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Triduo a la Divina Misericordia – II día: La hora de la

Misericordia

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.


La gracia de Nuestro Señor Jesucristo, la Divina Misericordia encarnada,
el amor de Dios, Padre Misericordioso, y la fuerza misericordiosa del
Espíritu Santo estén con todos ustedes. Y con tu espíritu.

Hermanas y hermanos, hagamos juntos la consagración del mundo a la


Divina Misericordia, por medio de esta hermosa oración de San Juan Pablo
II:
Dios, Padre misericordioso, que has revelado tu amor en tu Hijo
Jesucristo y lo has derramado sobre nosotros en el Espíritu Santo
Consolador, te confiamos hoy el destino del mundo y de todo hombre.
Inclínate hacia nosotros, pecadores; sana nuestra debilidad; derrota
todo mal; haz que todos los habitantes de la tierra experimenten Tu
misericordia, para que, en Ti, Dios uno y trino, encuentren siempre la
fuente de la esperanza. Padre eterno, por la dolorosa pasión y
resurrección de tu Hijo, ten misericordia de nosotros y del mundo
entero. Amén.

Canto

En este segundo día de nuestro triduo preparatorio para la fiesta de la


Divina Misericordia queremos reflexionar sobre la hora de la Misericordia .
Escuchemos lo que nos enseña Santa Faustina Kowalska:

Lector: “… cada vez que escuches el reloj a las tres en punto de la tarde,
debe sumérgete en Mi misericordia, adórala y glorifícala. Ruega su
omnipotencia a favor del mundo entero y especialmente de los pobres
pecadores, (...) En ese momento, obtendrás todo para ti y para los demás.
En ese momento, la gracia se realizó para todo el mundo: la misericordia
ganó justicia (...) busca rezar, a esa hora, el vía crucis, y si no puedes
hacerlo, entra, al menos por un momento, en la capilla y adora Mi
Corazón, que está lleno de misericordia en el Santísimo Sacramento. Si ni
siquiera puedes ir a la capilla, ponte en oración donde sea que estés,
incluso si es por un breve momento. Exijo honor a Mi misericordia de cada
criatura "(Diario, 1572). "La fuente de mi misericordia fue abierta en la
cruz con la lanza para todas las almas - No excluí a nadie " (Diario, 1182).
Haz lo que puedas para difundir el culto a Mi misericordia. Completaré lo
que no entiendes. Dile a la humanidad que sufre que se abrigue en Mi
corazón misericordioso, y la llenaré de paz (...) Cuando un alma se acerca
a Mí con confianza, la lleno de tantas gracias, que no puede cerrarlas
todas y los irradia a otras almas. Las almas que se extienden el culto de mi
misericordia, las defiendo de por vida como defiende una tierna madre a
su pequeño ... "(Diario, 1074-1075).

Recemos juntos la Coronilla de la Divina Misericordia.


Se reza la coronilla como de costumbre.

Letanía de la Divina Misericordia


Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial – ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo – ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo – ten piedad de nosotros.
Santa Trinidad, un solo Dios – ten piedad de nosotros.

Misericordia Divina, supremo atributo de Dios – en ti confiamos.


Misericordia Divina, insondable amor del Santificador
Misericordia Divina, misterio incomprensible de la Santa Trinidad
Misericordia Divina, expresión del máximo poder de Dios
Misericordia Divina, en la creación de los espíritus celestiales
Misericordia Divina, que de la nada nos llamó a la existencia
Misericordia Divina, que abarca todo el universo
Misericordia Divina, que nos otorga la vida inmortal
Misericordia Divina, que nos protege de los castigos merecidos
Misericordia Divina, que nos rescata de la miseria del pecado
Misericordia Divina, que nos justifica en la Palabra Encarnada
Misericordia Divina, que mana de las llagas de Cristo
Misericordia Divina, que brota del Sacratísimo Corazón de Jesús.
Misericordia Divina, que nos da a la Santísima Virgen María como Madre
de la Misericordia
Misericordia Divina, en la revelación de los misterios de Dios
Misericordia Divina, en la institución de la Iglesia universal
Misericordia Divina, en la institución de los santos sacramentos
Misericordia Divina, ante todo en el sacramento del Bautismo y la
Penitencia
Misericordia Divina, en el sacramento del Altar y el sacerdocio
Misericordia Divina, en llamarnos a la santa fe
Misericordia Divina, en la conversión de los pecadores
Misericordia Divina, en la santificación de los justos
Misericordia Divina, en el perfeccionamiento de los piadosos
Misericordia Divina, fuente para los enfermos y los que sufren
Misericordia Divina, consuelo para los corazones angustiados
Misericordia Divina, esperanza de las almas desesperadas
Misericordia Divina, que acompaña a todos siempre y en todas partes
Misericordia Divina, que nos adelanta con gracias
Misericordia Divina, paz de los agonizantes
Misericordia Divina, gozo celestial de las almas salvadas
Misericordia Divina, frescor y alivio para las almas del purgatorio
Misericordia Divina, corona de todos los santos
Misericordia Divina, inagotable fuente de milagros.

Cordero de Dios que has mostrado la mayor misericordia en la redención


del mundo en la cruz – perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que te ofreces misericordiosamente por nosotros en cada
santa Misa – escúchanos, Señor.
Cordero de Dios que por la insondable misericordia quitas nuestros
pecados – ten piedad de nosotros.
La misericordia de Dios por encima de todas sus obras. Por eso
alabaremos la misericordia del Señor por siempre.

Oremos: Oh Dios, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de


compasión inagotable, vuelve a nosotros tu mirada bondadosa y aumenta
tu misericordia en nosotros, para que nunca, ni siquiera en los momentos
más difíciles nos desesperemos, sino que, con confianza, nos sometamos a
tu santa voluntad que es la misericordia misma. Por nuestro Señor
Jesucristo, Rey de la misericordia que contigo y con el Espíritu Santo nos
manifiesta misericordia ahora y por los siglos. Amén.

Bendición Final.

Canto

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