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Monografía Lit. Arg.

I (Larea)

Comisión Lara Segade, 2°C 2019


Julieta Giménez (36949144)
'En la sangre' (1887), Eugenio Cambaceres

'En la sangre' y el naturalismo en la literatura


Una de las características de la novela realista o naturalista es lo que podríamos definir como
‘(...) una relación metonímica entre espacio y personaje, (...)’1. Resulta este un eje productivo
para analizar la novela de Eugenio Cambaceres, publicada en 1887 por la editorial Imprenta Sud
America, en un contexto de constitución de un campo literario autónomo, donde el ejercicio
literario, impulsado fundamentalmente por la generación del '80, goza de una reciente
independencia con respecto a los temas políticos 2. Si entendemos que el espacio en esta novela
funciona como metonimia, es decir, como extensión del personaje y parte constitutiva del mismo
no podemos dejar de considerar la idea del determinismo, imprescindible para entender a aquella
generación. La hipótesis del determinismo del medio – y en otra vertiente de análisis, de la carga
genética- es central en la novela y característico de este movimiento literario. Esta idea es tan
imponente que ni siquiera siendo favorecido por el azar 3 y los mecanismos jurídicos - de la
herencia y del matrimonio como suerte de atajo para el ascenso social - podrá el protagonista
conquistar y mantener una dote y estatus social.
Desde el punto de vista formal, el estilo indirecto libre, procedimiento a partir del cual se
construye la voz narrativa, se focaliza principalmente en el torrente de sus pensamientos que, de
manera desenfrenada, se suceden sin pausa. El cuerpo de Genaro Piazza es tan inquieto como su
mente, su consciencia habitada por la fantasía de la riqueza y presa de los supuestos biológicos 4
que funcionan como justificación de sus actos viles. Este determinismo biológico explica el
motivo por el cual no podrá capitalizar ninguno de sus bienes y tierras adquiridos por la herencia
y el matrimonio, acabando por perderlo todo en la especulación inmobiliaria

1 García, Susana y Panesi, Jorge, Introducción a En la sangre. Buenos Aires, Colihue, 2007, p.34
2 Ibid., p.20
3 En el capítulo XII Genaro encuentra la puerta del salón abierta por descuido del bedel y en el capítulo XXXVII
luego de forzar torpemente los cajones apoya el codo sobre un resorte y logra acceder a los títulos de propiedad
del suegro recientemente fallecido.
4 Laera, Alejandra, “Los perversos juegos sexuales de la identidad nacional”, en El tiempo vacío de la ficción. Las
novelas argentinas de Eduardo Gutiérrez y Eugenio Cambaceres, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica,
2004, pp. 283-288.

1
El derrotero de Genaro Piazza: del conventillo a la estancia
Es interesante detenerse en la descripción que del conventillo se hace en la primera página en el
que se lo compara con un '...inmenso palomar'5, la novela explotará mucho las imágenes y
metáforas de la animalidad cuya potencialidad para proyectar a los estereotipos – tema que
mencionaremos más adelante- es destacable:

'Acá y allá entre las basuras del suelo, inmundo, ardía el fuego de un brasero, humeaba una
olla, chirriaba la grasa de una sartén, mientras bajo el ambiente abrasador de un sol de enero,
numerosos grupos de vecinos se formaban alegres, chacotones los hombres, las mujeres
azoradas,cuchicheando'6.

Posiblemente no haya otro momento del texto en el cual se transmita con tanta efectividad el
sentimiento de aversión hacia la vivienda de los inmigrantes. Los significantes se ponen en
relación para formar una visión cercana al espanto: basura, calor, humo, grasa, sudor, bullicio, la
'jarana' de los hombres y las habladurías de las mujeres. El concepto de la 'muchedumbre' se
relaciona sin duda con las transformaciones que señala M. Foucault refiriéndose al pasaje de una
anatomo-política, en cuyo núcleo está el cuerpo individual, a una biopolítica en donde aparece la
idea de un cuerpo múltiple y la idea de población como un problema de Estado7. La
'contaminación' como un tema que resuena en los ámbitos parlamentarios y de discusión de la
élite política es estudiado por A. Larea quien rastrea los desplazamientos del término y sus
connotaciones tanto materiales como espirituales:

'En cambio, la contaminación (más allá de su sinonimia con ''contagio'') apunta más bien a la
degradación del original e involucra al medio y al ambiente: la figura de la contaminación no
es la epidemia sino la plaga; su eje es menos el individuo que la sociedad. De allí, entonces que
pueda verse en la idea de contaminación un articulador privilegiado entre
inmigrante/extranjero y nacionalidad'8.

5 Cambaceres, Eugenio, En la sangre, disponible en http://www.relpe.org/recursos/libros/Enlasangre-


Cambaceres.pdf, p.1.
6 Idem.
7 Foucault, Michel, “Clase del 17 de marzo de 1976”, Defender la sociedad. Curso en el Collège de France (1975-
1976), Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2000, p.222.
8 Laera, Alejandra, “Contaminaciones: inmigrantes y extranjeros en las representaciones ficcionales de la nación
argentina”, The Colorado Review of Hispanic Studies, Special Issue: “Demons of Nineteenth-Century Hispanic
Literatures”, vol. 4, 2006, p. 329.

2
Si en la descripción que considerábamos más arriba se expresaba notoriamente la preocupación
de la generación del '80 en relación al conventillo como foco infeccioso – grasa, calor,
hacinamiento; todos ingredientes de un cóctel explosivo - no debemos dejar de lado el sentido de
la 'contaminación' como distorsión de la nacionalidad e identidad criollas, punto que
analizaremos en el siguiente apartado.

Impostura y simulación:
Cuando el acecho a Máxima se vuelve cotidiano, y enfatizamos esta palabra para hacer clara las
semejanzas con el mundo animal, Genaro persigue a su 'presa' insistentemente porque ella
representa un medio para escalar socialmente, una suerte de llave maestra que le permitirá
arribar definitivamente a la posición tan buscada. Su fijación, sin embargo, encuentra un límite
infranqueable, no por una barrera material sino más bien simbólica. Si bien caracterizado como
un andariego – como su padre, con la salvedad de que esta era la naturaleza de su oficio – su
vagabundeo se circunscribe a ciertas zonas como observamos a continuación:

"Sólo en Palermo no se le veía; jamás iba (...) ¿Y cómo habría ido, en coche de plaza, en un
cascajo roñoso (...) con algún bachicha de sombrero de panza de burro (...) ¿A caballo?
Tampoco, estaba mandado guardar, era de guarangos eso (...) ¿En carruaje alquilado en
corralón? Menos aún (...) era mostrar la hilacha (...) Prefería quedarse en su casa"9.

Resulta inconcebible para él exhibirse ante Máxima, quien dispone de carruaje y chofer
privados, en una suerte de transporte público – el coche plaza – manejado por un bachicha y un
mulato. En primer lugar para pensar en la cuestión de la identidad quisieramos deternos en lo
que S. Gilman plantea en relación a los estereotipos:

"El otro es, así, estereotipado, etiquetado con una serie de signos que son concomitantes a (o
reflejan) nuestra pérdida de control. El otro es investido de todas las cualidades de lo ''malo'' o
lo ''bueno'' (...) Cada grupo social tiene un vocabulario establecido de imágenes para este Otro
externalizado" 10

9 Ibidem, p.64-65.
10 Gilman, Sander, “What Are Stereotypes and Why Use Texts to Study Them?” (fragmento; traducción especial
para la cátedra de L. Segade), Difference and Pathology. Stereotypes of Sexuality, Race and Madness, Cornell UP,
1985, p.6

3
Esta necesidad de diferenciarse de aquellas masas a las que alude con múltiples términos
despectivos - guarangaje, bachichas, chusma – está relacionada evidentemente con lo que
algunos autores han señalado refiriéndose a la dinámica del ser y el parecer 11; actitud
característica de la aristocracia terrateniente en relación a una cultura europea, que consume y
mimetiza sin terminar de asimilar12. Por este motivo es que la seducción de Máxima ocurre en
diferentes puestas en abismo: el teatro, el baile de máscaras y el carnaval.
Estas cualidades con las que se invisten al Otro, las imagenes que sustentan la diferencia, se
articulan con la contraposición entre el espacio del andurrial con el barrio de tono:

"Sin embargo, comer puchero y asado, beber vino carlón de almacén y vivir en los andurriales,
en medio de la chusma, entre el guarangaje del barrio del alto...Le habría gustado una casa,
aunque hubiese sido chica, en la calle de la Florida (...), en el barrio de tono, donde no se veían
sino familias decentes, estar allí él también, vivir entre esa gente, poder mostrarse, salir, (...)"13

La comida y la bebida, así como también el vestido y el transporte, funcionan como rasgos
distintivos de las clases sociales. Esto se verá muy claramente con la ausencia de la madre por
motivo de su viaje. Con la libertad de acción y dinero en su haber comienza una serie de
simulaciones con las que el ‘hijo de tachero’ intentará disimular su origen social; empresa vana
dado que el chisme por parte de la ‘chusma’, de la que es parte y desprecia como se observa en
la cita anteriormente, lo volverá a traer a la superficie como un fantasma que lo atormenta. La
ostentación se vuelve por este motivo una categoría fundamental para pensar en su accionar,
derrocha su pequeño capital priorizando la exhibición en desmedro del confort en la medida en
que el acceso a esos ámbitos exclusivos con los que fantasea implican participar de una puesta
en escena sumamente costosa para sus posibilidades:

"Ante todo, lo esencial para él eran las formas, la apariencia; andar paquete (...) Lo demás,
aunque tuviese que apretarse la barriga y comer en los bodegones y dormir en catre de lona (...)
Habló al dueño del hotel, ajustose con él y cambió de habitación. Aun cuando era pequeño el
cuarto, oscuro, húmedo, apestando a letrina y en el piso de los sirvientes, que lo viesen salir
siquiera de la casa, algo era algo, poder decir uno que vivía en el Ancla Dorada"14.

11 Larea, Alejandra, op.cit. p.288.


12 García, Susana y Panesi, Jorge, op.cit, p.20.
13 Cambaceres, Eugenio, op.cit, p. 56.
14 Ibidem, p.60.

4
Es atinado recurrir al concepto de ‘falsa consciencia’para analizar la mentalidad del personaje,
que se acrecienta a medida que logra traspasar las fronteras del arrabal y de la ciudad, al ponerse
el disfraz de terrateniente en la estancia y condenar el ocio de los peones y el desperdicio en las
faenas. Si atendemos a lo que dice el narrador al referirse a la búsqueda obsesiva de Máxima por
parte de Genaro, '(...) donde estaba ella como su sombra estaba él' 15, no sería exagerado analizar
esta frase como una verdadera metáfora del sentimiento de amenaza experimentado por las
clases dominantes en este período de aluvión inmigratorio, en sintonía con la línea que cierra la
narración, '(...)¡te he de matar, un día de éstos, si te descuidás!'16.

15 Cambaceres, Eugenio, op.cit, p.64.


16 Ibidem, p.147

5
Bibliografía utilizada:

• Barthes, Roland y Dominique Dufetel, “El cuerpo de nuevo”, en Diálogos: Artes, Letras,
Ciencias humanas, vol. 21, nro. 3 (123), marzo de 1985, pp. 3-7.

• Foucault, Michel, “Clase del 17 de marzo de 1976”, Defender la sociedad. Curso en el


Collège de France (1075-1976), Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2000, pp.
217-237.

• García, Susana y Panesi, Jorge, Introducción a En la sangre (pp. 17-47). Buenos Aires,
Colihue, 2007.

• Gilman, Sander, “What Are Stereotypes and Why Use Texts to Study Them?”
(fragmento; traducción especial para la cátedra de L. Segade), Difference and Pathology.
Stereotypes of Sexuality, Race and Madness, Cornell UP, 1985, pp. 15-35.

• Laera, Alejandra, “Contaminaciones: inmigrantes y extranjeros en las representaciones


ficcionales de la nación argentina”, The Colorado Review of Hispanic Studies, Special
Issue: “Demons of Nineteenth-Century Hispanic Literatures”, vol. 4, 2006, pp. 327-346.

• Laera, Alejandra, “Los perversos juegos sexuales de la identidad nacional”, en El tiempo


vacío de la ficción. Las novelas argentinas de Eduardo Gutiérrez y Eugenio Cambaceres,
Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2004, pp. 283-288.

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