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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

Amenhotep Übermensch

CRISTALES DEL ALMA

© Dibam N° 241526
14 de mayo de 2014

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

Mayo de 2014
Acerca del escritor
Amenhotep Übermensch es el pseudónimo del
creador de Cristales del Alma, su nombre real es Alfredo
A. Fuentealba Inostroza. Nació en diciembre de 1980 en
la ciudad de Concepción – Chile, donde habita
actualmente.
Proyectista eléctrico de profesión, ha recorrido a
lo largo de Chile y parte de América del Sur, producto
de su trabajo y otras vivencias, conociendo paisajes,
historias y aventuras populares narradas por cada
pueblo, las que en cierta forma han sido representadas
en algunas situaciones del libro.
La razón del por qué optó por este pseudónimo
fue el antagonismo que existe entre los dos nombres:
“Amenhotep” tiene relación con Amenhotep IV de la XVIII
dinastía egipcia, reinó entre periodos que datan en torno
al 1553 – A.c. En la época denominada como el imperio
nuevo de Egipto. Una de sus principales obras fue el
establecer como único Dios del reino a Atón, el disco
solar, considerándosele hoy en día como el posible
creador del monoteísmo en la historia de la humanidad.
El segundo Nombre “Übermensch” tiene relación
con la teoría del superhombre propuesta por el filosofo
Alemán Friedrich Nietzsche en donde el superhombre es
aquel que ha alcanzado el estado superior de la

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existencia. Considerando que los hombres no serian


más que el intermedio entre los primates y la excelencia
del superhombre. Calificando así a los individuos que,
habiendo superado la creencia en Dios y los
determinismos absolutos se concentran en crear su
propio sistema moral y se someten tan solo a él. Y al ser
cada individuo diferente del otro, los dogmas morales
impartidos por la sociedad o la iglesia no son los más
apropiados para todos.
Es por esta razón que al fusionar ambos
nombres se deja una sensación de libre albedrío sobre lo
que es bueno o malo, correcto o incorrecto de acuerdo al
criterio de cada lector. Invitándolo a razonar y evaluar
por si mismo las situaciones descritas en los textos.

Cristales del alma es el primer trabajo realizado


por Amenhotep Übermensch, en el que se relatan
cuentos y poemas divididos por dos secciones:

- Más allá de las Estrellas, para la sección de


Cuentos.

- De Amor y Desconsuelo, para la sección de


poemas y otros textos.

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En esta última sección, se relatan varias


situaciones de amor, alegría y desconsuelo, propias en
la vida Amorosa de cualquier individuo.

Dedicatorias

El libro está dedicado a todas las personas que


han llegado a sentir un amor abismante, de esos que
calan los huesos. De aquellos amores tan fuertes que
jamás conocieron el olvido y que guardan en el
maravilloso templo del recuerdo, cada imagen, cada
aroma, cada sensación de los momentos más hermosos
de sus vidas.

Agradecimientos
Agradezco a mi madre por darme la vida, a las
mujeres que alguna vez tomaron mi mano y caminaron
junto a mí en el camino de la vida. Sepan que en cada
estrofa hay un pedacito de ustedes y les deseo lo mejor.
A Raquel, por haber sido un amor inalcanzable
que mi alma de niño observó distante.

Quisiera agradecer en especial a mis amigas


Paula Calvo, de Santiago de Chile y Elvia Rodríguez, de
Dallas, Estados Unidos. Gracias chicas por alentarme
cada vez que decaía e incitarme a retomar una vez más.

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Claramente sin ustedes este humilde ramillete de


suspiros jamás hubiese sido compilado en este libro, y,
cada párrafo, cada oración, cada hoja escrita,
simplemente caería sin rumbo alguno de las copas del
árbol de la vida, ante el más desolado otoño.

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Cristales del Alma

La poesía no es más que el reflejo del alma esparcido


sobre una hoja de papel.
Suspiros de tinta y formas que hacen viajar por ellas a
aquella persona que se da el tiempo sentirlas, de leerlas
y volar en ellas, más allá de las estrellas.

Amenhotep Übermensch

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Índice

`öá TÄÄö wx Ätá XáàÜxÄÄtá (Sección de

cuentos)

Planeta Esperanza …………………………… 11


Lacus ………………………… 15
Despedida y Encuentro ………………. 18
El Sobreviviente ………………………… 22
Paseo Nocturno ………………………… 27
Julio ………………………… 31

Wx TÅÉÜ ç WxávÉÇáâxÄÉ (Sección de poemas

y otros textos).

Los Amantes ………………………… 36


Labios de Fuego ………………………… 38
Platónico ………………………… 39
De tu Ausencia ………………………… 41
Desconsuelo ………………………… 43
Esperanza ………………………… 44
Instantes de Amor ………………………… 45
Carta a una Amante ………………………… 46
A las dos de la Tarde ………………………… 47
Despedida ………………………… 49

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Más allá del Tiempo ………………………… 51


Obsesión ………………………… 53
Consultas para mi Alma ………………. 54
Consuelo y Deseo ………………………… 55
De Amores Fantasmales ………………. 57
Al Final de Túnel ………………………… 58
En Secreto ………………………… 60
A la Deriva ………………………… 62
Tánatos ………………………… 63
Después de tu Partida ………………………… 65
Sirena ………………………… 67
Me Pierdo ………………………… 68
Lobo ………………………… 69
Pasión Otoñal ………………………… 70
Entre Dormido ………………………… 71
Suspiria ………………………… 72
La Mustia Realidad ………………………… 73
Corazón de Humo ………………………… 74
Ansias de Ti ………………………… 75
Disfrutaba ………………………… 76
Aquella Flor ………………………… 78
Melancolía ………………………… 80
Identidad Diasociativa ………………………… 81
Resignación ………………………… 82
Primavera ………………………… 83
Sonrisa ………………………… 84

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El Luto de los Enamorados ……………….. 85


Oración de los Condenados ……………….. 87
Pasión y Fuego ………………………… 89
Misericordia ………………………… 90
Que Sepa ………………………… 91
Imaginándote ………………………… 92
Cuando Muere la Tarde ………………. 93
Carta Para Ti ………………………… 95
Buscándote ………………………… 97
Camino ………………………… 98
Un Puñado de Letras ………………………… 99
Juramento ………………………… 100
Niña ………………………… 101
No me Olvides ………………………… 102
Abril ………………………… 103
Doom ………………………… 104
Ilusiones Muertas ………………………… 105
14 de Febrero ………………………… 107
Creo en los cuentos de hadas ……… 109

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`öá TÄÄö wx Ätá XáàÜxÄÄtá


Sección de Cuentos

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cÄtÇxàt XáÑxÜtÇét

- Hola ¿cómo has estado? Hace tiempo que no te veía, ¿qué has

hecho de tu vida?

- Hola bien gracias. Bueno, de mi vida no mucho jajaja tan solo


estudiar y trabajar. No queda mucho tiempo para otras cosas. ¿y tú

cómo has estado?.

La chica lo observó con una cálida mirada y sonriente respondió:

- Bueno, en las mismas condiciones que tú, aunque de igual forma


trato de dejar un tiempo para escapar de todo. Caminar, disfrutar de

las personas a mi alrededor… Eso para mí es un soplo de vida que


me recuerda que soy humana jajaja.

Él la contemplaba sonriente mientras su cuerpo se quedaba tieso de


los nervios. Sí, estaba junto a ella es verdad. Pero debía contener las
ganas de abrazarla o que de su boca saliera alguna estupidez como

siempre pasaba cuando la veía.

La noche era fría, pero qué importaba, estaba junto a ella. Un


cigarrillo, otro y otro más, intercambio de sonrisas que expresaban
cordialmente lo a gusto del momento.

- ¿sabes? estoy escribiendo un libro, bueno aún es solo una idea, pero

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va bien encaminado.

- ¿de verdad, y de qué trata?

- Se llama Planeta esperanza. Trata de un tipo que nunca se atrevió a

decirle a una chica cuanto le gustaba, quizás por la timidez o por


miedo al rechazo y el tiempo se encargó de distanciarlos dejándolo

con todo lo que le quiso decir guardado entre sus labios. De alguna
forma intentó decírselo, con poemas, canciones y otras cosas, pero no

fueron suficientes.

La chica lo observaba atentamente. Tenía frío, lo decía a gritos la


posición en la que estaba con sus brazos, sin embargo, por alguna

razón aún estaba ahí, escuchando cada palabra de él.

- Se nota interesante – dijo la mujer. ¿pero por qué el nombre de


Planeta esperanza?

- Bueno, como el tipo este nunca más le habló ni la logró ver, su


tristeza rebozaba por los poros. Así que como consuelo para su alma
creó un mundo paralelo a éste en sus sueños, al que llamó Planeta

esperanza. En el estaban ambos reunidos y el sol de su despertar en

el alba resultaba ser el brillo de su mirada, en este mundo él era feliz


junto a ella.

El brillo en sus ojos no lograban ocultar la emoción que sentía a

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medida que avanzaba en su descripción del texto que escribía, era

como si de a poco alivianara su propia cruz.

- El problema que tenía era que cada mañana debía volver a la cruda
realidad, miraba a su alrededor confundido, hasta aceptar que estaba

en el mundo real y nada de lo vivido durante su sueño se ajustaba a


este. Y así recorre varias aventuras durante todo el texto.

- ¡Wow! Parece entretenido, espero que se te ocurra un buen final

para tu libro.

- No si el final ya lo tengo, de hecho lo pensé mientras hablábamos.

- ¿Ah sí? ¿y se puede saber cómo termina? Consultó la mujer con


rostro de interesada en la historia.

- Bueno, al final el tipo se encuentra nuevamente con la chica en la

realidad y entre la conversación le cuenta que escribe un libro. Y con

eso, indirectamente le anuncia que los poemas, las palabras bonitas y


todo lo que hacía era para ella, que ella era su vida, su ángel
inalcanzable.

Me tengo que ir, fue un gusto verte de nuevo. Adiós.

La chica quedó pensativa, con un “espera” reprimido en sus labios


mientras veía desaparecer lentamente entre la noche la silueta de

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aquél hombre que había estado junto a ella contando tan peculiar

historia.

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_tvâá

No necesito mayor guía en mi camino que el brillo de tus ojos

La luz de tu sonrisa para iluminarme, y las notas de tu voz para


calmar mi alma...

Esas eran las palabras precisas para ella aquella noche junto al lago,

pero como siempre reinó el silencio.


Había pasado mucho tiempo mi pecho bajo la lluvia y la oscuridad

desolante del olvido como para que aquellos pequeños brotes que
estaban sobresaliendo del musgo que cubría mi alma pudiesen

mostrar una aromática y hermosa flor.

- ¿Que pasa? - me dijo sonriente.

La miré a los ojos dulcemente sin que saliese palabra alguna de mi

boca mientras el reflejo de la luna sobre el lago hacía de la escena


algo de ensueño.

- Mira las ventanas de mi alma! - pensé. En ellas veras el eco de los

gritos de mi pecho ansiando el cobijo entre tus brazos. Mira mis


labios temblorosos, incapaces de decir nada, desando impregnarse de
la miel de los tuyos.

Cojí un cigarro de prisa y me perdí en el silencio. La escena era

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demasiado bella como para volver a arruinarla con la torpeza de mis

palabras.

Tomé su mano suevemente y observé las estrellas mientras la luna nos


cubría con el manto de su luz.

Ella se durmió en la orilla del lago. Yo cojí unas ramas secas e

improvisé una fogata para que con sus llamas abrigase su cuerpo y
no sintiera frío. Me quedé a su lado sin dejar de observarla atento...

Se veía tan llena de paz, tan pequeña, tan bella, tan suave y delicada
que podría ser la envidia de cualquier estandarte de la naturaleza

florecida en el entorno...

Ariana: esta noche seré el guardián de tus sueños pensé mientras la


observaba dormir plácidamente.

Cuando por fin despertó, se levantó y me dijo con voz un tanto tierna

- Agnus, siento frío -

La abracé deprisa y le dije, siente la calidez de mi alma, ella


aguardaba para poder abrigarte en este manto de estrellas.

Observé su rostro con el afán de buscar sus labios, mas no fue


posible. Quizás, ya era tarde para eso.

Cojí su mano y caminamos por el bosque rumbo al lugar en el que

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habitábamos temporalmente.

No volví a ver a la hermosa Ariana. Solo pude apreciar su imagen en

el brillo de la luna, o en el suspiro de algún recuerdo...

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WxáÑxw|wt ç XÇvâxÇàÜÉ

Mi copa no está vacía, sino repleta de recuerdos tuyos y míos…

Ya habían pasado varias semanas desde que se había declarado la

guerra entre ambas naciones, Herbert y su esposa Clarise lidiaban a


diario con los sonidos de las sirenas que anunciaban posibles

bombardeos de las tropas enemigas. -¿hasta cuándo durará esta


tragedia mi querido Herbet? - decía Clarise mientras se abrazaba a

sus piernas como una niña asustada, él frotaba suavemente sus


cabellos como queriendo hacerla sentir que todo estaba bien, pero en

el fondo sabía que eso no sería así. La muerte podía sentirse en cada
respiración, en cada sonido de explosión a lo lejos, en cada disparo y

grito de guerra… No, definitivamente nada estaría bien y bien sabía


que ellos no podrían hacer nada para impedirlo.

Con el rostro frío Herbert solo permanecía erguido en su asiento sin

mencionar ni una sola palabra y a la vez, acariciando el rostro de


Clarise para secar sus lágrimas. – Todo estará bien amor - le decía
con tono suave. Ella lo miraba intentando creer en las palabras de su

esposo liberando una discreta sonrisa de sus labios para él.

Herbert tomó su mano mientras susurraba en su oído – Anda


pequeña, sé buena esposa y tráeme la mejor botella de vino que
encuentres en la cava, yo podré una bella tonada en el tocadiscos

para que nos relajemos y olvidemos este mal rato ¿te parece mi vida?

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- ella entendió el ánimo de su esposo de mantenerla a salvo del

miedo y accedió sonriente.


Herbert se detuvo un instante a ver cuál de todos los discos que

poseía en su colección era el que más notaba que le agradaba a su


esposa y lo hizo sonar en el viejo tocadiscos, la armonía se sentía en

el ambiente a pesar de todo lo malo que ocurría fuera de la casa. Se


dispuso a poner la mesa y decorarla con algunas flores para ella, mas

una rotunda explosión se escuchó del lugar donde se situaba la cava


de vinos… -Clarise!!! – Gritó con desesperación. – Mierda, mierda,

no, no, no por favor que no le haya pasado nada!!- se decía a si


mismo mientras corría a toda velocidad hacía el lugar de la

explosión. Entre las ruinas, se encontraba el cuerpo aplastado de su


esposa. Con lágrimas en los ojos sacó cada trozo de escombro de su

cuerpo para abrazarla con fuerza, sus manos acariciaban su rostro


ensangrentado, ella lo veía e intentaba hablarle, pero la sangre que

brotaba de su boca no la dejaba. –Tranquila mi vida, no hables.


Todo estará bien, ya verás cómo sales de ésta – le decía mientras

caían sus lágrimas y se confundían con la sangre que manchaba el

rostro de su amada. Ella con sus últimas fuerzas acarició el rostro de


su esposo y cayó en el sueño eterno llamado muerte. – Clarise,
Clarise mi vida, mi cielo - decía el atormentado hombre mientras

abrazaba el marchito cuerpo de su amada esposa. La lluvia caía

sobre ellos y la sangre se confundía entre el ropaje de ambos


amantes. Herbert desconsolado, durmió aquella noche al lado de a
quien en vida lo fue todo para él, para el otro día con el más

profundo dolor cavar una tumba detrás de la casa donde yacerían los

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restos terrenales de su fiel compañera. Nadie los acompañó en aquel

momento amargo, solos estaban cuando se conocieron y solos


estuvieron en su despedida.

Pasaron los días pero Herbert no podía conciliar el sueño y


claramente jamás fue el mismo. Sumergido en el alcohol podía pasar

semanas enteras escuchando el disco de Edith Piaf que tanto le


gustaba a su esposa. – Mi copa no está vacía, sino llena de recuerdos

tuyos y míos, mi amada esposa – Decía mientras acariciaba el retrato


de Clarise. – Mi vida, amor mío, solo en ti he conocido la felicidad

hecha mujer. Dichosos fueron nuestros cuerpos cuando las sedosas


sábanas fueron testigos de la pasión y el deseo del que renacía el

amor cada noche entre tú y yo… Si tan solo yo no te hubiese pedido


la botella de vino, o si al menos hubiese ido yo – le decía al retrato de

su amada sollosiento y empapado en dolor. Golpeó con fuerza la


tierra mientras las lágrimas caían insosteniblemente de sus ojos…

Cogió otra botella de vino y su antigua arma, dio unas vueltas por las
calles aledañas con la mirada perdida en la nada y volvió al patio

trasero donde se hallaba la tumba de su esposa, sentose frente a la

tumba y mientras abrazaba la fría lápida le recitaba:


Abrazado a tu cama de piedra
Heme aquí ante la lluvia fría

Arrancando de dolor la hiedra

Que se apoderó de las flores


Cuando partiste aquél día
Porque desde que tú has partido

Nada para mí ya tiene sentido.

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Te pido amada me perdones

Pero sin ti soy un cobarde


Difícil es lo que he vivido

Sin ti mi pecho ya no arde


Ni disfruto sensaciones.

Anda, deja que me quede a tu lado


En este frío lecho de paz eterna

Cuando el trueno de mi arma


Emita su última descarga

Y en esta triste letanía


Mi alma se encuentre junto a ti

Aunque sea en silencio


Donde ya no existen el tiempo ni los días.

Un fuerte disparo rompió el sonido de la lluvia y Herbert dejó de

existir. Su cuerpo yace marchito abrazando el lecho eterno donde se


encuentra la única mujer que algún día amó: Su amada Clarise.

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XÄ áÉuÜxä|ä|xÇàx

Había despertado hacía solo unos momentos de un largo sueño.

Trozos de escombros aún se encontraban sobre mí. Aplastado entre


tablas, muebles y otras cosas, de alguna manera pude sobrevivir a la

catástrofe que ocurrió, mas no recordaba bien que era lo que


realmente había acontecido un par de días antes para que todo a mí

alrededor se hubiese transformado de un momento a otro en solo


ruinas y vidas humanas marchitas. Con el cabello tieso por la sangre

que en ese entonces seca sobre mí, con unos cuantos hematomas y
cortes ligeros sobre mi cuerpo me senté sobre lo que quedó de un

corta fuegos del edificio en el que vivía, saqué uno de los pocos
cigarrillos que portaba entre mis vestimentas y miré a mi alrededor,

realmente sentí miedo al preguntarme a mí mismo -¿y ahora qué?-


deseaba de alguna u otra manera recordar qué estaba haciendo en

aquel momento en cual todo se derrumbó mi hogar, quiénes estaban

conmigo y si alguno de ellos como yo, logró también sobrevivir a tan


horrible tragedia.
Una rotunda nostalgia y sufrimiento se apoderó de mí cuando entre

las ruinas logré divisar la mano de una mujer, esta tenía un anillo

que de alguna u otra forma lograba reconocer mi subconsciente.


Caminé de un lado a otro intentando recordar qué, cómo y cuándo
fue que conocí a tal mujer de la cual ni siquiera pude en ese momento

ver su rostro producto de la gran cantidad de escombros que

sepultaban gran parte de su cuerpo.

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

Al cabo de unas horas caminando de un lado a otro logré comenzar a

recordar algunas cosas anteriores a la tragedia. Supe que mis padres


vivían cerca de mí, aunque era imposible que hubiesen permanecido

con vida ya que los viejos edificios en los que habitábamos ya no


existían y en su lugar solo se encontraba una horrible planicie

decorada de escombros y carne muerta. A cada paso que daba me


entristecía más, en aquél lugar no existía ni una sola señal de vida

más que el sonido de mi propia respiración.


Caminé hacia el río que estaba cerca de lo que fue mi hogar para

beber algo de agua, posterior a esto me senté junto a el y detuve mi


mirada fija sobre el cielo. En ese preciso momento mi mente

retrocedió y logre recapitular algunos hechos que hasta ese entonces


se hallaban perdidos en mi mente sin darse a conocer.

Sábado 14 de mayo de 2011, fue en ese día cuando por fin tuve la
oportunidad de hablar con la mujer que habitaba en mi pecho desde

hacía un par de años atrás. Ocurrió en la fiesta de cumpleaños de


una amiga a la cual ninguno de los dos sabía que teníamos en común,

como sea, ella y yo por fin estábamos juntos y después de tanto

tiempo, yo pensaba que merecía la oportunidad de estar con ella tras


tan largo tiempo de espera. Aún no transcurría una semana desde
nuestro primer encuentro amoroso, pero yo sonreía cada vez que

divisaba a lo lejos su rostro angelical acercándose hacia mí.

Viernes 20 de mayo de 2011, Nuestro despertar fue diferente al de


otros días. Por el noticiero de la radio anunciaban que un hombre de
religión anunciaba el fin del mundo para el día siguiente a ese, que

algunos hombres afirmaban su teoría y otros discrepaban con ella

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

rotundamente. La mire fijamente a los ojos y le susurré al oido con

ternura: - No sé si el mundo se acabe mañana o no. De ser así, quiero


que sepas que eres la mujer más hermosa que he conocido, y que has

estado desde hace mucho en mi corazón, incluso antes de conocerte


dijera. Mi deseo más profundo es ojalá volver a encontrarme contigo

bajo otras condiciones en alguna especie de otra vida posterior a


esta... Ich liebe Dich!- Ella me miro sin decir nada, solo me abrazó

con fuerza y me dio un maravillo beso, después nos dirigimos cada


cual a su trabajo, como era la rutina de nuestro día a día.

21 de mayo de 2011, 03:07 am, algunos vecinos nos despertaron


debido a sus gritos de nostalgia y desesperación. El país de Italia

completo se había hundido y ya no existía más. En la ciudad de


Santiago cayeron bolas de fuego sobre los edificios incinerándolo

todo, llevados por el pánico operadores de industrias de nuestra


zona, como son Oxiquim S.A. y Geogia Pacific S.A. realizaron malas

operaciones en sus procesos liberando toneladas de gases y


compuestos químicos mortíferos para la vida humana, los que se

estaban desplazando como una espesa neblina de tétricos colores

sobre la población, acabando con la vida de miles de personas.


La energía eléctrica en las ciudades cercanas fue cortada por razones
de seguridad, desorientados ante tal oscuridad nos abrazamos en

silencio por un tiempo prolongado. La tierra sintiose desgarrar bajo

nuestros pies y en menos de un minuto nuestro edificio se comenzó a


sacudir de una forma brutal. Las cosas cayeron al piso y el sonido
era estremecedor. En un corto lapso el edificio se comenzó a

desplomar cayendo nosotros junto con el.

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

Ahora entendía quién era aquella mujer, que con solo ver su mano me

había provocado tal nostalgia, y como era de esperar una angustia


mayor se apoderó de mí.

No deseaba vivir como un espécimen del cual no existiese otro en la


tierra, estaba tan acostumbrado a luchar en contra de la sociedad

establecida que sin darme cuenta, esta formaba una gran parte de mi
vida. Comencé a pensar que en muy poco tiempo me volvería insano

mentalmente, y moriría sumergido en la más completa locura. En ese


instante decidí optar por llevar voluntariamente la misma suerte que

el resto de los que conocí y amé mientras estuvieron con vida,


dejando de existir yo también en el mundo. Intenté uno y otro método

para acabar mi camino de forma brusca y repentina, mas ninguno


funcionó.

Un poco más calmado, me dispuse a dar un sepulcro digno a quienes


cuando estuvieron con vida amé con devoción, para último lugar dejé

al amor de mi vida por el motivo de querer estar un tiempo más


prolongado junto a ella, recordando el corto pero maravilloso tiempo

que pasamos juntos. Y así, retiraba lenta y delicadamente los ladrillos

y restos de hormigón que aplastaban su cuerpo.


Grande fue mi sorpresa al ver el cuerpo de un hombre junto a ella, -
¿era entonces que no estábamos juntos cuando sucedió todo, de ser

así quién carajos era este hombre que la abrazaba?- Continué

retirando los escombros mucho más rápido para lograr ver quién era
este individuo y cuál era el papel jugaba en esta historia.
Para cuando logre descubrir los cuerpos sentí miedo de dar vuelta el

cuerpo de este hombre y divisar su rostro, caminé un rato

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

apartándome de ellos mientras fumaba otro cigarrillo y conseguía

calmarme. Pude armarme de valor unos minutos más tarde, y volví


donde ellos, bruscamente lo voltee para lograr reconocer el rostro de

aquel infame, pero, grande fue mi sorpresa al encontrarme cara a


cara con él. Restregaba mis ojos una y otra vez para convencerme de

su identidad hasta que por fin lo acepté, era yo. Había muerto junto
a ella abrazado; tal y como divisaba en el último instante que poseía

de mis recuerdos.

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ctáxÉ aÉvàâÜÇÉ

Va pasando el tiempo y no da señales.

¿Habrá desaparecido de la faz de la tierra?


Tal vez no. Quizás tan solo desapareció de mi vida, pensé…

Cogí mi antigua chaqueta de cuero y vi como mi rostro disimulaba


casi con total naturalidad ante el espejo, aquella angustia que

algunas veces me sobreponía.


Su expresión era fría e indolente, realzando una imagen de casi

intocable...
Un cigarrillo, la chaqueta sobre el hombro fueron la compañía que

necesitaban mis pasos


para perderse ante la niebla y la oscuridad de aquella noche…

Miré al cielo y estaba vacío, tal y como sentía a mi alma en ese


instante.

En mi camino, solo iluminaban los frascos de luciérnagas que

colgaban de los postes…


Sí, la noche era fría, mas resultaba cálida comparada con la frialdad
que sentía dentro de mí…

Al rato, una anciana que se encontraba a la orilla del camino me


pidió un con voz suave un cigarrillo a lo cual asentí con la cabeza.
Cogí uno de mi cigarrera y continué mi camino…

¡Espera! – Me dijo la anciana con voz alta.

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

Me di la vuelta y respondí mirándola fijamente: -¿sucede algo?-


Podía ver la preocupación de la anciana en su rostro sin que

emitiera ni una sola palabra.

- Debes salvar a tu corazón de esa angustia que recae en el.


Eres joven ciertamente, pero las arenas de tiempo caen velozmente en

el reloj de la vida del hombre… Tan rápido que cuando te des cuenta
ya te estarás despidiendo de ella. –

- ¡¿Angustia?! , ja! Eso no está permitido para mi frío corazón

de hielo.- Respondí mientras me daba la vuelta para seguir con mi


camino.

- Puede que tu rostro se muestre indolente, pero las ventanas del

alma no mienten y en las tuyas resaltan pidiendo a gritos que de dejes


de hacerte el ciego, que escuches su voz, que atiendas su llamado…

No puedes pasarte la vida caminando sin sentido, forzándote a creer

que nada pasa dentro de ti.


Tu corazón puede ser frío y duro como el hielo, pero recuerda que el
hielo cuando cae sobre una superficie dura también se rompe. Y

muchas veces sus fragmentos podrían ser lo suficientemente filosos

como para cortarte.-

No tenía sentido seguir discutiendo con ella sobre lo que me pasaba o

no, después de todo era la primera vez que nos veíamos. Así que seguí

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

con mi camino para no tener que escuchar los consejos que me daba,

como si me conociera de toda la vida…

Al cabo de unas horas, me senté sobre una roca a la orilla del río.
Siempre me calmaba el sentir el sonido del agua y ver el reflejo de las

luces sobre él.

Pasó un tiempo y no pude evitar en pensar sobre lo que dijo la


anciana.

Al analizarlo y compararlo con mi vida, mis ojos brillaron de tal


manera cual estrella resalta de las otras en el cielo… Entonces la

lluvia cayó durante un tiempo. Luego suspiré, cogí mi chaqueta,


encendí otro cigarrillo y sonreí… Era tiempo de retornar tras mis

pasos y volver a casa…


En el camino deseaba encontrarme con la anciana nuevamente para

darle las gracias y decirle cuánta razón tenía, pero ya no estaba.


Me senté en la solera del camino un instante, recordando las

palabras que aquella dulce viejecita, unas horas atrás sin durar me

habría indicado.
Pasaron los minutos y pude observar que cerca del lugar donde me
encontré con ella, se hallaba una pequeña casita blanca; la que

curiosamente fui a ver. Las velas estaban apagadas, cubierta de

ramas, telarañas y basura.


Mi curiosidad fue tal que comencé a descubrir con mis manos tan
desolada construcción.

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

Grande fue mi sorpresa al ver una vieja fotografía dentro de ella, era

la anciana. Su rostro se mostraba amable reflejaba cierta alegría en


él.

Tomé la fotografía con mis manos para llevarla a la luz donde pude
leer lo que tenía escrito en ella.

Caí de rodillas al lograr ver sus palabras que decían: “nunca dejes
de sonreír”. Leí la frase una y otra vez, y mi regocijo fue enorme

ante la lección que aquella dulce persona me había dado.


Limpié su animita, encendí sus velas y me senté a su lado un

momento, para luego con alegría volver a casa…


Desde entonces la recuerdo con cariño, cuando paso por aquel lugar

me detengo a saludarla y a contarle cómo me ha ido...


Ella, como es lógico no me responde, pero estoy seguro que desde

algún lugar me observa sonriente al saber que seguí sus consejos y mi


vida cambió.

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

]âÄ|É

Era de noche y llovía. Julio, un niño de 10 años observaba silencioso

por una ventana… Podía sentirse en un sitio cálido y confortable,


pensaba mientras reía.

Al otro lado de la ventana se acercó una niña un tanto curiosa que lo


observó durante algunos instantes y le sonrió cortésmente. Su padre

sintió extrañeza de ver tanto tiempo a su hija en la ventana y salió en


su búsqueda… Al llegar a ésta, pudo divisar el rostro manchado de

barro de un niño harapiento y empapado por la lluvia… Indignado,


sacó de un tirón a su hija de la ventana y cerró bruscamente la

cortina. Julio dio media vuelta sonriendo bajo la lluvia, cogió su


morralito en que guardaba sus sueños e ilusiones, además de un

cuaderno donde los escribía muy precariamente, ajustándolo al cual


quisiese fuese su futuro… Caminó cuadras enteras mientras sonaban

sus tripitas por el ayuno involuntario; al cabo de un rato se halló

frente a la vitrina de un restaurante lujoso, con garzón de etiqueta y


todo, así como en las películas, pensó… Detrás del restaurante estaba
el tacho de desperdicios del mismo, Julio sonrió y se acercó a el con

un trozo de cholguan que imagino como charola… - ¿Qué desea

pedir?- Díjose a sí mismo cortésmente mientras soñaba estar en un


sitio muy lujoso y aromático. – Tráigame la especialidad de la casa y
su mejor vino- se contestó, acomodándose para comer los desechos

de comida que encontró en aquel tacho… Julio miró al cielo bajo la

31
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

fría lluvia y sonrió mientras permanecía sentado en la solera, junto a

su charola de cholguan.
Era tarde, y Julio notó sus ojos cansados… dejándose caer con un

rostro sereno bajo la mampara de una iglesia hasta el amanecer.


A la mañana siguiente cogió su morral, sacó su cuaderno y un lápiz

un tanto maltrecho, al que sacó punta con sus dientes para dibujarse
dentro de la casa de aquella niña que le sonrió, formándose una idea

de la vida familiar y sonrió… Posterior a esto dibujó aquel


restaurante donde comió, solo que vacío… Los garzones se hallaban

en la calle atendiendo a niños como él con los mejores manjares, que


éstos disfrutaban alegres junto a las personas que estaban

anteriormente en el local, solo que el dibujo acompañaban a los niños


sentados en las soleras… Al terminar, Julió apreció su dibujo unos

instantes, miró al cielo y sonrió…


Unos minutos más tarde, cogió su morral para caminar hacia una

pileta donde lavó su rostro y peinó sus cabellos con sus dedos, estaba
listo para ir a la escuela… Un tanto sigiloso por la última vez que fue,

en la cual el inspector le lanzó agua y echo fuera del lugar, saltó el

cerco de la escuela y se escondió tras un arbusto para observar por la


ventana, desde donde veía la clase atento… Así fue día tras día hasta
que aprendió a contar.

Feliz se iba por las calles contando arboles, autos, pasos y todo lo

que se le atravesase a su paso, cogió su morral y se dispuso a dibujar


en su cuaderno una sala de clases en donde él era el maestro y hacía
actividades en conjunto con su clase para enseñar a quienes no

32
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

podían asistir a la escuela… Julio observó su dibujo y sonrió

mientras se acomodaba para dormir en los arbustos de un parque…


Mientras dormía, unos niños le dejaron una caja con temperas de

múltiples colores y unos pinceles, silenciosamente para no


despertarlo… Al abrir los ojos se encontró con su obsequio, miró una

y otra vez de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, mas a


nadie halló, una vez más Julio miro al cielo y sonrió.

Julio se marchó sonriente por las calles dibujando rostros de alegría


y nubes en los muros más lúgubres que hallaba a su paso… La lluvia

cayó nuevamente y Julio se cobijó bajo el umbral de una gruta en la


que se hallaba un Cristo crucificado con gesto de sufrimiento, este lo

observó y sacó de su morral las temperas de colores con las que


mezcló el color de su piel, borró sus heridas y le dibujó un rostro

sonriente… Una vez terminado, lo observó nuevamente y sonrió para


luego abrazarlo con fuerza como quien abraza a un ser amado y

dormitó bajo sus pies…


Al salir el alba como era su costumbre arregló su ropaje harapiento y

aseó su rostro para ir a la escuela, feliz apreciaba el canto de las

aves y su vuelo mientras soñaba que era un piloto que desde su avión
dibujaba arcoíris en el cielo para alegrar la vida de la gente, corría y
saltaba sonriente ante la vida hasta el momento en que al cruzar la

calle frente a la escuela un camión acabó trágicamente con su vida en

un accidente…
Tristemente, esa fue la última vez que pude ver a Julio. No obstante a
través de los años, aún siguen vivas las sonrisas que dejó plasmada

33
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

en las murallas de la cuidad, invitándonos a soñar y sonreír a pesar

de las adversidades que encontremos en nuestro camino…

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

Wx TÅÉÜ ç WxávÉÇáâxÄÉ
Sección de Poemas y Otros textos.

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

_Éá TÅtÇàxá

Tan solo abrázame...

no preguntes nada
y entrégate a mí...

Se mi hada...
Quiero embriagarme con el néctar de tus labios...

Para que tus senos me muestren el camino al paraíso.


Cautívame y llévame hasta el cielo mujer con tu hechizo.

Donde ya nada importe nada

ni el mañana, ni el consuelo..
porque será esta noche cuando bese tu alma

para elevarme al cielo,


y sobre tu cuerpo el mío sentirá el desvelo

y obtendrá por fin su tan anhelada calma...

Porque esta noche serás mi hada


y volaré lejos del suelo

Sobre una nube de placer,

en búsqueda del cielo.


Ámame!!
Y aunque todo ésto sea tan solo un sueño,

Quiero llegar esta noche a ser tu dueño...

Que tus labios me indiquen el camino,

36
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

para perder el rumbo en mi destino.

Embriagarme y ámame!!

Abrázame con el perfume de tu ego


y luego..

Tan solo ámame y calla!!

Porque el fuego no está donde se busca,


sino donde el alma lo haya...

Serás para mí el bocado

que me invite en el amor,


Al placer del pecado.

y junto a ti me alejaré de lo eterno...


por amarnos esta noche...

Arderemos en el infierno.

37
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

_tu|Éá wx yâxzÉ

¿Y qué importa que llueva?


Si es tu fuego el que necesito
Si es por ti por quien me derrito

Y sin ti no existe algo qué me mueva


Abrázame en el jardín de tus brazos, hermosa Eva

Y despierta el sol en mí sobre esta tierra


Abrázame y detiene el tiempo en tus labios.

Elévame al paraíso, aléjame lejos de esta era


Porque solo tú tienes el poder de convertir mi cuerpo en fuego

Porque cuando estoy contigo es cuando realmente me elevo


Porque solo en tus ojos encuentro el cielo.

Porque en mi oído un suspiro tuyo me hace sentir vivo


y te abrazo, te muerdo, te beso, te miro

Y te proclamo mi reino, mi gloria y mi delirio

Te beso, te abrazo y suspiro


Y grito a los siete cielos que yo ya si ti
Definitivamente, no existo, no vivo.

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

cÄtà™Ç|vÉ

Un día más, otra noche


En aquel espacio vacío

sigo como ayer, o como hoy


En el mismo viejo cuarto…

dibujando, imaginando,

Amando tu presencia inexistente


Una vida juntos modelando

Sonriendo, disfrutando…

Ni yo sé por qué aún no me voy


Y aún te comparo con el rocío

Con el alba, con mi calma

Aunque nunca estés presente


Aunque siempre estés ausente
Aunque a veces me amargue

Y de tanto esperarte esté harto.

Vuelvo a recordar el roble color


Que reposa en la almendra tus ojos

Que distante entre miradas ocultas me buscaba

Aquella chica que yo siempre quise, deseaba

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

¡Oh marinero sin destino, sin rumbo!


¿Qué fue de ti cuando en el faro de su sonrisa

Encallaste tu barco?

Cae la lluvia, la noche y el sol se hace canción


Pasa la vida, el camino, y el tiempo

Mas por aquella mujer, como tu barco


Seguiste encallado, perpetuo y sin uso de razón

dominado por el más puro sentimiento,


En la misma espera, bajo el mismo recuerdo

que hoy hace retumbar glorioso en el cielo


que como ayer, como hoy el mismo, de tu viejo corazón.

Qué será de ti cuando llegue el final del camino y aún en tu último

suspiro sigas clamando lo que no está, lo que vuestro camino te ha


negado, aquello que jamás te fue ofrecido...

Sonrío mientras pienso y la realidad desvío

pues no estás aquí, pero a la vez, al lado mío.

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

Wx àâ TâáxÇv|t

Ahora que se ha ido el sol,

Se abraza fuerte en mí,


La ultima brisa cálida de la tarde.

Tu luz… Ya no está

Se ha ido…
Se ha ido oculta en una sonrisa

Distante en la mañana,
O en el ya inexistente trino de las aves

Que anunciaban tu llegada.

El resplandor de tu mirada
Se aleja entre las nubes;

Y más nada puedo hacer…

Acompañado por el silencio,


Inhalo aquel pestilente aroma
Perpetuado por el recuerdo

Que dejó plasmado en mi alma

El reflejo de tu sonrisa.

¡Oh mi Dios!

Cuan corto es el tiempo

Bajo el celo de una caricia,

41
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

Cuando del roce de los cuerpos,

Y el ardor de los amantes


Se construye beso a beso

Aquí en la tierra, el cielo.

Se ha ido el sol… Y la soledad,


Toma su reino ante la oscuridad,

Invitándome a caer enardecido,


En el consuelo indómito de la locura.

Cuando mi cuerpo se desvanece,

Y en el suspiro de un sueño
Vuelo hacía ti,

Aún sin esperanza de hallarte


O que me halles.

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

WxávÉÇáâxÄÉ

A veces me deprimo solo

la lluvia a mi andar, genera trinos


Sollocientos de amargura inexplicable

¿A dónde van mis pasos?


ni yo mismo lo sé... Solo camino tras la bruma espesa de la vida en

búsqueda de un respiro, una brisa cálida o algo que mitigue aquél


melancólico manto que cubre mi alma, bajo una espesa niebla de

suspiros que me impiden ver la vida más allá de aquél dolor sin
motivo alguno que penetra hasta mis huesos y me invita a

deambular... Sin esperanza Alguna...

43
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

XáÑxÜtÇét

Podría sonar conmovedor

volver a escuchar sus latidos


el tronco muerto está vivo

he oído su corazón.
El tiempo no lo ha extinguido

ha sido todo un error


pues puedo escuchar sus latidos

su pecho entonar su canción.


Del tronco viejo y reñido

un brote nuevo salió


y en medio de tanto alarido

el sol sus rayos brindó


El tronco muerto ha vivido

de verde éste se vistió

y dicen algunos testigos


que al alba por fin floreció.

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

\ÇáàtÇàxá wx tÅÉÜ

Un sueño...

Tan solo eso...


un breve espacio de sonrisas corporales que danzan al compas de los

versos al unísono recitados en la unión de aquellos labios.


Sobran las palabras cuando son las manos las que se comunican en

un cuerpo ajeno y se embriagan en el mágico elixir del deseo...


¿qué importa el mañana?

¿Qué importa el qué seremos o qué fuimos?


El presente es pasado y el mañana aún no llega...

Tan solo tenemos este corto instante de alegría que se deshoja y


florece una y otra vez, para volver a nacer en distintos colores... una

y otra vez bajo una misma piel...


No me importa dónde estuve, dónde estamos ni estaremos.
Pues estoy junto a ti en el ahora... Y eso es lo único que cuenta...

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

VtÜàt t âÇt tÅtÇàx

Aunque elegimos de antaño caminos distintos en la vida que la moral

nos incita a respetar, el corto tiempo que paso a tu lado se torna


cómplice ante nuestros ojos.

Y es este breve espacio que la vida nos regala, aquello que para el
común de los seres es tan solo el destello de un sueño, para mi es la

única realidad que estoy dispuesto a aceptar.


Porque es junto a ti, Rebeca, donde tardíamente el destino me mostro

que era con quien debía estar. Porque cuando te veo entrar en forma
misteriosa en nuestro escondite, es cuando florece en mi la

primavera, y al unirse nuestros cuerpos en la gloria... Pareciera que


el sol brilla solo para nosotros y su calor se hace notar.

Tarde tras tarde te estaré esperando, en ese breve espacio que


arrebatamos al camino normal de nuestras vidas, para darnos

nuestro propio tiempo y espacio... Que es donde florece el amor

oculto de las miradas juzgantes y los dogmas que la sociedad tiene


para aquellos que hemos encontrado el amor fuera de aquello que
hicimos nuestro hogar.

46
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

T Ätá wÉá wx Ät àtÜwx

Una y Otra vez

ven encanto mío, ven a embriagarme


Con el resplandor de tu mirada

Porque tú eres luz,


Y te confieso mi hada

Que en el brillo de tus ojos


Es donde se derrite mi cuerpo de cera

Y a gritos bajo el trino de tu voz


Mi cuerpo pide que hagas

de él lo que quieras,
cuando la moral se torna absurda

y la rebeldía pasionaria
te despoja de tus bragas.

Castillo sublime del trovador errante

En la magia de tus brazos deseo hallar


Lo que en otra no he de encontrar
Idiotizado bajo el acorde trino de tu voz

Y el ardor de tus labios de miel

Deseo que mirada en la dulce lluvia de esta tarde


Me inviten a soñar ese mundo ajeno
Donde solo estás tú y yo

Cuando el mundo ante nosotros se torna ajeno

Donde la muerte es el despertar

47
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

¡Vamos mujer! Olvídate del mundo

E invítame a soñar
Que en tu cuerpo y en tu pecho

Es aquel lugar en el que yo deseo estar.


Lujuria, trastorno y desenfreno…

Junto a ti, todo se me hace bueno


Y es contigo donde quiero estar…

48
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

WxáÑxw|wt

Heme aquí…

Con la mirada fija ante la nada,


Cayendo en lo más profundo

De la eterna oscuridad.

Cuando el jardín de la vida no es más


Que un puñado de flores marchitas…

Todo se vuelve gris ante mis ojos


Un retoño de ilusiones muertas.

Donde no florece esperanza alguna


Y el otoño se hace eterno.

Ante mí; discreta en la penumbra está,

La susurrante letanía de mi alma

En agónicos lamentos de humeantes suspiros.

Distante está el ardor de aquellos cuerpos amantes de antaño

Que se burlaban de las noches de invierno más frías

Cuando el fuego de la pasión ardía


Y la oscuridad en medio del placer se tornaba día.

Nada queda…

Ni las dulces sonrisas, ni el rocío de tu cuerpo

49
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

Que humedecía las sábanas en alegóricos

Gemidos de ardor y desenfreno.

Sábanas que impregnadas de sudor en el ayer


Han sido hoy bautizadas por el musgo del olvido

Y la putrefacción de los recuerdos marchitos…


Idiota eres jardinero al pensar…

Que un pequeño brote acabaría con el otoño

Que mató tu sonrisa florecida aquel verano


De vuelta al encierro…

Entre la oscuridad de tus muros y el silencio

Jardinero debes aceptar que te abandonó


Aquel rocío que deseabas en el alba

Las flores que soñabas cultivar ya no están…

Y la primavera ante tus ojos…

Nuevamente se ha marchado
Ya se ha ido…
Otro pecho desolado

Donde habitará el frío perpetuo

Y el olvido…

50
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

`öá tÄÄö wxÄ à|xÅÑÉ

Guárdame en tus brazos

Aún no me despiertes
Es a tu lado el único lugar

Donde quiero estar.

Permíteme volar en tus brazos


Más allá del tiempo…

Donde pueda estar contigo

Sin que el alba te reclame.

Quédate a mi lado,
Y abrázame en silencio

Una y otra vez…

Toma mi mano
Y escapemos

Más allá del tiempo…

No quiero despertar
Si no es junto a ti...

Así que permite

Que me recueste a tu lado,

51
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

En aquél lugar que pensé

Para nosotros dos...


Más allá del tiempo…

52
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

buáxá|™Ç

Escribiré tu nombre mil y una veces

Hasta saber por qué te recuerdo


sin rostro, sin asimilar silueta alguna

y sin embargo...
Tu nombre se confunde hasta en mi partida de ajedrez

Puedes creer que estoy loco y concuerdo


Mas la persona que lleva tu nombre en el letargo

de mi mente aún ha de estar,


sumergida quizás en alguna laguna

que arrastra mi alma en su caminar


como una cruz que llevo a lo largo de mi andar

Buscando mitigar este sentimiento


Algunas veces en bajo brillo de la luna

Y pienso si realmente a quien busco es a ti

o a ninguna…

53
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

VÉÇáâÄàtá ctÜt Å| TÄÅt

"Me pregunto cuál es la idea de mi cabeza

de hacerme pensar en la mujer que hoy en día pertenece a otro...


Me pregunto si alguna vez en silencio, de ella escapará un suspiro

inconsciente que lleve mi nombre...


Me pregunto si ésto algún día pasará y si mis noches dejarán de usar

su imagen sonriente para regalarme sueños...


Me pregunto si algún día mis mañanas no necesitarán del recuerdo

de su voz para abrir los ojos y encontrarse cara a cara con el sol, con
el presente... Con la realidad...

Me pregunto si alguna vez alguien será capaz de regalarnos la


oportunidad de volver al pasado y cambiar algunas cosas...

Me pregunto si alguna vez hallaré la respuesta a tantas preguntas, o


viviré en la incertidumbre de la duda para siempre..."

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

VÉÇáâxÄÉ ç WxáxÉ

Abrázame después de tu tormenta

y seca en mi cuerpo la lluvia


que alguna vez mojó tu alma

Seré para ti el sol que derrita el hielo


Que en aquel tiempo congeló tu pecho

Y verás como el fuego de mi amor mi por ti calienta

Cuando bajo la noche estés en el desvelo


y mis manos se entrelacen atentas

acariciando tu piel de terciopelo

Cuando el deseo se cubra de vida


y lo que contigo sueño por fin sea un hecho.

Entonces gritaré orgulloso al cielo

que la alegría derrotó al consuelo


y que en el brillo de tus ojos
mi alma por fin halló un hogar para mi pecho.

Permite que tus labios en el silencio se pierdan


y que en el fuego de los nuestros se enciendan
cuando el calor de nuestros cuerpos

sobrepase la existencia

y el amor que nos cobije en sus brazos nos haga ser uno

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

En aquel instante en el que seamos tú y yo...

y a la vez ninguno...

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

Wx TÅÉÜxá YtÇàtáÅtÄxá

Cuando me encontraba abrazado a la soledad en medio de

la nada, fue cuando te conocí… Mujer fantasma… Cogiste


mis manos suavemente y coloreaste mi mundo con tu

sonreír… Desde entonces cada sueño, cada suspiro que sale


de mi boca te pertenece…

Mujer fantasma…
Suave como el silencio en esta habitación y a la vez tan

cálida como una brisa de verano…


Te espero cada noche, mujer fantasma… Y mientras te

espero, con la yema de mis dedos dibujo la almendrada


hermosura de tus ojos en el cielo...

Mujer fantasma…
Llegaste de la nada y hoy en día para mí… Simplemente…

Lo eres todo…

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

TÄ Y|ÇtÄ wxÄ gØÇxÄ

No me enamore de ti

sino de mi y ese desesperado intento de poder alcanzarte


De como cada noche te busque entre sueños,

ansiando que mis dedos se perdieran entre tus cabellos


y en un apasionado beso de tu boca mi alma pudiese hallar

la calma.
De como busqué hasta las más tontas escusas para poder

hablarte...
Cualquier momento, cualquier señal era buena para poder

acercarme a ti.
Muchas fueron las tardes que te imagine junto a mí,

abrazados contemplando un atardecer...


Sí, imaginé muchas cosas; mas la realidad se encargo de

dar la estocada final a la ilusión... Ilusión que incluso en la

agonía clamaba tu nombre...


Ciertamente lo di todo aún sabiendo que no recibiría nada
a cambio, aún sabiendo que haría el ridículo cual quijote

lucho por su amada Dulcinea contra molinos de viento...

Pero hay algo que esta ruta me ha enseñado: soy un buen


hombre... Soy capaz de sentir, reír, llorar e ilusionarme...
Ya no soy aquel frío guerrero que cerró alguna vez sus

puertas al amor y a la vida... Hoy quiero vivir, amar y ser

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

feliz... y eso es lo que realmente me tiene enamorado...

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

XÇ fxvÜxàÉ

Pensando en ti, mi corazón se agita

Sino también con toda el alma.


Mi mundo se ilumina.

Pienso en tu lejanía y siento


Un dolor en el pecho.

Me hablas, te escucho en mi mente

Cierro mis ojos, y te observo silente


Memorizo tu imagen

Callo, bendito silencio


Tus ojos me pierden y

Tu risa me trae de regreso.

Me haces amarte más cada día

No solo en cuerpo
Sino en toda mi alma.
Pienso en ti,

Pienso en si pensaras en mí

Sé que sabes que pienso en ti


Y estoy seguro de que te complace.

Me torturo unas horas

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

Me acuesto y te vuelvo a pensar

Mi último pensamiento
Siempre ha sido tuyo

.
Me duermo, te sueño

Despierto
Pienso en ti... sonrió.

Me estiro
Otro día está por empezar.

Para amarte en secreto.

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

T Ät WxÜ|ät

Estuve mendigando amor en distintos puertos ajenos a ti, en

ellos cultive flores y sonrisas mitigando así el vacío de mi


alma...

mas lo único que yo realmente quería era estar en tú puerto

aferrándome a la orilla...

Pero la tormenta de antaño cambio el rumbo de nuestras


vidas y hoy mi barco viaja perdido a la deriva sin poder

hallarte...

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

göÇtàÉá

Entre las lluviosas ventanas de mi alma

Escribo estas líneas en ansia de obtener calma.

Distanciarme del yo, para de una vez ser yo...


Fuera de mí, de ti y esta pestilente

Llama maldita creada por mi mente,


Puñado de flores marchitas,

Impregnadas de recuerdos vanos...

Fuego con estas cadenas!!


Fuego con este encierro!!

Quiero gritar!!
Tomar con fuerzas mis venas

Y el trinar de mi pecho hacer brotar!

Que tus recuerdos se conviertan en cristales rotos!


Que ya no quiero,

Que ya no esmero

En mantener vivo...

Quiero gritar si lo consigo,

Salir del inagotable letargo

Que en aquella vieja letanía

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

Te traía conmigo todavía...

¡¡Quiero soñar!!

¡¡Gritar!!

Y con las llamas de mi pecho crear un palacio


indestructible,

No para una reina imaginaria sino tangible;

Darme el placer que aún no consigo:


El placer impagable de sentirme vivo...

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

WxáÑâ°á wx àâ ctÜà|wt

Heme aquí…

Con la mirada fija ante la nada,

Cayendo en lo más profundo

De la eterna oscuridad.

Cuando el jardín de la vida no es más


Que un puñado de flores marchitas…

Todo se vuelve gris ante mis ojos


Un retoño de ilusiones muertas.

Donde no florece esperanza alguna


Y el otoño se hace eterno.

Ante mí; discreta en la penumbra está,

La susurrante letanía de mi alma

En agónicos lamentos de humeantes suspiros.

Distante está el ardor de aquellos cuerpos amantes de

antaño

Que se burlaban de las noches de invierno más frías


Cuando el fuego de la pasión ardía
Y la oscuridad en medio del placer se tornaba día.

Nada queda…

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

Ni las dulces sonrisas, ni el rocío de tu cuerpo

Que humedecía las sábanas en alegóricos


Gemidos de ardor y desenfreno.

Sábanas que impregnadas de sudor en el ayer

Han sido hoy bautizadas por el musgo del olvido


Y la putrefacción de los recuerdos marchitos…

Idiota eres jardinero al pensar…

Que un pequeño brote acabaría con el otoño


Que mató tu sonrisa florecida aquel verano

De vuelta al encierro…

Entre la oscuridad de tus muros y el silencio...


Jardinero debes aceptar que te abandonó

Aquel rocío que deseabas en el alba.

Las flores que soñabas cultivar ya no están…

Y la primavera ante tus ojos…


Nuevamente se ha marchado
Ya se ha ido…

Otro pecho desolado


Donde habitará el frío perpetuo
Y el olvido…

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

f|ÜxÇt

Te alejarás de mí como las nubes del cielo al llegar el

verano

Yo te divisaré de espaldas hacia mí, cada vez más distante

Y sabré entonces que jamás volveré a tomar tu mano


Ya no será tuya mi sonrisa, ni mi alegría

Herido el corazón… Ajeno de tu compañía


Se esconderá como niño en un estante

Cuando sienta la agonía de lo vivido


Y entienda que ya está todo perdido.

Adiós sirena, el trino de tu voz


Enloqueció mi pecho hasta perder la razón

Incluso mi ruta por las aguas de tu cuerpo


Que ansiaba habitar por siempre en tus caderas

Adiós sirena, con el tiempo me iré cantando

Por los valles, las laderas


Cuando la risa brote del llanto
Cuando me canse de escribirte tanto

Cuando mi pecho salga gritando

Que ya no espera, el retorno de tu mano


Que un rayo de luz trajo consigo
La esperanza perdida de antaño

Y que nuevamente para mí vuelve a brillar

El bello sol del verano.

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

`x c|xÜwÉ

En sus ojos me pierdo, como en tormentoso desierto un


errante. Desde ahí, el mundo se ve pequeño y distante, y me

pierdo. Mientras el águila observa celosa, de no poder


alcanzarme, en aquel cielo distante. En aquel cielo en el

que yo, me pierdo.

68
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

_ÉuÉ

Aúlla conmigo en esta noche amarga, mientras las lágrimas


del cielo enfrían todo a mi alrededor, suspiros mezclados

con humo provenientes de un cilindro de fuego, contemplan


como el cielo se desmorona y nos acercamos paso a paso a

lo más doloroso: ver como la cruda realidad asesina a


sangre fría a la fantasía...

69
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

ctá|™Ç bàÉ©tÄ

Una alfombra de hojas secas, teje para mí el suave viento

de otoño, ella guiará mi alma


hasta el lecho en el cual se encuentra mi bien amada... de

mi boca nacerán dulces palabras que recitaré en su oído,


mientras una mano traviesa acariciará suavemente su

espalda desde el cuello hasta su cintura de miel, disfrutando


cada centímetro de su piel anhelando ver florecer la dulce

sonrisa de sus labios en el amanecer...

70
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

XÇàÜx wÉÜÅ|wÉ

Dormí contigo muchas noches sin que tú estuvieras ahí...

entre dormido abrasé tu figura sin rozar tú piel...Disfruté de


tú sonrisa discreta hasta el alba y me perdí en tus ojos

almendrados bajo el dulce sueño que nos cobijaba... Al


pasar los días aumenta la distancia, estando yo tan cerca de

ti y tú a la vez tan lejos de mí...

71
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

fâáÑ|Ü|t

Mi pluma danza en mis manos, como mi corazón en las


suyas... ¿qué será de mí, si hoy mi pensamiento vuela hacia

ella y no quiere regresar? Me pierdo entre sus ojos de


cristal y para ella, soy tan visible como el aire que respira...

72
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

_t `âáà|t extÄ|wtw

Recordando el pasado deambulé por mi presente y olvidé de


mi futuro. Entristecidos cayeron mis parpados al recordar

que ya no estaba, nunca estuvo ni estará. De rodillas sobre


el suelo todo empezó a cambiar en mi entorno, ya no habían

bellos jardines ni espirales de azabache. Ya no era yo


aquella ave que la contemplaba cuan bella montaña; ni la

tosca verbena admirando su hermosura sigo oculto en la


maleza…

73
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

VÉÜté™Ç wx [âÅÉ

Me acoplo a tú sonrisa en la mañana, trato de invadir tus


sueños cada noche. Despierto y solo te conviertes en una

ráfaga de humo que sale de mi nostálgica garganta, como


un cántico callado por el viento de este crudo invierno.

74
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

TÇá|tá wx g|

Y al caer la tarde acariciare en mi mente tus cabellos y me


dormiré jugando en ellos como el viento con las olas... y en

mis sueños divisare en tus ojos la llegada del alba... y


disfrutare del aroma del rocío que es el perfume de tu piel.

75
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

W|áyÜâàtut

Disfrutaba observando el brillo sus ojos

Al ser iluminado por la luz de su sonrisa.


Disfrutaba al imaginar su mundo interior,

De su discreta mirada y como su rostro


Enrojecía al oír recitar un pequeño verso

De su voz en su oído. Cuando sus manos


Acariciaban su espalda y se extraviaban

Entre sus cabellos, mientras una suave


Brisa nacida de sus labios se habitaba

Dulcemente en su cuello.
Disfrutaba al verla caminar y como sus

Cabellos danzaban con el viento.


Disfrutaba cuando en invierno el roce
De aquellos cuerpos hacía florecer la

primavera.

Hoy ya no está y el silencio se apoderó


De los sueños e ilusiones que alguna
Vez florecieron en un pequeño cuarto.

El otoño ha llegado y cada uno de estos

Sueños de terciopelo se han marchitado


Faltó la luz de su sonrisa y calor de

Su alegría. El humo de su cigarrillo

Palidecía su ansiedad, mientras la lluvia

76
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

Descendía de sus tristes ojos una tarde

De enero. Aquel loco soñador se perdió


En sus recuerdos y camino errante por

Su mundo, viviendo entre sueños marchitos


Y el otoño eterno que habitó en su alma

Para siempre.

77
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

TÖâxÄÄt YÄÉÜ

Al ver aquella flor que divisé a lo lejos entre la hierba

Inmediatamente desapareció mi habla


Sus pétalos habían cambiado este día

Su hermosura hacia causar envidia


A los Ángeles en el cielo y a las hadas

Divisé a lo lejos su belleza indómita


Escondido entre la hierba la disfrutaba

Ofrecí mis brazos al viento para alcanzarla

Quizás si la alcanzara esta se marchitará


Y es que libre nació y esa es su belleza

Hermosa creación del constructor universal


Refleja en mí su hermoso resplandor al alba

Y me hace volar, soñando hacia la nada

Silencioso disfruto de tan anhelada esperanza


En sus hojas solo soy maleable arcilla
si ni siquiera ha sabido de mi existencia

Yo la observo resplandeciente desde mi jardín

Soñando con la suerte de alcanzarla al fin.

Bellas historias florecen en mis sueños

Imaginándome yo tosca y común verbena

78
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

Al lado de aquella hermosa flor, hoy en día ajena.

Irradiando de mis ojos la esperanza


De algún día llegar a ser su dueño.

79
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

`xÄtÇvÉÄ•t

El orgullo de mi cuerpo,

Hoy teme ser olvidado,


Mis gritos se ahogan en palabras que nunca diré,

El destino te puso frente a mí y de nuevo


Simplemente me arrebato de tu vida la soledad,

Es triste llorar por algo que sabes que nunca será,


Es triste recordar algo que nunca fue,

Si, se que fue culpa mía, un error que la melancolía me


obligo a realizar,

Temo que no me pienses mas, temo que esos labios que


tanto ansíe besar no pronuncien más mi nombre, aquel que

se llevara la dulce pena y la amarga desilusión.


Tu no sabes cuánto te pienso, te recuerdo y lamento que ese

amor

Que nunca existió lo destruya un arma blanca, la misma


que lleva tu nombre...

80
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

\wxÇà|wtw W|táÉv|tà|ät

En un puñado de letras, le escribo a tus rizados cabellos, mientras


juegan con ellos mis manos de viento.
Tardíos han sido los sueños cuando el espejo dorado ilumina la
tierra, y el sonido del recuerdo retumba como las olas en un bravo
mar.
En un puñado de letras escribo a tu sonrisa, subrepticia en el edén de
un alma infantil, jugando a ser indiferente roca, situada en la más
alta montaña para ser vista por todos y mostrarse inalcanzable.
En un puñado de letras le escribo a tus ojos, los que diviso a través de
un cristal, y no son capaces de ocultar la calidez que yace dentro de
ti. Le escribo también a tu timidez, suave velo de terciopelo que te
aleja de los que quisieras tener cerca. A nuestro cuerpo, de una
apariencia fuerte e invencible, corazón de hierro que con los años se
va trasformando en mercurio.
Te escribo a ti. Mientras tu lucha contra el tiempo te aleja de mí, de
nuestra propia esencia, entretanto la vida pasa por nuestra ventana
galopando sobre el viento.

81
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

exá|zÇtv|™Ç

Yacerá marchita la vida antes de llagar al dulce paraíso de tus labios


Solo en sueños viven las alegrías de un hombre sentenciado por el
tiempo
Mientras su cuerpo es bañado por lágrimas del cielo,
y una vida de esperanzas rotas marcan un camino ya olvidado
En un mundo de sueños he vivido, la realidad resultaba ajena,
y hoy busco afirmarme de ella para ser recordado…
La brisa nocturna me lleva galopando alegre
Sobre los recuerdos serenos de quien nunca tuve,
De quien jamás se marchó y que siempre estuvo allí…
Abrazada a mis ideas, recuerdos y alegrías…
Escritora de mis sueños más dulces ya florecidos,
y hoy tan solo son flores marchitas
en un ramo de ilusiones muertas.

82
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

cÜ|ÅtäxÜt
¡Maldita germinación de la belleza!
Brotas de la tierra un año más,
Para burlarte de mi impureza.
Trayendo contigo por lo demás,
Desesperanza con vil sutileza.

Mirarte desde lejos procuro,


Por no querer sentir el rechazo,
Al ogro que habita en lo oscuro,
Y luce ante ti un corazón eriazo.

Las aves te adornan con su cantar,


Pero de lejos sietes mi alma llorar.
Quisiera alguna vez de ti disfrutar,
Esos dulces pétalos que el viento
Suele al atardecer alegre abanicar.

Ríos de lágrimas adornaban el invierno,


Los que Apolo ofreció en tu bienvenida.
Y mientras yo en una cueva del frío averno
Me encuentro en un laberinto sin salida;
Hasta que por fin hagas tu partida:
El final de una hermosa tarde florecida.

83
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

fÉÇÜ|át

Sonrisa
Escudo de la melancolía
No apartes de mí todavía
Que aún no ha florecido el día.

Careta victoriosa
Reina del desplante
Te muestras maravillosa
Ante todos cautivante

Sonrisa falsa y externa


Pórtico lujoso de una caverna
Confundes entre sus paredes
A aquel musgo impregnado
Con bello terciopelo estampado.

Sonrisa
Dulce imagen de lo amargo
En ti es mi estado letargo
Sin sentir lo que yo siento
Sin oír en mí el lamento.

84
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

XÄ _âàÉ wx ÄÉá XÇtÅÉÜtwÉá


Abrazado en tu cama de piedra
Dirijo la mirada hacia la nada,
Y me pierdo, entre pensamientos
Que acompañan a mi hada.

Las manos hundo bajo la tierra


Por si aún estás ahí en lo profundo
Durmiendo fuera de este mundo
Como cuando Dios nos dio la guerra.
De la misma manera en la que hoy
Con mi alma latente aquél abusivo desferra.

Sinceramente, no sé dónde voy


Quizás mi carne se una con la tierra
Húmeda y putrefacta
Aquella donde arrodillado estoy
Desgarrando con mis manos la hiedra.

De mis ojos caerán cascadas del dolor


Que de la vida blanquearán su color
¡Esta noche te hallaré amada de mi alma!
Oculta bajo esta piedra
Durmiendo serena bajo la hierva
Y Cuando el llanto por fin haya cesado
Mi vida en este mundo se habrá consumado

Quizás entonces…
Por fin nuevamente estaré a tu lado…

85
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

Tras pasar las noches…


Yacerán marchitas las flores en el alba
Cuando mi alma sea ya indolente
y esta encuentre al fin su calma...

86
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

bÜtv|™Ç wx ÄÉá VÉÇwxÇtwÉá

Abrazado a la tenue luz de la vida


Me pierdo en este vacío sin salida.
Mis rodillas sobre el mustio suelo
Contemplan de la tarde el desconsuelo.

En letargo hoy se encuentra mi alegría


Cansado ya de ti…
De esta burda letanía
¡De tantas súplicas sin sentido!
Que mientras mis ojos sufrían
De mí tus sordos oídos se reían.

¿Creador de la vida o del castigo?


Siempre están tus hijos sin abrigo.
Tan lejos de ti…
Perdidos en el báratro de nuestras vidas
De ti creador solo heredamos el olvido.

Portador de la luz del cocimiento


Tras tus huellas elegimos el sufrimiento
El de aquel que decide cavilar por sí mismo
Aunque aquello lo condene insensatamente al abismo.

¡Oh padre!

Que por tu ego infinito nos has llevado al alejamiento eterno


Esperarás paciente que de nuestras vidas ya no tengamos uso
Para que con tu omnipotencia puedas continuar este ominoso abuso.

87
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

Sin piedad, seremos por ti condenados al infierno


Quemados por las llamas azules de tu frío corazón
Congelados para siempre bajo ese hielo eterno.

A diferencia de aquellos poderosos que riquezas a tu iglesia dan


Seremos castigados nuevamente los hombres de bien y de razón
Los que de la divina bondad
De tu templo no recibiremos la salvación ni el pan.
Hombres humildes que les negaste la piedad
Y desterraste por siempre de tu corazón.

Exaudi vocem meam!

88
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

ctá|™Ç ç YâxzÉ

Deja que nuestros cuerpos ardan


Y se unan a los compas de las campanas
Que mi mano se desplace bruscamente al muro
Y encierre nuestros cuerpos entre sí
Que el ardor de tu mirada se tatúe en la mía.
Permite que mis labios se embriaguen con el sudor de tu espalda
Que mis manos se pierdan entre tus suaves piernas de terciopelo
Que las llamas de tus gritos incineren mi oído y escalemos juntos
hacia el cielo

¡Pasión desenfrenada, locura y deseo!

Esta noche serás mía y yo tuyo, donde nada más importe que este
mágico instante…
Entre besos y caricias, nos hayamos cobijados bajo el fuego de los
amantes
Inundados del deseo de aquellos que mañana serán dos perfectos
desconocidos
Esta noche no se permite pensar ni proyectar amor
Tan solo deja que el deseo de nuestros cuerpos
Tomen el desenfrenado timón de los deseos
Mañana nuestra unión será cenizas
Pero esta noche arderemos con la fuerza de mil estrellas
Que se extinguirán al llegar el alba…
Dejando solo un húmedo recuerdo sobre estas sabanas
y el dulce sabor de tus labios habitando en los míos para siempre…

89
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

`|áxÜ|vÉÜw|t

La melancolía se apodera de mí ser


Cuando ansío el volver a verte.
Solo recuerdos del ayer
Son los que hoy habitan en mi querer y
Me enamoran en cada despertar.
Aunque nunca estuviste conmigo,
Me enamoré de tu exclusividad
Como mujer extraordinaria,
Única e incomparable entre todas las demás.
Me gustas y solo de eso estoy seguro,
Eres única para mí.
Cuando sobran las palabras,
Para talvez sentirse vivo,
Cuando ansío volver a verte, solo
Dios sabe si será posible
O moriré en el deseo
De un algún día volver a hacerlo.
Aún cuando la esperanza sea vana,
Y haya que sembrar ilusiones en los
Sueños olvidados del ayer.

90
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

dâx fxÑt

Que sepa aquella que el tiempo oxida…


Pero nada puede opacar el brillo latente del pecho de un
hombre por la mujer que ama…
Incluso más allá de la distancia y el olvido…

91
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

\Åtz|ÇöÇwÉàx

Dulces aguas del pensamiento


me llevan hasta ti
mientras el viento de la tarde
juega con tus cabellos
el sol brilla para ti,
y yo quisiera abrazarte
sueño, rio y te pienso
y sobre las nubes quisiera acariciarte...

92
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

VâtÇwÉ `âxÜx Ät gtÜwx

Decaen las ilusiones


Como en otoño las hojas
Parecen dolientes lagrimones
Descendiendo de los arboles
de lo alto de sus copas

El frío cala los huesos


Te escribo, y observo mis botas
Desgastadas por buscarte
Aunque no sabrás de eso

Que muero por darte un beso


Y bajo el viento de la tarde
Devorar dulcemente tu boca

Mujer no seas de roca


Acude a mí esta tarde
No neguéis tu boca
Al corazón que por ti arde

Te pienso,
Callo y aprecio la nada
Y a su vez
El viento galopante
Me trae en la distancia
El son de tu sonrisa

93
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

Consuelo de mi alma por un instante

He ahí cuando sueño nuevamente


Observo tu mirar en el brillo de una estrella
Y en un suspiro profundo te llamo con mi mente
Cuando muere la tarde

94
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

VtÜàt ctÜt g|
Esta carta es para ti:
Sí, como lo lees, es para ti.
Sé que pensaste que jamás te volvería a escribir ni siquiera
una línea, que te olvidaría bajo el estruendo de la lluvia en
invierno o el trino de las aves en primavera… Yo también
lo pensé así, pero aún estoy aquí pensando en ti tan fuerte
como la primera vez que te vi. Ha pasado tanto tiempo sin
verte que ya no sé si eres real o el triste consuelo de una
imagen enviada por mi cerebro para apaciguar los ruidosos
latidos de mi pecho. Y es que tú eres para mí, lo sé. No
preguntes cómo, simplemente lo sé desde el primer día
que te vi caminando por la acera cuando viajaba a en el
carruaje del pueblo rumbo a la misma rutina de siempre:
un libro, una taza de café, un cigarrillo y una idea
inacabada al terminar la jornada de un día más.
Pero aquella sensación al verte fue diferente ¡estaba vivo!
Mi cuerpo sentía el frío de abril, pero mi alma ardía de tal
forma que iluminaba mis ojos con un brillo aún mayor a
un par de diamantes.
Te escrito mil poemas, te he tenido en mil pensamientos,
le he hablado a mil personas sobre ti… Y quizás tan solo
bastaba con mirar a los ojos y decirte lo que sentía al
verte.
La timidez y el silencio son la agonía más cruel cuando al
idiota de Cupido se le ocurre flechar tu frío corazón y
dejarlo ardiendo en llamas por alguien más. Quizás sea
tarde y nada de esto tenga sentido, pero al menos… Si
alguna vez se te ocurre leer mis notas estará aquí para ti;

95
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

como yo lo he estado todos estos años…

96
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

UâávöÇwÉàx

Vuelo sobre la hierba


mi alma te busca somnolienta
¿dónde estás? pregunta mi corazón
mientras el río con mis lágrimas se incrementa
desde las alturas grito tu nombre
desde el subsuelo lo repito
pero parece que ya estás muy lejos para mí.
Cabizbajo camino por la hierba
hacia ningún lugar...
En busca de lo inalcanzable.

97
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

VtÅ|ÇÉ

Mi camino se torna infinito


Buscando tu amor
flor única en el Edén
cuya belleza indómita
torna envidia a los Dioses
te busco errante
y tu cada vez más distante.

98
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

hÇ câ©twÉ wx _xàÜtá
En un puñado de letras, le escribo a tus rizados cabellos,
mientras juegan con ellos mis manos de viento.
Tardíos han sido los sueños cuando el espejo dorado
ilumina la tierra, y el sonido del recuerdo retumba como
las olas en un bravo mar.
En un puñado de letras escribo a tu sonrisa, subrepticia en
el edén de un alma infantil, jugando a ser indiferente roca,
situada en la más alta montaña para ser vista por todos y
mostrarse inalcanzable.
En un puñado de letras le escribo a tus ojos, los que diviso
a través de un cristal, y no son capaces de ocultar la
calidez que yace dentro de ti. Le escribo también a tu
timidez, suave velo de terciopelo que te aleja de los que
quisieras tener cerca. A nuestro cuerpo, de una apariencia
fuerte e invencible, corazón de hierro que con los años se
va trasformando en mercurio.
Te escribo a ti. Mientras tu lucha contra el tiempo te aleja
de mí, de nuestra propia esencia, entretanto la vida pasa
por nuestra ventana galopando sobre el viento.

99
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

]âÜtÅxÇàÉ

Te juro que no olvidaré mi amor por ti hasta que la


última luz de las estrellas se haya extinguido por
completo...
Un beso eterno te daré en mis sueños, y este será el
alimento de vida que me impulse a despertar con alegría
cada amanecer,
Al menos mientras transcurran los días sobre nuestra corta
existencia terrenal...

100
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

a|©t

Niña: cada vez que en ti pienso me elevo alto en el cielo y


cada día se me hace más difícil volver a la mustia
realidad...
Pisar la tierra que nunca has pisado junto a mí, hallarme en
aquel sitio romántico en el que nunca estuvimos,
cultivando palabras en el aire, que dichoso recitaría en tu
oído…

101
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

aÉ Åx bÄä|wxá

Y sigo aquí,
Después que te has ido
Observo en el cielo erguido
La estrella distante de nuestro recuerdo
Y en mi retina se dibuja una imagen de ti…
a lluvia cae y se confunde con las lágrimas
De aquel hombre que no desea perder
La primavera de su vida sin querer.
Princesa de mis sueños
No me dejes sin ti vacío
No quiero sin ti
Ser un niño perdido
Donde reina el olvido
Y las hojas caen como mis lágrimas por ti
No me dejes con la mirada perdida
Ya que tan solo tu mi vida iluminas
Dame una oportunidad para estar a tu lado
Para que este amor consagrado
Florezca para ti y para mí en la vida
No quiero sufrir como un enfermo
Se tu reina mía, mi verano eterno…

102
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

TuÜ|Ä

Una alfombra de hojas secas teje para mí el suave viento


de otoño, ella guiará mi alma hasta el lecho en el cual se
encuentra mi bien amada... de mi boca nacerán dulces
palabras que recitaré en su oído, mientras una mano
traviesa acariciará suavemente su espalda desde el cuello
hasta su cintura de miel, disfrutando cada centímetro de su
piel anhelando ver florecer la dulce sonrisa de sus labios
en el amanecer...

103
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

WÉÉÅ

Fumando miro el techo y me pierdo ante la nada


Oculto en el oscuro valle del pensamiento
Despido aquello que causa el sufrimiento
Pequeños trozos de un corazón latente
Se calcinan entre llamas azules del tormento.
Vivir y no sentir,
Mirar y no desear
Seré como una fría y dura roca
Cuando mis sentimientos dejen de existir,
Para simplemente estar
Ajeno a lo que nostalgia provoca…
Acompañado del viento sigiloso
Veré al viejo jardinero achacoso
Marcharse con su regadera oxidada
Cabizbajo y con el sufrimiento
De no tener jardín ni amada…
Se tenderá sobre mi piel de piedra
Cuando la vida fugaz se pierda
Y ya no exista el aliento…

104
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

\Äâá|ÉÇxá `âxÜàtá
Y mientras te espero…
Puedo observar como la vida acaba dentro de un cenicero.
El café yace frío, te pienso, y te espero.
La mirada perdida en el cielo y te espero.
Fumo, suspiro, camino, me siento
Fumo, camino y me vuelvo a sentar,
Sentimientos extraños de ansiedad
Esperando absurdamente que llegues…
Mientras el humo que sale de mi boca
Se mofa ante mí dibujando la silueta distante de tu rostro
Disolviéndose lentamente en el aire.
No ceso de esperarte inútilmente,
Acompañado por el deseo torturador de las ilusión.
Nada...
Nada posiblemente será lo que algún día logre con mi
espera…
Y aún así continúo en la angustiante travesía
Que es la vaga esperanza de un soñador con los pies
destrozados
Fijados al suelo con filosas ilusiones muertas
Que son golpeadas contra ellos con fuerza
Por el temible martillo de la realidad.
A pesar del dolor, extiendo mis brazos,
Abrazo la nada y te imagino danzando junto a mí
elevándonos en el suave lomo del viento.
Fiel amigo que cada tarde viene a acompañarme.
Y así pasan mis días, cuando te pienso, imagino tus ojos
de cristal

105
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

Dirigidos a mí alegremente, y sonrío.


Todo esto…
Mientras te espero…

106
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

DG wx YxuÜxÜÉ

Deambulo por un sueño inacabable


De ilusiones destellantes
Un sueño cada vez más inalcanzable
Donde el mar es iluminado por tus ojos brillantes
Y el viento de la tarde se confunde con las notas de tu voz
Deambulo imaginando tu sonrisa entre las nubes
Y me estiro para alcanzar el cielo de tus manos.
Al abrir mis ojos en el alba
Ya no estás
Y nostálgicamente miro
Observo triste el cielo
Porque nunca has estado y quizás, nunca estarás
Eres el edén que pintó mi corazón
Hogar de mi alma
Un deseo ajeno a la razón
Si para ti estas líneas escribí
Si por ti, tantas veces sentí
Por qué en mis sueños siembras rosas
Y solo siento espinas clavadas en mi pecho al llegar el alba.
¿Dónde estás?
Trato de acercarme y no respondes
Te he buscado impaciente
Pero tú solo te escondes
Quizás la distancia latente
O este amor de loco
Me ha alejado de tenerte
Me ha condenado a quererte

107
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

Y consolarme
Tan solo
Con tu foto.
Han pasado ya 2 años, 10 meses y 7 días desde la primera
vez que te vi…
Han sido ya 11.130 días en los que te he soñado, pero
nunca estás aquí…
Este 14 de febrero variaciones no tendrá
Ya que…
Por más que te sueñe, te desee y te piense…
Nuevamente no estarás…

108
Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

VÜxÉ XÇ _ÉáVâxÇàÉá wx [twtá


Yo sí creo en los cuentos de hadas...
Lo hice desde la vez que me crucé con aquella mujer,
que pareciese hubiese sido extraída de mis sueños a la tierra...
Quizás no era ella, mas la semejanza era enorme a mí parecer.
Mi corazón al verla latía con la fuerza de mil caballos
con sonidos marcados como tambores de guerra
sonido tras sonido, latido tras latido...
Veía como el reloj de arena la alejaba más y más
nuestros caminos iban en direcciones distintas, pero pensaba que
jamás la volvería a olvidar.

Cómo olvidar el brillo de su alma reflejándose tras los cristales


o de las cascadas de azabache que caían en espirales sobre sus
hombros
¿sería acaso posible olvidar el roble de sus ojos con la profundidad
de mil océanos?

Me preguntaba una y otra vez mientras el reloj seguía corriendo.


Me acerqué a ella y tomé sus encantadoras manos al mismo tiempo
que me embobaba observando su rostro blanco y majestuoso como la
nieve en la montaña.

- Yo sí creo en los cuentos de hadas - Le dije.


- Me lo has demostrado tú- ...
Solté su mano mientras sonreía, y continué mi camino...
No sé si volteo cuando me fui o simplemente siguió en dirección
contraria. Yo pude haberme arriesgado un poco más, pero lo soñado

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Cristales del Alma– Amenhotep Übermensch

era tan maravilloso que podría ser contaminado con la cruda


realidad... Sí, preferí soñar... Y por éso, aún la recuerdo.

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