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fMDMSTR|A URUGUAYA

CALIDAD
INSUPERABLE

SINTONICE...

C X 42

“Tribuna Sonora”
LUNES, MIERCOLES y VIERNES a las 21 y 30 h.

“Páginas al Espacio”
QUE DIRIGE TRISTAN NAVAJA
MARTES Y VIERNES A LAS 14 HORAS

“Cine Actualidad”
«idiMikU LA FUNCION DE
a”° I número 2
montevideo, abril 1 7 de 1936
LA CRITICA

El primer número de “CINE-ACTUALIDAD causó, sin propo­


nérselo. un pequeño revuelo en muestro medio. Una “revista indepen­
diente. dispuesta a decir la verdad necesaria, con la capacidad y since­
ridad que caracterizan a sus redactores" como dijera “El Día” en sus
palabras de saludo, no es un suceso común por cierto en este nuestro
ambiente cinematográfico. “CINE-ACTUALIDAD" sabe que no es
aún una revista simo una hoja para leer: que lo que le sobra de bue­
na voluntad y deseo de servir los intereses del público le falta de ga­
las de presentación, de ostentación de buen gusto en su armado, en
sus tipos y en sus fotografías. Pero le preferimos una vida segura y
modesta — por ahora — al recreo visual del lector, tan necesario sin
embargo en una publicación de Índole cinematográfica.
La función de la crítica, tan zaherida por los exhibidores, es mu­
cho más compleja de lo que se cree, en .cuanto a sus efectos y a su
significado intrínseco. El establecer planos de calidad y diferencias
de etiqueta sólo puede redundar en beneficio del negocio cinemato­
gráfico. ya que el confusionismo creado por algunos “zares de la in- <
dustria" — que también aquí los hay .— y sus satélites tiende a que
todo se presente igual, con la misma dosis de ditirambo previo, el
mismo centimetraje de avisos. Y el público, que do sabe qué ir a ver, .
opta por no ir a ver nada o por acudir al primer espectáculo que se le
ofrece, muchas veces con desastrosos resultados tanto para él como
para las empresas. En cambio, si se anuncia ¡debidamente las pelícu­
las de pretensiones y se presenta las corrientes como complemento de
programa, podrá establecerse siempre las debidas diferencias y esto
no 'hará sino beneficiar a todo el mundo.
“CINE - ACTUALIDAD’’,, llamada a levantar tantas resisten­
cias en el seno de los exhibidores-alquiladores, que velan tan celosa­
mente por el buen nombre de cada una de las películas como si ellos
mismos las hubieran producido y dirigido y fueran los culpables di­
rectos de su calidad — o falta de calidad — se encargará de demos­
trar con el tiempo que una orientación como la suya ha de ser bene­
ficiosa aún para el mismo juego de la finanza cinematográfica,-juego
que lógicamente le tiene y le tendrá sin cuidado.
Por lo que al público respecta, innumerables palabras de estímu­
lo nos han confirmado en nuestra creencia de que se esperaba en Mon­
tevideo una revista de esta Índole y nos han afirmado en el plano de
esfuerzo, de lucha y de superación que tan satisfactorio resulta para
todos les que quieran realizar y, por ende, vivir.
"LA CIUDAD MALDITA” justa, así como es briosa la sensación de tumulto
y escándalo que vigoriza el ritmo del “film”. Una
La Costa Bárbara está de turno. A escasas ho­ cámara que por su movimiento debe haber queda­
ras del estreno de ‘‘La Reina de la Ruleta” llega do sin resuello sigue en el curso de éste las múlti­
esta otra edición del tema, cuyos encuentros de ples peleas y se detiene —- felizmente por cortos
matones y cuyos lances de padre y señor mío vie­ instantes — a estremecerse ante las notas román­
nen a hacer sombra a la pretendida ferocidad de ticas.
los “gangsters” de hoy. De entre las soberanas palizas que se propinan
El síntoma de esta ciudad maldita no son los los intérpretes sobresale una de James Cagney y
tugurios, ni la niebla, ni el barro chino en ciernes, Fred Kohler, de esas que por su . realismo hacen-
sino la presencia de aquellos niños que por un quí­ saltar en su asiento a la dama más estirada y que
tame allá esas pajas mandaban a media docena de hacen por sí solas recomendable un espectáculo
sus congéneres al otro barrio. Como siga la moda d este carácter.
iniciada por Warners y Sam Goldwyn, el lema de R. A. D.
las mamás interesadas en que el nene tome la so­
pa va a ser en el futuro, no la clásica invocación "RICITOS DE ORO"
al hombre de la bolsa, sino ‘‘te voy a mandar a la
Costa Bárbara.” Hasta hace pocos meses no más, creíase que la '
El marco está que ni pintado para las fanfarro­ , Osa Mayor del firmamento cinematográfico era
nerías y bravuconadas de James Cagney, el actor Garbo, dicho sea ello sin irreverencia de ningu­
antipático que más en gracia ha caído a las gen­ na especie- Este postulado de Hollywood, difun­
tes desde que existen actores antipáticos. Como en dido a bombo y platillo por el mundo entero, obe­
la película hay, además, un papel de judío puesto decía. prosaicamente, a la recaudación obtenida
allí para que George Stone muera mejor de lo que en taquilla toda vez que se exhibía una película
lo hará en la vida real y como Margaret Lindsay de la famosa sueca-

está enérgica' al enojarse o al fundar- un diario Pero en 1935 las estadísticas demostraron que
que se destina a desenmascarar a los bandidos y la Osa Mayor del cine era muchísimo menor que
dulce y temblorosa como plato de jalea cuando se Garbo y que revistaba en las filas de Fox. Shiriey
trata del ser amado, hay sobrados atractivos en la Tempe es “curly top” en la lista de las estrellas
interpretación, que incluye también a Lil-y Damita que dan más plata y, en consecuencia, la reina d.
y Ricardo Cortez. Hollywood, del cine y, por extensión, del mundo
No he i os estado en San Francisco. 1*70. pero entero- Lo cual, como la chiquilla no puede ten "
casi daríamos fe de que la visión de la ciudad es aún voluntad ni criterio propios, le quita, de<-

Hkío cn lo que en hilen romanee He llama contraste: por un lado, el pnraíno, en que ofician de ftiigeleM de
la Kiinrda Shiriey Temple y lioclielle HiiiIhoh y de K-li» chambelán John Boles, en “ltieitos de oro”: por el
otro, el Infierno, ceprenado n Ian claran por 1:». jeta Imponente de Jamen t ag'ney y el tt'ento de pocon
amigan de nu contend'et'le cr • I a ciudad maldita".

V
graciadamente, toda posibilidad de ser otra cosa Sí puede- No hay película y en cambio hay/Sljir-
que la “niña prodigio” que se anunciara al debu­ Jey como para que se pasen dando grititos las
tar de manera tan promisora que ya superaba el madres que se pirran por que Su nena interven­
anuncio- ga en el festival de beneficio de la escuela-
En “Ricitos de Oro” Shirley recita versitos. Y para terminar la instantánea, dos palabras,
ridiculiza a un viejo ya de por sí ridículo, nos pre­ la nueva película de ésta no tiene par en cuanto a
senta a un burrito, “Spunky" con más control de disfraz del argumento de “Papaíto piernas lar­
sus recursos de intérprete animal que Rafaela gas”. Es tan perfecto el disfraz que ni ese ni nin­
Ottiano: anima diversos cuadros de pintores cé­ gún otro argumento se avista entre los modelitos
lebres, sonríe "que es un amor” - como dicen las y las sonrisitas de Su Majestad la Reina del Cine.
niñas bien de las opiniones mal -: canta una can­ - Nombramos así a Shirley Temple porque le te­
ción de letra esforzadamente infantil. "Animal nemos un profundo respeto a las estadísticas.
Crackers in my Soup”, y otra que le permite ea- Tan profundo como la lástima que sentimos por
íaetcrizarse de niña casadera y de anciana - esto esta deliciosa chiquilla a quien, como intérprete,
último admirablemente -: zapatea, toma leccio­ ya ha echado a perder irremisiblemente la or­
nes de "politesse et de belles maniéres” y luce ganización industrial del cine-
— según los programas - 18 modelitos- ¿Qué todo
ello no puede ocurrir en una hora de exhibición? E- D.

'ú *
“El, ULTIMO SALUDO” blanco en las maniobras, el viejo marino opta por
irse con él al fondo del mar y así lo hace- Con lo
No habíamos concluido de indignarnos por la
que, para ejemplo de la juventud del día, se de­
propaganda descarada que Estados Unidos se ha­
ja sentada una lección de “moral militar” y “dig­
ce como potencia militar en “Buen partido para
nidad varonil”.
dos”, a través de “United Artists”, cuando sale
Alexander Hall se las manejó de lo más tor­
"Paramount" con esta contribución anual al com­
pe y desganadamente posible con este compromi­
promiso de dedicar una película a la defensa de
so de demostrar ¡otra vez más! que el Tío Sam
los intereses del país. Por algo la enseña de la
tiene la cartuchera repleta. E. D-
“NIRA” era "We do our part" (Hacemos nuestra
parte) y por algo se rigen desde Wall Street los
entretelones de la industria cinematográfica. “CRUZ DIABLO”
Como se pretendía- jCampe! Los meji­
“El último saludo de­ canos se hacen ver.
ja constancia de que Tras de “ T r i b u ”,
U. S. A no pierde su “Cruz Diablo”. El an­
tiempo en conferencias tecedente hace pare­
de paz pero puede en cer a ésta, por compa­
cambio su organización ración, magnífica de
naval es perfecta ■ La trajes, cuidada de am- *
constancia queda, aún biente, impecable de
para los públicos me­
"maquillage”, bien de
nos avisados, en esa
fotografía y luces, dis­
acotación inicial — ya
lugar común del ci­ creta de intérpretes
ne — de que la pelícu­ varones y débilísima
la fué realizada mer­ de intérpretes di be­
ced a la cooperación llo sexo. —_---------- VICENTE ORONA
SIR GUY STANDING
del Gobierno nortea­ ¡l’ero de asunto! Cuesta creer que en 1935,
mericano, “sin cuya ayuda hubiera sido imposi­ puesto a imaginar alguien argumentos para la pan­
ble”, etc., etc. talla, se acuerde de las haciendas saqueadas, el ho­
Fin moralista .apología del militarismo, trans­ nor mancillado, el desposorio de la doncella con
formación del héroe díscolo en un excelente ser­ el. viejo repelente, los bandoleros generosos y en­
vidor de la patria, son en “El último saludo” los mascarados y los lances de espada de uno contra
de la vieja e innoble receta. Como novedad y pa­ diez.
la que Sir Guy Standing introdujera en la cinta Nuestro compatriota Vicente Oroná, intérpre­
te correcto, lo ha hecho, y porque* es él el autor
su distinción y su señorío de comediante britá­
nos sentimos particularmente inclinados a la he­
nico, se añade a la intriga habitual un enfático no velencia. No inspira esta actitud un mal enten­
personaje: un comodoro retirado que vive de dido patriotismo de banderita de caramelo, sino
rentas de su pasada gloria y de recuerdos del el conocimi. uto de los sacrificios increíbles y no­
barco que comandara en las Filipinas- Caundo se velescos que Oroná hizo para establecerse eb e!
decide que lo¡s despojos de este barco sirvan de cine. Seis escapatorias sucesivas a Estodos Unidos,
como polizón, en barcos de carga, no han sido en producción de “Para-
su vida sino el prólogo de una carrera llena de mount” y bajo la inte­
sacrificios cruentos ie instantes de sobrehumano
ligente guía de James
heroísmo ante los cuales cualquiera se descubre.
No todo está claro en la versión cinematográ­ Cruze, Mary Boland y
fica de este asunto tras del que se parapetan en Charlie Ruggles. pareja
el ¡recuerdo las sombras de Robín Hood, del Zo­ que en algún argumen­
rro, de Don X, su hijo (a quien un portero de mi
to dramático puso la
oficina llamaba “Don Diez”): ni deja de haber
en “Cruz Diablo” algún episodio que provoca la sal y pimienta de sus
risa de las plateas de estreno. Pero en conjunto festivas desavenencias
y comparando esta muestra de cine "caupolica- conyugales y gustó al
neseo” con lo que hacen nuestros hermanos los
argentinos, hasta podríamos sentir cierta satis­ público, fué desde en­
facción en que un compatriota haya intervenido tonces un problema pa­
en semejante melodrama de rompe y rasga. ra la marca del monte
R. A. D. Mary Boland
y las estrellitas. “Pa-
* * * ramount”, en uno de sus esfuerzos por solucionar­
lo. intenta resucitar aquel género con “Secreto a
“EL MONTE ATRONADOR”
voces" donde si no hay voces, vale decir, gr'tos,
por lo menos las cosas se iponen muy conversadas.
Explicación de por qué se hallan desplazadas da
Y por un motivo más qde baludí: la supuesta
la atención pública las películas de “cowboys”, pie­
aventura de un marido cuarentón, cansado le la
dras fundamentales del cine, al que hicieron respi­
Decca portátil que le ha tocado por mujer, con
rar, hace veinte años, el aire libre suficiente como,
una señora joven y ligera de cascos. No sólo ha­
para que no se muera
blan las vecinas, sino que la señora y su marido,
por asfixia en los“night-
clubs” y los tocadoras y su hija y su yerno, no encuentran otra manera
donde está aposentado de solucionar el “affaire” que discutirlo en largas
conferencias de vestíbulo y de alcoba.
ahora. Buscando discul-
Mary Boland acaba por arrebatar así el cam­
pas a la presencia del
peonato de verborragia a Alice Brady y conven­
villano y el sub-villano,
cernos de que es la mujer más mujercita del cine,
y a los episodios del asun­
por lo incansable e insistentemente que habla.
to. viejos conocidos nues­ Dentro de su manera y del tipo sin variaciones que
tros, se llevó aquél al 98 ha creado — la dama aturdida, hipócrita, vacía de
de los buscadores de oro- seso y parloteado™ — esta característica cómica
Pero con tanta economía repite en “Secreto a voces’’ lo que otras veces com­
que se ha permitido a puso con más rico cañevás, como “La luna de tres
George O’Brien una de las “extras” ves­ picos". Su ametrallear de frases, suspiros y ¡ejems!
tirse de veinte años después; y tanta “manga an­ deja poco lugar a Charlie Ruggles como para que
cha” que la heroína - .mujer fatal en los últimos ro­ nos deleite con otra de esas figuraciones para las
llos, en despiadada sociedad con el 'villano - se decla­ que es ayuda incomparable su caTa de perro
ra a George 'O’Brien y monta a caballo a horcajadas, perdiguero.
a pesar de haber comprado sus rulos por metros, Salvo un divertido
según las exigencias de la época. match de “cateh-as-
El encanto de los panoramas y el elemento cine­ catch-can” en cuyas es­
matográfico de 'las correrías - que vinimos a buscar cenas previas se satiri­
aquí con gesto añorante - están tan aus'entes en “El za con fortuna la habi­
monte atronador", como el justificativo del títuio de
tual falta de fósforo
la cinta, donde encontramos a George O’Brien hecho
que hay en el cerebro
un "cowboy” con estampa baturra.
E. D. de los luchadores más
* * * temibles, es muy mo­
desta y muy pobre como
“SECRETO A VOCES” espectáculo esta come­
dia con chistes intradu­
La comedia de ambiente pueblerino, en qu'e
cibies, juegos de pala-
la cámara otea la sabrosa intimidad de las difi­
cultades domésticas, tuvo inolvidables exponentes <'liarles Ruggles bras ingenuos y recur­
en el cine mudo, especialm'ente en las listas de sos prestados de alguna pieza de Noel Coward,
(Signe en la penúltima pág.)
el fantasma que viene

El arrogante Culpeper de “La vida privad» <le Enrique VII” y el perennemente joven y ágil Conde de
Montecristo vuelve hoy nuestra# pantallas bajo la égida de Rene Clair, que en “El espectro errante”
sonríe altoJW con xuniba frente :• los millonarios yankls dispuestos a comprarse un castillo y transportarlo
piedra por piedra — fantasma inclusive — a la “dear young América”
“Preludio Nupcial” v “allegro maestoso” de

Claudette Colbert, primera comediante del lienzo

“Columbia” necesitaba una sucesora para “Lo que sucedió aquella noche”. En un tema de la
secretaria sabelotodo que se casa con su patrón y no consigue atraerlo al plano idílico, creyó
encontrar el material para el nuevo éxito. Y sólo ha conseguido reafirmar en el primer plano a
Claudette Colbert, que desde “El gran charco”, con Chevalier, pintaba como la primera comediante
del cine americano. En estos últimos tiempos, "descubi rta” por los
que no supieron verla entonces y la han estado haciendo complicarse
con Cleopatras y Popeas de opereta, Claudette lia Jbguido poniéndose
O de lo más francesita. de lo más femenina y de lo’más deliciosa que
® hay en plaza. Intérprete exterior, la flor de piel, con un leve senti-
miento que tiembla en la voz nasal, cálida, Claudette es la heroína
ideal de Molnar y Laszlo Fodor, a quienes no ha honrado aún inter­
ral pretándolos en la pantalla.

Su técnica de comediante llega ya a un punto de perfección en


“Preludio nupcial”, donde expresa la indecisión, en diversas escenas,
como no lo ha hecho hasta la fecha ningún intérprete en el cine. Y
ello constituye todo el atractivo de una pieza en que Gregory La Cava
ha querido volver a aquella época de éxitos y de amables obras frí­
volas con Richard Dix y Lois Wilson como animadores.

El tema “familiar”, como que se mete en los intríngulis de Ja vida


cotidiana

Porque es* muy distinta la aventura de un periodista atrevido e


infatuado y una millonaria imposible de caprichosa, en un via.i,- en
ómnibus a través del continente, del minucioso reíalo de los ataques
de cólera, jaqueca y enajenación mental que le hacen dar n su casa
al hombre de negocios la Chiquilla mal educada y la hermana his­
térica. Esto lo sabemos todos por experiencia propia — demasiado
bi. n — y aquéllo, el tema de “Lo que sucedió aquella noche”, era
un cuento novedoso y lleno de sal y pimienta.

En los dos últimos actos, la cinta, que venia encajonada en


**’ i interiores y en un diálogo denso, con dos o tres chistes explotadisi-
m08( empieza a dar tumbos, alegre y desenfadadamente, por los ca­
minos de la poca lógica y la componenda fácil. Y aqui es dond se
justifica un poco y divierte este “Preludio”.
Por lo que respecta a sus intérpretes, Melvyu Doughis. qu se nasa todo el tiempo con el gesto
hosco ele un hombre de importantes negocios, beneficia su actuación con una borrachera filia' que
es sin discusión — la mejor de cuantas hemos visto, o sufrido, en los últimos tiempos, tanto
dentro como fuera de la pantalla. Micha 1 Rartle tt canta, como en la intimidad, “Parlez-moi d’
amotir”, única razón de esta pequeña aventura suya como actor. Edith Fellows, la niña retore da y
perversa, tiene gestos y momentos de notable intérprete. Katherine Alexander mantiene su tipo con
una preocupación por los rasgos del mismo'que antes no s? le había advertido y Clara Kimball Yeung,
que en 1919 era una de las mujeres más hermosas y señoriales del cine, sale a ensayar unrt mise­
rable característica cómica la niñera —• ecn cuarenta kilos y dieciséis años de más. Todo tiempo
pasado fué mejor... para ella, por lo menos.
í;
Pero Chaplín siempre frente a su vie­
ja tragedia. Kl agujero en la suela,
los cinco centavos para el ‘‘luufli’’, la
rosa recogida en un tarro de desper­
dicios. formas del drama humano en
que esplende siempre su “pal lias"
romántico.
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“El Infierno del Dante” revelación


de un Harry Lachman con gran
sentido del espectáculo
Quizá el más flagrante ejemplo de la des­
orientación reinante entre quienes comercian con
tos “films” y hacen la parodia de que los comentan
desde las diversas columnas .periodísticas sea este
‘‘Infierno del Dante”, que vino precedido del es­
tigma de un escaso éxito popular en Buenos Aires
y de una crítica adversa. Porque ambas etiquatas
debilitaron arrestos de propaganda previa y con­
dicionaron la opinión de varios de los que aquí se
dedican al comentario. Se detuvo la mirada sobre
esos estupendos diez minutos de evocación dan­
tesca a través de Gustavo Doré y sobre la función
didáctica que en el argumento cabe a ese arribista
enamorado del éxito, amoral de raza, sobre quien
se vuelve y se deaploma toda su falta de escrúpu­
los y su venalidad, desdeñándose mientras tanto el
gran sentido del espectáculo evidenciado por un
director que hasta la fecha sólo había manejado el
movimiento de los hoyuelos de Shiriey Temple o,
sin conocer español, había abierto los micrófonos
en “Nada más que mujer” .para que Berta Sin-
german desatara cataratas de versos.
ELEMENTOS ARTICULADOS DEL de diversiones, cabeza abajo, y fotografía del ne­
ESPECTACULO gativo, también cabeza abajo, tomado por el fotó­
grafo de feria a la .pareja en el día de su boda.
“El infierno del Dante" lio es en primer lugar Lo único que no está a la altura de los acon­
una lección de moral, ni un estudio psico’ógito — tecimientos en “El infierno -del Dante” es Claire
que de ser tal estudio estaría viciado de efectismos •Trevor. vestida con lujo tan exagerado que cae en
y rincones melodramáticos — sino un espectáculo. el mal gusto, y puesta a desempeñar una parte
Un espectáculo compuesto con visión universal y dramática con recursos de Ginger Rogers. por obra
particular de sus elementos constitutivos: resuelto y gracia de su falta de temperamento. Esa es una
con neirvio, manejado sin desfallecimientos. No falta que no pued's suplir ni hacer olvidar el es­
sólo la visión del infierno no está al servicio del fuerzo penoso y continuado.
asunto y del problema personal del protagonista, E. 9.
sino que tampoco lo están la catástrofe del parque
do diversiones, realizada con trucos y movimientos
precisos, ni el episodio final del incendio del vapor,
donde la cámara, tras de registrar en una alocada
búsqueda de puntos de vista la estilizada y sensual
rumba de Rita Cansino y Gary León — otro espec­
táculo dentro del espectáculo — se precipita a las
¡: -!
máquinas para recoger la embriaguez y el desor­
den de los marineros, seguidos del estallido de una ■i En
bomba y la inundación del cuarto; o sube a las
cubiertas y se confunde con el pasaje desesperado
en el tumulto de las escaleras, registrando desde
lejos, por la primera vez, el loco deambular de
hombres y mujeres por aquéllas en la búsqueda del
elemento de salvataje. Todo ello revela a un Harry
Lachman que, con material más rico, no es difícil
que nos brinde otro gran despliegue de elementos
técnicos alcanzando al mismo tiempo para su fu­
Vi apiana y
turo “film", en toda la extensión de éste, la cate­
goría 'le obla de arte.

LOS DIEZ MINUTOS DE INFIERNO


Fernández
El síntoma de este futuro regalo nos lo ofre­
cen los diez minutos de evocación de la “Comme­
dir.”. interpretación cinematográfica ele los dibujos
Sucesores de Angel Amodeo
de Gustavo Doré en la que Hollywood demuestra
también que puede llegar, bajo la guia de elemen­
tos puramente autóctonos, al mejor plano de la
explosión plástica. Teorema de volúmenes, clara­
mente recortados y distinguidos por el lente en Encontrará Vd:
escenografías proyectadas e iluminadas como por
un gran pintor, las breves escenas del juicio de
Minos, sobre “maquetttes” de David Hall, o la pro­
cesión de las almas perdidas en marcha -hacia el LAS PASTAS MAS DELI­
tribunal, las tumbas en combustión, el baño de
fuego, en que luce una vez imás el talento del hún­ CIOSAS - LOS FIAMBRES
garo Willy Pogany, forman un conjunto de im-
presionantie grandeza. Humo inventado para real­
zar efectos plásticos, tono rojizo dado a las foto­ DE MEJOR CALIDAD
grafías, belleza de movimiento en los cuerpos
d&snüdos, fondo de coros de Wagner, todo contri­
buye a hacer de este breve ¡pasaj-? una -de las cosas
-más admirables que veremos en esta tempora l?..
KIOSCO CENTRAL
DEFENSAS DEL DIRECTOR Y EL Y KIOSCO 48 DEL
PROTAGONISTA

Claro está q.ue el nivel establecido por esta


MERCADO DEL
reviscencia de las estampas de Doré perjudica, por
contraste, el resto de la película. Pero siempre hay PUERTO.------------
para d',ténder los pasajes adocenados o efectistas
un Spencer Tracy sincero, vigoroso, -con desprecio
del efecto físico y con fuerza expresiva nunca de­
cayente: o un director que cuida la continuidad en
forma tan minuciosa como lo revela ese “ensam­
bla” de declaración de amor en el bote del jarque
NUEVAS SALAS
Todos recordamos aquel pasaje bíblico de la El teatro Albéniz fué durante mucho »> -mpo
multiplicación de los panes y de los peces. Todo^ el hijo tenido en menos por la reducida familia
recordamos aquel periodo — tercer año de escuela de los teatros montevideanos. Su nombre fué va­
primaria — del dos por uno; dos; dos por dos, riado. no así su fortuna. Antes se llamaba Cata­
cuatro. . . lunya. Su condición de español no varió al trans­
De 1936 en adelante recordaremos una nueva formarse en Albéniz y ahora, tan “sep ir Pista”
multiplicación: la de los cines montevideanos. como en sus primeros tiempos, lo distinguiremos
Se barajan nombres y hombres. Lo pos ble y como el Montserrat. En estos últimos mes’vi lo
lo imposible juegan en argucias de mesa de “po­ sacaron de su habitual modorra los bailes de Car­
ker”. Un mazo completo. El público todavía no naval y los espectáculos de teatro "iddisch”, cuyo
entró en juego. Está, por ahora, presenciando las público inverosímil sólo se encuentra allí y no se
-preliminares. Pero las cartas están tiradas. vuelve a ver más en todo Montevideo, por más
La desocupación amengua. La Usina Eléctrica que uno se lo proponga.
aumenta sus entradas. Un ejército de butacas re­ El exhibidor montevideano está atento. La
cién. construidas está esperando órdenes para en­ población crece. Montevideo va delineando su ca­
trar en la batalla estática. El ojo de las modernas racterística netamente metropolitana. Se cree en
linternas mágicas.afila su puntería en el cuadrado la conveniencia de obsequiar a la ciudad con nue­
blanco del lienzo. vas salas.
Las expresiones se reflejan sonrientes y e] Aquí abrirá sus puertas el Mogador. . . allí
triunfo se da por descontado. Se acumulan pro­ el Ambassador. . . Metro-Goldwyn-Mayer tiene
yectos e inquietudes. Quizás algún día ellos sean aún innominada su gran sala a inaugurarse en
realidades. junio. Hay quien asegura que el Capítol es ya un
Ayer el hogar de Pérez, aquél que quiso con­ hecho, mientras que otros no disimulan su satis­
quistar América y que ya hace dos años que no facción al comprobar que el Astor marcha viento
trabaja, rebosó dé alegTia. Pérez ha vuelto al tra,- en popa. Si ésto sigue así, no van a quedar nom­
bajo. En abril debe inaugurarse una sala... en bres adecuados para denominar nuevas salas. Ni
mayo otra. . . en junio dos más. . . en. . . Y van público para concurrir a la mitad de ellas.
y vienen en sucesión ininterrumpida muchos pro­ ¿Y el Royal? Ese nombre que de por sí parece
yectos y no menos ilusiones.
una sátira a la realeza está a punto de cambiar sú
El cine desbancó al teatro, así como Ronald
distinguido apelativo por el del patriota que fun­
Colman desbancó a Montecarlo. Ojalá que al cine dó “La Nación”, (el diario, se entiende). Se unirá
no ie ocurra, en fin de cuentas, lo que al protago­ así como Cine-Teatro Mitre a la larga caravana
nista de la película.
de nuevos conquistadores, parecidos en el arrojo
El Estudio-Auditorio — sueño que unas veces
ci go a aquellos otros del "wild-west” americano.
renace y otras agoniza — echa abajo parte de su
Todas proyecciones de sueño de una noche de
tertulia para dar lugar a una cabina y a su co­
verano tiene este dechado de promesas. El nervio
rrespondiente aparato proyector.
de la. espectativa está tenso a la espera de los
¿Se. acostumbrará el Estudio-Auditorio al
monocorde zumbido, como de roncar de avión, del acontecimientos. Nuevas salas van llenando los cla­
equipo reproductor de sonido? ros de muchas callee.
"La Lira”, ex-santuario de la música, ve Cien obreros. Mi) obreros. Diez mil obreros.
arrancar sus pedazos como si le arrancaran de su Si es necesario se duplica o se triplica la cantidad.
cuerpo inerme el alma que lo sostuvo. Los feli­ La t mporada acaba de iniciarse. La competencia
greses de Lourdes van a confundir sus vehículos se agudiza. A toda máquina se elevan muros, se
con los de aquéllos que han ido a “La Lira” ¡nada colocan vigas y, en esa especie de sinfonía de es­
menos! a presenciar una exhibición cinematográ­ fuerzos, se va delineando la estructura del que va
fica. Nos coDsta que los curas de Lourdes escucha­ a ser un nuevo salón de cine.
ban a través de sus paredes las armoniosas melo­ Las proyecciones son grandes. También lo son
días que algunas veces se escapaban de los instru­ las de las pantallas de ciertos cines d'e estreno.
mentos en el ejercicio de la música seria. Ahora En cambio sus imágenes, por la pequeña defor­
se van a tener qúe poner algodones en los oidos, mación necesaria, se reproducen generalmentn en
para evitar las irreverentes estridencias de un forma borrosa. La seguridad del éxito también
"blues". Lo mismo que hacían antes, pero sola­ lo eB.
mente cuando alguna precocidad infantil rendía, Glosando a Montecristo, cerremos la página
ante la unánime emoción de sus parientes, examen diciendo: “Confiar y esperar". De cuando en
de prim< • riño <1? Conservatorio. cuando, una postura evangélica no queda mal.
VON STERNBERG VUELVE A SU MANERA EN UN “CRIMEN
Y CASTIGO” SIN DOSTOIEWSKI
El virtuoso ha muerto. Deja una herencia de velones, iconos, tules de novia, ramazones pul­
verizadas de gotas, serpentinas de un capricho español, monstruosos figurones, puertas para proce­
der a cuya apertura hubieron de quedar con una pretuberculosis varias jóvenes “extras”. Heren­
cia absurda, como de mamarrachario de viejo duque castellano, con la que se podría inaugurar el
museo de la suntuosidad de la imagen en el cine..
El virtuoso ha muerto y hoy están celebrando su defunción las “torres de cemento”, opues­
tas a aquellas torres do marfil a las que “Capricho imperial” o “Tu nombre es tentación” pusieron
casi en trance de embriaguez dionisíaca. Y la cruz plantada sobre aquel soberano capricho del di­
rector que, enloquecido, oficiaba de fotógrafo a p uerta cerrada, para que no tomara vuelo su abi­
garrada e increíble fórmula de plasticismo, es el nombre de Dostoiewski. Nombre que.se queda en
tal. portiue, independiente como pocos de sus colegas. Von Sternberg deja por el camino todo lo que­
de Dostoiewski hay en “Crimen y castigo” al fil mar la famosa obra, incorporándose así a los elen­
cos de la “Colombia”.
Contenido social, atmósfera del sitio, proceso psicológico del protagonista, son suplidos por
anécdota dramática, universalidad del ambiente y moraleja desprendida de un hecho de crónica po­
licial. Y pese a estas incisiones de pronóstico reservado hechas a la enorme obra del torturado es­
critor ruso, Von Sternberg -— un Von Sternberg como el de “La ley del hampa” y “La batida” —
hace una obra firme, de montaje preciso, recortado: un “film” lleno de interés y de materia1 cine­
matográfica que habrá de recordarse luego en la visión total de su obra.
La cámara de Lucien Ballard, como paralizada, se mueve en reducidísimos espacios: nunca
vira en redondo sobre una habitación o sobre un recorte de esquina turbiamente iluminada, sino
que apenas se desplaza un paso, para acercar luego su ojo potente sobre los rostros y develar todo
el programa de sucesos en expresiones de primer plano. Se trae a los primeros planos no sólo los
rostros de los actores sino la sumaria acotación de ambientes: muros, escaleras, una enredadera, sin
que el planteo de las situaciones pueda ayudarse de los detalles y las perspectivas del fondo esce­
nográfico. Todo está limpio, desesperadamente limpio en las fotografías de “Crimen y castigo”, donde
sólo juegan en contrapunto fantástico luces y sombras, para suplir aquel vértigo de lo barroco de
que padecían sus antecesoras.
Con las luces y las sombras se definen estados de ánimo y perfiles psicológicos: en un diágo-
lo del asesino Raskolnikov, atormentado pero aún no confeso ante Sonia, la cara de ella aparece
nimbada de una luz cálida, mientras que la de él está recogida y achicada de sombra.
Con tan escuetos recursos y un Pete'r Lorie tan brillante y sutil en dos o tres momentos de
comedia como anormal, casi paranoico en los recursos con que retrata el drama de Raskolnikov —
ojos que se arrancan de su órbita, voz sinuosa, tortuosidad en los gestos — Von Sternberg vuelve
en si y nos proporciona el amplio respiro que pedíamos para el público los que imaginamos qué po­
cos habrían de gustar el derroche de fantasía y sentido de la composición efectuado en la última
muestra de la asociación artística integrada por Marlene Dietnicli y su descubridor.
Si quisiéramos recordar a Dostoiewski pensaríamos en el Raskolnikov que se imagina .impu­
ne en el crimen por la conciencia de su propia superioridad y lo compararíamos con este asesino
circunstancial de la película, cuyo remordimiento no es más que un vehículo para la moraleja final:
“bay una ley más inexorable que todas las leyes humanas y es la ley de la conciencia": rebuscaría­
mos el perfil de Sonia, la mujer de la calle que se prostituye para llevar a su hogar el pan que no
le proporciona el padre alcoholista, y nos devanaríamos los sesos pensando qué tiene que ver con
ella la otra Sonia del “film”, bella y candorosa “gdrl” que lleva al criminal al arrepentimiento y se
dispone a sufrir con él su castigo en Siberia: compararíamos el inspector Petrovitch de la novela
con este modernísimo “G Man” que Edward Amoló caracteriza tan sueltamente, o al cínico Lushin
de la obra original con el muñeco .grotesco y torpe de la película, puesto allí para procurar algún
pequeño oasis de risa. Pero a un artista como Von Sternberg le acordamos toda independencia para
hacer cualquier obra partiendo de cualquier base, siempre que esa obra, alejada del punto de par-
tida, sea tal. Y “Crimen y castigo” sin la tragedii de Dostoiewski, es una obra con mucho cine
dentro. R. A. D.

PRIMER PLANO DE VON STERNBERG


l-na veas más el esteta se impone sobre e! hombre El camino hacia lo superior, la búsqueda de la ex­
que está manejando la exposición de pasiones huma­ presión redonda y cabal, que complicó magistraímen­
nas en “Crimen y castigo”, la última obra de Voii te de ramazones, velos y celosías la visión de una de­
Sternberg. liberada España de pandereta en “Tu nombre es ten­
En el conjunto de primeros planos, embriagados tación”, se sigue por nuevas vías en “Crimen y casti­
de sombra, acariciados fríamente por pinceladas de go**. Sopesando la densidad de cada clima dramático,
luz» primordialmente la emoción que fluye cd la al­ manteniendo tensa la tesitura de la emoción, yendo
quimia fotográfica característica en el famoso alemán derechamente al conflicto despojado de identidades
de Brooklyn, loco alguna vez de gongorlsmo plástico con la obra original, el descubridor* de Marlene Die-
en ‘‘Capricho imperial”. Esa emoción puede no tras­ trlch vuelve su nombre, una vez más, al primer plano
pasar la valla compacta del gran público, como qui­ del aplauso, que tantas veces se ganara su auténtico
zó evada también en algo el control de las minorías talento de cineasta. Y esta afirmación de Von Stern­
el patetismo que se desprende de sus composiciones: berg, desorientado en los últimos años en las búsque­
pero Von Sternberg sigue siendo uno y único en cada das incesantes de todo artista, no puede sino subra­
una de sus exploraciones de realizador: su estilo in­ yarse emo un respiro del gran cine frente a las tor­
confundible está puesto de pie, contra los cauces de pes imposiciones de la industria.
siempre, en modo cada vez más afirmado. C. R.

HOLLYWOOD
C~''VV\Ó_X-

EL HOMBRE QUE NO SE ATREVIA" “LA TRAVIESA ENEMIGA" '3

...Y que no se atrevió a srmperar su “Canción del


fió-" y su "No quiero saber quién eres" es Geza de Cuando la traviesa enemiga se llama Ginger
Bolvary. capaz y seguro en la tarea de prestar ele-
-aneia a las notas frívolas y salipinientación a los Rogéis, se le perdonan todas las travesuras que
■nativos '.lemasiado sacarinos. De haberse despreocu­ pueda hacer, aún siendo uno su compañero de pie­
pado de un asunto en que se pretende ridiculizar la
decantada flema británica, el director, con un mon­ za en la originalísima forma que nos presentó
taje más arbitrario y más cinematográfico,--hubiera
llegado a hacer una gratísima comedia musical. Pero aquella comedia de Kathe de Negy y Fernard Gra-
s, ató al episodio del galán corto de genio que no se vey, “Yo de día, tú de noche”: vale decir, ocu­
atreve a confesar a su inglesísima abuela su casa­
miento con uní "fraiilein”, y, por exponer los sucesos pando la habitación de ocho de la mañana a ocho
consiguientes — que incluyen el “atrevimiento" del
marido con una corista y el acuerdo sentimental de la de la noche, hora en que se ingresa a tareas noc­
•mujer con un abogado — quedó atarlo de ipies y ma­ turnas, mientras que ella lo hace desde esta hora
nos, sin "chance" para revestir la anécdota de esos
pequeños absurdos y de esos respingos de la imagi­ hasta las ocho de la mañana, en que debe de co­
nación tan necesarios en estas cosas.
Lo más sabroso del “film” no estaba en el “film" menzar su trabajo diurno. Norman Foster, que po­
mismo, sino en un comentario radiofónico hecho al siblemente por la falta general de alojamiento se
día siguiente del estreno por una 'de esas señoras que
ejercitan sistemáticamente la lengua ante el micró­ halla esta vez en tan insólita situación,
♦ se enamo-
fono, a la espera quizá de una oportunidad de ente­
rarse debidamente de cuántas letras tiene el alfabeto. ra de ella y a su vez la enamora en fortuitos en­
.Esta señora, que pertenece al ya numeroso grupo de cuentros callejeros, sin saber que la despampanan­
Jas que siempre que se trate de elegir “tema” no
dejan tít re con cabeza, se puso a sacar consecuencias te rubia es la que tan amargos ratos le hace pa­
sociales del hecho de que el primer actor aceptara un
papel .le perfecto pasmarlo en la cinta, y luego de des­ sar entrecasa y la que él supone una insoportable
potricar contra las "lesiones a la dignidad del intér­ solterona- Cuando descubre la verdad al luxárse-
prete" y otras zarandajas por el estillo, acabó dicien­
do que '“sí Retíate Muller huibiera sido más varoncito, ]e un tobillo y regresar con ella al común aposen­
no habría, liechq ese papelón”. (Entre paréntesis, no
fué así como lo dijo, porque no maneja tan bien el to. la perdona, como es
verbo haber). natural- Pero también
Si Renate Muller fuera más varoncito... no po­
dríamos disfrutar nosotros de la contemplación de su ¡qué enemiga se había
generoso busto de alemanita bien alimentarla, y tam­ echado este muchacho
poco hubiéramos podido conocer a 'Adolf Wolbruck,
un actor de talento encargado de la ingrata tarea Norman!
que tan nerviosa tenía a la susodicha señora.
e. n. No ocurre, pues, nin­
guna tragedia en esta
versión americana de “A
“LO QUE SUEÑAN LAS MUJERES" moi le jour, a toi l^unuit”
y si hay muchas oportu­
“Lo que sueñan las mujeres” es un perfume. Y nidades de reir con la
lo que soñábamos nosotros — ver a Peter Lorre en
ayuda de un diálogo chis­
comediante de primera agua — en sueño se queda.
El perfume del título es usado por una ladrona, peante y liviano, que di­
ladrona de vocación y no de oficio. De lo que se in­ cen los intérpretes muy
fiere que la comedia es policial. De la presencia de eficazmente. Actores, director, fotógrafos, se mo­
Peter iLorre, en dectetive caricato destinado a acla­ vieron con soltura y buen resultado en esta pieza
rar el misterio de un robo de joyas, y de la de Gus- de programa que por su falta de pretensiones y por
tav Froelich, uno de los actores mejores plantados su ritmo adecuado ha de complacer a cualquier
y más versátiles de la escena europea, debía inferir­ espectador.
se que dentro de sus modestas pretensiones la pelí­
E- D-
cula tiene atractivo: pero desgraciadamente no es
así-
Todo lo que Peter Lorre no hace como comediante
en esta pieza en que así lo esperábamos, lo realiza
en “Crimen y Castigo”, donde en cambio tiene noto
rías flaquezas de actor dramático, como aquella es­ ; el próximo número de “cine -
cena en que arroja las cosas de una mesa gritando
’ actualidad” aparecerá el
con voz ratonil “money, money, money”.
: ------ sábado 2 de mayo ------
R. A. D.
PROYECTORES EN AJCCION
“LA LIRA”, CINE HA COMENZADO YA SIS ACTIVIDADES

El sábado último empezó a funcionar com o cine, la vieja y tradicional sala de “La Lira’ , que
continuará, en horas del día, oficiando de conservatorio. Por este motivo no han sido mayores !o-
cambios operados en su decoración, aplicándose la preocupación de los directores del nuevo cine i.
dotarlo de un equipo proyector sistema “Kalee” y de una adecuada reproducción del sonido.
“La Lira”, sala de las llamadas “de segunda línea,” vale decir, que no ofrecerá ninguna pri­
micia. ha comprometido para sus exhibiciones de este año las películas “20 th. Century — Fox .
“Paramount" y “Alianza” de Berlín que integran el programa de la cinematográfica Delmaur.

INAUGURACION DEL “CINE METRO”

Clark Gáble asistiría en persona a la “premiére” <lc "El motín del Boimt.v”

“CINE - ACTUALIDAD” adelanta a sus lectores una sensacional primicia: el “Cine Metro”,
lujosísima y moderna sala que la “Metro - Goldwy n-Mayer” hace construir a todo vapor, para inau­
gurarla probablemente en Julio y se tiene la intención de dar a conocer “El motín del Bounty”, la
película premiada por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood como el
mejor “film” de 1935.
Este estreno coincidiría con una nueva visita al Plata de Clark Gable, que esta vez ha de
llegarse hasta Montevideo en compañía del director Clarence Brown y que. en tal caso, añadiría con
su presencia, a la inauguración del “Cine Metro”, una nota realmente inusitada en nuestro medio.

Proyecto del edificio que Metro (ioldwyn Ma yei, inaugurará camo su sda estreno, pro­
bablemente a mediados de Julio próximo.

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egresar del “Saeré Coeur”. Está pisando los cua­
renta, pero no afloja. Y ya resulta inútil la sepa­
ración de Charles Farrell, o la pretensión de nue­
vos matices evidenciada en la composición de su pa
peí en “Doble conquista”: resolución, rudeza, vul­
garidad. para estar a la altura de su cocinera en-
tusiasmadísima por eb Canal de Erie, en cuyas bar­
cazas mercantes se la pasa viajando, y enamorada
al mismo tiempo de un moretón caprichudo como
él solo y que quiere ser granjero y llevársela a
tierra. No le hace. Janet Gaynor se quedó allá en
“El séptimo cielo” y todo lo que venga después,
desde el punto de vista artístico, es tiempo perdi­
do. V
* * *
COSTUMBRISMO POR TONELADAS

El director Víctor Fleming se aplica, pues, a


conquistar para su producción nn reflejo vago de
aquel momento de Estados Unidos en que el retra­
to de Abrahain Lincoln aparecía por primera vez
en los periódicos y el adolescente John Wilkes
I-
Booth aseguraba a voz en cuello que sería el his­
trión más grande de su época, deteniéndose en la
vida del Canal de Erie, medio de transporte primi­

Doble Conquista” tivo y artificial, a cuyo auge asestó un golpe de


muerte la instalación de ramales ferroviarios al
Oeste. Aquellos tiempos en que por dieciocho dóla­
res se compraba uno el mejor traje de la Unión y

la del Canal de en que el ingerir media botella de “whisky” era el


único anestésico recomendado por los sacamuelas
de afición, no dejan de tener interés y gracia Su­

Erie y la del recien ficientes como para constituir el marco de una gra­
ta comedia, pero < 1 director Fleming parece ha­
berse dejado ganar demasiado de la nota localista,
hasta dormitar a los acordes de "Oh, Susana”,
llegado Henry la canción de los “pionneers”, y de tantas otras
notas del folklore popular esparcidas a lo largo
de la cinta. Y así ésta, sin la vigilancia activa de

Fonda. su realizador, se deja invadir y ahogar por lo local,


el color y la costumbre hasta carecer casi de atrac­
tivos para nuestro público.

Tierra versus mar es un tema drámatico de


* * *
campanillas, que “Twentiath Century__ Fox" no
DA DOBDE CONQUISTA DED “FILM”
se atreve a abordar en "Doble Conquista” y deja
en tierra versus canal, pleito disminuido. Pero Una consecuencia queda, sin embargo, de esta
este tono menor era necesario en la cinta por el película; el Canal está conquistado para el cine.
simple hecho de ser Janet Gaynor su primera fi- Por si lo olvidáramos en el curso de la proyección,
gura femenina. la heroína se encarga de decir, en el curso de dos
actos, 347 veces consecutivas “the Canal”, ejemplo
de que el escritor de diálogos se pasó la gran vida
mientras todos trabajaban en la producción. Tam­
•l PIDA COEUK bién está conquistada la1 nueva importación de
Broadway, Henry Fonda, cuyo zagalón tímido, sen­
Ya se sabe cómo se las gasta Janet: ceceo <U sible y rudo está retratado con el mejor acierto y
niña' mimada, vocecilla de lata de conserva, mira- ha de valerle buenas oportunidades este afio.
ditas pegajosas y modismos de niña acabada de • • R. A. D.
MENCIONES ESPECIALES
LA MEJOR ACTRIZ DE ESTE NUMERO:

“Neck to neck” <le Claudette, Helen Westley ofre­


ce una de Jas notables caracterizaciones del año en
su empingorotada gran dama de “Esplendor”.

Claudette Colbert en “Preludio nupcial”.

LA MEJOR PELICULA DE ESTE NUMERO:


Edward Arnold
en el inspector EL MEJOR ACTOR DE ESTE NUMERO:
Po r f i r y de
“Crimen y Cas­
tigo", que a
pesar de no
tener nada que
ver con Dos­
toiewski, cons­
tituye una ma­
nifestación de
cine y es la
o b r a en que
Von Sternberg
se recobra de
s u s desvarios
bar roeos de Spencer Tracy, a quien no sólo premiamos con la
“La venus ru­ mención por su trabajo en “El infierno del Dante”,
bia” y “Capri­ sino por todas sus otras labores, “Fueros huma­
cho imperial”. nos” inolvidable entre ellas.
El sainete criollo en el cine: “Puerto Nuevo”
Cada vez que- se estrena una película argenti­ calidad del celuloide virgen, que por lo poco que
na, precedida de pretenciosas declaraciones de conservaba de tal, parece haber asistido a un “pic­
productores y directores “que creen haber hecho nic” antes de imprimirse la cinta: los recursos
un gran esfuerzo” y mendigan en consecuencia el estúpidos e innecesarios empleados para dar varie­
apoyo del público, la crítica seria no tarda en de­ dad a algunas tomas, como ese de registrar minu­
cir que si esas películas salen del ipaís, el concepto ciosamente el acto de servir el café a los invitados
foráneo de la Argentina va a andar por los suelos. mientras ('liarlo canta: los divertidos gritos de
Y con justificadísima razón. No es el caso de re­ arreadora de ganado con que nuestra simpática
petir aquí lo ya tantas veces dicho: Con dejar es­ amiga Sofía Bozán se defiende en una zamba: la
tampado que “Puerto Nuevo” tiene todos los vicios distinción de esas “subvedettes” que salen de ami­
del sainete criollo, más algunos de las malas pelí­ gas de la millonaria — Victoria Cuenca entre ellas
culas norteamericanas y más una absoluta falta de — y se hacen un lío terrible con las faldas largas,
criterio cinematográfico en su continuidad y su fo­ las manos y la cabeza; la estática de ('liarlo, que
tografía, nos parece suficiente. por intentar la sobriedad de los galanes america­
Y con esta producción se iba a poner una pica nos se pone en trance de que se le pregunte si la
•n Flandes. suya s cara o es careta, son unos pocos de los mo­
tivos de éxito artístico de la película.
Pero al público que quiere ver en celuloide a
DEL DICHO AL HECHO sus visitantes anuales del 18 de Julio ¿qué le im­
porta todo eso? La prueba es que en los tres pri­
En conversaciones de café y en su trabajo co­ meros días de exhibición en una sala aristocrática,
mo intérprete de teatro, Mario Soffici alardea de
“Puerto nuevo” dió mil seiscientos pesos de en­
un criterio artístico que va al archivo — no se
sabe por qué — cada vez que intenta uno’de estos trada.
“estimables pasos” y estas “nuevas etapas”, según
la frasecita de los muchos cronistas complacientes
EL MIMO DEL FUTURO CINE ARGENTINO
de Buenos Aires. Botta y Amadori, en cambio, se
limitan a cobrar gruesas cantidades de derechos
De todo este de­
por sus sainetes y revistas al paladar del vulgo,
sastre se salva la
ipero aquí no pudieron resistirse a lanzar la decla­
facultad mimétiea
ración previa de rigor, con firma y todo, y eso es
de Pepe Arias, cu­
lo que resulta difícil perdonarles. Porque ni en la
yo gesto final re­
elección del motivo, ni en ese injerto de “girl”
cuerda — ¡nada
americana que pone su fortuna a disposición de
menos! — algunas
un vago con todas las condiciones del “chanson-
de las expresiones
nier”: vale decir, con figura y sin voz, para que
de Chaplín en las
debute en el teatro (“girl” calcada de “Brindemos
últimas escenas de
por el amor” y otras tantas ediciones de la histo­
rieta que anteriormente nos envió Hollywood): ni “Luces de la ciu­
en el desarrollo del argumento, ni en el uso de dad” y la simpatía
chistes de eficacia ya experimentada en sus pro­ y la naturalidad en
ducciones teatrales, hay nada que pueda justificar el decir algunos
la intervención de ambos en este intento. parlamentos 'de
Alicia Vignoli, víc­
Pepe Arias tima algunas veces.
como todos sus compañeros, de un “maquillaje”
MOTIVOS l)E “EXITO ARTISTICO": $ 1.000
infame. Con respecto al primero, que tiene expre­
siones como para regalar a diez cómicos cinema
EN TRES DIAS
tográficos, y alguna de ella de nobleza ¡sí señor!
es posible que algún director lúcido haga de él
La luz en huelga, que hace crudos y duros conteniéndolo, el primer mimo del cine argentino
gran parte de los primeros planos — en cuyo uso por venir.
y abuso Soffici se «la c! lujo de pisarle los talones
al Von Sternlwrg de “Crimen y castigo": la mala ( '. R.
Rollos B ritánicos
en el S. O. D. R. E.

La temporada de cine europeo del Estudio


Auditorio, a inaugurarse en ia semana próxima,
nos permitirá apreciar la producción de diversos
realizadores londinenses entre los cuales Víctor
Saville ya se ha destacado ante la crítica. De su
firma son las dos películas con que se abrirá la
temporada: “La canción del atardecer” en que
Evelya Laye, gallarda y sonriente en esta pági­
na, compite en virtuosismos vocales con la des’
aparecida Conchita Supervia; y “El duque de
hierro” en que George Arliss, según se deduce
de la escena que publicamos, da a su Wellington
la marcialidad y la prestancia requeridas.
DUMAS CON MUSICA Y
SEUDO • COREOGRAFIA, A
TRAVES DE ROWLAND V. LEE
Una vez al año, como nota obligatoria en los
programas cinematográficos, hacen su incursión
en el lienzo los tres mosqueteros de Dumas, así
llamados porque son cuatro, al igual de nuestros
treinta y tres orientales, que eran precisamente
treinta y cua>tro. En todos los idiomas y en todas
las épocas han sido esforzados paladines a los que
se extraña cuando transcurre un año sin que so-i-
rian petulantemente desde la pantalla y reciten su
lema de “uno para todos, todos para uno”, que no trompetas, por t-ierto — en la imprudencia de Ana
sé por qué, me hace acordar a pomada de lustrar de Austria, que regala dichos herretes a Buckiii-
botines. gham, y en el caprichito de Luis XIII, que quiere
El gascón americanísimo de Douglas Fairbanks, que su regia consorte los luzca en determinaoo
cuyo “modus operandi” tan personal se había in­ baile. Todo ello sirve por quincuagésima vez para,
filtrado, sin embargo, del espíritu de la novela, y que los cuatro mosqueteros reanuden sus correrías
el D’Artagnan en caricatura de Max Linder, que “cowboyescas” y, ayudados un mucho por la suer­
luchaba con un floretq roto contra cincuenta guar­ te, un bastante por la imaginación del novelista y
dias del Cardenal, andaba en motocicleta y cruzaba del adaptador y un ipoco por la paciencia del públi­
el canal de la Mancha en un caballo y a vela, son, co, se hagan acreedores a la gratitud de la reina y
apartados por completo de Dumas, y en distintos a la nuestra personal.
planos, los dos únicos remedos de la obra dignes Poique si no conseguían los herretes ¿qué es
de recordarse entre tantas versiones. Pero cons­ lo que no hubiéramos tenido que aguantar?
tituyendo adaptaciones o parodias con lista pro­
pia, en ninguno de ellos hubo tanta, tergiversación, NOMBRES PARA LA MENCION
adulteración, eliminación y sustitución como en
Walter Abel debuta, componiendo u*i
esta cuasi - comedia musical de Rowland V. Lee,
D’Artagnan quietecito y conversador del que
el cual, si se hubiera propuesto de veras hacerla,
el público recordará únicamente su risa es­
nos habría regalado con algo nuevo y de todo pini­
pontánea y comunicativa. Lo cual no es mu­
to de vista inesperado y grato. Pero Mr. Lee no se cho que digamos. Moroni Olsen — monumen­
atrevió del todo a que Busby Berkeley dirigiera
tal Port'hos — se impone porque parece que
los asaltos a florete e introdujera en la simetría
se va a “desmoronar” sobre el público a ca­
de las espaldas que se cruzan una nueva vuelta de
da minuto. Paúl Lukas se presenta en una ca­
zapateo. Mr. Lee quedó a medio camino en su pro­
racterización indigna de aquel maravilloso
pósito de realizar la opereta "Los tres mosqueteros”
trabajo de actor dramático que realizara en
y por ello esta película le guardará un sitio de ho­
“Tu nombre es amor" o aquella fina y bien
nor, en los archivos de la historia del cine, junto
observada composición de comediante que le
a Cecil B. De Mille, que por su parte quiso hacer­
celebráramos en “A la luz del candelabro".
nos tomar en serio su “Signo de la Cruz”, con
Margot Grahame, belleza nocturnal casi en un
"fox - trots,” Cleopatra, con modelos 1935 de
punto de ajarse, impone su empaque de "gran-
Louise Boulanger y Ricardo Plantagenet con gus­
• de-dame” y hace lucir más que nadie los dis­
tos de “clubman".
cutibles y relucientes trajes de época de Wal­
OTRA VEZ LOS HERRETES EN JUEGO. Y VAN... ter Plunkett, mientras que Heatíher Angel,
sin ningún asesino diabólico a su lado, tiene
Conforme las gentes se hacen lenguas del Qui­ poca materia en que hacer lucir sus enormes
jote, por lo general, y sólo han alcanzado a leer y asustadizos ojos negros, principal virtud co­
hasta el episodio de los molinos de viento, los pro­ mo intérprete que le reconocemos.
ductores de cine, por lo visto, sólo han llegado *n Si Don Alejandro se levanta de su tum­
su lectura de “Los tres mosqueteros” hasta el epi­ ba __ no de muy buen humor, como es de es­
sodio de los herretes de diamantes de la reina, q'ic­ perarse en todo aquél que recién se levanta —
es el que invariablemente figura en las adaptacio­ y ve estos “Tres mosqueteros” de Rowland V.
nes cinematográficas de todos los países. Como no Loe, sería interesante ver qué dice. Interesan ­
podía ser menos, aquí se insiste, entre .desfiles de te... y comprometido para repetirlo en voz
damas de muy buen ver, gallardos donceles y trom­ alta, quizá.
petas que anuncian la llegada del rey — de lo más E. D.
Anticipación de Shakespeare

El genio inglés que realizó el milagro de po­ En estas fotografías que Metro Goldwyn
pularizar en el mundo entero la frase de Ham= Mayer preparó pa'ra la publicidad antes de co­
let: “To be or not to be”, antes de “Time is menzar la filjmación del gran poema amoroso y
money”, está siendo contemplado por los pro­
que son totalmente inéditas, aparece también
ductores cinematográficos — créase o no — co­
mo una posible atracción de taquilla. John Barrymore, que debía desempeñar el rol
Ha traído esta insólita consecuencia el éxito de padre dé Julieta. Dificultades posteriores pa­
resonante de ‘‘Sueño de una noche de verano” rece que nos privarán del placer de ve'r este for­
en el mundo entero, éxito que nos permitirá ad­ midable terceto, quizá porque John sueña en la
mirar quizá este año a Norma Shearer como
época cinematográfica en que era más “dandy”
una insuperable Julieta Capuleto y a Leslie
Howard como un espigado ideal Romeo Mon- y más hermoso que lo fué Brummel en la reali­
tesco. dad y no se resigna a no serRomeo.

____________________
1
“Desbanqué Montecarlo”, amable
aventura para la distinción
londinense de Ronald Colman
Si la película de Stephen Roberts en la que “Fox" cifraba sus mejores esperanzas al aliarse
a “Twentietli Century" no va a pasar a la historia como superproducción cinematográfica — como
lo anunciaban los cientos do fotografías publicadas sobre instantes de la filmación y las declaracio­
nes del productor Dárryl Frailéis ZanucK — le espera, sin embargo, un lugar en la inmortalidad. Y
ésto por el simple hecho de presentar a París, no con la clásica estampa de la torre — a la que alu­
díamos en el número anterior — sino con la del obelisco de la plaza de. . . (Bueno, pero no nos ha­
gamos líos de tarjeta postal. Nosotros no estuvi- utos nunca en París ¡ay! Y Vds.?)
París, Montecarlo e Interlaken, en interiores de casino, hotel de montaña y restauran!, no
son ambientes sino nombres diseminados al azar de un argumento en que Ronald Colman, aristó­
crata ruso y naturalmente tronado, va a Montecarlo como representante de una sociedad anónima de
humildes servidores que han reunido sus ahorros para que él se los juegue: desbanca la mesa de
“baccarat" y, perseguido por los jorobados, los tréboles de cuatro hojas y las herraduras cpie des­
parrama en su ruta la dirección del Casino, con la esperanza ilc que pierda los millones ganados, no
cede a la tentación de volver a probar fortuna hasta que no lo sugiere* la rubia de cándida expresión
y perversas int. liciones contratada para enamorarlo y volverlo a la mesa de juego. En ese argu­
mento, epilogado a satisfacción de los directores del Casino, de los enamorados sin blanca y del di­
rector .Stephen lloberts — que en una cena de gala celebrada por los príncipes rusos de ayer y ca­
mareros ele hoy pued ' concretar los atisbos de* sátira c ironía que* andaban flotando por los episodios
de la trama — en ese argumento no hay preocupación por hacer gravitar los ambientes sobre la
anécdota y sobre las reacciones de los personajes, sino -apenas el deseo de encontrar el mareo mun­
dano y la amable aventura para la distinción londinense de Homild Colman.

- -- fU
RECETA CARA EL REJUVENECIMIENTO — FALTA DE FUERZAS SIN RECETA

El "desbanca-dor" del cuento (llamémosle así ya que ésta de desbancar puede llegar a ser
una profesión como otra cualquiera) impone una vez más, a lo largo de toda la película, su perso­
nalidad, su elegancia de comediante, su fría y sin embargo comunicativa seguridad de intérprete.
Sobrando el argumento, el rol y la película’, Ronald Colman llega con toda su flema británica al
momento en que por segunda vez está a punto de desbancar la' mesa de “baccarat” y es precisa­
mente esa flema lo que presta al momento una tensión y una espectativá estropeada en sus tres
cuartas partes por las equivocaciones de la propaganda, encargada de advertirnos de antemano de
que la segunda vez que pisa el Casino, el ocasional millonario lo pierde todo y vuelve a su oficio
*
de “chauffeur”.
Colman, sobre quien están cayendo los años en forma que respeta su aureola- de galáii román- ~x
tico, se defiende de la invasión de “petitsplis” y de la declinación de los párpados ya cansados de
mirar tanta apetitosa "leading - lady”, con un brío especial al decir sus parlamentos, que en otro
parecería exagerado, quizás, pero que a él le queda muy bien. A su lado, Joan Bennett, que luce
más bonita que en anteriores presentaciones __ y ya es decir — evidencia una notoria incapacidad
para sostener el “a-ppeal” amoroso de su heroína. Falta de fuerzas y de dotes, desluce toda una se­
gunda parte sentimental de por sí endeble y muestra otra vez al director Roberts poco preocupado
de sus intérpretes femeninas. Colin Olive — naturalmente — está siempre por encima de su papel
de hermano intrigante e inescrupuloso y Ferdinand Gottsehalk y Nigel Bruce estilizan dos “ma-
chiettas” de empleado del casino y de “valet” haciéndoles rendir toda su sustancia humorística.

BRINDIS A LA MEMORIA DE SU MAJESTAD IMPERIAL

La salpimentación de esta comedia, que quizá escape al público de montón, está en que en
ella se quiebra una lanza — y se quiebra sin hacer el más leve ruido — en fa-vor de los rusos blan­
cos, al parecer no con el propósito de dar coba a los ex-súbditos del zar, sino quizá con el de poner
en evidencia las posibles imprefecciones del régimen imperante. Una frase del protagonista: “¡Bah,
por lo que va-le en estos tiempos ser ruso!” o ese final casi de opereta, en que se brinda por Su
Majestad Imperial, trayendo al cuadro el clima de “Tovaritcli” y de su infame secuela criolla “Boi-
te rusa”, hacen imaginar al espectador amigo de sacar consecuencias que el argumentista’ Ilya Sur-
guehov debió ostentar años atrás, delante de -su nombre, algún título de “generalísimo” y a- con­
tinuación de él, un inacabable desfile de complicados patronímicos nobiliarios. E. D.

“Frac”, gardenia, sonrisa escéptica y varios m¡-


. Ilones de francos y fichas en las manos ¿Quién
podría ser este afortunadísimo mortal sino Ro­
nald Colman, que parece nacido para estos lan­
ces mundanos?
«?. 1 r
■t'-.MtMr -.* ■-** . «tM^>

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peso neto
El afán del
“h app y -
ending ”
malogra fi­
nas cali­
dades en
Esplendor

Siempre ha sido materia de particular interés para el “vulgo errante, municipal y espeso-' la
disección de ambientes aristocráticos hecha .por el cine o por el teatro en algunos piezas satíricas o
comedias de costumbres. (De malas costumbres deberíamos decir). Los industriales de Hollywood
lo saben y nos endilgan sesenta o setenta veces al año la historia de la buena muchacha incompren­
dida, obligada por un amor adverso a hacer de mundana, vestida por Adrián o Gwen Wakeling o
René Huhert, con muchas escenas de sacrificio y mucho “cocktail” o “roadster” nuevo modelo. Pe­
ro allí la sátira se encuentra de vacaciones y la ironía no toca el ambiente, sino que s? vuelve con­
tra la misma ingenuidad de los productores. A pesaa- de todo, las insoportables películas de Cons-
tance Bennett, .que fueron casi todas de este tipo, dieron tanta plata en Estados Unidos durante cua­
tro años como para que la impávida y artificial, imagen de lo “sophisticated” recibiera en ese pe­
riodo un cihequecito semanal de — agárrense a una mesa para que no les dé un supiritaco con lo
qpe vamos a decir — de treinta mil dólares.

DESPA BUZAMIENTO DE RACHEL CROTHERS

Sam Goldwyn, que no gasta sus dineros en cosas del montón, se propuso reivindicar estos
asuntillos que bordean el drama y los problemas morales de la vida de relación, llevando al lienzo
una novela de Raehel Crothers que la autora titula — con segunda _ “Splendor”. Desde los tiem­
pos ya .muy lejanos en que Miss Crothers ensayaba sus primeras críticas sobre las costumbres con­
temporáneas en “Gente chic” y otros films arbitrarios e insípidos de William de Mille, nuestra ami­
ga ha adelantado mucho. Ahora, ya más crecidita sabe ver por dentro de sus muñecos, y la contem­
plación del aserrín no le inspira precisamente sonrisas compasivas, sino observaciones acres y mor­
daces cuando todo se está desarrollando, precisamente, en el más amable de los planos. Al llegar
al momento dramático, Miss Crothers tampoco le saca el cuerpo, sino que lo plantea con amargura,
con cierto desgarramiento que culmina de la manera más airosa todo ese discreteo previo sobre la
aristócrata tilinga, el muchacho rico e inútil, la m ¡Donaría consciente de la profunda estupidez de su
vida y la mujer normal que se ve, con cierto espanto, arrastrada a la corrupción impuesta por el
lujo y por el ambiente. Que la aristocracia es como el queso Camembert: cuanto más podrida, más
en su punto.
ACOTACIONES DIGNAS DE UN JULIO DANTAS

Si la argumentista no se siente capaz aún de reir a carcajadas del vacío neumático de damas
y galanes del gran mundo, como hizo magistral menté Van Dyke en “Cuando el diablo asoma”, por
lo menos su “Esplendor” abunda en acotaciones dignas de un Julio Dantas. Esa fiesta ultra-moderna
en que Billie Burke. centelleante de joyas y sedas, viene a rogar a Paúl Cavanagih, descalzo y en
salida de baño, que la saque a bailar luego de haberse dado un chapuzón en la piscina, o ese otro
momento en que la misma y su atolondrado marido comentan un adulterio sin advertir que la her­
mana del “cocu magnifique” está en el grupo délos que escuchan. o ese ceremonioso calzar con
una cuchara el zapato arrojado debajo de la mesa, porque estrechaba demasiado el pie, al levantar­
se de una cena de gala, son notas frivolas que se las traen y que refuerzan la impresión de pro­
fundo “dégout” causada por el caso de la vieja aristócrata, aferrada a la tradición d? su casa,
que para sostener el “esplendor” del nombre no vacila' en empujar a la nuera hurhilde, buena,
enamorada de su marido, al adulterio que le asegu r ará uñar posición a él y a los suyos.
La escena en que. vuelto de su viaje, el muchacho ciego y atolondrado descubre a través de
expresiones subsistentes después de una reyerta f amiliar en que ha puesto a discusión e'l gesto de
la esposa, los verdaderos Alcances de su propia inconsciencia, es todo un acierto y ella debía termi­
nar la. película. Pero al aifán del beso final trae un último capítulo despegado por completo del resto:
un capítulo de novela rosa que malogra las finas calidades de la cinta y que priva a “Esplendor”
de los honores de uua recomendación especial.

“ESPLENDOR" EN EL REPARTO, TAMBIEN

A la cabeza del elenco, como siempre que interviene, está Helen Westley, intérprete de in­
teligencia y percepción extraordinarias, que como ninguna de las actrices características del cine se
asimila totalmente el carácter de sus personajes hasta cambiar la mímica, el tono de voz. de un mo­
do absoluto en cada película. Su vieja aristócrata, carácter amoral, profundamente repugnante, es­
tá retratada de un modo tan magistral y tan rico como aquella mujerona bondadosa de “Ana la de
Jas faldas verdes.” Miriam Hopkins. a quien el director Nuggent debía esta revancha después de
haberla complicado en aquella indigna “Fuga apasionada,” se redime de su error en “La reina de
la ruleta” y, aunque con altibajos, presta su “piq uant” un tanto vulgar a la figura de la heroína en
las escenas frívolas y tiene dos o tres de intérprete sincera y alta en los momentos de compromiso.
Billie Burke. en una inolvidable figuración de mujer sin seso, alocada y torpe, supera en tres o cua­
tro rasgos todos lo que ya había hecho en este terreno: Katherine Alexander aparece rejuvenecida,
señorial v muy en su sitio: Paúl Cavanagh luce su elegancia de ropas y de juego y Joel Me. Crea
establece con Ruth Weston un campeonato de corrección interpretativa sin vencedores a la vista.
El refinamiento del vestuario, elegante sin las exageraciones habituales, y del manejo de lu
ce-, hace debido juego en “Esplendor” con la fotografía de Gregg Tolland, tan llena de calidades que
hace parecer dibujados por un gran pintor los do-so tres paisajes en que se aporta un poco de exte­
riores a una comedia netamente de salón.
R. A. D.
en un “clic” de la cámara
“LA MARCHA DEL TIEMPO”
< oh vi primer número de mii revista ‘‘Time’-, <lc “La canción del Ritz” y que termina en el esperado
••IIKO’ nos ofrece, hasta cierto punto, una mina ••cllnch” amoroso de héroe y heroína.
forma de periodismo cinematográfico. Su novedad no Una fotografía correcta de .J. Boy llunl. que sor­
estriba tanto eu la alternación de explicaciones en tea con soltura la dificultad de las escenas -»l aire
castellano con títulos en nuestro idioma y parlamen­ libre, bajo un sol que cae ia chorros sobre tanto balazo
tos cu inglés, o en algunos enfoques y “mapas •'mi­ inútil y un acompañamiento musical con algún acier­
niados'* que se presenta con positivo acierto, como en to tan fino como ese remedo que la flauta hace del
lo doctrinario y lo tendencioso puesto claramente al silbido del protagonista en su presuntuoso paseo por
servicio de estos noticiarios que partí la gran masa las calles del circo, señalan la vigilancia del director
ile público parecieron — “parecieron” liemos dicho — George Stevens por los detalles que pudieran realzar
im parciales hasta la fecdna. la evocación de aquellos tiempos y aquellos persona­
Comienza este número inicial con un soberano jes, revividos a filo de hoja de folletín, sin intenciones
brulote j» Sir Basil Zaharoff, el armamentista, a quien de entrar en su contenido psicológico y con ei solo
.»e aplican unos cuantos epítetos no muy agradables propósito de elegirlos de pretexto para un espectáculo.
por cierto: y termina con un «visito de cómo se las Como siempre en estos casos, entre los detalles men­
gasta la marina norteamericana en sus maniobras de cionados no faltan los de sátira, como aquella larga
preparación guerrera que ya, ya. Si en un simulacro “pose" colectiva «leí grupo fotográfico cuyo perpe­
son varios los heridos ¿qué no será cuando las cosas trador espera cómodamente sentado la “exposición”
se hagan en serio y a toda orquesta? Paira altar estos de quince minutos.
dos eolios — Sir Basil y las maniobras norteamerica­ La elección de la dulce y sensible Bárbara Stan-
nas — se hacen intervenir, en la escena final, al em­ wyck para la Annie Oakley del cuento es un pequeño
bajador del Japón, que protesta muy sonriente por la misterio que en parte podría aclarar, únicamente, su
cercanía del lugar en que se realizan esas maniobras, belleza, más resplandeciente que nunca esta vez.
en el Pacífico, a las costas de su país. “Sí, lo del Sus compañeros, sin poder adentrarse en un espí­
ensayo está muy bien, dice el hijo del Celeste Imperio, ritu que les falta a los personajes, dan, como en el
pero la armada es la armada". . . “Naty will be navy”... case- de Crestón Foster, algún volumen a esos etnina-
I na propaganda a bombo y platillo de la “Pan ríslnios “sketchs” trazados por el argumentista.
American Airways” en la inauguración de sus viajes R. A. D.
a la China integra también esta revista cinematográ­
fica. cuya parte culminante es la presentación de una “DE LA SARTEN AL FUEGO”
nueva máquina de toma que, mediante un dispositivo
especial, puede filmar 60 veces más rápido que una “De la sartén al fuego”... ¿Al fuego? ¡Precisa­
común > brindarnos así increíbles espectáculos: una mente al fuego debía haber mandado “Twentieth
paloma que gana en gracia rítmica, con su aleteo, a Century-Fox” este ensayo del “magno-color” antes de
la Pavlowa; la anticipación por la Naturaleza de la lanzarlo •» los mercados de habla española! Porque
forma perfecta de las coronas reales, obtenida al caer ahora que Mainoulian presta atención al problema de
una gota de leche sobre un recipiente lleno del liqui­ animar en el lienzo cuadros de tonalidades neutras y
de: el movimiento de una voluta de humo al pasar ricas sinfonías de grises y rojos en “Feria de vani­
po. el espiral de un ventilador. dades". resulta todo un anacronismo el que «John
Pese a todo su subsuelo de política internacional Reinhardt nos venga a descubrir los cielos azul bolita
— y casera — esta “Marcha del tiempo’’ ha de parecer y el sonrosado de las mejillas extendiéndose por las
a nuestro publico más interesante y más para nos­ paredes y los cortinados de las habitaciones. Esto de
otros «iue esos noticiarios, hablados en inglés de pun­ los colores pintados a mano lo sabíamos desde que
ta a punta, que se anuncian ¡oh ironía! como “edi­ Stasia Napierkowska hacía tartamudear a nuestras
tados especialmente para el I riiguay". mamás en la lectura de los programas, con las com­
R. A. D. plicaciones «le sil apellido ruso. Y nadie podrá decir
que el “magnocolor no es una magnífica imitación
••LA VÜEIiTA l)E BIFFALO BILL” de aquellas manchas lambeteadas y detonantes con
que se estorbaba la contemplación de las aventuras
I'serna rio para un pintoresco espectáculo éste del pasionales animadas por la susodicha vampiresa
< ecuestre del Coronel Cody, con sus vaqueros moscovita.
desbravadores de caballos, Retroceso de quince años
sus tiradores de puntería in­ atrás en este género de es­
verosímil y sus pantomimas pectáculo — “El pirata ne­
«le indios atacando carretas gro” y “El nómada de las
<le “pionueers” en su gran pampas” eran infinitamente
jornada hacia el Oeste. Es­ superiores — “De la sartén
cenario para nii’i evocación al fuego” tiene el agravante
«le aquel público ingenuo, de los defectos ya caracte­
aquel muy relativo esplen­ rísticos en las cintas en es­
dor de la gran carpa ilumi­ pañol y que en seis años no
nada a gas y aquellos últi­ han sufrido en Hollywooil
mos restos del coraje del la más leve mejoría.
siglo XIX refugiados en un
picadero. Una Rosita Moreno que
“RKO”, en una recons­ sigue apareciendo mejorada
trucción que merece ripia li­ en el recuerdo de sus apari­
so y que sólo en alguna es­ ciones escénicas: un Juan
comí recurre a telones pin­ Torena más suelto que en
tados. recoge un poco de anteriores oportunidades y
un Romualdo Tirado que no
aquella sustancia heroica y
Cquel primitivo “Deus ex vacila en recurrir al circo
iiíacthina” de los mitos cir­ siempre que puede (y aún
censes en la historia de cuando no puede) completa
Anille Oakley. la tiradora, lo principal del reparto, en
número cumbre del “show” el que aparece comí o nove­
de Búffalo Bill, que a tiro dad panorámica una rubia
limpio se ganó el corazón de armas llevar que respon­
de un su colega, Toby Wal- de al nombre de Corazón
ker, haciendo desvanecer Montes. ¿Dónde estás. Cora­
entre el humo de la pólvora zón ?
su aparente fanfarronería y Discreta e inteligente­
la impertinencia de sus des­ mente, este malaventurado!
plantes. Felizmente, son más ensayo pudo haber nacido a
en el balance final de la la vida de las carteleras en
película los registros de una sección complementa­
proezas ecuestres y de tiro ria: pero no fue así y no
que Jos <le notas sentimen­ habrá quien no se sienta
tales y dramáticas, reduci­ inclinado a la rechifla.
das a un episodio sin conse­
cuencias que parece calcado
Torena R. A. D.
la guia de “cine-actualidad'
Revista, sintética de películas estrenadas en Mar­ ribundo irreprochable, Richard Arlen con plomo y
zo de 1 !)36 aplomo — no pasa de ser otra d?, tantas. — t Uni­
ted Artists)
Amenaza — (Menace) — Amenaza no, aten­ Miserables, Los (Les misérables) — Séptima,
tado. Fotografiada con luz cruda e impía para los y esperemos que última, versión cinematográfica
defectos faciales de los intérpretes, aflora a cada de la novela de Víctor Hugo, detallada, a veces pa­
momento en esta pretendida producción de miste­ tética, y en la que Raymond Bernard se redime d<-
rio y terror el descuido, la ingenuidad y la torpe­ su falta de criterio universal de la obra con unas
za con que la llevaron a cabo. Entre los múltiples magnificas escenas de la revolución de los jaco­
asesinados no figura Gertrude Michael, a quien se binos y la lucha en las barricadas. El reparto. Irre­
dejó incólume pora que se redima en una próxima gular, agrupa lo más característico del teatro
interpretación del artificio y la frialdad con que francés, (Patlié - Nathnn).
interpreta su papel. (Paramout)
Misterio del Grand Hotel, El— (The Muíder
Angel de las Tinieblas, El — (The Dark An­ of the Grand Hotel) — El misterio de esta cinta se
gel) — Torneo interpretativo de Marslhall, caracteriza, en su exposición cinemotográfica, por
\larch, Oberon, en que se confirman las calidades la sinceridad con que está expuesto. Sin rostros
de los primeros y alcanza la segunda un lugar patibularios, “cadenas de asesinatos, ’ ni cadáve­
de espectación para el futuro. Fina e interesan­
res que caen a\ abrirse uno puerta o un armario,
te muestra de cómo maneja Sidney Franklin la
esta nueva presentación del.,“team” Lowe. — Me
nota sentimental. (United Artists).
Laglen es sin embargo una lamentable pérdida de
Amores trágicos — (I Found Stella Parish) __ tiempo para el artista a quien acaba de premiarse
Donde Mervin Le Roy se pone totalmente al ser­ por su Gvpo Nolan de “El delator”. (Fox).
vicio de su festrella. Kay Francia, y le consigue su
mejor interpretación de los últimos tiempos. El Mujer que supo Amar, La — (Alice Adams)
asunto, rebuscadísimo, se defiende con una exposi­ Booih Tarkington puede estar orgulloso. Su
ción clara y correcta y con intérpretes capaces, Ian heroína, humilde de sustancia psicológica y hu­
Hunter, J'esse Ralph. Paúl Lukas entre ellos. Si a milde en el clima dramático de su miseria con
Vd. le gusta Kay, o kay. (Warner Brothers). pujos de bienestar, tiene en Katharine Hepburn
Buen partido para dos — (Red Salute) — una intérprete perfecta, por cuyo trabajo desta­
Una mala imitación de “Lo que sucedió aquella
camos esa cinta a la atención pública. (RKO-
noche”, agravada con discursos cívicos y tenden­
Radio)
ciosa aparición de la bandera norteamericana. La No cedo a mi marido — (The Girl of the 10
rapidez de su “tempo” — cualidad cinematográ­ th. Avenue) — Premio que Warner confiere a una
fica -— no disculpa el haberse desperdiciado a Bár­ posible composición del escolar del futuro llevando
bara Stanwyck. Con ella, Roibert Young y Cliff al lienzo un tema indigno de Alfred Green, direc­
Edwards. (United Artists). tor. y Bette Davis, Ian Hunter, Colin Olive y Alli-
son Skipworth, intérpretes. (Warner Brothers)
Demonio de las carreras, El— (Red Hot Tires)
Cuento de “speedway” donde es más el ruido... Primavera en París (París in Spring l Un Pa­
que la película. Mary Astor, Lyle Talbot, Gavin rís a base de Torre Eiffel, Paris que __ desapare­
Gordon y Roscoe Karns, el mejor de todos ellos. cida esta inevitable tarjeta postal — bien pudo ha­
(Warner Brotliers). ber sido las Islas Fidji. Y una Mary Ellis que can­
ta como las propias rosas y que está pidiendo a
Destrucción del hampa, La. — (Let’em Have
gritos (en sentido figurado, se entiende» oportu­
lt i Las actividades de los "G Men”, policías que
nidades dignas de la calidad y de la expresión dra­
por un pelo encontrado en el sombrero de un cri­
mática’ de su voz. (Paramout).
minal saben su edad, estatura, número de botines
que calza, complexión y gustos y debilidades par­ Reina de la ruleta, La — (Barbary Coast) —
ticulares, tienen un capítulo de minuciosa consa­ Ben Hechf y Chal les McArthur, dos de los “scena-
gración en esta eseu'ela de “Contra el imperio del ristas” y directores cinematogujUficos de mayor
crimen” y “El héroe público N.o 1”. Larga, com­ talento, agraviados en Ho-llywood con una defor­
plicada de tema y abundante en figuras de méri­ mación d'e un asunto que se supone hubo de ser
to __ Bruce Cabot esforzado, Alice Brady parlan- menos lleno de casualidades, efectos melodramá­
china, Virginia Bruce serenísima, Erlc Linden, mo­ ticos y cosas romantiquísimas. Miriam Hopkins,
uno de los fiascos más grandes del añ<. y Edward afirma Myrna Loy —- espía otra vez, pero muy
Robinson. disminuido como intérprete, dejan des­ distinta de aquella espía oriental de ‘,‘Shari” —
vanecer su talento en lo niebla de un San Fran­ cualidades die comediante que son el principal y
cisco muy bien evocado ipor el director Hawks. casi único atractivo de esta producción de Saint
(Unitetl Artista), Wood. George Brent da prestancia y simpatía a su
Tribu — Algo muy de recomendarse para galán. (Metro - Goldwyh - Mayer),
aquellos a quienes guste reir con alma y vida y Un Romance en Manhattan.— (Romance in
que, etiquetada como “epopeya dramática de la Manhattan) — Revelación de Francis Lederer,
conquista española," divierte sin embargo más que que trae al cine una alegría nueva, epidérmica,
todas las humoradas de Laurel y Hardy juntas. puramente sensual, en su inmigrante que, buf­
En Miguel Coniferas Torres, autor, intérprete, di­ ando las leyes de inmigración de Estados Uni­
rector. y productor de la cinta, encuentra nues­ do?-. se queda y contagia de su optimismo a una
tro viejo amigo- Charles Spencer Chaplin un com­ corista ducha y escéptica. Stephen Roberts con­
petidor temible sí que involuntario. (Fox). duce con solltura este tema en que se poetiza lo
Una noche en Stambiil — (Stamboul Quest) humilde y lo cotidiano, y le presta un sutil en­
Entre secretos de Estado y apuros sentimentales canto. (RKO-Radio).
LAS OBRAS DE EXCEPCION: “SUEÑO DE AMOR ETERNO"

Pura en su línea estética, segura en la interpretación plástica del sueño de ios protago­
nistas. en la que luce el talento del direc tor Hathaway para proyectar la anécdota hacia
planos de fantasía e imaginación, “Sueño de amor eterno” aparece como una de las grandes
películas del año, y “CINE - ACTUALIDA D” se complace en destacarlo así a sus lectores,
prometiendo para su próximo número el c omentario extenso que la falta de espacio nos obli­
ga a postergar en éste.
“Paramout”, introduciendo en la organización del espectáculo cinematográfico una in­
novación que ha de haber brindado al espectador inteligente un momento de satisfac­
ción al permitirlo evadirse de las rutinas industriales, ofreció las primeras exhibiciones de
“Sueño de amor eterno” en el Artigas con un corto prólogo escénico en que se destacaba la
calidad y la sutileza de la realización del “film”, y que tuvo a su cargo R. Arturo Despouey,
uno de los redactores de “CINE - ACTUA LIDAD”, ya conocido del público a través de sus
“charlas” en el 18 de Julio, que se reanudarán a mediados de este año.

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Reparto y datos técnicos de algunas películas
* revistadas en este número
••EL INFIERNO DEL DANTE” Miiadiy. de Winter, Margot tirábame; Constan­
cia Bonacieux. líeather Angel; De Róele.-fort,
tan Keith; Porthos, Moroni Olsen; Aramis, On«-
(Gantes Inferno) ‘•Fox’’. 9 actos. Duración, low Stevens; Ana de Austria, Rosamond. Pin-
8'8 minutos. chot; Planchet. John Qualen; El Duque 1- Bu-
Estreno: Viernes 27 ile Marzo, en el Cine ckingham, Ralph Forbes; Bernajou. Muriny
Azul. Estreno en Estados Unidos: Agosto 23 Kinnell; De Tre’ville, Lumsden liare; Luis XII,
de 1935. Miles Mander; El Cardenal Riehelieu, Nigel de
Dirección de Harry Lachman. Producción de Brulier; Peylerand. Wade Boteler: Vilbin i,
Sol M. Wurtzel. Adaptación cinematográfica, de Stanley Blystone; Jussac, Ralph Faulkner.
Philip Klein y Robert M. Yost. Fotografía de
RUdolp'h Mate. Dirección artística de Duncan
Cramer y David S. Hall. Cuerpo técnico de ar­ “DESBANQUE MONTELARLO"
quitectos, proyectistas y escenógrafos: Fred
Sersen, Ralph Hammeras. Louis J. White, y
Willy Pogany. Vestuario de Royer. Coreografía (Tihe Man Who Bróke the Bank at Monte
de Sammy Lee. Dirección musical de Samuel Cario) “Twentietlh Century-Fox”. 6 actos. Du­
Kaylin. Reparto: Jim Morgan, Spencer Tracy; ración, 66 miriiutos.
Betty Me. AVade, Claire Trevor; Pop Me. Wade, Estreno: Viernes 3 de Abril, en el Cine Teatro
Henry B. Walthall; Jonesy, Alian Dinelrart; Artigas. Estreno en Estados Unidos: Noviembre
Alexamder Cárter, Scott Beckett; Deán, Robert 29 de 1935.
Gleckler; Los bailarines, Rita Cansino y Gary Dirección de Stephen Rolberts. Producción de
León; El inspector Harris, AVillard Ro'bertson; Darryl Francis Zanuck. Co-productor. Nunnally
El Capitán Morgan, Morgan Wallace: Otros in­ Johnson. Adaptación cinematográfica por Ho-
térpretes, Jane Withers, Warren Hytner —- ward Ellis Smith y N.unnaUy Johnson ti- una
créase o no — John T. Murraiy, Helen Flint, Ri­ obra ‘de Tiya Surgutchov y Frederick Alhert
chard Tucker, Lita Chevret, Gloria Roy, Nell Swann. Música de Bert Raimar y Harry Ruby.
Walker, Frank Moran. George Humbert, Mai'del Fotografía de Ernest Palmer. A. S. C. Directo::
Turner, Joe Brown, Edtvard Pawley, Ruthelma artístico, William Dai-ling. Director técnico,
Stevens, Vivián Oaklanld, Harry Woods, Carlisle Haroi’d Sehuster. Vestuario de Gwen Wakeling.
Tnpper, Maud Truax, Oscar Aipfel, Walter Wal­ Grabación sonora de Joscph Aiken y Roger
ker, B'tty Stokes. Grace La Rué, Frank Conroy, Hermán. Dirección musical de Oscar Bradley.
y una respetable colección de sombras del pa­ Reparto: Paúl Gallaiid, Ronald Colman; Helen
sado: Ruth Clifford, Bryant Washburn, Gertru- Berkeley, Joan Bennett; Bertrand Berkeley,
de Astor, Niles Welch, Noble Johnson, Ph'llips Colín Clive; Ivan, Nige.l Bruce; El director del
Smalley y George Irving. casino, Montagu Love; Gerentes del ca.di.i ..
Frank Reicher y Lionel Pope; Empleado del
casino, FertJinand Gottsc'halk: “Croupier", Char­
■•DOBLE CONQl ISTA" les Fallón; Cocinero, Leonid Snegoff.

(Tire Farmer Takes a Wife) "Fox". 9 actos. “ESPLENDOR"


Duración, 91 minutos.
Estreno: Martes 31 .le Marzo, en el Cine Azul.
Estreno en Estados Unidos: Agosto' 21 'de ' 935. (Splendor) “United Artista”. 8 actos. Dura­
Dirección de Víctor Flemlng. Producción ,de ción, 77 minutos.
Winfield Sheehan. Adaptación por Edwln Bur- Estreno: Sábado 4 de Abril, en el Rex Thea-
ke de la obra teatral de Frank B. Elser y Marc. tre. Estreno en Estados Unidos: Jl’oviembre ”3
Connelly "The Farmer Takes a Wife”, basada de 1 935.
en la novela "Romo Haul" de Walter D Ed- Dirección '.le Elliot Nuggent. Proiducció i .1
mond. Fotografía de Ernest Palmer. Sonido .de Sam Goldwyn. Argumento de Rachcl Crothcrs.
Josepli Allcen. Vestuario de René Hubert Di­ Director asistente, Hugh Bo,swell. Fotografía d.
rección musical de Oscar Bradley. Reparta: Gregg Tolland, A. S. C. Dirección mus1, il de
Molly Larklns, Janet Gaynor; Dan Harrow. Alfre.l Newman. Trajes de Ornar Klam. Téc­
Henry Fonda; Jatham Klore, Charles Bickford; nico de sonido, Frank Ma/her. Dirección esceno­
Fortune Frlendl.v. Slim Su.mmerville; Elrner gráfica de Richard Daiy. Reparto: Phylis Lo­
Otway, Andy Devine; Sam Weaver, Roger hn- rrlmore, Miriam llopkins; Brighton Lorrlmore.
hof; billa, Jane Withers; Lucy Gurget, Marga- Joel Me. Crea; Martín Deering, Paúl Cav.tnigh;
ret Hamilton; El herrero, Siegfrie'd Rum.tnn; L| señora Lorrlmore. Helen Westley; C!.iriss:i,
Sol Tinker, John Qualen; Ivy, Kltty lO-lly; liillle Burke; Martha Lorrlmore, Kat'i-rine
Agente de carga. Robert Gleckler. Alexander; Editli C.ilbert, Ruth Weston: Clan-
ce.‘- Lorrlmore, David Nlven; Fleticlier, Ivan
Simpson; Capitán Ballinger, Arthur Tr.-ieh r.
••LOS TRES MOSQUETEROS” I lol’í’statter, Torben Meyer; Billv Grimes Ri-gi-
nal.l Shefflelid.
(Tbe Thret Muslceteers) “RKO-Radio”. !i
actos. Duración, 96 minutos. “DE LA SARTEN AL FUEGO"
Estreno: Viernes 3 de Abril, en e.l Cinc Ariel.
Estreno en Estados Unidos: Noviembre l e
de. 3 935. "Fox". 6 actos. Duración. 6 1 minutos.
Dirección de Rowland V. Lee. Adaptación por Estreno; Martes 7 de Abril, en el Cine T-atro
el mismo y poi Dmlley Nlehols de la obra de A rt Igas.
Alejandro Dumas. (?) El "tradittore" de Jos Dirección de John Reinihardt. Codirector, S.im
arreglos, Fred Cavens. Prod/uctor asoclaido, Cllff DI.'ge Adaptación cinematográfica por José
Reíd. Director asistente. Edwapd Donahiw. Fo­ Luis Torlos.'i de im argumento original '.I.. J. D.
tografía do Peverell Marley, A. S. C. Efectos Newton. Fot ogro fía do Max Slenuler (Deu 1 .
fotográficos de Vernon Walker. A. S. C. tam­ Ii. i-Liiei. Técnico de sonido, David Stone.-. Dl-
bién. Escenas de caza dirigidas por Otto Bro- '' •-lón arlfutien de Lou Raehmll, Dlnlogulstn,
w,-r. Dirección musical de Max Steiner. Director Tony Martlnelll, Reparto: Ivonne Cartler, 1;o-
escenográfico, Van Nest Polglasse. Asociado, M rimo: Gary l.inton, Juan Tocona; All’r‘d
f'arroll Clai'k (no sabemos a qué se asoció este ':'b'i<:-‘ Romualdo Tirado; llenrl llllet, .|i>.f
señor). Trajes do Walter Plunkett. Ingeniero Im's Tortosa: Luls'i Rllet, Corazón liinl.c
de enl-lo. John L. Cass: Registro musicil. I' .1. Sa -genlo Groebner, Itudolf Aniendt; Snbtenien-
F.rilkmr, Jr: Editor. George Hlvely. Reparto: l C-i ’-t i-lllnl. Martín Garralaga; Inspector Don-
D'Artagnan, Walter Abel: Athos, Paúl Ltikas; m-gan, Lou ITIeks.i
“LA MANCUA DEL TIEMPO" "SECRETO A VECES”
(March oí Time) "RKO-Radío". 2 actos. Duración,
20 minutos. Estreno del primer ejemplar: Sábado I (People Will Talk). “Paramount". 6 actos. Dur.i-’
de Abril, en el Rex Theatre. Estreno en Estados Uni­ ción, 65 minutos. Estreno: 25 de’Marzo, en el Cine
dos: Julio 8 de 1935. Azul.
Dirección de Al Santell. Producción de 1 mugías Mi-
"EL ULTIMO SALI 1)0"
Lean. Adaptación cinematográfica por Herbert Fielrts
(Annapolis Farewell) “Paramount”. 7 actos. Du­
de un argumento original de Sophie Kerr y otro de F.
ración, 72 minutos. Estreno: 20 de Marzo, en el Cine
Azul. Hugh Herbert. Dirección artística de Hans Dreier y
Dirección de Alexander Hall. Producción de Louis Bernard Herzzrun. Editada por Richard Currier. Fo­
D. Lighton. De un cuento corto de Stephen Morehous- tografía de Ail’red Gilks, A. S. C. Reparto: H-nry
Avery Adaptación cinematográfica de Dale Van Eve- Wilton, Charlie Ruggles; Clariee Wilton, Mary Bo-
ry y Frank Graven, pr Grover Jones y VVilliam Slavens land; I’eggy Trask, Leila Hyams; Bill Trask. D.
MeNutt. Escenografía de Hans Dreler y John Good- Jagger: Doris Me. Bride, Ruthelma Stevens; Martín
rnan. Fotografía de Ted Tetzlaff, A. S. C. Editor, Doa- <•1 Estrangulados Hans Steinke: I’lotsky "el Niño Bo­
ne Harrlson. Reparto: Comandante Fitzhugh, Sil Guy nito". Constantina Romanoff; Pete Rause, Edvvard
Standing; Madeline Denting, Rdsalind Keith; Morton Brophy: Spider Murphy, John Rogers; Mr. Quimby.
Click Haley, Toni Brown; Boyce Avery, Richard Saín Flint; Willis MeBride, Stanley Andrews; Marró
Cromwell; Duncan Haley, John Hoxvard; Zimmer, Ben- Beamish, Sarah Edwards; Gertrude Mahoney, Betty
ny Baker; Miranda, Louse Beavers; Comodoro Briggs, Alden; Mr. Beamish, Mitchell Ingraham; Harriet. Ai-
Minor Watson; Dr. Bryant, Samuel S. Hinds; Adama, leen Carlyle: Nellie Simpson, JCecil Cunningham; M
Ben Alexander: Gunbott ("Cañonero") ICharlie, Wi- Simpson, Edwin Stanley; Mayordomo, Jack Raymond:
lliam Collier Sr. Comandante Lawson, Wheeler Oak- Douglas Mahoney, Edmund Burns (¡Animas bendi­
mah; La “ehaperonne”, Dorothy Vaughn; Clayton tas!), Sam Baxter, Jack Mulhall (otro resurrecto);
Beale, Osear Rudolph; Oficial Inspector, Frank Losen; Helen Baxter, Marina iSchubert; Barman. Charles Mo-
Jim Stoekton. Richard Brodus. rris; .Mucamo japonés, Mike Morita.

Instantáneas (Cont.) llonario, en vez de emborracharse entusiastamente,


trabaje en una oficina. Ella no: cuando se trate de
como ese de salvarse en una cena una laguna de trabajar, ella volverá al “cabaret”, como ocurre des­
silencio en el momento que to-dos rompen a ha­ pués del divorcio y antes del beso final.
blar, al mismo tiempo, para retornar colectiva­ En esta insignificante cinta de programa lo único
mente al mutismo y lu'e-go a la vociferación gene­ que resalta es el esfuerzo de Carole Lombard, que
ral. Y tampoco tiene que ver nada con el vine, co­ complica las cosas así, más chatas y de menos signi­
mo el ochenta por ciento de lo que se nos exhibe. ficado, con un impresionante despliegue de movimien­
tos de cejas y de rictus de .impaciencia. Pretendiendo
C. R. crearse con ello un temperamento dramático, esta be­
lla manequi de Travis Banton, tan vulgar de espíri­
* * *
tu como estilizada de figura, no logra sino parecer
una caricatura de Joan -Crawford, otra estrella so­
“UN BREVE INSTANTE” metida, con mejor éxito, al mismo exasperante pro­
ceso. -'• D-
No tan breve como el título promete. Bueno, pe­
ro ¿qué puede tener que ver un título de película
que se respete, con la película misma? En un “Clic” de la Cámara
Es el caso de una cantante de “cabaret” casada
"EL MISTERIO DEL CUARTO NEGRO"
con un millonario, que el fotógrafo Teddy Tetzlaff
ha dejado a media luz, para despistar. Pero se ve Tras de los misterios del cuarto amarillo y dei
bien claro, a pesar de cuarto azul, el del cuarto negro. Pronto -se habrá for­
mado un arco iris de cuartos misteriosos en los ar­
este noble propósito y de
chivos de la crónica cinematográfica. De ese arco iris-
la confusión establecida habrá que destacar siempre, por fuerza, este inist- rio.
con varias superposicio­ que no es el misterio por el misterio, sino el miste -
lio por la reivindicación del misterio.
nes de imágenes y fun­ Una antigua leyenda bávara bien justificada • n
didos caprichosos - en el i! relato cinematográfico: atníósfero local estilizada
viaje de bodas por Eu­ t-:i la arquitectura y expresiva en los trajes: mas: ■
t riles ángulos de toma y un manejo ele las luces que
ropa - toda la profunda crea sin innecesarias truculencias el alucinante clima
estupidez de un asunto de la obra, son elementos que Roy Williim N. i' h
< r leñado y montado con inteligencia, cnn cuidado p r
en qu la cantante, casa­ la hilación, con amor de artista ¡decidido a redimir un
da y lanzada, en gran t nía y un género.
No se asusten ustedes por el misterio del título -.
tren, a la vida de jaleo y rayan confiadamente a ver este acierto de ’ ’.’olu .
festiva' que llevó siem- Ira", qu a los méritos señalados une toda un í Mr -
Cai ole Ltntiha:’• pre en menor ese a a, presa para el espectador cinematográfico: Boris K:
lol'f, a’cara limpia, haciendo de malo y de bu im
tiene la orginalísima ocurrencia de que su marido mi­ tentativamente, con autoridad de actor qu- p
«Jarse el lujo de “interpretar'’ sin entregarse a la.-
rigideces de mascarón de proa a que lo obligaron sus
monstruos y sus momias. CINE ACTUALIDAD
Ya nos extrañaba que Karloff, siendo inglés, ca­
reciera de ese dominio, de esa sobriedad, de" esa s ca­ Precio del ejemplar 0.0 7
lidades que caracterizan a todos los actores de su ra Redacción y Administración
za, y, por lo demás, en un "gángster" perdido entr
los balazos de “Bandidos del siglo Veinte" o un mu­ Juan Carlos Gómez, 1223
camo de Melvyn Douglas en "Esta noche o nunca”
habíamos empezado a sospechar esta revelación de
Redactores y editores responsables :
hoy. Va dirán “• Atiza’’’ cuando vean esta película — DESPOUEY. ROUX Y DOMINONI
a la que CINE-ACTUALIDAD condecora con su aste­
Concesionario para la venta en Montevideo:
risco — los que descalificaron á Karloff por tanto Declivio Careaba, Cindadela 1387 - Teléfono:
cuco como la industria lo obligó a componer previa- Antonifitieo S-47-02
.menté en la pantalla. Fl. 1).

EL CASO DE “LA SINFONIA INCONCLUSA” cuyo “record" permanece inigualado en el año


Exhibida durante todo un año en el Cine Azul, último y será muy difícil de superar.
recién ahora, luego de una efímera vida en las Desde hoy “La sinfonía inconclusa” ,se exhibirá
carteleras d'el Artigas, con motivo de la inaugura­ en él París, iniciando así su pasaje por salas de se­
ción de la temporada, pasa a otra sala la película gunda línea en que ha de repetir sin duda su. li­
musical de Willy Forst “La sinfonía inconclusa”, sonjero éxito de público.

EXHIBIDOR:
A usted, más que a ninguno, le conviene
suscribirse a “CINE-ACTUALIDAD”. En
ninguna parte encontrará una opinión más
imparcial y más autorizada sobre lo que con­
viene a sus intereses.

La “British - Alianza” nos dará a conocer lo más significativo de la


nroducción europea
. La “British - Alianza”, que dispone de un magnífico material de producciones
europeas, con obras de arte como “Casta Diva” y “La eterna ninfa”, lo lanzará ahora desde el am­
plio teatro de la calle Mercedes en las mejores condiciones de proyección, con un equipo “RCA-
Photophone” y canales acústicos que son la última palabra' en la materia.
Se iniciarán los espectáculos del Estudio-Auditorio con el estreno de dos producción del di­
rector Víctor Saville: “La canción del atardecer”, con Evelyn Laye, y “El duque de hierro”, nueva
caracterización de George Arliss. En nuestro próximo número irán los comentarios correspondien­
tes a ambas novedades.

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