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Tan mágico como atravesar la cuadra al medio y

Casi como un pasadizo secreto, se abren estas escaleras que permiten seguir el trazo de la
barranca natural y

Centro Cultural Fisherton

7 de agosto de 2014 ·

Un poquito de la historia de Fisherton... (Gracias, Tati Vives)

MI BARRIO:
Características distintas tendría en cambio, en su origen, otro de los barrios del oeste, el
de Fisherton, primero definido como pueblo (sus planos seguían las características de
otros pueblos ferroviarios, nacidos en las tierras que los ferrocarriles ingleses y
franceses habían obtenido como parte de las concesiones otorgadas por el gobierno
argentino), aunque nunca funcionara como tal, en oposición, por ejemplo, al de Alberdi.
Su traza en predios del Ferrocarril Central Argentino fue realizada por uno de los
directivos del mismo en la ciudad, Henry Fisher, en 1889, y en ellos se levantarían, a
partir de 1890, las viviendas típicamente británicas de los altos funcionarios y
empleados jerárquicos de la empresa de capitales británicos. Esas primeras residencias,
con sus cuidados parques (un par de ellas se yergue aún airosamente en el barrio)
contribuyeron entonces a enmarcar un ámbito especial en esa zona de la ciudad en la
que por entonces sólo podían contabilizarse aisladas quintas. La incipiente urbanización
tendría, en consecuencia , características exclusivas, con el Bvard. Argentino como
principal vía comercial y de tránsito.
La calle Morrison, por su lado, sería emplazamiento de muchas de las residencias de los
habitantes iniciales del barrio. En ella estaban ubicadas, por ejemplo, las de Case,
Bowling, Cadmus, Davis, E. G. Benedict, Carleton,Jeffries, Knight y Watson. Sobre
Bvard. Argentino se levantaron los chalets de otras familias inglesas como las de
Ainsworth, Christie, Day, Parr (destruida por un incendio en la década del 80 del siglo
XX),Talbot, Middleton (en la esquina de Tarragona y el aludido bulevar), Boardman y
otros, mientras se erigían asimismo viviendas de la misma arquitectura sobre arterias
como Brassey (la de Benedict), Calle 1, actual Comenius (Winchester) o calle 3, actual
Ing. Micheletti, como la de Sylvester.
Aquellos primeros residentes fueron los que otorgaron a la zona, a través de sus
viviendas, la arquitectura típicamente inglesa que la caracterizara por décadas, y lo
mismo harían más tarde los residentes vinculados al Frigorífico Swift que construyeron
sus residencias en el barrio. Las mansiones y los cuidados y extensos parques y jardines
que las rodeaban dieron al inicial "Fishertown" (cuya traducción literal de "pueblo de
Fisher" quedaría opacada para siempre por él argentinismo Fisherton, que ha
sobrevivido incluso a su actual denominación de Barrio Antártida Argentina) las
características de un barrio de elite. Y en realidad lo era.
Incluso los nombres de dos de sus calles emblemáticas recordaban, desde los mismos
orígenes del pueblo, a personajes vinculados a la comunidad: los de Morrison y
Brassey, esta última en homenaje a Thomas Brassey, muerto en 1870, a quien sus
compatriotas calificaban con razón como "el mayor constructor de ferrocarriles del
mundo", y que fuera el real gestor de los aportes británicos de capitales que
posibilitaron a Guillermo Wheelwright la concreción de tendidos ferroviarios en el país.
La presencia inicialmente mayoritaria de sajones no impidió que, en pocos años,
sumándose a los primitivos habitantes de la zona, propietarios de extensas quintas, se
radicaran inmigrantes y criollos, con apellidos de larga vinculación con Fisherton, como
el de Debernardi. Instalado en 1911 en Barrio Vila, el italiano Domingo Debernardi
sería, desde allí, el primer proveedor de pan de Fisherton, adonde trasladaba la
mercadería en jardineras a caballo. En 1919 instaló su panadería (la primera del barrio)
en Sánchez de Loria y Córdoba, para convertirse en uno de los comercios tradicionales
y reconocidos.
Profundamente vinculados al estilo de vida y tradiciones británicas estuvieron, por su
lado, tanto el Fisherton Golf Club, fundado casi contemporáneamente con el pueblo
inicial y antecedente del ulterior Rosario Golf Club, como el Harás Ascott (de propiedad
de Christe) y la capilla Cristo Rey levantada con el aporte de los residentes, sin
distinción en ese caso entre católicos y protestantes, que constituyó desde su
construcción en los finales de los años 20 una de las imágenes más distintivas y
entrañables de Fisherton, junto a la estación ferroviaria construida por el Central
Argentino y la contigua plaza Vicente López y Planes.
La intención de demoler el templo (un real patrimonio histórico, cultural e incluso
arquitectónico, pese a su sencillez) para levantar otro de características mucho más
rumbosas, impulsada por el párroco de la misma, provocó entre los años 2000 y 2002
una masiva protesta, primero del barrio y luego de la mayoría de los rosarinos, ante las
autoridades municipales, provinciales y nacionales. La declaración de la capilla como
sitio de interés histórico nacional (sumada a una ordenanza municipal y una ley
provincial que le habían otorgado similar posibilidad de preservación al templo) la
salvaron hasta hoy de la injusta piqueta o de modificaciones que hubieran desnatu-
ralizado la construcción original.
Al constituirse en 1907 la "Sociedad Nueva Fisherton" (integrada por algunos de los
ingleses que habitaban el barrio), la misma dio comienzo al loteo y urbanización de
vastos terrenos en la zona, posibilitando la radicación de una población más
heterogénea, que con el tiempo construiría viviendas mucho menos arquetípicas e iría
dando al barrio un carácter más popular, convirtiendo a la calle Córdoba en el eje del
mismo. En agosto de 1912, la empresa, cuyas oficinas se ubicaban en Santa Fe 1130,
frente al Correo, promocionaba en La Capital la venta de lotes en 66 mensualidades,
cuyo pavimento se está construyendo desde el mismo Fisherton, a 15 minutos de
Rosario, con 37 trenes diarios.
Aquel oeste lejano comenzaba a poblarse rápidamente, con la aparición de esos
proyectos de urbanización, a los que se sumaban otros como los emprendidos hacia el
Centenario por "La República S. A." para el "Barrio La República", en calles Rioja, San
Luis, San Juan, Lima, Paraná y otras, rodeado de tranvías, con agua Industrial. La oferta
de terrenos pagaderos en 80 cuotas mensuales precisaba: í 6 cuadras de frente sobre la
importante avenida Mendoza, con doble vía de eléctrico sobre la que dan 32 manzanas,
seis cuadras de frente al Bulevar Provincias Unidas, sobre la que dan 12 manzanas. El
anuncio lo define, con una tal vez exagerada adjetivación que incitaba a la compra,
como este aristocrático barrio que cuenta con elegantes construcciones, parques, plazas,
escuelas, comente y a una cuadra del adoquinado. Los lotes ofrecidos por la
inmobiliaria, que tenía sus oficinas en Mendoza 1125, se pagaban en mensualidades, sin
intereses ni comisiones, con un único desembolso inicial de dos cuotas. En Monos y
Monadas, en el año del Centenario, se promociona una Urbanización de Ernesto Brandt
denominada "Las Huertas del Rosario", que también se emplazaba hacia el noroeste y
que estaba constituida por un millón y medio de varas cuadradas divididas en pequeñas
parcelas, todas con frente a la prolongación de la calle Juan José Paso.
Las opciones que daba Brandt, cuya céntrica inmobiliaria estaba instalada en Santa Fe
964, no dejaban de ser variadas, si se atiende al aviso: Se trata de un negocio con tres
soluciones: V) Se compra y se trabaja personalmente la tierra, formando un hogar. 2o)
Se compra y se arrienda para que otros trabajen la tierra. 3o) Se compra y se guarda. En
los tres casos se cuenta con la valorización matemática de la propiedad raíz,
entusiasmaba el vendedor a los posibles compradores, agregando otro dato nada
desdeñable: Todo producto de estas huertas puede venderse en la puerta de cada una,
pues están dentro del Municipio de Rosario.
Otra empresa también interesada en el negocio inmobiliario que se vincularía a los
barrios del oeste sería Bacigaluppi y Rúa, con oficinas en Córdoba 820, que en 1909
publicaba en Rosario Industrial: un remate de tierras en mensualidades en la zona oeste,
cercana a comisarías, estaciones del FFCA y tranvía eléctrico, casas de negocio y en una
palabra todo lo necesario para el vivir bien..

Rosario. Guía de arquitectura

Los orígenes del barrio están íntimamente ligados

al Ferrocarril Central Argentino y surgió como

un pueblo destinado a la residencia de su

personal jerárquico. Esta sociedad inglesa adquirió

en 1889 las tierras que actualmente lo conforman

a las familias Arocena y Arijón. El trazado original

abarcaba 166 ha y se delineó durante la gestión del

ingeniero Henry Fisher como director financiero y jurídico

de la compañía en la Argentina, por lo cual se

le atribuye su diseño. Su nombre deriva de una deformación

idiomática, donde el inicial Fisher Town

pasó a popularizarse como Fisherton. Los nombres

de los primeros pobladores atestiguan su origen sajón:

Knight, Forest, Talbot, Bowling, Day, Middleton y

otros. En este período fundacional también se registra

la creación del británico Haras Ascot y en 1892

del Fisherton Golf Club, antecesor inmediato del actual

Rosario Golf Club.

Un Decreto Provincial del 27 de julio 1889 lo reconoció

como pueblo aunque nunca funcionó como


una entidad políticamente autárquica. En 1911 la

Municipalidad de Rosario aprobó los planos del barrio

“Nueva Fisherton”, extendiendo el poblado hacia

el sur de la calle Córdoba (hoy Eva Perón). En

1915 se inició el Club Atlético Fisherton y en la década

de 1930 se construyó el templo católico en eje

con la estación. Al mismo tiempo en Córdoba y Wilde

se instaló el Country del Jockey Club.

Se organizó con manzanas rectangulares, estableciéndose

sólo tres arterias principales: Brassey y

bv. Argentino, siguiendo la dirección de la lonja, y

Morrison acompañando la del ferrocarril. Hacia

1890 surgieron las primeras construcciones del

sector, que se vinculaban a Rosario casi exclusivamente

a través del ferrocarril. La estación se construyó

en la intersección de las calles Victoria (hoy

Wilde) y Morrison, en relación directa a la singular

plaza girada a 45º con respecto al resto de la traza.

Paulatinamente fue absorbido por el avance de la

trama urbana, aunque no perdió su fisonomía que

tanto lo distingue dentro de la ciudad.

Es un barrio netamente residencial, claramente dividido

en dos áreas de características muy diversas.

Hacia el norte, la del sitio fundacional se caracteriza

por viviendas de mayor jerarquía y amplios jardines,

calles espaciosas y veredas acompañadas por

anchos paños de césped. Al sur, si bien presenta

particularidades similares en lo que respecta al tipo

de utilización de los lotes, sus edificaciones son

mucho más austeras y de menor escala.

En sus cercanías, y en cierta forma como una extensión


de sus características casas con jardines,

surgieron en la década de 1990 distintos emprendimientos

urbanísticos privados con diversas particularidades,

desde simples loteos como San Eduardo

o Lomas de Fisherton, hasta countries privados como

el Carlos Pellegrini, pasando por el más extenso,

denominado Aldea, que reúne ambas situaciones.

Country Club del Jockey Club de Rosario


A partir de las nuevas demandas de los asociados,

esta institución decide comprar 86 ha de terreno en

1922, en las inmediaciones de Fisherton, para ser

destinadas al desarrollo de actividades deportivas

al aire libre. Las instalaciones, a través de sucesivas

incorporaciones, fueron incorporando piscinas

de agua dulce y salada, canchas de tenis, basquet,

hockey, polo, rugby, campo de golf y equitación.

En el predio se dispusieron distintos edificios construidos

con el fin de posibilitar las actividades sociales

y de servicios conexas con cada uno de los

deportes, todo rodeado por una profusa y añosa vegetación

compuesta por las más valiosas especies

forestales y ornamentales.

Antigua Estación de Trenes Fisherton, hoy


Antártida Argentina
Responde a los modelos convencionales de las construcciones

ferroviarias inglesas. Sigue la típica disposición

de las estaciones intermedias, recostada hacia el

norte, deja paso a las vías sobre su fachada sur compuesta

por el andén, mientras su ingreso principal se da

sobre un amplio espacio verde, de frente a la plaza. La


utilización de ladrillo visto de media prensa con junta enrasada,

los techos inclinados de chapa, las cenefas caladas

de madera, atestiguan el modo de construir en

serie propio de la arquitectura ferroviaria inglesa.

En 1948 se cambió el nombre de la estación por el actual,

Antártida Argentina. En 1994 fue declarada Monumento

Histórico Provincial y dos años más tarde, mediante

un convenio entre la Municipalidad de Rosario y

la empresa Nuevo Central Argentino se aseguró su uso

público. Luego de ser restaurada en los años 1997 y

1998, se encuentra desempeñando su nuevo rol como

centro cultural y sede de organismos de barrio.

Plaza y Capilla
Alineada con la estación se dispone una amplia plaza

que se destaca por romper con la monotonía de la

cuadrícula, ya que se encuentra girada a 45º. Es un

espacio verde de añosa arboleda, con bancos y farolas,

que permite acceder a las distintas arterias del

barrio a través de los senderos peatonales que la

atraviesan perpendicular y diagonalmente.

La capilla Cristo Rey está ubicada sobre la calle

Brassey, en el mismo eje que ordena la secuencia

estación– plaza–iglesia. Es una capilla pequeña

construida en ladrillo visto que, siguiendo la modalidad

del lugar, se encuentra cubierta con enredaderas

que sólo se interrumpen para dar lugar a las

aberturas de la fachada.

Presenta un campanario bajo recostado sobre un lateral,

y a diferencia de otros templos, carece de un

atrio abierto. Su capacidad se vio desbordada por la


magnitud de la feligresía actual, por ello es frecuente

observar que durante los servicios religiosos algunos

fieles se ubican al aire libre.

Boulevard Argentino
La fisonomía de esta arteria se define por la localización

de las residencias más tradicionales del sector.

Las viviendas están rodeadas por enormes jardines

y precedidas por anchas veredas donde se

ubicaron hileras de árboles sobre paños de césped

a uno y otro lado, otorgándole una imagen de apertura

y continuidad. A todo lo largo del boulevard se

puede disfrutar el espectáculo de cuidados jardines.

La homogeneidad de su traza sólo se ve interrumpida

por la aparición de la plaza principal. En puntos es-

tratégicos de ambas aceras, al igual que en otros sitios

del barrio, existen garitas de madera, pequeñas

construcciones que pueden cobijar a un sólo hombre

parado. Están destinadas al personal de vigilancia privada

contratado por los vecinos de la cuadra.

En las manzanas cercanas a la plaza aún hoy se encuentran

algunas de las viviendas que constituyen

un testimonio fundacional del barrio. Por ejemplo, la

propiedad ubicada en el nº 8090 (hoy 1952). Es una

residencia compacta de dos plantas dispuesta en el

centro del lote y circundada por jardines. Los muros

son de ladrillo visto de cuidado aparejo tanto como

las chimeneas octogonales que se elevan a modo

de torretas. Su porche cerrado, como lo indicaba la

costumbre inglesa, guarece al interior de las inclemencias

del tiempo. Sus reducidos aventanamientos


parecerían despreciar la relación con el verde

circundante, situación que se compensa con la presencia

de un jardín de invierno.

Rosario Golf Club


Es un club privado que funciona desde 1892, origi

nalmente
conocido como Fisherton Golf Club y surgi

do
como respuesta a la demanda de la colectividad

inglesa para la práctica de ese deporte. La propia ín

dole
del golf exige grandes extensiones verdes, por

ello se ubicó distante de la plaza, en terrenos de me

nor
costo, atravesado por el arroyo Ludueña. Con el

correr del tiempo, el sector se ha convertido en un

hermoso solar con magníficos ejemplares de árboles.

El rasgo fundamental del edificio es el empleo del

aparente panne de bois, que simula un entramado

de madera rellenado con mampostería. En la déca

da
de 1970 el edificio se destruyó parcialmente a

causa de un incendio, pero su reconstrucción, a car

go
de los arquitectos Noguerol y Fernández Díaz re

compuso
su imagen primigenia.

Urbanización Aldea

Es el desarrollo urbanístico inmobiliario privado más significativo

de la última década en la ciudad de Rosario,

comprendiendo una superficie de más de 200 ha.


La propuesta de esta empresa surge como respuesta

a dos claros síntomas del mercado de bienes raíces:

demanda insatisfecha de tierras en la zona, dada

la saturación e inmovilidad de renovación inmobiliaria

del barrio Fisherton, e incremento en la necesidad

de nuevas áreas de residencia familiar que satisfagan

los requerimientos de un determinado estilo

de calidad de vida, que privilegie el contacto con la

naturaleza, la seguridad y el esparcimiento.

Más allá de las obras de infraestructura como redes

de agua potable, gas natural, desagües, forestación,

red vial y de alumbrado, para concretar este

emprendimiento fue necesario reubicar a 460 familias

de dos asentamientos irregulares que ocupaban

la zona; tarea que fue coordinada con la Municipalidad

de Rosario y comprendió la donación de

tierras y la construcción de una escuela, un dispensario,

una vecinal y una iglesia.

Sobre un sector de tierras bajas, revalorizadas gracias

a las obras de entubamiento del arroyo Ludueña

para impedir las otrora periódicas inundaciones, se

desarrollaron tres barrios cerrados y un barrio abierto.

Los primeros, denominados Country Tenis Aldea,

Country Lagos de Aldea y Country Golf Rosario, cuentan

con un total de casi 500 lotes. A cada barrio se

le confirió una conformación y equipamiento acordes

a los rasgos que les dan su nombre; canchas de tenis

y paddle, un lago artificial de 8 ha y cancha de

golf, además de contar cada uno con su propio club

house, espacios verdes comunes e ingresos controlados.

El restante, llamado barrio residencial Portal


de Aldea, es el más próximo al viejo casco de Fisherton.

Está compuesto por alrededor de 400 lotes frentistas

a calles públicas, donde se previó la existencia

de espacios verdes públicos y el emplazamiento de

dos colegios privados con campos de deportes propios.

Para asegurar la armonía arquitectónica dentro

de los barrios existe una comisión que supervisa los

proyectos a ejecutar y un reglamento interno propio

que establece ciertos ordenadores urbanísticos que

ayudan a delinear la conformación de los mismos.

Actualmente, esta misma empresa se encuentra

abocada a la ejecución de otro emprendimiento de

gran relevancia, el Fideicomiso del Jockey, un barrio

cerrado de 200 ha ubicado al suroeste del Jockey

Club de Rosario.

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