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SOBRE LA VOLUNTAD

Prof. Dr. Osvaldo L. Delgado

Las conferencias dictadas por Thomas Mann, reunidas en un texto llamado


“Schopenhauer, Nietzsche, Freud”; nos permiten un aporte valiosísimo para nuestro
desarrollo. Entre las múltiples cuestiones, abordadas de un modo brillante por Mann,
podemos, realizando una lectura precisa, hallar una línea sobre lo que Freud
denominó la cuestión económica.
En Schopenhauer, la cosa en sí kantiana era la voluntad, y ella misma es la que
engendra el intelecto.
La representación es sólo un medio para alcanzar los fines de la voluntad, y el
intelecto tiene por función racionalizar los instintos. La voluntad de vivir, pero voluntad
que se devora a sí misma, y que es el fundamento del hombre como lobo del hombre.
Se trata de una voluntad que si fuera –en términos de Schopenhauer- más intensa, el
mundo sería un verdadero infierno.
Para el filósofo alemán, sólo lo que denomina “estado estético”, puede
contingentemente dominar la voluntad. Es esta voluntad la que a partir del sí mismo
nietzscheano arribará al Ello freudiano, y a su vez, está en el núcleo del sinthome
lacaniano.
Debemos recordar también el estatuto del cuerpo: “Y el cuerpo es lo único en el
mundo que está dado a la vez también como voluntad1”.
Los hombres buscan aniquilar a aquellos que se oponen a la propia voluntad.
Schopenhauer ubica a la castidad ascética como defensa ante el imperio de la
voluntad pero la castidad “…como máxima universal, causaría el final del género
humano”2.
En otras palabras, la pulsión de un modo u otro, siempre se satisface.
No es sólo “aristocratismo” el rechazo al fascismo y al stalinismo, sino ambos van a
implicar la transformación del Estado en una voluntad.
Este “emocionalista”, este “filósofo del instinto”, como lo llama Mann, este maestro de
Nietzsche, llega en línea recta a Freud, ya que el intelecto sólo está para agradar,
justificar y ser vehículo de la voluntad. En esta perspectiva, hallamos la última
enseñanza de Lacan, si es cierto que el “sí mismo” va a advenir, vía Groddeck, al Ello
freudiano, y de ahí al “eso habla, no sabe lo que dice pero goza3”, de El Seminario 20
de J. Lacan.

1
Dice Nietzsche en Así habló Zaratustra :
“Hermano mío, detrás de tus ideas y sentimientos se oculta un poderoso señor. Se
llama sí – mismo. Reside en tu cuerpo. Es tu cuerpo4”.
Según Mann en las conferencias citadas, en Nietzsche podemos leer:
“El intelecto como instrumento al servicio de la voluntad; ese es el punto del que brota
toda psicología, toda psicología de la sospecha y del desenmascaramiento”5
Ciertamente Mann despliega unas contundentes críticas a la filosofía nietzscheana,
cuestión de la que aquí no nos ocuparemos, pero sí recomendamos su lectura.
Sólo un punto ¿El superhombre es la idealización del Führer fascista, o aquel que ha
advenido a vérselas con el acontecimiento imprevisto?.
Para Mann, Freud se inscribe en los pensadores que se ocupan de la cara nocturna de
la naturaleza y el alma (Pág. 183). Claramente para Freud, los seres humanos brindan
argumentos, para racionalizar, para poder fundar sus satisfacciones.
Vemos la marca de Schopenhauer, cuando el creador del psicoanálisis llama a los
hombres gavilla de asesinos.
Pero es a través de Nietzsche que nos llegan las perspectivas antirracionalistas del
siglo XIX.
Pero la diferencia de Freud con otros pensadores, es que ese ocuparse de la cara
nocturna no lo vuelve “anti-ilustración”, sino por el contrario, sostiene el debate de las
Luces.
Aquí hay un punto fundamental a destacar, Freud no lee como debilidad de espíritu la
lucha por los derechos humanos, ya que “…la naturaleza liberada del espíritu, el alma
de la raza, el odio y la guerra6” esperan las condiciones para expresarse.
Para el psicoanálisis, las pasiones oscuras no se erradican, pero hay sociedades que
inhiben su desarrollo, y otras que las fomentan.
Aunque para Mann, la curación psicoanalítica, se inscribe en la Ilustración, por el
servilismo del espíritu respecto a las pasiones, y aunque en el último Lacan, no
hallamos el final de análisis como saldo de saber; si hay producción de un nuevo
significante, o sea por fuera de la repetición como síntoma, por fuera de un sentido
gozado.
Esa producción de un nuevo significante se inscribe en el debate de la Ilustración, no
por la vía del ser, sino por la ex – sistencia. Ya no es la falta ontológica, sino que es
una cuestión óntica.
Mann, citando a Schopenhauer en el maravilloso texto “Sobre la aparente
intencionalidad en el destino del individuo”, va a decir: “…todo en los sueños viene de
nosotros mismos, y cada uno es el secreto director teatral de sus sueños, así también
en la realidad (ese gran sueño que un ser único, la voluntad, sueña con nosotros),

2
nuestros destinos, lo que nos acaece, acaso sean un producto brotado de lo más
íntimo de nosotros mismos, de nuestra voluntad, y por tanto acaso nosotros mismos
seamos propiamente los que hemos dispuesto, aquello que parece acaecernos.”7
Este texto de Arthur Schopenhauer, generalmente fue referido a lo que podríamos
llamar la determinación inconciente del sujeto. Incluso lo que con Freud llamaríamos
las “neurosis del destino”.
Dice Schopenhauer: que el curso vital del individuo, aunque se presente confuso, es
un todo que alberga una tendencia determinada y coherente en sí misma. Tanto es así
esto, que aunque puedan haber muy variadas situaciones en el transcurso de la vida,
finalmente podemos observar una coherencia.
Como crítica a Hegel cuestiona el supuesto sentido de la historia, pero la reafirma en
los individuos.
Se trata de una inmutabilidad que siempre produce el retorno a la misma vía, en tanto
cada uno solo tiene un camino adecuado para sí de un modo absolutamente singular.
En la Pág. 231, del texto citado se va a dar cuenta de que nuestro carácter es fijo e
inmutable.
Este carácter es el resultado de la pareja parental.
Todo plan que no sea consecuente con la voluntad que dirige nuestro destino, implica
tal forzamiento que solo podría traernos situaciones desgraciadas, ya que la voluntad
es el núcleo, y el ser en sí de los hombres.
Si hallamos una línea que situamos en la cosa en sí de Kant, la voluntad de
Schopenhauer, el sí mismo Nietzscheano, el ello Freudiano, no podemos dejar de
interrogarnos por el sentido gozado de Lacan. Pero debemos aquí recordar de que
precisamente: la voluntad no tiene sentido, el sentido es una respuesta a su presencia
acéfala.

3
1
Mann, T., Schopenhauer, Nietzsche, Freud, España, J. Editores, 1986, p.61
2
Schopenhauer, A., El mundo como voluntad y representación, Buenos Aires, 2003, Círculo de
Lectores, p.67
3
Lacan, J., El Seminario, libro 20, Buenos Aires, Paidos, 1981
4
Nietzsche, F., Así habló Zaratustra, España, Sarpe, 1984, p.28
5
Mann, T., Schopenhauer, Nietzsche, Freud, op.cit.
6
Freud, S., “Consideraciones de actualidad sobre la Guerra y la muerte”, en O.C., Buenos Aires,
Amorrortu, 1988, p.203
7
Mann T., Schopenhauer, Nietzsche, Freud, op.cit., p.232

Bibliografía:

Masotta Oscar: Sobre una inconsistencia. Escansión Nº 1 (en castellano). Ed. Paidós. Buenos Aires
1984.
Mann, Thomas: “Schopenhauer, Nietzsche, Freud”. P. y J. Editores. España 1986.
Nietzsche, F.: “Así habló Zaratustra”. Ed. Sarpe. España 1984.
Freud, S.: Consideraciones de actualidad sobre la Guerra y la muerte. Pág. 203. A. E. Amorrortu.
Buenos Aires 1988
Freud, S.: “Múltiple interés del psicoanálisis” (1913). Lopez Ballesteros. Buenos Aires.
Freud, S.: Conferencia 31: La descomposición de la personalidad psíquica. En Nuevas Conferencias
de Introducción al Psicoanálisis. A. E. Tomo XXII. Buenos Aires 1988.
Freud, S. “EL yo y el ello”. A. E. Amorrortu. Tomo XVII. Buenos Aires 1988.
Freud, S.: “Inhibición, síntoma y angustia”. A. E. Amorrortu. Tomo XX. Buenos Aires 1988.
Freud, S.: Conferencia 15: Incertezas y críticas. En Conferencias de Introducción al Psicoanálisis.
Parte II. El sueño. A. E. Tomo XV. Buenos Aires 1988.
Freud, S. Conferencia 18: La fijación al trauma y lo inconsciente. Doctrina General de las neurosis.
Conferencias de Introducción al Psicoanálisis. A. E. Tomo XVI. Buenos Aires 1988.
Freud, S.: Algunas notas adicionales a la interpretación de los sueños. (1925) A. E. Amorrortu. Tomo
XIX Buenos Aires 1988.
Freud. S. Moisés y la religión monoteísta (1937-1939) A. E. Amorrortu. Tomo XXIII Buenos Aires
1988.
Freud, S.: Carta 52. Fragmentos de correspondencia con Fliess (1896). A.E. Amorrortu. Tomo I
Buenos Aires 1988.
Kant, I.: Crítica de la razón pura. Ed. Porrua. Argentina 1998.
Deleuze, G.: “Kant y el tiempo”. Ed. Cactus. Argentina 2008.
Assoun, Paul Laurent: “La filosofía y los filósofos” Ed. Paidós. Argentina 1982.
Schopenhauer: “El mundo como voluntad y representación. Ed. Circulo de Lectores.
Lacan, J.: Seminario 4: La relación de objeto. Ed. Paidós. España 1994.
Lacan, J.: Conferencia de Ginebra, en Intervenciones y textos 2. Ed, Manantial. Argentina 1988.
Lacan, J.: Seminario 18: De un discurso que no fuera del semblante.
Lacan, J.: Seminario 19: “... Ou Pire” Inédito.
Lacan, J.: Seminario 20: “”Aún”. Ed. Paidós. España 1981.
Lacan, J.: Seminario 22: "R.S.I", 1974-1975, Inédito.
Miller, J. A.: “Sutilezas analíticas”. Los cursos psicoanalíticos de Jacques – Alain Miller. Ed. Paidós.
Buenos Aires 2011.
Miller, J. A.: Curso “Obra de Lacan”. Inédito.
Plotino: Enéadas. Ed. Losada. Buenos Aires 2005.
Platón: Parménides. Ed. Alianza. 2005.
Steiner, G.: Diez (posibles) razones para la tristeza del pensamiento. Ed. Fondo de Cultura
Económica. Buenos Aires 2007.
Torrijos Castillejo, D.: “La unidad y la multiplicidad en el pensamiento de Plotino”. Inédito.

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