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República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Civil

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


SALA DE CASACIÓN CIVIL

Magistrado Ponente
ARTURO SOLARTRE RODRÍGUEZ

Bogotá, D. C., diecinueve (19) de diciembre de dos mil ocho (2008).

Ref. 11001-0203-000-2007-01200-00

Decide la Corte el recurso de queja que presentó el


demandado frente al auto de 14 de junio de 2007, proferido por la
Sala Civil - Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Guadalajara de Buga, en el proceso ordinario promovido por la
señora SANDRA LOPEZ VASCO contra el señor JAIME ALBERTO
ALVAREZ HERRERA, mediante el cual no se concedió la casación
interpuesta de cara a la sentencia con la que se desató la apelación
presentada contra el fallo de primera instancia.

ANTECEDENTES

1. En el Juzgado Segundo de Familia de Guadalajara


de Buga, la citada demandante, señora SANDRA LOPEZ VASCO,
instauró demanda ordinaria enderezada a que se declarara la
existencia de la unión marital de hecho y, consecuentemente, la
disolución de la sociedad patrimonial que se formó por cuenta de
haber convivido con el señor JAIME ALBERTO ALVAREZ
HERRERA y, agotadas las etapas propias del proceso, se
desestimaron tales súplicas, pero el Tribunal competente al desatar
la alzada propuesta revocó la decisión para acceder a lo pretendido,
imponiendo las costas del proceso al demandado.

2. A tiempo la parte agraviada interpuso frente a dicha


decisión, el recurso de casación que la autoridad judicial no
concedió porque la demandante en el libelo señaló “como cuantía
de las pretensiones, el equivalente a trece millones de pesos más o
menos” (fl. 35, cdno. 1), por lo que se trata de un debate patrimonial
que no supera los 425 salarios mínimos legales mensuales que para
el efecto reclama el artículo 366 del Código de Procedimiento Civil.

3. El recurrente a través de procurador judicial, agotó


el trámite previsto en los artículos 377 y 378 de la obra en comento.

CONSIDERACIONES

1. Tras comprobar la Corte que la queja instaurada,


de acuerdo con lo previsto en el artículo 377 del estatuto procesal
civil, es procedente, dado que se interpuso frente a la providencia
con la cual el Tribunal competente no concedió el recurso de
casación que el demandado JAIME ALBERTO ALVAREZ
HERRERA formuló contra la sentencia que desató la segunda
instancia del proceso ordinario que la señora SANDRA LÓPEZ
VASCO le entabló al recurrente, se impone, entonces, dilucidar lo
que en derecho corresponde, a fin de establecer si estuvo bien

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denegado o no el señalado mecanismo de impugnación
extraordinario.

Con ese particular propósito, es preciso recordar que, de


acuerdo con lo previsto en la ley y lo señalado por la jurisprudencia,
el recurso de casación sólo fue previsto para emplearse frente a
ciertas y determinadas sentencias, en atención a la naturaleza del
proceso en el que fueron proferidas, al juez que las emitió y, por
regla, al valor actual de la resolución desfavorable al recurrente,
salvo que se trate de providencias adoptadas en procesos ordinarios
que versen sobre el estado civil de las personas. (Cfr. art. 366 del C.
P. C., modificado por la Ley 592 de 2000).

2. En lo que interesa al caso sometido a


consideración, conviene recordar, en primer término, que la
sentencia de segundo grado proferida por el Tribunal Superior del
Distrito Judicial competente, se emitió en el proceso ordinario que la
señora SANDRA LOPEZ VASCO entabló contra el señor JAIME
ALBERTO ALVAREZ HERRERA, en orden a que, de acuerdo con lo
previsto en la Ley 54 de 1989, se acceda a declarar que entre ellos
existió una unión marital de hecho con los consabidos efectos de
naturaleza patrimonial.

También importa memorar, por un lado, que en la


referida decisión, tras revocar el fallo desestimatorio que profirió el
Juzgado del conocimiento, la Sala de Decisión respectiva, declaró
que entre los señalados litigantes “existió una sociedad patrimonial
entre compañeros permanentes como consecuencia de la unión
marital de hecho sostenida entre ellos entre el 6 de julio de 1999 y el

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30 de noviembre de 2004” (fl. 28) y, por el otro, que la negativa a
conceder el recurso de casación que suscitó la interposición de la
citada queja, el Tribunal la apoyó en que de acuerdo con “la
demanda la cuantía de las pretensiones equivale a trece millones de
pesos mas o menos”, rubro que no supera la cifra equivalente a los
425 salarios mínimos legales mensuales (fl. 35), en tanto que la
apoderada judicial del recurrente -demandado- sostiene que como
las pretensiones otrora impetradas no son “eminentemente
patrimoniales”, debe obrarse de acuerdo con el ordinal 4º del
referido artículo 366 que “posibilita el acceso a aquél medio
impugnativo extraordinario contra las sentencias emitidas … en
procesos ordinarios que versan sobre el estado civil” (fl. 38).

3. La reseña precedente impone definir, previamente,


si en los procesos judiciales encaminados a que, de acuerdo con los
lineamientos de la mencionada Ley 54, se declare la unión marital
de hecho con los efectos patrimoniales de rigor, el asunto
relacionado con la procedencia del recurso de casación, debe
despejarse con fundamento en la regla general según la cual son
susceptibles de tal mecanismo “las sentencias dictadas en segunda
instancia por los tribunales superiores cuando el valor actual de la
resolución desfavorable al recurrente sea o exceda de cuatrocientos
veinticinco (425) salarios mínimos legales mensuales vigentes”, o
corresponde zanjarse, con total prescindencia de ese aspecto de
orden económico, a partir de considerar que una discusión del
señalado linaje versa “sobre el estado civil”.

Por cuenta de la tesis mayoritaria que en el pasado


imperó en la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de

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Justicia, el anterior interrogante se resolvió en el sentido de señalar
que discusiones del citado abolengo era posible examinarlas en el
terreno de la casación si el debate patrimonial allí suscitado
superaba el contenido económico que al efecto exige la Ley 592 de
2000; empero, sometida esa temática a un nuevo análisis que en
forma sistemática y en armonía con las disposiciones constituciones
y legales que en este momento gobiernan la señalada institución, la
Corporación arribó, en reciente decisión, a una conclusión diferente
que impuso, entonces, variar su doctrina, para definir que en
asuntos de esa especie la viabilidad de la casación no puede estar
atada al aspecto monetario que en el pasado para que fuera dable
allanar el camino del citado recurso extraordinario, su presencia era
sine quanum, sino que éste medio de impugnación, por la
naturaleza de los hechos que en tales procesos se dilucidan, en
particular, por la simetría o armonía que en el ordenamiento jurídico
se determinó para los compañeros permanentes en relación con las
personas que están unidas por el matrimonio, debía examinarse a
partir de esa correspondencia que significaba predicar que en una u
otra relación se generaba para los consortes una similar forma de
estado civil.

En efecto, ciertamente, en decisión el pasado 1º de julio


(expediente 00205), se admitió que “[d]esde la vigencia de la Ley 54
de 1990, la Corte ha sostenido, por mayoría, que la ‘unión marital de
hecho’, definida por aquélla como la ‘formada entre un hombre y
una mujer, que sin estar casados, hacen una vida permanente y
singular’, no originaba un estado civil, porque conforme lo preveía el
artículo 42 de la Constitución Política, el legislador era el único
facultado para determinar lo ‘relativo al estado civil de las personas

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y los consiguientes derechos y deberes’, situación que no podía
deducirse de la precitada ley ‘pues ella no tuvo por cometido crear
un estado civil’ ”1.

“De una parte, porque no regulaba derechos y deberes


entre los compañeros permanentes. De otra, por cuanto no era
suficiente la mera declaración formal de los interesados para
conformar la unión marital de hecho, dado que necesitaba de la
presencia de hechos materiales que la revelaran. Y por último,
porque carecía de una regulación que la proyectara en los libros del
estado civil de las personas.”

“Como se concluyó, ‘si bien la unión marital de hecho y


la constitución de la familia por vínculos naturales, a voluntad de la
pareja, puede llegar a constituir un estado civil, lo cierto es que
todavía no se ha expedido la ley que haga tal asignación, ni hay
norma que permita asimilarlo como tal, ni menos se puede deducir
por el reconocimiento de derechos legales específicos de distinto
orden hasta ahora conferidos a los compañeros permanentes,
incluso algunos por vía jurisprudencial, los cuales, valga decirlo, no
se eliminan ni merman por el hecho de no constituir la unión marital
el estado dicho’ ”.

Pero la Corte, consciente de las variables que en


seguida se registran, sostuvo que “… un nuevo análisis de la
cuestión demanda rectificar la doctrina sobre el particular, porque
aún sin que se haya expedido la ley que haga la asignación que en
tales antecedentes se echó de menos, normativamente se han
1
Autos 266 de 28 de noviembre de 2001, expediente 0096; 247 de 1º de noviembre de 2004,
expediente 00773; 179 de 9 de agosto de 2005, expediente 1999-00042-01; y 028 de 30 de
enero de 2006, expediente 2005-01595-00.

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introducido cambios que tienden a darle a la unión marital de hecho
un tratamiento jurídico equiparable o semejante al del matrimonio y
a todo lo que gira alrededor de esas situaciones, cuestiones todas
que sin lugar a dudas permiten subsumir a aquélla en la definición
del artículo 1º del Decreto 1260 de 1970, según el cual el “estado
civil de una persona es su situación jurídica en la familia y la
sociedad, determina su capacidad para ejercer ciertos derechos y
contraer ciertas obligaciones, es indivisible, indisponible e
imprescriptible y su asignación corresponde a la ley”.

“Así, por ejemplo, la Ley 1060 de 2006, mediante la cual


se introdujeron importantes reformas al Código Civil, reputa como
hijo de los cónyuges o compañeros permanentes, al que es
concebido durante el matrimonio o durante la unión marital de hecho
o al que nace después de expirados los ciento ochenta días
subsiguientes a la celebración de aquél o a la declaración de ésta.
De otra parte, si bien la unión marital de hecho requiere de actos
materiales para constituirla, en la hora de ahora no es aceptable que
la declaración formal de los compañeros permanentes sea
insuficiente para conformarla, porque amén de las “providencias”
que la declaran, también tiene sus fuentes en las actas de
conciliación y en el mutuo consentimiento de los interesados
manifestado ante notario, como expresamente se consagra en las
Leyes 640 de 2001, artículo 40, numeral 3º, y 979 de 2005, artículo
4º, numerales 1º y 2º.”

“En el campo económico, la misma Ley 54 de 1990, bajo


ciertas circunstancias, admite la posibilidad de “presumir” la
existencia de la sociedad patrimonial entre compañeros

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permanentes, al punto que regula los derechos y deberes de ese
régimen patrimonial, a semejanza, en términos generales, de la que
se origina por el hecho del matrimonio, pues unas de las causales
establecidas para disolverla, coinciden con algunas de ésta,
inclusive, para su liquidación, remite al régimen de las
capitulaciones matrimoniales y de la sociedad conyugal del Código
Civil.”

“Por esto, la Corte recientemente enseñó que la Ley 54


de 1990, no tenía como único propósito, definir la unión marital de
hecho y describir sus elementos, sino que también en ella se
‘estableció que esa conceptuación se hacía ‘para todos los efectos
civiles’ (se subraya), lo que significa que, con independencia de
cuáles sean en concreto esos efectos (derecho a alimentos,
derechos laborales prestacionales, entre otros), es innegable que la
norma hace alusión a una relación jurídica específica que genera
consecuencias jurídicas determinables para cada uno de los
compañeros permanentes’ ”2.

“3.- Efectivamente, como se lee en la exposición de


motivos, consciente el legislador del inocultable hecho social de la
‘familia natural’, la Ley 54 de 1990, según su titulación lo indica,
amén de reconocer el origen de la misma, como es la unión marital,
tiene como finalidad establecer los derechos y deberes
patrimoniales de los ‘concubinos’, para así llenar el vacío existente
en una materia que interesa al bienestar de la familia y que no
puede quedar al margen de la protección del Estado 3”.

2
Sentencia 268 de 28 de octubre de 2005, expediente 2000-00591-01.
3
Cfr. Anales del Congreso de 15 de agosto de 1988, número 79.

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“En esa medida, aunque la citada ley es anterior a la
Constitución Política de 1991, régimen que en su artículo 42
reconoce que la familia puede constituirse ‘por vínculos naturales o
jurídicos’, su lectura e interpretación no puede ser extraña a los
valores y principios que ese nuevo orden de cosas consagra. Por el
contrario, dicha normatividad debe entenderse con una vocación de
equidad e igualdad, porque sin duda alguna lo que sus normas
procuran es reconocer, como luego lo hizo el precepto superior
citado, que la unión libre entre el hombre y la mujer, también
“corresponde a una de las formas legítimas de constituir una
familia”4, merecedora, por lo tanto, de protección legal y de
aceptación social.

“Si la familia se constituye por vínculos naturales o


jurídicos, bien por la decisión libre de un hombre y una mujer de
contraer matrimonio, ya por la voluntad responsable de conformarla,
es claro que en un plano de igualdad, ambos casos deben recibir el
mismo trato. Por esto, no puede sostenerse que, en ese preciso
tópico, el primer evento es el único que genera un estado civil, el de
casado, mientras que el otro no, menos cuando el ‘acto’ jurídico del
matrimonio no es la única fuente ontológica del mentado estado,
porque de conformidad con el artículo 2º del Decreto 1260 de 1970,
también pueden ser otros ‘actos’, amén de los ‘hechos’ y las
‘providencias’.

“De ahí que así como el matrimonio origina el estado


civil de casado, la unión marital de hecho también genera el de
‘compañero o compañera permanente’, porque como se advirtió, la

4
Corte Constitucional. Sentencia C-098 de 1996.

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Ley 54 de 1990 no se limita a definir el fenómeno natural en
cuestión ni a señalar sus elementos, sino que precisa el objeto de la
definición, al nominar como compañeros permanentes, ‘para todos
los efectos civiles’, al hombre y a la mujer que deciden en forma
voluntaria y responsable conformarla.

“La ley, es cierto, no designa expresamente a la unión


marital de hecho como un estado civil, pero tampoco lo hace con
ningún otro, simplemente los enuncia, aunque no limitativamente, y
regula, como acontece con los nacimientos, matrimonios y
defunciones, y lo propio con la referida unión. Por ello, el artículo 22
del Decreto 1260 de 1970, establece que los demás ‘hechos, actos
y providencias judiciales o administrativas relacionadas con el
estado civil’, en todo caso, ‘distintos’ a los que menciona, deben
inscribirse, al igual que éstos, en el registro respectivo, así sea en el
libro de varios de la notaría, como lo permite el artículo 1º del
Decreto 2158 de 1970.”

“En ese sentido, al concluirse que la ley no brinda un


trato diferente a los cónyuges y compañeros permanentes, pues no
obstante este último constituir ‘un estado civil’, se tiene explicado
que la unión marital de hecho en ‘determinadas circunstancias,
establece o modifica el estado civil de quienes hacen parte de ella, y
la ley en consecuencia, acorde con la Constitución, determina en
estos casos el estado civil, lo asigna, lo mismo que los
consiguientes derechos y deberes. Derechos y deberes entre los
miembros de la unión marital de hecho, y entre estos y los hijos si
los hubiere’ ”5.

5
Corte Constitucional. Sentencia C-174 de 1996.

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“Desde luego, al margen de que pueda surgir la
sociedad patrimonial, no escapa a la Corte que en ciertos casos,
como cuando uno de los integrantes de la pareja, o ambos, tiene
vivo un matrimonio anterior, puede confluir la condición de casado
con el de compañero permanente. Esto, empero, no atenta contra el
principio de la indivisibilidad del estado civil, porque la fuente
ontológica de una y otra situación es distinta, y porque como se
reconoció en el precedente inmediatamente citado, los mismos
hechos hacen que la unión marital tenga la virtud de establecer o
modificar el estado civil de quienes hacen parte de ella.”

“Lo anterior se corrobora en el campo personal, porque,


precisamente, los ‘derechos y deberes’ a que se hizo referencia,
ponen de presente no sólo el innegable carácter de estado civil de
dicha unión, sino que al exigirse que la ‘comunidad de vida debe ser
permanente y singular’, y al establecerse la presunción de
paternidad en comento, amén de comportar la obligación de
fidelidad, al igual que ocurre en el matrimonio, todo ello permite
superar el problema de la indivisibilidad.

“El mismo artículo 42 de la Constitución Política, fuera


de señalar que la honra, la dignidad y la intimidad de la familia son
inviolables, reconoce que las relaciones de las familias natural y
jurídica se basan en la igualdad de derechos y deberes de la pareja
y en el respeto recíproco entre todos sus integrantes. Para no
mencionar otros, respecto de los cónyuges y compañeros
permanentes, la ayuda y socorro mutuos, y de los hijos, el derecho
a decidir libre y responsablemente el número de éstos, así como el

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deber de sostenerlos y educarlos mientras sean menores o
impedidos.

“4.- De lo dicho se sigue que la unión marital de hecho,


al igual que el matrimonio, es una especie de estado civil, pues
aparte de no ser una relación cualquiera, no es algo que sea
externo a las personas que la conforman, por el contrario,
trasciende a ellas, es decir, a la pareja misma y a cada uno de sus
miembros individualmente considerados, con cierto status jurídico
en la familia y la sociedad, estado que, como lo dicen los hermanos
Henry, León y Jean Mazeaud, ‘está… unido a la persona, como la
sombra al cuerpo. Más estrechamente todavía. Es la imagen jurídica
de la persona’ ”6.

“5.- Corregida en ese sentido la doctrina de la Corte, la


concesión del recurso de casación, entonces, no estaba sujeta a
ningún contenido económico, pues como quedó explicado, la unión
marital de hecho es una cuestión que concierne al estado civil de las
personas.”

4. Por virtud de lo anterior es claro que en el sub


judice el recurso de queja debe prosperar, dado que los argumentos
expuestos por el a quo para soportar la no concesión del recurso de
casación que contra la sentencia de segunda instancia interpuso el
demandado, hoy no pueden, en estrictez, regir la cuestión que en el
punto se suscita, pues, tratándose de litigios derivados de la
convivencia o unión marital de hecho, entrañan una particular
discusión que, con independencia del alcance que en el terreno

6
Lecciones de Derecho Civil, Parte I, Volumen II, EJEA, Buenos Aires, página 33.

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económico registre el tema relacionado con el valor de los bienes
que podrían hacer parte de la sociedad patrimonial que por aquella
se forma, hace viable la procedencia de la memorada herramienta
de carácter extraordinario, en cuanto que se trata de un proceso
judicial regido, entonces, para tales efectos, por la primera parte del
numeral 4º del artículo 366 del estatuto procesal.

5. No obstante lo anterior, en punto al estado civil de


quienes conforman la unión marital de hecho -compañeros-, esto es,
la que se forma entre un hombre y una mujer, que sin estar
casados, hacen una comunidad de vida permanente y singular,
conviene señalar que aquél, desde la perspectiva panorámica, “es la
posición jurídica que tiene la persona en relación con la sociedad en
que vive, en el grupo familiar y respecto de sí misma” 7, en cuanto su
fijación proviene de “las cualidades personales que hacen que la
persona viva o esté en la comunidad de una manera diferente
respecto de otra en la que no concurran” esos específicos
caracteres, “noción que importa a la sociedad en tanto que fija el
puesto de la persona en ella y, por consiguiente, no es algo que le
atañe exclusivamente a ésta como cualquier otra cosa de su
propiedad”, lo que permite señalar que el estado civil queda
desligado del “juego de la voluntad” y es, por tanto, “indisponible” 8.

Por manera que si “el estado civil es la situación que,


entre el nacimiento y la muerte, ocupa la persona en el ámbito del
derecho privado; … en una acepción más precisa, … es la situación
familiar con arreglo a la filiación y el matrimonio” 9, miradas la cosas
7
Fernando, Vélez, Estudio Sobre el Derecho Civil Colombiano, Tomo II.
8
Diéz-Picazo, Luis, Sistema de Derecho Civil, Volumen I, p
9
Carbonnier, Jean, Derecho Civil, Tomo I, Volumen I, Disciplina General y Derecho de las
Personas, pág. 284.

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a partir de la expedición de la Ley 54 de 1990, con el vigor que las
disposición legales que en torno a la figura jurídica de la “unión
marital de hecho” se han promulgado, justifica entonces equiparar la
situación que surge de esa particular relación, con la que brota de la
institución del matrimonio, en cuanto que las razones que a espacio
expuso la Sala para soportar la rectificación de la doctrina que
imperaba en la materia, en nuestros días impiden mantener la
distinción con fundamento en la que resultaba inviable, con
prescindencia del aspecto económico, situar las controversias como
la que es materia de análisis en el terreno de los procesos ordinarios
que guardan relación con el estado civil de las personas.

6. En consecuencia, deberá declararse mal denegado


el recurso de casación que el demandado interpuso frente a la
sentencia que profirió el Tribunal Superior para agotar la segunda
instancia del proceso ordinario instaurado por la señora SANDRA
LÓPEZ VASCO, lo que impone adoptar las determinaciones
consecuenciales para abrirle paso al trámite extraordinario de rigor.

DECISIÓN

Por lo anterior, la Corte Suprema de Justicia, Sala de


Casación Civil,

RESUELVE

1. Declarar MAL DENEGADO el recurso


extraordinario de casación, interpuesto por el demandado contra la

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sentencia de 11 de mayo de 2007 proferida en el proceso ordinario
promovido por la señora SANDRA LOPEZ VASCO contra el señor
JAIME ALBERTO ALVAREZ HERRERA.

2. ORDENAR, en su lugar, que el Tribunal de origen


adelante el trámite previo que sea necesario, a fin de establecer si
de acuerdo con los demás requisitos legales hay lugar a conceder o
no dicho recurso.

NOTIFÍQUESE

ARTURO SOLARTE RODRÍGUEZ

JAIME ALBERTO ARRUBLA PAUCAR

RUTH MARINA DÍAZ RUEDA

PEDRO OCTAVIO MUNAR CADENA

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WILLIAM NAMÉN VARGAS

CÉSAR JULIO VALENCIA COPETE

EDGARDO VILLAMIL PORTILLA

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