Está en la página 1de 2

NUEVA EDUCACION VENEZOLANA, SEGUN EL EXPERTO LANZ RODRIGUEZ

“Hablamos de aula libre, abierta y sin fronteras”


Desde hace dos años, el gobierno de Hugo Chávez lleva adelante una trasformación educativa, “contra la
pedagogía memorística, por una escuela integrada a la práctica comunitaria”, dicen.

Por Soledad Arréguez Manozzo

“No hay educación liberadora sin superar la división social del trabajo. El currículum fragmentado, los
métodos memorísticos, la evaluación punitiva no son autónomos. La enajenación del trabajo se reproduce
en la escuela”, asegura Carlos Lanz Rodríguez, especialista en Educación Básica y Superior del
Ministerio de Educación de Venezuela. En su paso por Buenos Aires participó de las jornadas sobre
movimientos pedagógicos emancipadores en América latina, que organizó el Centro Cultural de la
Cooperación (ver recuadro). Con un proyecto colectivo de movimientos sociales y con la sanción de la
Ley Orgánica de Educación (LOE), en 2009, el gobierno de Hugo Chávez puso en marcha la
transformación de la escuela tradicional: propone una educación reflexiva, con procesos integrales, sin
evaluación punitiva, con prácticas comunitarias y una fuerte identidad cultural. “Estoy convencido de que
el cambio educativo no se decreta ni se da por un accionar administrativo del ministerio. Es un proceso
complejo de confrontación, de lucha ideológica”, sostiene, en una entrevista con Página/12.
–Los movimientos pedagógicos participaron de la Constituyente Educativa en 1999-2001. ¿Qué
permitió la discusión del modelo anterior?
–Permitió establecer los aspectos propositivos del proyecto educativo nacional. Los rasgos de la escuela
que teníamos la caracterizaban por la no pertenencia sociocultural del aprendizaje, la separación entre
escuela y comunidad, una formación libresca, memorística y repetitiva en lo pedagógico. Desde el
Movimiento Pedagógico Revolucionario siempre confrontamos con el enfoque de la pedagogía
tradicional que se basa en memorizar, reproducir, repetir contenidos que muchas veces son extraños o
poco pertinentes para los procesos emancipatorios. Estamos inspirados en corrientes pedagógicas críticas
donde hay aportes diversos, por ejemplo, de la línea de Simón Rodríguez (el educador venezolano que fue
maestro de Simón Bolívar) para asumir una postura crítica al currículum tecnocrático en todas sus
manifestaciones.
–¿Cuál es el modelo de escuela que quieren consolidar?
–Tiene que estar vinculada con la vida, con la libertad, el juego, la naturaleza, el trabajo, los principios
fundamentales de la pedagogía rodrigueana. Con un currículum integral, abierto, contextual, flexible y
con una formación docente distinta a la del enfoque tradicional de la pedagogía repetidora, memorística o
transmisora. Hablamos de aula libre, abierta, sin fronteras. Hay que quitarle la cerca a la escuela e
integrarla a la práctica comunitaria. Nosotros entendemos la escuela como el centro del quehacer
comunitario.
–¿Y los docentes?
–Estamos formando al docente que se requiere para este proceso de cambio. La educación liberadora
necesita un docente investigador, reflexivo, crítico, con compromiso socio-político. Esto nos conduce a
plantear reformas en los centros de formación y la capacitación del docente en ejercicio. La escuela
también tenía que pasar por un proceso nuevo de gerencia, de gestión, basado en una integración con la
comunidad y de participación. Nos planteamos también un nuevo directivo: la supervisión no punitiva de
procesos de animación cultural y de acompañamiento.
–¿Como se traduce esta pedagogía en la práctica diaria?
–Las didácticas y estrategias metodológicas también fueron replanteadas en profundidad. Proponemos
una didáctica investigativa: el niño a través de sus recursos mediado por el docente descubre
conocimientos, los afianza y hay un placer de realización personal.
–En este modelo contextual y flexible, ¿cómo se aborda la evaluación?
–La evaluación es cualitativa, toma en cuenta globalmente todos los procesos de aprendizaje. Planteamos
casi eliminar las pruebas...
–Esto implicaría una revisión total del modelo escolar.
–Lo hemos planteado y hemos alcanzado algunas metas en esa dirección. Siempre, en la pedagogía
tradicional, están la métrica, la cuantificación, los elementos definitorios en números, nunca se ve el
proceso integral, no se ven los aprendizajes globalmente. Al cambiar de paradigma, la evaluación entra en
crisis.
–Sin notas, ¿cómo certifican el año de estudio?
–Proponemos una forma de evaluación donde se registran los conocimientos adquiridos descriptivamente.
No se coloca una nota. Es una evaluación comprensiva, correctiva, no dirigida a la exclusión. Esto
implica una concepción de la educación como continuo, permanencia, proceso y con elementos
cualitativos. Planteamos que el modelo matemático de evaluación tiene limitaciones, el debate está en la
dictadura de la métrica y la cuantimanía. No se desprecia la matemática como ciencia sino más bien la
dictadura y hegemonía de la métrica en los procesos pedagógicos.
–¿Cuál es su postura sobre las tecnologías de la información y la comunicación?
–Hay que hacer una lectura crítica, con cuidado, del empleo de los diferentes medios electrónicos y los
aportes de la tecnología. Si se aplica mecánicamente, uno tiende a reproducir nuevos mecanismos
enajenantes: la máquina se convierte en el elemento que te separa y eso lo estamos discutiendo ahora con
los informáticos.
–¿Cuál es la relación de la escuela con la comunidad?
–La educación liberadora tiene que responder a las necesidades del entorno. Entonces, el docente no
puede encerrarse en el aula, tiene que conocer al alumno, su realidad. Las escuelas muchas veces no
toman en cuenta las características de la región y el calendario productivo. Donde hay cultivo de café de
octubre a diciembre las escuelas están abandonadas, porque los niños se van con sus padres a recoger el
café. Si uno no lo tiene en cuenta, genera exclusión, deserción, problemas de rendimiento de todo tipo.
–¿Hubo resultados en estos dos años?
–Es desigual, porque en una misma escuela puede haber relación de fuerza asimétrica. El cambio
educativo no se decreta o se hace por una acción del ministerio, es un proceso complejo.

También podría gustarte