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‘The Colorado Review of Hispanic Studies | Vol. 4 Fall2006 | pages 327-138 Contaminaciones: inmigrantes y extranjeros en las representaciones ficcionales de la nacién argentina ALEJANDRA LazRa, Conicet-Universidad de Buenos Aires Ew uNA sesi6w dela Camara de Diputados de 1896, un grupo de repre- seatantes encara une discusién bastante singular en el marco del debate de-un proyecto de ley sobre la necesidad de que los inmigrantes e hijos de inmigrantes sean escolarizados obligatoriamente en castellano. La di ‘cusion surge alrededor de una palabra utilizada por un defensor del pro- yecto: “contaminacién”. Mientras éste sefiala “la necesidad de defender el ‘alma nacional de toda conteminacién extranjera’, uno de sus opositores ccuestions el uso de la palabra y se pregunta qué quiere decie “contamina “Contaminar segin el diccionario de la lengua, es: Fenetrar la inmundicia en un euerpo, causando en él manchas y mai olor. La acepciin de la palabra, segtin el diccionario dela Academia—agrega el diputado—es:viciasalterar el texto « original; es perverts, corromper, mancillar la pureza dela fe y de las buenas costumbres” (énfasis en el original). En una sesin subsiguiente, se vuelve sobre a palabra, y aquellos que la han usado o aceplado se defienden de las insistentes crticas: “,Quién ha dicho que la palabra contaminacién sélo pueda emplearse en el sentido que decia ayer el sefior diputado por le capital [| Lapalabra ‘contaminacién’ no solamente significa eso, sino que es legitima, pertectamente bien usada en todos los casos en que se trata del menoscabo de a pureza de un sentimiento” (Diavia de Sesiones 771 y 808). Si atendemos a la definicién de la palabra, la discusién sobre el sentido dela “contamninacién”ilustea el pasaje de un registro material (penetrar un cuerpo) a uno de corte espiritual (corromper la pureza de la fe) pasando por un registro de orden estrictamente lingWistico que involucra conifieti- vamentelos otros dos (viciar el texto). De ese pasaje, me interesa sefialar un aspecto que yaen ese momento resulta decisivo en todas sus consecuencias: In insuficiencia y el paulatino deserédito de la técnicas positivas de obser- vvacion frente al terminante avance de muevas téenicas de control y modos nds espirituales de conocimiento (el ambiente, la lengua, ls instruccién). sar 338 Ateyannaa Lagna, ‘Teniendo en el horizonte, entonces, el cambio de paradigma que se efec- tuarfa en las primeras décadas del siglo XX, no deberia sorprender, por lo tanto, que la palabra “conteminacién’, una de las més explotadas metafé- ricamente, junto con “contagio”, “invasion”, “epidemia” o “plage”, en la narrativa del dltimo cuarto del siglo XIX y principios del XX para abordar la cuestion de la inmigracion, sea, de entre todas, aquella que es preciso sometera discusién. ¥ tampoco deberia sorprender que la palabra “conta- tminacién” aparezca no ya en el universo simbélico de ls representaciones ficcionates a modo de recurso expresivo (0 en el discurso periodistico y ensayistico de le época con le misma funcién), sino en el terreno juridico legal, donde se dirime su significado literal y los aleances verificables de su sentido—o sea: a accién y efecto de contaminar—en la nacionalidad. Esta manifestacidn ala vez literal y juridica, frente a las metafGricasy literarias, debe ser atendida en toda su dimensin, no s6lo porque pone de relieve la sintonia entre los debates del mundo social y las elecciones literarias a trevés de los usos de la lengua. También, porque hace evidente ciertos desajustes y desplzzamientos entre ambos érdenes respecto de la figura del inmigrante y del problema de la inmigeacién. En este articulo, propongo lee, a la luz de esas consonancias, desajustes, y desplazarientos, un conjunto de novelas sobre los inmigrantes y los ex- tranjerosescritasen el periodo que corresponde ala ola inmigratoria que va de 1880 a los primeros aos dl siglo XX, mas exactamente desde la publi cacién de sinocenteso culpabrles? de Antonio Argerich (1862-1924) en 1884 ala publicacién del siltimo libro de los cinco que integran el Libro extrafio. de Francisco Sicardi (1865-1929) en 1902, porqueen ellas—y en sus mismas variaciones—puede leese un primer momento de elaboracién ficcional de la problemética en cuestién, ;De qué manera procesan todas estas novelas al pasaje de un registro material a uno espiritual? ;Cémo procesan, en esa misma diteccién, la cuestin de la lengua, y a qué otros miicleos 0 matrices, explicativas la vinculan? ¥ también: ;qué tipo de interaccién entre las re- ppresentaciones ficcionales y los micleos ideolégicos, politicos y culturales llevan a cabo las novelas con inmigrantes y extranjeros? gSon homogéneas resentaciones, ose vinculan en cambio a proyectos diferentes, y a veces inconciliables, de nacién? I. Contagio y contaminacién La discusién en la Cémara de Diputados pone en escena un momento de dlisputa sobre lo nacionel—como oportunamente lo sefal6 Lilia Ana Bertoni a partir dela interpretacién de fuentes similares—que corrige la versién simplificadora posterior que puso énfasis sélo en las concepciones, hhomogeneizadoras de esa époce y bort6 las disidencias en el interior dela lite politica. Esta discusién sobre lo nacional y la nacionalidad lo es tam- Contamsinaciones 329 bien sobre el inmigrante y el extranjero y sobre su capacidad de “contami: nat” alasociedad quelo rodea. Valli surge el meollo de la confromtaci6n: jes el sentido dela contaminacién siempre negativo? Es vilido usar el término para teferirse ala accion ejercida por los inmigrantes sobre el resto dela so ciedad en la que viven? Finalmente: ;qué implicaciones ideolégicas tiene Ia elecciga del término? En ese punto, precisamente se juegan los sentidos dde a palabra: original y deformacin, pureza y corrupcion, o bien malfor maciones y desviaci6n sensorial, vicios y perversiones. De la penetracisn y alteracién del cuerpo al mancillamiento de la fe y las buenas costumbres, cl tema de la contaminacion va de lo fisico& lo espieitusl, pasando por lo stiolégico. Esta transposicién acompatia la propia historia del pensamiento entre 1840 y 910, que va del determinismo biologicista al nacionalismao de corte espiritualista, En relacién con esto itm, cabe también revisar los campos semén- ticos eyocados por “contaminacién” y los desplazamientos léxicos que la diseusién sobre la palabra provoca. Contaminacién engloba el término “contagio” (de hecho, aparece como su sinénimo en una de las acepciones que consta en una edicién reciente del Diccionario de la Lengua)? pero con ‘un par de desplazamientos; hace més claro el pasaje del cuerpo al espiritu que la definicion de la palabra propone, y sobre todo el pasaje del cuerpo al ambiente, Como sidijéramos: con la contaminacién se produce una suerte de giro ecolégico en la ceracterizacién de la inmigracién, Sibien ambas pa- labras refieren un movimiento de expansién répida, el contagio exige una relacidn fisica antes que psicologica (aunque la teorfa del contagio de Le Bon incluya esta variante)* pudiendo dar lugar a una epidemia, can lo que ésta supone de degeneracion o aniquilaci6n, En cambio, la contaminacién (anésallé dela sinonimia con “contagio”) apunta més bien sa degradacion del original e involucta al medio y al ambiente: la figura de la contamina cid noes la epidemia sino la plaga; su ee es menos el individao que la so ciedad, De alli, entonces, que puede verse en la idea de contaminacién un articulador privilegiado entre inmigrante/extranjero y nacionalidad. Estos desplazamientos pueden ilustrarse confrontando En la sangre (0887), la novela de Eugenio Cambaceres, considerada emblemética de la mirada naturalista sobre ol inmigrante, con La Bolsa (1890), la novela de Jalign Martel, en la que el sentimiento xen6fobo se basa en el supuesto de Ia contaminacién de la sociedad por el extranjero y no en el contagio. ientras la primera apuesta alas ideas de herencia ycontagio para explicar Jos peligros delascenso social det hijo de itelianos que, por medio delabuso, ogra casarse con la hija de un miembro de la elite portefia y desfalcar a su familia, la segunda despliega toda Ia extranjeria cosmopolita que rodea al protagonista, un abogedo de antepasado inglés que se dea levar por la Fie- bredele Bolse, queda en Ia ruina y se vuelve loco, En buena medida, y en el ‘marco dela crisis econdmica politica ei stitucional de 1890 ala que busca 330 Aupjawora Lauan, darle respuesta, Le Bolsaesun punto de inflexién en tas representaciones de inmigrantes y extranjeras, y abre varios frentes ala vez para oponerse & 10 que denomina “promiscuidad de tipos y promiscuidad de idiomas” (37). ‘Como alternativa a a historia individual y de corte hereditario que es En la sangre, La Bolsa parecié resultar,en el mediano y el largo plazo, més cficaz que una novela tan lefda en su momento y olvidada después por la critica literaria como Carlo Lanza, publicada en folletin por Eduardo Gutigrrer en la serie de sus “Dramas cSmicos”, En ver de set producto de una inspiracién xenéfobs, Carlo Lanza, y su continuacién Lanza, el gran tanqueto, abandonaban todo prejuicio y propontan una mirada de corte popular sobre el inmigrante, que pone en cuestién no sélo la homogenei- dad del corpus ficional sobre la inmigraci6n sino también la vision ma- nniqueista de la ideolog{a de los afios 60.* Sin embargo, volver a esta n0- vela—siguiendo los menos visibles pero muy persistentes recorridos de la narrativa popular en extresiglos—permite encontrar un eslabén inical en Ja cadena de representaciones de la inmigracién que, en las primeras déca- clas del sigho XX, darian las historias populares (sentimentales, humorist cas o de critica social) o el teatro (del sainete al grotesco). ‘Ahora bien: un desplazamiento similar al producido entre En la sangre y La Bolsa puede observarse, aunque con una mirada compasiva sobre el {inmigrante, al confrontar los dos primeros tomos vinculados con el tema ‘que componen el Libro Extrafo de Francisco Sicardi, publicados en 1894 171895, con el dltimo, titalado Hacia la jusicia y publicado en i902, Si el primero presenta la historia del hijo de inmigrantes que se desgracia para salvar la honra familier en una clave que combina residuos naturalists, imagenes simbolistas y elementos del espiritualismo finisecular, el i se sumerge en al terreno de lo politico y @ la historia individual le da di- ‘mensién colectiva, Més todavia: alli se produce claramente wn nuevo salto mmetaférico que permite pensar en la contaminacién social como conta- inacién de clase: muchos de los inmigrantes que antes eran borrachos y prostitutas ahora son anarquistes. Fs que, diferencia del contagio, el “giro ecoldgico” implicado en la idea de contaminacién la hace més productive para un uso metaforico de signos, diversos (negativo 0 positivo, ritico o comprensivo, denuncialista 0 con pasivo)y, sobre todo, parahacer de correa de transmisién (o mejor: de dif sién) entre lo individual y lo nacional, pasando por lasociedad y por la ca De hecho, este giro ecolégico afecta decisivamente la compasicidin de dos novelas que pueden ser lefdas como una propagenda dela inmigracién ena ‘Argentina: tanto lahistoria delinmigrante italiano queseafiiea enel campo cen Biancherta (1895), de Adolfo Saldfas (1850-1914), como la historia delaco- lectividadinmigrantequeencuentraenla Argentina su“ tierradepromisi6n” ‘en, precisamente, Promisin (1897), de Carlos Maria Ocantos {1860-1949}. ‘Todo este movimiento es acompafiado, a modo de background con pre~ Contaminaciones ar suncién teorica, de ensayos de corte cientifcista (médico,sociolégico 0 po litico) que, més de allé de que is ficciones itustren o desmonten sus tesis y dliggnésticos, coinciden con ellos en el uso de ciertas matrices descriptivas yy de ciertas figuras expresivas.* En ese mismo sentido, entonces, basta com: patar dos textos sumamente significativos en relacién con las ideas sobre inmigrantes y extranjeros: el prologo a sInacenteso culpables?, la novela de Antonio Atgerich, de 1884, escrita contra “Ia inmigracién inferior europea” (G0), y Expulsion de fos extranjeros de Miguel Cané, de 1899, escrito para sustentar el proyecto de ley presentado ese mismo aio al Senado, que seria promulgado en 1902 y se conoceria como Ley de Residencia, El problema de I herencia (que roza aqut el degeneracionismo) como fundamento de la propaganda anti-inmigratoria, ha sido reemplazado por el problema poli- tico social provocado por “los nuevos enemigos del orden social” (5). Decis Argerich sobre los criterias del programa inmigratorio: “si la scleccion se utiliza con evidentes ventajas en todos los seres organizados, cémo enton. ‘es si se recluta lo peor pueden ser posibles resultados buenos?” (11)? Died Cane sobre el destino elegido por los emigrantes: “Ese pais, es necesario decirlo?, es ef nuestro, la tierra de promision para todo vagabundo o delin- ‘cuente que no encuentra ya cabida en Europa” (Expulsién 1). Y mientras uuno propone al gobierno “estirmuler la seleccién del hombre argentino im: pidiendo que surjan poblaciones formadas con los rezagos fisiologicos dela vieja Buropa” (Argerich 24), el otro destaca que “laley de excepeién que au- toriza a expulsion del extranjero, slo serd usada en nuestro pais contra los que vienen, no a buscar trabajo yfacilidades para la vida, sino a perturbar, en perjuicio de los mismos extranjeros radicados en nuestro suelo, la tran- quilidad social o a amenazat la seguridad del estado” (Can€ 19) Estando vinculadas desde el comienzo lainmnigracién y la nacionalidad, su relacion se define, sin embargo, de mancras muy diferentes en ambos textos, y pone de manifiesto, através de la sangre y de la lucha de clases, sus dos posibili- dades extremes ‘Ahora bien: que en las sesiones del Congreso de 1896 se dirima esta re lacién discutiendo una cuestién de lengua (el sentido de una palabra en «el marco de una discusién sobre el idioma nacional) muestra un aspecto central de ese pasaje: como sila lengua fuera la bisagra entre el cuerpo (en tanto espacio de coincidencia dela interioridad y a exterioridad del sujeto) yla sociedad (la familia, el trabajo, la asociaciOn, y todas sus précticas). I. El cuerpo No todas las novelas sobre el inmigrante pusieron de relieve la “cabeza ‘grande”, las “facciones chatas”, la naria “ganchuda® y los “ojos chicos y

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