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OCTAVIO AUGUSTO TEJEIRO DUQUE

Magistrado Ponente

STC3003-2020
Radicación nº 50001-22-13-000-2019-00227-01
(Aprobado en sesión de once de marzo de dos mil veinte)

Bogotá, D.C., diecisiete (17) de marzo de dos mil veinte (2020).

Se desata la impugnación del fallo proferido el 17 de enero de 2020


por la Sala de Civil Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Villavicencio, dentro de la tutela instaurada por la Agencia Nacional de
Tierras contra el Juzgado Promiscuo del Circuito de Puerto Carreño.

ANTECEDENTES

1.- La promotora exigió el amparo de las prerrogativas al «debido


proceso» y «acceso a la administración de justicia», cuya violación le
enrostró al despacho accionado al acceder a la pretensión de
«prescripción extraordinaria adquisitiva de dominio» y «otorgar títulos de
propiedad frente a un predio baldío», razón por la que solicitó «dejar sin
efecto» la «sentencia de fecha 07 de marzo de 2017», «declarar nulo de
pleno derecho» ese decurso y, en consecuencia, «ordenar a la Oficina de
Registro de Instrumentos Públicos de Puerto Carreño, el registro de [esa]
declaratoria de nulidad» en la respectiva matrícula inmobiliaria.
En compendio, señaló que las sociedades Lufema S.A.S y Zagapa
S.A.S invocaron la referida acción respecto de un predio rural ubicado en
el municipio de Cumaribo, Vichada, aunque el mismo carecía de
antecedentes registrales que desvirtuaran su condición de «baldío» y, por
lo mismo, su naturaleza «imprescriptible».

Afirmó que el conocimiento de esa lítis correspondió al estrado


acusado y que pese a las advertencias que en su oportunidad le hiciera
el otrora Instituto Colombiano de Desarrollo Rural “Incoder” sobre las
circunstancias antes relacionadas y el hecho de que la «propiedad de las
tierras baldías (…) pertenece a la Nación o al estado y sólo puede
adquirirse mediante título traslaticio de dominio otorgado, a través del
Incora», la operadora judicial declaró la pertenencia a favor de la
peticionarias y ordenó «dar apertura a un folio de matrícula inmobiliaria»
que identificara ese fundo y el «registro de esa sentencia» (7 mar. 2017). (fls.
1 a 7 C.1).

2.- El estrado cuestionado se opuso a la prosperidad del auxilio y


luego de efectuar un breve resumen del decurso, defendió su proceder
(fls. 40 a 54 C.1).

Otro tanto ocurrió con las convocadas Lufema S.A.S. y Zagapa


S.A.S., quienes consideraron que en el presente asunto no concurren los
presupuestos de «subsidiariedad e inmediatez» (fls. 61 a 68 C.1).

El Procurador Sexto Judicial II Ambiental y Agrario señaló que la


Entidad que representa «no tiene responsabilidad alguna respecto de las
vulneraciones reclamadas (…) por la imposibilidad física de realizar un
acompañamiento continuo de todos los procesos de contenido agrario»;
empero se mostró partícipe de la prosperidad de este amparo, dadas las
circunstancias expuestas (fls. 58 a 59 C.1).

Las demás personas vinculadas guardaron silencio.

3.- El Tribunal concedió el auxilio luego de repasar las


actuaciones pertinentes y advertir que la funcionaria se apartó de la
«interpretación jerárquica que privilegió la presunción legal que favorece al
Estado, es decir, estableciendo que ante la inexistencia de propietario
conocido se presume que es un bien baldío (artículo 48, Ley 160 de 1994)».
Por ello, declaró la ineficacia de la providencia cuestionada, así como de
las actuaciones que derivaron de dicho veredicto y compulsó copias con
destino a la «Fiscalía General de la Nación, como también [a la] Sala
Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Seccional de la Judicatura del
Meta y Procuraduría General de la Nación con miras a que se adelante las
investigaciones a que haya lugar» (fls. 108 a 120 C.1).

4.- Tales determinaciones fueron repelidas por sociedades Lufema


S.A.S. y Zagapa S.A.S. quienes cuestionan la negligencia de la accionada
en el ejercicio de los recursos pertinentes con los que contaba en el
proceso para hacer valer las garantías aquí alegadas, pese a que su
antecesora (Incoder) se encontraba vinculada a ese trámite (fls. 193 a 205
C.1)

A su turno, la titular del despacho querellado insistió en los


argumentos que expuso al pronunciarse sobre esta acción constitucional
y, particularmente, discrepó de la orden de compulsa de copias para que
se adelantaran investigaciones en su contra con ocasión de la
providencia atacada, pues aseveró que la misma resulta
«desproporcionada, innecesaria y más allá de los criterios de justicia y
utilidad», comoquiera que su conducta se ajustó a los lineamientos
legales y ajustada a las pruebas oportunamente allegadas por las partes,
garantizando los derechos de los vinculados a ese litigio (fls. 174 a 191 C.1).

CONSIDERACIONES

1.- En procura de definir el mérito de la impugnación propuesta


por las sociedades vinculadas a esta controversia constitucional, es
pertinente recordar que esta Corporación ya había tenido la oportunidad
de pronunciarse frente a un caso de muy similares contornos, derivado
de la inadecuada comprensión que la Juez Promiscuo del Circuito de
Puerto Carreño le dio a la normativa y a la doctrina jurisprudencial
relacionada con los inmuebles carentes de antecedentes registrales
pretendidos en usucapión.

En tal sentido, la Corte destacó, en su providencia STC12570-2019,


lo siguiente:

(…) ciertamente hubo un olvido en la «providencia vapuleada» de lo sentado por


la «jurisprudencia constitucional» desde el año 2014, frente a que los bienes
perseguidos por usucapión que no cuenten con antecedentes registrales o folio
de matrícula inmobiliaria se presumen baldíos y, por lo tanto, no pueden ser
adquiridos por ese modo.

Recuérdese que desde la susodicha calenda, el órgano de cierre de la


especialidad constitucional «aplicando la interpretación de ponderación de
intereses», dio prevalencia a la posición atrás aludida, desterrando por esta vía
la que se sostuvo por esta «Corporación», que beneficiaba «al particular que
explota el terreno del que se desconoce dueño, que puede consolidar el dominio a
través del modo de la ocupación, siempre y cuando cumpla los presupuestos de
los artículos 1º y 2º de la ley 200 de 1936» (STC943-2018), ya que, en sus
palabras,

(…) el mismo sistema jurídico ha reconocido la existencia de dos


presunciones, una de bien privado y otra de bien baldío, que pareciesen
generar un conflicto normativo. No obstante, cuando se analizan de forma
sistemática permiten entrever la interpretación adecuada ante la cual
debe ceder nuestro sistema jurídico.

En tal sentido, los artículos 1 y 2 de la Ley 200 de 1936 no entran en


contradicción directa con las referidas normas del Código Civil, el Código Fiscal,
el Código General del Proceso, la Ley 160 de 1994 y la Constitución Nacional, ya
que al leerse en conjunto se descubre que el conflicto entre estas es apenas
aparente. Lo anterior, debido a que la presunción de bien privado se da
ante la explotación económica que realiza un poseedor, y, como se
observó, en lo que se refiere a los bienes baldíos no se puede generar la
figura de la posesión sino de la mera ocupación.

Por lo anterior, no se puede concluir que una norma implique la


derogatoria de la otra o su inaplicación, sino que se debe comprender
que regulan situaciones jurídicas diferentes y que deben ser usadas por
el operador jurídico según el caso. Es por ello que el legislador, de forma
adecuada, previo cualquiera de estas situaciones en el Código General del
Proceso, brindándole al juez que conoce del proceso de pertenencia las
herramientas interpretativas para resolver el aparente conflicto
normativo, así como las herramientas probatorias para llevar a una
buena valoración de la situación fáctica. Reconociendo, sin lugar a
dudas, que en todos los casos en los que no exista propietario registrado
en la matrícula de un bien inmueble, debe presumirse que este es un bien
baldío.
En conclusión, el juez debe llevar a cabo una interpretación armónica y
sistemática de las diferentes normas existentes en torno a tan específico
asunto, tales como los artículos 1º de la Ley 200 de 1936; 65 de la Ley
160 de 1994, 675 del Código Civil, y 63 de la Constitución Política, sin
desconocer que existe una presunción iuris tantum en relación con la
naturaleza de bien baldío, ante la ausencia de propietario privado
registrado, pues tal desconocimiento lo puede llevar a incurrir en un
defecto sustantivo por aplicar una regla de manera manifiestamente
errada, sacando la decisión del marco de la juridicidad y de la
hermenéutica jurídica aceptable (CC T-548/16 y T-488/14).

Significa lo anterior, que si bien esta Sala es la encargada por la Ley y la


Constitución de asentar el «precedente vertical» en el contorno del «derecho
privado», lo cierto es que dicho punto debe ser tratado en el contexto del «recurso
extraordinario de casación» y, por lo tanto, en este remedio, la «Sala mayoritaria»
ha aceptado solventar las «acciones de tutela» con la lupa puesta en la
inteligencia adoptada por esa Colegiatura, teniendo en cuenta que ésta es la
«garante de los derechos fundamentales, así como por respeto a la
institucionalidad en tratándose de precedentes, que deben observarse en virtud
del principio de igualdad y la coherencia del sistema jurídico» (STC943-2018).
((Negritas y Subrayas ajenas al texto).

Son estos argumentos los que permiten ratificar la decisión del juez
constitucional de primera instancia, sin que a ello se oponga la
inconformidad de los memorialistas atinente al presunto conocimiento
que tenía la Agencia Nacional de Tierras sobre este decurso, pues lo
cierto es que tal circunstancia por sí misma no puede convertirse en
óbice para desconocer las disposiciones legales que determinan la
improcedencia de la acción de pertenencia respecto de bienes que
carecen de registro o, si se quiere, respecto de los que opera la
presunción de baldíos, pertenecientes al Estado.

En tal sentido, como lo dejó sentado la Corte en la citada sentencia


STC12570-2019, no es prudente demeritar el amparo en este tipo de
situaciones, habida cuenta que «involucran intereses públicos, al estar en
juego la apropiación privada de un predio que al parecer es baldío, esto
es, un bien público de la Nación, y, por tanto, imprescriptible por mandato
del artículo 63 de la Constitución Política, en armonía con el artículos 3 de
la Ley 48 de 1882 y 61 de la Ley 110 de 1992, entre otras disposiciones»,
postura que se reforzó con lo dictaminado en STC2600-2019.
2.- Por otra parte, en lo que atañe al reparo de la funcionaria
accionada, se modificará la determinación del fallador constitucional de
primer grado, en lo concerniente a la compulsa de copias a que se hizo
alusión, pues al margen del distanciamiento interpretativo que se le
enrostra a la juez querellada, en línea de principio, no es viable tildar su
laborío como contrario a la ley penal o disciplinaria, máxime si se
observa que el raciocinio que la «célula judicial» apadrinó, fue anterior a
los pronunciamientos de la Corte Constitucional que fijaron los
derroteros que sobre la materia antes enunciados.

Inclusive, los salvamentos de voto que se han exteriorizado con


relación a las «sentencias» que sobre este tema se han proferido (Cfr.
STC2600-2019, STC4657-2018 y STC943-2018), permiten entrever que la

discusión no ha cesado, de suerte que se hace indispensable infirmar


dicha orden, «en tanto la expresión de un argumento como base de una
decisión judicial no puede constituir, per se, una actividad ilícita, sobre
todo cuando la postura, aunque controversial, no haya sido excluida del
ordenamiento, al punto que hayan diversos juzgadores compartiéndola,
como aquí sucede» (STC12570-2019).

3.- Basten las precedentes razones para proceder como fue


anunciado.

DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, en Sala de


Casación Civil, administrando justicia en nombre de la República y por
autoridad de la Constitución,

RESUELVE:

PRIMERO: REVOCAR, exclusivamente, el numeral tercero de la


parte resolutiva de la sentencia de fecha, naturaleza y procedencia
conocida, la que se CONFIRMA en todos los demás aspectos, por las
razones antes expuestas.
SEGUNDO: Infórmese a las partes e intervinientes por el medio
más expedito y remítase el expediente a la Corte Constitucional para su
eventual revisión.

TERCERO: Por secretaría, devuélvase al juzgado de origen el


sumario que se recibió en calidad de préstamo.

NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE

LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA


Presidente de Sala

ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

LUIS ALONSO RICO PUERTA

OCTAVIO AUGUSTO TEJEIRO DUQUE


SALVAMENTO PARCIAL DE VOTO

Radicación n, º 50001-22-13-000-2019-00227-01

Con p l e n o respeto por l o s i n t e g r a n t e s de l a S a l a que conformaron


mayoría para la adopción de la sentencia proferida: en e l asunto de l a
referencia , procedo a e x p o n e r las razones de mi disenso.

En ·el presente caso, mayoritariamente se consideró que había


lugar a revocar la compulsa de copias ordenada por el tribunal que
fungió como a-quo en el amparo constitucional, bajo el entendido
que «al margen del distanciamiento interpretativo que se le enrostra a la juez
querellada, en línea de principio, no es viable tildar su laborío como contrario a la ley
penal o disciplinaria, máxime si se observa que el raciocinio que la "célula judicial»
apadrinó, fue anterior a los pronunciamientos de la Corte Constitucional que fijaron
los derroteros ... sobre la materia».

También s e señaló en la decisión que l o resuelto por e l juzgado cuestionado


se f u n d a m e n t ó en v a r i o s salvamentos de voto y que e l l o permitía
establecer que « (.. ) la discusión n o ha cesado, de suerte q u e se hace indispensable
infirmar dicha orden [compulsa .de c o p i a s ] "en tanto la expresión de un argumento
como base de una "decisión: judicial" no puede constituir pe se, una
"actividad ilícita'}, sobre todo cuando la postura, aunque controversial,
no haya sido excluida del ordenamiento, al punto que hayan varios
juzgadores compartiéndola, como aquí sucede (STC12570-2019)».

Considero q u e a diferencia de lo anterior, la Sala Civil


Familia del Tribunal de Villavicencio efectuó una valoración
razonada de la cuestión jurídica y concluyó que la
autoridad accionada se apartó de la «interpretación jerárquica
que privilegió la presunción legal que favorece al Estado, es decir,
estableciendo que ante la inexistencia de propietario conocido se
presume que un bien es baldío».

Dicha situación, con los antecedentes expuestos por el


tribunal, tornaba razonable la compulsa de copias al
desconocerse de manera abierta los precedentes aplicables
sobre la materia; orden que por demás se produjo en virtud
de los principios de autonomía e independencia que le
asisten a la corporación judicial que fungió como a-qua en
el trámite constitucional y por lo mismo era viable mantener
ese mandato.

Finalmente, estimo que las copias ordenadas no


implican, p o r s í mismas, una sanción o la v u l n e r a c i ó n de
las garantías superiores, pues, como ha. sostenido la Corte:

«La S a l a p r e c i s a que la orden tendiente a remitir a n t e


la autoridad competente l a s diligencias , en aras de evaluar si hay
lugar o no a iniciar una investigación disciplinaria a la titular del
despacho convocado no implica, de ninguna manera, l a
vulneración de prerrogativas fundamentales, toda vez que en ese
escenario podrá ejercer su derecho de defensa y contradicción, si a
ello hay lugar. De esta manera, dicha decisión no comporta, per se,
una eandon» (CSJ STC12302-2019 12 sept. 2019).

2
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l~--

En los anteriores t é r m i n o s , dejo fundamentado e l


salvamento PARCIAL de voto, con reiteración de mí
irrestricto respeto por los demás i n t e g r a n t e s de l a Sala de
Casación Civil.

LUIS ALONSO RICO PUERTA


Magistrado

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