enamorada de su marido, al adulterio que le asegu r ará uñar posición a él y a los suyos.
La escena en que. vuelto de su viaje, el muchacho ciego y atolondrado descubre a través de
expresiones subsistentes después de una reyerta f amiliar en que ha puesto a discusión e'l gesto de
la esposa, los verdaderos Alcances de su propia inconsciencia, es todo un acierto y ella debía termi
nar la. película. Pero al aifán del beso final trae un último capítulo despegado por completo del resto:
un capítulo de novela rosa que malogra las finas calidades de la cinta y que priva a “Esplendor”
de los honores de uua recomendación especial.
A la cabeza del elenco, como siempre que interviene, está Helen Westley, intérprete de in
teligencia y percepción extraordinarias, que como ninguna de las actrices características del cine se
asimila totalmente el carácter de sus personajes hasta cambiar la mímica, el tono de voz. de un mo
do absoluto en cada película. Su vieja aristócrata, carácter amoral, profundamente repugnante, es
tá retratada de un modo tan magistral y tan rico como aquella mujerona bondadosa de “Ana la de
Jas faldas verdes.” Miriam Hopkins. a quien el director Nuggent debía esta revancha después de
haberla complicado en aquella indigna “Fuga apasionada,” se redime de su error en “La reina de
la ruleta” y, aunque con altibajos, presta su “piq uant” un tanto vulgar a la figura de la heroína en
las escenas frívolas y tiene dos o tres de intérprete sincera y alta en los momentos de compromiso.
Billie Burke. en una inolvidable figuración de mujer sin seso, alocada y torpe, supera en tres o cua
tro rasgos todos lo que ya había hecho en este terreno: Katherine Alexander aparece rejuvenecida,
señorial v muy en su sitio: Paúl Cavanagh luce su elegancia de ropas y de juego y Joel Me. Crea
establece con Ruth Weston un campeonato de corrección interpretativa sin vencedores a la vista.
El refinamiento del vestuario, elegante sin las exageraciones habituales, y del manejo de lu
ce-, hace debido juego en “Esplendor” con la fotografía de Gregg Tolland, tan llena de calidades que
hace parecer dibujados por un gran pintor los do-so tres paisajes en que se aporta un poco de exte
riores a una comedia netamente de salón.
R. A. D.
en un “clic” de la cámara
“LA MARCHA DEL TIEMPO”
< oh vi primer número de mii revista ‘‘Time’-, <lc “La canción del Ritz” y que termina en el esperado
••IIKO’ nos ofrece, hasta cierto punto, una mina ••cllnch” amoroso de héroe y heroína.
forma de periodismo cinematográfico. Su novedad no Una fotografía correcta de .J. Boy llunl. que sor
estriba tanto eu la alternación de explicaciones en tea con soltura la dificultad de las escenas -»l aire
castellano con títulos en nuestro idioma y parlamen libre, bajo un sol que cae ia chorros sobre tanto balazo
tos cu inglés, o en algunos enfoques y “mapas •'mi inútil y un acompañamiento musical con algún acier
niados'* que se presenta con positivo acierto, como en to tan fino como ese remedo que la flauta hace del
lo doctrinario y lo tendencioso puesto claramente al silbido del protagonista en su presuntuoso paseo por
servicio de estos noticiarios que partí la gran masa las calles del circo, señalan la vigilancia del director
ile público parecieron — “parecieron” liemos dicho — George Stevens por los detalles que pudieran realzar
im parciales hasta la fecdna. la evocación de aquellos tiempos y aquellos persona
Comienza este número inicial con un soberano jes, revividos a filo de hoja de folletín, sin intenciones
brulote j» Sir Basil Zaharoff, el armamentista, a quien de entrar en su contenido psicológico y con ei solo
.»e aplican unos cuantos epítetos no muy agradables propósito de elegirlos de pretexto para un espectáculo.
por cierto: y termina con un «visito de cómo se las Como siempre en estos casos, entre los detalles men
gasta la marina norteamericana en sus maniobras de cionados no faltan los de sátira, como aquella larga
preparación guerrera que ya, ya. Si en un simulacro “pose" colectiva «leí grupo fotográfico cuyo perpe
son varios los heridos ¿qué no será cuando las cosas trador espera cómodamente sentado la “exposición”
se hagan en serio y a toda orquesta? Paira altar estos de quince minutos.
dos eolios — Sir Basil y las maniobras norteamerica La elección de la dulce y sensible Bárbara Stan-
nas — se hacen intervenir, en la escena final, al em wyck para la Annie Oakley del cuento es un pequeño
bajador del Japón, que protesta muy sonriente por la misterio que en parte podría aclarar, únicamente, su
cercanía del lugar en que se realizan esas maniobras, belleza, más resplandeciente que nunca esta vez.
en el Pacífico, a las costas de su país. “Sí, lo del Sus compañeros, sin poder adentrarse en un espí
ensayo está muy bien, dice el hijo del Celeste Imperio, ritu que les falta a los personajes, dan, como en el
pero la armada es la armada". . . “Naty will be navy”... case- de Crestón Foster, algún volumen a esos etnina-
I na propaganda a bombo y platillo de la “Pan ríslnios “sketchs” trazados por el argumentista.
American Airways” en la inauguración de sus viajes R. A. D.
a la China integra también esta revista cinematográ
fica. cuya parte culminante es la presentación de una “DE LA SARTEN AL FUEGO”
nueva máquina de toma que, mediante un dispositivo
especial, puede filmar 60 veces más rápido que una “De la sartén al fuego”... ¿Al fuego? ¡Precisa
común > brindarnos así increíbles espectáculos: una mente al fuego debía haber mandado “Twentieth
paloma que gana en gracia rítmica, con su aleteo, a Century-Fox” este ensayo del “magno-color” antes de
la Pavlowa; la anticipación por la Naturaleza de la lanzarlo •» los mercados de habla española! Porque
forma perfecta de las coronas reales, obtenida al caer ahora que Mainoulian presta atención al problema de
una gota de leche sobre un recipiente lleno del liqui animar en el lienzo cuadros de tonalidades neutras y
de: el movimiento de una voluta de humo al pasar ricas sinfonías de grises y rojos en “Feria de vani
po. el espiral de un ventilador. dades". resulta todo un anacronismo el que «John
Pese a todo su subsuelo de política internacional Reinhardt nos venga a descubrir los cielos azul bolita
— y casera — esta “Marcha del tiempo’’ ha de parecer y el sonrosado de las mejillas extendiéndose por las
a nuestro publico más interesante y más para nos paredes y los cortinados de las habitaciones. Esto de
otros «iue esos noticiarios, hablados en inglés de pun los colores pintados a mano lo sabíamos desde que
ta a punta, que se anuncian ¡oh ironía! como “edi Stasia Napierkowska hacía tartamudear a nuestras
tados especialmente para el I riiguay". mamás en la lectura de los programas, con las com
R. A. D. plicaciones «le sil apellido ruso. Y nadie podrá decir
que el “magnocolor no es una magnífica imitación
••LA VÜEIiTA l)E BIFFALO BILL” de aquellas manchas lambeteadas y detonantes con
que se estorbaba la contemplación de las aventuras
I'serna rio para un pintoresco espectáculo éste del pasionales animadas por la susodicha vampiresa
< ecuestre del Coronel Cody, con sus vaqueros moscovita.
desbravadores de caballos, Retroceso de quince años
sus tiradores de puntería in atrás en este género de es
verosímil y sus pantomimas pectáculo — “El pirata ne
«le indios atacando carretas gro” y “El nómada de las
<le “pionueers” en su gran pampas” eran infinitamente
jornada hacia el Oeste. Es superiores — “De la sartén
cenario para nii’i evocación al fuego” tiene el agravante
«le aquel público ingenuo, de los defectos ya caracte
aquel muy relativo esplen rísticos en las cintas en es
dor de la gran carpa ilumi pañol y que en seis años no
nada a gas y aquellos últi han sufrido en Hollywooil
mos restos del coraje del la más leve mejoría.
siglo XIX refugiados en un
picadero. Una Rosita Moreno que
“RKO”, en una recons sigue apareciendo mejorada
trucción que merece ripia li en el recuerdo de sus apari
so y que sólo en alguna es ciones escénicas: un Juan
comí recurre a telones pin Torena más suelto que en
tados. recoge un poco de anteriores oportunidades y
un Romualdo Tirado que no
aquella sustancia heroica y
Cquel primitivo “Deus ex vacila en recurrir al circo
iiíacthina” de los mitos cir siempre que puede (y aún
censes en la historia de cuando no puede) completa
Anille Oakley. la tiradora, lo principal del reparto, en
número cumbre del “show” el que aparece comí o nove
de Búffalo Bill, que a tiro dad panorámica una rubia
limpio se ganó el corazón de armas llevar que respon
de un su colega, Toby Wal- de al nombre de Corazón
ker, haciendo desvanecer Montes. ¿Dónde estás. Cora
entre el humo de la pólvora zón ?
su aparente fanfarronería y Discreta e inteligente
la impertinencia de sus des mente, este malaventurado!
plantes. Felizmente, son más ensayo pudo haber nacido a
en el balance final de la la vida de las carteleras en
película los registros de una sección complementa
proezas ecuestres y de tiro ria: pero no fue así y no
que Jos <le notas sentimen habrá quien no se sienta
tales y dramáticas, reduci inclinado a la rechifla.
das a un episodio sin conse
cuencias que parece calcado
Torena R. A. D.
la guia de “cine-actualidad'
Revista, sintética de películas estrenadas en Mar ribundo irreprochable, Richard Arlen con plomo y
zo de 1 !)36 aplomo — no pasa de ser otra d?, tantas. — t Uni
ted Artists)
Amenaza — (Menace) — Amenaza no, aten Miserables, Los (Les misérables) — Séptima,
tado. Fotografiada con luz cruda e impía para los y esperemos que última, versión cinematográfica
defectos faciales de los intérpretes, aflora a cada de la novela de Víctor Hugo, detallada, a veces pa
momento en esta pretendida producción de miste tética, y en la que Raymond Bernard se redime d<-
rio y terror el descuido, la ingenuidad y la torpe su falta de criterio universal de la obra con unas
za con que la llevaron a cabo. Entre los múltiples magnificas escenas de la revolución de los jaco
asesinados no figura Gertrude Michael, a quien se binos y la lucha en las barricadas. El reparto. Irre
dejó incólume pora que se redima en una próxima gular, agrupa lo más característico del teatro
interpretación del artificio y la frialdad con que francés, (Patlié - Nathnn).
interpreta su papel. (Paramout)
Misterio del Grand Hotel, El— (The Muíder
Angel de las Tinieblas, El — (The Dark An of the Grand Hotel) — El misterio de esta cinta se
gel) — Torneo interpretativo de Marslhall, caracteriza, en su exposición cinemotográfica, por
\larch, Oberon, en que se confirman las calidades la sinceridad con que está expuesto. Sin rostros
de los primeros y alcanza la segunda un lugar patibularios, “cadenas de asesinatos, ’ ni cadáve
de espectación para el futuro. Fina e interesan
res que caen a\ abrirse uno puerta o un armario,
te muestra de cómo maneja Sidney Franklin la
esta nueva presentación del.,“team” Lowe. — Me
nota sentimental. (United Artists).
Laglen es sin embargo una lamentable pérdida de
Amores trágicos — (I Found Stella Parish) __ tiempo para el artista a quien acaba de premiarse
Donde Mervin Le Roy se pone totalmente al ser por su Gvpo Nolan de “El delator”. (Fox).
vicio de su festrella. Kay Francia, y le consigue su
mejor interpretación de los últimos tiempos. El Mujer que supo Amar, La — (Alice Adams)
asunto, rebuscadísimo, se defiende con una exposi Booih Tarkington puede estar orgulloso. Su
ción clara y correcta y con intérpretes capaces, Ian heroína, humilde de sustancia psicológica y hu
Hunter, J'esse Ralph. Paúl Lukas entre ellos. Si a milde en el clima dramático de su miseria con
Vd. le gusta Kay, o kay. (Warner Brothers). pujos de bienestar, tiene en Katharine Hepburn
Buen partido para dos — (Red Salute) — una intérprete perfecta, por cuyo trabajo desta
Una mala imitación de “Lo que sucedió aquella
camos esa cinta a la atención pública. (RKO-
noche”, agravada con discursos cívicos y tenden
Radio)
ciosa aparición de la bandera norteamericana. La No cedo a mi marido — (The Girl of the 10
rapidez de su “tempo” — cualidad cinematográ th. Avenue) — Premio que Warner confiere a una
fica -— no disculpa el haberse desperdiciado a Bár posible composición del escolar del futuro llevando
bara Stanwyck. Con ella, Roibert Young y Cliff al lienzo un tema indigno de Alfred Green, direc
Edwards. (United Artists). tor. y Bette Davis, Ian Hunter, Colin Olive y Alli-
son Skipworth, intérpretes. (Warner Brothers)
Demonio de las carreras, El— (Red Hot Tires)
Cuento de “speedway” donde es más el ruido... Primavera en París (París in Spring l Un Pa
que la película. Mary Astor, Lyle Talbot, Gavin rís a base de Torre Eiffel, Paris que __ desapare
Gordon y Roscoe Karns, el mejor de todos ellos. cida esta inevitable tarjeta postal — bien pudo ha
(Warner Brotliers). ber sido las Islas Fidji. Y una Mary Ellis que can
ta como las propias rosas y que está pidiendo a
Destrucción del hampa, La. — (Let’em Have
gritos (en sentido figurado, se entiende» oportu
lt i Las actividades de los "G Men”, policías que
nidades dignas de la calidad y de la expresión dra
por un pelo encontrado en el sombrero de un cri
mática’ de su voz. (Paramout).
minal saben su edad, estatura, número de botines
que calza, complexión y gustos y debilidades par Reina de la ruleta, La — (Barbary Coast) —
ticulares, tienen un capítulo de minuciosa consa Ben Hechf y Chal les McArthur, dos de los “scena-
gración en esta eseu'ela de “Contra el imperio del ristas” y directores cinematogujUficos de mayor
crimen” y “El héroe público N.o 1”. Larga, com talento, agraviados en Ho-llywood con una defor
plicada de tema y abundante en figuras de méri mación d'e un asunto que se supone hubo de ser
to __ Bruce Cabot esforzado, Alice Brady parlan- menos lleno de casualidades, efectos melodramá
china, Virginia Bruce serenísima, Erlc Linden, mo ticos y cosas romantiquísimas. Miriam Hopkins,
uno de los fiascos más grandes del añ<. y Edward afirma Myrna Loy —- espía otra vez, pero muy
Robinson. disminuido como intérprete, dejan des distinta de aquella espía oriental de ‘,‘Shari” —
vanecer su talento en lo niebla de un San Fran cualidades die comediante que son el principal y
cisco muy bien evocado ipor el director Hawks. casi único atractivo de esta producción de Saint
(Unitetl Artista), Wood. George Brent da prestancia y simpatía a su
Tribu — Algo muy de recomendarse para galán. (Metro - Goldwyh - Mayer),
aquellos a quienes guste reir con alma y vida y Un Romance en Manhattan.— (Romance in
que, etiquetada como “epopeya dramática de la Manhattan) — Revelación de Francis Lederer,
conquista española," divierte sin embargo más que que trae al cine una alegría nueva, epidérmica,
todas las humoradas de Laurel y Hardy juntas. puramente sensual, en su inmigrante que, buf
En Miguel Coniferas Torres, autor, intérprete, di ando las leyes de inmigración de Estados Uni
rector. y productor de la cinta, encuentra nues do?-. se queda y contagia de su optimismo a una
tro viejo amigo- Charles Spencer Chaplin un com corista ducha y escéptica. Stephen Roberts con
petidor temible sí que involuntario. (Fox). duce con solltura este tema en que se poetiza lo
Una noche en Stambiil — (Stamboul Quest) humilde y lo cotidiano, y le presta un sutil en
Entre secretos de Estado y apuros sentimentales canto. (RKO-Radio).
LAS OBRAS DE EXCEPCION: “SUEÑO DE AMOR ETERNO"
Pura en su línea estética, segura en la interpretación plástica del sueño de ios protago
nistas. en la que luce el talento del direc tor Hathaway para proyectar la anécdota hacia
planos de fantasía e imaginación, “Sueño de amor eterno” aparece como una de las grandes
películas del año, y “CINE - ACTUALIDA D” se complace en destacarlo así a sus lectores,
prometiendo para su próximo número el c omentario extenso que la falta de espacio nos obli
ga a postergar en éste.
“Paramout”, introduciendo en la organización del espectáculo cinematográfico una in
novación que ha de haber brindado al espectador inteligente un momento de satisfac
ción al permitirlo evadirse de las rutinas industriales, ofreció las primeras exhibiciones de
“Sueño de amor eterno” en el Artigas con un corto prólogo escénico en que se destacaba la
calidad y la sutileza de la realización del “film”, y que tuvo a su cargo R. Arturo Despouey,
uno de los redactores de “CINE - ACTUA LIDAD”, ya conocido del público a través de sus
“charlas” en el 18 de Julio, que se reanudarán a mediados de este año.
| LA URUGUAYA j
ESTABLECI MI ENTO FUNDADO EN 1890 I
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;; PREMIADO CON MEDALLA Y DIPLOMA DE HONOR ■!
i; EN LA EXPOSICION PALACIO SALVO — 1928 I;
POZZI HERMANOS J
ELABORACION HIGIENICA
DE PRODUCTOS PORCINOS
i 1881-Yaguarí‘1885-Telef. 2 64 11 - Montevideo
Reparto y datos técnicos de algunas películas
* revistadas en este número
••EL INFIERNO DEL DANTE” Miiadiy. de Winter, Margot tirábame; Constan
cia Bonacieux. líeather Angel; De Róele.-fort,
tan Keith; Porthos, Moroni Olsen; Aramis, On«-
(Gantes Inferno) ‘•Fox’’. 9 actos. Duración, low Stevens; Ana de Austria, Rosamond. Pin-
8'8 minutos. chot; Planchet. John Qualen; El Duque 1- Bu-
Estreno: Viernes 27 ile Marzo, en el Cine ckingham, Ralph Forbes; Bernajou. Muriny
Azul. Estreno en Estados Unidos: Agosto 23 Kinnell; De Tre’ville, Lumsden liare; Luis XII,
de 1935. Miles Mander; El Cardenal Riehelieu, Nigel de
Dirección de Harry Lachman. Producción de Brulier; Peylerand. Wade Boteler: Vilbin i,
Sol M. Wurtzel. Adaptación cinematográfica, de Stanley Blystone; Jussac, Ralph Faulkner.
Philip Klein y Robert M. Yost. Fotografía de
RUdolp'h Mate. Dirección artística de Duncan
Cramer y David S. Hall. Cuerpo técnico de ar “DESBANQUE MONTELARLO"
quitectos, proyectistas y escenógrafos: Fred
Sersen, Ralph Hammeras. Louis J. White, y
Willy Pogany. Vestuario de Royer. Coreografía (Tihe Man Who Bróke the Bank at Monte
de Sammy Lee. Dirección musical de Samuel Cario) “Twentietlh Century-Fox”. 6 actos. Du
Kaylin. Reparto: Jim Morgan, Spencer Tracy; ración, 66 miriiutos.
Betty Me. AVade, Claire Trevor; Pop Me. Wade, Estreno: Viernes 3 de Abril, en el Cine Teatro
Henry B. Walthall; Jonesy, Alian Dinelrart; Artigas. Estreno en Estados Unidos: Noviembre
Alexamder Cárter, Scott Beckett; Deán, Robert 29 de 1935.
Gleckler; Los bailarines, Rita Cansino y Gary Dirección de Stephen Rolberts. Producción de
León; El inspector Harris, AVillard Ro'bertson; Darryl Francis Zanuck. Co-productor. Nunnally
El Capitán Morgan, Morgan Wallace: Otros in Johnson. Adaptación cinematográfica por Ho-
térpretes, Jane Withers, Warren Hytner —- ward Ellis Smith y N.unnaUy Johnson ti- una
créase o no — John T. Murraiy, Helen Flint, Ri obra ‘de Tiya Surgutchov y Frederick Alhert
chard Tucker, Lita Chevret, Gloria Roy, Nell Swann. Música de Bert Raimar y Harry Ruby.
Walker, Frank Moran. George Humbert, Mai'del Fotografía de Ernest Palmer. A. S. C. Directo::
Turner, Joe Brown, Edtvard Pawley, Ruthelma artístico, William Dai-ling. Director técnico,
Stevens, Vivián Oaklanld, Harry Woods, Carlisle Haroi’d Sehuster. Vestuario de Gwen Wakeling.
Tnpper, Maud Truax, Oscar Aipfel, Walter Wal Grabación sonora de Joscph Aiken y Roger
ker, B'tty Stokes. Grace La Rué, Frank Conroy, Hermán. Dirección musical de Oscar Bradley.
y una respetable colección de sombras del pa Reparto: Paúl Gallaiid, Ronald Colman; Helen
sado: Ruth Clifford, Bryant Washburn, Gertru- Berkeley, Joan Bennett; Bertrand Berkeley,
de Astor, Niles Welch, Noble Johnson, Ph'llips Colín Clive; Ivan, Nige.l Bruce; El director del
Smalley y George Irving. casino, Montagu Love; Gerentes del ca.di.i ..
Frank Reicher y Lionel Pope; Empleado del
casino, FertJinand Gottsc'halk: “Croupier", Char
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