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JUAN CARLOS ALONSO

Juan Carlos Alonso es Psicólogo (Universidad Nacional, Bogotá) y Analista


Junguiano de la IAAP (International Association for Analytical
Psychology). Magister en Estudios Políticos (Universidad Javeriana). Miembro
Fundador y Director de ADEPAC (Asociación de Psicología Analítica en Colombia).
Atiende consulta particular como psicoterapeuta y analista junguiano especializado
en adultos. Este artículo fue elaborado con base en Cine foro coordinado por el
autor en Medellín el sábado 2 de agosto de 2014. Correo:adejungcol@yahoo.com

Dos comentarios sobre el siguiente análisis. El primero es que tuve en mis manos
dos versiones de esta película con traducciones del sueco que diferían bastante en
algunos aspectos, por lo que me permití escoger las mejores, sobre todo para
eliminar los casos en los que las traducciones no parecían tener sentido. El segundo
es que para el análisis me basé en algunas reseñas de internet, y deseo resaltar la
que más elementos me dio y es la de Jaume Cardona en su Blog Cine y
Psicología.    
Para analizar psicológicamente esta película es importante destacar el título
de “Persona” y relacionarlo con el concepto junguiano del mismo nombre, ya que la
influencia de Jung en esta obra es indiscutible. Recordemos que Jung no creía que
nuestra personalidad fuera única e indivisible, sino que por el contrario, creía que
la personalidad está compuesta por un conjunto de sub-personalidades. El título de
un texto del analista norteamericano Ira Progoff en el que habla de este tema es
bastante ilustrativo. Se llama “Individuos dentro del individuo”. Tres de esas sub-
personalidades son el yo, la sombra y la persona.
Yo, sombra y persona
El yo es lo que conocemos de nosotros mismos de manera consciente. Esto implica
que existen muchos aspectos nuestros que no conocemos conscientemente, es
decir, que nos son inconscientes. Algo desagradable de esto es que en ocasiones los
demás sí los conocen. Por ejemplo, son esos defectos que los demás ven en nosotros
y que nosotros nos negamos a aceptar.

Buena parte de estas características constituyen la sombra. La sombra es esa parte


que no logramos ver en nosotros mismos porque la tenemos reprimida.
Generalmente comienza a crearse desde que estamos pequeños, cuando nuestros
padres nos dicen que algo que hemos hecho, no está bien. Eso va directo a
la sombra.
Por el contrario, la persona es la manera como deseamos que nos vean los demás,
es nuestra máscara social que le sirve al yo para relacionarse con el mundo exterior.
Contiene todos esos aspectos que nos gusta que los demás vean en nosotros.
También suele estructurarse desde la infancia temprana, a partir de esas conductas
que son reforzadas por nuestros padres. Otra fuente de rasgos de
la persona proviene de la imitación de comportamientos de individuos que
admiramos e idealizamos. Hablaremos de esto, ya que lo vemos en la película.
Esta película trata sobre el yo, la sombra y la persona, y sobre un par de mujeres,
una que lleva muy bien puesta su persona y otra que intenta vivir sin ella.
Etimología de la palabra persona
Jung tomó prestado el término de persona del teatro romano, en el cual
esa persona era la máscara del actor. Al colocarse la persona o máscara, el actor
desempeñaba un papel determinado dentro del drama.
Es muy interesante conocer la etimología de esa palabra y de sus palabras
derivadas. Como dije, comenzó siendo la máscara del actor, y luego pasó a referirse
al actor, llevara o no una máscara. Luego aparece una derivación de la palabra, que
es la del “personaje”, que comienza a designar al papel desempeñado por el actor.
Después, comienza a utilizarse el término persona para referirse a cualquier
individuo, lo cual parece una aceptación abierta de que todos desempeñamos roles
en el teatro de la vida. Y muy recientemente aparece la palabra “personalidad” para
determinar las características que configuran la manera de ser de un individuo.
Resalto el hecho de que no se menciona que se refiera a la manera de ser
“auténtica”.
Tomado desde lo junguiano, la persona tiene una función de adaptación al mundo
social e incluye muchas cosas, entre otras el nombre, los títulos, los papeles a
desempeñar, los comportamientos, etc. Es decir, cada uno adopta un nombre,
adquiere un título, desempeña un cargo, y ese cargo exige unos papeles que la
sociedad espera. Si se reflexiona sobre esto, se llega a la conclusión de que
la persona es realmente una construcción social, un compromiso y un pacto que
hace el individuo con la sociedad. La persona es importantísima socialmente ya
que permite que la interacción social fluya fácilmente y evita torpezas y malestares.
Los individuos que no han construido una persona adecuada suelen ser faltos de
tacto y torpes en sus relaciones interpersonales.
Por ejemplo, de la máscara de una psiquiatra como la que aparece en la película, se
espera que sepa escuchar a los pacientes, que sepa diagnosticar un trastorno
psíquico y que sepa recomendar vías de recuperación. De una enfermera como la
del film, se espera que sepa cuidar a los pacientes. Y de ambas, que tengan un trato
muy humano con sus pacientes.

La persona de Elisabet
En ese sentido, los actores sí que saben de la persona porque su trabajo consiste en
interpretar distintos papeles, para representar “personajes”. Se ponen una máscara
para interpretar un papel, luego se la quitan y se ponen otra máscara en otra obra,
etc. Y cuando no están actuando, Jung diría que siguen actuando. Si son casados, se
ponen la máscara de esposos. Si son docentes, se ponen la máscara de profesores, si
van a visitar a la madre, se ponen la máscara de hijo, etc.
Eso nos lleva a hablar de Elisabet. De la “máscara social” de ella sólo sabemos que
se llama Elisabet, que es actriz, que está casada y que tiene un hijo. Además, que
estaba representando el papel de Electra, y que por lo tanto el público esperaba que
dijera los parlamentos de la obra griega que estuviera representando, la de Esquilo
o la de Eurípides. Pero, de pronto, enmudece. Y eso por supuesto que causa
desconcierto en la gente.

Diagnóstico de la psiquiatra
Uno se pregunta: ¿Por qué se quedó callada? Parecería como si en medio de la
actuación, de pronto Elisabet se hubiera cansado de actuar. Pero no sólo de su
papel de Electra, sino de su rol social como Elisabet.

Bergman lo deja saber desde el comienzo, a través de lo que le dice la psiquiatra a


Elisabet Vogler. Para mí, este parlamento es una guía para entender toda la
película, y por eso vamos a recordar lo que ella dice en varios momentos del
análisis. La médica le dice:

¿Crees que no entiendo? El sueño imposible de ser. No de parecer, sino de ser.


Estar consciente y alerta cada vez que despiertas. La lucha entre lo que eres con
los demás y lo que eres tú. Una sensación de vértigo y un temor constante a
quedar expuesta, a ser analizada, diseccionada, quizás incluso aniquilada. Puedes
encerrarte en ti misma, aislarte. Así no tendrás que desempeñar roles, ni poner
caras ni falsos gestos. Eso piensas”.
Así que la psiquiatra la entiende. Es una buena psiquiatra que además conoce la
teoría junguiana. Sabe que una cosa es la persona y otra cosa es el yo. Entiende que
Elisabet quiera dejar de “parecer” ante los demás y trate de ser ella misma. Sabe
que todos necesitamos de máscaras, porque sin ellas, uno puede ser analizado,
diseccionado y hasta aniquilado. Comprende que Elisabet quiera dejar de ponerse
máscaras, lo que puede significar aislarse en sí misma y dejar de actuar, de hablar y
de sentir… Pero la médica le dice que está intentando un sueño imposible y por eso
le dice al final: “Eso es lo que piensas”. Es decir, piensa que lo puedes lograr, pero
que no esté tan segura de lograrlo.
Veamos cómo definía Jung la persona:
“…Como su mismo nombre lo indica, la persona es tan sólo una máscara de la
psique colectiva, una máscara que transmite la engañosa sensación de ser
individuo y que, no siendo realmente más que un papel interpretado, en el que la
psique colectiva toma la palabra, hace que los otros y nosotros mismos pensemos
que somos individuos.”
Eso significa que si miramos bien la persona, descubrimos que no es tan “real”
como creemos sino que simplemente “aparenta ser auténtica”, pero que en el fondo
es algo convencional. Como dijimos antes, es un arreglo social que hace el yo con la
sociedad, y con lo colectivo.
Por supuesto que esto no significa que en la persona todo sean falsedades. Las
cualidades de la máscara son, hasta cierto punto, reales. Pero… si se compara la
máscara con la cara que hay detrás, es decir comparando la persona con la esencia
del yo del individuo, esas características de la persona son bastante secundarias, y
suelen responder la mayoría de las veces más a las exigencias de los demás, que a
los propios deseos.
Pero volvamos al propósito de Elisabet de no hablar, no actuar, no sentir. Hay una
escena muy significativa cuando estando en su habitación del hospital, ella ve en la
televisión unas duras escenas sobre los disturbios provocados por un bombardeo
norteamericano al Vietcong, y ve a un bonzo incendiándose. Y no puede dejar de
sentir y de actuar. Muestra gestos de terror en su cara. Recordamos en ese
momento lo que le ha dicho también la psiquiatra a Elisabet al comienzo de la
película: “La realidad es atravesada, tu escondite no es hermético. La vida se
cuela por todas partes. Estás obligada a reaccionar”. Las escenas brutales que ha
visto han atravesado su hermetismo, se han colado por su barrera protectora.
Entonces, la actriz comienza a descubrir que es imposible dejar de actuar y de
sentir.
La persona de Alma
Hablemos ahora de la enfermera Alma. Ella, al contrario de Elisabet, tiene una
máscara social muy bien puesta. Alma es “eso que se espera socialmente de ella”, y
al comienzo no hace muchos cuestionamientos al respecto.

Cuando se presenta ante la actriz, le da a conocer su máscara. Le dice:

“Yo soy la hermana Alma… tengo 25 años y estoy comprometida, soy enfermera
desde hace dos años, mis padres tienen una granja, mi madre también fue
enfermera antes de casarse”. 
Luego, cuando se va a acostar, tiene un interesante soliloquio en el que reflexiona
sobre lo extraño de estar haciendo siempre las mismas cosas que se espera de ella y
que hacen los demás.
“Me casaré con Karl-Henrik y tendré un par de hijos, a los que tendré que criar.
Es mi destino. Está dentro de mí. No hay nada que pensar. Es un enorme
sentimiento de seguridad. Tengo un trabajo que me gusta y con el que soy feliz.
Eso también es bueno… de otro modo, pero ¿es bueno? Es bueno”.
Esa es la seguridad que da la persona. Le dice a uno lo que la sociedad espera de
uno: que se case, que tenga hijos, que los cuide, que tenga un trabajo, que compre
una casa, que compre un carro, etc. Pero desde el primer encuentro con Elisabet, ya
esa seguridad comienza a ponerse en duda, y se manifiesta con esa duda al final de
su reflexión: “¿Es bueno?” y se tranquiliza respondiendo: “Es bueno”.
Llama la atención que cuando la psiquiatra le pregunta a Alma si ya vio a Elisabet,
ella le dice que duda si será capaz de encargarse de ella. La razón es que le notó una
mirada perversa, y que siente que la actriz puede ser muy fuerte mentalmente.
Parece como si intuitivamente percibiera el peligro al que se enfrenta. El peligro de
confrontar su máscara a una mujer que intenta no tener ninguna máscara. Pero
decide intentar el reto y veremos que Alma va a sufrir una gran transformación a lo
largo del film.

Acerca de la isla
Y hablemos ahora del lugar en donde transcurrirá el resto de la película. La
psiquiatra recomienda que Elisabet pase unos días de descanso en la casa que la
médica tiene en una isla. En la realidad se trata de la isla de Faro. Es una isla sueca
que desde que Bergman la conoció, decidió que quería pasar allá el resto de sus
días. Y allá está enterrado. En esa isla filmó una buena parte de sus películas, entre
otras Un verano con Mónica, La pasión de Ana, La hora del lobo, y Persona.
Simbólicamente, una isla es un lugar de “aislamiento”. Una isla es el lugar preciso
para que surjan las emociones con toda su intensidad. Un lugar para que los
individuos se confronten unos a otros y se confronten consigo mismos.

Alma revela su intimidad


En esta isla y facilitado por el silencio de Elisabet, Alma revela su intimidad. Habla
y habla y habla… La gente le ha dicho que es buena escuchando, pero como Elisabet
no habla, pues ella tiene que hablar. Es la primera vez que alguien la escucha, y por
eso siente el placer de hablar. Habla acerca de ella, de su familia, de su trabajo, de
sus relaciones afectivas, de su novio. Le habla de los defectos que le achaca su
novio: su pereza y su falta de ambición. Es decir, habla de su sombra.
El silencio de Elisabet la convierte en alguien que escucha atentamente sin hacer
juicios, y por eso, Alma empieza a narrarle cosas cada vez más íntimas. Llega un
momento en donde uno no sabe quién es la enfermera y quién la paciente.Se abre
tanto que termina por retirar su máscara y relatar un episodio sexual del pasado
con una chica y un par de muchachos. Ese relato ha sido catalogado como una de
las escenas clásicas más eróticas en el cine, que comunica la fuerza del deseo y el
placer sexual.

Sin embargo, la situación desemboca en algo muy doloroso, en un embarazo


inesperado y en el aborto. Todo acompañado de un profundo sentimiento de culpa.
Y Alma dice:

“¿Es posible ser una y otra persona al mismo tiempo? ¿Es decir dos personas?
¡Dios mío, es una tontería!”.
Bueno, pues no es una reflexión tonta. Volvamos a lo que dijimos al comienzo y es
que no somos una sola personalidad, sino un manojo de sub-personalidades. Eso
que dice Alma suele ser lo que se piensa luego de que la sombra ha hecho su
aparición. Nos hace decir luego: “Eso que hice es como si no hubiera sido yo”.
Parece como si el yo hubiera perdido el control de la situación y hubiera actuado un
“otro”. O sea, como si uno fuera dos personas.
Hay una imagen muy interesante en la que Alma mira a la actriz mientras llueve en
el exterior. Refleja la admiración y la idealización de Alma por Elisabet. Facilitado
por el silencio de ésta, se va generando en Alma un deseo de ser como ella. Alma
comienza a cuestionar su propia máscara y querer ser como Elisabet. O mejor,
como ella cree que es la actriz. Recordemos que la persona tiende a imitar a los
demás y a asumir la forma de actuar de ellos, cuando se los admira.
Esto se evidencia en estas palabras:

“¿Sabes lo que pensé cuando vi tu película aquella noche? Cuando llegué a casa,
me vi en el espejo y pensé: ‘Nos parecemos’. No me malinterpretes, tú eres más
bonita. Pero… si quisiera, creo que me podría convertir en ti, si hiciera un
verdadero esfuerzo. Quiero decir, por dentro.”
Ella desea ser como la actriz y el silencio de ella es un terreno propicio para
proyectar sus propios contenidos. Y es que Alma no puede conocer a Elisabet
porque ella no habla. Pero, a través de Elisabet, comienza a conocerse ella misma.
Como es la primera vez que la escuchan, es la primera ocasión que tiene para
conocer su propia identidad, a través de otro.

El vampirismo emocional
Después de la noche en la que se confiesa, Alma tiene una extraña experiencia que
luego no sabe si es real o sueño, en el que la actriz entra a su cuarto y tienen un
acercamiento. Se ha catalogado como un acercamiento vampírico. Elisabet se
comporta como un vampiro. Uno diría como un vampiro emocional. Así fuera un
sueño, es como si Alma tuviera la intuición de que Elisabet está vacía de emociones
y va a tratar de alimentarse en adelante de su mundo emocional. Son muy
sugerentes las últimas imágenes del acercamiento, en las que el contacto no está
exento de cierta tensión sexual, tan propia del mundo de los vampiros. Es como si a
partir de este momento, Alma iniciara un proceso de identificación psicológica con
Elisabet.

La traición de Elisabet
Luego hay una situación que produce un cambio definitivo en el desarrollo de la
película. Sucede cuando Alma lleva varias cartas de Elisabet al correo. Alma no
resiste la tentación y lee una dirigida a la psiquiatra. Dice:

“Alma me mima de un modo realmente conmovedor. (…) Me parece que se siente


impresionada por mí, fascinada de una manera inconsciente y deliciosa. Resulta
divertido estudiarla. Anoche lloró por pecados del pasado. Una orgía con un
extraño seguida de un aborto. Se queja de que sus ideas sobre la vida no
concuerdan con sus acciones”.
Alma se siente traicionada y su decepción es total. A partir de ese instante surge
una Alma vengativa. Un hecho lo demuestra y es que luego de que accidentalmente
se le rompe una copa, deliberadamente deja un cristal para que Elisabet se corte
con él.

En ese momento parece como si la película se hubiera quemado y surgen unas


imágenes a gran velocidad: un diablo, la muerte y una mano a la que le están
enterrando un clavo. Todos aspectos sombríos. Hasta aquí llega la primera parte de
la película y comienza la segunda.

La segunda parte de la película


Recordemos que la Sombra es el lado oscuro de la Persona, el polo opuesto de
la Persona. En esta segunda parte de la película, las dos mujeres van a dejar que
salgan sus respectivas sombras, y para demostrarlo, Bergman muestra a ambas
protagonistas vestidas de negro.
Las dos mujeres saben que las cosas han cambiado. Alma desea volver a la ciudad.
Se siente utilizada por Elizabeth y le exige que le hable, que le explique lo que hizo.
La sacude y en la contienda, Elizabeth termina golpeando a Alma. Y ella toma una
olla de agua hirviendo y cuando amenaza echársela encima, es la única vez que la
actriz habla, gritándole que no lo haga. De nuevo, la realidad se ha colado por el
hermetismo que intenta la actriz.

Luego Alma deja la agresión física pero comienza la violencia verbal. Le habla de
su sombra, de su sórdido interior. Le dice:
“Eres inaccesible. La médica dijo que estabas sana, pero no que estuvieras
cuerda. Te haces la sana, y lo haces tan bien que todos te creen. Todos excepto yo,
que sé que estas podrida”.
Eso que le ha dicho es demasiado duro y Elisabet sale de la casa y Alma la sigue
para excusarse. inicialmente Elisabet no la escucha, pero luego se reúnen de nuevo.

La visita de Vogler
Llega así la escena del encuentro con Vogler, la pareja de Elisabet. Aunque la
admiración de Alma por Elisabet ha terminado, continúa la identificación
psicológica, con los mismos visos de vampirización. Es un extraño mundo donde
realidad y fantasía son difíciles de distinguir. Como ocurre con frecuencia con los
vampiros, al ser vampirizada, Alma queda en conexión psíquica con ella…, ve lo que
Elisabet ve y actúa como ella. Por eso es que Elisabet, que mira la escena, toma la
mano de Alma y la lleva al rostro de Vogler, para que le acaricie… Habla por ella y a
través de ella…

En ese proceso de identificación psicológica, Alma entra en contacto también con la


parte más sombría de Elisabet, y como si entrara en un trance, le dice a Vogler
luego de haberse acostado con él:

“¡¡Qué vergüenza, déjame en paz, estoy podrida. Soy fría e indiferente. Todo en
mí es una mentira y un engaño!!”
La sombra de Elisabet
Así va revelándose la sombra de Elisabet. En un momento dado, Alma retira las
manos de la actriz de la mesa y descubre la foto del hijo de la actriz -que al
comienzo de la película ella había roto-, y le dice que tienen que hablar de este
tema… En otras palabras, que es hora de descubrir su reprimida sombra. La
amenaza:
“Cuéntame Elisabet, o si no, tendré que hablar yo”.
Es una exigencia que parece decir: “Usted facilitó que yo confesara mis historias
sombrías, ahora le toca a usted, y si no lo hace, yo lo haré por usted”.

Y llega esa parte tan impactante en que se habla del fracaso  de Elisabet como
madre. Le recuerda que una noche, alguien le dijo que a pesar de que Elizabet era
mujer y artista, no tenía sentimientos maternales. Y fue por eso que ella buscó
quedar embarazada. Luego intentó abortar sin lograrlo, y cuando nació el niño, ella
lo odió porque le parecía repugnante. Por el contrario, el niño la quería mucho y
ella intentó aceptarlo, pero se descubrió fría e insensible, y sólo deseaba pegarle. Se
trata de una sombra muy profunda, muy poco consciente. Son recuerdos
indeseables que la actriz tenía muy reprimidos.
Todo este recuento se relata en dos ocasiones, una enfocando el rostro de Elisabet,
y la otra enfocando el rostro de Alma. En el rostro de Elisabet vemos la negación y
el miedo a lo que Alma está diciendo.

Y cuando acaba de hablar, se produce ese famoso primer plano en que los rostros
de ambas mujeres se fusionan. Para descubrir la profunda sombra inconsciente de
la actriz, Alma se ha fusionado con ella, pero al final de la experiencia, ella se da
cuenta de esto y se asusta. Dice: “No… yo no soy como tú, no siento como tú, soy la
enfermera Alma y estoy aquí para cuidarte. No soy Elisabet Vogler, tú eres
Elisabet Vogler”.
Y parecería conseguir diferenciarse, dejar la identidad, porque al final se ve que
Alma se ha recuperado a sí misma… Aparece vestida con su uniforme de enfermera,
como una señal de que se ha vuelto a colocar muy bien su máscara de nuevo. Una
máscara que le devuelve su identidad. Le dice a Elisabet que ha aprendido mucho
de todo lo sucedido. Le dice:

“Yo nunca seré como tú. Yo cambió todo el tiempo. A mí no me afectarás”.


Como si hubiera dudas acerca de la relación vampírica, Alma le muestra el brazo a
Elisabet y se corta. De la herida brota la sangre y ésta se abalanza para sorberla…
Tras unos segundos Alma reacciona retirándole su brazo y pegándole sin cesar…
Esto es una prueba del vacío emocional de Elisabet y de su necesidad de chuparle la
vida emocional de la enfermera.

Luego, es como si de nuevo estuvieran en la clínica y Alma entra en la habitación de


la actriz, y le dice al oído:

“Ahora escúchame, repite después de mí. Nada, nada, nada. En Elizabeth no


queda nada”.
Le confirma el vacío existencial en que Elisabet ha quedado.

Aparece luego Alma de nuevo en la isla. Se despierta, ve a la actriz alistándose,


recoge todo y antes de salir se mira en el espejo y recuerda la fusión que habían
tenido antes.

Conclusión
Las últimas escenas se prestan a distintas interpretaciones y a manera de
conclusión, yo voy a contarles mi interpretación.

Vemos en la película a dos mujeres que interactúan, dos mujeres de un estrato


social muy diferente, con vidas radicalmente distintas, cuyo encuentro a solas, cara
a cara, las deja como dos seres humanos desnudos enfrentados.

Haciendo un recuento, Elisabet deseaba voluntariamente quitarse todas las


máscaras mientras que Alma usaba su máscara en forma espontánea. Hay un
elemento importantísimo y es el silencio. Ese silencio de Elisabet permite que Alma
haga a un lado su máscara y descubra su sombra. Y luego de sentirse traicionada
por Elisabet, Alma se vale de la identificación para descubrir la sombra de la actriz.
Curiosamente la sombra de Alma resulta más cercana a la consciencia, mientras
que la de Elisabet es mucho más reprimida e inconsciente. Hay más vida emocional
en Alma mientras que Elisabet está vacía de afectos, está “podrida” en este sentido,
es incapaz de amar.
La actriz intenta robar vampíricamente el alma de la enfermera, pero no lo logra, y
luego de la dura confrontación, Alma sale victoriosa y puede volver a recobrar su
máscara. Por el contrario parecería como si el experimento de Elisabet la hubiera
llevado a descubrir que debajo de su máscara no había nada, sólo una
horrible sombra vacía de afectos.
Recordemos lo que la médica le dice al comienzo de la película:

“Creo que deberías mantener este papel hasta que se agote, hasta que deje de ser
interesante. Entonces podrás dejarlo. Igual que poco a poco fuiste dejando los
demás papeles”.
Lo que le estaba diciendo a Elisabet es que quitarse todas las máscaras sociales es
un sueño imposible, y que la actitud de aislamiento que había tomado, era tan sólo
una máscara más. La máscara del silencio. Y que cuando se cansara, iba a dejar
también ese papel. Pero no estoy seguro de que lo lograra. Elisabet rechazó todas
las máscaras, y parecería como si ya no pudiera apropiarse de ninguna otra. Pienso
que la experiencia la llevó a descubrir su vacío emocional interno, y la hizo caer en
una disolución total de su identidad.

La última imagen es el proyector apagándose y la película dejando de correr. Y hay


una imagen rápida, que pocos advierten, y es la de Elisabet como muerta. Y es que,
aunque no sabemos más de Elisabet, podemos sospechar que el final no fue tan
positivo. Pero como les dije, es mi interpretación.

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